El secreto de Cian y los portadores del Infinito


"Abrió pesadamente sus ojos al sentir como su cuerpo estaba más pesado que antes, los dolores volvían con intensidad y poco a poco sentía como su vida se estaba yendo de las manos.

- Tengo que soportar un poco más. – se incorporó lentamente.

- No deberías tratar de moverte aun estas muy débil y todavía faltan noches para la luna llena. – vio como en el umbral de la puerta estaba el hombre que tanto la odiaba. – Si aun tratas de escapar sabes que Sukuna-sama te encontrara, ¿no es así mujer?

Los ojos azules de Cian vieron como en el umbral de la puerta estaba ese seguidor de Sukuna, era un joven que no aparentaba más de diecisiete años, cabello blanco hasta los hombros con extraños mechones rojos como sus ojos y su vestimenta consistía en un kimono.

- Eso lo sé perfectamente, Uraume-san. – sonrió a pesar de sentir la hostilidad del joven. - Solamente que estas cuatro paredes en ocasiones logran asfixiarme.

Uraume veía con cautela a la mujer sin comprender aun como Sukuna-sama no terminaba con la vida de ella o con...

- Puedo hacerle una pregunta, Uraume-san. – saliendo ambos de la habitación para refugiarse en la parte trasera del templo.

Cian no obtuvo respuesta de este pero al ver interpreto que no le importaba en absoluto lo que podría decirle.

- Usted... ¿porque me odia? – los pasos del joven se detuvieron antes de llegar a su destino, provocando que Cian se detuviera para luego voltear y observar su mirada fija a ella. - ¿Es porque está enamorado de Sukuna-sama, verdad?

Sin previo aviso sintió como era tomada del cuello y su cabeza se estampo en la fría madera, provocando que cerrara los ojos y gimiera de dolor.

- No digas estupideces mujer. – sonrió orgulloso al ver los ojos asustadizos de la sacerdotisa. – Nosotros las maldiciones no somos tan débiles como ustedes que nos dejamos embaucar por las apariencias de aquellos que dicen ser nuestros aliados. – acerco su rostro al de ella. – los únicos sentimientos que podríamos desarrollar es muerte, destrucción y deseo. Simplemente eso porque ese sentimiento que ustedes llaman amor es la peor aberración que puede suceder, sino mira tú reflejo, ¿no es precisamente por ese amor que sientes por ese hombre que te encuentras aquí?

Cian abrió los ojos al sentir como Uraume dejaba de ejercer presión en su cuello y como las palabras de él lograron incomodarla de sobre manera porque le gustara o no tenía razón, sobre su propósito egoísta de proteger a ese ser amado para ella.

- Respecto a tu pregunta sobre ti, siendo honesto tu mera existencia es irrelevante para mí, pero Sukuna-sama te necesita para mantener alguna forma de existencia en dado caso que sea destruido. En pocas palabras eres una herramienta que no tarda en ser desechada o hasta al menos que esa cosa te deje.

Sin importarle como el chico se alejaba de su persona unas lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas sintiendo una enorme impotencia por ser como dijo el joven, una mera herramienta que no tardara en ser desechada, pero si con eso mantendría a salva aquellos que considera importantes no importaba. No mientras el futuro de la hechicería tuviera una esperanza en derrotar a Sukuna y donde a menos la familia de Yue fuera feliz.

- Pase lo que pase no dejare que nada te suceda, tú eres mi última esperanza y mi luz en esta oscuridad que pronto me consumirá, cariño.

Sonrió triste y sin poder evitarlo dirigió su mirada a su vientre abultado sintiendo como ese pequeño ser comenzaba a moverse, pero reconocía que no solo nacería pronto su hijo sino que también posiblemente el único descendiente del que es conocido como el Rey de las Maldiciones, Ryomen Sukuna."

Abrió los ojos lentamente sintiendo la humedad en estos y un dolor en su pecho, como si el aire fuera asfixiante. Todo provocado por su reciente recuerdo de Cian, miro a su lado derecho contemplando las masculinas fracciones de Satoru, sintiendo el calor que transmitía su cuerpo pegado al de ella, después de hace unas horas de haber tenido sexo como lo venían haciendo luego de ese suceso en el Templo.

- "Si lo que soñé resulta ser verdad, significa que..."

- No puedes dormir. – la voz cansada del hombre interrumpió sus pensamientos levantando su mirada y notando como Gojou tenía los ojos abiertos. – Volviste a recordar, ¿no es así?

Kasumi abría y cerraba la boca sin pronunciar sonido alguno, al darse cuenta que ella era un libro abierto para él, pero al sentir como tocaba con sus dedos los rastros de lágrimas en su rostro comprendió que despertar para encontrar a tu... ¿Pareja? llorando después de haber disfrutado en entregarse no era muy normal que digamos.

- Si. – solo salió eso de su boca. - ¿Te desperté?

- No suelo dormir mucho. – trato de sonreír él. - ¿Me puedes decir que recordaste?

Y nuevamente esa vergüenza que pensó que había desaparecido desde su primer encuentro fallido por los primero recuerdos hacia la extraña relación de Cian con Sukuna, volvía, pero ahora no solo era recordar un suceso traumático para toda mujer sino que a través de esos encuentros que tuvo el rey de las maldiciones con la sacerdotisa tuvo una consecuencia.

- "Pero si Cian estaba embarazada y los anteriores recuerdos que tenía murió en luna llena porque Sukuna absorbió toda su energía espiritual... ¿dónde quedo su hijo? ¿seguía vivo o la maldición lo habría matado?"

Un escalofrió recorrió su columna al imaginarse tal escenario donde un padre mataba a su propio hijo.

- Kasumi. – Satoru tomo con sus manos el rostro de la chica que se mantenía callada. - ¿Confías en mí? – la joven solo asintió. – Entonces dime que...

- Es posible ¿que una maldición logre engendrar con un humano?

Aquello helo la sangre de Satoru comprendiendo de inmediato a lo que se refería ella o el punto a donde quería llegar.

