Capítulo 6: Bienvenida.


"Se encontraba sumamente aburrido, no podía creer que Tengen le sugiriera que fuera a distraerse al exterior conociendo perfecto que el aborrecía mezclarse con las personas del mundo actual. Todo era tan diferente a la época de ellos, desde la vestimenta hasta la forma de vida tan liberal que tenían. Pero se detuvo al observar como una niña miraba fascinada un estante con demasiados dulces era obvio que la infanta no podría adquirirlos por su vestimenta descuidada y el calzado lleno de agujeros.

Sin darse cuenta Kashimo Hajime se encontraba al lado de esa pequeña que tenía aproximadamente seis o siete años.

-¿Quieres uno de esos dulces? – cuestiono serio descubriendo el cabello de esa pequeña desbordaba gran cantidad de energía maldita. - ¿puedo comprarte los que desees?

Entonces la niña dirigió su mirada al hombre dejándolo sin aliento, porque la pequeña frente a él era el vivo retrato de...

-Cian. – susurro el nombre de la mujer que por décadas ha amado. – No puedo creerlo...

Era ella sus ojos no podían engañarlo, esos enormes ojos azules, su piel blanca como la nieve, sus largas pestañas, su nariz delicada y esos labios color cereza. Toco con delicadeza el cabello de la infanta y al hacerlo este comenzó a cambiar de un tono celeste mostrando su belleza.

-¿Qué está haciendo? – pregunto angustiada cosa que desconcertó al peliblanco. - Mi Otousan se enojará conmigo si llego con este color de cabello. – Alejo la mano del hombre.

-¿Cómo te llamas? – la niña parpadeo sin entenderle. – Por favor dime tu nombre.

-Tengo prohibido hablar con extraños. – ese hombre le estaba comenzando a dar miedo. – Por favor suélteme, me está asustando.

Kashimo entendió que no fue su mejor reacción con la pequeña, pero justo cuando iba a disculparse escucho una voz que provoco que la niña comenzara a temblar.

-¡KASUMI! Maldita mocosa buena para nada. – por instinto Kashimo coloco a la niña detrás de él, encontrándose con un hombre sumamente ebrio. – Aquí esta maldita estúpida.

El hombre era corpulento, su cabello era negro como la noche y se veía demasiado borracho, pero al parecer no le importaba porque una de sus manos tenía una botella de sake. Al ver como la mirada café de este se dirigía a su persona arrugo el entrecejo.

-Y usted, ¿Quién demonios es? – sintió como lo observo de arriba abajo. – No me digas que estuviste molestando a este hombre Kasumi inútil.

La infanta negó rápidamente asustada, porque sabía perfecto que su Otousan le propinaría una paliza por no cumplir con su obligación de conseguir dinero.

-Es mejor que se tranquilice está asustando a la pequeña. – intervino. – Ademas no está en óptimas condiciones.

-Y ¿Quién te crees tu para darme ordenes crio estúpido? – iba a propinarle un golpe en el rostro al peliblanco, pero para sorpresa de los presentes Hajime pudo detenerlo. – Pero qué demonios...

-Yo que usted no haría eso. – Hajime apretó con fuerza la mano del hombre haciendo que se retorciera de dolor. – Pídele disculpas a la pequeña sino quieres que te arranque el brazo ahora mismo.

El grito de dolor del hombre enorgulleció a Hajime, pero sintió como era abrazado por una de sus piernas y dirigiendo su mirada se encontró con los ojos llenos de lágrimas de Kasumi.

-P-Por favor no lastime a mi Otousan. – Miwa se aferró más fuerte. – No le haga nada por favor.

-Pequeña...- cuando vio la desesperación de ella sintió como algo se oprimía en su pecho.

Aspecto que no pasó desapercibido para el padre de Kasumi.

-Kasumi, ¿Por qué no vas a dar la vuelta mientras hablo con el señor? – la ojiazul vio dudosa a su padre. – Es más tu Okasan está muy cerca de aquí ve con ella.

Kasumi solo asintió preocupada de lo que podía ocurrirle a su Otousan, pero de cierta forma tampoco quería alejarse de ese extraño hombre. Cuando la tierna figura de Miwa desapareció de su vista el padre de esta hablo:

-Si quieres a mi hija, ¿te la puedo vender? – aquello descoloco a Hajime viendo con asco al hombre. – Oye no me mires así, yo no soy el enfermo que mira a las niñitas como tú.

-¿Acaso no te interesa su bienestar? ¿No te preocupa que pueda hacerle?

El pelinegro solo se encogió de hombros, provocando que Kashimo deseara matarlo de la forma más vil. Pero debía de controlarse aún no era el momento ni el lugar, mucho menos ahora que después de tanto tiempo ella había vuelto.

-¿Cuánto quieres por ella? – fue directo.

-No lo sé... ¿cuánto vale tu obsesión por mi hija? – se encontraba sumamente divertido al parecer esa mocosa a final de cuenta si le serviría de algo. – Podrían ser 40 millones de yenes. – soltó divertido ya que era una suma demasiado grande de dinero.

-Te daré 100 millones de yenes.

Esa respuesta impresiono a Miwa porque nunca imagino que un sujeto como ese tuviera tal cantidad de dinero.

-Dentro de una semana una mujer de un Clan prestigioso ira a su hogar para entablar la negociación y después ustedes irán a la finca para entregarnos a Kasumi. – el pelinegro asintió. – También tendrán a partir de hoy escoltas por su tratan de escapar o hacer un movimiento en falso.

-¿Acaso me cree loco para dejar escapar ese dinero? – se carcajeo. – Esta bien y.…¿cómo sabre de ustedes mientras tanto?

La duda del sujeto divirtió a Kashimo.

-Créeme que pronto sabrán de nosotros. – le entrego una tarjeta que hace tiempo le dieron a él. – Mi nombre es Kashimo Hajime, Miwa.

Y sin decir una palabra más el peliblanco desapareció dejando consternado al padre de Kasumi.

-Si bueno Kyoko. – escucho la risa burlona del otro lado. – Podrías dejar de reírte y dejarme hablar. – la mujer controlo sus impulsos y prefirió que su antecesor continuara. – Encontré a Cian. – eso era una revelación. – Dentro de poco tiempo ella será comprada por nosotros se llama Miwa Kasumi a partir de hoy haz que vigilen a cada miembro de esa familia.

-"De acuerdo". – respondió seria la mujer mientras miraba una fotografía de su familia.

-Por cierto, ¿estará ahí el idiota de tu hijo? – tenía que averiguar antes de comenzar a controlar esas piezas de ajedrez.

Kyoko enarco una ceja sin comprender al hombre.

-No, Satoru prefirió pasar parte de sus vacaciones de verano con sus amigos y...

-Dile a ese idiota que en dos semanas tendrá que estar en la finca. – rodo los ojos al pensar en su sucesor. – Porque a partir de las próximas semanas el heredero de los seis ojos y portador del infinito comenzará a tener concubinas y la primera de ellas será Cian.

La mujer iba a responderle sobre los disparates de ese hombre, pero lamentablemente Hajime colgó. Dejando en claro que las casualidades no existían, que el destino en ocasiones nos da las herramientas para forjarlo y que las segundas oportunidades existían.

-Solo espero no equivocarme, al menos no en esta vida Cian."

