Hooola. Aquí estoy con un capítulo más de esta historia. Díganme si les está gustando. Estoy tratando de actualizar mis historias más seguido. Espero sus comentarios para ambas. Gracias una vez más a todos los que se toman el tiempo de leer. Los quiero y ... aquí vamos!
Capítulo III
El botellón de agua se le resbaló y casi tira la maleta con su ropa de cambio. Corría despavorida por los amplios pasillos del campo deportivo. Tenía poco tiempo para cambiarse esa tonta ropa elegante y ponerse su ropa de entrenamiento. Era complicado acoplarse a esta nueva vida. Se sentía emocionada y ansiosa por estar de nuevo dentro de una alberca. Llegó a los baños y rápidamente se metió al cambiador de ropa. Se quitó los tacones y guardó la ropa elegante. Cuando salió, había otra chica mirándose en el espejo colocándose sus googles.
-Como siempre las súper estrellas creen que pueden saltarse el horario y llegar cuando quieren- Habló la chica sin voltear a verla.
-¿Disculpa?- contestó JanDi, aún dudando que se refiriera a ella.
Terminó de ponerse los googles y tomó su bolso, giró hacia JanDi y la miró haciendo una mueca.
-Siempre sintiéndote más que los demás-
-¡Oye!- dijo JanDi
-La gente envidiosa y fracasada siempre quiere desquitar su amargura con los que no puede alcanzar- dijo otra chica saliendo de uno de los sanitarios. Lo que hizo que la que estaba antes saliera de inmediato no sin antes mirar a la otra chica con odio.
-No sé cómo soportas a Ji-Ae- JanDi asintió sin saber muy bien cómo responder.
-Si, bueno. Prefiero no hacer caso a los malos comentarios-
-Si, pero lo de Ji-Ae es cansado. Siempre anda mordiendo el polvo y descarga sus frustraciones contigo, es una insufrible- dijo volteando los ojos, después cambió su expresión por una sonrisa
-¿Estás lista?- JanDi asintió vigorosamente.
-Entonces… vamos a romper algunos récords – . dijo la chica entusiasmada. Eso animó a JanDi, aunque aún no sabía cuál era su nombre, pero suponía que debía ser alguien cercano a ella, tal vez una amiga. Sentir el agua fue lo más gratificante que pudo experimentar, nadaba deseando que el momento no terminara. Era increíble que estuviera en una alberca nuevamente, su cuerpo se acoplaba fácilmente, tenía la agilidad necesaria, producto de los entrenamientos que nunca se detuvieron. Solo por estos momentos, sentía que no quería irse nunca de esa realidad. Su entrenadora le monitoreaba el tiempo.
-¡Perfecto! Aunque aún te faltan 3 segundos para romper tu propio récord y 5 para el récord mundial- le dijo.
-Practicare un poco más- dijo JanDi.
-Lo siento JanDi, pero es todo por hoy. Tenemos que ir a la reunión con los inversionistas. Recuerda que debemos comprar más equipo para la escuela de natación que está próxima a inaugurarse- JanDi recordó que en la otra vida, JunPyo había invertido en el Centro Deportivo, así que pensaba que la reunión estaba de más, podría hablarlo con él en casa.
-Me quedaré un poco más-
-JanDi, es importante que tú estés. Uno de los Inversionistas llegó hoy de Europa, y estará solo unos días. Está haciendo un espacio para esta reunión-
Entonces, aquí JunPyo no era el único inversionista, habían otros. Vaya! Suspiró derrotada sabiendo que tenía que ir a esa reunión.
-Solo dame 10 minutos. Estaré ahí, lo prometo-
-Está bien. Cuento contigo, no me vayas a fallar. Si tú no estás, será difícil convencerlos para que nos apoyen con los equipos-
-Ya te dije que estaré ahí- dijo mientras volvía a tirarse al agua para dar una vuelta. La entrenadora respiró hondo y salió de ahí. Se quedó flotando un momento en el agua, con los ojos cerrados boca arriba. Pensaba en su vida pasada y en la nueva. Todo era tan diferente. Parecía que todo lo que había hecho mal, en esta realidad, simplemente le había salido perfecto. Recordó la llamada telefónica que atendió esa mañana. No pudo controlar sus nervios y su miedo. Escuchar la voz de quien fuera su esposo, le provocó un colapso. Era como si hubiera sido atrapada en una travesura y era hora de cumplir su castigo. Cuando JunPyo preguntó quién había llamado, ella no pudo ni siquiera pronunciar su nombre.