- Hace poco se abrió un expediente sobre tres híbridos nacidos por una maldición junto con una mujer humana hace muchos años. – recordó el reporte que Megumi junto Yuuji y Nobara le entregaron además de confirmar todo sobre Sukuna. – Antes esa remota posibilidad quedaba descartada, pero por una misión descubrimos que es posible, mas no sabemos a qué grado los hijos de estos sobrevivan o que habilidades lleguen a desarrollar.

- Ya veo. – Kasumi se incorporó para sentarse en la amplia cama, sin importarle cubrirse su desnudez como suele hacerlo e instintivamente toco su vientre. – Entonces...si es posible.

Miwa deseaba salir corriendo para refugiarse en su habitación y comenzar a llorar hasta hartarse o por lo menos cuando digiriera un poco sobre...

- No pienses en eso. – Gojou paso sus brazos a la cintura de ella acercándola más y sentir como temblaba de miedo. – Aunque tu seas una reencarnación lo que te sucedió no fue a ti directamente, ni siquiera es responsabilidad de esa sacerdotisa. Simplemente Sukuna supo jugar muy bien con su debilidad.

- Si. – recargo su cabeza al pecho de Satoru sintiendo su olor masculino.

- "La mejor forma de olvidar un trago amargo son solo de dos formas". – vino a su mente la voz de Mai dándole un consejo cuando recién comenzó en la hechicería y extrañaba a sus hermanos. – "El alcohol y sexo, pero siendo honesta no creo que eso funcione contigo, Miwa."

Sin importarle nada levanto su rostro y con sus manos toco las mejillas de Satoru con el claro propósito de juntar sus labios siendo correspondida de inmediato por el hombre. Gojou fue recostando a Kasumi en su cama haciendo espacio entre sus piernas mientras el beso tomaba más intensidad al grado de escuchar los gemidos de ambos, la sincronía de sus movimientos en sus pieles desnudas y como las manos de ella se dirigieron a su amplia espalda delineando sus músculos a medida que simulaba las embestidas.

El peliblanco fue descendiendo una de sus manos para ver si Miwa se encontraba lista para entrar en ella y no lastimarla, sonrió cuando se separó de sus labios entendiendo que la joven estaba igual de necesitada que él y sin esperar más dirigió su miembro en la entrada de Kasumi que al sentirlo cerro los ojos, apretó las sabanas todo mientras lo veía con sus ojos nublados de deseo y sus mejillas sonrojadas.

- Ahora solo concéntrate en sentirte bien, ¿está bien? – cuestiono mientras lentamente ingresaba en su interior. – Deja que el pasado permanezca atrás...donde debe pertenecer.

Kasumi simplemente asintió a la vez que gemía el nombre de Satoru, sintiendo al instante como su voz provoco espasmos en el hombre. Pero lo que no sabía Miwa es que esas palabras no solo fueron dichas por ese recuerdo de Sukuna, sino que también Gojou fue teniendo sueños sobre su adolescencia, su amistad con Suguru y por último en unas imágenes borrosas de unos hombre demasiado parecidos a él pero completamente distintos como si su alma hubiera sido fragmentada.

- M-Mas rápido...Satoru. – escucho la voz necesitada de Kasumi y cumpliendo sus demandas fue aumentando sus movimientos.

Coloco una de las pantorrillas de Kasumi en su hombro mientras se agachaba para sentir la fricción de su pecho contra los senos de ella sintiendo la suavidad de estos y como sus pezones estaban erizados.

- Eres tan preciosa. – delineando con su boca y lengua el cuello de ella siendo cuidadoso de no dejar marcas por más que deseara. – Me excita tanto estar dentro de ti...eres tan cálida Kasumi-chan. Tan buena.

En estos momentos Kasumi ya no detenía las palabras de Satoru hacia ella cuando se encontraban teniendo sexo, comprendiendo que para ambos esas palabras los excitaban una forma confortante y aunque no suelen ser las típicas palabras de amor, para ella con el simple hecho de haberlas dicho el hombre era más que suficiente. Con suma delicadeza Miwa beso a Satoru sorprendiéndolo por la ternura que siempre le ofrecía la joven con sus labios y el correspondía en hacerla sentir bien, antes de que ella llegara al orgasmo salió ganándose un gemido de reproche por parte de Kasumi y una sonrisa socarrona por él.

- Terminaremos con una de mis posiciones favoritas. – rápido volteo a la adolescente para elevar su cadera quedando el rostro de Miwa frente a la almohada viendo de reojo como Satoru se colocaba cerca de su entrada, pero de repente vio todo negro, deduciendo que tenia puesta la venda de Gojou.

- ¿S-Satoru? – sintió nervios, pero su cuerpo estaba expectante por lo que haría su sensei.

- No tengas miedo Kasumi-chan. – se acercó al oído de esta susurrándole con voz ronca ampliando su sonrisa al ver como la piel de Miwa se erizo. - ¿confías en mí?

Al ver como la peliceleste asentía, le dio un rápido beso en la mejilla y con decir un: "Buena niña" comenzó nuevamente el vaivén de sus caderas, al parecer ambos tendrían una mañana demasiado ajetreada sin importarles que dentro de dos horas comenzarían las clases en el Colegio.


- "Megumi" – escucho una voz demasiado conocida tanto que la reconocería en cualquier lugar. – "Megumi, esto no es tu culpa".

Parpadeo varias veces tratando de enfocar donde se encontraba, pero solo vio oscuridad. Entonces el pelinegro fue incorporándose poco a poco apretando con una de sus manos su cabeza, reprochándose nuevamente sobre...

- Megumi por favor no te culpes, esto se encontraba en mi destino. Debes de continuar con tu camino y olvidarme.

Nuevamente venia la voz de Tsumiki, pero se sorprendió al ver unos pies frente a él así que levanto su mirada encontrándose con la mirada miel de ella. Abrió ampliamente sus ojos al verla ahí...frente a él portando un vestido blanco, su cabello castaño caía como cascada en su delicada espalda, noto que no había ningún sello en la frente de ella y sobre todo que...Tsumiki estaba ahí...viva, sonriéndole como solía hacerlo antes de que su mundo se derrumbara y...despierta.

Poco a poco el azabache fue levantándose hasta quedar cerca de la castaña, junto su frente con la de ella percibiendo la fragancia a violetas. Temblándole las manos toco el rostro de Tsumiki.