-Kasumi. – susurro Kashimo mientras miraba una fotografía de la joven. – Eres tan hermosa.

No podía dejar de sonreír viendo en la bella mujer que se había convertido la ojiazul, dejo cuidadosamente la fotografía para después ver unas donde se encontraba ella al lado de Gojou Satoru, suspiro derrotado.

-Por lo que veo tu curiosidad por volverla a ver fue mayor a tu orgullo. – en el marco de la puerta se encontraba la matriarca actual del Clan. – Regresaran dentro de una semana, justo cuando sea el intercambio de escuelas. ¿te estas arrepintiendo?

Los ojos ámbar de Hajime estaban fijos en la amplia cama que se encontraba en la habitación y que seguramente ya fue testigo de la entrega de los recién casados, apretó los puños al imaginarlos.

-No. – cerro los ojos. – Prometí no intervenir en la vida de Cian si reencarnaba, excepto si tu hijo la hace llorar. – se dirigió a la salida quedando cara a cara con la mujer. – No me detendré hasta quitársela. Por cierto...es mejor que te vayas deshaciendo de la basura, no quiero que Kasumi se encuentre con esa familia.

-Y que quieres que haga, ¿Qué los mate? – dijo con burla Kyoko, pero al ver el semblante sumamente serio de Kashimo trago grueso. – Debes estar bromeando.

-Si no hay más alternativa, es mejor que ellos desaparezcan. – sonrió soberbio. – Al menos el padre es un estorbo que debemos de deshacernos desde la raíz, sino lo haces tu dímelo y yo me encargo. Es momento de irme.

La mujer vio como Kashimo Hajime desaparecía del lugar dejándola como siempre los problemas que se avecinaban en el Clan y es que la llegada de la familia Miwa sabía que representaba un inconveniente más con ese sujeto borracho, arrugo el entrecejo al recordarlo.

-Solo espero al menos que Satoru y Kasumi se estén divirtiendo. – alzo la vista al cielo sonriendo de que al menos pudo ofrecerle a su hijo un poco de felicidad antes de...

-Kyoko-sama nuevamente ese hombre está ocasionando problemas.

Suspiro cansado al escuchar como uno de sus sirvientes venia preocupada para notificarle nuevamente el comportamiento del patriarca de los Miwa.

-Al parecer esta semana será demasiado larga.

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"Sentía demasiada pena en el lugar donde Satoru se encontraba besándola, pero había accedido en experimentar con él todo lo referente a su cuerpo y el placer que su esposo podía ofrecerle. Pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando Satoru acababa de penetrarla con un dedo en ese punto especifico, no sabía que estaba sintiendo, pero dolor no era.

-Satoru. – gimió cuando lo sintió adentrarse más. – Espera. -apretó más las sábanas.

Satoru vio su expresión quedando fascinado por sus mejillas sonrojadas, como su cabello cian se esparcía y el sudor provocaba que su piel adquiriera un brillo encantador provocando que su excitación creciera más.

El apoyo su pecho desnudo contra la espalda de ella.

-Cariño tendrás que soportar esto. – su voz se escuchaba oscura por el deseo tanto que la piel de Kasumi se erizo. – porque después tendrás que soportarme a mí, ¿entendido?

Kasumi solamente asintió mientras ladeaba su rostro y Satoru aprovecho para besarla con necesidad, pero la joven quiso cortar el contacto al sentirlo penetrarla con dos dedos, donde el peliblanco formaba círculos y se tomo su tiempo en prolongar ese contacto hasta sentirla menos tensa.

-Maldita sea, Kasumi-chan ya no aguanto más. – dijo saliendo de ella.

Satoru que había estado entre los muslos de Kasumi, se hinco en la cama. Se sentía como un niño a punto de recibir un regalo que tanto ansiaba, tomo de la humedad de Kasumi y la lubrico aún más, tomo de su saliva y la froto en la punta de su miembro hinchado.

Apoyo una mano a un costado del rostro de Kasumi, mientras que con la otra comenzaba tomaba su miembro en la entrada de ella, que al sentirlo gimio y un ronco jadeo se escapo de él al sentir la estrechez de los ligamientos de Kasumi. Bajo su pecho para sentir mas de cerca a Kasumi y para contenerse de empujar y penetrarla como desearía hacerlo, pero se detuvo al sentir como Kasumi se tensaba al comenzar la punta de su miembro a abrir paso.

-Kasumi, pequeña. Escucha. – soltó ronco. – Lo hare despacio, esto va a doler un poco, pero solo será al principio ¿de acuerdo? – fue cuidadoso con sus palabras y al notar como asentía continuo. – Tranquila, esta vez prometo cuidarte con mas delicadeza.

Satoru trazaba un camino de besos en el cuello de ella mientras comenzaba a hundirse mas en ella, Kasumi por su lado apretó los ojos y comenzó a sentir como el miembro duro de Satoru se abría camino en su interior; sentía una fricción que ardía conforme centímetro a centímetro entraba en ella. Dejo caer su rostro en la cómoda cama. Mientras que la otra mano de Satoru se aferraba a su cintura, podía percibir como la piel de su ahora esposo ardía y los gruñidos roncos de él de cierta forma comenzaban a excitarla más.

-Satoru…por favor…no puedo más. – gimió Kasumi.

-Claro que puedes, cariño. Aquí estoy, tranquila. – aseguro mientras marcaba un poco su cuello. – Ya esta casi toda adentro. – susurro deteniéndose.

Cuando por fin estaba todo el miembro de Satoru dentro de ella sentía cierto malestar, aunque comparándolo con la primera vez era tolerable.

-Me quedare quito un momento…si deseas que salga, solo dilo. – su voz ronca por la excitación era menos entendible.

Así que para relajarla bajo una de sus manos para comenzar a tocar unos de senos, provocando que Kasumi gimiera y negara su oferta, cosa que el aprovecho para repartir besos a su cuello, separando sus labios para dejarle una que otra marca sin lastimarla. Sin embargo, cuando comenzó a moverse el malestar volvió a Kasumi.

-Shhh…tranquila comenzare a moverme despacio.

Kasumi mordió su labio y asintió, cuando Satoru comenzó a salir, sintió alivio, pero cuando volvió a enterrarse en ella despacio, su piel se erizo. No sabia si era el placer por experimentar algo nuevo o fue la incomodidad de saber que Satoru ahora era dueño de su otra virginidad.

Él estaba tan pegado a su cuerpo, moviéndola cuando la penetraba, que escuchaba perfectamente el sonido ahogado de sus jadeos al tiempo de respirar. Sintió arder sus pieles y supo, por su temblar, que estaba conteniéndose para ir despacio.

Satoru jadeo. – Maldita sea, Kasumi. – levanto su rostro y dejo en un beso en la frente de la joven antes de comenzar a penetrarla mas fuerte. – Sopórtalo… ¿puedes?

Ella apreto sus ojos y reconoció ese calor que le erizaba la piel, cuando Satoru cobro mas fuerza en sus embistes, sin dudarlo asintió.

