Complementos

Advertencia: Este capítulo contendrá un tema delicado y escena subida de tono


Los complementos son aquellos que se añaden en nuestra vida mejorando o hacerlo integro, aunque en ocasiones estos no siempre terminan bien. Una prueba de ellos fue la amistad que lo unía a Suguru, una que con el pasar del tiempo pensó que sería inquebrantable hasta el grado de cumplir la solicitud de matar a todas esas personas si él lo hubiera pedido, pero no fue así, aunque a partir de ese día también algo se quebró dentro de Suguru Getou, algo que incluso él siendo su mejor amigo no pudo percibir. Algo que seguramente fue el detonante para los acontecimientos que seguirían.

Por eso no volvió a aferrarse a las personas o más bien a la vida en sí, dejando de lado toda esas clases inculcadas en su Clan, todo lo que creía en parte de la Hechicería y sobre todo no deseaba perder alguien más, porque una parte importe de Gojou Satoru murió el mismo día que vio cerrar los ojos de su mejor amigo. Debía de ser claro con sus objetivos: Crear un nuevo mundo de Hechiceros capaz de desafiar a los altos mandos, que nunca alguien más vuelva a desviarse del sendero y destruir por completo a Ryomen Sukuna.

En cambio, se encontraba en un callejón en pleno Tokyo, besando a una joven como si su vida dependiera de ello, mandando al diablo todo por lo que ha estado luchando; donde el peor del caso es que conocía parte de la triste historia de Miwa Kasumi. Una joven que lo veía como alguien excepcional, fuerte e inquebrantable, como suele hacerlo alguien experimentando el primer amor uno que durara para siempre. Uno sin defectos o errores, pero sabía que estaba mal de pies a cabeza todo estaba mal, desde su hambrienta curiosidad por ella, su triste pasado, como deseaba estar con ella y por último aquella información acerca de su reencarnación. Cuestionándose, ¿los complementos en la vida son realmente necesarios?

- Sa-Satoru. – gimió suavemente ella al sentir como la mano de él bajaba a sus glúteos.

- Vamos a mi departamento. – sugirió Gojou bajando sus labios por su cuello deteniéndose en el inicio de sus senos. – Tranquila solo comeremos unos pastelillos con mango.

Alzo la mirada para ver como Miwa se debatía entre aceptar o no deduciendo lo que su cuerpo deseaba de ella desde que se besaron y que los postres eran una excusa barata, para lo que realmente deseaba hacerle a ella en su "dulce hogar", pero el sonido de una campanilla en compañía de una voz despidiéndose de Nanami les advirtió que estar ahí era peligroso y sumamente excitante para Satoru, pero debía de mantener la mente fría y que su colega lo encuentre en esta situación con Kasumi no seria nada bueno.

- De acuerdo. – en los ojos azules no había duda, sonrió malicioso y antes de que Nanami los encontrara Gojou los teletransportó a su departamento.


En cambio, dentro del Santuario de Sukuna, él cual se veía aburrido viendo como la situación en esta época con Cian era completamente diferente, sintiéndose frustrado al ver que sus planes no volverían a concretarse respecto a esa joven llamada Miwa Kasumi.

Cerro los ojos aun podía sentir el calor corporal de su cuerpo, como su energía se adhería a la de él y como después de tanto tiempo volvía a sentir la necesidad de acostarse con alguien, aunque fuera un humano.

- Si tan solo ese hechicero no interfiriera tanto. – apretó los puños al recordar esa mirada celeste llena de soberbia. – Necesito buscar la manera en que el mocoso me preste su cuerpo mas tiempo y en que Gojou Satoru no se entrometa.

Rio maliciosamente en rememorar la noche en la que Cian cayo en sus garras, no podía mentirse así mismo esa sacerdotisa pudo lograr que algo vibrara en su pudridor ser: "deseo y empatía". Confirmando aún más su decisión de haber renunciado a ser un humano y convertirse en una maldición un ser que solamente es capaz de destruir, sentir el poder correr por sus venas cada vez que mataba y con el tiempo ser el "Rey de las maldiciones".

- Si tan solo te hubieras dejado llevar, no hubiera sido tan doloroso, Cian. – tomando un cráneo de su torre. – Hubieras disfrutado el deseo de dominar, aunque no me quejo goce tanto tenerte.