- Me has hecho tanta falta. – comenzó a llorar frente a ella. – Todo esto es culpa mía, tú siempre fuiste clara en tus ideales. – las manos de Tsumiki se posaron con las de él. – Siempre me has protegido, a pesar de todo porque...

- Yo siempre te amare Megumi. – una grata sonrisa se formó en el azabache al escucharla. – Debes de cuidarte, porque pronto todo lo que conocemos cambiaria y no será para bien.

La voz cargada de preocupación de la ojicafé lo alarmo.

- Tsumiki... ¿de que estas...? – justo cuando iba a cuestionarle sintió unos labios sobre los suyos sintiendo la suavidad de ella.

Entonces el joven cerro los ojos disponiéndose a corresponderle como aquella vez en su cumpleaños, corroborando aquello que por años se negaba a aceptar y es que esta perdidamente enamorado de ese joven, la cual debió de ver como una hermana no como mujer. Que por eso mismo le cuestiono a Gojou-sensei por la felicidad de Tsumiki por encima de la suya, porque si ella era feliz, él lo seria.

- También te amo. – susurro entre el beso. Ambos se miraron a los ojos y la joven sentía un nudo en la garganta al sentir al menos entre sueños poder comunicarse, además de observar que en este tiempo Megumi había cambiado para su bien y notando esa sonrisa que escasamente solía regalarle.

- Eso lo sé, nunca lo olvides Megumi. – beso la frente del pelinegro. – Pero ahora es momento de despertar...pronto nos volvemos a ver.

Sabía que no serviría de nada gritarle, así que solo asintió y dándole un último beso comprendió que todo esto fue un...

- Sueño. – dijo Megumi abriendo sus ojos observando el techo de su habitación. – No...eso no fue un simple sueño. – toco con su mano sus labios recordando los besos anteriores y de las últimas palabras de ella. – No, eso fue una advertencia...una demasiado peligrosa.

Los sonidos de su puerta lo alertaron de que ya era un poco tarde y tenía que prepararse para sus clases diarias, entonces nuevamente escucho los toques. Fastidiándose del sonido se levantó sin importarle en aun encontrarse con su ropa de dormir y al abrir la puerta abrió ampliamente sus ojos encontrándose con...

- Tu. – arrugo el entrecejo al ver un rostro demasiado desagradable. - ¿Qué haces aquí?

Al escuchar su pregunta el visitante no deseado amplio su sonrisa, haciendo que Fushiguro apretara sus puños.

- Veo que en todo este tiempo, Satoru-kun no te enseño modales. Megumi-chan. – los ojos afilados del hombre observaron con detenimiento la apariencia del adolescente sorprendiéndose de la gran apariencia que tenía este con su padre. – Cada día te pareces más a Toji.

- No lo volveré a repetir, ¿Qué es lo que desea aquí?

- Solamente vine a ver a un familiar mío y obvio no me refiero a Maki aunque su rostro es demasiado hermoso, pero lástima que sea la vergüenza de nuestra familia.

Megumi aborrecía profundamente a ese hombre rubio, más al recordar como hace dos años ese idiota había tratado de propasarse con Tsumiki, argumentando que cuando fuera el heredero del Clan Zen´in lo haría regresar al mismo y tomaría como concubina a la castaña.

- No tengo tiempo de hablar con usted, dentro de poco entrare a clases y le recuerdo que mi apellido es Fushiguro nunca he portado su apellido y a estas alturas dudo mucho que lo desee.

- Seré breve Megumi. – su rostro se mostró serio repentinamente. – Como sabes el actual patriarca del Clan Zen´in está muriendo, así que...sea cual sea su designio hacia ti debes de rechazarlo y que te mantengas firme en no querer nada de nosotros. Quien sabe a lo mejor a tu edad heredaste algunas de las manías de tu padre.

Pero la burla duro poco porque Megumi golpeo a Naoya tan fuerte provocando que se impactara en el suelo, con el labio roto y mirándolo furioso.

- Ya se lo dije todos ustedes excepto Maki-senpai y Mai-senpai me repugna, nunca tomare su maldito apellido de los tres Clanes ancestrales el Zen´in no es precisamente el más prestigioso en cuanto a sus normas y costumbres. – una risa por parte del rubio desconcertaron a Fushiguro. - ¿Dije algo gracioso?

- Al parecer ya no recuerdas a la preciosa Tsumiki. – ante la mención de la castaña los ojos de Megumi cambiaron. – Es una lástima que haya sido maldecida, hubiera disfrutado tanto en tenerla debajo mío.

Entonces un golpe en la boca del estómago hicieron callarlo y como frente a él se encontraban los perros demonio de Fushiguro.

- La verdad logra incomodar, no Megumi. – escupiendo la sangre. – En eso eres igual a nosotros, tu también deseas a alguien de tu familia. Puede que esa chica no sea tu hermana de sangre, pero...te criaste con ella, ¿no? Eres un Fushiguro igual que Tsumiki y en lugar de desarrollar un amor de hermanos comenzaste a desearla para ti y mira las consecuencias fue maldecida por seguir a tu lado y probablemente nunca vuelva a despertar.

- Yo no estaría tan seguro de eso. -una voz interrumpió el encuentro antes de que el pelinegro volviera a golpear al Zen´in. - ¡Vaya pero que sorpresa encontrarte aquí Naoya!

Divertido Gojou se agacho a la altura del hombre, detallando aun detrás de su venda como Naoya seguía siendo el mismo imbécil que cuando eran niños.

- Megumi es mejor que te vayas preparando las clases se pospusieron. Iniciaran dentro de dos horas, Yuuji y Nobara fueron con Shoko a investigar algo así que por mientras estarás entrenando con los de segundo año.

El azabache asintió a regañadientes no sin antes regalarle una mirada de advertencia a Naoya. Al ver como su estudiante cerraba la puerta y los shikigami de Megumi desaparecía, la sonrisa divertida de Satoru desapareció, así que tomo del cuello al rubio levantándolo y en un parpadeo encontrándose ambos a las afueras del Colegio. Tonándolo fuertemente del cuello.