El cuerpo del hechicero más fuerte seguía pegado a ella. Le rodeo el pecho con uno de sus brazos y movió sus caderas empujándose contra ella. Kasumi apreto las sabanas con sus manos pasados los primeros minutos, comenzando a hormiguear cierta zona de ella al sentir el cuerpo grande de Gojou poseyéndola. Sin darse cuenta había aprendido a disfrutar ese nuevo placer, lo movimientos de él eran constantes y fuertes, empujaba su miembro dentro de ella y su interior se expandía dándole entrada, y luego se retiraba para hundirse mas fuerte y duro.

Mientras lo mismo pasaba con Satoru al ver el pequeño cuerpo de su esposa bajo el suyo, observando su delicado y curvilínea figura, viendo como los glúteos de ella temblaban en cada embiste; donde se podía destilar poder y dominio que provocaron ardor en los cuerpos de ellos.

Conforme los embistes de Satoru se hicieron mas largos, Kasumi ya no pudo razonar. Su mente se nublo por completo y por fin encontró el placer que tanto le mencionaban sus amigas; sus pezones se erizaron y, se dio cuenta que, sentirlo golpearse contra ella y el sonido de su pelvis chocando en sus glúteos era ya adictivo. Su cuerpo era movido fuertemente cada vez que la penetraba como si fuera una muñeca de trapo, arqueándose al sentir un embiste mas fuerte que los anteriores y Satoru aprovecho para buscar sus labios. Siendo un besos jadeante y entrecortado por los movimientos.

-Dios eres perfecta de todas las maneras posibles, Kasumi. – dijo mientras seguía moviéndose con fuerza y sus jadeos incrementaran.

-Ah…Ah…Sa-Satoru…yo. – gemía cada vez mas fuerte sin importarle si alguien mas la escuchaba era tanto su placer. – Por dios…ahh.

Kasumi con el rostro escondido en la almohada sentía sus mejillas arder, apreto mas sus manos sobre las sabanas como si eso detuviera los embistes de Satoru, pero era inútil ya que su cuerpo se movía con fuerza, entonces lo sintió un orgasmo mas satisfactorio y placentero de los que Gojou acostumbraba a darle.

Satoru le alzo mas la cadera y se sujeto de estas cuando comenzó a bombear con mas fuerza. Gruño y maldijo al penetrarla y sentirla apretarlo, era maravilloso. Sus dedos estaban comenzando a dejar marcas en los glúteos de Kasumi, justo donde se encajaban.

Derramándose dentro de ella con un gemido grave saliendo de su pecho, su miembro palpito varias veces mientras lo hacía, sintiéndola a ella contraerse mientras se abandonaba al placer.

-Eres preciosa, Kasumi. – dijo mientras veía la imagen de ella debajo de él.

El cabello de Kasumi esparcido en la blanca sabana, su cuerpo sudoroso brillaba con la tuene luz de la luna y su rostro…kamisama amaba su rostro, pero ahora verla con las mejillas sonrojadas mordiendo la almohada y tratando de recuperar el aliento era una fantasía por demás maravillosa.

-¿Estas bien? – dijo mientras salía cuidadosamente de ella y bajándose para colocarse a su lado, tomando el cuerpo de ella en un abrazo. - ¿No te lastime?

-Estoy bien. – dijo avergonzada, haciéndolo fruncir el ceño.

Pero Kasumi escondio su rostro en el pecho de él, inundándose en el aroma de Gojou.

-Kasumi, segura que…

-Shhh. – lo silencio ella, y volvió a besarlo despacio y con ternura. – Te amo.

Fue lo ultimo que dijo Kasumi antes de sumergirse a los brazos de Morfeo."

-¿Estas bien? – sus pensamientos fueron interrumpidos al escuchar la voz de Gojou y como la abrazaba. – Desde hace días te noto extraña, ¿acaso no estas feliz?

Los ojos color cielo de Gojou se conectaron con los azules de Miwa percibiendo algo de preocupación en su mirada, como si algo la estuviera angustiando o preocupando cosa que no le agradaba nada.

-No, claro que estoy muy feliz contigo. – dijo suavemente mientras entrelazaba sus manos con las de su esposo. – Simplemente que hace días siento una opresión muy fuerte en el pecho como si algo malo fuera a ocurrir. Es extraño.

Satoru inspecciono a Kasumi buscando un rastro de mentira en su rostro, ya que no deseaba que su esposa se enterara de la llegada de los "nuevos huéspedes" que se encontraban en la finca. Esperando que su Okasan tratara de solucionar ese asunto de la familia Miwa, ya que no deseaba tener ningún trato con esa gente porque sin importar ninguna justificación ante él un hijo no tenía precio.

-Probablemente sean síntomas del embarazo. – comento tratando de distraerla. – He leído que algunas mujeres se ponen muy volubles o tienden a tener cambios de humor muy drásticos.

-¿En serio? – cuestiono incrédula mirándolo sorprendida, provocando que Satoru sonriera ante la inocencia de la joven. – Eso nunca me comentaron las institutrices cuando comenzaron a educarme para ser concubina.

Las palabras de Miwa por primera vez incomodaron a Gojou, ya que para él la edad nunca fue un tema, pero tampoco quería tapar el sol con un dedo y al escuchar de los labios de Kasumi como ella fue preparándose para convertirse en su compañera sexual siendo una infanta y el un adolescente casi adulto sentía un malestar en su garganta. Pensando en lo egoísta que fue con su decisión sobre la chica.

-Kasumi. – su tono de voz se tornó serio. - ¿tú nunca imaginaste una vida sin mí?

Aquella pregunta descoloco a Kasumi, ¿Por qué Satoru se encontraba preguntándole eso? Sin poder evitarlo la imagen de su familia vino a su mente comenzando a inundarse en malos recuerdos.

-Se que sonora tonto, pero nunca me imagine una vida sin ti ya que ustedes fueron mi salvación. – Miwa se hizo más pequeña al sentir la mirada cielo de Gojou fija en ella. – Mi vida consistía en buscar la aceptación de mi Otousan y no ser una carga para mi Okasan.

Se rio amargamente al recordarlo, en cambio Satoru apretó los puños al recordar los golpes y moretones que vio en la nívea piel de Kasumi cuando se conocieron.

-Sin embargo…cuando llegue a la casa del Clan Gojou a pesar de mis miedos y los constantes regaños de las educadoras siempre había un motivo para que sonriera y eras tu. – las mejillas de Kasumi se sonrojaron más. – La primera vez que te conocí porque te confundí con los ángeles que mi Okasan solía decir que nos protegían.

Sonrió amargamente al escuchar como Kasumi lo comparaba con un ángel, sin imaginar que él era lo más lejano a serlo.

-Yo no soy un ángel, Kasumi. – respondió. – Eso quedaría más en ti que en mí.

-Yo no pienso eso. – levanto su rostro ya que ambos se encontraban aun acostados en esa amplia cama. – Tu fuiste quien me rescato de mi familia, me hiciste entender que todo lo que veía no era producto de mi imaginación. Incluso agradecí a Kami-sama en que mi ángel de la guarda se tardará en llegar.

Sin poder controlarse unas lágrimas comenzaron a adornar el rostro de Kasumi recordando los gritos y golpes de su Otousan, de cómo la menospreciaba cada vez que ella buscaba refugio cuando veía a las maldiciones o cuando le suplicaba a su Okasan que no le volviera a teñirle el cabello negro. Aunque tuviera el amor de sus hermanos eso no complementaba el vacío que sus padres con el tiempo comenzaban a sembrar en ella.

