Cicatrices


"Kasumi veía con dolor como su madre nuevamente le pintaba su cabello de color azabache, la pequeña nunca comprendió porque había nacido con ese color tan peculiar distinguiéndola de las demás personas, incluso busco en algunos álbum familiares alguien que portara su mismo color, pero nuevamente llegaba a la misma conclusión: Nadie excepto ella tenia ese feo color de cabello. Su padre la mayoría del tiempo no estaba en casa se la vivía en el trabajo y cuando llegaba solamente solía jugar con sus otros dos hermanos, dejándola a un lado como si fuera la peste, pero ella sabia que él la amaba, simplemente debía de permanecer callada frente a ellos y no hablar "de las cosas feas que veía".

Una vez cuando fue a terapia por una recomendación de su maestra de primaria, le hicieron que dibujara aquellos seres que solía ver, llegando la psicóloga a la conclusión de solo es su imaginación, la falta de amigos y la mala relación en su casa fue detonante para que imaginara ese tipo de seres los cuales su aspecto grotesco era por los daños que estaba teniendo en su corta infancia, pero todo cambio el día que diagnosticaron a su madre con cáncer, después su padre perdía los empleos por inexplicable razones, hasta que un día escucho una conversación de sus abuelos: "Todo es culpa de Kasumi, desde el nacimiento de esa niña esta familia esta maldita", "Ella nunca debió nacer, fue un error", etc.

Dia con día vio como las cosas iban empeorando y la situación económica fue peor así que comenzó a trabajar a escondidas de sus padres después de la escuela, a fin de cuentas, cuando su padre se encontraba en casa la ignoraba solo que su mirada cambio a una llena de odio, su madre apenas podía con la casa y ella se esmeraba para que sus hermanos no sintieran la tensión en su hogar. El segundo peor día de su vida fue cuando llego a uno de sus múltiples trabajos una señora le dio propina de mas por cargar sus bolsas, estaba tan feliz que fue con su padre a compartir su alegría:

- Mira papá, me gane esto en mi trabajo. – extendiéndole feliz el dinero al hombre frente al televisor, que simplemente al verla arrugo el entrecejo.

Miwa hizo un pequeño puchero, deseaba llorar, pero ya era grande tenía once, así que arriesgándose hizo algo que sus hermanos hacían con su padre cuando estaba de mal humor. Sin pensárselo dos veces brinco sobre su papá, sorprendiéndolo, pero no logro el mismo resultado que sus hermanos en lugar de reír y abrazarla, lo único que sintió fue como el tomaba su rostro para empujarla tan fuerte y provocando que cayera en la mesa de vidrio. Lo ultimo que recuerda es a su madre llorando en su charco de sangre.

Cuando fue dada de alta tuvo que mentir diciendo que se había caído jugando con sus hermanos, su madre le dijo eso para que su padre no fuera a la cárcel con la gente mala, pero ¿si ella era mala no debería estar en ese lugar? Aun le dolían los puntos que tenia en la espalda aun mas cerca de la cintura, el doctor aseguro que quedarían cicatrices, pero para ella no importaba las físicas sino aquellas que en su tierno corazón de una niña han estado perdurando las cicatrices de su alma y corazón.

- Vamos Kasumi, hay que regresar a casa. – su mamá estaba mas desmejorada por el cáncer. - ¿Qué pasa cariño? ¿Te duele algo?. – ella asintió, mientras lloraba. - ¿Dónde?

- Aquí, mamá. – señalando su corazón. – Aquí me duele mucho, mami ¿soy una mala persona? ¿soy un monstruo? ¿Por qué mi papá no me ama?

Kasumi solamente sintió como los brazos de su progenitora la rodeaban y comenzaba a llorar junto con ella.

- No mi vida, tu no eres mala ni un monstruo. – limpiando las lagrimas de los azules ojos de la niña. – Simplemente tu eres demasiado especial, tanto que a tu papá le da miedo. Pero yo te amare siempre, Kasumi. Nunca lo olvides, pase lo que pase tu mamá siempre te amara".

Abrió los ojos sobresaltada al recordar su pasado, su cuerpo estaba temblando y pequeños rastros de lagrimas surcaban sus mejillas, todo fue tan vivido tan real que le daba miedo volver a dormir. No deseaba recordar que seguía después, porque era un recordatorio de los débil e inútil que siempre fue aun siendo una "simple chica normal". Sin reparos se levanto para disponerse a practicar o ver si le asignaron alguna misión, aunque estuvieran en el inter de convivencia con el Campus de Tokyo las maldiciones no descansaban, pero lo que desconcertó a todos fue que durara una semana.

