Atracción
"Corrió lo más rápido que sus pequeñas piernas le permitían, nuevamente llegaría tarde a su hogar. No deseaba preocupar a sus padres, ellos eran tan buenos y siempre estaban al pendiente de ella más aun al descubrir su poder como sacerdotisa. Se detuvo abruptamente al sentir una presencia, como si estuviera siendo presa de algo o de alguien así que lentamente fue inspeccionando el lugar hasta que su mirada azul vio del otro lado de río una figura masculina.
- ¿Quién eres tú? – cuestiono inocente. - ¿Acaso estas perdido?
La risa estridente del desconocido la descolo, no podía visualizar muy bien al individuo. La noche era demasiada oscura y tenebrosa, cualquier maldición aprovecharía para atacar.
- Esas mismas preguntas debería de realizarlas yo, niña. – burlón fue acercándose más, aunque sabía que el rio era un intermediario entre ellos. - ¿Qué hace una tierna pequeña sacerdotisa a plena Luna llena? ¿Acaso no te dijeron que este tipo de noches nos excita a nosotros las maldiciones?
Y como si fuera obra del destino la pequeña niña vio como la luz de lunar ilumino a esa "persona" mostrando a un joven de aproximadamente dieciocho años, su cabello era rojizo con tonalidades rosadas, su rostro era muy bello, pero demasiado peligroso y portaba unos extraños símbolos.
- No te han dicho que observar por mucho tiempo a alguien es de mala educación. – en un pestañeo se encontraba frente a la peliceleste y se agacho para estar a su altura. – Y bien, ¿te quedaste muda del miedo?
- No, simplemente veo tu mirada vacía. – respondió con inocencia. – Eres una maldición muy poderosa, pero la soberbia te llevara a tu condena y por consiguiente a tu muerte.
Los ojos rojos de la maldición se abrieron de la impresión, no por las palabras carentes de sentido de esa pequeña sacerdotisa, sino porque percibía tranquilidad en su ser y le sonreía con inocencia.
- Ademas usted no me da miedo señor maldición. – ahora si Sukuna rio ante lo "educada" de esta mocosa.
- Tengo nombre mocosa. – tocando su cabello que desprendía demasiada energía maldita y olfateando su aroma a vainilla. – El tuyo, ¿Cuál es?
- Mis papás me tienen prohibido hablar y decirles mi nombre a desconocidos. Y creo que eso también incluye a las maldiciones. – decía poniendo su dedo índice en su mentón.
- Entonces ya rompiste sus reglas. – susurrando como una serpiente en el oído de ella. – Pero está bien, antes de matarte te diré mi nombre…Soy Ryomen Sukuna. – beso la mejilla cálida y rosada de esa pequeña de alrededor de diez años.
Entonces sintió como ella tomaba sus mejillas y viendo ambos a los ojos percibió una bondad estremecedora, una que daba repugnancia.
- Mucho gusto Sukuna-sama, mi nombre es Cian la bodhisattva de la compasión. – la sonrisa sádica de Sukuna volvió a surgir y comprendiendo lo que significaba o más bien que era esa mocosa prosiguió. - ¿no tratara de matarme? – vio como este negaba con la cabeza y sus ojos rojizos fijo en los azueles de ella.
- Muy bien Cian, no te matare. Porque tu dulzura te traerá hacia mí en su debido tiempo, cuando tus heridas sean profundas y las cicatrices no puedan ocultarse. Cuando sientas que tu vida llena de desdicha te ira consumiendo hasta llegar a tu limite. - juntando su frente con la de ella. – Y cuando ya no tengas más alternativa de regresar a hacia mí, en este mismo lugar, para descubrir que tu mayor cualidad será la responsable de tu muerte, por la atracción del infinito.
Cian enarco una ceja al no comprender a esa maldición, y Sukuna se dio cuenta que probablemente será aburrido esperar ese tiempo, pero asegurándose que al volver a verla disfrutaría destruir el temple y alma de alguien tan puro."