-No deseo que nuestro hijo viva lo mismo que yo. – toco su vientre que estaba un poco abultado. – Yo no deseo que conozca las carencias de lo que significa ser amado.

-Y no lo vivirá. – Gojou abrazo más fuerte a Kasumi. – Te lo juro que nada ni nadie los lastimara, Kasumi. Aun y eso signifique traicionarlos.

Kasumi no entendía a quienes se refería Satoru, pero deseo no indagar más porque probablemente existía algo entre los grandes Clanes que estaba fuera de su alcance.

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-¿Cuándo piensas comprometer a tus hijos, Toji? – los ojos molestos del nombrado se dirigieron a su pariente. – Tanto Megumi como Tsumiki ya tienen la edad suficiente para contraer matrimonio.

-Me imagino que, si estás aquí para preguntarme esto, es porque deseas comprometer a Megumi con una de tus hijas, ¿no es así Ougi?

El progenitor de Maki y Mai Zen'in mostro una sonrisa perversa, cosa que no atemorizo a Toji en lo absoluto.

-¿Acaso no te agradan mis hijas para futuras nueras? – el pelinegro enarco una ceja. – Lo más conveniente es que sea Mai la elegida, porque Maki digamos que tiene un defecto que conoces perfectamente.

-Por supuesto que lo conozco. – sonrió soberbio Fushiguro. – Mi defecto les provoco tanta vergüenza que me trataron como un animal, pero claro tiempo después vinieron arrastrándose como las víboras que son, al descubrir que fui el único en "matar" a Gojou Satoru y en procrear al siguiente sucesor de las 10 sombras.

La forma tan soberbia y altiva que hablaba Fushiguro Toji provocaba que Zen'in Ougi deseara matarlo, pero sabía que hacerlo era como declararle la guerra al Clan Gojou.

-Por lo que veo sigues siendo rencoroso Toji.

-Al parecer viene de familia. – le dio un sorbo a su té. – Bien dicen que uno puede huir de la familia mas no de la sangre que corre por sus venas. – se levantó del lugar no deseaba que si familiar estuviera más tiempo aquí. – En lo que concierne a un próximo matrimonio de mis hijos con el Clan…olvídalo, ni Tsumiki ni Megumi se involucraran con el Clan Zenin.

Se dio la vuelta para irse, pero la voz de Ougi lo detuvo.

-¿Crees que siempre vivirá Gojou Satoru para protegerlos? – se burló el mayor. - ¿acaso piensas que protegerá con su vida a los hijos del hombre que trato de matarlo? ¡No seas estúpido Toji ese idiota te está utilizando a través de tus hijos para obtener más poder y…!

-¿Quieres engañarme a mi o a ti? – en un parpadeo se encontraba tomando el cuello de Ougi. – Gojou tiene el poder suficiente para matar a todos los altos mandos y a los Clanes Kamo y Zenin, puede que seamos unas piezas de ajedrez, pero no de él sino de quien ustedes se empeñan tanto proteger.

Toji sonrió al ver como el aire se escaseaba y el horrible rostro de Ougi comenzaba a perder color.

-Compadezco a tus hijas ante la clase de padre que tienen. – lo lanzo lejos de la habitación mirando como recuperaba el aire. – No te vuelvas acercar a Megumi o Tsumiki.

-Tú no eres mejor persona que nosotros Toji. – grito el hombre sus ojos se cruzaron con los esmeraldas de Fushiguro. -El día de la boda de Gojou vi tu mirada hacia esa chica, era la misma que Megumi, bien dices uno puede huir de la familia mas no de la sangre que corre por sus venas. Tu deseas a esa niña como mujer, ¿por eso no deseas dársela a Naoya?

Ougi ya no pudo continuar porque Fushiguro Toji se encontraba arriba de él golpeándolo, no fue hasta que vio como Tsumiki, Megumi y en compañía de los hermanos Itadori entraban para detenerlo.

-¡Detente Toji! – grito Megumi a su padre sosteniéndolo fuertemente. - ¿Acaso estás loco?

-Suéltame Megumi. – su voz era extremadamente seria tanto que helo a los presentes. - ¡Dije que me sueltes!

De pronto se soltó del agarre de su primogénito golpeando la nariz del joven con su codo y dispuesto a golpear a Ougi, sin embargo, la voz preocupada de Tsumiki auxiliando a Megumi lo hizo detenerse. Sus ojos no perdían detalle de como su hijo se sonrojaba ante la cercanía de la castaña sintiéndose aún peor por los sentimientos que comenzaron a despertar hacia ella; Ougi tenía razón él no era mejor que el Clan Zenin.

-Es mejor que se largue una peste como usted no es bien recibida aquí. – intervino Sukuna aburrido de la situación y sin importarle que el hombre estuviera reponiéndose lo tomo del cuello dispuesto a sacarlo de la finca. – La verdad los grandes Clanes siguen siendo igual de asquerosos que hace años.

El tono burlesco del pelirrosado hicieron que la mirada del Zenin notara como los ojos rubís adquirían más brillo ante el comentario lleno de burla, pero antes de decir algo la puerta fue cerrada en sus narices. Sin embargo, el tono junto con la mezcla de gran energía oscura que desprendía Itadori Sukuna le advirtieron que el poder resguardado en ambos gemelos estaba a punto de romperse.

-¿Ya se fue? – cuestiono Yuuji al ver como su hermano estaba parado en la entrada sin ningún rastro de emoción. – Sukuna… ¿tú crees que…?

-Despreocúpate por el momento aún siguen pensando que solamente yo soy peligroso, mocoso. - observo a Itadori. – Nadie sospecha que el sello de esa maldición se encuentra dentro tuyo y no mío.

Yuuji simplemente asintió mientras observaba con tristeza a Sukuna, sabía que tarde que temprano alguien más además de Gojou-sensei sabría de su secreto y que sin dudarlo su ejecución seria irrevocable.

-¿Tú crees que Gojou-sensei encuentre una alternativa? – cuestiono mirando a su hermano el cual simplemente se encogió de hombros, mientras se disponía a ver como termino todo el circo provocado por Toji.

-No lo sé Yuuji. – dijo mirando de reojo al nombrado. – Solamente hay que estar preparados porque los altos mandos no tardaran en matarnos, así como al hijo de Gojou.

Se fue del lugar dejando aún más confundido a Yuuji, ¿Por qué los altos mandos trataran de matar al hijo de Gojou-sensei? ¿Acaso ese niño significaría algo?

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"No podía creer lo que su amigo acaba de hacer, ¿Cómo Satoru pudo salvar la vida de Riko? ¿Qué clase de trato hizo con Tengen-sama para que este le concediera el perdón a la joven? Y lo más importante ¿Por qué tiene como protector a aquel sujeto que trato de matarlos? Por más vueltas que daba en el asunto no entendía nada.

-Deja de empezar Suguru, hasta aquí puedo escuchar tus engranes. – dijo divertido Satoru mientras salía de la habitación asignada para Riko y Misato. – Simplemente lo único que debes de saber es que Riko está a salvo.