- Les he dicho que se mantengan alejados de los hijos de Toji, pero al parecer ustedes no comprenden hablando civilizadamente. – ejerciendo más presión en el cuello de Naoya.

- N-No tienes ningún derecho de entrometerte...S-Satoru-kun. – sentía como le comenzaba a faltar el aire. – Aunque momentáneamente seas el tutor de Megumi...el sigue siendo un Zen´in desde su nacimiento.

- Eso lo comprendo perfectamente, pero... ¿porque tienen custodiada a Tsumiki? Ella no es un Zen´in. – achico sus ojos. – Piensan que atraerás más la atención del chico amenazándolo con ella. – sonrió soberbio.

Lentamente fue soltando a Naoya que al sentirse libre tocio repetidas veces por la falta de aire.

- Te estas metiendo en terreno peligroso, Satoru. – viéndolo retadoramente. – Varios de los altos mandos se encuentran inquietos por tus acciones tanto que incluso han especulado que seas un traidor.

- Entonces... ¿porque no me hacen nada, Naoya? – eso que el rubio comentaba lo sabía perfecto, pero el silencio de este era la respuesta clara que también él tenía. – Claro eso es obvio no pueden hacerme nada, porque eso involucraría un cambio en nuestro mundo. Porque mi existencia es el equilibrio que ustedes desean tener para seguir manipulando las nuevas generaciones, conformándolos en ser meros peones en este juego y por supuesto por último pero no menos importante...Es que soy el más fuerte de todos los hechiceros y que en un parpadeo puedo aniquilarlos.

A medida que hablaba Gojou, Naoya sentía como la energía maldita de este cambiaba así como su voz convirtiéndose en mas oscura.

- Ser el hechicero mas poderoso no te salvara siempre, Satoru-kun. Incluso los mas fuertes pueden caer. – eso Gojou lo sabia perfectamente, solo que aun no era el momento debía de saber mas y preparar mejor a los chicos. – Es mejor que me retire, recuerda mis palabras Satoru-kun y espero vernos pronto.

Gojou simplemente observo como la silueta de Naoya Zen´in desaparecía, apretando sus puños y cerrando fuertemente sus ojos. Muchas cosas se avecinaban para ellos, y que al dar cualquier paso en falso todo seria destruido.

- Ahora solo debo investigar mas acerca de Sukuna, Cian y ...de ese niño. – suspiro derrotado recordando las palabras de Kasumi en la mañana y ese recuerdo.

Sabia donde encontraría la respuesta y por mas que odiara o evitara ir tarde que temprano tendría que ir al Clan en búsqueda de una verdad que cambiaria su vida o mas bien su perspectiva de la hechicería.


- Sigo pensando que esto es una mala idea Nobara. – preocupado Yuuji caminaba junto a la nombrada a la habitación que tanta curiosidad les despertaba. – Si Fushiguro se entera que después de la misión vinimos a visitar a su hermana, él se molestara demasiado es como si invadiéramos su espacio y...

- Podrías cállate Yuuji. – contesto irritada. – Se perfectamente que Fushiguro se molestara con nosotros, pero... ¿no crees que por el tiempo que hemos compartido ya somos amigos? – lo dicho por ella sorprendió al pelirrosado. – Según tu y Kasumi-senpai los amigos están para apoyarse, ¿no? – al ver como el chico asentía sonrió provocando que Itadori se sonrojara. – Entonces tenemos todo el derecho de conocer a la hermana de Fushiguro.

Sin ver una nueva objeción por parte del chico Nobara dejo de mirarlo, para detenerse ambos en la puerta con el nombre escrito de Fushiguro Tsumiki y al abrir la puerta quedaron impactados por la apariencia de la joven. Tanto Nobara como Yuuji sabían que entre esa chica y su amigo no existía ningún lazo sanguíneo, pero es que...no se parecían en nada eran como el agua y el aceite.

Mientras que Megumi siempre portaba ese aire de "Aléjense de mi o los matare", esa joven desbordaba gentileza y dulzura, a pesar de estar maldecida.

- Es demasiado linda. – dijo Kugisaki acomodando varios mechones desordenados. – Incluso se parece a la bella durmiente.

- Si tienes razón. – atribuyo Itadori, pero al ver una mirada asesina de Nobara se abstuvo de decir algún comentario fuera de lugar. – Oye Nobara...- la chica enarco una ceja mirándolo. - ¿No crees que esa chica pueda ser el tipo ideal de Fushiguro?

Esas palabras lograron que la ojimiel alzara las cejas y volviendo a detallar a la joven junto con las conversaciones con su amigo, las ideas se conectaron deduciendo que...

- No puede ser. – comprendiendo porque el chico se negaba a una relación o tener atracción por alguien. – Debe ser difícil para él.

Kugisaki no juzgo a su amigo, porque ella era la menos indicada de razonar sobre quien enamorarse o no. No cuando ella dirigió sus sentimientos al joven que colocaba con cuidado las flores blancas para chica en la cómoda, entre más convivía con Itadori se convencía que lo amaba haciendo más difícil la idea en que al ingerir todos los dedos de Sukuna tendrían que ejecutarlo.

- N-Nobara. – tartamudeo Itadori al sentir como su amiga tomaba su rostro. Dándose cuenta que estaba tan concentrado en acomodar el detalla hacia la hermana de Fushiguro que no se dio cuenta cuando Kugisaki estaba a su lado.

- Yuuji...muchas gracias. – su rostro dibujo una sonrisa triste y sin darse cuenta beso la mejilla del joven.

- Nobara... ¿porque...?

- Iré a buscar a Shoko-senpai, ella debe estar buscándonos. – sentía que debía salir. – En un momento regreso, por mientras cuida de ella. – ambos dirigieron su mirada a la castaña. – No hagas nada extraño, ¿entendiste?

El doble sentido de esas palabras junto con el ceño fruncido lograron que Itadori hiciera un puchero dando a entender que él no era esa clase de chico y riendo Nobara desapareció cerrando la puerta dejándolo solo con Tsumiki.

- Así que esta chica es la persona más importarte para Fushiguro. – la voz en su mejilla le advirtió a Yuuji que no estaba solo. – A kilómetros desprende ese aire virginal y puro, ya veo porque se encuentra prendado de ella.

