Primeros días
Eran las 3:33 de la madrugada, Len apenas y había podido dormir, más por la piadosa petición de su amiga Miku que cualquier otra cosa. Ahora los dos se sentaban en la sala de espera, Miku tratando de mantenerse despierta y cuidar a Rin, mientras que Len se mantenía despierto, con ambos ojos abiertos. De pronto, el doctor salió, con su traje manchado de sangre y tal vez alguna otra cosa. El nacimiento pudo ser de forma natural, y en cuanto se le avisó a Len, este fue corriendo con ánimos y deseos de poder ver a su pequeñin.
-!Rin... Rin! -entró con emoción para ver a su querida hermana sonriendo, pese a todo lo que había ocurrido, pese a todas las horas de parto y todo el monumental esfuerzo que había pasado, estaba soniendo pues en sus manos sostenía al pequeñin que le había dado sentido a todas esas horas.
-Hola, Len... saludo a tu hijo -el pequeño bebé era una bolita de ternura, ya habiendo sodo lavado y con sus pequeños cabellos amarillos tan delgados que apenas podían verse-. Se llama Haru... -anunció Rin mientras que le entregaba a su hijo en brazos para que lo sostuviera.
-Haru... bueno, tuviste suerte de que fuera un niño, si hubiera sido una niña, sería Miyori -respondió Len mientras veía al pequeño en sus brazos-. Haru Kagamine... me gusta como suena, y se nota que serás un niño fuerte y capaz de hacer de todo...
Len se aproximó a su hermana, sentándose al lado de ella. Ya no tenía que mantener ningún secreto, ya np tenían que mantener ningna apariencia, ahora estaban ya en la plena disponibilidad de darle todo el amor necesario a ese pequeño. El bebé se movió tiernamente en los brazos de su padre mientras que trataba de buscar el calor de su madre... y el alimento.
-Rin, creo que es hora de que le des algo de comer... -dijo Len mientras que se comenzaba a poner algo nervioso, como pocas otras veces, acerca del bienestar de su hijo.
-Está ien, jeje, pero no mires mucho -dijo Rin mientras sostenía al pequeño y este, por un instinto completamente inmediato, abría la boca, el pecho de Rin empezó a estimularse y esa corta pero significativa acción empezó a llevarse a cabo.
-Es increible... -dijo Len todavía sintiendose algo consternado.
-Len, no seas morboso -le regañó Rin.
-No es eso, de verdad... me parece increible que puedas darle de comer de esta forma a nuestro hijo... -dijo Len sintiendo que su corazón se llenaba de alegría.
-Eso es lo que una madre hace, Len... y tranquilo, eres parte de esta familia como siempre -le dijo mientras le daba un beso corto en sus labios.
Luego de esto, volvieron a la casa. Durante los siguientes meses, la carga del bebé se volvía a veces insoportable, otras veces era tranquilo pero solo cuando el pequeñin se ponía a dormir. Sin duda alguna, el bebé se había vuelto una fascinación para Rin; ella lo cuidaba, lo alimentaba, lo bañaba, lo trataba con el más intenso y profundo de los cuidados, y al final, cuando terminaba el día, llegaba a los brazos de su hermano. No pensó que el matrimonio se sentiría tan íntimo, estaba al lado de los dos seres humanos que más le complementaban en el mundo. Su hermano Len quien se había vuelto su alma gemela, y el fruto de su amor profundo que demostraba la trascendencia de todo aquello que la sociedad les habría negado: su querido hijo Haru.
Eran pocas las veces en las que había conflicto en esta nueva familia, y la mayoría de estas eran cuando un externo trataba de entrometerse demasiado en su mecánca familiar. En algunas ocaciones, por ejemplo, Miku trataba de sacar a Rin del papel maternal en el que se había metido de forma tan cómoda, como si siempre hubiera sido hecha para eso.
-Rin, escucha, sé que adoras a tu hijo, pero piensa bien... una colaboración en gira, trece lugares para visitar... nos repartimos las ganancias en 20% a 80% -decía la Hatsune.
-En serio... ¿Nos ofreces solo 20% a cambio de la infancia de nuestro hijo? -preguntó Rin, molesta por la proposición.
-Oh no, me refiero a 20% en total para los otros... o sea, Kaito, Meiko, Luka y ustedes dos, claramente, si yo tengo mayor porcentaje del poster, merezco más -dijo Miku para el desagrado de todos los demás.
-Entonces, si somos dos... ¿sería un 8% de ganancias? -dijo Len, mientras jugaba con el cabello del pequeño Haru, el cual se acariciaba contra el pecho de su madre.
-Técnicamente solo 5%... ustedes dos cuentan como uno -dijo Miku.
Len y Rin no agregaron demasiado a la conversación, solo procedieron con la tradición de expulsar a Miku con un ademán de sus manos y decirle que no volviera hasta que fueran mejor apreciados como artistas. Basta decir que, tras este encuentro, los encuentros con Miku se fueron volviendo más y más escasos. Simplemente Miku se veía a si misma como la gran cosa comparada a con ellos, y no era algo que estuvieran dispuestos a soportar.
Los demás conflictos llegaron conforme Haru fue creciendo. Sus primeras palabras fueron "mamá" y todos los días era él quien despertaba a Rin y quien la hacía dormir con él en sus brazos. Len no era del todo celoso, y sería ridiculo decir que era celoso de algo como una relación maternal, pero de cierta manera ya ni era por completo su Rin, el hecho es que tenía que compartirla, y en una familia en donde ellos dos estaban siempre unidos, sin nadie más, de pronto tener a un tercero le hacía cambiar la perspectiva de las cosas.
No era que tuviera envidia de Haru, él era un niño muy tierno que jugaba con todo lo que tenía a su alcance, y cuyos ojos azul oscuro y su cabello rubio lo hacían ver como un ángel. Era simplemente que la dinámica de gemelos no volvería a ser la misma.
-Bueno, tal vez habría ocurrido lo mismo si hubiera sido una niña -se decía Len para si mismo.
Por lo demás, Rin ni había sido tan feliz en su vida. Se la pasaba jugando con Haru, a veces simplemente le contentaba con poder ejercitarlo, darle baños y poder llevarlo de paseo en sus brazos. El pequeño era tan cariñoso con su madre que dficilmente le gustaba cuando se separaban
Fin del capítulo 5
Ciertamente, siempre quise escribir de Len y Rin como padres.