"Vio como todas las luces del lugar se encontraban apagadas, seguramente ella se encontraba dormida y no deseaba verlo. A pesar del pacto entre ambos, uno donde hasta el momento solo él estaba cumpliéndolo y ella solamente daba excusas para no estar con él. Rápidamente llego frente a la puerta de su habitación percibiendo esa gran cantidad de energía maldita y espiritual que desbordaba esa joven junto con su olor a vainilla, sin pedir permiso acceso al lugar. Encontrándola acostada en el futón abrazando la cobija como si su vida dependiera de ello.

- "Créeme que necesitaras mas que eso para protegerte de mi Cian". – pensó acercándose y comenzar a delinear con sus garras la figura que al sentir su tacto tembló. – Se perfectamente que estas despiertan, Cian.

Arrebatando la cobija mientras se subía de ella notando como la yukata estaba medio desabrochada dejando al descubierta el nacimiento de sus senos y podía ver en su totalidad las blancas piernas, notando el miedo inminente en sus ojos azules.

- ¿No crees que es parte de cumplir con nuestro acuerdo?. – bajo para lamer la longitud de su cuello y comenzando a tocar sus pechos sobre la tela.

- A-Aun es demasiado pronto…- cerro los ojos al sentir el tacto de Sukuna. – No creo…por favor…

- Hasta el momento he cumplido en no atacar a los grandes Clanes, tu pueblo. -levanto su mirada notando la joven como la mirada rojiza de la maldición era mas intensa. – Incluyéndolo.

La joven sabia que era cierto desde aquella noche en que hizo aquel pacto con Ryomen Sukuna sabía que tenía que renunciar a su hogar, a la gente que amaba y sobre todo a ser ella, pero no podía simplemente retractarse de su palabra aun cuando eso significara…

- Se rápido. – cerro los ojos. – Tienes razón debo cumplir mi parte del trato, aunque seria demasiado pedirte que seas gentil, ¿verdad? – viendo como esa maldición tenía razón sin importar el tiempo o las circunstancias siempre recurría a él.

La risa sádica de Ryomen le respondió en inmediato.

- Te diría que lo siento Cian. – comenzando a romper su yukata dejándola completamente desnuda. – Pero sabes que esos sentimientos nunca me han caracterizado. – estrujando fuertemente los pechos de ella hasta dejarle marcas rojas. – Procurare que no sea tan doloroso.

Sin esperar mas bajo a besar los labios de ella, mientras que con sus manos abría las piernas de ella para poder estar en medio de ellas. Sentía sus labios rígidos como una piedra, eso no le agradaba para nada, si Cian quería jugar así adelante, una de sus manos se adentro a la parte intima de Cian, logrando que ella soltara un pequeño gemido desconcertada y ayudando a que Sukuna ingresara su lengua comenzando a jugar con la de ella, a pesar de la resistencia que interponía.

- Pa-Para Sukuna…- dijo entre lágrimas y vergüenza al ver como un rastro de saliva unía sus labios.

Pero el Rey de las Maldiciones ya no la escuchaba se encontraba absorto aplastando y mordiendo con su húmeda lengua las aureolas de sus senos, su mano seguía tocando su punto de venus y su respiración se hacia cada vez mas entrecortada.

- Eres tan hermosa y suave, Cian. – susurro entre los labios de ella, dejando de lado sus "atenciones" levanto parte de su cuerpo para estar en las mismas condiciones que ella.

A estas alturas la joven peliceleste sabía que no habría retorno, que nunca sentiría lo que era sentirse amada y que todo lo escuchado por leyendas sobre el amor eran mentiras, unas que a atal grado los orillaron para encontrarse en estos momentos a manos de Sukuna, abrió ampliamente sus ojos al sentir como algo rozaba su sexo deduciendo que sería…

- Sukuna, detente…te daré toda mi energía espiritual al terminar las seis lunas llenas, pero por favor…- sintió la mano del hombre en su cuello ejerciendo un poco de presión.

- Eso esta claro Cian, tu me traspasaras tu poder y así no podrán destruirme jamás. – le aseguro acomodando su miembro en el suave sexo de ella. – Pero el placer de tener a la preferida del Infinito nadie me lo quitara. – y sin mas ingreso en el interior de Cian.

