Clausulas


No podía evitar de sonreír cada vez que venía de visitas los amigos de Satoru-san, cada uno de ellos eran muy amables con ella tratándola por un igual, posiblemente no sabían aun del lazo que tenían el peliblanco y ella. El primero en conocer fue a Suguru-san era un hombre amable con una sonrisa gentil que hacía olvidarte de cualquier problema, su cabello azabache era tan oscuro como la noche, que no desentonaba con su cabello largo y ese extraño flequillo que curiosamente Satoru le dijo que al verla le recordó al joven.

Haciendo una nota mental ambos que a Gojou Satoru le llamaba la atención las personas con flecos peculiares, después estaba Shoko-san una joven castaña que siempre tenía flojera en cumplir con sus obligaciones y que siempre encendía un palito blanco del cual salía humo, ella le recordaba a su Otousan por esa similitud, pero su aura era agradable como la de su okasan. Después conoció a dos chicos más Nanami Kento y Haibara Yu, ambos eran muy educados aun podía escuchar la risa de Satoru cuando la mirada de Nanami-san se le hizo aterradora causando que se escondiera detrás de su protector, no negaba que era lindo pero en su mirada había mucho dolor como su detrás de ese adolescente de dieciséis años era un cascaron vacío.

Luego Yu-chan, el joven fue un alma llena de bondad siempre optimista siendo la otra cara de Nanami-san, siempre esmerándose, sintiendo un enorme afecto por sus amigos y admiración hacia Satoru y Suguru-san que llegaba a causarle alegría, hasta que… ocurrió ese día que comprendido perfectamente quien era en el mundo de la hechicería Gojou Satoru, pero más que nada que era peligroso e incierto y que la muerte era una opción irrefutable.

- "¿Se encuentra Suguru? – sus ojos azules miraron frente a ella una hermosa mujer de cabellera negra, notando como tenía una venda a mitad de su mejilla y parte de su nariz. - ¿Podrías hablarle es urgente, por favor?

Kasumi iba asentir pero en eso escucho la voz del nombrado detrás de ella.

- Utahime, ¿Qué te sucedió? ¿Por qué tienes eso en el rostro?

La pelinegra aparto la mirada penosa de que él viera como había quedado su rostro por un descuido en su última misión, pero eso no era lo que había orillado a la mujer en estar frente al hombre, sino una noticia que no le agradaría.

- Eso no importa. – fue adentrándose al hogar de Geto sorprendiéndose en verlo con esa niña de once años. – Es de suma urgencia tu presencia en el Colegio, la última misión tuvo complicaciones y…

Los ojos de Suguru se agrandaron imaginándose lo peor, entonces dirigió una mirada rápida en Kasumi-chan, la cual estaba atenta a Utahime sin comprender por completo lo que estaría a punto de decir.

- Suguru alguien murió lo siento mucho. – pequeñas lagrimas adornaron el rostro de la maestra de Kyoto.

Miwa comenzó a negar repetidas veces sin creer las palabras que esa mujer estaba diciendo, eso era una mentira. Sus amigos eran hechiceros poderosos, ninguno de ellos pudo morir, no podían. A su mente venían los momentos con Nanami-san desayunando cualquier tipo de pan, ya que el rubio amaba comerlo; después Yu cada vez que la ayudaba a recolectar flores jugando a las escondidas y al final recordó esa sonrisa infantil de Satoru, su espontaneidad, su alegría, sus bromas. Apretó sus puños comprendiendo que él era sumamente importante en su vida, que sin su compañía su vida seria triste y amarga; porque él no la juzgaba por ser débil, por tener miedo, por llorar y sobre todo porque…

- No es cierto. – murmuro agachando la mirada para que nadie viera sus lágrimas. –¡Usted miente, ellos no pueden morir! – comenzó a gritar a todo pulmón sin importarle ser grosera. - ¡Usted es mala, muy mala!

Sin querer escuchar más la pequeña corrió rápidamente saliendo del departamento de Suguru-san ante los gritos de los mayores llamándola, pero ella deseaba saber cómo estaba Satoru, si se encontraba herido, si todo era una mentira y saber si….

- No él no puede hacerme eso, él no. – mirando las puertas del elevador y esperando salir para buscar al peliblanco.

En cambio los dos azabaches miraban fijamente donde la menor había desaparecido.

- Suguru… ¿ella quien…?

- ¿Quién fue el que murió Utahime? – saliendo de su departamento para buscar a la peliazul. – Respóndeme de una vez, tengo que buscar a Kasumi-chan. ¡No puedo dejarla sola maldita sea! – tomándola fuertemente de los hombros, pero se detuvo al ver la mueca de dolor de ella. – Lo siento.

La soltó lentamente, sin esperar más se dirigió en búsqueda de Kasumi, pero lo último que dijo su amiga lo helo por completo.

Cuando el elevador se abrió sus piernas comenzaron a correr hacia la salida, pero sus lágrimas le impedían ver por completo. Solo cuando sintió la brisa helada se dio cuenta que estaba a fuera, pronto comenzaría a anochecer así que no tenía tiempo que perder, pero justo cuando iba a dar media vuelta choco con un cuerpo mucho más alto que ella cayéndose ambos en el proceso.

- ¿Kasumi-chan? – alzo las cejas sorprendida mirando rápidamente a la otra persona. – Kasumi-chan, ¿Por qué estas llorando?

Satoru quien salió del vehículo para respirar un poco de aire porque sentía como se asfixiaba por la situación vio como su pequeña protegida salía corriendo del edificio de Suguru con lágrimas en los ojos dejándolo aún más consternado y haciendo un recordatorio que cuando todo esto pasara le reclamaría. Tomo con sus amplias manos el rostro manchado de lágrimas, pero en eso sintió como la ojiazul lo abrazo muy fuerte, restregando su rostro en su pecho y sintiendo como su uniforme se manchaba de sus lágrimas, además de la ropa de ella con…

- ¿Por qué tienes sangre? – se separó Kasumi al ver como había rastros de sangre en la ropa de Satoru y varias heridas en su cuerpo. - ¡Estas herido! – exclamo asustada.

Entonces sus ojos azules se desviaron a la figura detrás de Satoru el cual vio todo con lujo de detalle sintiéndose ajeno a la muestra de afecto de ambos, apartando la mirada. Sin embargo volvió a verlos cuando sintió como era abrazado con fuerza y reconociendo de inmediato de quien se trataba.

- Nanami-san. – agacho su rostro para ver el rostro lloroso de la menor. - ¡Me alegro que también se encuentre usted bien! – sonrió con sus mejillas sonrojadas.

La acción de Miwa-chan hicieron que por primera vez algo dentro del rubio se rompiera mientras un calor en su pecho se instalaba y quedando a la altura de ella la abrazo ocultando su rostro entre el cuello la pequeña.

