El secreto de Cian y los portadores del Infinito II


"Lo bese, por fin bese a Yue, no puedo describir la sensación de sentir sus labios sobre los míos. Su tacto era cálido, pero atrevido dándome a entender que tenía una amplia experiencia con las mujeres, seguramente era porque Hajime y él son mayores que yo.

No puedo evitar sentirme mal por eso o siquiera imaginar que el hombre que amo se encontrara burlándose de mí y obtener solo mi cuerpo, sé que no puedo llegar a aspirar a más siendo Yue uno de los herederos del Clan Gojou, pero estos sentimientos que desarrolle por él nunca disminuyeron al contrario cada día que transcurría estoy firme de mi decisión de amarlo. Yue sugirió que mantuviéramos en secreto nuestra pequeña travesura, pero que estaba seguro que ese beso se repetiría y era porque deseaba febrilmente en estar conmigo. Incluso debemos de ser precavidos con Hajime.

Que por cierto casi nos descubre besándonos, algo dentro de mi decía que no confiara plenamente en él, pero las acciones de este me mostraban que solo son ideas mías y que tanto Yue como Hajime son las personas más buenas que ha conocido."

- Nadie que provenga de nosotros son buenas personas. – susurro Satoru mientras continuaba leyendo los escritos que su abuelo le entrego, agradeciendo internamente haber estudiado las lenguas muertas. – Kasumi.

Inevitablemente el rostro triste de la joven venía a su mente, recordando su último encuentro y como ella negó de su ayuda después de lo sucedido entre ellos.

- Es lo mejor. – sus lentes se deslizaron mostrando ese extraño color de estos. – Para protegerla es necesario mantenerla alejada de mí.

Suspiro frustrado y mejor deseo continuar con su lectura, dándose cuenta que la sacerdotisa se enamoró de Yue en el instante igual que Kasumi hizo con él. Sonrió al recordar la primera vez que se conocieron.

"Ya ha pasado tiempo desde que Yue y yo nos convertimos en pareja, cada día las caricias entre nosotros se intensificaban. Comprobando que deseo ser de él y que sea mío, posiblemente es un deseo muy egoísta viniendo de alguien como yo. Que solamente debo de velar por la seguridad e integridad de mi aldea, sin embargo esos momentos me mantienen viva. Como si todo lo vivido con anterioridad fuera un espejismo y apenas comencé a vivir para ser de Yue, también he notado que Hajime se ha alejado de nosotros.

No quiero que piense nuestra relación cambio, Hajime es una persona de buenos sentimientos, pero últimamente he sentido su energía maldita diferente como si tuviera un secreto oscuro. Incluso una vez mientras esperaba a Yue sentí nuevamente esa energía maldita tan poderosa que pertenece a Sukuna-sama, pero al darme cuenta Hajime se encontraba al lado mío mirándome con esa tranquilidad que transmitía, sin embargo me observaba tan fijamente como si deseara traspasar con su mirada mi alma.

Recuerdo muy bien su pregunta: "Cian, ¿eres feliz?". No sabía que responderle es como si deseara descubrir aquello que con tanto esmero Yue y yo estamos manteniendo en secreto."

- No, el no deseaba descubrir algo de lo que estaba completamente seguro. – puntualizo Gojou al leer esas ultimas estrofas. – Ese hombre sabía perfectamente lo que estaba pasando.

Cerro los ojos fastidiado de plantearse escenario de sus ancestros y es que las memorias de Yue no eran suficiente, necesitaba saber que ocurrió en ese tiempo con Hajime. ¿Cómo fue que un portador del infinito desapareció de la faz de la tierra después de la muerte de Cian? y...¿Quien fue la maldición que convirtió a Gojou Hajime en la maldición que era ahora?

- Pasajeros del vuelo con destino a África dentro de unos cinco minutos aterrizaremos a nuestro destino, favor de no moverse de sus asientos y mantener la calma.

La voz de la azafata le advirtió que pronto aterrizaría a su lugar de destino, uno que se encontraba completamente incierto en estos días. Gojou Satoru no era tonto y sabía perfectamente que algo malo sucedería...algo seguramente terrible para sentir un presentimiento de miedo como aquella ocasión en la que peleo con Fushiguro Toji, pero probablemente en esta ocasión no podría salir ileso completamente. Por eso se encontraba aquí, buscando ayuda y una posible respuesta de todo lo que estaba pasando.

- Kasumi-chan. – volvió a susurrar cerrando sus ojos con fuerza deseando verla pronto y que a su regreso esta no lo odiara, porque hace tiempo comprendió aquello por lo que Yuta deseaba para esa chica Rika. – Serán unos días demasiado largos. – aseguro riendo amargamente.


- "¡NO PUEDE SER, NO PUEDE SER! – gritaba a todo pulmón en las afueras de la aldea un joven de cabello blanco golpeando con todas sus fuerzas los árboles que se encontraban en los alrededores. - ¡Maldita sea! ¿Por qué siempre tiene que ser él?

Las manos del joven sangraban por el uso excesivo de energía maldita, viniendo a su mente la escena en el lago, donde vio como su hermano se encontraba besando apasionadamente a la mujer que deseaba para él.

- Esto no te lo perdonare Yue, nunca te lo perdonare. – apretó el puño sin importarle el dolor que sentía y como su sangre caía manchando el césped. – No me importa que tenga que hacer, pero Cian nunca será tuya. Primero dejaría que muriera antes de que me la arrebates.

- Qué curioso escuchar esas palabras de alguien del Clan Gojou.

Una voz profunda se escuchó detrás de Hajime provocando que levantara la mirada y viendo detrás de él a...

- Noritoshi Kamo. – susurro sorprendido al ver aquel ente que muchos pensaban había muerto. – Aun estas vivo o... no tú no eres Noritoshi. Sino una repugnante maldición.

El hombre sonrió ante la teoría del joven, percibiendo el gran parecido que tenía con el primer hechicero de su familia aunque este no portaba ningún rasgo de humanidad o al menos de bondad.

- Eres demasiado listo, fuerte y en un futuro un excelente líder del Clan Gojou. – a medida que escuchaba cada palabra el ego de Hajime subía, pero lo siguiente...- Lastima que todo eso no importa ni para tu familia ni para esa mujer. Cian tengo entendido que se llama.

- ¿Qué demonios quieres? – Kenjaku vio como los ojos del joven se tornaban furiosos. – No me importa qué demonios seas, pero si viniste aquí para burlarte...

- Te equivocas.

Kenjaku fue acercándose lentamente al joven dándose cuenta que no se equivocó y si todo salía a la perfección podría tener el cuerpo perfecto.

- Solo deseo ayudarte en ese deseo tuyo de separar a la sacerdotisa de tu hermano. – se mostró amable.

- ¿Por qué harías algo como eso? – enarcando una ceja el menor de los Gojou miraba detenidamente a esa maldición. - ¿Qué ganaría alguien como tú en ayudarme?

- Ganaría muchas cosas, pero no te preocupes nada te lastimaría al menos no directamente. - ahora Hajime si se encontraba confundido. – Dime... ¿qué estarías dispuesto de hacer y aceptar para separar a tu hermano de Cian?

- Lo que sea.

La respuesta de Hajime fue automática sin prevenir que sus decisiones egoístas arrojarían a Cian al principio de su propio dolor.

- Interesante. – sonriendo aún más el hombre frente a él sin seguir entendiéndolo. – Pero... ¿incluso si eso conllevara a entregarla a una maldición?

Esa pregunta sorprendió a Hajime, en el fondo de su corazón no deseaba que nadie le hiciera daño a Cian, ella era lo único bueno en su vida, pero nuevamente esos recuerdos de ella siendo feliz con su hermano lo inundaron y sin poder evitarlo respondió..

- Si, incluso si esa decisión la entregaría a una maldición, preferiría mil veces eso a que perteneciera a mi hermano.

Escuchando la respuesta del joven Kenjaku comprendió que a veces el amor puede llegar a destruirnos."

- Desde hace días te percibo pensativo. – abrió sus orbes cielo, solo para encontrarse con la misma maldición que lo convirtió en esto. – Hace décadas que no te veía tan concentrado en algo.