- Probablemente deseen que convivamos mas entre nosotros. – recordó a Megumi-san junto con Yuuji sonriendo por lo agradables que eran como Gojou-sensei.

Aunque este ultimo hizo que sus mejillas se sonrojaran al recordar como sus labios rozaron la comisura de los suyos, encontrándose, tocando dicho lugar con una sonrisa de boba y sus mejillas sonrojadas.

- ¿Por qué lo habrá hecho? Acaso yo podría…- sacudió la cabeza negando. – Por supuesto que no Miwa, ¿Qué podría ver en ti un hombre como Gojou-sensei? Sera mejor que me levante para… ¡¿Qué SON LAS ONCE?!

Sorprendiéndose por lo tarde que era Miwa se dispuso a tomar un baño y comunicarse inmediatamente con Utahime-sensei.


Mientras tanto Gojou, no podía parar de sentir tristeza ante el informe detallado que le solicito a Ijichi respecto a Miwa Kasumi, incluso el hombre le proporciono fotografías de la joven cuando era más pequeña sorprendiéndolo por el gran cambio en su aspecto o específicamente en su cabello.

- ¿Por qué demonios le pintaban el cabello negro? – torció la boca, continúo leyendo.

"Miwa Kasumi

Edad: 18 años

Fecha de nacimiento: 4 de abril

Familiares:

Padre fallecido por atropellamiento en estado de ebriedad hace siete años

Madre fallecida por cáncer hace cinco años.

Dos hermanos menores, de 14 y 10 años. El menor lleva tiempo en tratamiento de cáncer, dentro de poco comenzaran las quimioterapias. Nota: Se ha retrasado el tratamiento por términos económicos. Actualmente el niño esta en el Hospital Daiichi red cross, en Kyoto.

Ella era la capitana del equipo juvenil de baloncesto, béisbol, etc. y además tenía dos trabajos de medio tiempo comenzó a trabajar desde los 10 años. En la secundaria, conoció a un mentor que le permitiría convertirse en hechicera de jujutsu".

Entre más leía más impotencia sentía por la vida llena de dolor de Miwa.

- Lo más sorprendente de todo es que aun sigue sonriendo. – murmuró riendo amargamente. – Al parecer Maki y Megumi tenían razón, creo que darle un pequeño empujoncito a Kasumi-chan, no le hará daño a nadie.

Oculto el reporte inmediatamente cuando escucho unos golpes a su puerta, diciendo un alegre adelante vio como Utahime ingresaba con su ropa de salir y viéndolo con su muy característico ceño fruncido.

- Hoy tienen un permiso especial las chicas para conseguir ropa adecuada para el juego de mañana. Mientras que los chicos fueron asignados a misiones. – comentaba aburrida. – Kugisaki solicito que el recipiente de Sukuna nos acompañara. – se veía enojo e indignación por sus palabras provocando que Gojou ampliara mas su sonrisa.

- Y eso equivale a…que no te hace gracia en convivir con mis alumnos, ¿no Utahime?

- Corrección no me hace gracia convivir con, Yuuji Itadori teniendo conocimiento del peligro que representa en nuestra sociedad. Si se descontrola o algo sucede no dudes que lo atacare sin piedad.

La risa divertida de Gojou se escuchó en la habitación, provoco que una vena se reflejara en su amiga.

- De eso no me cabe ni la menor duda, aunque seria imposible que lograras darle un simple golpe a Yuuji o a Sukuna eres demasiado débil. – activo su infinito al ver como Utahime había lanzado su bolso por sus palabras. – Ay, pero porque me miras así, ya se porque no tienes novio.

- ¡VETE AL DIABLO GOJOU SATORU! – gritaba señalando y recogiendo rápidamente su bolso, no sin antes sacarle el dedo de en medio, provocando que este nuevamente riera.

Era tan fácil provocar a Utahime y divertido, aunque siendo honesto consigo mismo odiaba cuando gritaba y siempre lo tildaba de la peor manera.

- "Utahime y las otras dos estudiantes, deberían de aprender de la tranquilidad de Kasumi". – sonrió ante su pensamiento. – "Ella si que es buena persona y muy tranquila."

