Kashimo Hajime
"Pocas veces se cuestionaba sobre su vida o las decisiones que tomaba, su Clan solía juzgar a otros como si pertenecer a uno de los Clanes más poderosos fueran invencibles. Así lo pensaba él hasta haber descubierto que esos ojos azules que tanto lo enorgullecían a él y su hermano eran el reflejo de dolor y odio de un ancestro condenándolos a no vivir más de los treinta años; comprendiendo porque iniciaron su vida sexual a los catorce años...era para obtener varios herederos durante el poco periodo que tenían. Siempre fue un cínico, tenía poco tacto con las personas y solía burlarse de los más débiles creyéndose el más poderoso, pero cuando por accidente conoció a esa joven sacerdotisa llamada Cian descubrió que existían seres tan puros que no solo lo veían como una herramienta sino como una persona normal.
- Te he notado muy pensativo hermano. – cerro los ojos y una triste sonrisa adorno su rostro al escuchar la voz de Hajime. – Aun piensas sobre nuestra condena.
- Y ¿tú no sueles hacerlo? – la pregunta de Yue hacia Hajime desconcertó al segundo. – Sabes a veces suelo envidiar aquellos que tienen una vida normal, ellos pueden escoger su propio destino sin acatar reglas o costumbres estúpidas.
- Tu no sueles seguir nuestras tradiciones o costumbres al pie de la letra, Yue. – Hajime no podía dejar de observar a su hermano.
El nombrado se encogió de hombros mientras sonreía melancólico recordando a Cian, como esa joven pudo hacerlo cambiar de perspectiva al grado de cuestionarse sobre sus ideologías. Deseando tener la vida normal que tanto solía burlarse.
- Escuche que tomaste una concubina el día de ayer. – miro de reojo las reacciones de Hajime pero este parecía no importarle. – Creo que te estas tomando muy en serio eso de tener descendientes.
Se rio un poco Yue, pero duro poco al recordar las características de la concubina cuestionándose acerca de la atracción que sentía su hermano por...
- La vi salir de tu habitación. – Hajime lo miro de reojo percibiendo a donde quería llegar Yue. – Me sorprendió su aire tranquilo y se parecía demasiado a...
- ¿Cian? – termino divertido mirando por completo a Yue que arrugo el entrecejo. – Se a donde quieres llegar al cuestionarme todo esto, hermano y la respuesta es sí. Estoy completamente enamorado de Cian.
- Sabes que es prohibido que tengamos ese sentimiento hacia ella. – apretó los puños. – Ella es una sacerdotisa y nosotros somos herederos del Clan además nuestro tiempo de vida es corto.
Hajime se carcajeo ante las excusas patéticas de su hermano, ¿acaso creía Yue que era estúpido? Pero como decía esa maldición era mejor dejar todo a su tiempo y aunque le doliera en el alma lo que pronto ocurriría prefería eso mil veces ver a Cian en brazos de su hermano.
- Creo que no eres el más indicado en decirme eso hermano. – Yue noto una actitud distinta de su hermano. – Yo al igual que tú no suelo agachar la cabeza ante nada ni nadie, y sé que el tiempo será mi mayor aliado en lo que concierne a Cian.
- ¿No estarás confundiendo el amor con la obsesión Hajime?. – cuestiono el peliblanco. – No sabes lo que ella siente por ti y obligar a alguien en quererte siempre conlleva a...
- Podrías dejar de ser tan hipócrita. – grito el joven dedicándole una mirada a Yue que nunca había visto. – Se perfecto que tu también deseas a Cian, por eso mismo me he mentido al margen de todo porque ambos nos prometimos que nada ni nadie se interpondría entre el cariño que nos tenemos, ¿verdad Yue?
Un nudo en la garganta se instaló en el hombre porque eso lo recordaba, pero no podía evadir ese sentimiento que fue naciendo de la sacerdotisa y él. Yue adoraba a su hermano pero era más grande el amor hacia Cian, además sabía que con el tiempo Hajime lo entendería porque ambos eran uno y siempre estarían juntos.
- Si Hajime, lo recuerdo. – tomando la mano de su hermano. – Pase lo que pase en esta vida o en otra siempre seré tu hermano."
Marcaba una y otra vez a la aerolínea esperando desesperadamente que respondieran para así reservar el vuelo a Japón lo más pronto posible ante la mirada de Miguel.
- ¡Maldita sea! No responde. - estaba desesperado. – Tengo que regresar lo más pronto posible, debo de advertirle a Kasumi y Yuuji.
El moreno enarco una ceja al ver la desesperación del peliblanco, pero no pasó desapercibido la forma en que pronuncio el nombre de esa chica.
- Entonces fueron ciertas las predicciones de nuestros ancestros. – Gojo lo volteo a ver sin ganas de entenderlo. – Cuando ese hombre y su hijo Jin se fueron tiempo después apareció otro sujeto.
Satoru lo miro atento y de cierta forma algo dentro de él presentía que ese sujeto era...
- Su aura era oscura llena de rencor acumulado...demasiada energía maldita desbordaba por sus poros según los escritos. Muy parecido a ti por cierto tenía el cabello hasta la espalda con dos extrañas coletas, controlaba la electricidad y sus ojos furiosos se tornaban celestes como el cielo. La última persona que lo vio dijo que se presentó como: Kashimo Hajime.
- Hajime. – murmuro Kasumi al verlo frente a ellos. - ¿Por qué sigues haciendo esto? ¿Por qué no...puedes...olvidar?
El rostro inexpresivo del peliblanco le advirtió a Miwa que ese joven frente a ellos no era el mismo Gojou Hajime que vio en las memorias de Cian, el rostro amable hace tiempo fue sustituido por alguien cruel y despiadado.
- Olvidar. – su tono de voz sonó doloroso e irónico. – ¡En serio me dices que olvide este amor que he sentido por ti en más de un milenio!
Grito ofendido hacia la peliazul y lo fácil que todos aun después de tanto tiempo deseaban controlar sus acciones...de manejar "su vida". Pero en eso una sonrisa sarcástica se escucho de fondo advirtiéndole al peliblanco que si deseaba obtener a esa joven no solo Gojou Satoru era un impedimento sino el lazo aun existente entre Cian y...
- En serio piensas justificarte con algo tan patético. – la voz sádica combinada con burla del pelirosa advirtieron a Hajime. – En serio sigues siendo el mismo imbécil de siempre, tanto aunque sin importar la época Cian nunca te preferirá.
- Puede ser, pero al menos. – desapareciendo de un momento ante los otros dos dejándolos desconcertados. - ¡Tendré el placer de matarte!
En un parpadeo Hajime golpeo demasiado fuerte el estómago de Sukuna lanzándolo varios metros lejos de Miwa y provocando que el pelirrosado escupiera sangre.
- Por lo que tengo entendido necesitas ingerir esos veinte dedos para poder despertar por completo. – decía tranquilamente Hajime caminando lentamente hacia Sukuna, quien lo veía furioso. – Incluso me ahorraste la búsqueda de tu maldita descendencia, ya que serás tu mismo quien termine con tu bisnieto.
Sukuna se incorporó dispuesto a golpear al peliblanco pero hubo algo que lo detuvo sorprendiendo a los presentes.