-Número equivocado- había dicho. Aunque a los pocos segundos, el teléfono volvió a sonar pero fue JunPyo quien respondió esta vez. No quiso escuchar la conversación, así que tomó su maleta y salió del cuarto para esperar a JunPyo en la sala. Cuando este bajó, se subieron al auto y se dirigieron al Centro Deportivo. JunPyo le decía que ese día tenía mucho trabajo, pero que en la noche saldrían a un evento al que habían sido invitados. ¿Sería alguna fiesta? Eso la entusiasmaba. Tenía mucho tiempo de no asistir a una. De pronto, tuvo la sensación de que estaba siendo observada, lo que hizo que abriera los ojos y se incorporara, pero no había nadie. - !Rayos! - exclamó recordando la reunión. Salió de la piscina rápidamente y se fue a cambiar. Cuando estuvo lista fue a la sala de reuniones. Pero cuando abrió la puerta, estaba vacío, solo su entrenadora permanecía sentada en una de las sillas con un papel en la mano.
-¡Perdón! ¿No ha llegado nadie aún?- preguntó. Su entrenadora levantó la vista y rio de forma irónica. Negó con la cabeza y se levantó para ir hacia ella, no se veía contenta.
-Sé que tú no tienes nada que perder y que esto no te interesa. Solo quieres ganar el campeonato. Pero… solo Necesitábamos unos minutos de tu tiempo, eso era todo, y no volveríamos a molestarte. A veces siento que eres tan arrogante como tu esposo- JanDi arrugó el entrecejo. ¿Qué significaba eso?
-¿De que hablas?-
-Hablo de que la reunión fue un fracaso. Los inversionistas querían estar seguros de que tú estarías a cargo, y de que supervisarías la escuela de natación para asegurar la inversión. ¡Pero tú nunca llegaste! Ya no sabíamos qué decir para retenerlos más tiempo, así que se fueron- JanDi se sintió mal, su momento de reflexión fue un acto egoísta de su parte. Tenía que hacer algo para remediar la situación.
-Lo siento, no… me di cuenta del tiempo. Pero debe haber algo que se pueda hacer-
-No sé JanDi, el socio mayoritario fue el que vino de Europa, pero ya no tiene tiempo de atendernos. Si lo convenciéramos a Él, podríamos tener un respaldo-
-¿Dónde está? ¿Cómo lo encuentro? Iré a hablar con él-
-Tiene una residencia en Gangnam-Gu, pero según sé, le gusta más estar en el departamento de su Novia cuando viene de viaje. Casi nunca está en Seúl. Déjame hablarle a su asistente, ella podría darnos una cita- La entrenadora marcó un número.
-¿Si? ¿Señorita Da-Ran? , si Mire, quisiéramos una audiencia con el Señor Monteverdi, por favor-
-Dile que hoy mismo- le decía JanDi en voz baja. Su entrenadora le hizo una señal con el dedo para que dejara de hablar.
-Si, por favor, si se puede hoy mismo. Con la Campeona nacional de natación Geum JanDi. Es urgente- JanDi se comía las uñas mientras miraba los gestos de su entrenadora, no sabía si resultaría-
-¡Oh! Está bien. ¡Gracias!- Cortó la llamada y miró a JanDi seriamente. Ella la miraba ansiosa con los ojos muy abiertos, pero al ver su rostro sintió un hueco en el estómago. Pero fue sorprendida cuando ella cambió su rostro serio por uno radiante y la sacudió con ímpetu.
-¡Nos dio la audiencia!-
-¿De verdad?- preguntó JanDi sin poder creerlo.
-¡Si! Hoy mismo. Pero tendrás que vestir muy elegante. Te citó en el restaurante Charcoal Grill en punto de las 9:00 pm. Por favor JanDi es muy importante. No debes faltar-
-¡No lo haré! ¡Lo prometo!- dijo sonriente. Se sentía feliz de tener una oportunidad de arreglar el desastre que había causado. Hablaría con JunPyo para no tener contratiempos. Ahora tenía una responsabilidad y cumpliría.