- Y bien, ¿te la pasaras toda la noche observándome? – provocando abiertamente al hombre frente a él. – Sabes es de mala educación interrumpir el encuentro de dos amantes.
Gojou apretó más los puños al escucharlo y observar a través de sus seis ojos, como la energía maldita de Kasumi estaba alimentando de forma indirecta a Sukuna.
- Es extraño que no fueras directamente por el objeto maldito. – alzando el dedo. – Esto es lo que estás buscando, ¿no?
Caminando lentamente Satoru se retiró los lentes, observando mejor la escena y como debía de alejar a Miwa de Sukuna sino deseaba que le desgranara toda su energía maldita. Logrando posiblemente un desequilibrio en sus planes y respecto a la existencia de Yuuji.
- No me apetece por este momento, prefiero alimentarme de otro banquete. – lamiendo la sangre que se encontraba en la comisura de los labios de Miwa. - ¿Vienes como hechicero o como algo más Gojou Satoru?
No soportándolo el peliblanco suspiro y guardo el objeto maldito, cerró los ojos ante el desconcierto de la maldición y sin previo aviso golpeo fuertemente la mejilla de Sukuna mientras con su otra mano alejaba a Kasumi que aún se encontraba inconsciente de este, antes que la maldición cayera se sostuvo con sus manos levantándose.
- Gambare, Gambare. – alzando sus manos divertido. – Parece que toque un tema sensible, mira haremos un trato me dejas absorber toda la energía maldita de Cian y cuando no quede nada te dejo el cuerpo para que lo disfrutes como desees. – comento aburrido. – Total el mocoso pronto regresara y por más que desee tomarla, no se puede hacer mucho con ese tiempo. – lamiendo su labio inferior corriendo hacia la pareja para atacarlos. - Aunque me queda el consuelo que hace tiempo pude violarl…
Antes de que pudiera si quiera tocar a Gojou, sintió aquella barrera conocida como infinito y un duro golpe en su vientre, tal como aquella vez con esa maldición en forma de volcán.
- Por más que desee golpearte hasta matarte, eso sería una desventaja para ti. – sonrió cínicamente. – Pero vamos intentemos jugar. – dejando delicadamente a la joven cerca de su barrera. – No te preocupes, después de todo…eres débil. – aquella maldita burla de un simple humano…de alguien inferior a él…
- "Tendré que dejar para después lo de Cian". – pensó sin embargo no sintió cuando una onda de energía lo golpeo haciendo que volviera a caer. – "Tsk. Ese maldito tiene razón aun no soy lo suficientemente fuerte aun no poseo los demás objetos malditos". – escupió sangre. – "Es momento que regreses, mocoso".
- Nueve, ocho, siete. – contando divertido Satoru para volver a traer de vuelta a Yuuji, pero probablemente eso era lo que Sukuna quería. – Debería suceder pronto.
Sintiendo como la energía sacudía el cuerpo de Itadori comprendieron que era momento de cambiar.
- "Diablos, ¿otra vez?". – viendo a la joven inconsciente y como su respiración era débil. – "Aunque debo de reconocer que el repuesto de energía maldita que me diste Cian me ayudará en el futuro".
- ¡Oh! ¿Qué sucede? – interrogo el joven dirigiendo su mirada marrón en todas las direcciones. - ¿Eh, Gojou-sensei? – los ojos de Yuuji se iluminaron al verlo alegre, iba a abrazarlo, pero sentía su cuerpo mallugado y con demasiado dolor. - ¡GOJOU-SENSEI! – volvió a gritar cuando cayó en el césped.
- "Permitió sin objeción alguna que Yuuji regresara" Hola ¡Vaya, pero sí que te dejaron molido!. – exclamo "alegre" tomando varias fotografías como solía hacerlo con Megumi. – "Tampoco percibí que utilizara la energía que le quito a Kasumi, es tal y como imaginaba Yuuji y Sukuna hicieron un pacto, para que regresarlo a la vida" Buen trabajo Yuuji. – levantando su pulgar, mientras volvía a colocarse los lentes.