Dejando de lado su comparativa femenina saco su teléfono para buscar su buena acción del día.


Cuando Miwa ingreso al comedor, para disponerse a… ¿desayunar? Vio que solamente se encontraban las mujeres de ambas escuelas y Yuuji con su rostro recargado en el comedor con cara de miedo. Cuando la mirada de Itadori vio como Kasumi llego al lugar sus ojos brillaron y es que la verdad la tensión que se respiraba era escalofriante, raro viniendo de alguien que contenía a una de las maldiciones mas tenebrosas, pero con el tiempo aprendió que lo mas peligroso que una maldición era: Hacer enojar a las mujeres y especialmente a alguien como Nobara Kugisaki.

- Kasumi-chan, Buenos días. – dijo alzando la mano feliz de ver a la joven, quien por instinto lo saludo junto con una sonrisa.

Itadori descubrió que la joven era muy buena persona, tanto que no dudo en levantarse de su asiento y saludarla, sin importarle que estuviera cerca de la rubia y la gemela desabrida de Maki.

- Buenos días, Yuuji, ¿Cómo estás?. – sonrió nerviosa al sentir las miradas de Mai y Momo.

- Excelente, ¿vendrás con nosotros de compras? – argumento feliz.

Pero Kasumi no tenia idea de lo que hablaba su nuevo ¿amigo?, ¿irían todos de compras?

- "Seguramente es por el partido de beisbol de mañana". – pensó, pero por mas que deseara acompañarlos debía de ahorrar aun mas para la enfermedad de su hermano. – Lo siento Yuuji, no podre acompañarlos, tengo asuntos que atender.

Mintió, ella por dentro se moría en ir a visitar las tiendas de ropa con sus ultimas tendencias como cualquier otra chica de su edad, pero su situación económica no se lo permitía y más aun siendo ella el sostén de su casa. Mai y Momo vieron como su amiga rechazaba la oferta como las múltiples veces en las que ellas invitaban a Miwa, cuestionándose ¿Por qué nunca disfrutaba un poco de su juventud? Debería de olvidarse un momento de las responsabilidades y ser por primera vez egoísta, pero eso seria pedirle demasiado a alguien tan ordenado, ahorrativo y responsable como Miwa Kasumi.

- Pero…- Yuuji iba a discutir cuando unos aplausos llamaron la atención de todos, viendo como estaba en la puerta de la habitación Utahime con una cara de pocos amigos.

- Muy bien, es hora de irnos. Ya les informé a los directores y a su profesor. – viendo a los jóvenes de Tokyo. – Respecto a la salida, así que andando.

Saliendo del recinto los jóvenes se disponían en retirarse hasta que Miwa escucho algo que la hizo sentir incomoda.

- De seguro nuevamente discutió con el idiota de su sensei. – decía Mai a su hermana, quien solamente rodo los ojos. – Aunque es muy sospechoso que ambos se vieran en el dormitorio de él. – sonrió con malicia. – Tal parece que Gojou Satoru no le es tan indiferente a Utahime-sensei.

Tanto Nobara como Maki arrugaron el entrecejo, bien no les importaba la vida sentimental de su sensei, pero tampoco les gustaba que hablaran mal de idiota. En cambio, Kasumi sintió que su corazón se comenzaba a quebrar sintiendo unas inmensas ganas de llorar, pero ¿acaso no había previsto esto? Solamente se negaba a ver lo obvio, los ojos de Yuuji vieron como su nueva amiga agachaba la mirada triste cuestionándose, ¿Por qué si hace un momento estaba bien?

- En lugar de inventar chismes deberías de mejorar, para nuestras próximas peleas. Mai. – la voz burlona de Maki hizo que la menor se enojara. – Ademas la vida de nuestros sensei no debe de interesarnos ¿o acaso eso nos ayudara en derrotar una maldición de categoría especial?

Ambas hermanas se debatían con un duelo de miradas, mientras Nobara y Momo se preparaban para intervenir llegado el caso.

- Pero si a Gojou-sensei le gustan las chicas que sean buenas personas y de flequillo peculiar. – dijo deductivo ignorando la pelea de las hermanas Zennin. – No creo que entre en esa categoría su sensei. Bueno eso es lo que escuche. – decía encogiéndose de hombros.