- Ahh. – la sacerdotisa grito al sentirse invadida de golpe sentía que no soportaría aquello que Sukuna ingreso.

Sus uñas por instinto las encajo ante el dolor, intenso, sofocante y profundo, a pesar de que Sukuna se quedó inmóvil por varios segundo vio como Cian negaba repetidas veces con su cabeza alzándola y viendo como sus ojos estaban fuertemente cerrados derramando más lágrimas.

- "Te advertí que no tenía caso discúlpame a fin de cuentas siempre será doloroso para ti". – salió del cuerpo de Cian para volver a ingresar, escuchándola jadear adolorida.

Sintió como las uñas antes encajadas de ella resbalaron en su amplia espalda rasgando su piel y haciéndola sangrar. En lugar de dolerle esa inconsciente reacciones de la peliceleste provocaron que se excitara mas y que se comenzara a mover con más ímpetu dentro de ella sintiendo como el calor interno y la estrechez extrema lo envolvían haciéndolo jadear constantemente en el oído de Cian escuchando sus lamentos.

Mientras se hundía más insistentemente en su cuerpo, su boca se encargaba en mamar y morder sus senos; mientras en un punto obligo a la joven a entrelazar sus manos quedando atrapadas en las grandes de él, incapaz de luchar o suplicar, ya no tendría caso porque aquello que se esmero en proteger para esa persona especial le fue arrebatado. Sentía un dolor punzante que estaba desgarrando su vientre y aunque sabia que Sukuna le dio una tregua al quedarse quito, no se sintió tranquila al contrario comenzó a odiarse ella, a su vida, a las circunstancias que la orillaron a estar entregando su cuerpo a una maldición y sobre todo haberse enamorado de quien nunca debió.

- Deberías ver como estoy disfrutando, en cada estocada. Tu interior es demasiado cálido. – lamiendo su mojada mejilla mientras seguía moviéndose dentro de ella. – Eres deliciosa Cian.

Cian negaba con el rostro, no podía creerle sus palabras…no quería sentir, escuchar. Solo deseaba que terminara en satisfacerse con su cuerpo, pero en su mente solo venia las ganas inmensas de morir.

- Ya no mas Sukuna…por favor. – su voz era débil carente de emoción, solo escuchaba los gruñidos llenos de placer de quien estaba haciéndola suya y lo gemidos llenos de dolor por parte de ella.

Su cuerpo en un intento de auto protegerse, lubricaba la unión de los dos cuerpos, siendo mas placentero para Sukuna que solo cerro los ojos volviéndola a penetrar con fuerza, levantando su torso y tomando ambas piernas en cada costado sintiendo como llegaba hasta lo mas profundo de ella, sin darse cuenta que el dolor inicial volvía a ella. Comenzando a jadear y con una última estocada, que había dolido como la primera, derramo toda su semilla en el estrecho interior de aquella joven que seria su complemento para que sus enemigos no terminaran con él o al menos no por completo.

- A partir de ahora y siempre serás mía, Cian. – cortando con una de garras su muñeca izquierda absorbiendo un poco de su sangre y tomar el rostro de esta para besarla traspasándole el liquido rojo, provocando que al soltarla comenzara a toser. – Vez que amar al infinito siempre te conllevo a la desgracia.

Y sin esperar a que ella respondiera volvió a moverse."

- ¡NOOOOOO! – Itadori Yuuji se levanto abruptamente comenzando a sudar frio. - ¿Qué demonios fue eso? – cuestiono tocándose su frente y desordenando aun mas su cabello.

Miro como sus manos se encontraban temblorosas de miedo al igual que su cuerpo y como varias lágrimas bajaban de sus mejillas.

- Esa mujer…esa mujer que Sukuna…- mencionar si quiera esa palabra le provocaba asco. – No era Kasumi…- cerro los ojos recordando los gemidos de dolor de la joven, su cabello celeste desparramado, su cuerpo lleno de marcas y sus ojos azules llenos de lágrimas. – Sukuna…eres repugnante.

Soltó recordando su pesadilla llegando a la conclusión que eso no fue algo ficticio no claro que no, lo que vio fue un recuerdo de Sukuna. Un sueño donde veía el verdadero monstruo que se encontraba dentro de él, pero entonces ¿Sukuna tiene una clase de lazo por Kasumi? negó desordenando su cabello.