- Que patético eres, ¿acaso olvidaste que yo también porto el infinito?
La voz divertida de Hajime alerto a Kasumi, sabia que no podría contra él pero era mas que obvio la derrota inminente del Rey de maldiciones.
- "Por favor sálvalo". – una voz dentro de ella la descoloco.
Miwa apretó los puños al entender esas palabras y porque siempre sintió hacia el pelirrosado una conexión especial, acerco su mano cerca del corazón sintiendo algo cálido cada vez que veía a Yuuji no era algo romántico sino mas significativo e importante, es una conexión que sin importar décadas o milenios se podría borrar.
- Mierda. – dijo Sukuna limpiándose la sangra de su boca, mirando fijamente al hombre frente a él y sintiendo un odio profundo no por el mocoso sino por su propia debilidad. – "No puedo dejar que mate a Yuuji, eso seria demasiado peligroso no solo para mi sino también el mocoso"
Extrañamente la maldición comenzó a preocuparse por su contenedor, no le tomo demasiada importancia seguramente era porque deseaba recuperar su poder sin importar lo que conllevaba pero era realista y con solo haber ingerido cinco dedos no podría vencerlo quedando así como la primera vez que se encontró con Gojou Satoru, Hajime tenía demasiada ventaja respecto a poder.
- Al parecer tu descendencia dejo mucho que desear, Sukuna. – el nombrado veía como los ojos azules de este se tornaban amarillos y ráfagas mas fuertes de electricidad se desprendían de su cuerpo. – No sabes cuanto he deseado este momento, de vengar a Cian.
- ¿Vengarla? – una carcajada divertida soltó Ryomen. – Vengarla de algo que tú mismo en compañía de él trazaron para que no estuviera con tu hermano Yue.
Ante la mención de su gemelo y el extraño acuerdo que hizo con Kenjaku, Kashimo desprendió gran cantidad de energía maldita.
- No seas hipócrita Hajime-chan. – el ojirubis trato de incorporarse pero debía de reconocer que los golpes de ese individuo lograron dañarlo. – Tu mismo fuiste quien condujo a Cian a mis brazos, que la hiciera mía incontables veces y como consecuencia se encuentre este mocoso aquí, en esta Era. De que tu Clan fuera maldecido y de la muerte de Yue.
- Tu nunca comprenderías mis motivos para haber hecho eso. – Kashimo agito su bastón Nyoi. – Pero pronto todo esto y terminara para que Cian sea mía. Así que salúdame a tu hijo de mi parte.
Por primera vez en mucho tiempo Ryomen Sukuna sentía una furia latente, por lo patético que se encontraba y resignándose a su destino cerro los ojos esperando el ataque de Hajime, pero después de un tiempo de no sentirlo...abrió sus ojos sorprendiéndose de la imagen que se encontraba frente a él.
- Pero... ¿por qué? ¡¿PORQUE TE INTERPONES?!
Grito el peliblanco sin aun entender porque Miwa Kasumi se encontraba frente a él deteniendo el ataque para matar a Sukuna, a esa maldición que formo parte de su sufrimiento. Noto como el estilo simple era más resistente comparándolo con el infinito en el momento de proteger al usuario y aquellos alrededor de él.
Pero lo que sorprendió a Hajime fue la mirada sobre protectora de esa chica, sus ojos azules mostraban una determinación inquietante y excitante a la vez recordando nuevamente a Cian.
- No estoy aquí para proteger a Sukuna. – dijo Kasumi poniendo su katana como defensa contra el hombre. – Pero no dejare que toques a Yuuji-kun, no permitiré que alguien mas lastime a mi familia.
Esas palabras descolocaron tanto a Kashimo como Sukuna, pero este último sentía mucho dolor y cansancio entendió que su tiempo limite para tomar el cuerpo del mocoso estaba por terminar, pero no sin antes jurar que Kashimo Hajime se convertiría en su nueva presa en compañía de ese payaso de Gojou Satoru.
- ¡YUUJI! – grito Miwa al ver como caía el cuerpo del joven dejando de lado esos extraños tatuajes dejándole en claro ahora quien estaba tomando el control. – Yuuji...
- Él morirá. – furioso Hajime se acerco a la pareja. – Su destino siempre ha estado condenado a la desdicha y a la muerte, al igual que Wasuke y Jin. Ese chico morirá porque aquellos que comparten un lazo con Ryomen Sukuna estará destinado al dolor.
Miraba feliz los detalles de sus amigos por el día de ayer, viniendo a su mente los momentos vividos con sus compañeros junto con los estudiantes de Tokyo sorprendiéndose de lo agradable que era el ambiente no había dolor o muerte en sus alrededores. Solamente se trataba de una salida de unos jóvenes disfrutando como pocas veces el significado de la vida y viviendo una etapa que deberían estar gozando. Tomo con cuidado la fotografía fijándose en la sonrisa de Miwa notando como había un brillo diferente en ella a pesar de saber qué hace poco había terminado esa relación clandestina con Gojou Satoru.
- Si sigues observando a Miwa estoy segura que tu vista se desgastará. – el tono sarcástico de Mai a sus espaldas hizo que sonriera.
Ya no le pedía a la joven en irse incluso dejo esos pensamientos funestos sobre los verdaderos motivos que orillaron a la Zen´in en visitarlo.
- Al parecer ayer disfrutaste demasiado tu fiesta, obvio omitiendo la presencia de esos bichos raros de Tokyo. – Muta enarco una ceja mirando a Mai.
No sabia que ganaba en mostrarse indiferente con los demás, en el tiempo que han estado conviviendo descubrió que Zen´in Mai es la persona mas noble y susceptible que ha conocido, además de Miwa pero sobre todo no entendía esa fijación en alejar a su hermana de ella si sus ojos mostraban el cariño que profesaba por esta.
- Conmigo no tienes que fingir Mai, se que en el fondo te agradan todos ellos. – rio un poco el pelicastaño. – Es difícil bajar esas barreras que nos interpusieron en el Colegio hacia los estudiante de Tokyo, pero debemos de reconocer que mas de una vez hemos estado a salvo por ellos.
- Si tanto te agradan porque no te cambias. – la joven se cruzo de brazos mirando hacia otro lado mientras se sentaba al lado de Kokichi. – Si, reconozco que en momentos no son tan idiotas o raros incluso ese chico llamado Yuuji es interesante pero solo eso.
Al nombrar al recipiente de Sukuna el rostro de Muta cambio recordando que pronto el trato con esas maldiciones se realizaría y que debía de ser firme en proteger a sus amigos y compañeros, porque puede que todo este terminado para él pero no permitiría que nada les ocurriera a aquellos que consideraba importantes en su vida.
- Mai, ¿nunca te has arrepentido de algo? – esa pregunta descoloco a la joven. – De saber que aunque hiciste mal, fue necesario para proteger a...
- Eres el traidor, ¿no es así Mechamaru?
Esa afirmación dejo congelado a Muta Kokichi y al levantar su rostro en lugar de ver reproche o enojo Mai solo le estaba regalando una de las sonrisas mas tranquilizadoras que ha recibido en su vida.
