Descubrimientos


"Iban caminando de la mano después de haber presenciado la escena de hace unos momentos de Nanami y esa chica, dejando con un sabor amargo en la boca a Gojou. Comprendiendo que su teoría respecto al chaman de primer grado era cierto y descubriendo que los sentimientos del ser humano siempre irían encadenados con el egoísmo, sin excepción alguna incluso esa joven que estaba con él.

- Nanami-sensei realmente se ve muy diferente cuando sonríe. – dijo con tranquilidad Miwa. – Debería de hacerlo mas seguido tiene una linda sonrisa e incluso jovial.

Satoru rio ante la inocente respuesta de ella, probablemente notando que no había abierto la boca para decir ninguna estupidez.

- Me imagino que por el tiempo ejerciendo como chamanes la sonrisa de Nanami-sensei fue desapareciendo.

- Nunca él fue de sonreír mucho. – intervino Gojou. – Pero siempre fue alguien tranquilo incluso su rostro se veía menos…lúgubre, pero cuando murió…- se detuvo abruptamente recordando a Yu. – Digamos que un evento logro cambiarlo.

La joven no era tonta, bueno no tanto, pero era obvio que alguien importante para Nanami-sensei había muerto comprendiendo su actitud arisca y los rumores en que decían que el chaman de primer grado prefería siempre trabajar solo.

- Es triste comprender y apreciar lo que tenemos hasta que lo perdemos. – Miwa se detuvo abruptamente, provocando que Satoru volteara a verla. – Seguramente con el tiempo me tocara perder amigos valiosos. – recordando a cada uno de ellos. – Creo que incluso si uno de los participamos en las escuelas hermanas muriera seria un suceso muy triste.

- Con el tiempo tienes que lidiar y vivir con eso. – no era mentira. - ¡Pero vamos Kasumi-chan, dejemos de hablar de cosas tristes y vayamos a comprarte algo!

La actitud infantil volvió a rodear a Gojou Satoru, haciendo que sonriera tiernamente, pero Kasumi sospechaba que probablemente la locura del hombre más fuerte era una forma de lidiar con el dolor de seguramente haber perdido a alguien importante.

- No es necesario, preferiría regresar al Colegio.

- ¿Eh? Tan pronto de cansaste de mí. – hizo un puchero, pero al ver como esta negaba enarco una ceja. - ¿entonces?

- Simplemente Tokyo me trae malos recuerdos. – respondió triste. – Ademas pronto Utahime-sensei llegará con los demás y si no me encuentran…

- Te interrogara como un reo a punto de ir a la horca. – volteo los ojos fastidiado. – Cuando realmente se lo propone puede ser alguien insoportable. – tomando la mano de la joven, provocando que se sonrojara.

- Ustedes realmente no se llevan bien…- tenia que hacer un esfuerzo sobre humano de alcanzarlo al tener él piernas mas largas.

- Digamos que me merezco el odio de ella. – respondió serio, pero al ver un puesto de toda cantidad de dulces olvido los fantasmas internos. - ¡MIRA KASUMI-CHAN DULCES, VAMOS!

Pero cuando jaloneo un poco la mano de ella, para adentrarse a la tienda noto que no se movía, volteo a verla solo para encontrarse con una imagen de Miwa Kasumi realmente asustada, como si estuviera viendo una maldición de categoría especial dentro de esa magnifica tienda de arquitectura extranjera, su rostro había perdido color alguno y balbuceaba incongruencias.

- Kasumi. – acercándose mas y tomar con sus manos el rostro de ella. - ¿Qué te pasa?

Ni siquiera el tacto de Gojou Satoru la saco de su trance, estaba temblando, su piel seguramente estaba pálida y nuevamente esos recuerdos venían a ella: la sangre esparcida de su padre, los reclamos de sus familiares, la dura enfermedad de su madre, su responsabilidad hacia su familia y después el desprecio de esas miradas.

- Q-Quiero irme. – susurro casi suplicando. – Quiero irme lejos.

Los lentes que portaba Gojou se deslizaron hasta mostrar sus ojos, mas aun al ver como los ojos de Miwa estaban a punto de desbordar un mar de lágrimas.

- Kasumi creo que…- trato de comprender qué demonios pasaba.

