Capítulo XXV

14 días

Una semana después de Navidad.

Los jadeos entrecortados se hacían escuchar entre las frías paredes, su aliento escapaba en un vaho de su boca, junto con él parte de la cordura de la platinada también. Habían pasado días, lo sabía, sentía sus manos entumecidas por el agarre constante de las sombras que la custodiban, una marca rojiza ya se hacía presente en su nivea piel.

Un miedo profundo y calador se manifestaba en su cuerpo, le hacía temblar y castañar como si él frío se lo producirse, pero Elsa sabía que no era posible, levantó la vista para examinar la lúgubre estancia, oscura y sin ni un adorno en sus paredes, solo cuatro muros de tierra compacta y una pequeña filtración de agua que goteba en una esquina.

Tac

Tac

Tac

Las gotas caían creando una pequeña posa, el sonido solo le recordaba como el tiempo transcurría.

Elsa volvió a cerrar los ojos, las imágenes de las pesadillas volvían una vez más, tan nítidas y realistas como si fuese parte de su historia. Anna corría por el bosque encantado, escapaba de algo o alguien, Elsa buscaba protegerla, pero siempre fallaba. Todos escenarios repetitivos, en todos perdía a su hermana, en todos y cada uno era totalmente culpa de Elsa, una extención más de sus miedos materializados.

Un ruido capto su atención con totalidad, levantando la mirada recelosa.

- ¿Tuviste dulces sueños? - la voz profunda del señor de las pesadillas se había hecho presente, gustaba de repetir los escenarios una y otra vez luego de que Elsa despertase. La rubia tragó con dificultad - ¿Quieres hablar de ellos?

Pero Elsa sabía que no era una pregunta.

Una vez más se sumergió en los oscuros canales de su mente, reviviendo momentos que no necesitaba revivir, creando nuevas fobias a las cuales enfrentar, redescubriendo miedos que nisiquiera sabía que existían.

Tragó una bocanada enorme de agua dulce, ahora estaba al fondo de un lago. Se abrazó a si misma, buscando mantener a raya sus emociones, concentrándose en solo una persona que podía traerle paz, Anna. Pero sus pensamientos se materializaron en miedos, y ahora era Anna quien se ahogaba en el fondo del lago y Elsa quien iba en busca de ella, estiró su mano para intentar alcanzarla, pero el mero acto congeló todo a su alrededor.

Otra vez olvidó que nada era real.

- Imaginalo ¿Si? Tu podrías ser mi reina

Otra vez había vuelto a esa pesadilla, o memoria, a esa altura no estaba segura de nada.

- ¿Reina? Pero si yo no quiero ser reina de nadie - respondió mientras sacaba mechones de cabello de su rostro, los cuales volvían obra del viento

- Pero lo eres, ¿No lo ves? Tienes el porte y la elegancia de una reina

El hombre de ojos amarillos siempre estaba ahí, hablando, acompañando, paseando, un confidente más, pero Elsa no podía recordar haberlo conocido.

- Crecí como sucesora al trono, fue mi educación - se encogía de hombros

- Yo creo que estás destinada a serlo de lo que crees - le susurró con la gracia en los labios - podríamos serlo

Una pesadilla más, quizás.

Galopeaban sobre el oceano, iban camino al Ahtohallan, lo sabía, era la ruta, se veía contenta, hablaba en confianza, incluso su mano se estiraba para tocar la del hombre que galopaba junto a ella sobre un caballo negro, pero dentro de ella su actual esencia le gritaba que no lo hiciera, se repetía una y otra vez que no debía llevar nadie hacia alla, pero su cuerpo se guiaba solo, sujeto a un libreto ya realizado con anterioridad. Se decía a si misma que era una pesadilla, ella jamás expondría al río de la verdad, nadie debía ir allá.

El recuerdo de Jack junto a ella en el Ahtohallan se hizo presente por un instante, las arenas cayeron.

Una vez más volvía a la lúgubre habitación, helada, oscura, solitaria. A veces.