- No tienes que responderme y no te preocupes no se lo diré a nadie. Tu secreto esta a salvo conmigo.
- Mai, yo...yo quiero... ¿Como sabes que existe un traidor?
- Porque hace tiempo Momo y yo escuchamos a Utahime hablar con el idiota de ojos vendados, descubriendo eso, pero no te preocupes solo yo se la verdad. – se encogió de hombros. - Notaste que la energía maldita de Miwa cambio. – esas palabras desconcertaron a Muta al ver como deseaba cambiar de tema. – Ya no es la misma niña asustadiza e inútil que pensaba que era, al parecer esos entrenamientos con el pervertido si ayudaron de algo. Espero que este preparada por lo que se aproxima.
Muta no entendía a lo que se refería Mai, debía de reconocer que Miwa había cambiado drásticamente en su estadía en Tokyo, pero ¿de que estaba hablando Mai? ¿Acaso algo malo le sucedería a la joven?
- Desde aquí puedo escuchar tus engranes Kokichi, relájate solo lo digo porque pronto tendremos demasiado trabajo. – como venia siendo costumbre la ojicafé recargo su cabeza en el hombro del chico. – Odio los 31 de diciembre. – hizo un puchero. – Por cierto, deberías ponerte las pilas con Miwa y no ser tan condescendiente con ella.
- No se de que hablas, Mai. – suspiro queriendo evadir lo que noto a través de Mechamaru. – Prefiero que ella conozca el amor en alguien más, con el tiempo me he dado cuenta que yo no soy la persona que ella desea protegerla y si me confieso de seguro se sentirá incomoda.
- Entonces... ¿dejaras que Gojou Satoru o Kamo te ganen? – bufo molesta. – Rayos Muta no pensé que fueras un cobarde.
El joven rodo los ojos ante el comentario tan cruel pero realista de su amiga, pero al parecer ese tipo de comentarios siempre saldrían a flote.
- Probablemente eso seré toda mi vida. – Mai tomo su mano llena de vendas sintiendo un escalofrió al sentir el contacto de alguien. – Siento que tuvieras problemas con ese hombre. – recordó al rubio que trato de pasarse de listo con las chicas.
- No te preocupes estoy acostumbrada a ese tipo de actitudes de Naoya, a fin de cuentas nos comprometieron desde que tengo dieciséis.
Las palabras de Mai impresionaron tanto al pelicastaño que se incorporo para sentarse mejor y ver en los ojos de su amiga que era mentira, pero al notar una línea delgada de seriedad y sus ojos carentes de emoción entendió perfectamente la actitud arisca de Mai.
- Pero eso es...
- ¿Incestuoso? – cerro los ojos para abrirlos de inmediato. – Por favor Mechamaru sabemos que los Zen´in se distinguen de ese tipo de relación y de los traidores que pueden ser. Sino hubiera sido Naoya seria otro, digo al menos...es joven y...
- No tienes que aceptar eso sino lo deseas. – tomo la mano de su amiga mostrándole su apoyo. – Mai mereces buscar tu felicidad con alguien más.
La posibilidad de ser feliz en la hechicería eran escasas eso era algo que sabia desde niña, siendo aclarado incontables veces por su progenitor. Incluso su hermana lo entendía aunque ella sabia que Maki estaba sintiendo algo mas que amistad por ese chico Okkotsu Yuta, sonrió al imaginarlos juntos como pareja.
Hace tiempo su corazón se lo entrego a Fushiguro Megumi, pero al parecer este ya se encontraba interesado en esa chica castaña y para sorpresa de todos incluso de ella había aceptado su derrota cuando ni siquiera lo intento, así que... ¿cómo podía recriminar a Mechamaru su actitud cobarde con Miwa si ella hizo lo mismo? Pero al menos ella ha conocido los placeres de la atracción y de estar con alguien, en cambio Kokichi nunca ha sentido el calor de tener a alguien con él. Entonces una idea cruzo en su cabeza total no tenían nada que perder ambos.
- Oye Kokichi. – el castaño volteo a ver a su amiga, pero abrió desmesuradamente sus ojos al sentir como Mai posaba sus labios sobre los de él.
Esa sensación era completamente extraña para él, nunca en su vida había recibido tanto contacto físico siendo Zen´in Mai la primera persona en serlo ni siquiera recordaba si sus padres lo cargaron aun pensando que estaba muerto. Cuando sintió que la joven se alejo de él, se encontraba aun perplejo porque ese era su...
- Sin lugar a duda fue tu primer beso, ¿no es así? – enarcando una ceja divertida Mai miro a su amigo. – Vamos quita esa cara debería ser yo la ofendida, en serio que los hombres son más tímidos que nosotras.
- Mai... ¿porque lo hiciste? – no entendía nada. - ¿Acaso fue por lastima?
Una carcajada amarga en ella fue una clara muestra que no era eso, pero inevitablemente no podía de alejar esa opción más contando su condición lastimosa. Incluso estaba seguro que alguien tan bueno como Miwa nunca lo besaría.
- No. – fue tajante. – Nunca te besaría por lastima Kokichi ni a ti ni a nadie y sobre porque te bese, no lo sé simplemente me nació. Aunque no sea Miwa estoy segura que beso mejor yo.
Inevitablemente una sonrisa se formo en el castaño que simplemente se fue acercando a Mai, porque estaba seguro que ninguno tenía sentimientos románticos por el otro pero de que ambos eran unos desafortunados en el destino lo eran y la clara muestra era ese beso que ahora mismo estaban compartiendo.
"Cada día que transcurría sentía mas distante a Yue, sus encuentros eran cada vez más escasos llegando a desconcertarla, ¿acaso había hecho algo mal? ¿Por qué el hombre que amaba se estaba alejando de ella?
- Por lo que veo el día de hoy te encuentras muy pensativa Cian. – cerro los ojos y rápido limpio las lagrimas de estos. – Cian, ¿te encuentras bien?
Sentándose al lado de ella frente a ese lago que ha sido testigo de tantos momentos importantes de la joven, miro hacia Hajime y le regalo una sonrisa triste. Pero noto como los ojos de este tenían unas extrañas marcas alrededor de sus ojos y al parecer Hajime noto su mirada.
- No te preocupes son síntomas que iremos desarrollando por nuestra enfermedad. – aquello descoloco a Cian, pero en Hajime vio una oportunidad. - ¿Acaso no te dijo Yue que nuestro tiempo limite es hasta los treinta?
Desconcertada Cian negó, apretó sus puños y unas nuevas lagrimas comenzaron a desbordar en sus ojos azules llegando a lastimar algo dentro del peliblanco.
- Cian. – Hajime tomo sus manos. – Por desgracia nosotros como portadores del infinito nacimos con una maldición por un antiguo ancestro de nosotros.
- ¿No existe alguna cura para que estén bien? – esa pregunta sorprendió al hombre. – Hajime debe de haber algo, ustedes no pueden morir tan jóvenes son herederos del Clan Gojou y como tal deben de tener larga vida.