- ¿Nanami-san? – Kasumi no comprendía las reacciones del joven y porque el cuerpo de este comenzó a temblar clara muestra de que estaba llorando.

- Arigatou, Miwa-chan. – decía sintiendo como la protegida de Gojou tocaba delicadamente su cabello.

Kasumi dirigió una rápida mirada dentro del vehículo que seguramente había traído a los hechiceros buscando desesperadamente quien hacía falta corroborar que estaba a salvo, pero al ver las reacciones de los otros dos y recordando las palabras de esa mujer llamada Utahime ato cabos.

- Satoru. – viendo como el nombrado se encontraba cerca de ellos. - ¿Dónde está Yu-chan?

Sabia la respuesta, pero se negaba a creerla. Sintió como lentamente Nanami-san se alejaba de ella notando la mirada vacía de este y como negaba con su cabeza.

- ¡Kasumi-chan! – grito Suguru quien venía corriendo en compañía de Utahime.

Se detuvo abruptamente al ver los semblantes sombríos de sus amigos y como Kasumi-chan se adentraba en el vehículo buscando desesperadamente a una persona que nunca más regresaría. Satoru se acercó a la puerta del auto viendo como Miwa sacaba su celular y marcaba con insistencia un número, veía como sus manos temblaban.

- Yu-chan es muy bueno jugando a las escondidas, seguramente está escondido y espera a que lo encontremos, para estar todos juntos. – dejando caer el celular en el piso. - ¿No es así, verdad Satoru?

Sentándose al lado de ella simplemente la abrazo ocultando sus ojos con sus lentes.

- No Kasumi-chan, Yu…Yu murió. Él está ahora en un lugar mejor…él no regresara.

Entonces ahí Miwa Kasumi a sus once años comprendido el verdadero significado de ser hechicero y por primera vez perdió a un ser querido."

- No sabía que visitarme provocaría unas lágrimas en ti, Kasumi-chan. – abrió sus ojos sorprendida dándose la vuelta y viendo a Suguru con dos tazas de té. – Aunque comprendo que a tu edad venir a ayudarme con Nanako y Mimiko en lugar de divertirte resulta aburrido.

Miwa negó repetidas veces meciendo su flequillo y sonrojándose avergonzada.

- N-No Suguru-san, no es ninguna molestia venir a ayudarte con tus hijas. – sonrió. – A decir verdad las pequeñas me dan mucha tranquilidad y en ocasiones me hacen recordar a mis herma…

Se detuvo abruptamente por lo que iba a decir, ya que desde su venta a la familia Gojou perdió completa comunicación con su familia y dentro de la finca tenía prohibido hablar de ellos.

- No te preocupes puedes decírmelo sin miedo. – preparando el té junto con unas rebanas de pastel. – No te juzgare si me dices que aun piensas en tus padres o hermanos, a fin de cuentas ellos son tu familia.

La sonrisa de Suguru-san siempre le pareció demasiado tranquilizadora y pacífica al grado de compararlo con buda, se rio al imaginarlo.

- Muchas gracias, Suguru-san. – tomando el pastel que le ofrecía. – Se que debo de estar agradecida con el Clan Gojou, pero cuando recuerdo las condiciones en las que vivíamos no dejo de pensar en cómo están mis dos hermanos y mi okasan incluso mi Otousan.

- Me imagino que eso provoco esas lágrimas de hace un momento. – el azabache vio como la mirada de Kasumi volvía a ensombrecerse y se sorprendió al ver que se negaba. - ¿Es sobre Satoru?

- No, solamente recordaba…recordé el día en que Yu-chan murió.

Ambos permanecieron en silencio por obvias razones, y es que pronto serian casi siete años de la muerte del nombrado.

- Me sorprende lo rápido que ha pasado el tiempo. – sonrió nostálgica. - Aun recuerdo cuando los conocí a cada uno de ustedes, pero también es difícil ver como he perdido a personas que aprecio como Yu-chan, Riko-san incluso a Kyo-obachan.

- Si a veces es difícil dejar el pasado atrás. – recordó a Riko y sus hijas. – Dime, ¿Cómo has estado últimamente? ¿Te han tratado bien en la finca y Satoru?

Ante la mención del peliblanco Kasumi se sonrojo al recordar como en el último mes, el hechicero más fuerte no dejaba que saliera de su habitación para…estem…

- Por tu rostro me imagino que todo va perfectamente. – Geto se carcajeo al ver como los colores subían al rostro de Miwa rápidamente. – Incluso me sorprendió que pudieras ayudarme hoy con las mellizas, conociendo a Satoru no te ha dejado descansar día y noche.

- ¡SUGURU-SAN! – grito sonrojada mientras la risa estridente del azabache la hizo brincar, más aún al no negar que esta era su primera salida después de un mes, porque Satoru tuvo una misión de último minuto.

- Lo siento es solo que…- limpiándose las lágrimas por la risa. – Aun no puedo creer que alguien tan inocente como tu termino con un pervertido como Satoru. Incluso puedo imaginarlo proponiéndote vestirte de algo.

La joven agacho la mirada una forma muy clara para corroborar lo dicho por Geto era correcto y es que tal como se lo prometió Satoru le consiguió un disfraz de conejita, que al verlo se negó repetidas ocasiones en portarlo por vergüenza.

- Bueno creo que no has venido precisamente a detallarme tu luna de miel con Satoru, ¿verdad, Kasumi?

La ojiazul negó cambiando el semblante de su rostro, llegando a preocupar a Geto.

- Suguru-san, venía a ver si…- se moría de la vergüenza pero sabía que sería el único que no la juzgaría. – ¿Me podría acompañar al médico?

Aquello descoloco al hombre enarco una ceja por la petición de Kasumi-chan, cuestionándose ¿Por qué iría con un doctor si a simple vista la joven se veía en óptimas condiciones? Entonces una idea llego rápido a él haciendo que balbuceara y al ver como Kasumi asentía tímidamente comprendió que los planes de Gojou acerca de un nuevo Jujutsu tenían que adelantarse.

- "Idiota, acaso no sabe lo que son los malditos métodos anticonceptivos" – suspiro derrotado. – De acuerdo kasumi-chan iré por mi chamarra y te acompañare al ginecólogo.

Recibiendo un tímido "Gracias" por parte de ella, entienden do que todo cambiaria mediante el resultado de esos estudios.


Volvió a hacer un puchero al ver como esa reunión de último minuto con los altos mandos después de su misión con Nanami, no tenía fin. Siendo realista si hubiera acudido solo simplemente se hubiera ahorrado todos estos protocolos y seguramente ya se encontraría en la finca para aprovechar el mayor tiempo posible con Kasumi.