Pero las mujeres no lo escuchaban, sino que todas ellas comenzaron a pensar respecto a las palabras de Itadori, referente al tipo ideal del pervertido de Gojou Satoru. Deteniéndose en la joven que simplemente se veía triste y atando cabos de que…

- Y bien, ¿no piensas comprar ropa adecuada para mañana? – ingresando furiosa la ojimiel. – No tenemos todo el día, además, así como sus compañeros tendrán mucho trabajo en exorcizar las maldiciones. – se cruzo de brazos y como si sus palabras fueran mágicas todos abandonaron el recinto, todos menos…- Miwa-chan, anda ven. Acompáñanos. – vio como ella levantaba la mirada y le regalaba una sonrisa triste. – Si es por tu situación económica, no importa tómalo como un regalo de mi parte.

La joven simplemente negó, se sentía mal no solo por descubrir que sus suposiciones respecto a Gojou-sensei y Utahime-sensei fueron ciertas, sino que la mujer frente a ella siempre ha sido amable y tierna casi comparándola con una hermana mayor y ella…

- No es necesario, Utahime-sensei así estoy bien. – riendo nerviosamente. – Por suerte aun me queda el atuendo que me regalo hace tiempo. Pueden irse sin cuidado y diviértanse mucho. – alzando su mano como si estuviera dándole ánimos.

Utahime suspiro derrotada, sabia perfectamente que no convencería a su joven alumna, en ocasiones deseaba tanto proteger a Miwa por ese aire que desprende de ser una persona completamente diferente a este mundo de la hechicería lleno de dolor y mas aun sorprendente que fuera la mas cuerda incluso comparada con ella, Miwa Kasumi era mas fuerte y valiente de lo que piensa.

- De acuerdo, pero si cambias de parecer solo llámanos y te diremos dónde nos encontramos.

- Si esta bien, Utahime-sensei. – sonrió despidiéndose de su mentora y al ver que no estaba pequeñas lagrimas volvieron a salir en sus ojos. – De verdad que tu no aprendes Miwa siempre serás la tonta e inútil Miwa.

- Yo no opino lo mismo que tú.

Una tercera voz la interrumpió sorprendiéndose en encontrar frente a ella a…

- Maki. – susurro la joven de ojos marrón sonrió.

- Si, se me olvido decirte en mi habitación esta tu espada junto con otro objeto. – decía aburrida, dándose la vuelta vio de reojo a la joven que se encontraba avergonzada. – Por cierto, mientras tu misma no creas de lo que eres capaz, nada ni nadie tomara en cuenta tu esfuerzo, recuérdalo. Nosotros forjamos nuestro destino, Miwa.


Kokichi Muta mejor conocido como Mechamaru siempre se ha considerado alguien solitario y reservado, desde que nació le molestaba haber nacido sin un futuro tanto en el mundo de hechicería como el normal incluso sin dudarlo devolvería cada gramo de energía maldita para ganar un cuerpo normal. Pensó que no tenia sentido convivir o estar rodeado de la gente hasta que la conoció, mostrándole una sonrisa sin importar la situación ella junto con las demás hicieron que la convivencia fuera mas emana y agradable. Recordó la primera vez que conoció a Miwa le sonrió nerviosa y asustada, pero al hablar la joven comenzó a tratarlo como un amigo en cambio él fue generando sentimientos hacia Miwa, sentimientos que nunca serian correspondidos por un motivo: Gojou Satoru.

Verdaderamente la existencia del chaman mas fuerte del mundo lo tenia sin cuidado hasta ese día en que su "amiga" llego feliz por haberlo conocido.

- "¡MECHAMARU! -grito alegre la joven Miwa al ver a su amigo a fueras de las instalaciones. - ¿Adivina que paso? – el robot simplemente negó. - ¡HOY CONOCI AL GRAN GOJOU SATORU! – estaba tan feliz con su sonrisa de oreja a oreja.

- Me alegro por ti Miwa. – fue escueta su respuesta, en cambio Muta apretó el puño con fuerza. – Sientes una gran admiración por él.

Cuando las mejillas de Miwa se sonrojaron noto que probablemente no solo era admiración lo que su amiga sentía por el albino.

- Si tienes razón, aunque eso no impide…bueno tu entiendes…- riendo nerviosa. – Mechamaru, ¿se puede enamorar a primera vista? O bueno de que sientas algo especial.