Itadori dirigió su mirada en su mejilla izquierda, arrugando el entrecejo por la forma en que la maldición se refería de la joven.

- Fushiguro solo desea salvarla porque es su hermana, no por esas cosas que dices Sukuna. – la estridente risa de Ryomen se escuchó.

- ¿En serio crees que tu amigo la quiere como su hermana? – esos mocosos de la actualidad si que lo divertían. – Vaya que eres idiota, mocoso. Pero no puedo esperar mucho de alguien que no logra descifrar la forma en que esa mocosa te mira y tu a ella. ¿En serio piensas morir virgen?

Una vena resalto en Yuuji ante la forma divertida en que la maldición hablaba de su sexualidad, viniendo a su memoria aquellos recuerdos donde Sukuna tomaba a esa sacerdotisa parecida a Kasumi-chan, pero estos cambiaron al notar como...

- Esa sacerdotisa estaba embarazada de ti, ¿no es así Sukuna? – la risa del nombrado se detuvo ante la insolencia del joven. – Por los archivos de la escuela se que disfrutabas en lastimar a mujeres y niños, no dudaste en tomar a Cian y al matarla destruir todo su pueblo, pero...también fuiste capaz de...

- No es de tu incumbencia mocoso. – fue tajante. – Solo conformarte en saber que no solo fui yo quien orillo a Cian a sus desgracias, sino que ellos también. – recordando esos ojos malditos y como uno de ellos fue condenado a ser una maldición. – Incluso su descendencia no aplico aquello que tanto solía burlarse: "El amor es la peor maldición".


En las profundidades de las alcantarillas de Tokyo se encontraba aburrido Mahito observando como Suguru seguía demasiado tranquilo a pesar de haber realizado aquello que seguramente hubiera sido peligroso para sus planes.

- ¿No crees que fue demasiado hacer que esa chica hablara con ese tipo llamado Fushiguro? – la pregunta de Mahito hicieron que "Suguru" abriera los ojos viéndolo divertido. – Puede advertir de algo a Gojou Satoru y dudo que después de nuestra presentación en el Templo se encuentre tranquilo. Incluso Hajime ha estado demasiado susceptible tanto que hablarle para irritarlo no es necesario.

- Puedes estar tranquilo a pesar de hacer que los sueños de los hermanos se conectaran no hablaron de nada importante que no fuera su amor. – ante esto ultimo Mahito se burlo ante la idea tan patética. – Respecto a Satoru por el momento se encuentra investigando, pero se encuentra demasiado concentrado en aquello que ha provocado el mal humor de Hajime.

- Lo dices, ¿Por qué se esta follando a esa estudiante? – el pelinegro asintió. – Que patético ni siquiera en esta época Hajime logro que esa mujer se enamorara de él.

Un impacto de energía maldita color rojo fue directamente hacia Mahito al terminar esa oración y sino lo hubiera esquivado a tiempo hubiera tenido un gran daño, levanto su mirada ofendido encontrándose con una mirada cielo de su nuevo "aliado".

- Repite eso y no habrá próxima vez, maldición repugnante. – en un parpadeo se encontraba frente a ambas maldiciones. – Tarde que temprano Cian vendrá hacia si, pronto recobrara toda su memoria y sobre toda la verdad.

El peliblanco cerro los ojos al recordar a la mujer de hace mas de un siglo comparándola con la chica del Templo y sonrió al darse cuenta que pasaran los años que pasaran Cian seguiría siendo la misma hermosa mujer.

- O parte de esta querrás decir. – Geto interrumpió sus divagaciones. – Hasta el momento me imagino que estará recordando acerca de ese niño. – amplio su sonrisa al recordar aquello que lo ataba indirectamente con esa sacerdotisa y Sukuna. – Cuando descubra que fue madre, no descansara hasta dar con el paradero de ese hibrido.

- Eso será una perdida de tiempo. – Hajime arrugo el entrecejo. – Ese niño murió en el parto, eso me dijo Sukuna.

Los ojos negros de Geto Suguru contemplaron la figura detrás de Hajime y Mahito, notando como ese joven siempre se mantenía al margen respecto a Sukuna y la sacerdotisa. Pero el sabia mejor que nadie que ese niño no había muerto y que por años fue oculto hacia el mundo de la hechicería o por lo menos hace poco.

- "Los híbridos se desarrollan de forma completamente distinta a los humanos o maldiciones". – cerro los ojos al recordar a cierto pelirrosado y a su padre. – "Ese hombre supo perfectamente quien era yo, que triste a fin de cuentas Ryomen Sukuna será el encargado de destruir su propia descendencia".

El joven peliblanco con mechones rojizos se mantuvo callado escuchando nuevamente las discusiones de esas maldiciones estúpidas, sin poder creer como pudo unirse a ese grupo. Hasta que sus ojos se encontraron con los de Kajuku comprendiendo que le gustara o no la alianza con esa maldición lo ayudaría para liberar por fin a Sukuna-sama. Apretó los puños ante la mención de ese hijo que nunca debió existir, pero hizo un pacto con esa mujer y en caso de haberlo roto hubiera desaparecido por el poder espiritual de esta.

- "Si tan solo supieran ellos dos cuan cerca han estado de su linaje, seguramente Sukuna-sama, se retorcería de coraje y esa mujer volvería a morirse por el dolor" -sonrió divertido ante su ultimo pensamiento.

- Si te encuentras aburrida, porque simplemente no te vas Mai. – cansado de ver como la peliverde observaba en un televisor que trajo hace una semana una película que siendo honesto era un asco. – No deseo ser tu obra de caridad.

La joven miro de reojo a su amigo arrugando el entrecejo ante las mismas tonterías que solía decirle, comenzando a fastidiarle en demasía. Por primera vez en mucho tiempo trataba de ser amable con alguien y este se aseguraba de colmarle la paciencia.

- Porque simplemente no me dices que el fastidiado de mi presencia eres tu o que todo ese coraje acumulado que tienes es por la relación clandestina de Miwa con el pervertido de Gojou. Sabes yo no tengo la culpa. – detuvo la película viéndolo ofendida. – No eres el único que se encuentra sufriendo por algo, todos hemos estado preocupados y angustiados por algo que nadie nos dice o piensan que solo somos unos mocosos muy estúpidos para no darnos cuenta.