- Por favor…hare lo que quiera, pero por favor quiero irme. – la joven cerro sus ojos, dejando caer dos lágrimas.

Gojou suspiro derrotado coincidiendo con Yuuji y Megumi nunca las comprenderían a las mujeres, simplemente asintió, tomando mas fuerte la mano de ella y alejándolos del lugar, pero en eso sintió como algo o mas bien alguien los observaba. De reojo vio como dentro de la postrería se encontraba un matrimonio de mediana edad acompañados de una mujer de edad avanzada, pero lo que hizo que frunciera el ceño fue la forma despectiva que esas miradas se dirigían exclusivamente a Kasumi y como esa mujer sonreía con soberbia. Recordándole sus días dentro de su "amado" Clan".

- Me pregunto, ¿Quiénes eran esas personas? – recostado en su habitación mirando el techo como lo mas interesante Satoru, se cuestionaba, ¿Por qué seguía intentando en involucrarse en la vida de Miwa Kasumi?

Había transcurrido cuatro semanas desde el evento de las escuelas hermanas y su comunicación con la joven había cesado hasta ser nula. Solamente tenia los recuerdos de esa comida, la salida al centro comercial, descubrir sus cicatrices y al encontrarse con esa chica de la que esta enamorado Nanami. Cerro los ojos frustrado, le estaba tomando demasiado importancia, pero en eso recordó las veces que trato de besarla y lo adorable que lucia ante sus ojos.

- ¿Cuál es tu tipo ideal? – volvió a cuestionar esa pregunta que rondaba en su mente, rio ante un pensamiento. – Verdaderamente Nanami tiene razón en algo al no tenerme respeto.

Tomo el celular que estaba en su mesa y sin esperar mas marco un número demasiado conocido y como su curiosidad era demasiada, dictamino que descubriría si realmente tenia respuesta su pregunta.


- ¿Quién habrá pagado los gastos del tratamiento de mi hermano? – pensó nostálgica Miwa cuando se encontraba en su típica rutina para mejorar como hechicera logrando el mismo resultado.

Se sintió aún peor al recordar su día con Gojou Satoru un sueño hecho realidad, para después irse convirtiendo en una pesadilla.

"Se encontraba tan absorta en sus emociones que no se percato cuando Gojou los teletransporto al Campus, levanto la mirada sorprendida al no identificar en que lugar en especifico se encontraban y al parecer él leyó sus pensamientos.

- Nos encontramos en mi habitación. – respondió serio sin comprender que Miwa olvidara por completo lo sucedido y se sonrojara. – No sabia donde trasladarnos y no deseo causarte un problema con Utahime, aunque me muera de ganas de ver su cara roja de coraje.

Ambos rieron al imaginarse ese escenario, pero duro muy poco al sentir un aire nostálgico por parte de ella.

- Perdón por arruinar su día libre, Satoru-san. – dijo ante el asombro de él. – Le dije que no sería una buena compañía siempre de una u otra manera arruino algo. – apretó sus puños al darse cuenta que entre Gojou Satoru y ella existía una brecha tan similar al infinito de él. – Pero reconozco que me divertí mucho. – le regalo una sonrisa sincera como si aceptara algo doloroso.

Las acciones de ella hicieron que arrugara el entrecejo, ¿Por qué simplemente no tomaba todo esa mezcla de emociones para convertirlo en locura? La locura con el tiempo fue descubriendo que era el mejor aliado que tenían para durar en este mundo de hechicería.

- Si deseaba compartir mi día libre contigo fue elección mía. – se acerco mas a ella, que instintivamente iba retrocediendo hasta topar con la pared de la habitación. – Y si fue agradable o no yo lo decidiré. – tomando el mentón de Miwa. – Si no crees en ti misma o de lo agradable que eres, nadie lo hará. – agachando su rostro por la enorme diferencia de altura. – Y a pesar de lo que pienses, yo también me divertí mucho contigo.

