Amanecer


Durante toda su vida fue educado para ser un líder, alguien poderoso, aquel equilibrio que el mundo de la hechicería necesitaba para que todo fuera un orden y la jerarquía siguiera con sus normas, tradiciones y costumbres que a su mente eran solo cosas superficiales. Escuchaba conversaciones de los sirvientes de la finca como su madre era casi asesinada cuando se encontraba embarazada de él, como desde su nacimiento varios hechiceros esa noche vinieron a matarlo y cada uno de ellos al parecer sin éxito alguno.

Siempre ha sido catalogado como despota, egocéntrico y soberbio, defectos que nunca negaba tener por así era y nunca cambiaria, o bueno no siempre fue así…recordó el día que por primera vez conoció a alguien diferente a él. Una persona amable y gentil que con su simple presencia hacía que las personas fueran empáticas, es como si esa gentileza hubiera estado impregnada en el…en su mejor amigo…en Getou Suguru; desde que lo conoció junto con Shoko supo que ese joven de fleco peculiar iba a formar parte importante en su vida y no se equivocó…por desgracia.

- Todo esto es un maldito asco. – vio como Nanami encendía un cigarrillo.

- Tanto tu como Shoko deberían de dejar de fumar, es malo para la salud. – quiso sonar divertido pero verdaderamente se encontraba fatigado.

- Lo dice quien se atraganta con cuanto dulce se le atraviesa. – exhalando un poco. – Morir de una enfermedad como diabetes. – mirando intensamente a Gojou haciendo que ampliara su sonrisa. – o de cáncer es preferible que morir a manos de una maldición.

Ambos se quedaron callados, sintiendo el trago amargo recordando a sus mejores amigos y como frente a sus ojos han visto morir a mucha gente donde seguramente provocaría el mismo dolor.

- Al parecer tenías razón sobre todo esto, Nanami. Creo que incluso te envidie porque tu pudiste renunciar a todo esto, pero yo…

- Eres el equilibrio de todo Satoru. – su comentario provoco un bufido por parte del peliblanco. – Solo te aconsejo que mientras prevalezcas en este mundo, trata de disfrutar como lo has estado haciendo, solo no te aferres a alguien. – recordando a la joven Suki. – No sabes si un día volveremos.

Tanto Nanami como Satoru se quedaron callados, pensando cada uno en sus respectivas… ¿parejas? Hasta que escucharon unos pasos acercándose, viendo como venía Utahime en compañía de Gakuganji y Mei Mei, además detrás de ellos Yaga-sensei.

- Dos reuniones en un día, eso sí es nuevo, ¿no creen chicos? – comento sarcástica Mei Mei.

- Mei Mei no es momento de tus comentarios fuera de lugar. – interrumpió Gakuganji. – Aunque esto sería una prueba de la ineficiencia de algunos ámbitos dentro de la cede de Tokyo.

Mirando fijamente a Gojou el cual sabía perfectamente que el anciano buscaría embarrarlo en este tema.

- Vaya comenzó la plática con esa lengua viperina que te cargas viejo. – respondía divertido Satoru. – Lastima que solo ladras y nunca muerdes, para eso existen otros peones, ¿o no Gakuganji-sama? – decía su nombre en forma "educada".

- Mocoso no olvides con quien estás hablando. -se comenzó a sentir tenso el ambiente. – Ni siquiera con lo sucedido hace casi dos años has aprendido.

Ante la mención de la muerte de Getou Suguru. Utahime achico los ojos odiando como siempre Gakuganji junto con otros hechiceros de mayor rango no se cansaban de recordarles a…al traidor que fue el azabache, pero noto además como en esta ocasión ni siquiera Nanami ha tratado de interferir callando a Gojou.

- Créeme que he aprendido más de lo que debería, viejo. – decía Satoru agachándose a la altura del mayor. – Tanto que incluso te sorprenderías o no te alcanzaría el resto de tus años de vida para comprenderlo.

Ambos comenzaban a debatirse en un duelo de miradas, que aunque Gojou se encontraba con su típica venda negra sabían perfectamente que él era capaz de verlo todo.

- Es mejor que entremos no creo conveniente discutir esta clase de temas en el pasillo. – Yaga se encontraba arto de siempre ser intermediario entre Gojou y Gakuganji. – Ademas estos nos afecta a ambas escuelas. – el castaño vio como los más jóvenes lo veían sin comprender. Suspiro derrotado. - Aunque Miwa Kasumi se encuentre aquí sigue siendo alumna de ustedes.

Esa respuesta hizo que el peliblanco chasqueara la lengua, fastidiado de una discusión que hace menos de cinco horas tenía una respuesta. Uno a uno se adentraron a la habitación, donde la mayoría se sentó en el frio tatami, pero Gojou permaneció de pie. Notando a través de su banda como Utahime agachaba la mirada afectada por la joven.

- Por lo que veo esa joven ha progresado mucho en poco tiempo. – se carcajeo Mei Mei. – De ser la alumna más inútil de ambas escuelas se convirtió en la manzana de la discordia en muchos sentidos.

Eso ultimo no le gusto para nada a Satoru, deduciendo que probablemente la mujer sabia más de lo que aparentaba. Temiendo por la integridad de Kasumi, aunque por el momento se encontraba tranquilo porque la joven solo está un poco débil por descargar demasiado energía maldita más la mezcla de la espiritual provoco un desgaste físico en ella.

- Nunca he comprendido esa referencia sobre Miwa-san. – intervino Nanami. – Hasta el momento la joven ha demostrado ser capaz de luchar con maldiciones de categoría especial. – el rubio recordaba el empeño de la joven y esta noche Miwa Kasumi había ganado el respeto de Kento. – Ademas ella tiene algo que no he visto en ningún otro hechicero. – sabía que no era buen momento de nombrar a Itadori.

Aquello desconcertó a los presentes captando aún más la atención sobre el rubio.

- Lo que hace diferente a Miwa Kasumi de los demás hechiceros es su humanidad y cordura.

Logrando que esas palabras provocase una ligera sonrisa en Gojou, recordando las palabras que Megumi le había dicho al haberlos descubierto besándose.

"Fue separándose lentamente de los labios de Kasumi al sentir como quedaba inconsciente en sus brazos, notando como había utilizado la mayoría de su energía maldita y parte de la espiritual, donde esta última al no saber manejarla bien era demasiado exhaustiva para Miwa. Sin despegar su mirada de ella y delineando con sus grandes manos el rostro delicado de la joven.

- Si deseas cuestionarme algo, esta es tu oportunidad Megumi. – el nombrado simplemente aparto su mirada avergonzado al sentirse un intruso presenciando tal escena. – ¿No me juzgaras?

Riendo sin ganas y viendo por fin al azabache que al verlo recordaba cada día más a Fushiguro Toji.

- Al parecer los sentimientos es algo que no se pueden controlar. – acercándose un poco a la pareja. – Yo no soy quien en su vida para juzgarlo, a fin de cuentas yo me enamore de quien debía haber visto como mi hermana.