Hajime veía como ese sujeto trataba de comportarse como el hombre que una vez fue Getou Suguru, formándose una pantomima de que el mejor amigo de Gojou Satoru no había muerto.

- Te encuentras así, ¿por los sucesos relacionados a Satoru y esa estudiante?

El peliblanco no le respondió simplemente se levantó, no deseando soportar a esas maldiciones.

- Por lo que veo ese uniforme te queda a la perfección. – sus palabras lo detuvieron. – Sabes Satoru se encuentra cada día más cerca de la verdad sobre ustedes, tanto que escuche por ahí que se fue de viaje y...

- No me interesa. – y era cierto todo lo que se relacionaba a su "Clan" no era importancia ni ahora ni hace más de mil años. – Hace tiempo dejo de interesarme, puede que ese hombre sea una reencarnación completa de Yue y mía, pero ...

- Nuestro "aliado" me comento que le informaron haber visto a una Miwa Kasumi demasiado afligida. – Hajime miro sobre su hombro a "Suguru". – Al grado de notarla desanimada, sin hambre y sobre todo como si hubiera terminado alguien con ella.

Kenjaku sabía perfectamente que no importaba la era o lugar mientras el alma de Cian regresara, Gojou Hajime buscaría la forma de encontrarse con ella, pero también esa mujer nunca podría corresponder los sentimientos de este.

- Al parecer terminaron, es triste esto me recuerda cuando Satoru solía abandonar a las mujeres cuando obtenía lo que quería de ellas. – el joven apretó los puños. – Aunque debo darle crédito a Miwa-chan ha sido la mujer con quien más ha durado prendado, o...¿tal vez si se enamoró?

- Deja de decir estupideces, sabes perfectamente que esos no son tus recuerdos. – dándose la vuelta para encararlo. – Solo eres una maldición en forma de cerebro que en cuanto vez a tu contenedor a punto de ser inservible buscas otro, aunque claro no sin una conveniencia previa, Kenjaku. Así que deja de fingir que eres Getou Suguru.

Extrañamente una rabia siempre lo invadía cuando Kenjaku se mostraba como el antiguo hechicero de clase especial y es que así como Gojou Satoru estaba retomando sus memorias pasadas, él se encontraba atado a toda la vida de los recuerdos de este.

- Entonces en eso nos parecemos Hajime. – quedando ambos cara a cara, siendo una paradoja divertida de ver a Getou Suguru frente a Gojou Satoru. - ¿Por qué no fue precisamente tu conveniencia y amor por Cian lo que te convirtieron en esto?

A la mente de Hajime vino Cian y después la joven que reencarno en ella, notando que la esencia que hacía única a la sacerdotisa era reflejada, deseando aún más tener entre sus brazos a Miwa Kasumi.

- Créeme que nunca olvidare el motivo de haberme convertido en una maldición, porque ese mismo motivo me alimenta día a día y sabes ¿Por qué? – el azabache no respondió. – Porque ahora si Cian o Miwa Kasumi será mía y no existirá maldición o humano que me la arrebate. No nuevamente, además... deseo destruir a Ryomen Sukuna.


"Sentía la adrenalina de poder cada vez que estaba con Cian, mientras entraba y salía de su interior sintiendo un extremo placer aun teniendo en cuenta que la mujer se encontraba preñada de su hijo de un ser hibrido, aunque a estas alturas él no era considero una maldición...al menos no por completo.

- Ya no lloras cada vez que deseo tomarte. – dijo cuando termino dentro de ella nuevamente, pero noto los ojos vacíos de Cian como si el alma de esa chica estuviera a punto de morir.

- No serviría de nada que llorara, un trato es un trato y yo prometí entregarte todo de mi a cambio de protegerlos. – sonrió triste la mujer e inevitablemente toco su vientre siendo observada por Ryomen. – Pronto cumplirás tu sueño en convertirte en una maldición por completo, de obtener esa apariencia perfecta que tanto anhelas.

Eso lo sabía perfectamente y cuando eso sucediera no habría hechicero que logre derrotarlo ni siquiera los Clanes más poderosos.

- Sukuna-sama, ¿puedo hacerle una pregunta? – ambos miraban el techo de esa habitación siendo la primera vez que conversaban al menos en estas circunstancias. - ¿Por qué decidió convertirse en una maldición?

Ryomen cerró los ojos recordando su vida como humano y como nunca se sintió identificado con su propia especie, excepto por dos seres que nunca lo juzgaron, pero que al final el amor que profesaban por él termino matándolos.

- Porque los humanos son repugnantes. – abrió sus ojos rojizos y mirando directamente los ojos azules de la sacerdotisa. – Nunca han controlado sus emociones, dejándose llevar por las apariencias. Nunca escuchan solo oyen, son cobardes y se creen jueces de la vida ajena. Sin importarles que nadie es libre de pecar, a medida que "evolucionan" son cada vez más patéticos, más estúpidos y más...

- Debió de tener una vida difícil para tomar esa decisión. – no le sorprendió las palabras de Cian. – Probablemente nosotros los simples humanos o hechiceros venimos a sufrir, pero seguramente es por un propósito y en ocasiones no comprendemos que con nuestras acciones podemos condenarnos o lastimar a gente inocente.

Una risa amarga inundo la habitación, y es que después de "ese" suceso Ryomen Sukuna volvió a reír aunque solo fuera para burlarse de esa sacerdotisa.

- Como la penitencia que aceptaste en proteger a ese hombre llamado Yue. - la mirada de la joven se oscureció al imaginar lo que el peliblanco pensaba en estos momentos de ella. – Sabes que él morirá porque ningún portador del infinito incompleto sobrevive más de treinta años. Pronto su propio poder lo consumirá hasta desgastar su cuerpo.

Eso lo sabía ella a la perfección, por eso mismo...

- Escuche a Uraume que pronto saldrá de viaje. – tenía que arriesgarse hasta el final, era su única oportunidad de salvar a Yue y a su hijo.

- Si, iré a desarrollar mis rituales y canalizar la energía maldita. – Sukuna fue incorporándose lentamente del futón para irse después de haber disfrutado del cuerpo de la mujer. – Cian.

La joven alzo las cejas al escucharlo llamarla con seriedad mientras le daba la espalda.

- Es mejor que ese mocoso muera. – no deseaba hablar de esa cosa, pero era necesario. – Pronto cumplirás por completo el pacto y morirás. – eso era un hecho. – Sabes perfectamente que dentro de mis planes eso sería un estorbo, así que espero no verlo en cuanto regrese. Porque ese día me convertiré por completo en una maldición al grado de compararme con un demonio.

Sin esperar respuesta de la sacerdotisa Ryomen salió de la habitación.

- Eso lo sé perfectamente. – Cian toco su vientre. – Por eso no dejare que él crezca con todo nuestro dolor, porque mi hijo será bueno y vivirá hasta que kamisama lo decida. Mi pequeño...

Tan concentrada se estaba Cian, que no percibió la presencia del hombre que sería el Rey de las Maldiciones escuchando el nombre de su hijo."

Abriendo sus ojos en la actualidad Sukuna repitió el nombre de ese hijo que Cian perdió. – Era lo mejor, su mera existencia hubiera estorbado en mis planes. – aburrido viendo el líquido rojo desde su altura. – Aunque... ¿verdaderamente murió?

Recuerda que en su regreso solo vio a Cian tendida en ese lago frente a la última luna llena esperándolo para que absorbiera su energía espiritual cumpliendo la parte del trato, pero no mostraba ningún rastro de dolor o sufrimiento tomando en cuenta que ella había perdido ese día al mocoso. Simplemente le ofreció su energía, perdonándolo incluso al final y recordándole que vivir con dolor y amor, era mejor que permanecer existiendo, siendo solo un recipiente de amargura.

- Maldita sea Cian, ¿Qué mierda hiciste con ese niño?


- ¡Oh vamos Itadori! – grito molesta Maki al pelirrosado que se encontraba avergonzado mientras era rodeado por sus amigos. - ¿Por qué no iras a esa fiesta?

- De hecho es una celebración. – intervino nerviosa Kasumi.

- Salmon. – apoyo Inumaki a la joven que solo le sonrió por su ayuda.