Despreocupado como siempre Satoru se sentó frente a su amigo, tomando si celular para hablar seguramente a la finca y preguntar por Kasumi-chan. Pero justo cuando iba a preguntarle a cerca de todo esto la persona que menos deseaba ver ingreso junto con dos personas más provocando que arrugara el entrecejo al ver que se trataba…

-Oye mocoso dame dinero para pagar el taxi. – dijo sin ningún tapujo Toji extendiendo su mano hacia Satoru, el cual simplemente se encogió de hombros y le otorgo al pelinegro una cantidad justa. - ¿Me darás solo esto?

Respondió Toji mirando que el mocoso le había dado una cantidad exacta para pagarle al conductor.

-Oye hicimos un trato, pero eso no signifique que seré tu banco personal. – soltó divertido el peliblanco mientras se acercaba a los pequeños que estaban con Toji. – Vaya realmente es igualito a ti.

Dijo divertido mientras se ponía de cuclillas y observaba con detenimiento a Fushiguro Megumi, el cual lo miraba como un enemigo haciendo que su sonrisa se ampliara ya que estaba 100% seguro que ese niño poseía energía maldita y si todo salía bien probablemente haya nacido con aquel don que tanto deseaba poseer el Clan Zenin.

-Y ¿Quién es esta linda niña? – pregunto divertido notando como esa pequeña no tenía ninguna de las fracciones del Clan Zenin.

La castaña iba a extender su mano para saludarlo, pero al parecer tanto Toji como su hijo se interpusieron mientras que en su rostro mostraban una expresión de clara molestia.

-El mocoso es Megumi y ella es Tsumiki. – fue tajante Toji. - ¿No te han dicho que acercarse a los niños así sería denuncia inmediata? – Toji volteo los ojos al ver como Gojou se encogía de hombros mientras seguía contemplando a sus hijos. – Iré a pagarle al taxista, no hagas nada extraño, ¿entendiste?

Fue tajante con su orden, provocando que Gojou arrugara el entrecejo al ver como su reprimenda podría afectar a los niños.

-Oye no seas tan duro con los pequeños he escuchado que los regaños constantes, pueden provocar traumas y…

-No me refería a ellos, idiota. – decía Toji dirigiéndose a la puerta donde inevitablemente cruzo mirada con Suguru, percibiendo su notable descontento de todo. – Sino de ti.

Al escuchar eso Gojou se ofendió de sobremanera, sin embargo, cambio rápido de expresión al escuchar la risa inocente de la niña y una perceptible sonrisa de Megumi dándose cuenta de que todo esto no fue un error.

-Confiar en él es peligroso Satoru. – intervino Suguru. – Te recuerdo lo que te hizo.

Los ojos cielo del nombrado se encontraron con los de su mejor amigo notando por primera vez una mirada completamente diferente de Suguru, una que no le agradaba para nada y esperaba que no tuviera que preocuparse a futuro.

-No es necesario que lo hagas, cada vez que me mire al espejo la observare incluso tú, pero créeme que es la mejor alternativa para todos incluyendo a Riko.

Gojou sabía perfectamente la influencia que estaba teniendo esa chica con ellos, ya que, aunque el mismo se negara aceptarlo Riko comenzó a llamarle la atención de manera romántica, pero también sabía que Suguru la quería para algo serio y lo mejor era alejarse para no destruir la única amistad sincera que el solo pudo construir con Suguru.

-¡POR ESO MISMO TE LO COMENTO ESE SUJETO NO TIENE ESCRUPULOS Y NO DUDARA NUEVAMENTE EN…!

-Yo que tú me detendría en mis próximas palabras, sino deseas pasar a mejor vida. – de un parpadeo Toji se encontraba detrás de Getou amenazándolo con un arma maldita. – Al parecer olvidaste lo que te dije de los simios y los hechiceros, mocoso.

Getou apretó los puños y justo cuando iba a invocar a una de sus maldiciones aun sabiendo que posiblemente no le harían nada a ese sujeto las voces de alguien los detuvo.

-¡OTOUSAN/SUGURU! – gritaron entre preocupadas y molestas Tsumiki y Riko.

La segunda al escuchar todo ese escandalo afuera decidió averiguar encontrándose con el escenario de esos dos peleándose, la pelinegra no podía negarlo y aun ese hombre conocido como Fushiguro Toji le proporcionaba miedo, pero si Satoru confiaba en él era por algo además recordó que Misato le había mencionado algo acerca de los hijos de este.

-Ya es suficiente Suguru. – Riko se acercó al ver como Fushiguro se alejaba de este y corría a consolar a su hija la cual se encontraba llorando. – Se que es difícil confiar en este hombre, pero si Satoru y Tengen-sama les ha dado un voto de confianza, ¿no crees que nosotros deberíamos de hacer lo mismo?

Los ojos cafés del nombrado miraron como Toji se acercaba a la pequeña para consolarla y diciéndole en voz baja que solo se encontraba jugando a policías y ladrones, además de como ese pequeño tan parecido a su padre tomaba la mano de Satoru como muestra de su miedo ante lo ocurrido. Sintiendo por primera vez en su vida mucha vergüenza por mostrar tal escenario a unos niños, entonces las palabras de Riko tenían razón para él.

-Lo siento. – fue lo único que dijo mirando a los pequeños. – No volverá a ocurrir.

Y tal como lo prometió nunca volvió a desafiar a Fushiguro Toji no solo porque se lo había prometido a Riko y Satoru sino porque desde su encuentro con el pelinegro comenzó su verdadero calvario hacia su camino a la hechicería.

-¿Te encuentras bien, Suguru? – la voz de Utahime lo despertó de pronto. – Lo siento por despertarte, pero al parecer estabas teniendo una pesadilla.

Ambos pelinegros se incorporaron para sentarse en la amplia cama, Utahime se encontraba sumamente preocupaba ya que no era la primera vez que Suguru tenía estos ataques de pánico, sino que eran constantes llegando a angustiarla.

-No te preocupes solamente…recordé algo no muy grato. – cerro los ojos al recordar todo de nuevo. – Lo siento si te asuste Utahime.

Beso la frente de Iori haciéndola sonrojar, lo cual era tonto ya que ellos han compartido más que besos inocentes sin embargo la energía maldita de Getou se sentía oscura y…aterradora.

-Sabes, sé que en ocasiones no soy la persona más indicada para que alguien se desahogue, pero…

Utahime no pudo continuar, ya que Getou la silencio con un beso necesitado y en un parpadeo el camisón de seda que portaba se fue al piso junto con los pantalones de él, creciendo aún más el libido de ambos.

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-¿Tú que quieres que sea él bebe? – pregunto dudosa Kasumi mientras desayunaba frente a la orilla del mar con Satoru, el cual la miro raro ante su pregunta. – Digo…solo me da curiosidad y…

-Me gustaría que fuera una niña. – fue completamente honesto mientras comía más de su pastel de fresa. – Aunque sea lo que sea ya tendrá un puesto importante dentro del Clan, pero sobre todo con nosotros, ya que es nuestro hijo.

Sonrió coqueto a la ojiazul mirando como las mejillas de Kasumi se sonrojaban por su insinuación, pero, aunque lo negara su respuesta la alivio.

-Pensé que desearías un niño. – respondió ella. – Se que para los Clanes la jerarquía y descendencia es sumamente importante y que por más poderosa que nazca una hija siempre es preferible tener un varón.