Ambos sentían el remordimiento por la situación actual de Tsumiki, dándole crédito a su alumno en mantenerse cuerdo aun y después de saber que probablemente la castaña nunca vuelva a despertar.

- Solamente puedo darle un consejo. – la mirada cielo noto como los rasgos de Fushiguro se endurecían mostrándolo más maduro. – Disfrute mientras pueda Gojou-sensei, uno nunca sabe lo que nos depara el día de mañana. – viendo el rostro inconsciente de Kasumi recordándole su sonrisa a Tsumiki. – Sea cuidadoso, porque existen muchos ojos concentrados en usted que no dudaran en lastimar todo aquello importante en su vida. Ya que al parecer alguien se convirtió en su cordura permanente.

- Lo sé. – su voz fue ronca, viniendo a él sus recuerdos con Shoko, Yu, Nanami, Riko y sobre todo Suguru. - Quien lo diría a fin de cuentas si he sido un buen sensei.

Megumi enarco la ceja sin comprender y ver como el peliblanco le regalaba una sonrisa burlona.

- Has comprendido a sentir empatía y lo que significa tener amigos, Megumi-chan. – se rio infantilmente.

- Tsk, mira quien lo dice. La persona que suele divertirse a costa de los demás. – Satoru se levantó con Kasumi en brazos.

- Touche. – se rio y sin previsto ambos vieron como llegaban Nanami demasiado abatido en compañía de Itadori Yuuji completamente asustado sosteniendo el cuerpo claramente herido de Nobara.

- Sensei…yo…- no pudo terminar el pelirrosado sin detener el nudo en su garganta.

- Es mejor retirarnos nuestras heridas deben ser tratadas, además tanto Miwa como Kugisaki necesitan reposo.

Interrumpió Nanami al ver como la culpa volvía a carcomer a Itadori como sucedió con la familia de ese joven Jumpei y entonces ambos mayores escucharon sus teléfonos, sabiendo perfectamente que pronto tendrían una reunión siendo claro que el escenario a discutir seria donde se encontraban parados".


- Fue mi culpa, todo esto es mi maldita culpa. – volvía a escuchar Megumi una y otra vez viendo como Itadori estaba sentado en el frio piso, en una posición fetal sosteniendo con sus manos su cabeza culpándose de lo sucedido en el Templo. – Yo debí haber hecho algo para que toda esa gente no muriera, yo soy responsable de esas muertes, de que Kasumi este inconsciente y de que Kugisaki estuviera a punto de morir.

Mas lágrimas adornaban el rostro del joven, entonces alzo las cejas al ver como Fushiguro lo tomaba del cuello comenzando a zarandearlo.

- ¡Deja de hacer eso te vez patético! – apretó aun mas el agarre. – Kugisaki ni Miwa están muertas están heridas pero fuera de peligro, y esas personas que murieron no tenias ninguna oportunidad de derrotar a maldiciones de primer grado. Ni siquiera Nanami-san y Gojou-sensei pudieron ayudarlos estando ahí. ¡Así que deja de victimizarte, maldita sea!

Aventándolo y es que odiaba cuando personas como Itadori se mostraban frente a él era una clara muestra de su reflejo ese día y como Tsumiki tuvo que pagar por los malditos pecados de su padre incluso con los de él, porque para Fushiguro Megumi el joven frente a él no tenia la culpa de lo ocurrido con su hermana, sino el mismo por ser demasiado débil y cobarde.

- Fushiguro yo…- Yuuji no podía pronunciar ninguna palabra y no solo por lo acontecido sino… ¿Cómo le explicaría al pelinegro que probablemente Sukuna hizo algo durante un lapso prolongado? – Lo siento. – agacho la mirada.

- Deberían de tranquilizarse los dos, ellas se encuentran bien. Un poco debilitadas, pero estables. – saliendo Shoko para encender un cigarrillo después de la carga de trabajo de esa noche y pensar que aun le faltaba reconstruir algunos cuerpos. – Lo que es primordial es que ellos no se enteren que estuviste ahí. – mirando a Itadori. – Ya es suficiente con que esa chica estuviera, para agregarle mas leña al fuego. – exhalando el humo.

Tanto Megumi como Yuuji no comprendían a quien se refería la médica, dejando que esta misma se sumergiera en las palabras que hace tiempo Utahime le dijo acerca de lo que Miwa Kasumi representaba para los altos mandos.

- "Es un contendor demasiado poderoso de energía espiritual que esta a punto de explotar". – recreando la imagen de Satoru ingresando con la joven en brazos y como a regañadientes salió de la habitación junto con Nanami y los demás. – "Su actitud fue demasiado parecida como el día en que…en que Suguru murió."

"Sus ojos cafés veían como por primera vez en Tokyo no caía la inminente nieve sino que comenzó a llover de manera estrepitosa, además de pensar que en estos momento sus amigos se encontrarían peleando en bandos opuestos. Cuestionándose, ¿Por qué fueron tan ciegos en no darse cuenta en la actitud de Geto? ¿Tan consumida se encontraba su alma en haber matado a muchos civiles entre ellos sus padres?

- Es como si la pureza haya sido corrompida por la locura por completo. – volvió a encender por primera vez un cigarrillo desde la promesa que le hizo a su mejor amiga. – Ella es otra que aun no abre los ojos sobre toda esta mierda. – riendo amargamente sintiendo la fría brisa de la lluvia.

En cada pasillo del Colegio era como recrear sus años de estudiante, como ella era la holgazana del grupo, Satoru era el extrovertido y rebelde, mientras que Suguru era la consciencia de las consecuencias que podrían traer sus "malas travesuras". Después vino lo de esa joven llamada Riko, la muerte de Yu, el alejamiento de Nanami hacia el mundo de la hechicería y por último como se enteraron que Geto había matado a sus padres junto a las demás personas que vivían donde se crio. Siendo su única respuesta en ese momento…

- Idiota. – temblándole los labios y traicionándola dos lágrimas. – Iré mejor por un café.

Arrojo lo que quedaba de su cigarro, ingresando al consultorio y justo cuando iba a tomar la taza esta se quebró dándole un mal augurio que algo sucedería, entonces escucho como alguien abría la puerta, sintiendo un escalofrió recorrerle la columna, se dio la vuelta lentamente viendo como Satoru con el rostro afligido y clara muestra de haber llorado cargaba el cuerpo sin vida de Suguru.

- Shoko…yo…- el peliblanco no podía articular ninguna palabra.

- Era necesario hacerlo. – diciéndole donde colocándolo en la camilla de la…morgue. – Suguru escribió su propio destino. – tocando la mejilla llena de sangre.

- Y junto con eso escribió mi propia condena. – rio amargamente. – Lo siento, ahora si Utahime acabara de odiarme por completo.

Ambos se quedaron callados sumergidos en sus recuerdos y sintiendo el dolor.