Claro que sí, lo mismo le sucedió a él cuando la conoció.

- Si, Miwa es probable que alguien nos atraiga o nos guste a primera vista. – su respuesta ilumino su rostro y sus ojos azules brillaron.

- Si, estoy de acuerdo contigo. Mira me tome una fotografía con él. – eso desconcertó a Muta. – La verdad pensé que no me la otorgaría, ya que fue muy grosero con Gakuganji-sama y tuve que decírselo. Aunque no le importo. – se rio recordando la escena.

- Te vez muy feliz. – decía triste.

- ¡Es porque lo estoy! Sabes tuvo que agacharse para poder salir, es demasiado alto creo que me gana por treinta centímetros, incluso pude percibir su gran poder. – viendo fijamente la fotografía y detallando el rostro del sensei de Tokyo. – Es verdaderamente apuesto. – murmuro mas para si misma, pero entonces recordó que no estaba sola. – Mechamaru…

- Tengo una misión, ¿Qué te parece si a mi regreso seguimos entrenando?

- Esta bien, mucha suerte Mechamaru."

Nuevamente volvía a sentir ese sentimiento tan humano y por lo visto tan egoísta, porque en el fondo sabia la respuesta, pero se negaba a decirla como se podría enfrentar a Miwa Kasumi y decirle: "Estoy enamorado de ti". Mas aun conociendo el enamoramiento de esta hacia alguien inalcanzable, por eso mismo hubiera preferido que Miwa dirigiera sus sentimientos a alguien confiable y fuerte como Fushiguro Megumi, pero sabía perfectamente que la salida de ayer fue al Hospital. Porque él conocía perfectamente la situación que estaba pasando Miwa con su hermano enfermo e incluso agradecía a Fushiguro por haberla acompañado.

- ¿Tienes algo que decirme Mechamaru-senpai? – aburrido de la situación y de que su compañero no dejaba de verlo, prefirió hablar. – Desde hace unos momentos no dejabas de verme.

Muta se sintió incómodo, aunque probablemente no tanto como el joven azabache.

- Nada, Fushiguro. Solo pensaba en su cita con Miwa.

Megumi suspiro harto de la confusión que había generado su salida con Kasumi-senpai, al grado de tener que tolerar no solo a Itadori y Nobara, sino que también a Gojou-sensei incluso Inumaki-senpai y Panda.

- No tuvimos ninguna cita, simplemente coincidimos de lugar. – contesto. – Simplemente nos hicimos compañía como compañeros.

- Entonces, ¿no siente nada por Miwa? – el joven de pelo puntiagudo enarco una ceja ante esa misma pregunta que le hizo Gojou-sensei ayer.

- Te responderé lo mismo que a alguien, Kasumi-senpai es una persona admirable y bonita, pero mis sentimientos ya los tengo dirigidos a alguien más. Así que despreocúpate que solo la vea como una compañera de escuela incluso como una amiga.

En otro lugar Kokichi Muta abrió ampliamente sus ojos mientras sus mejillas se sonrojaban, ante lo dicho por el joven, ¿acaso era muy obvio sus sentimientos por Miwa? Pensó que solamente Mai y Momo lo sabían por el simple hecho de ser mujer, pero…

- No te entiendo, ¿de qué me estás hablando?. – la voz del robot hizo que Megumi sonriera.

- Sino quieres entender ese es su problema. – levantándose para dirigirse a la nueva misión. – Solo no se de cuenta cuando sea demasiado tarde. – sus pensamientos lo dirigieron a Tsumiki y la vez que se besaron. – Se lo digo por experiencia propia.

Pero en la mente de Mechamaru esa no era una opción, como combatir en una batalla donde antes de pelear, ya había resultado como perdedor.


Kasumi se encontraba nerviosa en los pasillos de los dormitorios de sus compañeros de Tokyo, la verdad las palabras de Maki habían hecho que su autoestima subiera un poco, si alguien tan fuerte como ella la consideraba fuerte, es que aun tenia esperanzas, ¿no? Sin embargo, estaba tan impactada por sus palabras que no le pregunto ¿Cuál era su habitación en específico? Sabia cual era las asignadas para Yuuji, Megumi-san y Nobara-san incluso la habitación de Gojou-sensei, al pensar en este último volvió a sentir un dolor en el pecho y mas aun al imaginarlo en una relación con Utahime-sensei. Ambos tomándose de las manos, teniendo una cita y después ellos besándose.