-Eso es una costumbre estúpida y arcaica si me lo permites. – se encogió de hombros. – Un claro ejemplo es el Clan Kamo donde por más embarazos tuvo la esposa legitima de él nunca pudieron concebir un hijo, y la única alternativa fue en que Noritoshi tuviera un hijo ilegitimo con una de sus concubinas. Terminando en alejar a un hijo de su madre.

El panque que estaba degustando Kasumi se fue tornando sumamente amargo al recordar la situación de su amigo, preguntándose… ¿algún día si ella no lograba darle hijos varones a Satoru se alejaría? ¿buscaría la compañía de otra mujer?

-Si, Kamo-san ha hecho lo posible en demostrarle a su Otousan que es alguien digno de liderar el Clan, pero… es evidente que extraña todos los días a su Okasan.

-Eso es porque ella lo miraba por lo que es…su hijo y no una herramienta de poder para el Clan.

Entonces Kasumi por primera vez comprendió porque era tan difícil para Satoru tratar de crear un lazo con Okasama, todo era porque desde el principio todos dentro del Clan Gojou lo miraban como la herramienta más poderosa dentro de la hechicería incluyendo la mujer que lo trajo al mundo.

-Aunque…lo único que no desearía es que tuvieras gemelos. – la joven lo miro sin entender. – Dentro de la hechicería dar a luz a dos bebes es significado de mal augurio para los recién nacido, antes hubo una traición entre hermanos que provoco esa maldición entre aquellos niños que nazcan juntos.

-Es por Ryomen Sukuna. – aseguro Kasumi, pero Gojou negó divertido. - ¿no entiendo?

-Ryomen Sukuna solo demostró que nacer con un gemelo es un camino de destrucción. – cerro los ojos recordando a Itadori y Sukuna los cuales son las reencarnaciones del Rey de maldiciones.

De pronto un mensaje en el teléfono de Satoru lo saco de su transe y al observar lo que decía arrugo el entrecejo.

-Maldita sea. – dijo enojado para luego suspirar ya que no deseaba que Kasumi descubriera aquello que deseaba ocultar al menos no tan pronto.

-¿Malas noticias? – pregunto preocupada.

-No, nada solamente cuestiones del consejo de los cuales odio lidiar. – rio. – Entonces…dime Kasumi, ¿tu prefieres niño o niña?

La mujer no sabía que responder, ya que antes sin dudar hubiera respondido que niño sin embargo al escuchar a Satoru pensó que no era lo que verdaderamente deseaba sino…

-Ser egoísta es parte de nuestra naturaleza Kasumi. – decía divertido al interpretar el silencio de su esposa. – Se que desde pequeña te inculcaron la idea de que tener un varón es lo ideal.

-Creo que no es tanto en desear si es niño o niña. – fue honesta. – Sino que…bueno…yo deseaba que tu no…tuvieras más concubinas o una esposa legitima. No deseaba terminar con el mismo destino que la Okasan de Kamo-san…yo…

-Así que me deseabas tener solamente para ti. – soltó divertido deslizando sus gafas de sol para detallar más el rostro completamente rojo de Kasumi. – No creí que fueras así de posesiva y pervertida, Kasumi-chan.

Ahora si Kasumi deseara que la tierra se la tragara y escupiera lo más lejos posible de Gojou Satoru y más porque sabía perfectamente que él reaccionaria así.

-Yo…bueno…

-Aunque siéndote sincero me sorprende que ambos hubiéramos deseado lo mismo. – Satoru se levantó de su asiento para dirigirse junto a Kasumi. – Porque por más que me negara a este sentimiento reconozco que no me hubiera gustado compartirte con nadie Kasumi-chan.

Los ojos azules de ella vieron como Gojou extendía su mano y como hipnotizada se levantó de su asiento para entrelazar su mano con la suya. Observando lo maravillosamente hermoso que era ese hombre, aunque lo mismo pasaba con Satoru respecto a Kasumi.

-Creo que conmigo hubiera sido diferente si yo no hubiera cumplido mi propósito para el Clan Gojou, ellos me hubieran ofrecido al mejor postor entre el Clan Kamo y Zenin. – rio nerviosa y asustada al imaginarse tal situación

Sin embargo, de pronto sintió como Satoru el abrazo fuerte y cuando levanto su mirada para verlo sus ojos cielo tenían un brillo diferente, llegando a asustarla un poco.

-Y yo no lo hubiera permitido. – acerco su rostro al de Kasumi. – Antes de que te hubieran entregado para alguien de los Clanes, ellos ya estarían muertos. – Kasumi asintió.

Entonces como si nada hubiera pasado Gojou sonrió infantilmente como lo hacía guiando a ambos a caminar por la playa.

-Ya te lo he dicho, la única manera en que te hubieras librado de mi es si tú te habrías enamorado de alguien más. – dijo despreocupado. – Por ejemplo: Suguru, Itadori o Mechamaru.

-¿Mechamaru? – cuestiono desconcertada, pero después rio al imaginar a su serio amigo declarándosele. – Por supuesto que no Mechamaru solo me ve como una amiga al igual que a los demás, aunque… recuerdo haberlo visto muy cercano a Mai el día de nuestra boda.

La pareja recordó cómo tanto Mai como Mechamaru no se separaban incluso el chico odiaba bailar accedió hacerlo con la menor de los Zenin, eso alegraba de sobre manera a Kasumi, pero sabia Gojou que eso sería peligroso si bien ayudaría a Mechamaru en olvidar a su esposa, sin embargo, sabia perfecto que los cabecillas del Clan desearían comprometerla con Megumi y en el peor de los casos…Naoya.

-Aunque posiblemente esa relación sea la salvación de esa chica, así como Yuta podría ser la de Maki.

Kasumi entendía perfecto a que se refería Satoru, el Clan Zenin no solamente era reconocido por su crueldad con sus miembros menos talentosos o que no desarrollaban el don de poseer energía maldita, sino que ellos tenían la idea arcaica de que los futuros descendientes serian mas poderosos si se relacionaban con su familia.

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Se encontraba sumamente aburrido, ahorita se encontraría entrenando con Suguru-san o Nanami-san para poder canalizar mejor su energía maldita y así olvidar que la mujer que ama se encontraba en estos momentos disfrutando de otros placeres con aquel que se había convertido en su esposo. Porque le agradara o no ahora Kasumi era esposa legitima y madre del heredero de Gojou Satoru.

-Por lo menos puedes fingir que te estas divirtiendo. – decía molesta Mai colocándose frente a su amigo, el cual al verla se sonrojo al ser muy obvio. – Se que te encuentras deprimido porque en estos momentos Kasumi esta de su luna de miel con ese idiota, pero la vida tiene que continuar Kokichi.

-Lo se. – odiaba ser tan obvio con su amiga y sentirse como el peor de los amigos al no reconocer que Mai estaba ayudándolo. – Solamente que…odio venir de compras, ¿Por qué no viniste con Momo o Maki-san?

La mirada café de Mai se torno un poco oscura, pero rápidamente cambio y sin ningún tapujo dijo.

-Porque deseaba aquello que tu por tantos años también querías. – Mechamaru no entendía. – No soy tonta Kokichi, es muy notorio para mí que a pesar de haber roto tu restricción celestial siempre has creado una línea imaginaria con los demás.