- Satoru. – interrumpió Shoko viendo como se sentaba en el otro extremo. – Sabes en ocasiones es necesario llorar para liberarnos.

Decía Shoko sosteniendo los materiales pero sus ojos se encontraban nublados por las lagrimas que comenzaron a salir…y sus manos estaban temblando.

- No solo fue tu culpa Satoru…- comenzando a quebrarle la voz y al alzar la mirada vio como su amigo se encontraba llorando en silencio mirándola con una cara que nunca imagino ver en ella. – Solo éramos unos adolescentes tratando de comerse el mundo.

- Tu eras la mas floja. – enarcando una ceja viendo aun el cuerpo de Suguru. – Utahime la mas gritona, Mei Mei enfocada en generar dinero, Nanami fue el único consciente de renunciar a todo esto, Suguru está aquí y yo…

La puerta volvió a abrirse mostrando como en el marco de esta se encontraba Nanami viéndolos con los ojos estoicos de siempre, pero notaron como el cuerpo de el estaba temblando, Mei Mei estaba para sorpresa de todos seria y al ver el cuerpo del azabache aparto la mirada. Pero lo que mas estremeció a todos fue como Utahime se acercaba al cuerpo de Suguru con el rostro bañado en lágrimas que contuvo cuando Gakuganji le había notificado sobre la muerte del pelinegro.

- Su-Suguru. – tocando el rostro frio y lleno de sangre de él. - ¿P-Porque…? – derramo mas lagrimas al ver la sonrisa tranquila y gentil que siempre les regalaba. – Maldita sea.

Entonces sucedió por fin grito. Siendo ella quien mostrara lo que cada uno de los hechiceros presentes deseaba hacer, pero se encontraban tan rotos o acostumbrados a estos escenarios. Porque aunque para muchos incluyendo los estudiantes tras la muerte de Getou Suguru fue el final de las desgracias en el mundo de la hechicería solo fue el detonante para que todo sucumbiera y para darse cuenta que en este mundo solo los débiles eran los títeres. Satoru se levantó se sentía el culpable de todo esto, entonces sintió la mirada miel de Utahime sobre su persona, sabia cuales eran los pensamientos de Utahime, ella amaba a Getou Suguru y aun siendo correspondida por este su mejor amigo prefirió la alternativa fácil dejando de un lado lo que la pelinegra significaba para él. Comenzando a concretar que nunca en su vida dejaría que algo tan doloroso como el amor se interpusiera en sus planes, no cuando todo lo que conocían estaba entre sus manos."


Abrió lentamente sus ojos desorientada por el lugar en que se encontraba viniendo a su mente los flashes de recuerdos y como lo ultimo que vio fue el rostro de Satoru antes de besarlo, sonrió al pensar en él. Pero en eso venia a su mente ese hombre tan parecido al peliblanco era como una versión antigua de Gojou, aunque sumamente roto, lleno de odio y despecho.

- Hajime era su nombre. – cerro los ojos escuchando aun sus ultimas palabras antes de que la atacara. – "Así como el amor de ustedes estaba condenado al fracaso, volverás a condenar a esa joven todo por haber escogido esa maldición que representa estar atada a un Gojou"

Apretó las sabanas que la cubrían mostrando su miedo en lo que ese hombre podría representar en su presente mas aun al darse cuenta que ese tal Hajime estaba aun enamorado de Cian, suspiro derrotada aun no conectaba por completo los recuerdos que la antigua sacerdotisa le mostro mientras tomo su cuerpo. De lo único que estaba segura es que Cian amo y era correspondida solo que por azares del destino el amor de ambos no pudo concretarse orillando a la mujer a una vida llena de desdichas y haciendo un trato con Sukuna.

- I-Itadori. – escucho un quejido acompañado con una voz lastimera de…- Deja en paz a Itadori…tu lo condenaste…tu no eres él. – Kasumi volteo a su derecha viendo a Nobara-san con algunas heridas mas graves que las suyas y comenzando a delirar. – Itadori, yo…tu me gustas, idiota come mocos.

Miwa rio suavemente ante la espontanea declaración de la chica hacia Yuuji, él cual aseguraba que Kugisaki no sentía mas que amistad por él. - ¡Por dios eran tan notorios que incluso ella siendo demasiado despistada se dio cuenta!. Solo que a veces

- No vemos más allá de nuestras narices. – recordando su… ¿reconciliación? Con Satoru. – Aunque a ciencia cierta, no sé lo que somos.

Sabia perfectamente después de esta noche que ella amaba con cada fibra de su ser al gran Gojou Satoru y que si el le pidiera su vida se la entregaría sin dudar, pero… ¿Qué sentía el chaman mas fuerte hacia ella? Posiblemente solo tenga interés sexual hacia su persona, aunque debía de reconocer que no era belleza como las que solían salir con el hombre, tampoco era muy poderosa como Utahime-sensei o Shoko-san, entonces… ¿Qué pasaba realmente en la cabeza de Satoru?

- Es irónico que a estas alturas me pregunte esto. – rio triste al remembrar cada uno de los momentos de que compartieron aquella cita espontanea, sus encuentros casuales, ese primer beso, las caricias, los besos y como cada parte de su ser deseaba ser una con él. – Sea lo que sea, posiblemente la vía mas factible es disfrutarlo hasta que dure.

Porque esa noche Miwa Kasumi comprendió que Gojou Satoru siempre seria un alma libre, el tenia sus objetivos y los tenia claro. Que la responsabilidad otorgada para el hombre no era cosa de niños y que esto solamente traiga sufrimiento para ella, pero a pesar de eso…

- Quiero estar con él…y no quiero repetir la historia de Cian.

Unos pasos la sacaron de sus pensamientos viendo como entraban los compañeros de Nobara-san, deteniéndose en la apariencia de Itadori y como veía como el objeto mas delicado a la joven, mientras que Megumi solo se fue al fondo de la habitación tomando asiento en la silla, sus ojos zafiro cruzaron con los de ella.

- Por lo que veo ya despertaste, Kasumi-san. – por inercia ella asintió. – Me alegra que te encuentra mejor.

- Muchas gracias, Megumi-san. – se incorporo un poco sintiendo débil el cuerpo. - ¿Qué sucedió? ¿Dónde están los demás?

- Nosotros nos encontramos bien, solo Nobara y tu salieron heridas por haber excedido su energía maldita. – cruzándose de brazos. – Nanami-senpai y Gojou-sensei se encuentran en una reunión con los profesores de Kyoto.

Eso desconcertó a Miwa y al parecer fue muy notoria su reacción, ya que el azabache aclaro su garganta para decir lo siguiente:

- El lugar donde Itadori y tu se encontraban estaba repleto de civiles. – claro que lo sabia la ojiazul. – No se hasta que grado recuerdes, pero se manifestaron varias maldiciones de grado especial y de tercer grado.