Y es que para todos era una sorpresa muy grande enterarse que serían invitados a la fiesta de cumpleaños de un compañero de Kyoto, siendo no cualquier celebración sino que sería el cumpleaños número dieciocho de Mechamaru.

- Ni siquiera Panda-senpai rechazo la invitación, tomando en cuenta que Hojalata-kun peleo con él.

Nobara que se encontraba sentada al lado del chico miraba todo aburrido y es que nadie deseaba asistir, pero hace días notaron el cambio de humor de Miwa a uno más lúgubre incluso deprimente asegurando que sería porque pronto regresaría a Kyoto por órdenes de los altos mandos y que las cosas podrían cambiar con ellos.

- Eso es cierto. – Panda solo se encogió de hombros. – Pero si lo analizamos en un ojo crítico la condición física de Mechamaru es más triste incluso si estuviera en la misma situación que él me comportaría así.

- ¿Cómo un maldito resentido con la vida? – enarco una ceja Maki, ganando algunas miradas de reproche por su sinceridad extrema. – Bueno su condición si es lastimosa, pero no podemos hacer nada, solo sobrellevar con lo que fuimos bendecidos o maldecidos. – recordó sus momentos en el Clan siendo una niña. – Bien entonces a las cinco nos veremos en la puerta para salir a ese restaurante y "celebrar".

Todos asintieron, siendo Kasumi la más entusiasmada agradeciendo internamente a sus amigos en ser solidarios con ella y aceptar la invitación que les hizo Mai unos días en invitarlos al cumpleaños de Mechamaru. Aunque siendo honesta consigo misma no se sentía de ánimo para salir, no después de lo sucedido con Satoru, agacho la mirada al recordar la última vez que se vieron a solas.

"Hace días que no veía a Satoru, precisamente después de haberle contado sobre su sueño con Sukuna, ese joven y...sobre el embarazo de Cian junto con el Rey de las maldiciones. Llegando a preocuparla un poco, y es que entendía a Satoru.

Ser considerado el chamán más fuerte traía consigo una enorme responsabilidad y no podía encontrarse siempre con ella, para pasar tiempo juntos saliendo, conversando o...hacer el amor. Aunque solamente ella lo dice de esa manera, no era tonta y sabía que tarde o temprano esa relación clandestina que tenían podía terminar. Coloco una mano en su pecho en solo pensarlo y es que ella al igual que Cian se había enamorado de un portador del infinito, solamente que al parecer la historia se repetiría en ser un amor unilateral. Pero algo muy dentro de ella le decía que Satoru no solo la quiere como un pasatiempo, sino que sus acciones, la forma en que a mira y ese día en el Templo se encontraba segura que posiblemente Gojou Satoru tenga un sentimiento más fuerte hacia ella.

Miwa caminaba rumbo al salón de clases que compartía con Panda, Maki e Inumaki. Siendo ella la única que no fue asignada una misión, ya que ayer recién llego de una.

- Es un alivio poder descansar un poco. – recordando como las maldiciones fueron incrementando considerablemente.

Abrió la puerta del salón sorprendiéndose en encontrar a...

- ¿Satoru? – pregunto consternada la joven mientras cerraba la puerta del sitio. – Satoru... ¿estás bien?

La forma en que lo vio al entrar la desconcertó y es que Satoru estaba sentado mientras sus largas piernas estaban sobre el escritorio, el rostro de él a pesar de portar su venda sabía que estaba pensativo. Como si algo le sucediera, ni siquiera su voz lo saco de sus pensamientos, así que lentamente fue acercándose hasta estar cerca de él.

- Satoru, ¿Qué te suce...? – su pregunta fue acortada al sentir como el peliblanco la tomaba del brazo y en un parpadeo se encontraba su cuerpo entre el escritorio y Gojou. – Dime, ¿Qué sucede me estas asustando? – toco suavemente la mejilla de este.

Pero Gojou en lugar de responder bajo su rostro para eliminar la distancia entre los labios de Miwa y él, notando como ella abría los ojos sorprendida, no por su acción sino que era la segunda vez que estaba besándola en el Colegio. Movía sus labios desesperados, sin pedir permiso ingreso su lengua a la cavidad de ella mientras sus manos se dirigieron a la orilla de su falda del uniforme, levantándole considerablemente hasta llegar a las bragas de Kasumi.

- Espera, Satoru...aquí no. – logro diciendo apenas Kasumi al sentir como los besos del hombre bajaban por su cuello dejando rastros de saliva y una que otra mordedura. –Alguien podría entrar. – Miwa ahogo un gemido al sentir como Gojou había ingresado dos de sus dedos, tocando el lugar exacto.

En cambio el hombre no la escuchaba solo se limitaba a darle caricias a Miwa como si con sus acciones aligerara la culpa que comenzó a inundarlo cada vez que recordaba las palabras de su abuelo, de cómo después de ese día recordó con más claridad la vida de Yue dándose cuenta que tan corrompido estuvo su Clan siendo esa mujer Cian víctima no solo de Sukuna sino de ellos mismos.

- No hay nadie. – hablo por primera vez. – Todos se encuentran en misiones, Yaga fue a visitar a sus hijos y Ijichi salió con Shoko y los demás.

La voz de Gojou no era la misma, se escucha más ronca o como si algo estuviera rondando la mente del peliblanco. Sus pensamientos fueron interrumpidos al escuchar como Satoru desabrochaba su pantalón bajando consigo su ropa interior, porque ella misma reconocía que el hombre no necesitaba tanto para que su cuerpo reaccionara a su toque.

- Satoru...- se encontraba sumamente nerviosa no deseando que alguien los encontrara en estas circunstancias.

- Si no quieres hacerlo no te obligare. – puntualizó más serio sorprendiéndola por su cambio de humor, pero no deseaba estar peleada con él no cuando entendió que ambos han sufrido en circunstancias distintas, además ella también deseaba estar con él.

- Si quiero hacerlo. – abrazando las caderas de él con sus piernas para no dejarlo alejarse. – Solo que...me da miedo que nos descubran, ¿seguro que no hay nadie?

Ahora fue el turno de Satoru de tocar la mejilla sonrojada de Miwa y ofreciéndole una perceptible sonrisa, memorizando su tierno rostro, su adorable sonrisa y como ella seguiría siendo la misma maravillosa mujer que conoció, sin importar que tan contaminado se encuentre todo en la hechicería solo tener entre sus brazos a Miwa Kasumi le hacían ver que no todo estaba perdido.

- Completamente seguro. – dándole un beso en su frente haciéndola sonrojar. – Ahora solo concéntrate en mí y en este momento, ¿de acuerdo?

Kasumi asintió mientras lo besaba tiernamente, mientras Satoru sin esperar más comenzó a entrar en ella lentamente ahogando con sus labios los gemidos de ella. Porque después de esto la decisión que tomaría seria lo mejor para ambos, sobre todo para la única mujer que le ha importado Miwa Kasumi."

- ¿Por qué decidiste por los dos? – Miwa comenzó a llorar recordando lo que vino después de haber estado juntos toda la noche. - ¿Acaso...hice algo mal, Satoru?

Caminando sin ánimo la joven saco de su tocador una fotografía en su última cita antes de encontrarse con su "familia", en la imagen se podía mostrar como Satoru estaba detrás de ella abrazándola posesivamente, primero sonriendo, luego haciendo gestos divertidos y al final se veía ella sonrojada al ver como él apoyaba su barbilla en su hombro mirándola sonriente como alguien profundamente enamorado.

- "El infinito será el camino a tu perdición". – de pronto a su mente vino las palabras que Sukuna solía decirle a Cian y viniendo a su mente el ultimo sueño, uno que estaba segura sería el detonante para conocer la verdad sobre la muerte de Cian, la traición entre el Clan Gojou, la transformación de Sukuna, él hijo de este y sobre todo...descubriría a través de Cian quien comenzó a jugar con la rueda del destino.

Unos golpes la sacaron de sus cavilaciones y al abrir la puerta se sorprendió de encontrarse con Nobara y Maki sosteniendo varios accesorios y ropa.

- Vez te dije que aún no estaba lista. – dijo llena de orgullo Maki, adentrándose al lugar y Nobara la miro unos instantes antes de suspirar y hacer lo mismo que la peliverde.