- ¿Tuviste dulces sueños? - y ahí estaba otra vez la misma pregunta

- ¿Qué quieres? - soltó entre jadeos

- Su magestad, no se haga la desentendida - se burló Pitch quien permanecía sentado en una silla cruzado de piernas - usted sabe muy bien mis intenciones - sonrió

Elsa rememoraba la primera conversación que habían tenido después de su encuentro en la isla. Le dolía la cabeza de solo intentarlo.

"No tengas miedo, Elsa, no te haré daño"

" (...) Le temes a algo, lo sé, es algo que detecto todo el tiempo, los temores de la gente... El tuyo es que los que amas salgan lastimados por tu culpa "

" Yo puedo ayudarte"

" Todo lo que necesitas lo podrás tener"

" ¿Temes lo que piensen de ti? Pero si tú eres la reina, tienes el porte y la elegancia de una..."

" Solo tienes que entender una cosa, Elsa; jamás te aceptarán, para ellos, para todos ellos tu siempre serás la reina de las nieves que congeló Arendelle"

" Tu no eres una de ellos"

" Jamás creerán en ti, lo entiendo"

" Yo sé cómo se siente ser aislado, que no crean en ti, añorar a una familia. Todos esos años en las sombras, creí que nadie sabía lo que se sentía, pero veo que me equivoqué"

"No tenemos que estar solos, Elsa"

" ¡Con tu poder y el mia podemos crear maravillas! Mira todo esto, podemos crear un mundo perfecto para nosotros"

" Y todos los que amas estarán a salvó y a tu lado, para siempre"

Para siempre.

Pero no era real, nada era real. Elsa sabía que solo era un discurso tagiversado, nada era para siempre.

- No lo sé - se desentendió

- Es una lastima

Una vez más las sombras cubrieron la visión de Elsa, cayendo en una nueva pesadilla, está vez volando sobre la furia luminosa, bajo de ella el islote destruido se observaba, la mota de cabello blanco sobre salía en la imagen completa, el corazón de elsa dió un respingón al reconer a jack en él.

Cayó en picada sobre el dragón en dirección al pequeño trozo de tierra, a su alrededor la guerra se desataba, pero todo estaba mudo en su cabeza. No alcanzo a llegar antes que la imagen cambiase, ahora ya no estaba volando, si no más bien cayendo, Jack ya no estaba en la isla y bajo de ella solo estaba el abismo de la verdad. Un frío sobrecogedor le caló hasta los huesos.

Su madre y su padre se levantaban sobre la fina capa de hielo, eran esculturas que danzaban y paseaban en la cubierta de un barco, Iduna contemplaba a Agnarr con profundo amor, elte último le daba espaldas a su hija. Elsa sentía una flecha helada atravesarla, posó sus manos sobre su estómago ejerciendo presión, tratando de aliviar el vacío interno. Se acercó a sus padres antes de resultar congelada, uno de sus pies se pegó a la superficie antes de lo que pensaba.

- ¿Por el mar oscuro? - decía el rey, su esposa asentía

- Dicen que ahí podemos encontrar las respuestas - sonrió - la luna nos guiará

- Tu pueblo es el pueblo del sol - inquirió el rubio algo confundido, Iduna negó

- Mi pueblo es el pueblo del sol - repitió - pero la luna le dió sus poderes

- ¿Valdrá la pena?

- Por nuestra hija, Agnarr, no me importa morir en el intento - le abrazó

Otra vez la imagen desaparecía para mostrar exactamente el momento del naufragio, ahora los padres de la rubia, sin romper el abrazo, sucumbia bajo la presión de las olas que entraban feroces por las grietas de la nave.

A veces las pesadillas duraban por horas, a veces tan solo segundos y otras más por días y días, el tiempo era muy extraño en el mundo de los sueños, incluso Elsa llegó a pensar que quizás no existía en ese lugar.

" Tu no eres una de ellos"

Quizás era donde debía estar.