El joven sonrió ante el elogio de su sensei, pero reconocía que el crédito no era de sino de Kasumi-chan y esa fabulosa técnica, abrió sus ojos y buscando desesperadamente a la chica, encontrándola cercana a su ubicación, sin embargo, la apariencia de ella…
- G-Gojou-sensei, ¿Por qué Kasumi-chan está demasiado pálida?
Cuestiono al hombre, pero al ver que no se encontraba en el mismo lugar, vio como rápidamente el hechicero más fuerte tomaba entre sus brazos a la joven, para ver su estado actual y corroborando que Sukuna absorbió gran parte de su energía, a tal grado que si no hubiera llegado a tiempo seguramente Miwa Kasumi hubiera muerto.
- "Te has dedicado a tratar de sobresalir y dedicándole tu respeto a ellos, sin saber verdaderamente como son". – toco delicadamente la mejilla de ella y acomodando su desordenado fleco. – La maldición que tuvieron que enfrentarse era un categoría especial, ¿verdad?
- S-Si. – respondió Yuuji que no veía nada extraño la actitud del hombre hacia Miwa. – P-Pero Gojou-sensei, fue muy extraño todo. - la mirada oculta por los lentes se dirigió hacia Itadori. - En cuanto llegamos tanto Kasumi-chan como yo sentimos mareos junto con imágenes borrosas, después conversamos respecto a la misión hasta que nos encontramos con la categoría especial y peleamos, pero en eso…
- ¿Qué sucedió Yuuji? – levantándose con la joven en brazos.
- Sukuna apareció…como suele hacerlo en mi mejilla. – señalando el lugar. – y comenzó a decir disparates.
- ¿Cómo cuáles? ¿Qué disparates dijo Sukuna, Yuuji?
- Dijo: "¡Vaya reencarnaste incluso en apariencia! Sigues teniendo ese extraño color de cabello, pero me supongo que es por tu energía maldita del agua y la compasión". – imitando la voz del Rey de las maldiciones.
Satoru cerro los ojos frustrado, al parecer las respuestas acerca de los poderes de Miwa se estaban revelando solos, pensando que probablemente despertar esa fuente de poder sería demasiado peligroso, viendo directamente a Yuuji.
- Ya veo.
- Pero aún no le he contado la mejor parte Gojou-sensei, fue Kasumi-chan quien termino con esa cosa. Ella lo destruyo con una técnica distinta fue maravilloso, creo que se llamaba: Nuevo estilo de sombras celestial. ¡ELLA ES INCREIBLE! – los ojos de su aprendiz brillaban de emoción.
Cada palabra que escuchaba de Yuuji lo impresionaba más, pero debía de fingir y no mostrar sus emociones al joven, no sabía si en cualquier momento volvería aparecer Sukuna o si la maldición podía conectar la relación que generaba el chico en el exterior. Afianzo más su agarre en Kasumi y agachándose para tomar la mano de Yuuji dijo:
- Hicieron un buen trabajo. Andando es mejor que descansen, iremos a un lugar seguro. – sin decir más los teletransporto.
- ¿No puedes dormir? – una voz a su espalda la alerto y cuando volteo para ver a su amiga suspiro aliviada. – No te preocupes, estoy segura que Itadori regresara o estas preocupada, ¿Por qué Miwa se encuentra con él?
Kugisaki Nobara volvió a suspirar mientras veía como las nubes comenzaban a juntarse y ocultando la hermosa luna llena. No sabía porque se hacia la fuerte respecto a todo lo relacionado a Itadori y Sukuna, donde si todo era como lo planteo Fushiguro tarde o temprano él…
- Simplemente no pude dormir. – tomando un trago de su té. – Tampoco ha llegado Fushiguro.
- De él no te preocupes, no creo que llegue a dormir. – encogiéndose de hombros y sentarse frente a Nobara.
Los ojos marrón de Maki inspeccionaron los gestos de Nobara percatándose que su mirada estaba vacía, ligeramente sus manos temblaban como su labio inferior y tenía un poco de ojeras.