- Chicas, que...

- Venimos a arreglarte, ¿no pensaras que iremos como unas simples adolescentes? – contesto Nobara acomodando varios modelos. – Tendremos que ser las más bellas de esta noche opacando a la antipática de Mai y a esa pequeña rubia.

Kugisaki arrugo el entrecejo al recordar las palabras de Momo y como decía cosas despectivas acerca de Itadori así como Mai, porque no importaba que esas chicas hayan sido disculpadas por Yuuji, ella no podía perdonarlas fácilmente.

- Al parecer será una velada demasiado larga. – rio Miwa siendo correspondida con las otras dos disponiéndose a arreglarse y quien sabe posiblemente vivir por lo menos una vida normal.


Lo mismo pensaba Muta Kokichi al ver a través de Mechamaru como sus amigos se encontraban arreglándose para dicha celebración en uno de los restaurantes más sofisticados de Kyoto, todo por ayuda de Mai. La cual al detectar su mirada volteo a verlo e inmediatamente arrugo el entrecejo.

- ¿Podrías quitar esa cara? - acercándose a Mechamaru el cual había insistido en cambiarlo como un "joven de su edad" tachándolo de ridículo vestir a un mecanismo. – Todos estamos haciendo un sacrificio para convivir con esos tarados de Tokyo y que pases un buen momento para que te muestres así de desagradecido.

Dijo molesta cruzándose de brazos la peliverde haciendo resaltar su busto a través de ese vestido color negro estilo chino.

- No sé porque dices que estoy molesto, Mechamaru no tiene expresiones. – respondió avergonzado Muta en darse cuenta que miraba de más a la joven Zen´in y que es la primera vez que alguien festeja con el su cumpleaños generando un calor desconocido en el pecho. – No estoy molesto, solo...esto no es normal, no me lo merezco Mai.

Ella alzo las cejas sorprendida por esas últimas palabras, pero seguramente era por las circunstancias en que había nacido, tanto al grado de...

- Podrías dejar de victimizarte una vez. – se sentó al lado de él. – Que hayas nacido con esa condición no te hace más o menos que nosotros. – vino a su mente el trato del Clan con Maki. – Kokichi tuve vales mucho, eres un excelente amigo y si no te das la oportunidad de abrirte a los demás... ¿cómo planeas conquistar a Miwa? Así que mejora ese ánimo y levántate. – dándole unas palmadas en su espalda a Mechamaru.

La joven se levantó para disponerse a terminar de maquillarse y después ir con Momo para ayudarla a peinarse, pero la voz de Mechamaru la detuvo.

- Mai. – grito logrando que ella lo viera sobre el hombro. – Muchas gracias, eres fantástica.

Esas palabras hicieron que después de mucho tiempo una sonrisa sincera se plasmara en Zen´in Mai.

- Dime algo que no sepa, Kokichi. – rio levemente. – Por cierto debes apresurarte que el idiota de Todou no tardara en apresurarnos al parecer en el restaurante pasaran un especial de Takada-chan.

A ambos le surgió una gota sobre la cabeza al imaginarse los berrinches que hacia Todou en cuanto se trataba de la idol al grado de darles vergüenza ajena.


- "Este tipo es espeluznante". – pensó Miguel al ver como Yuta hablaba animadamente con el hombre conocido como el hechicero más fuerte. – "Aunque su energía maldita se nota distinta como aquella vez que pelamos, es más poderosa incluso oscura"

- ¡Wow en serio todo eso ha pasado en mi ausencia! – exclamo sorprendido el azabache a su sensei el cual solo asintió. – Me alegro que todos se encuentren bien, además me tranquiliza que Maki este tranquila.

Los hombres mayores se sorprendieron de las palabras de Yuta, que al darse cuenta de su error se sonrojo considerable e inmediatamente se comenzó a retractar diciendo que se alegraba que no solo la chica se encontrara bien sino Panda e Inumaki también. Las reacciones del chico hicieron que Gojou se riera porque su alumno le recordaba a cierta chica que no podía sacar en su mente.

- Ay despreocúpate estoy seguro que Maki también te extraña. – se carcajeo incomodando más al azabache. – Por cierto Yuta necesito hablar contigo.

Miguel comprendió perfectamente que se encontraba de más, además ese hombre le mandó un mensaje de texto diciéndole que también tendría que hablar con él de asuntos importantes.

- Iré a comprar cosas que necesitaremos para el viaje Yuta. En un momento regreso. – sin esperar más el hombre se retiró.

Yuta solo asintió, entonces sus ojos grises se dirigieron hacia su sensei el cual había cambiado su sonrisa a una mirada seria como solía tener cuando algo lo preocupaba o se tomaba en serio una batalla.

- Por lo que veo Miguel y tú se llevan bien. – dijo divertido metiendo sus manos a los bolsillos de su pantalón. – Me alegra darme cuenta que estas a salvo Yuta.

- Si Miguel-san es muy buena persona, aunque parezca aterrador a simple vista. – se rio nervioso. – Pero...Gojou-sensei no creo que ese haya sido el motivo de su visita, ¿verdad?

Satoru negó notando que Yuta ha crecido incluso en su percepción, sonriendo en confirmar que si el presentimiento que venía sintiendo se hacía realidad, el pelinegro sería un gran aliado y protector para los demás.

- Tengo un mal presentimiento. – aquello sorprendió a Yuta provocando que se detuviera y mirara el rostro serio del peliblanco. – Si algo me pasa quiero que cuides de ciertos estudiantes, los próximos dos años.

Esa conversación se estaba tornando demasiado escalofriante para Okkotsu más que nada al imaginarse que si algo podía ocurrirle al hombre considerado como el más fuerte las cosas no iban muy bien en Japón como todos pensaban. Entonces de pronto recordó su última conversación con Maki.

- Si algo te pasará, ¿tiene que ver con alguna mujer? – una perceptible sonrisa ilumino a Gojo al recordar a Miwa, sabía que ante sus ojos ella era una mujer, pero ante los demás solo era una adolescente como sus otros estudiantes.

- ...Algo así, pero Yuta...has aprendido a decir bromas por lo que veo.

Rio amargamente el peliblanco, dándole una señal al joven que no deseaba tocar ese tema en específico.

- No, solo no puedo imaginar "Que" le puede estar pasando, Gojou-sensei.

- Es mejor que no lo sepas, con que esté involucrado yo y los estudiantes que te comento es más que suficiente. No desearía que los peces gordos al enterarse de eso deseen aniquilarnos.

- Vaya entonces debe ser algo sumamente delicado. – los ojos grises de Yuta vieron como pronto llovería. – Esta bien Gojou-sensei, hare lo que me pide.

Satoru sonrió al escucharlo, pero debía de contarle al menos de...

- Ten especial cuidado del primer año de Itadori Yuuji. – recordando al joven y de pronto vino la sonrisa cínica de Sukuna. – Como tú, ese niño tiene una suspensión de ejecución. Seria de mucha ayuda que velaras por él y por la chica de segundo año Miwa Kasumi.

Yuta se sorprendió del ultimo nombre pronunciado por él, recordando vagamente de una chica que peleo en el desfile de cien demonios y que según Maki era una alumna de Kyoto que fue transferida a Tokyo por los peces gordos, pero ¿Qué hacia Gojou-sensei protegiendo a una alumna que podría estar confabulando contra de él? ¿Acaso también la joven seria sentenciada a muerte?

- Se que has estado teniendo comunicación con Maki, así que me imaginó que no desconoces de quien te hablo. – el joven de clase especial asintió. – A ella quiero que protejas sobre todo, incluso debes de protegerla del Clan Gojou.

- D-Del Clan Gojou. – ahora no entendía nada, ¿Por qué protegería a una chica protegida por el líder de dicho Clan? – Gojou-sensei nunca he juzgado de sus decisiones, ¿pero podría ser más claro? Todo esto me está confundiendo.

Satoru camino unos pasos delante de Yuta y cuando escucho las palabras del azabache, su teoría sobre la curiosidad del joven fue acertada. Así que sin preámbulos se volteo hasta quedar cara a cara de su pariente lejano y sin ningún pudor dijo:

- Tendrás que proteger a Miwa Kasumi de mi propio Clan, porque cuando todo esto explote los peces gordos y el Clan Gojou trataran de matarla. Por el simple hecho de que ella es mi maldición más retorcida.