Sonrió al recordar como durante este tiempo la joven era una excelente estudiante en todo ámbito incluso en el sexo, aunque en ocasiones el pudor llegaba a ganarle cuando deseaba con ella experimentar otras alternativas que seguramente la volverían loca.

- ¿Podrías dejar de hacer esa cara de depravado? – el susurro de enojo por parte de Utahime hizo que volteara a su lado izquierdo viendo como la ceja derecha de ella temblaba seguramente ofendida. – En verdad eres un idiota, aun no comprendo que pueden ver en ti algunas mujeres.

Pero en lugar de que la sonrisa de Gojou disminuyera solamente gano el efecto contrario y más al recordar el tierno cuerpo de Kasumi debajo de él gimiendo suavemente.

- Eso es curioso, Utahime. – a diferencia de ella el sabia como pasar desapercibido en sus conversaciones. – Eso mismo me pregunto… ¿Qué ve en ti Suguru?

Ante la mención del azabache Utahime se sonrojo, pero de pronto sintió una ira recorrerle al escuchar las palabras de Satoru.

- Al parecer el sexo no es lo suficientemente bueno para que sigas con ese humor de solterona.

Los acuerdos que estaban llegando los directores de los Colegios de Kyoto y Tokyo con los demás directivos fueron interrumpidos por el estridente sonido de una taza cayéndose. Yaga suspiro imaginando quienes eran los protagonistas de tal escenario y pensando en porque tanto Suguru como Shoko no vinieron a controlar a ese par.

- "¡Kasumi-chan! – alargando su nombre en forma cantarina Satoru ingreso en la habitación que ha estado compartiendo con la joven desde hace dos semanas, arrugo el entrecejo al no verla aun desnuda en el futón. – Que extraño, no está aquí.

Entonces la suave melodía acompañada de una tierna voz cantando a fuera del jardín que se encontraba frente a su habitación, lo hizo reaccionar en donde estaba Kasumi. Fue acercándose lentamente hasta detenerse y verla regar delicadamente las flores que con tanto esmero ella cuidaba, viendo como frente a sus ojos la tierna niña de siete años había desaparecido para mostrarle una hermosa mujer, porque ahora Kasumi era completamente suya.

- Son tan hermosas. – decía Miwa absorta viendo sus flores. – Me recuerdan tanto a mi Okasan y a mis hermanos.

Varios recuerdos inundaron a la joven al recordar a su familia incluso a su Otousan aunque este siempre la despotricará; en cambio Satoru arrugo el entrecejo al escuchar como Kasumi seguía aferrándose a esa familia que no dudo en vendarla como si fuera un mero objeto.

- ¿Por qué te levantaste de la cama? – unos brazos en compañía de una voz cerca de su oído erizo la piel de ella.

- Tenía que cuidar de mis flores. – cerro los ojos al sentir como Satoru apartaba unos mechones de su cuello para después recorrerlo con su lengua provocando un gemido de su parte. – S-Satoru…aquí no, nos pueden ver. – reprimió un gemido al sentir como la mano que se encontraba en su vientre bajaba lentamente dirigiéndose a su entrepierna.

- ¿Qué tendría de malo? – mordió lentamente su oreja. – Por fin tendrían un espectáculo digno de admirar y no solo dejarlo en los libros como típicos reprimidos.

Con su mano volteo un poco el rostro de Miwa para poder contemplar su rostro y ver por sus expresiones lo ansiosa que estaba.

- Es vergonzoso. – termino de decir haciendo un puchero. – Ademas aun no termino de cuidar mis plantas y sino cuido yo de ellas nadie más lo hará.

Gojou se alejo un poco de Kasumi viendo como ella continuaba con su labor, rasco un poco su nuca decepcionado de no continuar con sus caricias hacia la joven, pero sabia que cuando ella comenzaba una labor como el cuidado de sus flores o su entrenamiento de hechicera parcial no había poder humano que lograba hacerla cambiar de opinión. Sus lentes se deslizaron hasta la punta de su nariz viendo una tina de agua y comprendió que si deseaba continuar sumergiéndose en el paraíso de Kasumi debía de ayudarla. Los ojos azules de Miwa vieron sorprendida como Satoru después de mucho tiempo la ayudaba con el cuidado de su hobbies favorito.

- Muchas gracias. – sonrió con las mejillas sonrojadas, siendo respondido su gesto de igual manera por el hombre claro sin ningún sonrojo por parte de él.

- De nada. Ahora me debes un favor. – dijo divertido. – Y sabes perfectamente la manera en que me gustaría que me lo pagaras. – guiñándole el ojo viendo el color escarlata adornando a Miwa. – Por cierto, escuche por accidente que llamabas a "esas personas".

No se necesitaba ser un genio para ver como la joven detuvo su labor y que seguramente ahora estaba pálida, como si hubiera visto una maldición.

- No deberías de cuestionarte acerca de ellos. – regando la última flor y mirándola intensamente. – Kasumi por mas doloroso que sea debes de darte cuenta que esas personas no fueron justos ni buenos contigo. – Miwa agacho la mirada con dolor.

- Pero ellos son…mis padres y hermanos. – susurro triste. – Se que es difícil de comprender, pero tampoco puedo seguir ignorando su existencia.

- Ellos lo hicieron desde el momento que te vendieron, Kasumi entiende si ellos verdaderamente te hubieran querido nunca te habrían tratado como lo hicieron. – el sonido de un llanto, lo detuvo comprendiendo que se estaba comportando como un imbécil. – Cariño. – tomando sus mejillas y viendo sus ojos a punto del llanto. – No quiero sonar cruel, puede que tus hermanos sean exentos de todo lo que te sucedió porque eran unos niños, pero no me pidas que comprenda a tus padres cuando he visto en toda mi vida como los adultos suelen vernos como piezas de ajedrez.

- Eso lo sé, pero no deja de ser doloroso. – cerro los ojos al sentir los labios de Gojou en su frente.

- Probablemente eso sea la parte de crecer, darnos cuenta que los cuentos de hadas no existen y por mas que deseemos proteger aquellos que consideramos importantes en nuestra vida inevitablemente en ocasiones no podemos. – Miwa lo abrazo fuerte restregando su rostro en su pecho, sin saber que sus brazos eran un refugio para la joven. – Andando es mejor entrar esta haciendo demasiado frio y no deseo que te resfríes.

La sonrisa de Satoru siempre lograba tranquilizarla y tomándolo de la mano se dejo guiar nuevamente a la habitación notando arriba del futón una enorme caja blanca con un listón azul. Alzo las cejas y viendo como Gojou cerraba las puertas que estaban frente al jardín, al hacerlo noto ese brillo particular que siempre tenía cuando…

- Te traje un obsequio como te prometí la última vez. - deseaba reírse al ver desconcertada a Miwa. – Anda ábrelo, ábrelo.