- ¿Por qué demonios me mostro eso?


Cuando llegaron al departamento de Gojou el mayor se ofreció a preparar té mientras le decía a Miwa que podía ponerse cómoda, cosa que la joven tímidamente hizo sentándose en el sofá viendo como el peliblanco acomodaba ordenadamente los postres que compro, así como algunos víveres que se encontraban fuera de su sitio, dándose cuenta que Gojou Satoru es un estuche de monerías, ¿acaso habría algo que ese hombre no hiciera bien? Su cuestionamiento provoco que se sonrojara al recordar los besos que hasta el momento han compartido.

- Kasumi-chan. Oe Kasumi-chan. – la mano agitándose frente a ella la saco de sus pensamientos y mas aun ver frente a ella a Satoru viéndola, enarcando una ceja. - ¿Te encuentras bien? Parecías estar sumergida en una burbuja.

- Lo siento estaba pensando en algunas cosas. – dedicándole una sonrisa, pero él sabía que mentía.

- ¿En tus hermanos? – su cuestionamiento gano una mirada impresionada de la joven, dándose cuenta de su error.

Kasumi nunca había mencionado algo referente a sus hermanos o su familia. – Arrugo el entrecejo al recordar el informa acerca de su familia paterna. – Lo cual deduciría que…

- Utahime me dijo que el motivo por el cual no deseabas trasladarte al Campus de Tokyo fue por tu ellos. ¿Quieres el té con azúcar? – debía desviar el tema.

Al parecer la joven creyó su mentira ya que volvió a sonreírle diciéndole que en parte siempre se preocupaba por ellos, pero que estaba segura que estaban bien.

- Ellos están a salvo. – agradeciendo cuando Satoru le dio los bocadillos y su bebida. – Utahime-sensei me aseguro que tiene alguien resguardando su seguridad, además la madre de Suki vive en Kyoto muy cerca de donde vivimos y amablemente se ofreció en cuidarlos.

- Cierto la chica de la panadería. – recordó que al parecer ella tenia sus dudas sobre él. – Creo que a Nanami le gusta y viceversa. – tomando un bocado de su pastel de fresas.

La joven asintió feliz al recordar ese día en que ellos por equivocación vieron la "platica" entre el chaman de primer grado y su amiga.

- Hace tiempo que deje de verla, pero creo que tiene razón. Se veía muy feliz al ver a Nanami-senpai. – debatiendo cual postre tomar y mas aun al ver como contenían su fruta favorita.

- Adelante toma el que quieras. – papaloteando la mano. – Todos son tuyos.

Los ojos azules de Miwa se abrieron al escucharlo, tomando el cheseecake de mango. La mirada de satisfacción de la joven al probar el postre hizo que Gojou sonriera comparándola con una niña al verla cerrar los ojos y como sus mejillas se sonrojaban.

- "Aunque su apariencia es mas al de una mujer". – alejo un poco sus pensamientos subidos de tono, para hablar de lo mas importante. – Kasumi. – acercándose mas a ella hasta acortar cualquier distancia entre sus cuerpos. – En el callejón me dijiste que ese día escuchaste una voz.

Kasumi agacho la mirada ante la mención de lo sucedido anteriormente, simplemente asintió sintiendo como el dulzor de su pastel se extinguió por completo.

- Esa voz era Sukuna, verdad. – tomo la barbilla de Miwa para ver como asentía asustada. - ¿Puedes contarme que fue lo que escuchaste?

- ¿Es necesario? – sus mejillas se sonrojaron al pensar en repetir las palabras tan…explicitas que escucho de la Maldición.

- Por tus reacciones me imagino que no fueron nada gratas. – Satoru se quito los lentes que ocultaban sus ojos. – Hubo algo que no te conté ni a Yuuji ni a ti sobre su misión del objeto maldito. – suspiro ella tenia derecho de saberlo. – Sukuna apareció justo después de que exorcizaras la maldición.

Había desconcierto en la mirada de ella, pero mas aun un mar de preguntas acerca no solo de su misión sino ¿Quién era realmente Ryomen Sukuna? ¿acaso hubo algo que no se encontraba en los archivos? Pero, sobre todo, ¿Qué relación tenía con esa mujer llamada Cian?