Esas palabras las entendió Okkotsu Yuta a la perfección, llevando inconscientemente su mano hacia el anillo de compromiso que portaba.

- "Al parecer ni siquiera Gojou-sensei es inmune ante ese sentimiento". – vinieron sus recuerdos con Rika, después con Maki y entendió que el amor se desarrolla de una forma extraña y retorcida más siendo un hechicero, por eso mismo...- Esta bien Gojou-sensei le prometo proteger a esos jóvenes. Sin importar que sucede nadie tratara de tocar a Itadori Yuuji y Miwa Kasumi.

Al escuchar a Yuta y encontrarse su mirada determinada, Gojou Satoru se sintió orgulloso en seguir el camino de guiar a los estudiantes capaces de protegerse unos a otros rompiendo incluso las reglas que por años ha tratado de quebrantar.

- "Porque igual que Yue, este orden terminara por destruir todo a su paso".


- Perdón por hacer que te obligaran a venir, Yuuji. - Miwa vio el rostro sombrío del chico sintiéndose mal por él. – Seguramente debe ser muy incómodo para ti.

Los ojos de Itadori se encontraron los zafiro de Miwa notando como el brillo que siempre mostraban se encontraban opacados viniendo flashes de esa misma mirada solo que era de una mujer a punto de morir.

- No te preocupes por eso Kasumi. – rio nervioso. – Se que solo estaban cumpliendo órdenes del director en ese intento de asesinarme. – sabía que tocar ese tema aún era incómodo. – Entiendo que como ser el contenedor de Sukuna tengan miedo que no logre controlarlo y...bueno tú sabes.

Se dio un golpe mental al decir esto último, porque la joven sabía perfectamente de lo que era capaz el Rey de las maldiciones.

- Si. - fue simple su respuesta viniendo a su mente su ultimo recuerdo uno tan vivo como un deja vú. – Pero en este tiempo que he convivido con todos ustedes sé que son grandes personas.

Miwa miraba como Inumaki y Megumi escuchaban las locuras de Panda-san o como Nobara se emocionaba junto a Maki en ver cada diseño detrás del aparador de una tienda demasiado costosa y por último como Yuuji miraba a Nobara alegrándose que al parecer la relación de ambos estaba avanzando.

- Yuuji... ¿tú también tienes esos...sueños, verdad? – el pelirrosado se detuvo al entender de que se refería Miwa.

- Si, últimamente he estado viendo algunos recuerdos de Sukuna.

Eso lo sabía ella perfectamente, probablemente la respuesta a todas sus preguntas se conectaban con las memorias de Cian, Sukuna y...de ese hombre Hajime, pero dudaba mucho que este deseara cooperar o en volverlo a ver.

- Kasumi... ¿eres feliz? – aquella pregunta hizo que Miwa se detuviera viniendo a su mente como hace tiempo alguien le pregunto lo mismo a Cian. - ¿Kasumi?

Itadori vio como Miwa se quedaba callada viéndolo fijamente, pero lo que no sabía el joven, es que en ese momento Miwa Kasumi estaba haciendo un recuento de toda su vida incluyendo los malos momentos, las desgracias y el dolor. Ha tenido también amor incondicional de sus hermanos, saber que tiene amigos apoyándola e incluso vinieron a su mente los momento que vivió con Satoru.

- Si Yuuji. – regalándole una sonrisa sincera al joven. – Reconozco que no toda mi vida he sido feliz, pero... ¿quién lo ha sido? Probablemente sea normal sufrir o al menos sentirnos mal por cosas de nuestra vida para tomar en cuenta aquellos momentos que nos hacen feliz y continuar.

Las palabras de Kasumi hicieron pensar a Yuuji, el cual últimamente se encontraba pensando si ¿todo esto lo llevaría a algo además de su muerte? Sabía que su presencia incomodaba algunos hechiceros, que no debía encariñarse con las pocas personas que lo aceptaron como era y no debió de fijarse románticamente en Nobara conociendo su futuro, pero por primera vez en su vida Itadori Yuuji deseaba ser alguien normal y no solo el contenedor del considerado Rey de las Maldiciones.

- Eres muy sabia Kasumi-chan. – ambos rieron. – Sabes desde que llegaste aquí hemos notado lo fuerte que te has convertido y no solo en fuerza, sino que también has madurado.

- Muchas gracias, Yuuji. – las mejillas de Miwa se sonrojaron ante el cumplido del joven.

- Es curioso. – carcajeándose nerviosamente colocando una de sus mano detrás de su nuca. – Cada vez que me encuentro contigo siento algo cálido en el pecho.

Escucharon como Nobara gritaba alzando la mano en compañía de Megumi les gritaban desde la entrada del restaurante.

- ¿Cómo? – la ojiazul alzo las cejas

- ¡N-No me malinterpretes! - se justificó rápido. – Eres demasiado linda y todo, pero yo prefiero...- mirando a Nobara la cual dejo de llamarlos para comenzar una discusión con Mai. – Bueno lo que trato de decir es que...si hubiera conocido a mi madre...hubiera deseado que sea como tú.

Aquello descoloco a Kasumi e inevitablemente recordó al hijo de Cian volviéndose a preguntar por el paradero del bebé.

- ¿Qué tanto están esperando? – la voz de Megumi la saco de sus pensamientos. – Sino se apresuran Kugisaki y Zen´in-senpai se matarán.

Era notorio que Nobara no tardaría en lanzarse sobre Mai la cual miro divertida la situación y entonces los ojos café de la Zen´in se detuvieron en Itadori ampliando su sonrisa, así que acercándose lentamente al joven quedando a centímetros de este.

- Me alegra que pudieras venir, Miwa. – miro a la ojiazul la cual solo asintió nerviosa y sosteniendo el pastel para Mechamaru. – Aunque con eso significaba invitar a los perdedores de Tokyo

- ¡OYE! / ¡Mayonesa! – alegaron ofendidos Panda e Inumaki, haciendo que Mai rodara los ojos, pero tomo la barbilla de Yuuji y acercándose considerablemente a su rostro podía notar lo "tierno" que era el contenedor de Sukuna.

- Aunque a excepción de ti, Megumi y este chico la velada puede ser interesante.

Mai iba a acercar sus labios de Yuuji que al sentir la cercanía de la chica se quedó frio sin poder moverse y es que algo dentro de él reconocía que Zen´in Mai era linda, pero no tan hermosa como Nobara y justo cuando iba a decirle algo, alguien inesperado llego.

- Para ti cualquier hombre o mujer que te llena el ojo puede ser interesante, Mai.

Todos se dieron la vuelta en escuchar una voz desconocida, excepto por algunos otros que al ver al hombre rubio, vestido con un traje tradicional y mirándolos uno a unos burlonamente.

- Vaya Maki por lo que veo sigues portando ese rostro tan bello y ese cuerpo tan estimulante. – los ojos del Zen´in escanearon el cuerpo de Maki que iba vestida con un vestido chino de color verde claro y su cabello en dos coletas.

Por instinto Panda e Inumaki se posicionaron delante de ella odiando personas como ese sujeto, Naoya vio como más estudiantes salieron del lugar notando al heredero del Clan Kamo, una chica rubia, un chico corpulento y una máquina. Pero lo que llamó la atención del hombre fueron las dos personas frente a él, al contendor de Sukuna y una hermosa joven la cual también delineo el cuerpo de está comprobando que las jóvenes de hoy en día se desarrollaban demasiado pronto.

- Y por lo que veo tu sigues siendo el mismo malnacido, Naoya. – acercándose lentamente Maki y es que sabía cuánto le afectaba a su hermana ese sujeto. – En serio es tan patética tu vida que tienes que venir a arruinarnos la velada. – se cruzó de brazos.

- Solo vine a ver ¿Por qué en la cuenta personal del Clan hubo un gasto por este lugar?

El hombre se acercó considerablemente en Mai la cual aún estaba cerca de Itadori, que al ver la situación iba a reclamarle ser tan imbécil, pero este lo miro burlonamente,

- Así que este es el contendor de Sukuna. – se carcajeo. – De verdad no me sorprende porque "moriste" en aquella ocasión eres tan patético y sin ningún don para ser considerado un hechicero.