Ambos se vieron a los ojos, cada uno con sus dudas internas: Gojou cuestionándose, ¿Qué espera realmente de Miwa? Su juego estaba llevándolo demasiado lejos, pero no deseaba parar; y ella solamente veía embelesada los hermosos ojos de Gojou Satoru, el hombre que admiraba, su ejemplo a seguir en este mundo donde no era aceptada y porque no negarlo el tipo ideal con el que deseaba entrelazar su mano. Inconscientemente Satoru fue acercando su rostro a Kasumi volviendo a percibir ese olor a vainilla que podría volver a loco a cualquiera, detallando su rostro sonrojado, sus pestañas rizadas, su extraño flequillo, sus ojos azules llenos de inocencia y tocando el corto mechón cerro sus ojos al igual que Miwa sentía la respiración del sensei cercana a ella.

Sus narices se rozaban y cuando por fin sus labios se iban a tocar…

- ¡YA DIME POR FIN PORQUE TU ACTITUD HACIA A MI KUGISAKI!

El grito sonoro de Itadori Yuuji que estaba en el pasillo discutiendo con Nobara se escuchó, provocando que la pareja dentro de la habitación abriera sus ojos y viendo aun su cercanía.

- Si no comprendes eres mas idiota de lo que crees. – respondió a la defensiva la chica. – Mejor vamos al comedor, la sensei de Kyoto nos dijo que ya llego la comida y no deseo que la mejor parte de la coman ellos. – tomando por el cuello al pobre joven.

- O-Oye, Kugisaki…no me respondiste…Oye…

Las voces se fueron alejando ante la tranquilidad de Gojou, suspiro aliviado. Vio nuevamente a Kasumi y antes de que volvieran a interrumpirlos…

- Creo que es mejor que me vaya. – alejándose de él. – No queremos que se presten a malo entendidos. – riendo nerviosamente mientras hacia ademanes con sus manos.

- Kasumi-chan…

- Nuevamente lo siento y muchas gracias por todo. Buenas noches Gojou-sensei. – y sin más se retiró, no sin antes tropezar con la pequeña mesa que tenía".

Tan absorta esta Miwa que no se dio cuenta que otra persona estaba analizando cada una de sus reacciones, desconcertando el comportamiento de la joven desde que los alumnos de Tokyo se habían retirado. Le dolía reconocer que las palabras de Fushiguro Megumi rondaban en su cabeza desde que había descubierto sus verdaderos sentimientos hacia la chica de cabello celeste.

- Miwa. – la voz de Mechamaru la sacaron de su nube.

- Si. – respondió feliz. - ¿Sucede algo Mechamaru? ¿Necesitas ayuda en algo?

El corazón de Muta al otro lado comenzó a latir con fuerza al ver la sonrisa llena de bondad.

- Utahime-sensei, solicita que vayas a su despacho. Al parecer te encomendara una misión.

Ante lo dicho, la joven rio nerviosa como queda vez que le asignaban una misión esperando que fuera una de categoría tres, aunque algo muy dentro de ella deseaba desempeñarse mejor y no dejar todo el trabajo difícil a sus amigos.

- Esta bien. – levantándose. – Muchas gracias Mechamaru. – dándole unas palmadas en los hombros a la máquina. – Por cierto, me alegra que recuperaras pronto tu forma, quedaste muy lastimado en la competencia con Panda-senpai.

Ante la mención del animal apretó los puños, no solo ese ser lo humillaba por desear la oportunidad libre que tenia para vivir, sino que también en el combate.

- Cuídate mucho, Miwa. – solo pudo decir eso. – Si tienes problemas no dudes en irte e informarnos.

- De acuerdo. – se dirigió a la salida. – Nos vemos pronto Mechamaru. – alzando la mano.

Solo que Miwa Kasumi no esperaba que su misión seria compartida, desconcertándola aun mas quien seria su compañero.


Fushiguro Megumi se encontraba fastidiado tanto física como mentalmente, algo muy dentro de él le indicaba que se estaba acercando con el responsable de haber maldecido a Tsumiki, pero exhausto al descubrir que después de su misión en el Puente Yasohachi que todos los sucesos, todas esas maldiciones de alto rango eran por el simple hecho de que Sukuna había reencarnado en Itadori Yuuji.

Sus ojos azules vieron detalladamente la piel nívea, el cabello castaño que con el tiempo creció incluso las fracciones de ella fueron cambiando a unas mas afiladas. Su mano toco la venda que cubría la frente de Tsumiki, apretó el puño con coraje.