Las palabras de Mai lograron incomodarlo, dándose cuenta que pronto la verdad saldría y que cuando eso ocurra solo podrían existir dos opciones para él: ser repudiado por sus amigos sobreviviendo o dos terminar...

- Lo siento no fue mi intención esa. – respondió agachando la mirada. – Es cierto no puedo controlar el coraje que estoy sintiendo por ese hombre, pero siempre he sabido de los sentimientos que Kasumi albergaba por él, desde ese festival de los mil demonios.

Mai rio al recordar como Mechamaru y ella miraban como su amiga estaba maravillada ante la forma en que Gojou Satoru peleaba con ese hombre llamado Miguel, desde sus mejillas sonrojadas, sus ojos brillantes de admiración y diciendo...

- "Es un hombre realmente increíble y apuesto".

Matando de tajo todas las ilusiones de su amigo.

- Nunca has tenido un sueño, Kokichi. – sonrió divertida mientras volvía reproducir la película. – Y antes de que comiences con esos pensamientos pesimistas o sobre tu condición mejor...

- Salir de estas cuatro paredes y aunque suene muy cliché deseo conocer el mar. – ambas miradas se encontraron. – Me imagino poder sentir la arena en mi piel, ver el azul haciendo contraste con el cielo y sentir que por fin soy...

- Libre. – termino Mai haciendo que Muta sonriera y asintiera. – Te entiendo perfecto, cuando era niña solía envidiar a mi hermana por no ver las maldiciones. – recordó el tiempo donde ambas hermanas solían llevarse bien. – Su valentía me alentaba a continuar con mi vida, pero a medida que iba creciendo comprendí que envidiaba a esas personas que no tienen nuestro poder, tener una vida común y corriente. Sin reglas, costumbres o protocolos estúpidos del Clan Zen´in.

Eso lo sabia Muta Kokichi y cada vez que convivía con Mai comprendía que la apariencia de chica sarcástica, soberbia y segura de si mismas solo era una apariencia, un espejismo que ella fue creyéndose.

- Tu sueño se escucha simple como el mío, pero por las circunstancias...podría ser difícil cumplirlos. – tomo la mano de ella, notando como el tacto de su piel agrietada y vendas no le daba asco. – Te prometo que la primera vez que conozca el mar será con todos ustedes y la libertad que experimentare te será transmitida Mai.

La joven solo asintió, apretando la mano de Kokichi y acercando mas la silla al joven para recargar su cabeza en el hombro de este que al sentir su tacto, la piel de Muta se erizo haciendo que riera.

- Tranquilo, no saltare sobre ti. – eso lo sabia perfectamente él quien se acercaría a alguien tan deforme. – Estoy segura que en otras circunstancias te abría invitado a salir, pero al parecer los dos estamos encadenados a la prisión que se nos interpuso.

- No tienes que decírmelo, eso lo se perfectamente. Ademas...

- Tu estas enamorado de Miwa, ella del pervertido. Yo de Megumi y el de Tsumiki. – burlándose de todo. – Que se le va a hacer, total ellos se lo pierden. – levanto su rostro encontrándose con los ojos negros de Muta. – Si te soy franca eres mucho mas atractivo y convincente que Gojou Satoru.

El nombrado alzo las cejas no por las palabras de la chica, sino por la sonrisa tan cálida que esta le regalaba y entendió que pasara lo que pasara en el próximo mes se encargaría de proteger a sus amigos, pero sobre todo a Miwa y Mai.


"El estruendo de una bofetada hizo que reaccionara, su flequillo ocultaba la expresión de sufrimiento de su rostro. Además estaba segura que la comisura de su labio se encontraba lastimado al sentir el sabor de su propia sangre.

- ¡Como te atreves de decirme esto a mi niña estúpida!. – sintió como su abuela la tomaba de su cabello acercándola al espejo del vestidor cercano. – Mírate. – sosteniéndola fuertemente del mentón. - ¿Acaso en todos estos años no comprendiste quién eres? ¿Qué por tu culpa de tus locuras mi hijo está muerto? Que simplemente tu mera existencia provoco la muerte de mi amado hijo.

- Antes de ser tu hijo también era mi Otousan. – dijo débilmente ella. – Su muerte me dolió tanto o igual que usted Obaasan.

- ¡Mentira!

Kasumi cerro los ojos al sentir más fuerte el agarre de su obaasan.

- Él iba ser un hombre exitoso, siempre fue bueno y gentil, pero conocía a la maldita de tu madre para luego engendrarte y mira en que termino…- lagrimas salían de la peligris. - ¡Tu mataste a tu propio Otousan!

Lanzándola al piso, viendo fijamente a su Obasan al lado de su tía. Entonces recordó a Satoru y como este la apoyaba, sus palabras, sus gestos incluso sus caricias en que ella misma se aceptara. Aun sin saber por completo todo su pasado.

- Yo no mate a mi Otousan. – dijo claramente dejando desconcertadas a las mujeres. – Yo no tuve la culpa de haber nacido viendo maldiciones desde que tengo uso de razón. – alzo su mirada. – Nunca ha sido mi culpa las muertes de mis padres, así como las desgracias que nos ocurrió. – se fue incorporando hasta quedar frente a ambas. – Yo solo fui víctima de la conformidad de mi Otousan, del odio de ustedes hacia nosotros, despreciándonos no solo a mi sino también a mis hermanos que eran inocentes de todo esto. – apretó los puños recordando el dolor de su hermanitos y como estuvo a punto de perderlos.

- ¿Cómo te atreves? – por fin intervino su tía una mujer robusta de cabello negro. - ¿Acaso nosotros somos los malos? Tu una simple mocosa que lleva siendo amante de ese hombre por no sé cuánto tiempo, seguramente él no ha sido el primero en caer por ti y tu papel de víctima.

Kasumi los vio con suma lastima llegando a incomodarlas y más al ver cómo les regalaba una sonrisa sincera.

- Ese siempre fue su problema catalogar quien es bueno o malo, de no ver más de sus narices. – rio. – Yo tampoco lo comprendía hasta que ese hombre que comentas Azami-oba, me mostro lo que valgo.