- No sé quién eres pero comienzas a caerme demasiado mal. – dijo furioso el joven. - Ademas estas molestando a mis amigos y eso no lo tolerare.

Naoya alzo las cejas sorprendido, pero fue solo por segundos para carcajearse después.

- ¿Amigos? – dándole un rápido vistazo a los estudiantes y luego al pelirrosado. - ¿Cuáles los que un día tendrán que matarte por sé quién eres? ¿Los que por órdenes de Gakuganji trataron de matarte por tener dentro de ti a Sukuna?

Todos los estudiantes agacharon la mirada, porque las palabras del Zen´in eran completamente ciertas, sin importarles en conocer a Itadori Yuuji acataron órdenes directas de matarlo. Incluso Mai recuerda las crueles palabras que le dijo a Megumi y Nobara acerca de ese chico:

- Usted no sabe nada. – se interpuso entre Yuuji y el rubio. – Puede que tratáramos de lastimar a Yuuji en el intercambio de escuelas, pero eso cambio. – recordó todo las palabras de su amigo, como poco a poco se ganó el cariño de todos ni siquiera los juzgo al enterarse de la verdad.

- ¿Y en qué cambio lindura?

Kasumi miro retadoramente al hombre, recordándole eso que Satoru tanto le comento acerca de los miembros del Clan Zen´in, Kamo incluso Gojou: "Todos son unos verdaderos idiotas".

- En que nosotros consideramos a Itadori Yuuji un hechicero más y es nuestro amigo. – fue segura Miwa desprendiendo un aura completamente distinta a la energía maldita desconcertando a los tres Zen´in, pero la joven le dio una rápida mirada a Nobara que estaba siendo sostenida por Megumi para no golpear a Naoya. – Y porque buscaremos la forma de separar a Itadori de Sukuna.

Esas palabras impresionaron a todos, como si a Miwa por fin sus tornillos comenzaron a zafarse a través de la convivencia con el chamán más fuerte como mentor, pero...

- ¡JAJAJAJA! ¡DEBES ESTAR LOCA NIÑA! – se carcajeo Naoya ante las palabras de Miwa provocando que por primera vez sintiera disgusto por alguien. – Te diré unas palabras y espero que las recuerdes, este niño. – señalando a Yuuji con su cabeza. – Terminarán matándolo y ni siquiera ustedes o Satoru-kun podrán salvarlo, ¿sabes por qué? Porque si no se destruye al contenedor de Sukuna, este nos matara.

Iba a darle "leves golpecitos" en la cabeza a Kasumi, pero Mai se interpuso ahora ante la situación y es que esto en lugar de convertirse en una fiesta, ahora era una batalla campal con su idiota familiar o más bien un golpe de la realidad de que por más que se esforzara en ser alguien normal siempre la hechicería o maldiciones los perseguirían.

- Ya es suficiente Naoya. – su voz fue débil. – Yo soy la responsable de ese cargo excesivo, por este restaurante.

El rostro serio del hombre cambio a una lleno de "galantería" y tomo la mano de Mai de una forma que la comenzó a ignorar.

- Ay, mi pequeña Mai, al parecer nunca dejaras de tener ese sueño estúpido de ser una joven normal, aunque déjame decirte que con esa demostración tan mediocre en el festival de los cien demonios dejaste por el suelo la reputación de nuestro Clan.

Su "lastimosa" voz de decepción hicieron sentir mal a Mai, porque sabía perfecto eso. Sus padres hasta la fecha se encontraban recriminándola por dejar que Maki demostrara más agallas y resistencia al pelear con un hechicero de primera clase como Getou Suguru.

- Ademas. – acercándose peligrosamente al oído de la peliverde erizándole la piel de miedo. – Se perfectamente como podrías hacer que tu pequeño desliz no salga de nosotros.

Odio, aberración y un profundo miedo siempre le generaba Zen´in Naoya un hombre que a simple vista se vea débil, pero tremendamente fuerte que en un parpadeo podía derrotarlos y no deseaba que Maki volviera a esa mierda que era hasta el momento su Clan, no por ahora. Hace tiempo se resignó a que tendría que comprometerse con alguien de su familia siendo el rubio el primer candidato.

- "Ni siquiera eso puedo decidir". – achico sus ojos melancólica.

Pero cuando Naoya iba a besarle la mejilla sintió como alguien lo empujaba, colocándola a Miwa y ella más lejos detrás de esa "persona" sorprendiéndose de ver a...

- Mechamaru. – susurro su nombre y por un momento se imaginó ver a Muta Kokichi detrás de ese mecanismo.

- ¿Q-Que demonios crees que estás haciendo? – ofendido Naoya. - ¡Tú no eres nadie para tocarme mecanismo estúpido!

- ¡No es un mecanismo es Mechamaru! – grito ofendida Mai mirando ofendida a su "primo".

Vocifero el rubio, pero sin percatarse que su ultimo comentario fue la gota que derramo el vaso al grado que no solo Mechamaru se posiciono delante de las chicas sino también Kamo, Todou, Megumi, Itadori, Toge y Panda.

- Es mejor que se retire. – hablo Mechamaru. – Su presencia es incómoda para nuestra celebración y si tiene a alguien que reclamarle el dinero es a mí, no a Mai.

Eso desconcertó a los jóvenes de Kyoto y es que percibieron como por segunda vez la voz de su compañero se escuchaba excesivamente molesta, pero en Mai fue algo significativo.

- Ya escuchaste es mejor que te largues, aquí estorbas. – Megumi que se mantuvo al margen hablo. – Ademas igual que Mechamaru-senpai te lo diré deja tranquila a Mai.

- ¡Si su presencia es incomoda! – grito Yuuji.

- Si Mai tiene algo que deberle al Clan Zen´in puede ir con mi padre para que le dé su dinero. – ahora fue Kamo en defender a sus compañeras. – Creo que no es bien visto ver a unos de los posibles líderes del Clan Zen´in discutiendo con un grupo de jóvenes.

- Hojuelas de bonito.

- Este sujeto es aburrido, como su ropa. Seguramente es como Fushiguro respecto a su gusto por mujeres.

Una vena se resaltó en el azabache ya que n siquiera en esta situación Todou dejaba de fastidiarlo. Pero para el hombre mayor todas estas muestras era una clara declaración de guerra por parte de esos mocosos, prometiéndose que en cuanto se convirtiera en líder del Clan les haría pagar muy caro su humillación.

- Está bien por el momento me retiro, pero no crean que les tengo miedo mocosos. – los jóvenes se pusieron a la defensiva viéndolo retadoramente. – Espero que tengan una "linda y pacifica velada", porque créanme que cuando abran los ojos sobre lo que verdaderamente es el mundo de hechicería recordaran mis palabras: "Este mundo no está hecho para débiles sentimentalismos o estúpidos sueños".

Eso ultimo decía viendo fijamente a Maki y Mai.

- Con permiso y hasta luego.

Los ojos grises de Naoya se detuvieron rápido en ese joven de cabello celeste y como la energía que había desprendido, viniendo a su mente un escrito sobre la prohibición de la energía espiritual. Pero este no era el único que comenzaba a cuestionar acerca de la nueva energía maldita de Kasumi, sino también alguien que presencio todo desde el principio. Pero sin importarle lo que sucedía con los demás sino en ella...en Miwa Kasumi, detallando lo hermosa que era.

- Y esta vez me asegurare que seas mía. – susurro sus palabras al viento mientras veía como ese descendiente del Clan Kamo se acercaba a ella ayudándola con ese postre y siendo acompañada por los demás jóvenes hasta entrar al lugar.

Pero Miwa sintió de pronto una mirada demasiado conocida tanto que rápidamente volteo, esperando encontrar a Satoru, pero al levantar su mirada azul vio por segundos al hombre que también juro amarla, pero que sus celos y competencia por su hermano ayudaron a que el detonante de todo siguiera su ritmo, porque por breves segundos Kasumi volvió a ver la figura del hechicero que fue Gojou Hajime.