Kasumi fue desatando el moño del listón, notando como el regalo era demasiado costo. Incluso la envoltura de una tela seguramente de seda, viendo como dentro había un…

- ¿Disfraz de conejita? – vio como había un traje de baño conformado de una sola pieza color blanco, donde la parte delantera era demasiado pequeño y la parte de atrás tenia la bola de conejito. - ¿No te equivocaste de disfraz, Satoru? – cuando vio que negaba con la cabeza no podía creerlo. - ¿Olvidaste mi talla?

- Nooo. – dijo cantarín acercándose y colocando sus grandes manos sobre las nerviosas de Kasumi. – Simplemente deseaba regresar a los momentos donde tenias de pasatiempo disfrazarte y que mejor forma que hacerlo con esto. – señalando el obsequio. - ¿No te gusto?

- Es lindo solo que…demasiado…

- Sexy, atractivo, provocador y excitante. – acomodando los cortos mechones sobre su rostro.

- Revelador.

Dijo riendo nerviosa, pero era ridículo avergonzarse en estas situaciones mas aun al recordar como Satoru ya había besado, mordido y acariciado cada parte de su cuerpo. Al ver como la ojiazul se quedó pensativa, Gojou comprendió que se había excedido con pedirle esto a la joven, pero entonces un beso por parte de ella lo sorprendió. Aunque solo duro unos segundos para luego corresponderle con la misma intensidad pidiendo permiso con su lengua para adentrarse a la boca de ella mientras sus manos pegaron a las caderas de Miwa haciendo notoria su excitación.

- Okasama trajo comida. – quería desviar un poco el tema decía feliz Miwa

Pero ante la mención de su progenitora todo el libido que tenia hace unos momentos se fue repentinamente y mas al recordar los acuerdos que deseaba el Clan sobre él, pero al ver el rostro sonriente de Kasumi agradeció que aun tuviera esa inocencia ante quien era realmente su Okasama, ya que incluso algo muy dentro de él presentía que la mujer también tenia un afecto especial por la ojiazul.

- No tienes de que preocuparte. – rio un poco Miwa al deducir lo que estaba pensando el peliblanco. – Algunas cosas las prepare, así que nada contendrá afrodisiacos.

La forma tan sutil en que Kasumi hacia enternecerlo al grado de carcajearse y sentándose se dispuso a comer con la joven, ya que muy seguramente tengan otra ajetreada sesión de sexo dejando exhausta a Miwa y lo mejor era que comiera."

- No entiendo porque siempre te diviertes a costa de los demás Gojou. – sentados en el auto rumbo a Tokyo Nanami interrumpió los pensamientos del peliblanco.

La afirmación de Nanami lo desconcertó, ya que este nunca cuestionaba o se quejaba de sus constantes bromas, ni siquiera aquellas que eran subidas de tono.

- Probablemente esa sea mi forma de sentirme feliz o de hacerles ver que me agradan, aunque...

- Con Miwa-chan nunca has sido así. – de eso estaban seguros ambos. – Aunque ella tampoco se escapa de tus bromas.

- Eso es porque Kasumi-chan es un ángel y demasiado buena. – sonrió infantilmente. – Lo bueno es que esa reunión con los vejetes termino, siempre termino asqueado de todas su normas.

La forma en que cambio de actitud Gojou advirtió a Nanami que era cierto, y es que había algo que siempre lo unía a sus antiguos compañeros sobre lo que significaba ser hechicero para los altos mandos.

- Obviamente se iba a largar, se encuentran preocupados por tu protección hacia la familia de Fushiguro Toji y los hermanos Itadori. Que por cierto el mayor de ellos siempre ocasiona problemas respecto a Tsumiki al parecer le interesa.

- O simplemente busca la forma de provocar a Megumi y Toji. – se encogía de hombros divertido esperando presenciar dicha escena. – Aunque con el tiempo debo de reconocer que Tsumiki se ha convertido en una joven muy hermosa tanto que incluso Megumi ha quedado prendado de ella.

Argumento Satoru sacando unos chocolates y entregándole al rubio quien simplemente negó, pero al ver que si no aceptaba este comenzaría a insistir y cuando se lo proponía Gojou podía ser un dolor de muelas.

- No me gusta esa clase de dulces tiene alcohol y sabes que no me gusta su sabor.

- Eso es muy típico de ti. – decía Nanami. – y respecto a los hermanos Fushiguro, ¿Qué estás dando a entender, Gojou?

El nombrado volteo los ojos ante las evasiones de Nanami.

- ¡Vamos Nanami no eres tonto! – aburrido mirando a fuera de la ventana. – también te diste cuenta que la forma en que Megumi mira a Tsumiki no es de un hermano sino como mujer.

- Eso es imposible. – negándose ante lo obvio. – Ambos son...

- No son hermanos, Toji se busco a una de tantas mujeres para no tomar su apellido de soltero y ahí se encontró con la madre de Tsumiki ya teniéndola a ella. Así que relativamente si Megumi y ella terminan teniendo algo mas que fraternal no seria mal visto. Ademas... ¿eso no lo suelen hacer muy seguido los Zen´in? Creo que en eso le aplaudirían a Megumi en no romper su tradición referente al "incesto".

Kento suspiro agotado, se retiró sus lentes y recargo su cabeza hacia tras del respaldo, nuevamente tuvo que encargarse de una maldición de grado especial donde las víctimas eran mujeres jóvenes que no sobrepasaban los veinte. Entonces en eso vino a su mente aquello que no se atrevía a cuestionarle.

- Las reglas de los Clanes verdaderamente deben representar un fastidio para ti, ¿no es así Satoru?

El peliblanco no respondió simplemente se quedo viendo la ventana sin observar a su amigo, pero sabia perfectamente el tema que deseaba tratar.

- Como te dije antes Nanami no tienes que dar tantos rodeos. – se retiro la venda y miro fijamente sus manos. – Se que me preguntaras sobre mi ausencia en estas semanas y si en eso esta involucrada Kasumi. – los ojos pardo de Kento se quedaron fijos. – La respuesta es sí, eso que te estas imaginando sucedido y no precisamente fue todo por parte del Clan.

El ambiente comenzó a tornarse tenso y es que Satoru sabia el estima que tenían sus colegas hacia Kasumi, por eso mismo sabia que esta nueva relación que sostendría con ella cambiaria ciertas cosas con sus mas allegados.

- Entonces sabes lo que pienso respecto a eso. – puntualizo el rubio. – Si antes pensaba que eras un idiota, con esto que me acabas de decir lo confirmo. – apretó los puños. – Sabes que acabas de condenarla a esa vida que tanto deseaste alejarla.

- El problema es que ahora no quiero alejarla. – ambas miradas se encontraron retadoramente. – Si deseas reprocharme algo sabes que no hare caso y será una perdida de tiempo.