En unos aparadores cercanos Gojou escuchaba la conversación de Kasumi, donde deseaba interceder desde que esa mujer la había golpeado, pero se detuvo al ver algo en la mirada de Miwa.

- Puede que no sea más que una vergüenza para ustedes, pero para otras personas valgo mucho. – venía a su mente sus compañeros de Colegio, Suki, sus hermanos y Gojou. – Soy buena en muchas cosas que incluso me hacen única entre ustedes y por eso mismo he aprendido a perdóname, pero sobre todo Obasan he aprendido a perdonarlos.

Miwa cerró los ojos al ver como su Obasan nuevamente iba a golpearla, pero pasaron uno segundos y no recibía la bofetada, abrió sus ojos solo para encontrarse con…

- Satoru. – murmuro su nombre sorprendida.

- Ya fue suficiente señora. – sosteniendo el brazo de la mujer. – Es mejor que se retiren de donde vinieron y que no se vuelvan a acercar a Kasumi o sus hermanos.

Ambas mujeres miraban sorprendidas al hombre frente a ellas y el tono de voz que les causo pavor.

- ¡Insolente! – grito Azami. - ¿Cómo te a treves a…?

- Vámonos Azami, ya no hay más que hacer aquí. – intervino la anciana.

- Pero…Okasama…ellos…- la mujer alzo la mano con clara muestra de que guardara silencio.

- De acuerdo nos retiramos. – viendo fijamente a la pareja. – Solo que recuerda esto "joven" acercarse a mi nieta será tu sentencia de muerte y te darás cuenta que todo lo que escuchaste fue cierto.

- Lo único que he comprendido señora es que ustedes no se merecen el perdón de Kasumi, y así como le dije a su hijo. No vuelvan a acercarse a ella o aténganse a las consecuencias.

Cada una de las palabras dichas por el peliblanco eran ciertas y mas que Kasumi sabia eso, ambos vieron como las mujeres desaparecían para retirarse del departamento de mujer, pero no sin antes regalarle una mirada despectiva a Kasumi y prometiéndose Gojou en hacer pagar cada uno de ellos el dolor de Miwa.

- Muchas gracias en ayudarme, Satoru. – decía tomando la mano de él, que al sentirla volteo a verla. – Eres muy bueno.

La sonrisa cálida de Kasumi hizo recordarle a Suguru y la expresión de tranquilidad que este siempre le regalaba en sus salidas, la complicidad que compartían incluso descubrió que al pelinegro no lo estimaba solo como amigo sino como un hermano que siempre deseo tener, pero que por obvias razones nunca tuvo. El peliblanco abarco con sus grandes manos las mejillas de Miwa, donde después la comenzó a besar suavemente y pensando muy dentro de él que estos momentos con Kasumi nunca terminaran".

- Oye... ¿me estas escuchando, Kasumi? – la voz molesta de Maki-senpai hizo que alzara las cejas y comenzó a abochornarse al darse cuenta como sus compañeros estaban delante de ella mirándola preocupados. – Vaya parece que por fin reaccionaste, tu rostro volvió a convertirse en tomate.

- Maki deja en paz a Kasumi-chan. – intercedió Panda. – Debe ser complicado para ella procesar todo lo que esta sucediendo igual que nosotros.

Todos se mantuvieron callados, sabían perfectamente que los altos mandos no estuvieron conformes con las explicaciones ofrecidas por Gojou-sensei y Nanami-san sobre lo ocurrido en el Templo, tanto así que el lugar se mantenía restringido hasta nuevo aviso. Las misiones comenzaron a incrementar de forma considerable, pero eso no era lo de menos sino que hubo dos peticiones por parte del director de Kyoto: 1) Itadori Yuuji seria vigilado entre las sombras y en cualquier descuido seria asesinado y 2) Miwa Kasumi tendrá que regresar a la cede de Kyoto a mediados del próximo mes, pero al igual que el primero seria vigilado. Llegando a asustarla muy en el fondo, porque estaba segura que la información sobre Cian no seria bien visto y menos al ser ella su reencarnación.

- Tuna mayo. – Inumaki interrumpió el silencio sepulcral.

- Si tienes razón, Inumaki. En estos momento necesitamos mas que nunca la ayuda de Yuta. – los chicos de segundo año recordaron a su compañero pelinegro, sobre todo...- Mai, ¿Por qué no le preguntas cuando regresara? – dijo divertido al ver sonrojada a su amiga, mostrando una faceta que ni Megumi ni Miwa habían visto de ella. – Digo a fin de cuentas eres la mas cercana a él, siempre hablaban hasta tarde y...

Una arma maldita cerca de Panda le advirtieron que era mejor mantenerse callado antes de que la Zen´in diera en el blanco, pero lejos de asustarlo lo divirtió de sobre manera.

- ¡Quieres callarte de una buena vez! – apartando la mirada. – Si he hablado con Yuta, pero al parecer no tiene fecha especifica para regresar. Mejor pregúntale al idiota de los ojos vendados seguramente el podrá resolverte mejor. A fin de cuentas tengo entendido que pronto ira a visitarlo.

Aquello sorprendió a Kasumi, ya que Satoru no le comento nada sobre un viaje al extranjero, pero no debía de sorprenderse a fin de cuentas. Gojou era considerado el hechicero mas fuerte y era obvio que requieran de sus servicios, agacho la mirada pensando que el hombre la mayoría del tiempo era considerado el mas fuerte, el equilibrio y ...el chaman mas poderoso. Dejando de lado al ser humano, mirándolo más como una herramienta o tabla de salvación, para ella Gojou Satoru representaba mas que eso. Él es la persona que ella mas ama.


- ¡Achú! – volvió a estornudar por tercera vez desde que ingreso a ese lugar, por mas que odiara reconocerlo, posiblemente parte de sus preguntas serian resultas aquí.

Sonrió ante la ironías del destino hace pocas semanas tuvo insistentes llamadas de esa persona ignorándolas por completo y ahora se encontraba caminando rumbo a la vieja finca que debió llamar hogar y no prisión como solía hacerlo de niño.