- Maki, ¿tú crees que…que vuelvan a intentar matarlo? – cerro lo ojos al recordar la muerte falsa de ese idiota. – Aun no quedaron conformes de que él también es un hechicero.
- Seguramente trataran de hacerlo hasta lograrlo. – tomando su café y viendo como el labio de su amiga temblaba más. – Satoru podrá ser un grandísimo idiota, pero su perspectiva de la hechicería, así como los peces gordo es correcta. – suspiro. – Si te soy sincera incluso entre los líderes de los Clanes es difícil llenar las expectativas, así que no creo que reciban con los brazos abiertos a un chico con habilidades y fuerza sobrehumana, además tomando en cuenta que es el contendor de Sukuna.
Sabía que estaba siendo cruel, pero tener tacto con la gente nunca fue algo que la caracterizo, cerro los ojos e inmediatamente vino la imagen de Yuta, sonrió nostálgica. Probablemente él haya buscado la forma de ser empático, aunque tampoco le agrade la idea del contenedor de Sukuna.
- Así que no hay más alternativas. – agacho la mirada. – Todo conduce a…a que Itadori tenga que morir. – apretó los puños.
- Triste, pero cierto. – viendo como la lluvia comenzaba a caer. – Creo que no solamente tu sufrirás, cuando eso suceda. Ese idiota es igual que Satoru una vez que ingresa su idiotez es difícil que salga. Es un buen amigo, aunque tú lo vez de forma distinta.
Kugisaki levanto su mirada a punto de llorar sin emoción alguna y una triste sonrisa torno su rostro.
- Creo que, en el peor de los casos, seria no estar aquí cuando eso suceda. – levantándose. – Si te soy sincera nunca me han gustado las despedidas y no soy buena aceptándolas. Creo que la resignación no es algo que me caracterice.
Recordó la pelea de ese combate donde Itadori y ella salieron victoriosos, sorprendiéndose de la fuerza y rapidez del joven, además de sin importar la situación él se preocupó por ella. Rio triste al comprender que Fushiguro tenía razón y Itadori Yuuji era un idiota que no comprendió su…declaración.
- "Lo hace simplemente porque te ve como una amiga"
- Debes de ser clara, porque probablemente como él tiene un lugar importante en tu corazón, tú tienes uno en el de él.
- Fushiguro me dijo lo mismo. – murmuro.
- Eso es porque él ya está viviendo lo mismo que ustedes. – ante esto último gano una mirada de desconcierto de la peli naranja. – El tiempo puede ser nuestro aliado o nuestro enemigo en ocasiones. Eso nunca lo olvides Nobara.
"Después de haber llorado un buen rato, su mamá decidió prepararle una cena especial por el motivo de su salida del Hospital. Se encontraba tan feliz que cuando visualizo a Suki en compañía de su mamá no dudo en ir con ella y conversar, realmente sentía mucho cariño hacia la joven, a pesar de la diferencia de cinco años.
- Me alegro que te encuentres bien Kasumi-chan. – decía feliz la castaña, ella era la única persona fuera de la familia Miwa del accidente de la niña. – Sabes últimamente hay una moda en teñirte del cabello de colores.
Ante lo dicho la pequeña abrió ampliamente los ojos, tocando delicadamente su cabello maltratado teñido de negro y al parecer Suki comprendió sus pensamientos.
- ¡Exacto! Ahora tu familia no tiene de excusa en que te pintes el cabello. – tomo las manos de Miwa. – Ademas no entiendo porque lo hacen si tu cabello cian es muy bonito incluso diría que es único y extraordinario.
- N-No tiene nada de bonito, único o extraordinario. – agacho la mirada. – Solo es común y corriente como yo.
Suki iba a debatirle, pero en eso la mamá de la pequeña le hablo y despidiéndose ambas con un abrazo se retiraron, sin imaginar que esa sería la última vez que se verían.
- ¡Cielos! – se detuvo la mujer sorprendida y cansada. – Olvide comprar la pimienta, Kasumi-chan, ¿podrías adelantarte a la casa? No tardo por mientras prepararías por favor los demás ingredientes.