Pero Hajime rápido entendió porque la preocupación de ella. – "No desea que nada malo le suceda a Yue". – apretó los puños por que después de mucho tiempo volvió a sentir el sentimiento de envidia hacia su hermano. ¿Qué tenia de especial Yue para haber logrado enamorarla? Miro fijamente los grandes ojos azules de Cian, asegurándose por completo de su decisión no importaba como o cuanto tiempo pasara no permitiría que ella fuera apartada de su lado y nunca permitiría que fuera de su hermano.
- Me temo que nada se puede hacer. – mostro su mejor sonrisa. – Ese siempre fue nuestros destino y nada podrá cambiarlo, creo que por eso mismo Yue esta tratando se seguir las normas de nuestro Clan al tratar de engendrar un heredero sin importar con quien.
Las duras palabras lograron afectar a la ojiazul, negándose internamente que fue dicho por el peliblanco.
- Últimamente mi hermano ha estado intimando con cuanta concubina que escoge o le escogen los lideres actuales del Clan, todas hechiceras o de familias igual de importantes que nosotros y ya sabes como es Yue de mujeriego. Nunca se puede negar en cuanto mujer se trata.
- Entonces de eso se trataba. – murmuró dolida al imaginar a Yue con otra mujer.
Sin darse cuenta la sonrisa de Hajime se amplio al ver como ese plan trazado por Kenjaku estaba saliendo a la perfección, pero tal vez no seria necesario involucrar a esa maldición conocida como Sukuna.
- Cian, ¿te encuentras bien? – quiso abrazar a la joven pero esta rápidamente se levanto de su lugar dejando un pinchazo en el corazón del hombre. – Cian, no me digas que... ¿te atrae de Yue?
Cian levanto la mirada regalándole una sonrisa triste a su amigo a fin de cuentas el no tenia la culpa de nada es más dudaba incluso que alguien tan bueno como Hajime sospechara de su romance con Yue entonces seria mejor hablar con él y aclarar las cosas. A fin de cuentas ese siempre seria su destino sufrir era parte como sacerdotisa del pueblo y de la región.
- No Hajime, no me atrae Yue. – una sonrisa de felicidad se mostro por parte de este pero así como apareció se desvaneció rápido ante las siguientes palabras. – Me temo que estoy enamorada de Yue, tanto es mi amor que posiblemente podrán pasar décadas y este siempre permanecerá ahí. – señalando su corazón.
- ¡¿Por qué?! – grito furioso levantándose también. - ¿Por qué le estas entregando tu corazón a alguien como él? Acaso no te das cuenta que existen hombres que darían su vida por ti, en hacerte feliz Cian. – la tomo de los hombros con un poco de fuerza. - ¿Acaso nadie es lo suficientemente bueno como Yue ante tus ojos?
La sacerdotisa miro impresionada la reacción de Hajime, el solía ser tranquilo no esa persona frente a ella que estaba a punto de saltar si fuera necesario.
- "Seguramente es por todo lo que están viviendo". – pensó inocentemente la ojiazul. – Hajime tranquilízate, no te hare bien a tu salud. – notando como sangraba la nariz de este. – Respecto a Yue y a mi simplemente es algo que nunca pasara, así que olvídalo.
- ¡CIAN-SAMA! – los gritos lejanos de unos niños provocaron que reaccionara el hombre que al notar su comportamientos con la joven se sintió avergonzado. – Cian-sama.
Agitadamente dos niños llegaron con ellos demasiado alarmados y sobre todo asustados.
- ¿Qué sucede? ¿Por qué están tan asustados? – cuestiono la mujer acercándose a los niños.
- Cian-sama, una maldición comenzó a destruir el pueblo y hay mucha gente herida, la necesitamos por favor venga con nosotros.
La joven abrió desmesuradamente sus ojos volteándose hacia Hajime quien simplemente asintió y sin perder mas tiempo vio como Cian corría junto a esos niños, imaginando que esa maldición se trataba de...
- Así que por fin estas poniendo el plan en marcha Kenjaku. – soltó sin mas Hajime. – Entonces eso quiere decir que debo de continuar haciendo eso. – dirigió su mirada cielo hacia el frasco que saco de su bolsillo. – Es una lastima que debas de partir mas rápido de lo previsto Yue-Nissan, pero si con eso tu y Cian no estén juntos hare lo posible."
- Deberías de tranquilizarte. – Miguel veía como Gojou guardaba todas sus pertenencias entre ellas los escritos. – No lo lograras nada con tu actitud y...
- ¡PIENSAS QUE NO LO SE! – por primera vez en su vida grito el chamán. – Viene aquí por respuestas y al parecer ya las obtuve, pero no las que esperaba.
Satoru sentía un torbellino de emociones acumuladas desde enojo, frustración, preocupación y odio descomunal respecto a algo que no era su culpa directamente pero que si le afectaba como una traición de mas de mil años ataba su vida.
- Miguel. – volteo hacia el moreno. – No dejes que Yuta se entere de todo esto y no permitas que regrese a Japón antes de lo previsto.
El hombre iba a discutir el celular de Gojou sonó y al ver el teléfono grabado en su pantalla se sorprendió.
- Bueno. – contesto conociendo perfectamente a la persona detrás de la línea.
- Joven Gojou, ¿Cómo se encuentra? – el saludo formal hizo que volteara los ojos hastiado por los formalismos. – Perdone se que encuentra estúpida mi pregunta.
- ¿Qué sucede Kaede? No quiero sonar grosero pero estas llamando en un muy mal momento, necesito...
- Su abuelo reservo el avión privado del Clan para usted. – eso lo sorprendió. – Es urgente su presencia en Japón al parecer Hajime-sama apareció antes.
En cambio en un lugar tres personas se encontraban debatiéndose acerca de sucesos del pasado que al parecer nunca desaparecerían.
- Hajime-san por favor recapacite. – pidió Kasumi aun sosteniendo el cuerpo inconsciente de Yuuji. – Aun puede remediar aquello que hace años hizo, de cambiar.
Kashimo veía preocupación en los ojos de esa chica, es como si estuviera frente a la mujer que una vez amo y no su encarnación.
- "Me temo que estoy enamorada de Yue, tanto es mi amor que posiblemente podrán pasar décadas y este siempre permanecerá ahí". – inevitablemente vino a su mente las palabras de Cian. – Una vida sin ti es seria como volver al infierno, querida mía.
Fue acercándose lentamente a los jóvenes mostrando nuevamente esos ojos color cielo, recordándole a Satoru.
- ¿Acaso todo esto que hice no ha sido suficiente para ti? – se puso a la altura de Miwa. - ¿Qué hace tan especial a ese hombre para que lo ames y a este joven para que lo protejas?
Kasumi sabia a quienes se refería, pero ni siquiera era algo que ella supiera sin darse cuenta había entregado su corazón a Gojou Satoru sin saber qué hace décadas estuvieron unidos por un amor que no pudo ser y lo que concierne a Itadori Yuuji posiblemente era ese lazo de sangre que la unía a Cian.
- Porque es el hombre que siempre escogeré, porque tanto es mi amor que posiblemente podrán pasar décadas y siempre permanecerá ahí. – aquellas palabras hirieron profundamente a Hajime. – Porque pase lo que pase este lazo siempre me unirá a ellos.
Esto ultimo lo dijo mirando el rostro de Yuuji, viniendo a ella las memorias de aquella sacerdotisa.