- Estúpida. – murmuró a punto de llorar, lo mejor seria regresar a su habitación y dormir hasta el día de mañana, pero…

- ¿Por qué dices que eres tonta Kasumi-chan?

Una voz varonil hizo que levantara su mirada para encontrarse frente a Gojou-sensei sonriéndole, vestía su ropa normal de sensei y traía su venda la cual ocultaba sus ojos, incluso así Miwa lo consideraba demasiado atractivo.

- Oe, oe. Tierra llamando a Miwa Kasumi-chan. - agitando su mano de un lado a otro frente a la peliceleste. – Kasumi-chan, ¿estas bien?. – decía tocando la frente de ella.

- S-Si, perdone Gojou-sensei. No pude dormir bien anoche. – forzó una sonrisa, cosa que él noto.

- Si me percate de ello, no fuiste a desayunar temprano. – dijo poniendo una mano en su barbilla. - ¿Por qué no fuiste con los demás de compras? Según me informo Utahime las chicas junto con Yuuji irán a adquirir los uniformes para el partido de mañana.

Ante la mención de su sensei y la relación que los unía volvió a sentirse una tonta, pero debía de responderle rápido para refugiarse en su habitación.

- Es porque no me he sentido bien, además no suelo ir mucho de compras.

La escueta respuesta de Kasumi hizo que Gojou la viera fijamente notando inmediatamente que la joven mentía, pudiera ser que no se sintiera bien, pero ¿Qué chica joven no le gusta por lo menos ver ropa de su agrado?

- "Se ha retrasado el tratamiento por términos económicos". – de inmediato vinieron a su mente esa parte del informe. – "Pobre seguramente esta ahorrando todo lo posible, maldito viejo tacaño de Gakuganji.". – arrugo el entrecejo.

- Bueno Gojou-sensei creo que es mejor que me retire, con permi…- antes de dar mas pasos nuevamente fue detenida por la mano del portador del Infinito, él cual sostenía su brazo. - ¿Gojou-sensei?

- Acompáñame a una misión. – fue lo único que dijo. – Y después iremos a comprar mi uniforme para el juego de mañana, ¿Qué te parece Kasumi-chan?

- Etto…yo creo que…- no sabia que responder aun se encontraba en shock.

- Anda y te invito un helado. – quitándose la venda mostrando sus ojos ante la tímida joven. – Es mas ni siquiera tienes que vestirte con tu uniforme tómalo como una clase práctica.

Miwa pensó la situación, mas que nada porque no llevaba su equipo ni vestía para exorcizar a una maldición solo portaba un pesquero color celeste junto a una blusa color rosa, pero esa seria una gran oportunidad para ver al gran Gojou Satoru en su trabajo. Así que sin más preámbulos…

- Esta bien Gojou-sensei, acepto. – dijo feliz con sus mejillas sonrojadas, provocando una ternura en él que nunca había sentido.

- ¡Que bien! Te prometo que no te arrepentirás, Kasumi-chan. – y sin esperar mas tiempo sostuvo a la joven de la cintura provocando que se sonrojara al grado de parecer granada y los teletransporto a donde se encontraba la maldición.


Yuuji Itadori sentía como poco a poco sus fuerzas iban desapareciendo, además de no sentir los músculos ni las piernas. Desde que salieron del Campus de Kyoto se ha encargado de cargar toda la ropa que compraba Kugisaki incluso pensaba que Maki solo compro lo indispensable y era lo que menos pesaba, en cambio su amiga, pareciera que deseaba llevarse toda la ropa del lugar. Cuestionándole, ¿Crees que me queda este color? ¿Me veo gorda con este atuendo? ¿Qué color piensas que es mejor rojo fuego o rojo sangre? Todas esas preguntas comenzaban a marearlo además de no haber ingerido nada mas que el almuerzo, se preguntaba ¿Por qué alguien como Kugisaki Nobara se cuestionaba tanto por su apariencia? Siendo honesto consigo mismo la joven era hermosa su piel nívea, sus grandes ojos miel, su cabello anaranjado, aunque ella comento que se lo teñía y originalmente era negro, incluso sus ojos divagaron rápidamente en la silueta de ella que se adhería a esa vestido negro de verano. Para Yuuji la belleza de Kugisaki era exótica y pulcra, desde sus mediado busto hasta sus largas piernas que se complementaban con su trase…