- Te prometo que pronto despertaras. – recordando su sonrisa. – No me cansaré de decirte lo siento y te prometo que esta vez si serás feliz a mi lado. Porque, así como tu decidiste protegerme y amarme, yo estoy escogiendo el propósito de ayudar a quienes desee. – viniendo a su mente Itadori, Nobara y Gojou-sensei. – Incluso si eso me orilla a maldecir a otros.

Levantándose de su asiento para disponerse a retirarse vio por el rabillo del ojo una cabellera demasiado conocida, tanto que enarco una ceja y comprendiendo probablemente el "motivo" de su presencia. Salió aburrido de la habitación para asegurarse que no era de una sus alucinaciones, pero al ver como coqueteaba con la enfermera para que solicitaran su acceso al área de especializaciones. Tarareando una canción rítmica y del momento, se detuvo al sentir a uno de sus alumnos.

- Se que estás ahí Megumi. – decía cantarín. – Sal de ahí, nunca te gusto jugar a las escondidas eras pésimo en eso Tsumiki-chan era mejor que tú. – volteo para ver como el pelinegro salía detrás de la pared.

El joven solo se limito a verlo, como si deseara saber el motivo de su visita en el Hospital y al ver que cualquier excusa no sería creíble prosiguió.

- Por cierto, ¿Cómo sigue, Tsumiki-chan? Hace mucho que no la veo. Tanto que me perdí en los pasillos. – quedando frente a frente y como el rostro aburrido de Fushiguro no cambiaba tanto que logro incomodarlo por el parecido a Toji.

- ¿Qué pretendes haciendo todo esto, Gojou-sensei? – el peliblanco enarco una ceja sin comprender. – Los vi aquella noche. – los lentes que cubrían sus ojos celes se deslizaron. – Vi como salía Kasumi-senpai de tu habitación y como estaba sonrojada.

- No comprendo de lo que me hablas Megumi-chan. – su voz se tornó seria, para después reemplazarla con una sonrisa. – Mi trato con los estudiantes de Kyoto es demasiado limitada y eso también incluye a Miwa-chan.

Ajustándose los lentes tomo el hombro del joven, indicándole que era mejor terminar con esa conversación donde no obtendría nada ninguno del otro.


- Llegamos. – dijo nervioso Ijichi. – Aquí está el Templo Sensō-ji. Buena suerte y ya saben cualquier inconveniente notifíquelo y retírense. – sin decir mas dejo a los jóvenes, sintiendo cada vez mas que las palabras e ideología de Gojou Satoru podría estar en lo correcto.

Tanto Yuuji como Kasumi vieron maravillados el hermoso templo que representaba una zona demasiado turística en Tokyo, no solo por su belleza sino por las antiguas leyendas que residían dentro de él. Cuando ambos jóvenes se bajaron del auto sintieron como varias lagunas venían a su mente, sorprendiéndose además de la gran cantidad de energía maldita que desprendía.

- Cielos, eso fue extraño. – argumentaba Itadori dando golpecitos en su cabeza, como cuando Sukuna deseaba salir.

El joven de ojos marrones veía como su compañera tenia aun espasmos en su cuerpo así que acercándose y tocándole el hombro como muestra de apoyo, gano una sonrisa por parte de esta.

- ¿Te encuentras bien, Kasumi? – ella simplemente asintió. – Que bien, pero mira que hermoso es este Templo nunca he tenido la oportunidad de turistear Tokyo.

La alegría de Yuuji provoco que las imágenes recientes se borraran en Miwa, cosa muy diferente en él ya que cuando vio la estructura recordó la técnica de Sukuna.

- "Extensión de Dominio: Templo del Mal". – estoy seguro que esa fue la técnica de Sukuna en aquella ocasión, vio rápidamente a Kasumi y como se encontraba nerviosa.

Lo cual era cierto Miwa Kasumi se encontraba demasiado nerviosa según el informe de Utahime-sensei la maldición era de segunda categoría, pero lo que desconcertó a la joven fue la presencia del joven Yuuji y agregándole los escalofríos de ese precioso lugar.

- Kasumi-chan. – escucho la voz de Yuuji y lo vio frente a ella. – Si algo malo pasa y se descontrola la situación, huye y déjame aquí.