"Sentía sus pies demasiado cansados, pero debía de permanecer fuerte hoy seria la ultima luna llena antes de entregar toda su energía espiritual a Sukuna-sama sin embargo antes tenia que resguardar a su hijo de las garras de su propio padre.
- Rápido mujer, sino pronto tu y esa cosa terminaran muertos. – la voz dura de Uraume le advirtió que era mejor continuar. – Maldita sea, ¿acaso tu mocoso no pudo nacer antes?
- ¡Ahh! – la mujer comenzó a gritar al sentir como algo escurría entre sus piernas. – Uraume-san creo que...mi bebé esta por nacer.
- Mierda. – grito el joven recargando a la mujer en el grande árbol. – No tenemos mas tiempo, no me culpes si ese niño nace muerto o sucede algo durante el parto ¿me escuchaste?
Cian negó repetidas veces, ella no permitiría que nada le sucediera a su hijo. Él era un ser inocente de todas las decisiones de ella y por tener una maldición como padre.
- No. – fue firme. – Usted me prometió que mi hijo nacería y así debe de ser, sino...le juro que me matare y Sukuna-sama no obtendrá mi energía espiritual.
El hombre la miro con reproche pero sabia que esa mujer podría cumplirlo, así que la única alternativa era salvar a ese mocoso. Entonces sin perder más tiempo rompió la parte delantera del kimono de esa mujer y tomo agua rio.
- Muy bien mujer harás todo lo que te diga o sino morirá ese niño, ¿escuchaste? – Cian asintió sintiendo como el dolor le atravesaba. – Muy bien puja, con todas tus fuerzas.
Cian hizo todo lo que Uraume le pedía sentía que en cada respiración se le iban las fuerzas, como poco a poco la vida se le estaba yendo de las manos pero debía de cumplir al menos su promesa hacia su hijo. Cerro los ojos recordando todos los momentos de su vida del amor incondicional de sus padre pero era tanto que no la dejaban volar, del pueblo que tanto quiso y protegió aunque en estos momentos ella era una traidora incluso vino a su mente la primera vez que conoció a Yue junto a Hajime, cuando conoció el verdadero significado de amar a alguien aunque no fuera correspondida y de tener un amigo. El llanto de un bebé la alerto que por fin después de tanto tiempo Cian conoció el amor verdadero.
- Realmente se parece a Sukuna-sama. – el joven cargo al bebé impresionado por el parecido de este con su señor, pero en eso ambos sintieron una presencia demasiado conocida. - ¿Tu que haces aquí?
Volteo inmediatamente encontrándose con uno de los portadores del infinito.
- Si vienes a salvar su vida déjame decirte que es en vano pronto vendrá Sukuna-sama y obtendrá su energía.
En cambio Yue no le hizo caso y continúo caminando hasta quedar a unos pasos de ellos, entonces sus ojos observaron el pequeño bulto que cargaba el joven.
- Y-Yue. – la voz temblorosa de Cian capto su atención. – Por favor no le hagas nada, él es inocente de todo.
El peliblanco no respondió simplemente se acerco al otro joven y en un parpadeo le arrebato al niño, notando que no había nada de Cian en ese bebé es como si fuera un recordatorio de todo lo que tuvo que pasar la mujer que amaba por su cobardía, por estar maldito y por el destino que tenia otros planes para ellos.
- Nunca podría hacerle daño. – el pequeño abrió sus grandes ojos cafés. – Es precioso, Cian tiene tu mirada.
Quedando a la altura de ella Yue le mostro a Cian al pequeño, donde mas lagrimas se desbordaron en sus mejillas y con las pocas fuerzas que tenía lo sostuvo.
- Muchas gracias Uraume-san. – vio los ojos grises del chico sin emoción alguna. – No piense que esta traicionando a Sukuna-sama, yo di mi palabra y pienso cumplirla.
- Mas te vale mujer, porque sino es así y le provocas problemas a mi señor juro que te buscare en el mismo infierno.
- ¿Cómo te atreves a...?
Yue iba a reclamarle, pero sintió como Cian apretaba su mano y le regalaba una sonrisa tranquilizadora.
- No crees que mi hijo es lindo. – restregó su mejilla con la sonrojada del pequeño. – Sera una gran persona, no tendrá que cargar con los pecados de sus padres. – su voz se estaba quebrando. - Lo siento tanto mi pequeño, mamá no podrá estar contigo. Perdóname, por favor vive y conviértete en un hombre de bien.
El pequeño comenzó a llorar descontroladamente mientras con su pequeña mano sostenía un dedo de su madre.
- No tienes que ayudar a todo el mundo, pero hazlo cuando puedas. – recordó como en ocasiones sobre excedía de su poder para ser aceptada. - Quizás te sientas perdido, pero no esperes gratitud. Sólo ayúdalos. Cuando llegue tu momento de irte, asegúrate que estés rodeado por otros.
No deseaba que su hijo sufriera por ser quien era, que viviera sin arrepentimientos. Sus ojos azules se encontraron con Yue llorando descontroladamente sintiendo su corazón mas pequeño al verlo sufrir.
- Por favor Yue, sálvalo. Escóndelo para que nadie conozca de su existencia, por favor protege mi niño. – entregándole el bebé.
- Te lo prometo, protegeré a este niño como mi sangre.
- Muchas gracias, sabía que podía confiar en ti. – Cian cerro los ojos al sentir como el peliblanco besaba su frente. – Se que mi pequeño Wasuke estará bien.
Yue iba a decirle algo a su joven amante, pero la presencia de alguien extremadamente fuerte lo detuvo y noto como los ojos de Cian cambiaba dándole una rápida mirada a ese joven.
- Es momento de que te vayas. – dijo rápido. – Debes de irte antes de que llegue.
Sabia de quien estaba hablando, pero... ¿tan fuerte era esa maldición considerados por muchos el Rey de las maldiciones? ¿No tenia ni una oportunidad de derrotarlo? Sus pensamientos fueron interrumpidos al sentir los fríos labios de Cian contra los de él, podía percibir que era uno completamente distinto a los anteriores como si ella estuviera...
- Se feliz. – rompiendo el beso Cian noto como los ojos claros de Yue brillaron con mas intensidad como su cabello. – y recuerda que siempre te amare. – el hombre estaba absorto, ¿acaso Cian le dio...? – Ahora vete, vete con él.
La escucho gritar y sin dudar más asintió llevándose consigo al niño que no paraba de llorar, igual que él las lagrimas nublaban su vista, pero lo ultimo que pudo distinguir fue como Cian cerraba los ojos con una sonrisa y ese chico llamado Uraume se arrodillaba esperando la llegada de Ryomen Sukuna.
- Sukuna-sama. – se arrodillo el joven al ver a su amo transformado por completo en una maldición. – Traje a la mujer en el lugar acordado.
Pero las palabras de su súbdito no le importaron sus cuatro ojos estaban concentrados en observar a la mujer frente a él, lo mismo ocurrió para Cian que veía la transformación completa de Ryomen Sukuna. Ahora era mas corpulento y alto, noto como los extraños tatuajes se dispersaron en todo su cuerpo, ahora tenia cuatro brazos estando segura que con esa apariencia y poder podía destruirla en un parpadeo.