- "¿Pero qué demonios estoy pensando?" – pensó asustado

- "¿Qué pasa mocoso? Por fin tus hormonas han despertado con tu compañera Nobara". – la voz de Sukuna dentro de él, lo erizaron. –"Reconozco que tu compañera tiene buena forma, además podría divertirme con ella para después matarla". – esa risa sádica comenzaba a taladrarle la cabeza. – "o mejor aun ¿podría ser tu tierna compañera? La del cabello azul, aunque claro para eso tendría que ser cuidadoso con ese hechicero que esta al acecho sobre ella".

Las palabras de Sukuna, lo estaban poniendo de mal humor y mas aun cuando este menciono lo que podría hacerles a sus amigas, sintiendo una rabia al solo imaginarse a ese maldito tocando de forma inapropiada a Kugisaki o Kasumi, aunque ¿a que hechicero se refería?

- Itadori, ¿te encuentras bien? – agachándose un poco Nobara vio como su amigo comenzaba a respirar más rápido y se comenzaba a asfixiar. – Creo que es mejor tomarnos un descanso. Anda siéntate

El joven simplemente asintió y la obedeció, todo esto siendo observado a distancia por las jóvenes de Kyoto y Utahime.

- Nobara, en esa tienda esta la camisa color blanco que tanto querías. – intervino Maki viendo la situación, ante lo dicho por su amiga la peli naranja no dudo y fue corriendo al lugar. – y bien Itadori, ¿Cómo te encuentras? Estuviste discutiendo con Sukuna cierto.

Ante la afirmación de la chica aparto la mirada y asintió levemente.

- S-Si, solo me exponía un escenario demasiado grotesco. – apretando los puños. – Por favor no le digas nada a Kugisaki, no deseo preocuparla por cosas referente a…´él.

Maki vio detalladamente a Yuuji Itadori, no negara que ella también tenia sus dudas de dejarlo vivo siendo el portador de la maldición de Ryomen Sukuna, pero en estos poco días fue descubriendo que ese joven "amenazador" podía controlar perfectamente sobre este. Convirtiéndolo como dijo Gojou en un caso especial, entonces inmediatamente vino a su mente Yuta.

- De acuerdo, pero esto te saldrá caro. – sonrió al ver la cara de desanimo de joven.

Yuuji al menos pudo respirar tranquilo al saber que Maki guardaría su secreto y justo cuando levanto su mirada vio frente a el un delicioso helado doble de vainilla con chocolate, encontrándose con la causante de dicho postre.

- Kugisaki…tu…- sonrió al ver el ligero sonrojo de esta mientras apartaba la mirada.

- Anda comételo, de seguro te iba a dar deshidratación. – dijo "molesta". – No quiero que te enfermes y después me responsabilicen.

- Si, esta bien. – mordiendo el helado que ella aun sostenía. – Muchas gracias. – tomando el postre provocando que las manos de ambos se rozaran y que sus rostros se sonrojaran. – Por cierto, Kugisaki te queda bien el color rojo. – decía riendo.

Provocando su comentario algo cálido en el corazón de la joven.


Cuando Gojou vio a Kasumi cerca del pasillo le sorprendió, pero lo vio como una oportunidad de conocer mas a la joven y saciar su curiosidad respecto a ella. Por eso mismo la invito a "exorcizar una maldición", pero siendo honestos todo fue un pretexto para tener tiempo a solas con ella. Sonara extraño pero la mera compañía de Kasumi era agradable para él desde hace dos meses que conoció de su existencia aun recordando a la sonrojada chica que solicito una foto con él, por eso mismo lo desconcertó que rechazara una oferta para cenar, bueno tampoco es como si la invitara a salir, ya que tenia a sus pequeños estudiantes, pero de ser el caso como quiera la invitaría a salir, ¿Por qué Miwa Kasumi estaba despertando algo que Gojou Satoru no sabia descifrar?

- Disculpe, Gojou-sensei ¿esta seguro que se encuentra una maldición aquí? – comento dudosa al verse en las tórridas calles de Tokyo.

- Bueno creo que se fue a merodear a otra parte. – se encogió de hombros sonriendo. – Pero ya que estamos en Tokyo, ¿Por qué no aprovechamos y salimos? ¿Qué te parece Kasumi-chan?