- Al parecer pronto de resfriaras. – una voz detrás de él hizo que su sonrisa se ampliara. – Aunque eso seria demasiado extraño viniendo de ti, nunca has sido alguien enfermizo. O posiblemente alguien se encuentre hablando de tu encantadora personalidad.

Lentamente Satoru se dio la vuelta viendo delante de él a un hombre que hace tiempo no veía, específicamente casi cinco años y al parecer el tiempo ha hecho estragos en el viejo.

- Kyo-obaasan. – dijo mirando a su abuelo, quien simplemente se rio al ver su sorpresa.

- Vaya mírate, Satoru, ahora eres todo un hombre. – Gojou solo asintió. – Uno idiota pero a fin y al cabo un hombre.

- También me da gusto verte viejo, aunque déjame decirte que el tiempo no ha sido tu mayor aliado últimamente. – Satoru vio como su abuelo no dejaba de sonreír mientras se dirigía lentamente a la puerta de su habitación abriéndola e indicándole con una señal que pasara. – Si sigues envejeciendo así pronto le harás competencia al viejo decrepito de Gakuganji.

El mayor se sentó de forma tradicional en el tatami y observando como su nieto se sentaba normal, recargando su codo en la rodilla doblada ya que era demasiado alto.

- El tiempo no siempre puede ser nuestro aliado, Satoru. – notando como Kaede coloco el té verde que había solicitado. – Mientras unos comienzan con la planitud de la vida, otros como yo solo nos convertimos en meros espectadores esperando a que llegue el final de nuestros días. Ademas sabes tanto tu como yo que Gakuganji no es nada débil.

- Sabes que en un parpadeo puedo destruirlo, no por nada fui entrenado por ustedes para ser su herramienta mas poderosa. – se burlo ante la repentina preocupación de su abuelo aunque en el fondo sabia que él junto con Kaede eran las únicas personas que lo apreciaban. - ¿Cómo has estado?

- Bien. – dijo simplemente. – No son mis mejores años, pero con mi atractivo se puede recompensar. Agradezco que Kaede me haga compañía sino desde hace tiempo me hubiera vuelto loco.

Satoru rio estridentemente ante el comentario descarado del viejo, recordando de quien había heredado ese carácter sin vergüenza y mujeriego.

- No he visto a Kaede desde hace tiempo. – tomando la taza de té que si abuelo le dio junto con unos dulces. – Nunca he comprendido esa extraña relación de ustedes.

Gojou Kyo noto enseguida el doble sentido de las palabras de Satoru, pero no tenia nada que reprocharle a fin de cuentas era igual o peor que este.

- No siempre es necesario tener sexo con alguien para tener una conexión, Satoru. – vio como este alzaba las cejas. – Me imagino que no viniste precisamente a visitar a tus padres. – Satoru resoplo ante la mención de sus progenitores.

- Sabes perfectamente que vine a saber ¿Por qué tanta insistencia de tu parte en que viniera? – recargo su mejilla en su mano mientras comía un mochi. – Ademas deseo preguntarte algo sobre...

- ¿Cian, Sukuna y los portadores del infinito?

La forma divertida en que su abuelo respondió, el dulce sabor del bocadillo comenzó a tornarse amargo mas al deducir que posiblemente el mayor sabia mas de lo que debería.

- Es peligroso involucrarse con un alumno del Colegio, Satoru. – suspiro el hombre. – Mas tomando en cuenta la gravedad del pasado que la persigue.

- Sabes sobre ella. – afirmo el joven. – Entonces esas visiones o sueños que suelo tener también son...

- Recuerdos, por supuesto. – el rostro de Kyo comenzó a tornarse serio. – Tus recuerdos aun se encuentran difusos, porque alguien está manipulándolos, mostrándote solo parte de la verdad.

La garganta de Gojou comenzó a secarse.

- ¿Sukuna? – vio como su abuelo negó. - ¿La sacerdotisa? ¿Los peces gordos? – Kyo volvió a negar. - ¡Entonces quien maldita sea! – golpeo con fuerza la mesa frente a ellos provocando que él se te derramara.

- Uno de los portadores. – finalizo este. – Al parecer fue despertado por alguien, Satoru nunca te has cuestionado, ¿Por qué fueron marginadas las gemelas Zen´in? – su nieto negó. – Desde nuestra existencia el nacimiento de unos gemelos siempre ha sido augurio de mala suerte y dolor.

- Eso solo son supersticiones estúpidas.

El joven aparto la venda de sus ojos para que su abuelo viera el coraje que desde hace tiempo tenia acumulado.

- Si eso fuera cierto, entonces ¿Por qué una de las gemelas fue bendecida en ver maldiciones, pero no en fuerza y destreza que la otra?

- Eso se llama genética, no necesariamente esas boberías sobre maldiciones o hechicería.

- Los ojos que posees Satoru pertenecieron antes a cuatro personas. – el peliblanco alzo las cejas. – el hombre que conociste cuando tenias seis años, el antecesor de este y por último a los creadores del verdadero poder del infinito: Hajime y Yue, los hombres que fueron responsables de entregarle a Cian en bandeja de oro a Sukuna.

Satoru abrió ampliamente sus ojos, sentía como su respiración se agitaba y por primera vez en su vida sintió miedo.

- Satoru, el infinito se perfecciono a través de la muerte de Cian.

Aquello congelo a Gojou y sin darse cuenta una lágrima traicionera rodo su mejilla.

- "El amor no es la peor maldición mas retorcida, sino que era él mismo".


Se que ha pasado tiempo, pero la verdad no me encontraba con demasiada inspiración y se que este capitulo es corto a comparación de otros. Aunque siendo sincera esta es la primera parte de lo que se aproxima. Por fin se sabra toda la verdad sobre Cian, Sukuna y los primeros portadores del infinito descubriendo que mas de uno fue engañado.

Nuevamente mil gracias por su apoyo, por cada leida, cada review y por el apoyo a esta singular shipp que tiene mucho potencial. Prometo no desaparecerme tanto tiempo o ir por lo menos actualizando un poco mas seguido.

Sin mas me despido,perdonen uno que otro error ortográfico.

Besos y abrazos.

TheOtherDestiny ;).