Kasumi deseaba decirle a su progenitora que la acompañaba y no deseaba regresar a casa sola, en presencia de su padre, porque por más que lo adoraba aun tenía latente el miedo por lo ocurrido. Simplemente asintió, ganándose una sonrisa de agradecimiento de su madre. El único consuelo para ella era volver a ver a sus hermanos, sabía perfectamente que su padre nunca les haría daño, a ellos no. Estaba tan absorta que sin darse cuenta llego a su destino y abriendo cuidadosamente la puerta vio todo como de costumbre; la casa implacablemente limpia excepto por el sillón donde se encontraba su padre viendo la televisión, tomando esa bebida de sabor extraño, migajas de frituras y cuando su mirada en el lugar que antes correspondía a la hermosa mesa de vidrio, la cual fue destruida incrustando su belleza en su tierna piel.
- Oe Akane tráeme una cerveza del refrigerador. – al escuchar ruido el hombre imagino que su esposa había llegado, pero al no obtener respuesta dirigió su mirada a la puerta. - Ah, eres tú. ¿Dónde se encuentra tu madre?
La pequeña no respondió simplemente lo veía con miedo.
- ¿Qué? El golpe provoco que te quedaras muda, niña. O es que acaso esas cosas que vez te dijeron que no hablaras. – Kasumi seguía viéndolo. – Sabes que olvídalo, solo tráeme una cerveza, sirve para algo y no solo en ser una inútil.
Sentía como las lágrimas se estaban acumulando en sus ojos, solo asintió. Sabía que su padre no estaría feliz por su presencia, pero ¿realmente era una inútil? Tomo la última cerveza que se encontraba y cuando se disponía a entregársela a su padre, se congelo del miedo. Al lado de su este se encontraba una de esas cosas que veía, su aspecto era estremecedor y grotesco.
- Oye inútil, aquí estoy. – grito el hombre. - ¿acaso ni para hacer un favor sirves?
Kasumi retrocedió debía alejar a su papá de ese ser, con la mirada fija en ambos comenzó a retroceder sosteniendo fuertemente la bebida. Sabía que su padre era un adicto y al ser la última que se encontraba trataría de quitársela, fue caminando hasta topar con la puerta.
- Mierda, realmente el golpe te dejo más estropeada. – le dolían las palabras de su padre. – Te dije que vinieras, si sabes lo que te conviene. – tembló al ver como se quitaba el cinto, pero no le importo.
Su alucinación también comenzaba a caminar a cierta distancia de ellos y sin más giro la perilla y salió corriendo del lugar, escuchando los pasos rápidos de su padre, sus gritos llenos de odio hacia ella y cuando por fin estuvieron lo suficientemente lejos se detuvo, miro de reojo suspirando tranquila al no ver esa cosa atrás de su padre, pero la alegría le duro poco al sentir como su padre le daba una bofetada tirándola al piso.
- ¡MALDITA MOCOSA!. – levantándola para zarandearla. – Maldigo el día en que te engendre y llegaste a este mundo. – escupía las palabras llenas de odio. – ¡Si tu no hubieras nacido tu madre y yo hubiéramos sido más felices, tus hermanos serian nuestra única prioridad y nuestra familia no nos viera como basura, por haber traído al mundo un monstruo como tú!
Kasumi comenzó a gritar suplicando que la soltara, pero no importaban de nada sus lamentos. Hasta que harta de la situación empujo a su padre, con una energía que no comprendía de donde había salido, provocando que el cayera.
- Eres una…- no termino la oración, cuando su rostro cambio completamente de la furia al miedo. - ¿Q-Que es esa cosa…? – señalando detrás de Kasumi. - ¡QUE MIERDA ES ESA COSA!
La pequeña miraba consternada a su progenitor, se acercó lentamente a él.
- Pa-Papá. – susurro llorosa.