Ella comenzó a boquear consternada, ¿acaso Gojou-sensei le había mentido? Sabia que era muy bromistas, pero no se imaginaba que hiciera esa clase de bromas.

- Pero no se enojará Utahime-sensei. – sin ser consciente pensó en voz alta, ganándose una mirada intrigada por parte del albino. – Perdón, lo dije sin pensar. Perdón Gojou-sensei. – haciendo una leve inclinación de disculpa.

- ¿Eh? ¿Por qué dices eso? Si siempre Utahime esta enojada, incluso creo que ese es su estado natural. – decía riendo. – Ademas no tendría porque enojarse si salimos a comprar nuestra ropa para mañana. Ni que fuera mi mamá, hermana o novia.

Ante esto último Gojou sintió un escalofrió al imaginarse en un escenario romántico con su amiga logrando que escupiera el dulce que comía, pero al ver el rostro abochornado de la joven y como no podía sostenerle la mirada dedujo que…

- ¡¿ACASO PENSABAS QUE ME GUSTABA UTAHIME?! – grito horrorizado, logrando que Miwa deseara que la tierra se la tragara.

- Y-Yo etto… m-me suponía que ustedes tenían algo. – quiso aclarar. – Ademas Mai dijo que posiblemente ustedes se convertirían en pareja y…

- En definitiva, estoy de acuerdo con Nobara, cae mucho mejor Maki que esa gemela desabrida. – decía como un niño haciendo berrinche, pero…- ¿Acaso pensaste que Utahime y yo somos pareja?

- S-Si. – respondió tímida. – Bueno todos lo suponíamos porque ella es bonita, fuerte y…

- Esta muy lejos de adentrarse a mis estándares de tipo ideal, kasumi-chan. – respondió mientras tomaba su mano para disponerse a caminar. – Salir con Utahime seria como salir con Shoko a las dos las veo simplemente como mis amigas.

- Claro, entiendo. Perdone por la confusión, simplemente nos dejamos guiar por las apariencias.

Una carcajada por parte de él provoco que las mariposas en el estomago de Miwa revolotearan.

- Ese es el mayor error de la humanidad, Kasumi-chan. – viéndola de reojo con una sonrisa. – Nunca hay que juzgar a un libro por su portada, dirían muchos. Siempre es bueno conocer y reconocer que en este mundo no solo existe el blanco y negro, sino una gama de colores hasta llegar a distinguirlos.

Satoru se detuvo en un restaurante demasiado fino, para su gusto. Asustándola.

- Andando entremos tengo demasiada hambre y creo que tú también.

- Pero…

- Nada de, pero Kasumi-chan, el día de hoy eres solamente mía. - guiñándole el ojos para tomar nuevamente de su mano de forma cálida

Y es donde Miwa Kasumi se cuestionó, ¿las cicatrices alguna vez podrían dejar de sangrar con la cura adecuada? Porque ante sus ojos Gojou Satoru era una cura, que sin proponérselo podría ser una adicción para ella.


Este capítulo si que fue largo, sin darme cuenta aborde temas e interacción con personajes que probablemente nuneca hablaron en el manga o anime, simplemente me salió para este capítulo. Se que les prometi que Nanami saldria, pero la verdad sospecho que en el otro seria mas acorde y fuera mas fluido para lo que le espera al pobre. Solo tengo una duda, ¿la panadera tiene nombre?

Respecto a Gojou si va un poco rápido con Miwa, pero siento yo que no es por amor, sino mas bien porque nuestra querida Kasumi ira despertando algo en él que nunca habia sentido atraves de las propias palabras de el mismo, ademas descubriendo que tenia otros sentimientos a parte de ser egosita y soberbio, pero OJO sigue siendo un GojouxMiwa, solo que la convivencia y el romance ira desarrollandose apartir de aqui. En lo que concierne a los hermanos de Kasumi no deseo involucrarlos tanto, porque no encontre sus nombres y la verdad los unicos nombres que conozco fue los que designo Nadeshico023 para ellos.

Nuevamente muchas gracias por su apoyo dejar sus reviews y lecturas verdaderamente me alegran a seguir escribiendo y mas aun con el miedo que me daba en realizar algo de esta preciosa y linda pareja.

Prometo actualizar el fin de semana.

Besos y abrazos.

TheOtherDestiny ;).