- Por fin cumplió su sueño en ser una maldición por completo, Sukuna-sama. – se encontraba demasiado agotada. – Verdaderamente se ve...diferente, sin ningún rastro de humanidad.
Una sonrisa burlona adorno a la maldición, que levanto sus brazos al ver como Uraume iba a reclamarle a Cian.
- En cambio tu estas a un paso de la muerte, mi querida Cian. – noto como la ultima luna llena coronaba el lugar reflejándose en ese lago. – Es curioso, ¿no crees? Aquí mismo fue donde nos encontramos y donde selle tu destino respecto al dolor que provocaría el infinito en tu vida, en como el amor y esos sentimientos te traerían hacia mí.
Sukuna se puso de cuclillas para detallarla por completo deteniéndose en su estómago ahora vacío.
- ¿Dónde esta el mocos, Cian? – dijo tocando el lugar. - ¿Acaso lo estas escondiendo de mí?
Deseaba ver un cambio de expresión en la mujer al cuestionarle eso, pero solo noto una infinita tristeza y dolor. Deduciendo que lo mas seguro seria la muerte inminente de ese niño.
- Seria absurdo ocultarle algo, ¿no cree? – debía de mantenerse fuerte. – Nuestro hijo murió, así que no debe preocuparse Sukuna-sama. Aunque es triste verlo. – Ryomen enarco una ceja sin entenderla. – Es triste verlo y aun convirtiéndose en una maldición por completo sea vea igual de vacío y lleno de rencor como antes.
Las fracciones de la maldición se llenaron de sorpresa pero solo duro poco antes de que una risa cruel surgiera de él, en un instante Cian sintió como era abrazada por detrás sintiendo miedo de la fuerza y la nueva forma que adquirió el pelirrosado.
- Por mas sorpréndete que parezca extrañare ese peculiar sentido de humor tuyo. – sus ojos miraban como la luz de luna se iba colocando en ellos. – Para que veas mi bondad no te comeré. – coloco un mechón detrás de la oreja. – Fuiste tan estúpida Cian, vez que sacrificarse por alguien es condenarse al dolor y sufrimiento.
La sacerdotisa cerro los ojos al sentir como Sukuna iba absorbiendo su energía.
- Entonces eso me demuestra mi teoría. – una sonrisa triste adornaba a la mujer. – Lo perdono, incluso a estas alturas lo perdono Sukuna-sama, porque se habrá convertido en la maldición más poderosa pero ser alguien que no experimente el dolor y amor será simplemente un recipiente lleno de amargura y ni siquiera la más mínima batalla ganada quitara la amargura que permanece en usted.
Sin desear escuchar más Sukuna sello el pacto besando a la mujer, sintiendo poco a poco la energía espiritual de ella, de cómo recorría en su cuerpo ese poder que Cian nunca pudo explotar. Esto era la única forma de no desaparecer por completo si en dado momento fuera vencido, porque se podrá desaparecer la energía maldita mas la espiritual nunca. Cuando percibió que el corazón de Cian dejo de latir y la energía espiritual de ella se detenía comprendió que por fin había muerto.
Se separo de ella notando como ese precioso color celeste de cabello fue sustituido por uno castaño oscuro, la piel era extremadamente pálida además de fría y al mirar su reflejo en ese lago noto como sus ojos cafés adquirieron un color azul. Porque Cian la sacerdotisa de la bondad y comprensión, aquella que podía controlar un dominico simple combinado con el elemento del agua y su mayor función era de proteger y sanar al prójimo había muerto.
- Tenias el poder de proteger y sanar a los tuyos, pero ellos no dudaron en señalarte. – noto la sonrisa en el rostro de ella. – Porque las emociones humanas siguen siendo igual de repugnantes.
- Sukuna-sama. – intervino Uraume acercándose a la extraña pareja. – Es momento de irnos, pronto vendrán a cazarnos la gente de ese pueblo y...
- Iremos Uraume. – dijo levantándose no sin antes dejar el cuerpo sin vida de Cian en ese árbol. – Tengo cuentas que saldar en ese pueblo y después nos iremos. – dándole un ultimo vistazo a la peliceleste. – Porque el Imperio que construiré apenas comenzara."
Hajime miro detenidamente a Kasumi sabia perfectamente que pronto ella y Gojou Satoru se enterarían de la verdad, pero eso era algo inevitable mas tomando en cuenta que ese hombre será sellado y así por fin obtendría a Miwa.
- Siento...no haberme despedido de ti, Hajime. – sus palabras fueron sinceras. – Lamento que tuvieras que vivir con ese dolor y envidia impregnado en tu ser. Si tan solo Yue y yo hubiéramos hablado contigo sobre nuestros sentimientos posiblemente...tu no serias una maldición.
Miwa toco la mejilla del hombre haciendo que este cerrara los ojos ante su tacto, pero lo que no sabia es que ella estaba traspasándole un poco de energía espiritual a Yuuji para sanar sus heridas y resguardarlo en un lugar seguro.
- Nada hubiera cambiado. – abrió sus ojos mostrando nuevamente ese color ámbar. – Porque yo deseo que permanezcas a mi lado y no el de Yue o ese hombre llamado Satoru. Si tan solo en esta vida me dieras una oportunidad no te arrepentirías.
La joven debía de ser mas inteligente, entonces vino a su mente la única alternativa de salvar a Satoru y Yuuji de ese hombre, además de conocer aquello que se encontraba inquietando a los altos mandos.
- Si tu deseo es que permanezca a tu lado...probablemente pueda cumplirlo. – estaba nerviosa. – Solamente te pediría que...
- Olvídalo parte de mi convenio con ese hombre era matar a Sukuna. – arrugo el entrecejo. – No niego que mi objetivo también fue matar a ese hijo de ustedes, pero desistí cuando lo encontré hace años.
Kasumi se sorprendió ante lo dicho, y ideando un plan para salir bien librados pero nada se le ocurría.
- Que este joven sea condenado a morir no tenia importancia en mis planes pero...si parte del alma de Sukuna esta dentro de él. Debo matarlo, solo así cortarías de tajo tus lazos con Sukuna.
- Me niego. – fue tajante la joven. – Me niego en aceptar que mates a Yuuji... ¡Él no tiene la culpa de nada así como Wasuke!
Una ola de energía maldita alejo al peliblanco de la pareja, arrugo el entrecejo al ver que no había cambiado en nada ese corazón bondadoso que poseía Cian.
- Kasumi. – fue la primera vez que hablo con ella usando su nombre de pila. – No puedes proteger siempre aquellos que terminaran traicionándote o peor aún podrían matarte. ¿Acaso no recuerdas como te ha hecho sufrir Gojou Satoru? No te das cuenta que si permaneces al lado de ese chico. – miro a Yuuji. – Sukuna aprovechara para matarte y absorber toda tu energía maldita.
A la mente de la joven vino el recuerdo de la misión donde comenzó a despertar su poder como Cian y Sukuna trato de matarla.
- Esos hombres solamente te condenaran a la desgracia. – trato de acercarse pero inesperadamente una barrera lo detuvo. – En cambio conmigo estarás segura, por favor.