Ella abrió los ojos sorprendida y mas al ver la sonrisa sincera de este.

- Tengo entendido que esta misión podría haberla realizado un solo hechicero, al ser la maldición de grado dos, pero me imagino que aun existen prejuicios de mi existencia en la hechicería. – vio la hermosa luna llena. – Así que no te preocupes por mí, tu bienestar es muy importante.

- "¿Cómo puede sonreír al saber que aun tratan de matarlo?" – pensó Miwa. – No te preocupes Yuuji no te abandonare. – la respuesta de ella hizo que se detuviera a mitad de camino. – Tienes razón en decir que esta misión puedo haberla realizado un hechicero, pero probablemente nos enviaron juntos, porque yo no sería capaz de hacerlo por mi cuenta sola. No por nada soy la inútil Miwa.

La sonrisa rota de la joven provoco algo en Itadori, pero en eso bajo la luz de la luna y en la entrada del Templo no vio a Miwa Kasumi vestida en ese traje de chaman demasiado serio, sino que frente a el estaba la joven vestida con un traje tradicional de sacerdotisa color cielo y su cabello adornado en una coleta baja. Negó con la cabeza repetidas veces y al volver a verla pensó que todo era su imaginación.

- ¿Eh? Yuuji-kun, ¿estas bien? – se acerco tocando la mejilla de este, pero al hacerlo provoco un latido en ambos.

- "Así que no me equivoque, respecto a esta mocosa. Después de tanto tiempo nos volvemos a ver Cian". – sonrió sádico Sukuna al descubrirla. – "Lastima que tenga que matarte, pero probablemente antes de eso desee disfrutar de tu cuerpo". – se relamió los labios al recordar cuando hace tiempo se aprovechó de esa sacerdotisa.

- Si Kasumi, no te preocu…

La sangre de ambos se congelo y es que frente a ellos no se encontraba una maldición normal, no claro que no frente a la entrada de templo estaba una maldición especial…una que Itadori Yuuji conocía perfectamente.


Utahime no podía dejar de estar nerviosa, la misión que le encomendaron a Miwa-chan era demasiado peligrosa incluso para alguien de su categoría, pero según le comento el director era necesario para que se tomaran medidas y se corroborara que tener alguien como Itadori Yuuji dentro de la hechicería era un peligro.

- Como si no hubiéramos tenido un judas, ya dentro de nosotros. – recordando a Suguru cada vez más, desde ese día en que pensó haberlo visto. - ¿Por qué simplemente no lo olvido? Él ni siquiera me amo.

- "No deberías de hacerle caso a los comentarios de Satoru, Utahime. Estoy seguro que no eres débil solo te falta entrenamiento". – cerro los ojos al imaginarlo frente a ella sonriéndole con esa aura de tranquilidad y amabilidad nata. Una lagrima volvía a ella mientras tomaba un poco de sake. – "Eres muy bonita, que nadie te diga lo contrario". – rio al ver como la consolaba, por su capricho de adolescente ante el estúpido de Gojou. – "Incluso yo dudo de mi poder al lado de él, pero al parecer esta en nuestra naturaleza".

Claro, ¿Cómo podría olvidarlo? Él fue el único además de Shoko que la aceptaron, que nunca cuestionaron su poder y que a pesar de todo siempre estuvo con ella.

- "Nuestro deber como hechiceros es proteger a aquellos que no son como nosotros".

Sin cuestionarse más tomo su teléfono para asegurarse que no fuera demasiado tarde, que no volvería a sentir la desolación de perder a alguien: un amigo, un estudiante y sobre todo un ser amado. Cuando escucho la estúpida voz cantarina no lo dudo más.

- El director Gakuganji designo a uno de mis alumnos a una misión categoría dos en el Templo Sensō-ji. – sabia que él estaba escuchándola atento. – Itadori Yuuji también se encuentra designado.

- ¿Por qué me estas diciendo esto? – no le sorprendió el tono serio al otro lado de la línea.

- Porque al igual que tu idiota, no quiero volver a perder a alguien valioso. – sentía como se acumulaban las lágrimas. – No nuevamente, además ella tiene mucho que vivir aún. Espero que hagas lo correcto. Adiós.