El auto se detuvo indicándoles que habían llegado al Colegio de Tokyo y escuchando la voz nerviosa de Ijichi que fue testigo de su conversación.

- Nunca dejaras de ser el mismo egoísta, aun sabiendo en la situación que nos encontramos en el mundo de hechicería estas dejándote llevar por tu soberbia y...

- Prefiero ser un maldito soberbio y egoísta a ser un cobarde que día con día vive arrepintiéndose de sus decisiones.

Harto de la situación Satoru deseaba bajar del auto y comenzar las clases con sus nuevos alumnos, además por mas que apreciara a Nanami nunca le ha gustado los sermones o prejuicios de las personas hacia él.

- Es mejor dejar la conversación hasta aquí, Nanami. – bajando del auto. – Solamente te pediré que por esa amistad que formaste con Kasumi no la incomodes o cambies tu trato hacia ella, sabes que es muy susceptible con esta clase de cosas.

No había salido ninguna palabras de Kento dándole a entender que su advertencia no era necesaria.

- Nos vemos mañana y buen viaje Nanami.

Y dicho esto cerró la puerta, girándose sobre sus talones al sentir unas energías malditas conocidas encontrándose con...

- ¡Por lo que veo sus uniformes le quedaron a la perfección! – dijo divertido viendo frente a él aquellos que debieron matar siendo unos recién nacidos por estar malditos. – Ahora si creo que es momento del entrenamiento, ¿no lo creen Yuuji y Sukuna?

Los nombrados asintieron dejando todo a la rueda de la fortuna la cual probablemente estaba siendo girada por una dirección demasiado peligrosa.


- Pienso que hubiera sido mejor que vinieras con alguna amiga o al menos ir con Shoko, Kasumi-chan. – la voz incomoda de Suguru logro ponerla aun mas nerviosa y vio como ella negaba asustada.

Aunque a decir verdad él se encontraba en la misma situación y es que varias mujeres no dejaban de observarlo unas con corazones en el rostro, otras con reproche cuando al llegar tomo la mano de Kasumi mostrándole su apoyo, pero al parecer eso fue mal visto por la notoria diferencia de edad o que Miwa aun le faltaban dos semanas para cumplir los dieciocho.

- Miwa Kasumi. – escucho como la ginecóloga le hablaba sintiéndose aun mas pequeña en su sitio, pero no fue hasta que sintió como Suguru-san se levantaba tomándola de la mano y dirigiéndose ambos al consultorio. – Muy bien, ¿a que debo tu visita, pequeña?

Miwa arrugo el entrecejo odiaba que en ocasiones la trataran como una niña, Satoru le comento que era porque aparentaba menos edad de la que portaba.

- Llevo una semana en que mi periodo se retrasó. – dijo sumamente rápido y sonrojada, pero la mirada de la mujer le indico que continuara. – Pienso que posiblemente...este embarazada.

El valor que tenia se fue esfumando poco a poco, pensando en cómo le diría a Satoru si llegase a estarlo.

- Por tu afirmación deduzco que eres activa sexualmente. – Kasumi asintió. - ¿y usted es su pareja? – cuestiono la doctora mirando directamente al azabache.

- ¡No! – puntualizaron ambos haciendo sonreír a la especialista.

- Bien, ¿Cuándo comenzaste tu vida sexual y la última vez que tuviste?

Ahora si quería desaparecer ahí mismo, mas al encontrarse Suguru-san dentro de esa habitación. Sabia que el era demasiado considerado y cuidadoso en esos temas, pero eso no quitaba el hecho que era el mejor amigo de Satoru.

- Hace un mes y ...- trago en seco continuando. – Ayer fue la ultima vez que estuve con... ¿mi novio? – se cuestiono ella misma, ya que no deseaba pronunciar el nombre de su relación con el chaman mas fuerte.

- ¿Te realizaron estudios médicos? – la ojiazul asintió. – Déjame ir a laboratorio por los resultados, en un momento regreso.

La medica se retiro del lugar dejando sola a la pareja.

- Esto sí que es incómodo. – sacando el aire que tenia retenido, Suguru se desplomo sobre su asiento. – No recordaba lo tedioso que podía ser ir al doctor, además ¿Por qué siempre preguntan el porque estas aquí? Es ginecóloga debería saber.

La forma que comenzó a quejarse el pelinegro hizo sonreír al Miwa recordándole un poco a Gojou cuando algo no le parecía.

- En verdad es incomodo para ti estar aquí, verdad Suguru-san. – las fracciones de Kasumi se suavizaron al grado de sonrojarlo y envidiando un poco a su mejor amigo. – Se que lo mas conveniente hubiera sido ir con Shoko-san o que Momo y Mai me acompañaran, pero siendo honesta tengo miedo del resultado. – recordó las veces que Satoru le conto sobre su infancia sintiendo que a pesar de haberlo tenido todo, nunca tuvo algo que ella sabía: amor. – Y por el momento entre menos personas se encuentren involucradas es mejor, además aun no sé cómo reaccionara Satoru.

Los ojos negros del hechicero miraron fijamente a la joven comprendiendo que ella tenía razón y recordando esa conversación que tuvo con Satoru cuando este le hablo comentándole que por fin había ejercido su derecho sobre Miwa.

- "¿No dirás nada? – su voz se encontraba apagada.

En cambio en la otra línea Suguru no se sorprendía en lo absoluto respecto a cómo Satoru describió que sucedieron las cosas, ambos sabían que la madre de este extrañamente se encontraba desesperada en tener un nieto varón, pero llegar incluso en darle a su hijo un afrodisiaco eso si era pasarse de la raya.

- ¿Suguru? Idiota ¿aun te encuentras ahí? – desesperado Satoru esperaba al menos un sermón o algo por parte del que consideraba su mejor amigo, ya que siempre les recalcaban que el pelinegro era el mas cuerdo de todos. - ¡Maldita sea, Suguru!

- Para que deseas mi punto de vista si lo que hiciste ya está hecho, además dudo mucho que te encuentres arrepentido. – suspiro. – Satoru conmigo no tienes que fingir se perfectamente de tu obsesión por Kasumi-chan así que simplemente te dejaste llevar.

El peliblanco solo escuchaba esas palabras dándose de topes internamente en no ser tan discreto en lo que concierne a la peliceleste.

- Ahora lo importante es saber cuales son serian las consecuencias de tus encuentros con ella. – decía sirviéndose un poco de té verde. - ¿Les darás de esos brebajes que tienes para que no se embarace?

- No. – eso si que lo sorprendió. – Okasama se daría cuenta y me advirtió que si lo hacía haría un infierno la vida de Kasumi y se aseguraría en entregarme a los altos mandos por traición.