Nuevamente trato de cruzar la barrera, pero sorprendentemente era más fuerte comprándola casi con...
- Maldito. – de pronto demasiada energía maldita comenzó a desbordar en el cuerpo de Hajime. - ¡Maldito seas en esta vida y en la otra Gojou Satoru!
Kasumi miraba sin comprender nada de lo que Hajime estaba hablando, pero al sentir su mirada fija en ella solamente sintió mucho miedo.
- Hajime...por favor para.
- No te preocupes Cian, no permitiré que afrontes el mismo dolor. No nuevamente. – entonces Hajime iba a descargar parte de su energía para llevársela consigo pero en eso algo lo golpeo haciéndolo voltear furioso.
- Yo que tu no me acercaba a ella. – unos ojos celestes se encontraron con los de Kashimo. – En serio es una lastima conocer en persona al ser que condeno a su propio Clan al egoísmo por una mujer.
Kashimo enarco una ceja y en un parpadeo se encontró cerca de un hombre mayor, su aspecto era muy parecido a él, sus ojos eran celestes no tanto como los de Yue o él fueron y al inspeccionarlo mas una sonrisa divertida se plasmo en él.
- Así que tu eres parte del Clan Gojou. – caminando alrededor del hombre. – Que divertido es ver en lo patético que se convirtió ese Clan maldito, es obvio tu parecido con nosotros.
El hombre alzo la mirada retándolo cosa que divirtió aun mas al anciano que al ver por fin aquel ser descrito en los libros mas antiguos de su Clan comprobó que el poder junto con la soberbia mezclada no se comparaba en nada ver frente a sus ojos a Gojou Hajime.
- Te recuerdo que hace mucho tiempo tu perteneciste a este Clan. – un ritual de color rojo sobresalió de las manos del anciano. – Aunque ahora reniegues de haber pertenecido al Clan Gojou nada cambiara que en tus venas corre la misma sangre.
El ataque iba directo a Hajime que rápido lo esquivo, desapareciendo de la vista de todos. Los ojos del hombre mayor se encontraron con los azules de Miwa y viéndola fijamente se dio cuenta porque su nieto se encontraba enamorado de ella, así como la figura inconsciente de Itadori Yuuji sintiendo lastima por un ser inocente, pero sus pensamientos fueron detenidos al sentir como era atacado por la espalda.
- ¡Nooo! – grito con todas sus fuerzas Kasumi al ver como ese hombre escupía sangre de la boca. - ¡Para Hajime! – el nombrado ignoro a la chica tanto que saco su mano del costado del viejo. - ¡Detente!
Al parecer los gritos de Miwa fueron demasiado fuertes porque Itadori comenzó a recobrar la consciencia poco a poco sorprendiéndose de ver a Kasumi sosteniéndolo mientras esta lloraba descomunalmente y al incorporarse un poco vio nuevamente a ese hombre del Templo junto con un anciano que se veía gravemente herido.
- Y-Yuuji...- susurro su nombre al verlo recuperado.
- Kasumi, ¿Qué esta pasando? – sus ojos no dejaban de observar a los sujetos.
Pero antes de que la joven respondiera, el hombre grito:
- ¡VAYANSE! – grito con todas sus fuerza. - ¡HUYAN DEBEN DE IRSE!
Ambos jóvenes se vieron sin poder creer las palabras del peliblanco, pero al notar su mirada furiosa entendieron que su presencia solo estorbaría. Entonces rápido Itadori levanto a la joven prometiéndose resguardarla y regresar pronto para ayudar a ese hechicero, en cambio Miwa Kasumi sentía nuevamente ese sentimiento de ser una inútil, de ver como hechiceros de mayor rango y edad podían hacerle frente a cualquier adversidad y sin embargo ella...
- Nuevo estilo de sombras celestial. – debajo de la joven se extendió un extraño sello en forma de luna llena y como dentro de este se desprendía agua.
Hajime recibió el ataque sintiendo como la energía espiritual rasgaba parte de su vestimenta y sentía unos raspones en su piel. Tanto Yuuji como Gojou Kyo veían impresionados a la joven, fácilmente se podía percibir como la energía espiritual combinada con la maldita protegía el cuerpo de Miwa
- Te dije muchas veces que pararas. – la joven miro con lastima a Kashimo. – Que buscaras cambiar por tu bien, pero...esta obsesión que siempre desarrollaste por Cian terminara destruyéndote aún más.
Kashimo levanto su mano para realizar aquel ritual que por años desarrollaría para su pelea con Sukuna, pero eso no importaba ya no tenía interés en pelear con el rey de las maldiciones cuando este adquiriera todo su poder. Ahora lo único importante era destruirlo, llevarse a Kasumi y después buscaría la forma de aniquilar a su reencarnación pero justo cuando iba a hacerlo alguien lo detuvo.
- Con que aquí estabas Hajime-chan. – el tono divertido de una maldición demasiado conocida lo detuvo. – Pero vaya que has hecho destrozos, ni siquiera respetas a los muertos.
Mahito que estaba sentado en una lapida miro divertido el escenario desde el anciano a punto de morir, la joven "manzana de la discordia" y los ojos furiosos del contendor de Sukuna. Todo esto era digno de una fotografía o de un video como solía decir ese joven llamado Jumpei.
- ¿Qué demonios haces aquí Mahito? – el joven fue detenido por la mano del peliceleste. – Acaso tengo que volver a repetirte que no te metas en mis asuntos, estúpido.
La maldición se rio de la situación y de como Hajime era completamente distinto a ese hombre Gojou Satoru, bueno excepto en lo que concierne a Miwa Kasumi.
- Bueno a medida que no llegas, Getou-san se preocupo por ti. – se encogió de hombros, pero al decir ese apellido tanto Miwa como Kyo se sorprendieron. – Así que me impuso como misión buscarte antes de que iniciaras una guerra.
Acercándose al peliblanco amplio su sonrisa y susurrándole en el oído dijo:
- No querrás adelantar todo por una cantaleta infantil, pronto tu dolor de cabeza será sellado. – mirándose ambas maldiciones entendieron que era mejor retirarse.
Ademas otras dos presencias se aproximaban y ese seria demasiado peligroso, no era el momento. No aún.
- Mocoso. – grito Kashimo a Yuuji. – No olvides esto no importa el día ni el momento tu vida ya ha sido sentenciada. – Itadori apretó los puños al escucharlo. – Cian...no Kasumi pronto me volverás a ver y será para que permanezcas a mi lado para siempre.
Entonces sin esperar ni un segundo mas ambas maldiciones desaparecieron, dejando los daños inminentes en el cementerio, dejando a un furioso Yuuji, a una asustada Miwa y... la tos fuerte de Gojou Kyo. Rápido los jóvenes se acercaron al hombre notando lo débil que estaba, la respiración agitada y notando como no dejaba de brotar la sangre se asustaron demasiado.
- Por favor resista un poco más. – pidió Miwa rompiendo parte de su falda para amarrarla en la herida. – Tiene que resistir. Yuuji por favor marca a una ambulancia.