- Si lo recuerdo. – Kasumi vio como Yuuji acercaba una silla para acercarla al cuerpo de Kugisaki y tomo la mano de ella. – Recuerdo que Sukuna también se manifestó y como varias maldiciones se fueron desarrollando, pero… ¿Por qué si no había ninguna energía negativa que las provocara o al menos un lugar cercano?

- Eso es nuestra gran incógnita. – suspiro Fushiguro mientras se masajeaba el entrecejo. – Ademas de que hubo varias…- se detuvo

No era necesario que Megumi terminara la frase para que comprendiera que a pesar de haber recibido la ayuda de grandes hechiceros como Nanami-senpai o Satoru, el manifiesto de esas maldiciones provocaron la muerte de algunas personas. Itadori quien se mantenía callado coloco detrás de la oreja de Kugisaki unos mechones rebeldes que no dejaban que apreciara su belleza.

- ¿Cuántas personas…? – Kasumi acerco una mano a la altura de su pecho sintiendo dolor.

- No se sabe el numero exacto, perdimos la cuenta con la persona numero cincuenta. – termino de decir Itadori temblando al recordar los restos de las personas muertas.

La afirmación por Yuuji hicieron que Miwa exclamara un pequeño grito que oculto con sus manos y también la joven comenzara a derramar lagrimas sintiendo el sabor a la culpa, porque si ella no hubiera ido al Templo en compañía de Yuuji nada de esto habría pasado, esas familias no estarían sintiendo el dolor de perder a un ser amado y…

- Kasumi-chan, yo…

- Gojou-sensei nos dijo que mintiéramos acerca de lo sucedido. – interrumpiendo a los jóvenes. – Ninguno de los altos mandos deben enterarse que Itadori se encontraba ahí, ya que seria muy peligroso y desearían ejecutarlo como lo han estado planeando últimamente.

Miwa solo asintió.

- Pero seguramente ellos buscaran la forma de indagar, ya que solo saben que fuimos de apoyo y que tu fuiste a turistear por el festival. - ese comentario hizo que Kasumi enarcara una ceja, pero al ver el rostro de Megumi-san, entendió.

- Comprendo, si con esto protegeremos a Yuuji. Estoy de acuerdo no diré nada. – aquello realmente no se esperaban los jóvenes, ya que por lo poco que conocían a la chica sabían que ella solía cumplir al pie de la letra las ordenes de los altos mandos. – Creo que por fin entiendo un poco de lo que Gojou-sensei se refería hacia nuestro mundo. – sonrió al recordarlo. – Tal parece que para contemplar el amanecer es necesario cruzar por la oscuridad.

El sonido de los golpes de la puerta interrumpieron a los chicos y con un seco delante de Megumi, Miwa se sorprendió de encontrarse a quien menos se lo esperaba.


- Esto muestra la poca capacidad de los hechiceros de Tokyo. – comenzó a despotricar Gakuganji.

- Creo que debemos de tomarnos las cosas con calma y no tan a la ligera, aquí no se trata de buscar a responsables. – respondió Yaga al ver como esto estaba descontrolándose. – El refuerzo fue lo más rápido posible, tomando en cuenta que dos de ellos son de categoría de primer grado. – mirando a Nanami y Satoru.

- Los que se toman todo esto a la ligera son tus exalumnos, Yaga. -arrugo el entrecejo el mayor de la habitación. – Les permites todo, sin pensar en las consecuencias que traerán de por medio, dejando que olviden las normas que nos rigen como hechiceros. – mirando reprobatoriamente al considerado el chaman mas fuerte. - ¡Existen limites incluso entre nosotros!

- Esto no sucedería si reclutaran mas hechiceros, y si ustedes son tan especiales para estar en la cima de la pirámide también lucharan con nosotros todo esto no pasaría.

Comento divertido Satoru, sabiendo que su respuesta hiciera enfurecer al anciano.

- Es fácil solamente buscar un responsable entre aquellos que día a día arriesgan su vida, para que ustedes solo se lleven los créditos y si termina en desgracia solo seamos considerados como una deshonra. Cuando ustedes solo están sentados cómodamente tomando su estúpido té.

- ¡Tus malditas ideologías terminaran por destruirnos, mocoso inmaduro! – se levantó Gakuganji señalándolo con su dedo. - ¡¿Acaso no tuviste suficiente con lo que sucedió casi dos años con el traidor de tu mejor amigo?! Esas estúpidas ideas de construir un mundo de hechicería diferente a lo que conocemos nos traerá mas muertes como las de hoy.

- ¡Vaya no sabia que fueras tan compasivo con aquellos no hechiceros, viejo! – verdaderamente hoy no tenia de humor para soportar a una de las cabecillas de los peces gordos. – Cierto no te interesa, sino solo aparentar que sí. En eso Suguru era mejor que ustedes, puede que haya sido un traidor. – acercándose lentamente a Gakuganji. – Que sus ideologías respecto a los más débiles cambio al grado de marcarle una locura asesinando a "simios". – recordó las últimas palabras del pelinegro. – Pero no negara que todos contribuimos para que "ese maldito traidor" se convirtiera en un reflejo de que no solamente las maldiciones son de temer sino que entre nosotros la palabra: lealtad no existe cuando nuestra locura nos supera.

- ¿Estas justificando a un hombre que asesino incluso a sus propios padres? – se burlo Gakuganji. – Claro no me sorprende de alguien que odia proteger a los más débiles y siempre lo recalca.

Utahime iba a interceder en cuanto escucho el nombre de Suguru, pero Nanami sostuvo su mano deteniéndola y advirtiéndole con la mirada, que por primera vez era necesario que Gojou se desahogara.

- No lo justifico. – eso era cierto. – Yo no niego de mis acciones ni comentarios pasados y a diferencia de ustedes, yo reconozco que no soy una buena persona. Pero ustedes son peores que la escoria, Gakuganji-sama.

- Si no fueras quién eres, seguramente desde hace tiempo tendrías la reprimenda que te mereces.

Satoru sonrió soberbio y alzo su rostro orgulloso.

- Pero lo soy. Soy Gojou Satoru líder del Clan, aquel que porta los seis ojos y el equilibrio de lo que conocemos. – enumero todo con lo que fue "bendecido". – Y sino no me dan esa reprimenda o me asesinan es fácil: Es porque no pueden. Pero ¿en serio solamente castigan aquellos que los desafían o también aquellos que les tienen respeto? – el anciano sabia a que se refería. - ¿No fueron ustedes mismos quienes mandaron a Miwa Kasumi como experimento ser compañera de Yuuji para que Sukuna se liberara y de paso matarla?

Recordó como la joven solía respetar cada decisión de ese viejo, incluso cuando parecía que no era lo correcto, pero tanto era el sacrificio de la joven por sus hermanos que lo soporto.