- ¡Vaya madre que te cargas! – pensó que su comentario iba aligerar las cosas, pero no fue así. - ¿En serio estas dispuesto a tener un hijo con Kasumi?

Eso ni siquiera lo sabía el propio Gojou, y mientras hablaba fuera del jardín veía como la figura de Kasumi descansando en el futón se reflejaba con la luz de la luna y apretó aun mas el aparato en ver la tranquilidad reflejada en sus fracciones.

- Acabo de terminar una reunión con mis padres y ahí yo también puse mis condiciones o mejor dicho mis clausulas. – suspiro derrotado.

- Sabes que cuando ella de a luz la desecharan obligándola a alejarse de su hijo en dado caso que te dé un varón o el otro escenario seria que tuviera una niña y continuar con ella hasta que de un heredero.

- Haces sonar como si fuera un animal o una incubadora.

- ¿y no lo seria? – el silencio de Gojou le advirtió que esta en lo correcto. - ¿Cuáles fueron las condiciones?

Sabía que esa conversación no lo dejaría dormir y estuvo en lo correcto al escuchar una a una de las peticiones que el peliblanco había solicitado, dudando que el Clan Gojou cumpliera con ellas.

- Se que es arriesgado, pero es la única forma de mantenerla a salvo. Apenas comprendí porque odiaba proteger a los débiles o por alguien. – rio amargamente. – Se que es difícil de creer que ellos cumplan con su palabra, pero hasta el momento se que la primera condición los volverá mas quisquillosos conmigo.

- Eso es obvio ya que por primera vez en el Clan Gojou...

- No se arreglaría un matrimonio. – sonrió soberbio recordando el rostro de esos vejetes. – Porque esa es mi primera condición si Kasumi-chan llegase a quedar embarazada se convertirá en mi legitima esposa para que no se separe del niño."


Odiaba sentirse como si estuviera enjaulado, pero por le momento era la única forma de mantener a su extraña familia a salvo. Sus ojos esmeralda veían fijamente como Tsumiki se divertía a costa de los perro demonio de Megumi haciendo sonrojara a este, trasladándolo cuando había conocido a la madre de su hijo. Ella fue la primera persona que vio algo bueno en él a pesar de su apariencia desaliñada y vagabunda cuando se largo del Clan Zen´in.

Arrugo el entrecejo al recordar como su Otousan se entero de su batalla con Gojou Satoru, "enorgulleciéndolo" de alguna forma logrando que este le sugiriera en regresar y volverse temporalmente el líder del Clan cosa que hizo, pero no por haberlos perdonado sino que era como dijo el idiota de ojos vendados el mundo de la hechicería necesitaba un nuevo giro y le gustara o no les debía a Tsumiki y Megumi un lugar diferente a la mierda que tuvo que vivir.

- "¿Qué te parece si te triplico la suma de dinero que te dieron por la cabeza de Riko? – recordó su primer acuerdo con el idiota. – "Apuesto lo que quieras que te gastaste la mayoría de lo que esos sujetos te dieron, además tu me ayudaras a que esa estúpida jerarquía se vaya desmoronando."

- Si llego aceptar la vida de esa niña ya esta por terminarse. – y era cierto ella debía llegar con Tengen para ser su nuevo contenedor. – O dime, ¿Cómo piensas explicar que esa mocosa esta viva si a fin de cuentas morirá?

Veía como después de haber pensado que lo había matado, llego con el otro hechicero y la pelinegra que al escuchar su conversación sintió lastima al mismo tiempo que odio porque ver la desesperación de vivir sin estar atado también lo deseo y justo cuando iba a dispararle en la cabeza, apareció Gojou deteniéndola con su infinito deduciendo así que el peliblanco desarrollo por fin la habilidad de los seis ojos.

- De eso me encargo yo. – argumentaba seguro. – Solamente abstente de seguir al pie de la letra lo que sucederá después de hoy. – sonrió soberbio al ver la altivez de ese hormonal adolescente.

- ¿Y que te hace pensar que aceptare? – lo reto con la mirada, pero en lugar de intimidarlo sus palabras alargaron su sonrisa.

- Porque no desearas que tu hijo Megumi sea vendido al Clan Zen´in, que esa niña llamada Tsumiki termine como una concubina y porque puedo hablar sobre el paradero que conoces acerca que las rencarnaciones de los hermanos Ryomen, Fushiguro Toji".

Sabia que nunca fue el padre modelo del cual sus hijos estuvieran orgullosos, pero de algo estaba seguro y es que si su ex familia intentaba algo en contra de ellos los mataría sin duda a fin de cuentas ellos estaban a punto de traicionar a los demás Clanes.

- Otousan, ¿ya tomaste tu medicina? – levanto su mirada encontrándose con su hija frente a él viéndolo con el ceño fruncido que aumento al negar. – Debes de cuidarte más, iré a buscarlas para dártelas. ¡En serio que pareces un crio!

- Lo siento. – simplemente respondió eso, lo cual hizo que Tsumiki suspirara derrotada.

- De acuerdo iré por ellas, para después preparar la cena.

Levantándose del tatami la castaña camino hasta perderse en el final del pasillo todo ante las atentas miradas de los pelinegros.

- No deberías de preocuparla a sí. – Megumi que se había mantenido callado se dirigió a él. – Tsumiki no es tu enfermera, ya estas viejo para tenerla o una niñera.

Una vena se resaltó en el mayor ante la insolencia de su hijo, aunque se esperaba siempre esos comentarios de él, ya que Megumi fue quien mas resintió la partida de su esposa y nunca le perdono haberse casado a solo meses de haberla enterrado o mas bien con quien se casó.

- Aun no soy lo suficientemente viejo para darte una paliza. – el menor se fue acercando hasta sentarse al lado de él. - Soy consciente que Tsumiki no es ni mi enfermera o niñera, así como tampoco tu hermana.

Megumi vio serio a su Otousan como si deseara arrancarle la cabeza por sus palabras.

- No soy estúpido Megumi, siempre he visto la forma en que miras a Tsumiki. – sus miradas se cruzaron. – Ademas de que ella fue el motivo porque me odiaste, seguramente es difícil descubrir que tu padre se caso con la madre de la chica que te gus...

- ¡Podrías callarte de una maldita vez! – se levantó abruptamente viendo furioso a su progenitor. – No trates de comprender o tratar de hacerte a estas alturas un padre responsable cuando nunca lo has sido. – odiaba que le recordaran su gusto por la castaña. - ¡Tu antes vivas sumergido en el alcohol y las apuestas, nunca estuviste con nosotros! Si no fuera por Gojou-sensei seguramente ya estuviera en el Clan Zen´in y Tsumiki en un prostíbulo.