-Eso no es cierto, simplemente…

-Sabes mi deseo es ser una persona normal. – rio mientras observaba a jóvenes de su misma edad disfrutando de su juventud. – No tener que cargar con las tradiciones de un Clan que desde tu nacimiento te odian por ser mujer, realmente aborrezco al Clan Zenin.

Por primera vez en su vida Muta Kokichi se sentía identificado con alguien y nunca espero que esa persona fuera Mai, posiblemente la chica aparente ser alguien frívola y que no le interese las personas que se encuentran a su alrededor, pero con el tiempo aprendió que no fue así y que ella sea la mas sensible de sus amigas. Sin ningún tipo de pudor coloco su mano sobre la de ella, como una clara muestra de apoyo, donde ella correspondió el gesto apretando mas sus manos entrelazadas.

-Te prometo que buscare una forma de liberarte. – esas palabras sorprendieron a Mai, pero lo que verdaderamente cautivo a la chica fue la sonrisa sincera.

-De acuerdo, solo no tardes tanto, Mechamaru.

Al chico en lugar de molestarle que sus amigos aun continuaran diciéndole como la marioneta que ellos conocieron, le agradaba demasiado es como si para ellos Mechamaru nunca fue el obstáculo para crear vinculo con ellos.

-¡Mira esa falta roja! – dijo entusiasmada Mai mirando el aparador de una tienda muy cara. - ¡Vamos!

Sin darle tiempo al chico, Mai lo tomo de la mano para dirigirse al lugar y obtener tan fabulosa prenda, pero justo cuando entraron se encontraron con…

-¡Tu que haces aquí! – dijeron ambas chicas molestas.

Nobara no podía creer que la antipática hermana de Maki-senpai se encontrara aquí en una cita con Tontomaru, pero no dejaría que la presencia de esos sujetos arruinara su cita con Itadori. Él cual se encontraba igual de incomodo que Muta al ver como chispas de rivalidad aparecían en los ojos de ambas hechiceras.

-Hola buenas tardes, bienvenidas a nuestra tienda ¿hay algo en que pueda ayudarles? – se acerco amablemente una empleada del lugar y antes de que continuara tanto Nobara como Mai las interrumpieron.

- Deseo la minifalda roja que esta en el aparador.

Ambas al notar que deseaban la misma prenda volvieron a mirarse retadoramente, cansando un poco a sus acompañantes que deducían que pronto ambas pelearían por trozo de tela.

-Bueno…creo que solamente tenemos por el momento la que se encuentra en el maniquí, y…

-¡La quiero! – gritaron ambas chicas y en un parpadeo se encontraban rumbo a donde se encontraba la falda.

Itadori y Mechamaru al darse cuenta de que esto tardaría horas decidieron sentarse en un lugar cercano por si una de ellas lo llamaba, todo era por demás bizarro para Muta primero se había acercado más a Mai considerándola una persona muy querida para él y sin proponérselo ahora estaba sentado al lado de una de las reencarnaciones de Ryomen Sukuna.

-Nunca pensé que tú y Mai-senpai fueran…- comenzó a hablar Yuuji rompiendo la tensión y provocando que Mechamaru ampliara sus ojos. – Bueno es que todos siempre pensábamos que tú a quien querías era a…Kasumi-san.

-Ambas son solamente mis amigas al igual que Momo-chan. – prefirió no afirmar nada sobre sus sentimientos sobre Kasumi. – Aunque lo verdaderamente impresionante para mi es tu relación con Kugisaki-san., pensé que te fijarías en alguien como Fushiguro-san.

-¿Tsumiki-chan? – parpadeo Yuuji imaginándose una relación con la persona mas importante de su mejor amigo y rio nervioso rascándose la nuca. – Claro que no, ella es como una hermana para mí, aunque para Sukuna…

-Tu hermano es aterrador y desprende energía maldita muy oscura.

Pero justo cuando Yuuji iba a defender a su hermano salieron del vestíbulo ambas chicas dejando sin palabras a los jóvenes.

-Adivina quien gano la linda falda roja. – decía con un tono superior Mai modelándole a Mechamaru mientras le restregaba su triunfo a Nobara. – Creo que me la llevare.

Nobara iba a golpearla y decirle unas cuentas verdades a la menor de las Zenin, pero lo siguiente dicho por Itadori hizo que se sonrojara y olvidara por completo su enfado.

-¡Te vez muy bien Kugisaki! – decía maravillado tomando las manos de la joven. – Sin duda el color esmeralda te queda mejor que Mai-senpai.

Las mejillas de Nobara se sonrojaron, se sentía mal por no haber logrado obtener esa falda roja así que tuvo con confirmarse con una de cuadros color verde, pero al darse cuenta de que a su novio le gustaba algo dentro de ella se movió y ahora estaba segura de que no era una taquicardia.

-Yo creo que Mai se ve linda con cualquier color. – intervino Mechamaru mientras se levantaba y veía un vestido café claro. – Aunque si me pides mi opinión creo que este estilo te hace ver como una chica normal.

Tanto como Itadori como Nobara no entendían la referencia del joven, ¿acaso estaba halagando o ofendiendo a la Zenin? Pero antes de que ellos comprendieran Mai con una sonrisa de oreja a oreja tomo el vestido y dijo.

-Al parecer no tienes tan mal gusto sobre moda, Kokichi. Esta bien me lo llevo. – se encogió de hombros, no sin antes. – Pero también me llevare la falda roja.

Pero lamentablemente nada seria para siempre y pronto ellos lo comprobarían de la peor manera.

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Los días habían transcurrido demasiado rápido y aun no encontraba una solución para deshacerse de la familia de Kasumi, además tampoco aceptaría la propuesta de Kashimo de asesinarlos muy a su pesar la joven aun les guardaba un poco de afecto y cariño a esas personas.

-Disculpe…puedo hablar con usted. – una voz conocida hizo que Kyoko volteara para encontrarse con…- Por favor deseo hablar sobre…Kasumi.

Los ojos azules de la ex matriarca del Clan Gojou veía con desdén a la mujer frente a ella, sin embargo, también sentía una profunda lastima por ver como existen personas que quiebran su espíritu para pertenecer al lado de una basura.

-Es irónico que después de días usted dese hablar conmigo sobre Kasumi. – Miwa Akane agacho la mirada. – Pero esta bien posiblemente sea usted el acto de caridad que tenga el día de hoy, por favor.

Le indico que podía sentarse en junto a ella para tomar el té en su habitación, cuando ambas estaban cara a cara en los pensamientos de Akane venia un sinfín de preguntas las cuales temía su respuesta, sin embargo…

-Adelante, puede preguntarme lo que sea. – dijo la peliblanca.

-¿Por qué hace años ustedes nos ofrecieron esa cantidad de dinero para entregarles a

-Kasumi?

Cuando termino su pregunta Gojou Kyoko se rio como pocas veces lo había hecho en su vida, desconcertando a la castaña.

-¿En serio esa será tu primera pregunta? – cuestiono ahora ella. – Por favor han pasado mas de diez años y apenas te interesa saber el motivo por el cual vendieron a tu hija.

-Nosotros no…- iba a refutar ofendida, pero Kyoko continuo.

-¿La vendieron? Por favor, ustedes sin siquiera interesarles para que deseáramos a Kasumi nos la entregaron por una cantidad de dinero exageradamente considerable. – tomo un poco de su té. – No sé cómo le llamen ustedes, pero vendieron a su propia hija, no les importo su futuro simplemente deseaban deshacerse de ella, por sus "delirios".