- Ya lo dijiste tú, el más débil nunca sobrevive. – puntualizo el director. – Si hay que sacrificar a los menos necesarios para resguardarnos. Lo haremos, además no hubiera sido una baja significativa ella no pertenece a ninguno de los Clanes, solo fue reclutada para esta clase de situaciones. Para ser sacrificada por aquellos que si son indispensables aquí.

Ante lo dicho Satoru apretó mas el agarre haciendo resaltar sus venas, al imaginarse que si no hubiera llegado a tiempo Kasumi estaría en estos momento muerta junto con Yuuji.

- Creo que es momento de tranquilizarnos. – el director de Tokyo coloco su mano en el hombro de su exalumno tratando de tranquilizarlo. – Debemos de estar agradecidos que nos encontremos nosotros a salvo, incluyendo a Miwa-san.

- En eso tiene razón, Yaga-sensei. – por fin intercedió Nanami. – Es lamentable lo que sucedió con esas personas. – decía el rubio recordando los cuerpos de gente inocente. – Porque una vida es una vida no vale mas que otra, hechiceros o no incluso fuertes o no.

Gakuganji no era idiota y sabia que las ideas del demente de Gojou Satoru pronto se expandirían, obteniendo como resultado aquello que toda la organización temía, porque ese hombre no solo era una amenaza con las maldiciones sino que también entre el mismo Jujutsu.


Sonrió nerviosa al ver como la tensión en el ambiente se hacia cada vez mas grande entre sus actuales compañeros de curso y sus amigos de Kyoto, donde para su sorpresa tanto Mai como Maki Zen´in habían llegado de unas misiones, al igual que Momo, Kamo y Mechamaru. El cual por primera vez podía sentir su mirada de cristal atravesarla.

- Desde el principio supimos que tu traslado a Tokyo era una mala idea, Miwa. – dijo la rubia mientras le entregaba un poco de sopa de miso. - ¡Todos aquí están locos! Solo míralos. – señalo los nombrados. – Uno es un panda, uno ni siquiera habla. – tanto Inumaki como Panda alzaron los ojos sorprendidos de ser atacados por esa chica. – Otro es un antisocial de primera. – después continuo con Fushiguro el cual simplemente la ignoro. -Y por último un chico que es…

- Me encuentro perfectamente bien Momo, tranquila. – sonrió tratando de aminorar las cosas y de que su amiga volviera a recalcar a Sukuna. – Esto me sucedió por confiada. – rio ligeramente. – Debo de comprender perfectamente que aunque sea mi día libre, mi obligación como hechicera es mantenerme alerta.

Mai solo veía las reacciones de Miwa detallando las ligeras heridas que portaba, así como su energía maldita había cambiado de una forma que desconocía. Vio de reojo a Maki quien simplemente asintió adivinando su pensamiento.

- ¡Por kamisama Kasumi reacciona! – se desespero Momo. – La mejor opción es que regreses con nosotros al Colegio no podemos dejar que te expongas de esta manera para la diversión del idiota de ojos vendados.

Kasumi se sonrojo ante la mención de Gojou-sensei haciendo que Mai, Maki y Mechamaru incrementaran sus sospechas acerca de la clase de relación que podrían tener la joven ojiazul y el hechicero mas fuerte, pero… ¿sería capaz Gojou Satoru de involucrarse con una estudiante? Los jóvenes de Kyoto no lo conocían lo suficiente para llegar a ese descubrimiento, en cambio Maki estaba segura que ese pervertido sobrepaso sus límites.

- "Aunque tampoco es un anciano y se ve que la obligue a algo". – suspiro derrotada. – Creo que la permanencia de Kasumi aquí solamente pueden decidirlo los directores. – cruzándose de brazos. – Somos hechiceros y como tal no debemos dejar que cosas como estas nos afecten, ya lo dijo Kasumi esto no paso a mayores.

Intercedió Maki cansada y es que después de regresar en su misión junto con sus compañeros fueron informados del incidente en el Templo, además de que Ijichi les había comentado la gravedad de las cosas.

- No deberías permanecer aquí. – la voz robótica de Mechamaru interrumpió la disputa de las hechiceras. – Tu lugar siempre ha sido Kyoto, eres una estudiante de ahí. Si continuas con este mismo ritmo de vida terminaras gravemente herida o aun peor. ¿No era tu objetivo que tus hermanos tengan una mejor vida?

Los presentes se mantuvieron callados viendo como la nombrada agachaba la mirada, por lo duro de las palabras de Mechamaru incluso Kokichi Muta comenzó a sentir culpa por no tener mas tacto con Miwa sabiendo lo delicada y susceptible forma de ser de la ojiazul. Pero algo dentro de él por primera vez deseaba ser egoísta y disfrutar de la compañía de Miwa era lo único que deseaba, porque ella fue parte primordial de estar haciendo todo esto, de haber aceptado…

- ¡¿Quién demonios te crees tu para decidir que es mejor o no para ella?! – se acercó rápidamente a él Maki. – Si Kasumi-san ha estado mejorando no es precisamente gracias a ustedes. – se cruzo de brazos.

Los demás estudiantes de Tokyo sabían que era mejor la Zen´in se desahogara.

- No pueden tener a Kasumi-senpai en una burbuja de cristal, este es un mundo donde la muerte siempre esta rodeándonos incluso aun teniendo aliados en nuestro lado, la mayoría de las veces terminamos nuestro destino solo.

Las palabras de Megumi eran demasiado crueles pero realistas.

- Eso lo dicen ustedes porque tienen como sensei a alguien que no le importan los demás, solo desea demostrar que sus teorías locas hacia todos son correctas. – refuto Momo. – Miwa no es como ustedes, ella es…

- ¡YA BASTA! – grito Kasumi levantando su mirada con las mejillas sonrojadas y se podía visualizar unas pequeñas lágrimas. – Podrían dejar de hablar como sino estuviera presente. – apretó los puños. – Agradezco que se preocupen por mí, pero ya no soy una niña que deban de cuidar. Soy consciente de tomar mis propias decisiones, si estuve ahí fue mi decisión, si he estado peleando con maldiciones de categoría especial aun si no tenía oportunidad también lo he decidido. Nadie me ha obligado.

Recordando como antes las personas solían subestimar a Cian, viéndola solo como aquella protectora de ese pueblo y no como ser humano, que más allá de toda la responsabilidad que tenia era una mujer. Por eso mismo…

- Tienes razón Mechamaru, probablemente no sobreviva en algunas de las misiones que he estado teniendo, pero… ¿Cómo podría darle la vida que deseo a mis hermanos si solamente exorcizo maldiciones de tercer grado? – aquello hizo que sus amigos agacharan la mirada excepto Mai. – Se que no soy lo suficientemente fuerte, pero…he mejorado y se que mejorare es una promesa que le hice a mis hermanos y pienso cumplirla.

Lentamente fue levantándose de la camilla, realmente deseaba descansar pero prefería hacerlo en su habitación y hablar con sus amigos en otra ocasión, ya que se sentía tan… ¿ofendida? ¿decepcionada?