Ahora su mente era un lío de laberintos sin salidas, a cada vuelta un nuevo recuerdo era alterado en la más desastrosa desventura, otras más solo eran confusos. Casi siempre le dolían.

- ¿Tuviste dulces sueños? - la habitación había vuelto a aparecer, Elsa se sentía sin fuerzas, a su alrededor el frío se hacía presente por los muros escarchados - mira, te contaré una historia - comenzó el monologo poniéndose en pie, dando pequeños paseo por la habitación, Elsa solo lo observaba de un lado a otro - hace tiempo atrás, no tanto, la verdad, un hombre muy mal herido conoció a una simple mujer, un sensillo espiritu del bosque, que prometio ayudarlo en lo que necesitase - Elsa lo observó confundida

- No sé de qué hablas - susurró sin ganas

Pero la respuesta de Pitch nunca llegó, en su lugar otra imagen la asaltó, ahora una menos conocida.

- Me siento extraño - comentaba en medio del paseo

- Debe ser el bosque encantado - respondió melodiosa - mi amigo, Olaf, dice que nos cambia

- ¿Nos cambia? - preguntó no muy seguro

- Un punto de transformación - explicó

- Quizás por eso puedes verme

- Si, aún no termino de entender a qué te refieres con eso - dijo entre una suave risa - pero puede ser

- No quiero que acabe - confesó

- ¿Qué cosa no quieres que acabe? - preguntó curiosa

- Me gusta que me puedas ver, no muchos pueden ahora

- ¿Y antes podían? - el hombre de cabellos oscuros no respondió, en su lugar solo desvío la mirada hacia el bosque

- Existió un tiempo en que era el rey de todo lo que las sombras podían tocar - sonrió, una sonrisa que Elsa no había visto antes en él - ahora me escondo entre la naturaleza como un estúpido animal asustado - escupió con rabia

- No creo que seas un animal asustado

- Muéstrame tu magia - cambio el tema con brusquedad

Elsa estiró su mano sin entender porqué lo hacía, continuo con su papel de aquella pesadilla, mostrando parte de lo que podía formar, sediendo ante la insistencia de armar algo más, levantando columnas de gran consideración, recordando como era manejar sus poderes con total libertad. La Elsa del recuerdo levantó su mirada para toparse con los ojos ámbar, horrorizada Elsa se daba cuenta que no era un extraño más en una pesadilla más, era Pitch Black en un viejo recuerdo que no recordaba por si misma, pero el show debía continuar y la Elsa del recuerdo continuaba hablando con él Pitch Black que conoció tiempo atrás, cuando al parecer no conocía la existencia de ni un guardian.

Las columnas recién creadas se combinaban con pesadillas que Pitch soltaba frente el asombro de la Elsa del recuerdo, quien preguntaba cómo lo había conseguido. Poco a poco Pitch le iba soltando su naturaleza real, adornandola de pequeñeces y cursilerías para agradar a la reina de las nieves, quien parecía confiar ante la manipulación.

Y la imagen desapareció, y otra vez la oscuridad se hacía presente en el lugar. Los ojos amarillos se habían quedado impregnados en la memoria de Elsa y junto a ello un sentimiento abominable y nuevo comenzó a manifestarse, su estómago se encogió como una pasa y la sensación de náuseas se apareció en su boca.

- ¿Tuviste dulces sueños?

- T... Tu - titubeó,asustada, aún sin reponerse - tu - dijo una vez más

- ¿Comienzas a recordar?

Pitch estaba encantado, una vez más volvía a tenerla bajo su control, manejando los miles de miedos a su antojo, aprovechando la inseguridad e ingenuidad del espíritu de la rubia. Le fascinaba la idea de la vulnerabilidad de Elsa, meses atrás era algo que lo había ayudado a renacer.

Una vez la batalla contra los guardianes de la infancia terminó, Pitch fue nuevamente sucumbido y atrapado entre las sombras, olvidado por todos y todo, temeroso de su propia existencia. Escapó hasta los confines de tierras tan lejanas y heladas como el mismo polo, hasta llegar a un bosque donde se pudo refugiar. La fortuna le había sonreído desde entonces.