- El me llamo Cian esas veces. – murmuro. – Decía que reencarne incluso en apariencia y que… - tomando un mechón de su cabello. – Que incluso mi cabello sigue igual, ese día escuche como decía que era hermosa y suave.

Satoru arremedo la acción de Miwa al tomar entre sus manos el mismo mechón de cabello que sostenía. Notando que temblaba ligeramente, deduciendo que las palabras que recordó no eran precisamente algo agradable.

- También que…que estaba disfrutando en cada…- nuevamente venia esa sensación de dolor. – Estaba disfrutando de… cada estocada…que mi interior era demasiado cálido. – repentinamente sintió como Satoru rodeaba su menuda figura con sus largos brazos y descansaba su mentón en su cabeza, mientras se refugiaba en su pecho. – Ahí vinieron más imágenes borrosas…pero sentí mucho dolor, miedo y…

- Shhh…tranquila. No tienes que continuar. – tocando suavemente su cabello y por mero reflejo la cargo para ponerla en su regazo aun abrazándola. – "Entonces mi deducción estaba en lo correcto, esa sacerdotisa llamada Cian no fue amante de Sukuna por voluntad propia". – pensó, alzo un poco el pequeño rostro asustado y sin ser consciente de sus acciones beso la frente de Miwa. – Ya nadie te hará daño, Kasumi-chan. De eso me encargo.

La joven sonrió tímida dándole un fugaz beso haciéndolo sonreír.

- No sé qué relación tenga esa mujer con Sukuna, pero sea cual sea no quiero estar involucrada. – volvió a recargar su cabeza en el pecho de Satoru.

- Creo que eso no se podrá hacer, Kasumi. – sintió como ella apretaba su playera. – Al parecer Cian era una sacerdotisa y bodisatva del Templo Sensō-ji, portadora de un gran poder espiritual del agua y compasión. – la peliceleste levanto su rostro para ver extrañamente el rostro serio del chamán. – Fue muy amada y adorada por su pueblo hasta que fue considerada una traidora, maldiciéndola a ella y sus futuras generaciones.

Alzo sus cejas sorprendida por aquel relato, que en los registros ni en internet pudo encontrar, aunque algo dentro de ella sabia que no le gustaría lo que a continuación tenia que preguntar.

- ¿Por qué fue considerada una traidora? – cerro por unos instantes los ojos al sentir la mano de Gojou en su mejilla, hasta bajar en la comisura de su labio, el mismo que Sukuna se atrevió a tocar.

- Ella fue considerada como una aliada y concubina de Ryomen Sukuna. Kasumi-chan probablemente tu seas la reencarnación de Cian.

Al escuchar esas palabras no importaba la fuerte lluvia a fuera del departamento, del calor y protección que sentía en los brazos de Gojou Satoru, solamente rondaba en la cabeza de Miwa era ¿Realmente era el monstruo que su familia solía decir?


Kugisaki Nobara arrugo el entrecejo al ver Itadori frente a la puerta de Miwa-senpai, mirando como se encontraba dudoso entre tocar o no, sus mejillas sonrojadas y rascándose la nuca con claro signo de nerviosismo.

- "Según Fushiguro y Maki-senpai no podría existir nada entre ellos, si claro". – volteo los ojos ante lo irreal de la situación. – Oye Itadori, ¿no crees que es demasiado tarde para rondar en los dormitorios?

Los ojos marrones de Yuuji se dirigieron a la menuda figura de Nobara que portaba una blusa de tirantes demasiado corta junto con un short ambos de color rojo, sintió sus mejillas arder al verla así vestida.

- "Se ve demasiado hermosa". – negó varias veces ante el pensamiento. – Lo siento Kugisaki, solamente venia a…a ver si Kasumi-chan vendría a nuestro entrenamiento mañana.

- ¿Y porque tendría que estar si ella es de segundo grado? – cruzando sus brazos debajo de su pecho, provocando que este se alzara más. – Si quieres buscar una excusa para venir a ver a tu novia busca una mejor, esa no funciona Itadori.

Al ver que Itadori no la desmentía se sentía aun peor.

- Sabes que olvídalo, nos vemos mañana.