- Miwa. – trato Mechamaru de ayudarla, pero la mano de Mai la detuvo viendo a través del robot como esta negaba.

- Creo que es suficiente por hoy. – viendo a Momo y a Muta. – Esto no nos concierne a nosotros sino a los altos mandos, ya que ellos son quienes deciden acerca de nuestras vidas, ¿no es así, Maki?

La gemela simplemente arrugo el entrecejo, pero de cierta forma era cierto.

- Me dio mucho gusto verlos, prometo ir a visitarlos la próxima semana. – volteo para verlos mientras se sostenía de Inumaki que amablemente se había acercado. – Muchas gracias, Inumaki-san.

La sonrisa de la ojiazul hizo sonrojar al castaño, confirmando lo que dijo Panda y los demás Miwa Kasumi era una persona demasiado buena para este mundo de hechicería.

- Por mi esta bien. – Mai se encogió de hombros. – Solo promete no meterte en problemas en ese tiempo y que tus nuevos amigos. – mirando burlonamente a Itadori que aun sostenía la mano de Nobara y Fushiguro. – No te peguen esas manías demasiado raras.

Ante la respuesta Kasumi sonrió nerviosa, asintiendo mientras se despedía.

- No deberías irte de aquí, aun estas débil. – escucho la voz de Shoko a sus espaldas. – Puede que tus heridas sean superficiales, pero la cantidad de energía que utilizaste sobrepaso tus límites.

- L-Lo siento, Shoko-senpai. – haciendo una pequeña inclinación en forma de disculpa. – Es solo que…

Lo sabia no se necesitaba ser un genio para saber que esa joven frente a ella necesitaba por primera vez un tiempo a solas con ella misma. No ser la perfecta estudiante que Utahime comentaba, la joven que sus compañeros veían la necesidad de proteger o la hermana que siempre dejaba sus necesidades para el ultimo. Simplemente esa noche Miwa Kasumi deseaba ser egoísta.

- De acuerdo, solamente reposa hasta mañana en la tarde y estarás como nueva. – inhalando mas del cigarro. – Las heridas que tienen son superficiales, así que desaparecerán en unas semanas. – pisando su vicio mas toxico.

- ¡Esta bien Shoko-senpai! – respondió alegre Miwa, pero fue detenida al sentir un abrazo por parte de la mujer sorprendiéndola en el proceso. - ¿Shoko-senpai?

- No te esfuerces demasiado, ¿esta bien? – separándose de la joven quien simplemente asintió sin dejar de estar sorprendida y diciendo un ligero gracias fue retirándose del lugar.

Dejando a la castaña viendo fijamente donde se perdía la figura de la joven.

- Ya comprendo porque te encariñaste con ella. – sonrió mientras cerraba los ojos y dándose la vuelta vio la figura afligida de su mejor amiga. – Su aura es demasiado parecida a Suguru y su forma de ser un poco a Yu. – decía recordando a sus amigos. – Entonces… ¿Cuál fue el veredicto?

La maestra simplemente sonrió triste y negando con la cabeza para por fin deslizar las lagrimas de culpa que hace tiempo necesitaba desahogar.


Ajena a la conversación de las mujeres Kasumi iba dirigiéndose lentamente hacia su habitación, deseando que fuera de mañana para tener oportunidad y por fin conversar con Satoru-san para ser clara acerca de su relación.

- No deberías de esforzarte aun te encuentras demasiado débil. – Miwa levanto la cabeza encontrándose frente de su habitación a…

- Satoru. – dijo sorprendida. – Pensé que aun te encontrabas en la reunión con Yaga-sama y Gakuganji-sama.

La mención del anciano hizo que arrugara el entrecejo molesto y al parecer su reacción fue muy notoria para Kasumi.

- ¿Dije algo para que te molestara? – acercándose para tomar la grande mano del peliblanco que sonrió al ver como al entrelazaba su mano siendo la de Miwa demasiado pequeña.

- En lo absoluto, creo que es mejor entrar a tu habitación. – mirando por los alrededores. – En ocasiones las paredes pueden oír. – decía divertido pero era cierto.

Kasumi simplemente asintió y sin soltar la mano del hombre ambos se adentraron a su habitación, donde al cerrar la puerta sintió como su cintura era rodeada por los fornidos brazos del peliblanco, su piel se erizo al sentir como la respiración de Satoru estaba cerca de su cuello.

- ¿Te encuentras bien? – soltó por fin esa pregunta hacia el hombre que simplemente asintió. – Lo siento, todo esto es mi culpa.

Lentamente Gojou fue alejándose del calor que emergía de Miwa viendo como la joven se estaba conteniendo en llorar.

- No es cierto, Kasumi. Lo que sucedió nadie lo predijo, Yuuji y tu solamente salieron.

- ¡Pero yo sabia que ir al Templo Sensō-ji era mala idea!. – quebrándole la voz al imaginar todas las personas muertas. – Sin embargo…aun sabiendo eso deseaba indagar más acerca de Cian, quería saber quien era esa mujer, yo…yo quise ser egoísta por primera vez y como resultado casi muere Nobara-san, expuse a todos ustedes y vidas inocentes. Yo soy una mala persona como…

La joven no pudo continuar, porque los labios de Satoru se encargaron de silenciarla con un beso igual de necesitado que antes, y es que ella sabia que deseaba ser egoísta con todo lo relacionado a Cian, Sukuna, ese hombre y sobre Gojou Satoru, porque el hombre se había convertido en su tabla de salvación. Dirigió sus brazos alrededor del cuello de Gojou mientras se paraba de puntas sintiendo la cercanía de ambos cuerpos, abrió sus labios dándole acceso a peliblanco de entrelazar su lengua con la suya.

- No vuelvas a decir eso. – separándose de ella, Satoru vio las mejillas sonrojadas y los labios húmedos por el beso. – Es normal desear ser egoísta en algunas cosas en nuestra vida, Kasumi. Un claro ejemplo seria yo. – sonrió burlón al ver como ella alzaba las cejas sorprendida. – He sido egoísta la mayoría de mi vida, no me importado sacrificar a otras personas para estar en lo correcto, y las pocas personas que me interesan salen lastimadas por el simple hecho de permanecer a mi lado.

A medida que escuchaba al hombre que amaba Kasumi se dio cuenta que tan roto estaba el hechicero mas fuerte, aquel que era capaz de derrotar cualquier adversidad. Por primera vez en su vida, ella vio al hombre que se encontraba detrás de esa fachada divertida, soberbia, orgullosa y desobligada, porque Miwa se dio cuenta que amaba cada faceta, cada virtud y cada defecto de Gojou Satoru.

- Incluso ahora mismo. – cerrando su ojos y oliendo mas de cerca la fragancia a vainilla de ella. – Estoy siendo egoísta de seguir permaneciendo a tu lado, de no dejarte ir. Aun sabiendo las consecuencias que repercutirán sobre nosotros.