-¡USTED NO SABE NADA!

Golpeo la mesa ofendida la mujer mirando con lagrimas en los ojos a la peliblanca.

-Y que tengo que saber, dígame. Que una madre prefirió mil veces a la basura que tiene como esposo antes que a su hija. – contra ataco Gojou. – Que es tan patética de espíritu que permitió que su bastardo esposo vendiera a su única hija sin importarle ella o las condiciones en las que estaría, por favor hasta las bestias defienden mejor a sus crías que ustedes.

-No me cambie el tema. – decía Akane, ya que esa mujer tenía razón y aunque le duela era una de las personas mas cercanas a su hija. - ¿Por qué propósito ustedes quisieron comprar a Kasumi?

-Para que ella se convirtiera en la concubina de mi hijo.

Dijo con tranquilidad Kyoko si esa mujer deseaba saber la verdad, adelante solamente que debía de estar preparada para lo que se avecinaba.

-L-La concubina de su hijo. – la mujer no podia creer lo que escuchaba. – Entonces mi Kasumi ha sido…

-Hmp. Por favor hasta la basura se separa, señora Miwa. – intervino Kyoko. – Mi hijo antes de convertir a Kasumi en su mujer fue su protector y con el tiempo fue desarrollando sentimientos hacia ella, al final del día ellos están conectados por un lazo más fuerte con ese hombre.

-¿Cuál hombre? – pregunto entre lagrimas Akane llegando a desesperar mas a la peliblanca.

-Pues quien más va a ser. – arrugo el entrecejo. – El mismo hombre que hace más de una década fue a comprar a su hija.

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-Ka-Kashimo Hajime. – dijo nervioso el padre Kasumi al ver frente a frente a la persona que menos deseaba.

-Miwa Ichiro. – su nombre salía como susurro de los labios del peliblanco.

Sorprendiéndose de lo idéntico que era ese hombre con el esposo de su hija, cuestionándose ¿acaso esos dos son hermanos?

-Al parecer mi advertencia de que no volvieran a acercarse a Kasumi nunca más, no la entendieron. – iba acercándose mas a ese sujeto. – Esta es mi última advertencia váyanse el día de hoy, sino deseas arrepentirte.

-Y dejar que esa estúpida disfrute de toda esta herencia. – se burló. – Por supuesto que no, ella me debe todo esto, esa maldita me debe ser esposa de ese cretino parecido a ti. Aunque hubiera jurado que él tu eres quien deseaba tener a mi hija.

Kashimo apretó los puños y arrugo el entrecejo ante la sarta de estupideces de ese hombre.

-Dime, ¿tu te acostaste con ella antes que ese tal Gojou Satoru? Porque si es así ahora el valor de ella incrementara incluso escuche que otros Clanes intercambian mujeres para tener un heredero y….

Antes de que continuara Hajime lo tomo fuerte del cuello, comenzando a dejarlo sin aire y en un parpadeo ambos se encontraban arriba de la finca. Como si estuvieran volando o algo por el estilo dejando consternado a Ichiro.

-Yo que tu mantendría mi boca callada. – apretó más la garganta. – Kasumi es un ser demasiado puro e inocente que no debe lidiar con la basura como ustedes. Si hace años no pude hacer nada para protegerla de ustedes créeme que ahora no me temblara la mano para deshacerme de ti.

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-Es una lastima que nuestra luna de miel terminara. – decía divertido Satoru mientras abrazaba a Kasumi la cual asintió sonrojada. – Pero debemos de ir mañana a tu chequeo con Shoko, así como terminar con los preparativos del intercambio de escuelas.

Suspiro fastidiado al recordar que seguramente los peces gordos trataran de matar a Yuuji y Sukuna, además tenia que ir con Toji para ver ese asunto de los compromisos de Tsumiki y Megumi, sin embargo, el asunto que mas le preocupaba era saber que dentro de poco Kasumi se encontrara con…

-Satoru… ¿Qué es eso?

Mirando hacia la dirección que le indicaba Kasumi vio como una enorme maldición de grado especial se encontraba pocos metros de ellos, pero lo que impresiono al peliblanco fue ver como esa cosa se encontraba masticando el cuerpo de alguien que seguramente ya estaba muerto.

Pero justo cuando iba a aniquilar a la maldición hubo otra que salió debajo de la tierra devorando esta y sabia Satoru perfectamente de quien se trataba.

-Satoru. – escucho el grito de Suguru que venía corriendo en compañía de Utahime y Shoko. - ¿Cómo demonios ingreso una maldición a la finca?

Gojou observo como Utahime se mantuvo cerca de Kasumi mientras Shoko fue a investigar acerca de la persona que fue atacada.

-Y como esperas que lo sepa, acabo de regresar de mi luna de miel. – respondió lleno de ironía y preocupación. – Suguru ve junto a Utahime para ver si hay mas maldiciones y en dado caso exorcícelas.

-De acuerdo, pero…- el pelinegro estaba dudando sobre algo.

-¿Pero qué? – cuestiono Gojou, entonces su mirada se dirigió dónde estaba viendo Suguru. – "Esto tiene que ser una maldita broma". – pensó el hechicero.

Y es que lentamente Kasumi en compañía de Utahime fueron acercándose donde se encontraba Shoko con la persona que había muerto, y algo dentro de Satoru le indicaba de quien podría tratarse.

-Kasumi, por favor ve a descansar esto puede asustarte y…

Pero Kasumi no lo escuchaba ella se agacho quedando frente a frente al cuerpo inerte y al voltearlo algo se quebró dentro de ella, porque esa persona se trataba de…

-O-Otousan. – susurro mientras lagrimas caían en sus ojos. – N-No puede ser.

La joven observo como de la cintura para abajo del cuerpo de su padre fue tragado por esa maldición y ver el rostro horrorizado de él, la transporto a los recuerdos de su infancia y mas porque esa misma expresión su progenitor solía darle. Y

El grito desgarrador de alguien hizo que levantara su rostro y observara como su Okasan corría hacia su dirección, entonces todo se torno negro. Pero antes de que lastimara Gojou sostuvo el cuerpo de ella, apretando los puños porque al parecer los problemas apenas comenzaban y con ello un camino lleno de dolor.


¡Hola nuevamente! Siento que hace siglos no actualizo este fic, pero prometo no tenerlos tan abandonados. Espero que les haya gustado la actualización de este capítulo la verdad dude un poco en introducir a Mai y Mechamaru en esta historia pero al parecer a varios lectores de otras de mis historias desean un desarrollo más romántico de estos personajes y creo que la verdad se merecen ser felices al menos aqui.

Sobre Toji y la pequeña obsesión hacia Tsumiki se ira aclarando poco a poco aunque aquí no se si hacer un SukunaxTsumiki o MegumixTsumiki, creo que iré viendo a medida que se irá desarrollando la historia.

Muchas gracias por sus muestras de apoyo y tenerme la paciencia de mis actualizaciones espero no ausentarme tanto, también esta semana se actualizara el fic de Fruto prohibido y...una actualización de Stories GoMi.

Muchas gracias nuevamente y perdón por las faltas de ortografía que vayan apareciendo

Abrazos y besos

TheOtherDestiny ;)