"Sentía un extremo cansancio en su cuerpo, pero no deseaba parar. Aun quería disfrutar de tener a Kasumi con él, de sentir su piel contra la suya, de besar sus rosados labios, de escucharla gemir su nombre con su melodiosa voz y sobre todo sentirla tan de él.

- Otra vez. – dijo mientras besaba con ansias su cuello. – Una vez más Kasumi.

Miwa ocultaba su rostro con su brazo, y es que después de haber tenido ambos su primer orgasmo en ese salón de clases, Satoru decidió trasladarlos al cuarto que tenía este en el colegio y siempre le aseguraba que no se encontraba alguien. Pero para la ojiazul no solo era el miedo de ser descubiertos sino que las caricias de Satoru eran distintas incluso su mirada se encontraba diferente.

- Satoru... ¿estás bien? – la joven levanto su mano para tocar el rostro de Gojou. – Te noto extraño.

- Solo son ideas tuyas. – bajando su rostro para besar los labios de Kasumi. – Volvamos a hacerlo.

Kasumi solo asintió mientras volvía a sumergirse ante las caricias del chaman más muerte, tan sumergidos estaban ambos en las caricias y placer que no se dieron cuenta que la noche había caído ante ellos, lo cual era muy probable que los demás estudiantes no tardaran en llegar. Satoru estaba sentado en la orilla de la cama viendo el cuerpo desnudo de Miwa, contemplando lo hermosa que era, pero de nueva cuenta la voz de su abuelo venia. Contándole parte de la verdad de sus ojos, Gojou miro su reflejo en ese amplio espejo de su tocador viendo como algunas personas comentaban los hermosos que eran, otras que eran escalofriantes y demasiado fríos. Sonrió irónico al recordar como Kasumi dijo que sus ojos la transportaban al cielo, por lo bellos que eran.

- Si tan solo supiera que estos ojos son gracias a la energía espiritual de Cian. – le dio un rápido vistazo a la joven y sin posponer lo que venía comenzó a despertar a la ojiazul. – Kasumi. – agitándola un poco por el hombro. – Kasumi despierta, ya es de noche y pronto los demás llegaran.

La joven se incorporó lentamente de la amplia cama, tallándose un ojo para despertarse. Sus ojos se encontraron con la amplia espalda de Satoru notando los ligeros arañazos que tenía, logrando sonrojarla al ser ella la causante. Pero nuevamente venia esa aura que desprendía el hombre, así que lentamente fue acercándose a él y antes de abrazarlos por la espalda, sintió como tomo sus manos, mientras se daba la vuelta encontrándose la mirada ambos.

- Satoru...

- Estuve pensándolo bien Kasumi y creo que todo esto no nos llevara a nada bueno. – debía mantenerse firme. – Estamos arriesgando mucho por algo que ni siquiera sabemos que va a durar.

Las duras pero realistas palabras de Gojou provocaron que el corazón de Miwa comenzara a quebrajarse, más por algo que ella sabía perfectamente que ocurriría.

- Kasumi, tu dentro de unos años no desearas estar conmigo. – sonrió. – Soy difícil de tolerar, irritante, infantil y no prometo serte fiel. – eso hubiera sido cierto, pero Gojou sabía perfectamente que en todo este tiempo solo ha estado con ella. – Tu mereces alguien mejor, alguien de tu edad y que..

- Es mejor que me cambie. – su mirada azul vacía estrujo el corazón de Satoru, uno que por hace tiempo no volvía a sentir lo mismo. – Pronto llegaran los demás y ya lo dijiste tu...es mejor que no nos vean juntos por algo como esto.

Lentamente fue separándose de Gojou, para que no viera como sus estaban a punto de llorar. Vio como las manos de Kasumi temblaban mientras buscaba su ropa para colocársela, Satoru deseaba ir con ella y decirle que todo era mentira, una para protegerla de Sukuna, de esa maldición llamada Hajime, de su Clan y de él.

- Te seguiré ayudando acerca de Cian y ...

- No es necesario que lo hagas. – por su tono de voz sabía que Miwa estaba a punto de llorar. – Ya se involucró demasiado Gojou-sensei y supongo que alguien tan importante como usted tiene más asuntos importantes.

Escucharla hablarlo nuevamente por su apellido incomodo demasiado a Satoru.

- Los asuntos relacionados con mis estudiantes nunca serán menos importantes para mi Kasumi. – trato de tocarla, pero Miwa se alejó.

Mantenía su rostro afligido, sosteniendo el chaleco del uniforme y sabía que su apariencia no era la mejor, que si se encontraba a uno de sus compañeros saliendo de la habitación del sensei se podían imaginar que había sucedido, entre ellos. Así que sin esperar más tiempo Kasumi se dirigió a la puerta y cuando iba abrir la perilla la mano de Gojou sobre la de ella logro erizar su piel.

- Kasumi, yo...

- Buenas noches Gojou-sensei y perdone todos los inconvenientes que tuvo conmigo, así como involucrarlo en esto.

Sin decir nada mas Gojou vio partir a Kasumi a su habitación, dejándolo solo. Por primera vez en mucho tiempo volvió a sentirse completamente solo, sin que nada lo apreciara por ser él y no el hechicero más fuerte; porque una persona no lo veía como ese maldito equilibrio y aquel ser invencible que sintió cuando peleo con Fushiguro Toji.

- "Cobarde". – cerro los ojos recordando los reclamos de sus padres cuando decidió convertirse en sensei y no en su líder por completo. – "Tu existencia es el equilibrio de todo, Satoru. ¿Acaso no comprendes la responsabilidad que esta sobre ti?"

Claro que lo sabía y por eso los odiaba, por eso comenzó a dejarle de importar muchas cosas relacionadas con el Clan, por eso mismo se hizo a la idea que un hechicero no importaba el escenario que fuera o cuanta gente era su aliada uno siempre terminaba muriendo solo.

- "En el cielo y en la tierra. Soy el único honrado". – rio amargamente recordando esas palabras hacia Toji mientras cerraba la puerta dejándose caer. – "Nosotros por desgracia estamos malditos, Satoru."

La voz cansada de su abuelo venia nuevamente como los días posteriores a su charla.

- "Aunque seas correspondido por esa chica, mientras él exista no podrán estar juntos. No mientras ese pacto que el hizo rompa nuestra maldición y no mientras el siga amándola."

- Malditos. – encorvo su cuerpo sosteniendo con sus manos su cabello fuertemente. - ¡Maldita sea Hajime!".

Despertó sobresaltado al recordar el día en que termino con Kasumi, desde ese día no podía conciliar el sueño, más ahora que por algún motivo estaba seguro que solo faltaba ese hilo restante para completar el rompecabezas. Buscar la forma de salvar a Kasumi, liberarlos de esa maldición y detener a Sukuna cuando este por fin sea liberado. Unos golpes en la puerta lo interrumpieron así que levantándose de su cómoda cama fue a abrirla encontrándose con Miguel, que al verlo podía percibir como este seguía temiéndole, como algunas personas solían hacerlo.

- ¡Vaya Miguel! ¿Qué extraña tu visita? Adelante. – quiso sonar lo más amigable posible pero el hombre frente a él encharco una ceja y sin más se adentró a la habitación. – Y dime ¿a qué debo el honor de tu visita?

- Podrías dejar las formalidades de lado, Gojou. – Miguel se sentó en la silla cercana y notando ciertos escritos. – Me sorprende que conozcas de lenguas antiguas.

Satoru rápido tomo los escritos de Cian y los guardo en un folder donde los cuidaba con suma delicadeza.

- ¿Y cómo sabes que se interpretar lenguas antiguas? – sentándose en el otro extremo del pequeño comedor del lugar.

- Suguru me dijo que nunca nos dejáramos llevar tu apariencia holgazana y desinteresada, que eras demasiado listo y perspicaz. – ante la mención del azabache Satoru se incomodó. – Que nunca lees o te acercas a alguien por solo matar tu diversión.

Ambos hombres se debatían con sus miradas sin dar batalla hasta que el peliblanco suspiro frustrado.

- Tienes razón, pero este asunto me concierne solo a mí. – y a ellos también pensó en Sukuna, Hajime y Kasumi. – Bueno Miguel como veras no tengo humor de socializar, así que si deseas decirme algo...