El color carmesí que había adquirido sus mejillas al ver como se alzaban un poco mas los pechos de Nobara, cambio radicalmente a uno color blanco recordando inmediatamente aquellas lagunas sobre Sukuna y esa mujer parecida a Kasumi, pero ¿Por qué asumía Kugisaki que le gustaba su amiga? Al no obtener respuesta de Itadori, la joven volteó los ojos cansada y dándole la espalda se disponía a retirarse a su dormitorio, total Itadori Yuuji podía andar con quien se le diera la gana con Jennifer Lawrence o Miwa Kasumi, pero una mano detuvo sus pasos.

- ¿Qué suce…?

- A mi no me gusta, Kasumi-chan. – argumento sumamente serio. – Pienso que es una gran persona y amiga, además ella junto con ustedes no me vio como el recipiente de Sukuna sino simplemente quien soy. – dando un paso acercándose a Nobara. – Ademas ni ella es mi tipo ni seguramente yo lo sea.

Las mejillas de Kugisaki se sonrojaron al sentir la calidez y cercanía de Itadori, notando con la escasa luz cada una de las fracciones varoniles del joven, pero eso no era lo que hipnotizaba o le gustaba a ella sino su sonrisa sincera y que era demasiado inocente.

- No tienes que justificarte conmigo. – respondió rápido. – Tus gustos sobre mujeres solo te concierne a ti igual que a ella.

- Pero no quiero que pienses cosas que no son. Además, así como tu pudiste pensar eso también los demás, como ocurrió con Fushiguro y para que lo sepas mi tipo ideal es…

- Si una mujer alta, de largas piernas y enorme trasero. – volteo los ojos recordando como por esa estúpida pregunta tanto Itadori como el subnormal de Todou se hicieron amigos.

Una risa nerviosa saco de su trance a Nobara viendo como Yuuji rascaba incomodo su nuca.

- Creo que me deje llevar en ese evento, aunque no te niego que eso seria un plus. – tocando pensativamente su mentón. – Aunque me gusta mas la seguridad de una mujer, que sea elegante y que no le importe lo que piensen los demás de ella.

Los ojos cafés de la chica se abrieron ante tales descripciones, y pensando que ella tampoco fue sincera en su respuesta o más bien inconscientemente describía al joven frente a ella, negando aun sus sentimientos hacia él. El sonido estridente del estomago de Yuuji hizo que se avergonzara y Kugisaki riera mientras suspiraba derrotada.

- Lo siento no pude cenar y…

- Andando te invito a cenar. Creo que deje una porción extra. – caminando hacia el comedor sonriendo.

Una expresión de felicidad junto sus ojos brillantes Itadori alcanzo a la joven mientras discutían sobre sus ultimas misiones.

- Oe Kugisaki, ¿no crees que somos un gran complemento? – vio como enarcaba una ceja sin comprender. – Si, como nuestra pelea con esos hermanos nos sincronizamos a la perfección. Es como si nuestros pensamientos se conectaran al grado de ser un gran equipo en el campo de batalla. – poniendo sus manos detrás de su nuca sonriente. – Creo que tuviste razón la primera vez que nos conocimos.

- ¿De que diablos hablas? Aun recuerdas nuestra primera conversación. – Itadori asintió enérgicamente.

- Si, nos dijiste tanto a Fushiguro y a mi que nos alegraron en incluir una chica al grupo. – abriéndole la puerta de la cocina. – Y tienes razón, me alegro que seas tu la chica de nuestro grupo.

Sin esperar la respuesta de la chica, Itadori se dispuso a buscar la comida que Kugisaki guardaba recelosamente en el refrigerador, pero si lo hubiera hecho notaria las mejillas sonrojadas, su sonrisa feliz y sus ojos brillantes de admiración hacia él. Comprendiendo que todos tenían razón indiscutiblemente: A ella le gustaba Itadori Yuuji sin importar que se encontrara dentro de él, prometiéndose en disfrutar al menos la vida que queda.

- "Aunque prefería no estar aquí cuando eso suceda". – viendo el alegre joven sacando los aperitivos junto con uno que otro postre y que al voltear a verla le sonrió. – "En definitiva odiaba las despedidas."