-Al medio día, JunPyo fue por ella al Centro Deportivo. Le dijo que tenían poco tiempo para arreglarse, el evento al que habían sido invitados, iniciaría pronto, así que tenían que apresurarse y él odiaba ser impuntual. Hizo lo posible por escoger ropa más sofisticada de la que acostumbraba, no quería decepcionar a JunPyo ni dejarlo en ridículo. Seguro en el evento habrían personas muy importantes, y ella debía estar a la altura. Se decidió por un vestido largo color plata, entallado al cuerpo sutilmente, sujetado de un solo hombro, con escote largo en la pierna derecha. Aunque quería cambiar su forma de vestir, aún buscaba ropa sobria, como acostumbraba en su antigua vida. Llevaba el cabello recogido en un moño con algunos detalles en plata, tacones del mismo color, y una cartera a juego. Nunca antes se había vestido así, pero sentía que ese día era necesario, puesto que después iría a su cita con el Inversionista Monteverdi y debí causar una buena impresión.
-Estás bellísima- le dijo JunPyo apenas la vió. Y le dio un beso largo.
-¡Gracias!-, contestó ella.
-Espero que tu reunión no demore mucho, porque quisiera quitarte ese vestido de una vez por todas- le dijo seductoramente. A lo que ella se sonrojó de sobremanera. Se sentía halagada y hermosa. Llegaron a un salón de eventos sociales muy elegante, había degustación de vinos y bocadillos. JanDi observó que el lugar estaba colmado de gente de Élite de Corea, sentía alivio de estar vestida a la altura, pues JunPyo la llevaba del brazo con orgullo, mientras la presentaba a cada persona que se acercaba a ellos. Al fin llegaron a una mesa reservada. Se sentaron pero se dio cuenta que habían otras sillas vacías junto a ellos. Estaba a punto de preguntar a quien esperaban, cuando frente a ellos estaban WooBin y una acompañante.
-¡Hola chicos! Llegaron temprano, los demás vendrán después, creo que algo los retrasó- dijo sonriente.
-¡Como siempre de impuntuales! – dijo JunPYo negando con la cabeza.
-Fiuuu, JanDi déjame admirarte- dijo, mientras le tomaba la mano y la hacía ponerse de pie para darle una vuelta. Ella sonreía ante las adulaciones del Don Juan de los F4.
-Estás hermosa-
-¡Gracias!- dijo sonrojándose y volviendo a sentarse.
-¡Oye! ¡Es mi esposa! Así que guarda tus piropos para la dama que te acompaña, que por cierto no la has presentado- WooBin sonreía de oreja a oreja, le gustaba hacer enojar a su líder.
-Ya JunPyo, solo estaba haciendo sentir bien a mi amiga. Bueno, ella es HaNeul-
-Mucho gusto- dijo ella.
-El Gusto es nuestro, soy Gu JunPyo y mi esposa Gu JanDi-
-Encantada- dijeron al unísono. WooBin y su acompañante se sentaron y comenzaron a platicar mientras llegaban los demás. Pronto se les unieron YI Jeong, otra chica, y para sorpresa de JanDi, su amiga GaEul, lo que la puso muy contenta por poder hablar con ella nuevamente. Pronto las luces se apagaron para dar inicio al evento. Una persona comenzó a hablar en el escenario y explicó el motivo de la reunión. El cual consistía en recaudar fondos para la fundación de niños autistas y con problemas mentales. Así como la implementación de una escuela de Artes para personas con talento de cualquier posición social, para de esta manera impulsar su carrera y elevar la calidad Artística del País. A JanDi se le hizo algo muy noble, quien estuviera a cargo, debía ser alguien con mucho poder adquisitivo, además de poseer un gran corazón para ayudar a los necesitados. Cuando lo presentaran, iría a felicitarlo. Por lo pronto, estaba fascinada con los diferentes Artistas que presentaban sus habilidades escénicas, desde mimos, comediantes, cantantes, malabaristas, y recitales de danza. Era un evento glamoroso y lleno de talento. Por último, el Maestro de Ceremonias indicó la última presentación de la noche, a cargo de la persona que había organizado el evento. Esto entusiasmó a JanDi, al fin conocería a quien tenía un gran espíritu altruista.