Ahora fue el turno de Miwa en sellar sus labios con los suyos, sintiendo la misma necesidad latente de estar juntos, sus manos se dirigieron a la cintura de ella acercándola y recorriendo lentamente la espalda de ella a través de sus ropas estaba comenzando a quemarles la piel.

- ¿Podemos ir a tu departamento? – cuestiono Miwa después para darle un rápido beso. – Satoru, quiero estar contigo esta noche.

Viendo fijamente a Miwa a través de su venda, asintió y en un parpadeo se encontraban en su departamento, específicamente en su habitación. Sin alejarse de la joven, Satoru fue quitándose la venda que le impedían a ella verlo.

- ¿Estas segura? Creo que seria mejor que descansaras, Kasumi aun estas…

- Estoy segura. – regalándole una sonrisa. – Deseo estar contigo Satoru. Cian me mostro algunos recuerdos de su vida. – sonrió triste al recordar la vida de la sacerdotisa. – Esto me sirvió para darme cuenta que no deseo volver a repetir la historia. – haciendo un trayecto con sus labios desde el cuello hasta la clavícula de él ganándose un gemido en respuesta. – Yo deseo entregarme por completo a quien deseo, sentir lo que es sentirse completa. – comenzó a desabrochar torpemente los botones del chaleco. – Y yo se que no me arrepentiré de mi decisión de hacer el amor contigo hoy, porque yo te a…

Sin perder tiempo Satoru beso a Kasumi, no dejando que terminara, fue desabrochando lentamente la blusa de ella dejando al descubierto un brasier color blanco sencillo y terminando la labor de ella en desnudarlo por la parte de arriba. Sin importar las veces que fueran Miwa se sonrojo al verlo nuevamente semidesnudo frente a ella, tan embelesada estaba que no se percató como a través de ese abrazo Satoru desabrocho su brasier dejándola en las mismas condiciones que él y al ver como caía al suelo rápido oculto sus senos.

- No tienes porque avergonzarte. – ocupando el lugar de las manos de ella para acabarlos y apretar un poco la aureola rosada, Miwa gimió. – Recuerdas lo que una vez te dije. – lamiendo un poco el cuello de Kasumi para después besarlo. – Nuestro cuerpo Kasumi es nuestra mayor obra de arte y déjame decirte que el tuyo es maravilloso.

Entre las palabras y acciones de Satoru, Kasumi se encontraba en una burbuja hasta que sintió la dureza de la cama, donde lentamente Gojou fue depositándola y colocándose arriba de ella.

- ¿Quieres que continúe hasta el final? – levanto su rostro para ver alguna duda en Miwa pero solo vio como la joven asentía y lo besaba suavemente. – Eres tan bella, Kasumi.

Las manos de Gojou fueron delineando el cuerpo de la ojiazul hasta detenerse en los botones del pantalón y comenzando a desabrocharlo, vio las bragas a juego del brasier, sintiendo como Miwa se encontraba ansiosa sintiendo la humedad a través de la tela.

- Por lo que veo alguien anda ansiosa aquí abajo. – Kasumi al escucharlo se sonrojo.

Pero gimió al sentir como la lengua de Satoru jugaba con su pezón y con su mano libre amoldaba el otro, al mismo tiempo que sentía como movía sus caderas logrando que sintiera la excitación de ambos.

- Te deseo tanto Kasumi. – besándola.

- Yo también. – viendo el color cielos de los ojos de él.

Dándole un beso en la frente con ternura, se dispuso a besar el cuerpo de Miwa, deteniéndose un considerable tiempo en los senos de ella para continuar después en su vientre y cuando jugo un poco con el obligo de ella hizo que ambos se rieran.

- ¡Para!. – dijo retorciéndose de risa la joven. – Me estas haciendo cosquillas.

- Bueno prometí no dejar ningún rastro de tu piel sin haberla probado. – le regalo una sonrisa socarrona. – Pero al parecer iremos directo al postre.

Las mejillas de Kasumi se sonrojaron al comprender perfecto a donde irían sus caricias después, cerro los ojos al sentir como retiraba lentamente sus bragas y deteniéndose a ver su sexo en el proceso. Por instinto ella abrió aun mas las piernas apartando la mirada sonrojada, provocando una sonrisa en Gojou que sin previo aviso lamio dos de sus dedos para estimular su clítoris a la vez que comenzaba a sumergirse en sus sabores internos. Logrando que ella sintiera un placer que desde hace tiempo extrañaba, enarcando su espalda y apretando las sabanas mientras sus caderas se movían tímidamente, todo esto ante el ojo critico de Satoru que soberbio sonrió al ver como sus caricias aun provocaban algo en el cuerpo de Kasumi.

- M-Mas…por favor… ¡Oh dios por favor, Satoru! – a medida que escuchaba sus gemidos con las suplicas ejerció más ímpetu con su boca y dedos para después sentir como Kasumi se corría en su boca.

- Por lo que veo cada día eres mas dulce, Kasumi-chan. – sonrió mientras levantaba parte de su cuerpo para besarla lentamente en los labios, aunque ella al principio aparto su rostro para después dejarse llevar. - ¿estas lista?

Al escucharlo Miwa hizo un puchero infantil al ver que no solo sus amigos, compañeros y profesores dudaban de sus decisiones sino que al parecer Satoru también, ¿acaso no comprendían que no era una muñeca de porcelana?

- Estoy segura. – respondió con la respiración agitada. – Sabes no tienes que tratarme como los demás lo hacen, es demasiado incomodo e incluso un poco molesto. No me romperé. – acomodando un poco del cabello alborotado del peliblanco. – Realmente deseo ser tuya, Satoru.

- No necesitas acostarte conmigo para serlo. – comenzando a quitarse su ropa interior para que quedar también desnudo y tomando de la cómoda un sobre del preservativo.

- ¿Eh? – Kasumi no comprendía las palabras de Gojou, solo se sentía demasiado nerviosa por lo que estaba a punto de suceder.

Rápido Satoru se incorporo para colocarse el condón y regalándole una sonrisa ladina, por las reacciones tan naturales y adorables de Kasumi, pero en eso vio como flashes una imagen parecida solamente que algo le decía que no era su Miwa aunque su apariencia era igual.

- Eso es porque tú eres solamente mía, cariño. – entrelazando sus manos mientras se posicionaba en la entrada de ella. – Iré despacio.

Fue adentrándose poco a poco en el calor que le estaba proporcionando el interior de Miwa, deteniéndose cuando sintió que algo se interponía, vio como la respiración de Kasumi se agitaba por la forma en que se movían sus pechos y como apretó mas fuerte sus manos además de sus ojos. Mientras que él a medida que se unía a ella sentía la necesidad de follarla salvajemente, pero hoy no se trataba de su propio placer sino el de Kasumi, entonces sin más preámbulos se adentró de golpe de ella quedándose quieto para que se acostumbrara.