Después de dejar que Miwa se desahogara su miedo ante lo que estaban descubriendo de su antigua vida, le sugirió que era preferible que pasara la noche ahí ganando un sonrojo por parte de ella. Argumentando que, aunque nadie sabía de su salida no deseaba que cancelarán su día libre, ya que tenía que ir a ver a sus hermanos, pero lo que no sabía era que Gojou Satoru no aceptaría un nuevo "No" como respuesta. Debatiéndole que mañana a primera hora la dejaría en su habitación. Seguramente Kasumi pensaba que se aprovecharía de la situación y terminarían lo que hace unas semanas en su habitación. –"Aunque siendo honesto realmente lo deseo". – sonrió cínico debía de controlar sus hormonas insufribles y mas ahora que sabia algo mas de Cian. Rápidamente le escribió a Utahime preguntándole sobre si ha descubierto algo sobre el traidor y dos memes que seguramente provocarían que lo bloqueara al menos por dos días, rio al ver que no se había equivocado.

Al estar frente a la puerta de su recamara toco la puerta esperando que Kasumi respondiera, ya que le había dejado una camisa para dormir junto con unos bóxer que ya no usaba, y al escuchar un tímido adelante se adentró a la habitación encontrándose con Miwa secándose su cabello húmedo, notando como la camisa azul era demasiado ancha y larga para la menuda figura de ella. Aunque eso no impedía que notara sus exquisitas piernas y su delineada figura.

Vio consternado como aun se encontraba su bóxer en la cama y la peliceleste al notarlo respondió rápido.

- Son demasiado anchos, se me caían con cualquier movimiento. – riendo nerviosa.

- No te preocupes. – encogiéndose de hombros. – Anda es hora de dormir. – decía acostándose y al hacerlo palmeo el otro lado del colchón desocupado.

Pero las mejillas de Miwa no cambiaban de color y mas aun notando como Satoru solo portaba un pantalón ligero de dormir, mostrando su trabajado torso.

- ¿No te pondrás tu ropa para dormir? – cuestiono acercándose a la cabecera, su pregunta fue abordada por una risa risueña. - ¿Dije algo gracioso?

- No Kasumi. – deteniendo su risa y viendo nuevamente las piernas de ella. – Solo que normalmente duerno solo en ropa interior o desnudo. – adentrándose a la cama acomodándose de lado para poder apoyar su barbilla con su mano.

Al ver que no solo las mejillas de ella estaban sonrojadas sino todo su cuerpo, rio ante la inocente joven frente a él y es que siendo honesto ha tenido varias compañeras de cama de la edad de Miwa resultando al final siempre muy bien experimentadas en la materia sexual. Sin embargo, la joven frente a él en cualquier movimiento en falso sentiría que saldría corriendo o se desmayaría, aunque esta ultima nunca le ha sucedido.

- ¿Quieres que vaya a dormir en la sala? – vio como negaba.

- La que debería quedarse a dormir ahí seria yo, esta es su…-vio como arrugo el entrecejo al comenzar de hablar de usted. – Tu habitación.

- Si, pero yo te invite y lo justo es que te quedes en mi cama. – recostándose y posicionando sus brazos detrás de su nuca. – Anda acuéstate conmigo no sucederá nada que no quieras. – sonrió infantilmente.

Suspiro derrotada al ver que no lo convencería, además confiaba en Satoru y sabía que no haría nada que ella no quisiera, pero el problema era ¿realmente ella quería que no sucediera nada? Fue sacada de sus pensamientos al sentir como el hombre pasaba un brazo debajo de su cintura acercando mas su cuerpo y levantaba una de sus piernas para posicionarla arriba del torso de ella, logrando así que abriera un poco las piernas.

- Lo siento tengo la manía de abrazar algo para dormir. – agachándose un poco para que la diferencia de altura no fuera tan notoria. - ¿Cómo sueles dormir normalmente Kasumi? ¿No tienes ninguna manía? – susurrándole en el oído con un tono mas ronco.

- N-No creo solamente me cepillo los dientes me pongo mi pijama y listo. – sentía como cada uno de sus vellos se erizaba ante la respiración de Gojou. – No hay nada interesante. – rio ante lo patética que seguramente se ve frente a alguien tan genial como Gojou-sensei.

- ¿Hablas de la linda pijama celeste de la otra vez? – cuestiono recordando el día donde comenzó su pequeño cuestionamiento. – Me gusta resalta tus curvas, piernas, glúteos y tus…

- Ya comprendí. – respondió rápidamente echando sus orejas humo. – Pero… ¿no estas acostumbrado a mujeres mas bellas?