El pelirrosado asintió sacando su teléfono, pero estaba tan nervioso que sus manos temblaban. El hombre pudo percibir el aura tan similar de ambos jóvenes, sonrió al darse cuenta que no se había equivocado respecto a su teoría sobre ese chico y la joven, notando lo linda que era no solo físicamente sino que el alma de Miwa Kasumi aquella estudiante peculiar, responsable y cuerda en su mundo logro algo que nadie pudo...le demostró al gran Gojou Satoru que incluso alguien como él podía enamorarse.
- Ya entiendo...porque le dolió tanto separarse de ti. – dijo débilmente provocando que ella detuviera sus acciones. – Verdaderamente eres la otra parte que complementa a ese idiota. – cerro los ojos. – Con que una persona bueno y de flequillo peculiar, Satoru-baka.
Kasumi abrió desmesuradamente sus ojos al escuchar el nombre de Satoru en los labios del hombre, pero justo cuando iba a cuestionarle se desmayo además de los ladridos de unos perros demonios demasiado conocidos para ellos.
- Miwa-senpai, Itadori. – se escucharon los gritos de Fushiguro cerca de ellos. –
Yuuji se incorporo mientras levantaba una de sus manos para que el azabache los viera, notando que Megumi no venia solo sino en compañía de Nanami-senpai. Que al ver la situación y el hombre que estaban atendiendo corrió junto con Fushiguro.
- Fushiguro, Nanami-senpai. – decía feliz de verlos Itadori. - ¿Cómo supieron que estábamos aquí?
Cuestiono a Fushiguro, porque Nanami Kento en cuanto llego a ellos se posiciono junto a Kasumi inspeccionando los signos vitales del herido.
- Gracias a Kami-sama aun esta vivo. – suspiro aliviado. – Fushiguro llévate a Miwa-san e Itadori-kun al Colegio, menciona que se encontraban ausentes porque te acompañaron al Hospital.
El nombrado asintió rápidamente, pero Itadori no estaba de acuerdo y justo cuando iba a debatirlos Kasumi intervino.
- Pero...Nanami-senpai, deseo quedarme con usted y auxiliarlo. – vio al hombre que sostenía el hechicero de grado uno. – Ese hombre nos ayudo y lo menos que puedo hacer es permanecer a su lado.
- Yo opino lo mismo que Kasumi. – apoyo Yuuji.
Pero al ver como Kento se quitaba las gafas para verlos detenidamente entendieron que este no era el momento para debatir.
- No discutan y hagan lo que estoy diciendo, es demasiado peligroso que permanezcan aquí precisamente ustedes dos. – decía percibiendo algo distinto en los jóvenes. - ¿Acaso olvidaron que aun es reciente el incidente del Templo Sensoji.
Ambos negaron erizándole la piel el recuerdo de cientos de cuerpos mutilados.
- Ademas pronto un familiar cercano a Kyo-sama vendrá. Aunque al parecer por primera vez en la vida Gojou puede justificar su impuntualidad.
Kasumi miro sorprendida a uno de los mentores de Tokyo, ¿Qué relación tenia ese hombre con Satoru?
- Gojou-sensei regresara. – dijo sorprendido Itadori. – Vaya si que fue rápido ese viaje de negocios, pero... ¿que tiene que ver este abuelo con él?
Pero justo cuando termino de decir esto recibió un golpe detrás de la nuca proporcionado por Megumi que al ver la falta de tacto de sus compañero era mejor aclarar las cosas antes de retirarse.
- El hombre que esta frente a ustedes es el abuelo de Gojou-sensei, Gojou Kyo.
- "Por lo que veo has aceptado mi propuesta. – dijo divertido la maldición mientras se daba la vuelta para ver a ese joven. – Realmente es demasiada tu obsesión por esa mujer que eres capaz de traicionar a tu propia sangre, Hajime-kun.
El nombre arrugo el entrecejo, aborreciendo a tener que acudir a estos recursos para alejar a Cian de su hermano.
- Si deseara ser sermoneado créeme que serias la ultima persona, por quien acudiría.
- Pero en cambio aquí te encuentras. – en un parpadeo Kenjaku estaba frente a él. – Sin embargo no me molesta en lo absoluto, por lo que veo ya pusiste en marcha el plan para deshacerte de tu hermano.
Hajime solo se encogió de hombros, cosa que amplio la sonrisa de Kenjaku.
- Simplemente estoy haciendo algo por mí. – recordó la sonrisa de Cian. – Y bien ¿Cuándo cumplirás tu parte en convertirme en lo que eres?
- Todo a su tiempo, no te precipites. – lentamente su fue alejando la maldición. – Por el momento simplemente notifícame como van las cosas con esa sacerdotisa y Sukuna, después de como evoluciona la enfermedad de Yue y tal vez adelantemos tu transformación. Pero... ¿estás seguro en renunciar a ser un Gojou?
Sabia que el tono "lastimero" de Kenjaku hacia su futuro era hipocresía, sin embargo esa pregunta rondaba en su mente desde antes de aceptar ese trato. Excepto por su hermano nunca se sintió feliz siendo o portando el apellido Gojou, odiaba las reglas e hipocresías de los antiguos maestros que los utilizaban como peones. Así que a estas alturas renunciar a su apellido no era algo que le doliera no como estar cortando lazos con Yue o de saber el destino de Cian, porque en el momento que los planes de Kenjaku saliera a la perfección y se convirtiera en maldición Gojou Hajime debía de morir y entonces en seria...
- Kashimo. – el azabache alzo las cejas sin comprender. – El día que tus planes se concreten a la perfección desapareceré hasta que ella vuelva a nacer, entonces ahí ya no seria Gojou Hajime sino Kashimo, ese será mi nuevo apellido. Kashimo Hajime."
La verdad no esperaba tardarme tanto en actualizar la historia, pero siendo honesta no encontraba tanta inspiración en estos meses. Ademas de encontrarme atorada con otros fics de la pareja como "Fruto prohibido" la cual es nuevo, tambien detendre "Stories GoMi" por concentrarme en los fics que estan por terminar como "Infinita locura" y "Mis dos pequeños problemas". También deseo escribir un fic sobre Megumi y Tsumiki involucrando a Toji, pero prefiero cerrar los fics que tengo inconclusos XD.
En este capitulo ya vimos parte del pasado de Hajime, Yue y Cian; también respecto a la relación de Mai y Mechamaru no es romantica (raro porque ya hasta se besaron XD) pero creo que escribia sobre ellos mas que nada porque siento que ambos necesitaban a alguien con quien apoyarse mutuamente mientras ella estaba encadenada por su Clan, él por su condición. En el proximo capitulo se vienen varias sorpresas y espero no tardarme en actualizar.
Mil gracias por todo su apoyo en cada momento que se toman para leer y dejarme un review, así como darle la bienvenida a aquellos lectores nuevos del fic gracias por su apoyo y amor por este shipp tan peculiar pero hermoso en Jujutsu Kaisen.
Por cierto se viene una sorpresa porque el 25 de este mes se cumple un año de que inicie a escribir sobre GojouxMiwa y fue precisamente esta maravillosa historia.
Sin mas me despido,perdonen uno que otro error ortográfico.
Besos y abrazos.
TheOtherDestiny ;).