Cuando colgó recargo hacia atrás su cabeza escuchando la tranquilidad de la noche, una tan oscura que podría solamente la luz lunar iluminarlos, para muchos era una belleza, pero para otros era un signo de mal augurio.

- Creo que ya es demasiado tarde para decirte estas palabras. – se acomodo para sacar una fotografía en sus años de juventud, una fotografía que si se apreciaba bien podrían notar sus mejillas sonrojadas, como el la sostenía de la cintura y sus rostros estaban demasiado cerca. – Perdóname, perdóname por nunca decirte: Te amo Suguru Geto.

Vio fijamente su teléfono después de esa extraña llamada de Utahime, no le sorprendía que los peces gordos aun desearan matar a Itadori, pero llegar al grado de sacrificar a terceros eso si era una nueva estrategia de los malditos y mas aun saber que fue la propia Utahime en decirle lo que se encontraba sucediendo. Rápidamente vio como Megumi se quedo dormido al abrazar a Tsumiki en esa incomoda camilla y que seguramente despertaría hasta mañana, era mejor así. El debía de encargarse de Yuuji, después de todo él ha estado proporcionándole dedos de Sukuna.

- Se que algunos alumnos de Kyoto desistieron en matar a Yuuji. – dedujo poniendo una mano en su barbilla. - ¿Quién podría haberse metido directamente a la boca del lobo?

- "Porque al igual que tu idiota, no quiero volver a perder a alguien valioso. No nuevamente, además ella tiene mucho que vivir aún".

Abrió ampliamente sus ojos al recordar las palabras de Utahime, no podía ser cierto tenía que ser una maldita broma de mal gusto. La persona que había puesto los peces gordos en bandeja de plata para ser su experimento y desatar a Sukuna se trababa de…

- Kasumi-chan.


- ¡KASUMI! – grito Itadori al ver que la maldición la lanzo lejos y como se estrellaba con la pared escupiendo sangre por el impacto. – Maldito, eres una de esas maldiciones de grado especial, ¿no?

Yuuji se encontraba temblando, no podía creer que nuevamente estuviera frente a una maldición relacionado con Sukuna, no después de haber descubierto que todo el desbarajuste que se encontraba en el mundo de la hechicería fue por haberse tragado ese maldito dedo.

- ¡Muy bien! Aquí vamos.

Miwa abrió lentamente los ojos sentía un dolor punzante en la espina dorsal, pero no era momento para descansar. Ella debía de demostrar de que estaba hecha y que sin importar nada ella moriría de forma digna, teniendo su espada en la mano. Se encontraba sorprendida en la forma en que Itadori Yuuji se encontraba pelando con la maldición demostrando que los altos mandos estaban en un error, que ese joven no solo era el recipiente del Rey de las Maldiciones, sino que Itadori Yuuji era un hechicero uno que era sacrificar su vida sin importar como.

Incorporándose lentamente sostuvo su espada concentrando su energía maldita desde le empuñadura hasta el filo, solo necesitaba que Yuuji lo acercara un poco mas por la distancia.

- ¡Yuuji! – el nombrado volteo hacia a la dirección de su amiga y vio la misma posición de combate que en Kyoto, rio cuando lo comprendió.

- Esta bien. – el joven esquivaba los ataques de la maldición sin dejar que lo tocara. - ¡Oye acércate más, así no lograras darme ni un golpe!

Ante el desconcierto de los jóvenes esa voz no era perteneciente de Yuuji sino de…

- ¿Qué pasa mocoso? No me extrañabas. – la marca en la mejilla del joven se convirtió en una boca y arriba de esta un ojo de iris color rojizo, que al sentir una mirada ajena vio directamente a…- ¡Vaya reencarnaste incluso en apariencia! Sigues teniendo ese extraño color de cabello, pero me supongo que es por tu energía maldita del agua y la compasión.

Kasumi no entendía nada de lo que se refería Sukuna y mas aun la mirada llena de sarcasmo sádico hacia su persona.

- ¡Kasumi ahora! – detuvo el contacto de miradas ante el grito de Itadori.