Satoru comprendió siempre que los dos peores enemigos de las mujeres podían ser: O otra mujer o ellas mismas con sus inseguridades; y la prueba mas clara era esa joven frente a él. Con sus manos delineo el cuerpo de Kasumi desde sus glúteos hasta la cintura provocando que abriera aun mas sus piernas y rápidamente encontrándose sobre ella que al ver su nueva posición lo miraba expectante.

- Tu eres muy hermosa, Kasumi-chan. ¿Por qué dudas de eso? – beso lentamente de su mejilla al cuello de ella.

- Po-Porque seguramente…al lado de ellas…soy demasiado simple…- cerro los ojos al sentir como mordió ligeramente el lóbulo de su oreja. – Ademas dudo que ellas tengan…- no pudo terminar la oración por lo inquietante de la posición de las manos de Gojou. - ¿Q-Que haces?

Estaba nerviosa y asustada nunca le gusto que alguien viera sus cicatrices ni que decir que las tocaran, sentía que esa líneas abultadas eran horribles. Dignas de una persona como ella y que alguien tan perfecto como Gojou Satoru las tocara sentía que lo contaminaría.

- ¿Cicatrices? – cuestiono levantando su mirada celeste para encontrarse con la azul de ella y al ver como asentía. Amplio su sonrisa a una demasiado…maliciosa. – Créeme Kasumi-chan que tus cicatrices son igual de hermosas que tú. Desde tus lindas piernas. – delineando con las puntas de sus dedos cada parte del cuerpo ella que iba diciendo. – Tus glúteos, tu cicatrices. – cerro los ojos sentirlo abarcarlas. – tu pequeña cintura. – su voz era cada vez mas ronca cerca de su oído. – tus senos medianos. – apretándolos sobre la camisa logrando que Kasumi gimiera mas fuerte. – tu lindo rostro de ángel. – besando lentamente su boca ingresando su lengua.

Ante cada caricia la ojiazul se dejaba llevar al grado de abrazarlo por el cuello, sin portarle que recorriera su cuerpo, sus piernas estuvieran expuestas a él y donde probablemente la camisa ya no alcance a cubrir sus bragas.

- Incluso tu sedoso cabello azul es impresionante. – el hilo de saliva que lo unía comenzó a excitarlo aún más. – Kasumi, ¿no quieres experimentar nuevas cosas? - vio duda en su mirada probablemente…- Si aun no estas lista, esta bien, pero podemos ir conociéndonos mejor

Lo veía hipnotizada, pero a la vez dudosa. Sabia que aun no estaba lista para entregarse a él, pero conocerse mejor significaría ir descubriendo un nuevo ámbito para ella, uno donde la expectación junto con la incertidumbre en ocasiones no la deja dormir siendo el hombre frente a ella el protagonista de sus sueños. Probablemente con esto definiría si Gojou Satoru seria su complemento en esta vida o ella en la de él y sin esperar mas tiempo lo abrazo fuerte con sus piernas alrededor de su cadera.

- Está bien, conozcámonos mejor Satoru. – su respuesta fue recibida con un beso cargado de deseo.

Un beso que abrió las puertas del camino del deseo a la inocente Miwa Kasumi, siendo complementada con la lujuria de nada ni nada menos de Gojou Satoru, la persona que sin recordar la había salvado la vida hace tiempo. Donde ahora ambos buscarán la forma de complementarse a través de sus cuerpos.


Una disculpa se que prometi actualizar la semana pasada, pero por temas de salud se me complicó. Mil disculpas, este capítulo trate un tema delicado que no suelo abordar en mis fics que es la violación, pero creo que lo vi necesario mas que nada por como ira desarrollandose la pareja de Gojou y Miwa. Respecto a la "relación" de ambos se ira convirtiendo subida de tono a medida de los capítulos.

Muchas gracias por sus muestras de apoyo, por dedicarle un poco de su tiempo en dejarme review y de leerlo. Prometo no desaparecerme, además me encuentro escribiendo un fic corto de "Mis dos pequeños problemas" de GojouxMiwa los invito a leerlo; estoy en proceso de subir otra historia y no se si dejarla en One-Shot o en Long-story, pero creo que primero tengo que terminar la anterior .

Perdonen si hay uno que otro error ortografico, mi word se vuelve loco.

Espero actualizar pronto.

Besos y abrazos.

TheOtherDestiny ;).