-Es para nosotros un honor- decía el Presentador - contar con el Mejor Violinista de Corea del Sur, que además se preocupa por los que menos tienen. Ante ustedes les presento a quien hizo posible este evento, el inigualable Yoon JiHoo- Todo el recinto se llenó de aplausos, pero solo una persona no aplaudía. JanDi estaba petrificada. Los sonidos de los aplausos a su alrededor se apagaron, mientras que sus ojos estaban fijos en el escenario. Vestido con un elegante Frac negro, acompañado de su violín, Yoon JiHoo hacía su aparición en medio de ovaciones, se inclinaba con respeto hacia el público que lo recibía con entusiasmo. Mientras que JanDi, miraba anonadada a su esposo en la otra vida. Su cabello pelirrojo ligeramente largo, estaba pulcramente peinado hacia un costado dejando ver completamente su rostro que irradiaba felicidad y lo hacía ver tan hermoso bajo los reflectores que lo iluminaban. Se colocó el violín bajo la barbilla y comenzó a tocar las notas más dulces que JanDi hubiera escuchado antes. Cada una hacía latir su corazón al mismo ritmo. ¡Dios! Había olvidado lo mucho que le gustaba escucharlo, así también hizo memoria, de la primera vez que esas notas hicieron saltar sus emociones en aquel camino de árboles. Las notas iban subiendo de ritmo elevando un suspiro de todos los allí presentes, llevándolos a diferentes escenarios en su imaginación, mientras que ella, era transportada a un recuerdo.
-¡Hola! Perdón por interrumpir, no quería que dejaras de tocar-
-No te preocupes JanDi, siempre puedo volver a empezar. Tú eres más importante- Ella sonrió ampliamente.
-Quería agradecerte por los Zapatos, fueron de mucha ayuda-
-¡No tienes que agradecer nada, solo te salvé de que te llamaran loca!- ambos rieron al unísono.
-Me gusta cuando tocas el violín, tienes talento-
-Si, bueno. De niño siempre tuve problemas para socializar, así que me dijeron que eligiera algún instrumento musical como terapia, y yo elegí el violín. Estoy perfeccionando mis estudios porque quiero llegar a ser un gran concertista que sea reconocido por todo el mundo. Ya estoy cansado de que solo me conozcan por ser el nieto del presidente. Quiero que se me reconozca por lo que soy, y por lo que he logrado ser- JanDi se acercó a él y le apretó cariñosamente el hombro.
-Sé que lo lograrás JiHoo Sunbae. Y yo estaré ahí para verte y aplaudirte-
-¿Lo prometes?- Ella levantó su meñique y tomó el de él para entrelazarlos.
-¡Lo prometo!-
Apenas una semana después de ese día, sucedió el accidente, y JiHoo nunca más pudo volver a tocar el violín. Lo veía moviéndose a la par de la música de su amado violín, no podía quitar sus ojos de él, así que se olvidó de parpadear, su corazón latía cada vez más fuerte. El Parecía estar en un mundo ajeno a todos los que estaban a su alrededor, concentrado en la melodía que salía del bello instrumento. Sin que ella pudiera evitarlo, sus ojos se llenaron de lágrimas, en esta realidad, su esposo también había logrado su más grande sueño y ella estaba feliz de ser testigo de ello. De cierta forma, había cumplido su promesa. La melodía terminó y JiHoo abrió los ojos. Su sonrisa iluminaba todo el recinto, se inclinó para agradecer y JanDi no pudo evitar ponerse de pie y aplaudir impetuosamente.
-¡Bravo! ¡Bravo! – gritaba una y otra vez mientras seguía aplaudiendo con fuerza. Todos en la mesa la veían extrañados y JunPyo la tomó del hombro para que se sentara.
- ¡JanDi! ¡Calma tus emociones! Nos dejarás en vergüenza- le decía en el oído.