Los gritos alertaron a la servidumbre que estaban cerca así como Tsumiki que al escuchar los gritos de Megumi fue corriendo y cuando escuchaba los reclamos de este hacia su progenitor, no sabía si interceder. Sabia que los reclamos del pelinegro hacia su padre estaban mal, pero de cierta forma eso era un alivio para él.

- ¡Desapareciste medio año! Sabes acaso lo que la tuvo que hacer para que sobreviviéramos. – apretó sus puños recordando como la castaña mostraba su actitud tranquilizadora, aunque todo fuera un infierno. – Puede que te hayas rehabilitado en muchas formas, pero no conmigo. Para mi sigues siendo el mismo de siempre.

- ¡MEGUMI! – ahora si era consciente de como su hermano había sobrepasado los límites. – No debes decirle esto a Otousan, recuerda que está enfermo y puede...

- ¡EL NO ES TU PADRE! – volteo furioso hacia ella. - ¡ASI COMO TU NO ERES MI HERMANA!

Antes de que continuara un golpe en la mejilla lo detuvo sorprendiendo a todos, ver por primera vez Fushiguro Toji golpear a su hijo.

- Cállate de una maldita vez y discúlpate con Tsumiki. – el cuerpo de Toji comenzó a temblar, alertando a la joven que era mejor tranquilizar al mayor. – Ella no tiene la culpa de esos sentimientos que posees y seguramente sea todo eso que dices, pero de algo puedes estar seguro, Megumi. – se mantuvo callado. – Nunca he sido un cobarde, no como tú.

Las palabras del patriarca sorprendieron a los jóvenes y sin decir ninguna palabra Megumi se fue a su habitación, Tsumiki al sentir la tensión con la mirada les indico a las personas que se retiraran. Ella se encargaría de su Otousan.

- Tranquilízate por favor. – agachándose para quedar a la altura de su padre. – Estoy segura que Megumi no quiso decir eso, solo que en estos días se encuentra un poco susceptible por la situación del Clan Zen´in para que despose a alguien y...

- Sabes al igual que yo que Megumi se acaba de desahogar, Tsumiki. – agacho la mirada triste. - ¿Quién le dijo sobre el trato que hice con el Clan Zen´in? ¿Fue el idiota de ojos vendados?

La castaña negó dudando si decirle o no pero conociendo al pelinegro sabría que investigaría encontrando al culpable y probablemente este se encuentre buscando algo en específico.

- La persona que le dijo eso a Megumi fue...


- Zen´in Naoya. – deteniéndose en su salida al hospital Suguru posiciono a Kasumi detrás de él al ver al rubio. – Que sorpresa encontrarte aquí, ¿acaso vienes a un chequeo de rutina?

La mirada del nombrado se poso al pelinegro, pero sonrió divertido al ver como apretaba la mano de la peliceleste mientras la colocaba detrás de él, puede que su día mejore a pesar de la noticia que recibió.

- Creo que yo debería decir lo mismo Suguru. – paseo con su mirada todo el cuerpo de Kasumi llegando a incomodarla. – No me imaginaba que Satoru prestara sus juguetes a sus amigos. – el pelinegro arrugo el entrecejo al ver la forma que miraba y se refería a Miwa. – Aunque debo decir, pequeña Kasumi que convertirte en una de las tantas mujeres de Satoru te ha favorecido. Te vez exquisitamente hermosa.

Kasumi deseaba salir corriendo no por sentirse intimidada por el hombre, sino que odiaba cuando la bajaban de su nube y volvía a la realidad sobre su relación con Satoru.

- Por lo que veo sigues siendo el mismo imbécil de siempre, no me sorprende porque tu padre no te ha dejado a cargo del Clan. – a lo lejos Getou vio una de las tantas amantes del rubio con clara muestra de estar embarazada, pero las lagrimas de ella no eran una muestra de felicidad por convertirse en madre. – Deduzco que viniste a conocer el sexo de tu... ¿tercer hijo? ¿Sera varón?

La mirada miel del hombre se tornó fría ante la burla de ese chaman que ante el es de clase baja, no comprendía como personas como Satoru y Toji se familiarizaban tan bien con ellos.

- Cuarto. – aclaro. -Y no al parecer kamisama me odia porque este también será niña. – la forma despectiva a la que se refería a sus hijas hizo por primera vez sentir a Miwa rabia.

- No creo que un hijo sea niño o niña sea un signo de que Kamisama lo odie. – fue firme la joven sorprendiendo a ambos hombres. – Un hijo siempre es algo bueno.

Suguru sonrió orgulloso y es que sabía perfectamente la situación de Kasumi, pero no era momento de discutir con el estúpido de Naoya no después de haberse enterado ambos que la ojiazul se encontraba embarazada y que seguramente el rubio podría deducir esto. Sin mas contratiempos Geto en compañía de Kasumi pasaron de lado de Naoya, pero este los detuvo sosteniendo firmemente de la mano de la joven.

- Por lo que veo abrirle las piernas a Satoru te dio un poco de valentía, niña. – apretó más su agarre haciendo que Miwa soltara un gemido de dolor. – Pero déjame recordarte algo solo eres una más del montón. – se burlo a pesar de que el azabache sostuvo su antebrazo con fuerza con clara señal de que soltara a Kasumi. – No eres ni serás especial para Satoru-kun.

- Detente sino quieres que te golpee, Naoya. – la energía maldita que desprendían ambos era impresionantes al grado de asustar. – No sabes nada.

A pesar de la amenaza continuo.

- El que no entiende nada sobre los Clanes eres tu Getou. – volvió a ver a la adolescente mientras soltaba su muñeca. – Ella será usada hasta que Satoru-kun se canse o le de un hijo, pero conociéndolo se cansará y la desechará como las demás.

Miwa deseaba llorar, sentía una hipotecnia enorme, pero el Zen ´in no se equivocaba en nada que no fuera de su conocimiento.

- Pero no te preocupes ahí estaré yo. – se relamió el labio imaginando la joven en su cama. – Prometo no ser tan duro contigo, aunque supongo que con el tiempo agarraras expe...

No pudo terminar porque Suguru lo golpeó fuertemente dejándolo caer y colocándose frente a Kasumi, pero hubo algo en la mirada del azabache que hizo temblar de miedo a Naoya.

- Si quieres continuar vivo es mejor que te calles. – apretó sus puños y acercándose lentamente. – Si Satoru no se encarga de matarte después de esta humillación hacia Kasumi créeme, Naoya, que te buscare y te arrepentirás.

La chica corrió tomando la mano de su amigo deteniéndolo, ya que ella al igual que Naoya vio algo en la mirada de Suguru-san que le helo la sangre. Era como su amigo hubiera sido sustituido y frente a ellos se encontraba otra persona.

- V-Vámonos no vale la pena. – pareciera que no su voz no surtía efecto. – Suguru-san, por favor.