- Auch. – susurro débilmente la joven mientras sentía como sus paredes se abrían al miembro del peliblanco y las lágrimas que contenía se derramaban. – S-Satoru. – temblaba su voz.

- Shhh, tranquila pronto dejara de doler. – limpiando con sus labios las lágrimas.

Miwa simplemente asintió temblando, sentía como era llenada por dentro y como algo se hubiera roto en su interior incluso que algo se escurría entre sus piernas. Cosa que era cierto, porque Satoru se incorporo un poco viendo la unión de ambos y como al salir un poco salía sangre, una clara muestra de que Gojou Satoru se había convertido en el primer hombre de Miwa Kasumi.

- Me comenzare a mover. – sin esperar respuesta de ella fue marcando un ritmo suave con centrándose en las reacciones de Miwa.

En cambio Kasumi fue sintiendo como poco a poco desaparecía el malestar y solo dejaba una sensación incomoda, sus caderas tímidamente fueron sincronizándose con las de Gojou, sintiendo los labios de él en su cuello, memorizando con su lengua y boca la piel de ella dejando marcas. Una de las manos de él fue deslizándose hasta su muslo apretándolo mientras lo acomodaba permitiendo que se hundiera mas en su sexo.

- Esto es increíble. – susurro roncamente cerca de su oído erizándole la piel. – Eres tan cálida y estrecha, Kasumi. – besándola desesperadamente aumentando las envestidas. – Tan suave. ¿Te sigue doliendo? – la joven negó meciendo su fleco echando su cabeza hacia atrás al sentir como Satoru mamaba de sus pezones.

Ella simplemente asentía avergonzada, abrazando las caderas del hombre con sus piernas, dándole una clara señal que podía continuar su labor de forma más rápida. Gojou sonrió soberbio por las reacciones de Miwa, escuchando sus gemidos cada vez más fuerte y agradeciéndole en estar en su departamento, porque de haber estado aun en el Colegio seguramente tendrían que haber dado demasiadas explicaciones.

Sin previo aviso salió del interior de Kasumi y tomándola de la cintura mientras se sentaba en el borde de la cama quedando cara a cara del espejo frente a ellos Miwa abrió ampliamente sus ojos al verse expuesta como la ultima vez. Satoru detrás de ella mientras que sin pudor alguno mantenía sus piernas abiertas en cada extremo dejando a la vista claramente su vagina y sobresaliendo detrás el miembro de él.

- Ahora observaras como diriges mi pene en tu lindo sexo. – besando suavemente su mejilla.

Nerviosa Miwa tomo con su mano el miembro de Satoru dirigiéndolo directamente en su interior deslizándose de forma rápida haciendo que exclamara su gemido adolorido y el abrazara aun mas su cintura.

- Es demasiado doloroso y me duele. – haciendo una mueca.

- Espera un momento. – tomando la mano de ella para lamerlos lentamente y después dirigirlos a la unión de ellos. – Muévete suavemente mientras te tocas.

Llena de pena la ojiazul asintió mientras comenzaba a tocarse como solía hacerlo al pensar en él, además de como sincronizaban sus caderas, sentía más profundo las embestidas, como se movían ambos y el sonido latente de sus corazones. Miwa volteo mirando como no solo ella tenia las mejillas sonrojadas sino también Satoru, los gruñidos de él y la forma en que tocaba todo su cuerpo la hipnotizaban hasta que comenzó a sentir algo en su parte baja, desconociendo esa sensación, pero Gojou sabia perfectamente que era y sin pedirle permiso comenzó a follarla más rápido, besándola en el proceso con un hambre que estaba seguro nunca lo había hecho con nadie y posicionando su mano sobre la de Kasumi en su vientre fue que ambos llegaron aun orgasmo.

- Gracias, Satoru. – respirando agitadamente. – Yo te a…

- Lo sé. – no deseaba que terminara esa palabras que tanto miedo le generaba. – Lo se, Kasumi.

Repartiendo besos y mordiendo suavemente el lóbulo de su oreja.

- Quien lo diría no. – dijo un poco divertida. – Al final de la oscuridad si se puede ver reflejado el amanecer.

Conectando sus ojos azules con los color cielo de Gojou quien simplemente asintió mientras volvía a moverse dentro de ella, logrando que Miwa gimiera gustosa por continuar entregándose al hechicero mas fuerte.


- Te diste cuenta, ¿no es así? – cuestiono Mai viendo el semblante decaido de Mechamaru. – Tal parece que tus palabras acerca de Miwa se predijeron.

Sentándose a lado de la maquina observando ambos el cielo estrellado de esa noche.

- ¿Haras algo al respecto? ¿Los delataras? – enarco una ceja volteando hacia el mecanismo que simplemente negaba. – Ya veo, al menos en eso eres mejor que yo. – se burlo la Zen´in.

Dentro de una bañera Muta Kokichi veía a su compañera, pero solo por inercia, ya que algo dentro de él se quebró al ver como Miwa defendía a capa y espada al payaso que era Gojou Satoru. Así como una escena a fueras de la habitación de esta viendo simplemente como la joven se adentraba a su habitación junto a Gojou Satoru. No se necesitaba ser un genio para darse cuenta lo que posiblemente estarían haciendo, pero…¿Qué ganaba con todo esto el hechicero? ¿Subir su ego y prepotencia ilusionando a una alumna? ¿Lastimar a Miwa o provocar a Gakuganji y Utahime-sensei al involucrarse con su amiga?

Amiga, como esa palabra que significaba un lazo extraordinario para cualquiera en estos momentos ,en él era peor que estar encadenado en esta condición de su cuerpo, porque era un recordatorio que solamente seria eso en la vida de Miwa un mero amigo mientras que Gojou Satoru representaba aquello que deseaba junto con la joven.

- Tal parece que en nuestro camino el amanecer terminara sin que lleguemos a contemplarlo. – Mechamaru junto a su dueño no comprendían lo que la mujer trataba de decirles, cruzando su mirada con la de ella como si pudiera ver a través de él. – Anda mejor vayamos a descansar Mechamaru aunque seas un mecanismo tanto tu como Kokichi necesitan energías.

Levantándose mientras sus ojos avellana veían las estrellas y al ver una fugaz cerro los ojos deseando por primera vez algo que no sea para ella:

- "Es triste cuando un nuevo amanecer no siempre nos dará una felicidad completa para volver a iniciar" – recordando a su hermana y como dentro de poco todo estaba a punto de explotar en el Clan Zen´in.


¡Feliz Navidad para todos! Espero que se la encuentren de maravilla con todos sus seres queridos y disfrutando no solo hoy sino que en los 365 dias del año. La verdad me costo un poco de trabajo este capitulo mas que nada el lemon, la relacion entre Gojou y Miwa se ira desarrollando asi como la de otros personajes (en unos no sera romantica)

Perdonen uno que otro error ortográfico.

Espero actualizar pronto y sino es antes espero que se tengan un feliz año nuevo.

Besos y abrazos.

TheOtherDestiny ;).