- N-No me toques. – retrocediendo muerto del miedo. – ¡NO ME TOQUES ERES UN MONSTRUO! – levantándose. - ¡Te odio! ¡Aléjate de mí!
Retrocediendo a cada paso que daba su hija, y es que por fin después de tanto tiempo él comprendió que todas esas alucinaciones o monstruos imaginarios de su hija eran reales, tan verdaderos como el ser que estaba detrás de ella y justo cuando vio que Kasumi iba a decir algo todo se tornó negro.
Las palabras se quedaron atoradas en su garganta, viendo como ese camión atropello sin piedad a su padre, Kasumi se fue acercando lentamente, pero sintió como esa extraña presencia la seguía y con su mirada vacía volteo a verla. Sus dientes grandes, sus ojos rojos, su forma abstracta y como una energía negra se desprendía del cuerpo de esa criatura, que al verla más de cerca abrió la boca con la clara intención de devorarla. Miwa simplemente cerro los ojos esperando su final, total ya estaba cansada de pelear, si su destino era morir. Lo aceptaba, solo esperaba que su madre y hermanos tuvieran el apoyo necesario…que no estuvieran solos…y de poder reencontrarse con su papá para pedirle perdón. Espero unos minutos, pero la maldición no la atacaba, abrió temerosa uno de sus ojos, solo para encontrarse con…
- Pff… solo fue una maldición de categoría baja. – dijo aburrido un joven mayor dándole la espalda, Kasumi enarco una ceja al ver el color peculiar de su cabello blanco. – Bueno creo que es hora de irme. – argumento feliz.
Pero en eso sintió como era observado, mientras que al mismo tiempo la niña escucho el grito estremecedor de su madre, sin dudarlo se levantó rápidamente para ir con ella. Pero en eso sus ojos azules no pudieron evitar mirar de reojo como ese joven volteo a su dirección quedando impresionada por la belleza de este y sintiendo una enorme gratitud por haberla salvado".
Satoru suspiro derrotado después de haber despedido a una de las empleadas de su Clan, tuvo que solicitar de su ayuda, ya que no sería bien visto enfrente de Yuuji que cambiara y sanara las heridas de Kasumi, por más que hubiera deseado. Sonrió ante esto último, recordando las palabras de Sukuna.
- "¿Vienes como hechicero o como algo más Gojou Satoru?" – cerro los ojos frustrado.
Al parecer inconscientemente había generado una atracción y curiosidad por Miwa Kasumi, que día con día deseaba satisfacer, probablemente sean varios factores: como el que ella lo admire; que sus grandes ojos azules brillen cada vez que lo ven; cuando se dio cuenta que a pesar de su atracción no intentaba insinuársele incluso había rechazado su "coquetería" con inocencia y la más importante de todas no podía sacar de su cabeza cuando la vio semidesnuda en ese vestidor incluso con aquellas cicatrices deseaba tener a Kasumi para él.
- "Seguramente cuando la bese se me pasara el encaprichamiento". – pensó. – "Tal vez es como dice Nanami mi ego masculino es demasiado grande."
Sus pensamientos fueron interrumpidos por los gritos de alegría de Yuuji.
- ¡WOW! Esto es increíble Gojou-sensei tiene el PlayStation 5 con los juegos de la última temporada. – Yuuji se encontraba en la sala admirando su consola. - ¿Puedo jugar?
- Adelante, no juego mucho. Pero eso no significa que tenga el máximo nivel. – decía orgulloso y retando infantilmente a su estudiante. – Iré a ver a Kasumi, no rompas nada ¿de acuerdo, Yuuji-kun? – pregunto cantarín a su estudiante quien simplemente comenzó a jugar ignorando lo anterior.
Camino lentamente hasta toparse con la puerta, toco suavemente en búsqueda de una respuesta, pero al ver como nadie respondía dedujo que probablemente Kasumi siguiera dormida. Abrió la puerta encontrándose como la joven estaba balbuceando incongruencias, su rostro mostraba dolor y sus mejillas estaban mojadas de lo que seguramente serian lágrimas.