- Me informaron que en Japón están sucediendo "accidentes" provocados por maldiciones de categoría especial. – su voz se tornó seria. – Como sabes en mi tribu conocen todas las leyendas tanto de Occidente como Oriente acerca de la hechicería, así como los Clanes. Por eso mismo la propietaria del lugar me dijo que hace tiempo un hombre muy parecido a ti vino a África, buscando algo.

Satoru apretó los puños.

- Así que... Cian. Hace tiempo no escuchaba ese nombre por aquí.

- ¿De que estas hablando? – Gojou enarco una ceja sin comprender que deseaba decirle Miguel. – Hace tiempo hubo un hombre que llego hace cuatrocientos años, su apariencia era mayor a un hombre de cuarenta años junto a su hijo de veinte. Ambos eran muy buenas personas, llegando a ser del agrado de la mayoría de la población, tras la llegada de ese hombre las lluvias fueron más constantes, la comida no era demasiada, pero la mayoría de nuestra gente podía comer al menos dos veces al día.

Miguel vio el rostro de desconcierto del peliblanco, sin saber cómo abarcaría ese tema, pero si lo dicho una vez por su abuela resultaba ser cierto. Las consecuencias podrían ser catastróficas.

- Todo un predicador ese hombre y su hijo, pero no quiero sonar grosero Miguel. ¿Por qué me estás diciendo todo esto?

- El hombre vivió aquí más de doscientos años Gojou. – eso hizo que Satoru alzara las cejas sorprendido. – Pero su duración de vida no fue lo que sorprendió a los pueblos, sino que ese hombre y su hijo seguían teniendo la apariencia con la que llegaron. Es como si el tiempo se hubiera detenido con ellos.

- "Es posible ¿que una maldición logre engendrar con un humano?"

Las palabras que una vez dijo Kasumi vinieron a él, posponiendo aquello que temía y es que lo mas seguro que Cian no fue el único ser inocente en este juego.

- Por tu rostro deduzco que ya sabes de lo que te estoy hablando. – Gojou asintió. – Ese hombre desprendía energía espiritual que ayudaba a curar a las personas, solo que su vida era enfocada a ese hijo.

- ¿De casualidad sabes como se llamaban esas personas?

- Solo son recordados por su apellido extranjero. – sin dar mas vueltas el hombre aperlado revelo un nombre que aclaro todo sobre el único descendiente de Sukuna.

- "Esto tiene que ser una maldita broma".


- Te agradezco que me vinieras a ayudar con esto Kasumi. – dijo avergonzado Yuuji caminando rumbo a la lápida de su abuelo.

- No tienes nada que agradecerme Yuuji. – sosteniendo los lirios blancos. – Se lo que es perder a tus seres queridos. – Miwa recordó a su progenitora. – Pero me imagino que debe ser muy difícil para ti, no tenerlo.

Una sonrisa triste se reflejo en Itadori al recordar a su abuelo y su padre, aunque este último murió cuando tenía siete años de una forma extraña. Tras ese suceso la actitud de su abuelo hacia el era mas aprensiva y protectora, además de desconfiada hacia los demás.

- Eso pensé al principio, pero tras conocer a todos ustedes me he dado cuenta que no estoy solo. – la fiesta de ayer animo a todos los estudiantes omitiendo a ese sujeto antipático Zen´in Naoya. – Estoy seguro que si mi abuelo viviera estaría demasiado feliz de saber que estoy cumpliendo su promesa.

Ambos se detuvieron mirándose fijo y extrañamente el pecho de Kasumi comenzó a latir rápidamente, pero hizo caso omiso.

- ¿Y cual fue la promesa que le hiciste a tu abuelo, Yuuji?

- El me dijo que: "No tienes que ayudar a todo el mundo, pero hazlo cuando puedas. Quizás te sientas perdido, pero no esperes gratitud. Sólo ayúdalos. Cuando llegue tu momento de irte, asegúrate que estés rodeado por otros".

- "Lo siento tanto mi pequeño, mama no podrá estar contigo. Perdóname, por favor vive y conviértete en un hombre de bien".

Las flores que sostenía Miwa cayeron, pero la joven se encontraba absorta en nuevos recuerdos...demasiado claros y dolorosos.

- ¿Kasumi? – el pelirrosado se acerco a la joven. - ¿estás bien?

- "No tienes que ayudar a todo el mundo, pero hazlo cuando puedas. Quizás te sientas perdido, pero no esperes gratitud. Sólo ayúdalos. Cuando llegue tu momento de irte, asegúrate que estés rodeado por otros". – Miwa vio como Cian besaba la frente del pequeño que sostenía en brazos y al lado de ellos Yue llorando desconsoladamente al ver como la vida de su amada se le estaba yendo de las manos. – "Por favor Yue, sálvalo. Escóndelo para que nadie conozca de su existencia, por favor protege mi niño".

Kasumi se sentía ajena ante todo eso, más al darse cuenta del gran parecido de ese hombre con Satoru, sabia que su antepasado estaba ligada al Clan Gojou. El llanto del infante fue mas fuerte, como si percibiera la próxima ausencia de su madre.

- "Te lo prometo, protegeré a este niño como mi sangre."

- Muchas gracias, sabia que podía confiar en ti. – Cian cerro los ojos al sentir como el peliblanco besaba su frente. – "Se que mi pequeño estará bien".

- ¡Kasumi!

Escucho el grito de Yuuji quien la sostenía fuerte de los hombros al ver que no reaccionaba y repentinamente comenzaba a llorar.

- Kasumi, ¿Qué te pa...?

- Yuuji, ¿Cómo se llamaba tu abuelo? – el joven enarco una ceja. - ¡Por favor dime! ¿Cómo se llamaba tu abuelo?

Ahora fue el turno de Miwa en zarandear un poco a su amigo, temiendo que...

- Itadori Wasuke. – el cuerpo entero de Miwa tembló. – Mi abuelo se llamaba Itadori Wasuke, Kasumi.

Los ojos azules de Miwa se abrieron desmesuradamente, su cuerpo comenzó a temblar y todo fue muy claro para ella. Tanto que no se dio cuenta como el cuerpo de Itadori fue adquiriendo esos extraños tatuajes, sus ojos ya no eran marrones sino rojos y como la sostenían con fuerza, pero el dolor que estaba sintiendo en el pecho como las lagrimas incontrolables eran mas fuertes que ser sostenida por...

- ¡TU DIJITE QUE ESE ENGENDRO MURIO! – grito furioso Sukuna al escuchar de la boca del mocoso el nombre de...- ¡MALDITA SEA PORQUE NO DEJASTE QUE MURIERA!

- Porque era su hijo. – furiosa Kasumi levanto su mirada sin impórtale enfrentarse con Sukuna. – Porque Cian amo mas a su hijo que cualquier otra cosa.

- Lastima que a fin de cuentas murió.

Una voz cercana la pareja hizo que la discusión se detuviera y miraran al interlocutor inesperado.

- Todo por lo que Cian sacrifico fue en vano. – caminando lentamente un peliblanco manteniendo sus manos oculta en sus bolsillos viendo divertido la situación. – Pero no te preocupes Sukuna a fin de cuentas terminaras con tu maldita descendencia y tu querida mía por fin serás mía.

Sukuna afilo su mirada, mientras que Miwa Kasumi no podía creer que sin importar cuanto transcurrieran los años ese hombre frente a ellos nunca cambiaria.

- Hajime.


¡Vaya este capitulo es el mas largo de todos! La verdad no pensaba hacerlo demasiado extenso, pero me gano la inspiración. Ademas de que ya se aclaro acerca del hijo de Cian y Sukuna, revelando que el Rey de las maldiciones tambien fue un titere de Kenjaku. Respecto a Hajime en el proximo capitulo se descubrira su rol en todo esto, pero lo que es claro es su obsesión por Cian, en cuanto a Kasumi y Satoru pronto volveran a estar juntos no se preocupen.

Nuevamente mil gracias por su apoyo, por cada leida, cada review y por el apoyo a esta singular shipp que tiene mucho potencial.

Sin mas me despido,perdonen uno que otro error ortográfico.

Besos y abrazos.

TheOtherDestiny ;).