-¡Pero, es que fue hermoso!-
- ¡Ay por favor!, siempre te pareció aburrida la música clásica, y pues no es la primera vez que escuchamos a JiHoo- Ella arrugó el entrecejo. ¿Qué clase de mujer era en esta realidad? Ella amaba la música clásica, y muchas veces fue al estudio de JiHoo para aprender a tocar el piano. ¿Cómo era eso de que le parecía aburrido? Volvió su vista al escenario y pudo ver como él se perdía de vista.
-Vamos a saludarlo- , dijo GaEul. Todos se pusieron de pie para ir rumbo a los camerinos. JanDi no se movió de su sitio.
- Que pasa?- le preguntó JunPyo al ver que no avanzaba junto con él.
- Creo que es mejor que me adelante a mí reunión. Por favor! dale mis saludos -dijo. Aún era temprano pero no quería saludarlo, ¡claro que no! ¿Qué le iba a decir? No estaba lista todavía.
- Aún hay tiempo- le dijo JunPyo revisando su reloj de pulsera.
-Es una cita muy importante, por favor, prefiero estar ahí antes, no quisiera estropearlo- le suplicó.
- De acuerdo, te llevo entonces-
-¡No, no te preocupes! Tomaré un taxi. Tú ve a saludar a JiHoo y … nos vemos en casa-
- Está bien, como quieras- le dió un beso corto en los labios y siguió a los demás tras bambalinas. JanDi sacó el aire que había estado conteniendo, y corrió a la salida para buscar un taxi.
Eran las 8:00 pm aún faltaba una hora para la cita, pero no importaba. Podía esperar. Era mejor eso, que llegar tarde. Además de evitar encontrarse con él. Llegó al restaurante a las 8:25 pm aún era muy temprano. Decidió ordenar algo para entretenerse. Ya casi siendo la hora pactada, Una persona comenzó a tocar una melodía en el piano. Ella se dejó llevar y cerró los ojos para disfrutar de la música. Su cuerpo se movía involuntariamente, pero sentía una paz interna que le calmaba el alma. Sin que se diera cuenta, alguien se sentó en su mesa frente a ella. Cuando la música terminó, abrió los ojos y casi se cae del asiento al ver a la persona que estaba frente a ella.
- "Salut d' amour" es una bella melodía- dijo él mirándola sonriente.
-¿Qué, que haces aquí?- le preguntó JanDi, con ojos asustados y el corazón acelerado –
El sonrió en respuesta y arrugó ligeramente las cejas un poco divertido.
-¿Buenas noches? ¿Así saludas a un viejo amigo?- Ella tragó fuerte y aflojó su agarre de la silla sonriendo a medias.
- Es raro que preguntes eso, cuando tú misma pediste una audiencia conmigo- continuó hablando él.
-Pe.. pero, yo la pedí con el Señor…-
-Monteverdi- Terminó la frase él - Es mi nombre artístico- JanDi estaba sin habla. Ahí estaba, el hombre con el que compartió su vida los últimos 6 años, incluso apenas hace unos días, aún eran esposos. Sin embargo, ahora parecían ser ajenos. Necesitaba tomar aire y calmar sus emociones.
- ¡Disculpa!, voy al tocador- Se mojó la cara una y otra vez. ¿Qué iba a hacer? No quería verlo tan pronto, pero debía arreglar el asunto de la escuela de natación.
-¡Dios, ¿qué hice para merecer algo así? ¿Por qué tenía que ser precisamente él?- Se dió unas cuantas cachetadas, se volvió a maquillar y con fuerzas renovadas se miró al espejo.
- Si, es tu esposo, pero recuerda que aquí, él no lo es, así que trátalo como la JanDi de esta realidad lo haría – se dijo a sí misma para cobrar valor y actuar de la manera más natural posible. Salió del baño y se quedó un momento contemplando como bebía de su copa. Quien había sido su esposo, Yoon JiHoo, la esperaba en la mesa, vestido de forma elegante y bebiendo vino. Algo que alguna vez soñó cada vez que celebraban un aniversario. Respiró hondo, y fue caminando lentamente a su encuentro. Solo tenía que hablar de negocios, nada iba a salir mal, ¿verdad?