La voz suplicante de Kasumi lo despertó en esas lagunas agresivas que solía tener, pero no se arrepentía de sus acciones ni de las palabras dichas con anterioridad. Así que dándole una ultima mirada al hombre en el piso se retiro con Miwa pensando que a partir de hoy comenzaría la batalla de los Clanes del que Satoru y Fushiguro le advirtieron, porque estaba seguro que Zen´in Naoya descubriría que su mejor amigo se convertiría en padre.


Mientras que en otro lugar Satoru estornudaba por tercera ocasión, pensando que seguramente uno de sus amigos o enemigos estarían pensando en él.

- Estornuda de otro lado, es asqueroso ver tus mocos salir. – asqueado de la situación Sukuna miro al que seria a partir de hoy su mentor. - ¿Por qué apenas te dignaste a aparecer? ¿Acaso ya perdió tu interés hacia las reencarnaciones del Rey de las maldiciones?

- Sukuna no seas indulgente con Gojou-sensei, seguramente tenia cosas importantes que hacer.

El peliblanco sonrió ante la inocente respuesta de Yuuji y comprobando que era cierto, sino fuera por todos los asuntos que debía de solucionar seguramente en estos momentos estaría con Kasumi teniendo sexo.

- Que horror quita esa cara pareces un enfermo o sátiro sexual. – divertido el pelirosa deducía donde estaba el hombre. - ¿Cuándo apareceremos frente a los ancianos?

Sin dar tantos rodeos Sukuna fue claro, si se tendría que convertir en hechicero primero tendrían que estar asegurado de alguna forma que los peces gordos no desearan matarlos...al menos no tan pronto como la ultima vez.

- En eso estoy de acuerdo con Sukuna. – apoyo a su hermano gemelo. – La última vez hubo vidas inocentes de por medio. – recordó la promesa que le hizo a su abuelo.

Aun portando su venda Satoru detecto el potencial de ambos jóvenes llegando a la misma conclusión que Nanami y los demás: "Aun necesitaban tiempo para desarrollar sus técnicas y habilidades, pero eso era lo que menos tenían".

- Despreocúpense por eso. – se cruzo de brazos. – Mientras sigan con mi protección los ancianos no se atreverán a tocarles un pelo.

- ¡Wow! Eso me tranquiliza tanto. – respondió sarcástico Sukuna volteando los ojos.

- Y con respecto a su aparición será el próximo mes en el encuentro de escuelas hermanas.

Eso si los sorprendió mas conociendo de muy buena fuente que el director de esa cede era Gakuganji, una de las personas que ordenaron sus ejecuciones al nacer.

- Sabes que con eso los estaría provocando, Gojou-sensei. – Satoru asintió ampliando su sonrisa divertido.

- No precisamente Yuuji, sino que ese día ellos sabrán quien es la persona encargada de implementar las condiciones.

Y eso era cierto, porque la primera parte de su plan estaba tomando el curso que deseaba, solo era cuestión de tiempo para descubrir aquello que ocultaban de su personas los altos mandos.

- "Estoy seguro que tiene que ver con mi nacimiento y el de ellos". – mirando como los hermanos estaban discutiendo por tonterías. – "También los Fushiguro son piezas clave como los Zen´in y lo más importante... ¿porque Tengen-sama perdono la vida de Riko hace años?"

Suspiro derrotado demasiadas emociones al menos el día de hoy así que...

- Muy bien niños es hora de irse. – aplaudiendo como si hablara con pequeños de cinco años llegando a molestar a Sukuna. – Recuerden en ver películas y concentrar su energía sino desean que ese chiquitín. – señalando los peluches que tenia cada uno. – Los mande a ver las estrellas.

Yuuji miro desconcertado y derrotado, pero con la clara intención de hacerse mas fuerte y estaba seguro que el entrenamiento de Gojou-sensei lo ayudaría. Volteo para ver a su hermano deduciendo que se encontraba pensando lo mismo que él.

- Bueno adiós, que se diviertan.

Girándose sobre sus talones Gojo se retiro no sin antes alzando la mano como clara muestra de despedida. Sabia que las piezas estaban ahí que solo hacia falta una...la mas importante y clave todo, pero...

- ¿Qué era? – se detuvo en la entrada del Colegio donde Ijichi lo esperaba.

¿Qué es aquello que Tengen-sama en compañía de los peces gordos buscaban de ellos o mas bien de él?

- Ijichi puedes retirarte me trasladare de otra forma. – el asistente no comprendió su petición.

- P-Pero...Gojou-san...es necesario. – y entonces desapareció.

Cuando llego a su habitación todo se encontraba en penumbras, no encendió las luces porque escuchaba la respiración tranquila de Kasumi en el otro lado del lugar. Agotado se quitó su venda colocándola en el tocador, pero un sobre saliendo del bolso de la joven lo desconcertó así que tomándolo de su cito y porque su curiosidad era demasiado grande comenzó a abrirlo.

Los ruidos la alertaron de que alguien mas se encontraba con ella, así que fue abriendo los ojos poco a poco, pero al ver la silueta por demás conocida por ella sonrió al reconocer a Satoru, pero se congelo en su sitio al ver como en las manos de él sostenía los resultados. Se incorporo lentamente para estar frente a él y saber la reacción de este sobre su embarazo.

- "No tienes de que preocuparte Satoru se sorprenderá al principio, pero la noticia de tu embarazo lo alegrará"

Recordó las palabras de Suguru así que armándose de valor coloco su mano sobre la de este y cuando trato de buscar su mirada con la de ella, se sorprendió. Porque las fracciones que mostraba el peliblanco no era de sorpresa y alegría sino de preocupación o pánico como si hubiera descubierto algo. Cosa que no estaba alejada de la realidad, porque esos resultados no solo le dieron la noticia de que seria padre sino que acababa de descubrir que esa pieza clave era la joven frente a él.


Hola! Por fin pude terminar el borrador de esta historia, la verdad no he tenido tiempo de ver mis anteriores proyectos asi que me puse al corriente y comence a actualizar cada uno de ellos (aquellos que no son referente a GojoxMiwa). Asi que decidi darme un tiempo en terminarlos y no dejarlos tanto tiempo abandonados, enfocandome en aquellos que ya estan muy desarrollados o en la recta final.

Pero lo que concierte a Concubina y Destinos Entrelazados, apenas esta por empezar lo bueno, espero que el capitulo sea de su agrado. No esperaba que fuera tan largo, pero me gano la emoción y hasta ahi la deje, ademas se vienen la interracion de mas personajes y como nuestra parejita se ira desarrollando.

Muchas gracias por sus muestras de apoyo en tomarse el tiempo de leer y/o dejar reviews.

Saludos y abrazos.

TheOtherDestiny ;)