Se acerco, sentándose en la cama y tocando una de sus mejillas sonrojadas.
- Mmm…yo no lo mate…- susurro la joven. – N-No yo no mate a mi papá…yo no soy mala…no soy un monstruo…- los lamentos eran cada vez más fuertes acompañado de las lágrimas. – No es mi culpa ser así. Yo no quiero ser una inútil.
Ante cada palabra Gojou se sentía más impotente, cuestionándose ¿realmente solo las maldiciones son los verdaderos monstruos? La respuesta es sencilla no y la clara muestra de ello eran las pesadillas de Kasumi, apretó con tanta fuerza su puño que sus venas sobresalían, porque esta joven le estaba demostrando que incluso los seres humanos con sus acciones o palabras pueden herir más que una muerte rápida y concisa de una maldición
- Perdón mamá prometo cuidar de ellos. – sentía como la joven se rompería de un momento a otro. – Perdónenme, no, no soy un monstruo…no lo soy… ¡NO LO SOY!
Levantándose abruptamente con lágrimas en los ojos y temblando como una hoja Miwa Kasumi, sintió miedo…un miedo inminente de no poder superar su pasado…un miedo de no haber cumplido las expectativas de sus padre y un miedo inminente de saber que seguía siendo una inútil sin importar en que mundo se encuentre. El rostro de Gojou estaba a centímetros de Miwa, no necesitaba activar sus seis ojos para ver el dolor de su mirada desorientada, la mano que tenía en su mejilla aún permanecía, percibiendo con su tacto como estaba temblando.
- Gojou-sensei. – susurro somnolienta la joven.
- Solo dime Satoru, Kasumi-chan. – dijo mientras juntaba su frente con la de ella.
En cambio, los ojos azules de ella estaban desorientados, pensando que su subconsciente nuevamente le estaba jugando una mala pasada encontrándose a escasos centímetros del rostro de aquel hombre que sin querer se había adentrado en sus pensamientos, en sus metas e incluso en algunos de sus sueños. Imaginando que un día el hechicero más fuerte, aquel hombre con un atractivo envidiable y personalidad alegre, se fijaría en ella. Llevo sus manos al rostro de Gojou-sensei sintiendo lo suave de su piel, como este le regalaba un ligera sonrisa y sus ojos brillaban; fue acercando su rostro al de él deseando sentir por lo menos en sus sueños lo que era besarlo. Total, si esto era un sueño, por lo menos debía disfrutar un poco de este y sin más miramientos junto sus labios comenzando a besarlo.
Gojou abrió con sorpresa sus ojos por un instante al ver como Kasumi tomaba la iniciativa, besándolo suavemente como si deseara memorizar sus labios, su aroma y su piel, porque sin importar nada ni nadie ambos comenzaran a reconocer la atracción que sentían.
Ahora si creo que ando muy inspirada en esta historia jajajaja y eso que debo de terminar mis anteriores proyectos (bloqueo de escritor), espero que hayan disfrutado del capítulo tanto como yo. La verdad no sabia que nombres otorgarles a los padres y hermanos de Kasumi(solo he leido los de Desencanto de Nadeshico023, la cual se la recomiendo bastante es simplemente magnifica) asi que solo agregue el nombre de Akane como su mamá.
Respecto al nombre de la panadera le asigne el nombre de Suki, ya que en japones significa "amada" y creo que todos sabemos que pasa con nuestro amado Nanami (llora en un rincón desconsoladamente) Creo que cambiare la categoria de la historia por los temas relacionados respecto a la reencarnación anterior de Miwa y sobre nuestra parejita.
Igual la referencia de Nobara con Maki, respecto a Itadori me dolió aunque aun no sabemos la situación de ella.
Mil gracias a cada uno con sus reviews, en serio me alegran en alma y igual cuando se toman su tiempo para leer mi pinino de historia.
Nuevamente muchas gracias por su apoyo dejar sus reviews y lecturas verdaderamente me alegran a seguir escribiendo.
Espero actualizar pronto.
Besos y abrazos.
TheOtherDestiny ;).