Tomándose de viejos cuentos dejados antes de su caída, buscando pequeños miedos, manipulando sueños, hasta encontrar a quien lo pudiese reconocer. Por fortuna para él e infortunio para Elsa, ella fue la primera en volver a verlo una vez más, presa aún de sus viejos miedos, alimentando sin querer al caído rey de la oscuridad.

Ahí armó su plan, a base de la ansiosa personalidad de la quinto espíritu, a base de sus poderes tan similares al de cierto guardian, a base de la vulnerabilidad de Elsa.

Nadie la conocía, ni siquiera él la conocía antes de su encuentro, no habían guardianes, no había luna.

Era suya.

Pero la reinita era desconfiada, vaya que si lo era. Elsa podía ser cordial y hospitalitaria, pero era desconfiada, debía ganar su confianza. Y así fué, hasta que no salió como él esperaba.

- ¡Dónde está Nokk! - le exclamó furiosa

- Y volvemos al comienzo - gesticuló aburrido antes de mandarla a una nueva pesadilla

Tardes enteras, en que ahora Pitch era más directo en tratar de obtener lo que buscaba, por primera vez en milenios sintió que las cosas iban a resultar a su favor. Anteriormente había fallado, una mala jugada en un enorme tablero lleno de fichas, nada que no se pueda recuperar.

En el ajedrez la reina puede renacer.

Cada día era una pesadilla, cada noche era otra más, Elsa se paseaba entre sus recuerdos tan distorsionados que las imágenes se le confundían con las reales, a veces estaba bajo el agua, a veces Anna lo estaba, a veces ella la congelaba y otras más simplemente la asesinaba, Olaf tambien desaparecía, los poderes de Elsa se descontrolaba. Sus responsabilidades la agobiaban y se maximisaban, estaba Nokk, estaba el bosque, los demás elementos, Ahtohallan y la niebla, incluso se sumaba sus nuevos temores por ser una nueva guardian, ¿Guardian de qué? Ni siquiera podía cuidar a Nokk, ni siquiera podía proteger a su hermana o a ella misma. Y la luz de la luna nunca aparecía entre tanta oscuridad, se sintió tomada y defraudada.

- ¿Tuviste dulces sueños? - Elsa no respondió - solo debes dejar de ser el espíritu del bosque, solo debes seder

- Esto es todo un juego - musitó sin tomarle real atención, su respiración era forzosa y entre cortada - piensas que tienes todos los peones a tu disposición

- Solo sé mover mis piezas...

El techo sobre ellos tembló con fuerza, Pitch sonrió con total seguridad mientras Elsa se aferraba a la cama que había aparecido días atrás en el lugar, el piso también temblaba bajo sus pies.

Otra pesadilla más.

- Si me disculpa, su magestad, es hora de que mueva unas piezas más - sonrió con malicia mientras la volvía a encerrar en el lugar

De pronto todo fue oscuro una vez más, Elsa respiró hondo antes de caer en él torbellino de oscuridad, está vez sintiendo ser rodeada de unos fríos brazos, que para ella eran calidos y familiares, levantó la vista para encontrarse con el recuerdo de Jack llevándola a algun lugar gracias a Gale, sintió como su recuerdo se aferraba a él y se escondía entre su cuello, por un momento se sintió sofocada ante su tan cercano e inapropiado contacto, no recordaba que eso hubiese pasado, pero su mente llevaba días siendo un nido de enredos difícil de entender; por un momento se sintió llorar en sus memorias y recordó el momento, fue después ver a Nokk en el glaciar, poco antes de ir por Anna y salvarla de los gigantes de piedras. Un revoltijo en el estómago la estremecio, Elsa sabía qué no sería igual a lo vivido.

Pero los miedos y pesadillas de Elsa mostraron algo más, una pequeña cosita, un detalle desapercibido para todos, y eso, eso le dió una nueva idea al señor de la oscuridad.