Concentrando su energía tomo su espada y concentro gran cantidad de energía en el filo, pero había algo…algo extraño en su energía. Sentía como desprendía gran cantidad de esta y viendo hacia la luna sintió su cuerpo ligero como una pluma, donde nuevamente esas lagunas vinieran.

- ¡KASUMI! – grito nuevamente Itadori al ver como la maldición iba directo a atacarla al corazón, pero antes de que la tocara sucedió algo que desconcertó a Yuuji y emociono a Sukuna.

- Nuevo estilo de sombras celestial. – debajo de la joven se extendió un extraño sello en forma de luna llena y como dentro de este se desprendía agua.

El cabello de Miwa se hizo mas azul igual que su mirada, los cuales brillaban de forma desbordante llegando a cegarlos y el ataque de ella fue directo al pecho de la maldición, provocando que las ráfagas lo cortaran de forma diagonal.

- I-Impresionante. – susurro el joven y al ver que Kasumi comenzaba a cerrar sus ojos corrió rápidamente hasta sostenerla antes de que cayera. – Ka-Kasumi-chan, Kasumi-chan reacciona. – dándole leves golpes en su mejilla. – Kasumi-chan por favor despiert…-antes de que terminara agacho la mirada al escuchar una voz demasiado conocida.

- Extensión. – dijo una tercera voz dentro de Yuuji comprendiendo que era….- Verdaderamente eres in fastidio mocoso. – divertido Sukuna levanto su rostro, mostrando la apariencia que adquiría en el cuerpo del joven. – Mmmm…no se si debería de divertirme en un minuto no se puede hacer mucho. – tocando la mejilla y alejando algunos cabellos sueltos. – De verdad sigues teniendo ese potencial desperdiciado Cian.

La voz de Sukuna fue cada vez mas ronca al acercar el cuerpo cálido de esa mocosa al suyo propio y sonrió mas aun al darse cuenta que ambos estaban siendo iluminados por la misma luna que hace tiempo fue testigo de cómo la había asesinado hace tiempo. Acerco su rostro al de esa joven detallando una belleza simple sin chiste alguno, pero con algo que seres como las maldiciones se alimentaba: "bondad y compasión"; sin perder el tiempo y antes de matarla aprovecharía así que acercando sus labios a los de ella.

- Al menos te dará una despedida digna al besarte, mocosa. – y antes que la tocara, sintió como la rabia volvía a recorrerlo junto con la adrenalina, su mirada rojiza vio como una sombra se encontraba frente a ellos.

Rio estrepitosamente viendo ese rostro de ese maldito ser que lo subestimaba, que incluso se declaro ser el mas fuerte aquel que cuando despertara todo su poder sería el primero en matar.

- Ya me preguntaba cuando aparecerías hechicero…Gojou Satoru. – mostrando su sonrisa cínica.

Pero el portador del infinito no tenia humor, no de ver como esa repugnante maldición sostenía a esa joven que de una forma nada grata habían descubierto quien era o que fue verdaderamente Miwa Kasumi y su poder.


Perdonen por apenas actualizar, pero por el momento me encontraba con situaciones familiares un poco dificiles, ademas de que realmente no deseaba ya involucrar a algunos personajes, para no cambiar la historia tanto del anime como el manga, pero creo que de cierta forma siempre termino no haciendolo jajaja. Respecto a este capitulo y el próximo se aclarará un poco respecto al porque Miwa puede ver maldiciones y un poco mas de su pasado. Tambien me encontraba escribiendo otro fic de tres capitulos de esta maravillosa pareja: ¡Feliz cumpleaños Gojou Satoru! esa si es un poco mas subida de tono, los invito a leerla.

Mil gracias a cada uno con sus reviews, en serio me alegran en alma y igual cuando se toman su tiempo para leer mi pinino de historia.

Dato importante: la relación de Utahime y Suguru no fue idea mia sino de mi mamá que se avento todo Jujutsu y es fan del Gojomiwa. Ademas que se le hacia linda fisicamente la pareja de Utahime y Suguru ( siendo honesta no se cual sea en el manga).

Nuevamente muchas gracias por su apoyo dejar sus reviews y lecturas verdaderamente me alegran a seguir escribiendo.

Espero actualizar pronto.

Besos y abrazos.

TheOtherDestiny ;).