Disclaimer: Nada de esto me pertenece, la saga crepúsculo es propiedad de Stephenie Meyer y la trama es del webtoon y la novela "La emperatriz divorciada" de Alphatart y con arte de Sumpul, yo solo busco entretener y que más personas conozcan esta historia.


Capítulo 334. Te Daré Una Oportunidad (1)

—Bueno... no gran cosa.

Alec habló vagamente. Entonces, Irina volvió a mirar con desdén su expresión aparentemente inocente y extendió las manos.

—Dámelo.

—Eh, eh. Está bien.

Alec le quitó nerviosamente el sombrero y le entregó el bebé.

Irina agarró al bebé con ambas manos y se fijó en su cara. Aunque lo sabía, se sintió extraña al ver una cara tan parecida a la de la princesa. Pero debido a la diferencia de edad, el bebé era evidentemente mucho más grande.

—¿Cuál es su nombre?

—Ian. Su nombre es Ian.

—Es tan de mal gusto.

Irina, que habló con frialdad, volvió a fijarse en la cara del bebé.

Por alguna razón, sintió un pequeño cosquilleo en su corazón. Sudor frío corría por su espalda y sus brazos estaban tensos.

Alec miró aturdido su expresión conmovida y abrió la boca.

—En realidad vine a decirte algo, Irina.

—¿No te dije que no hablaras informalmente?

—Irina. Ian también es tu hijo.

—Deja de hablar informalmente.

—El primer hijo de la Emperatriz. El primer hijo de la Emperatriz del Imperio Oriental.

Irina, que fruncía el ceño por la manera informal en que Alec hablaba, recompuso su expresión ante el repentino e inquietante presentimiento.

—¿Cómo podría ser mi hijo? Es tuyo.

—También es tu hijo. Y tú eres la Emperatriz. Irina, mi Ian también es hijo de la emperatriz, ¿no es demasiado lamentable que viva como un hijo bastardo?

—¿De qué estás hablando?

—¿No merece al menos ser tratado como casi un príncipe imperial?

Irina miró a Alec con los ojos completamente abiertos.

Alec sonrió ampliamente con una mirada expectante e ilusionada, como si estuviera caminando en un sueño.

—En aquel lugar... solías ser una esclava sin posibilidad de ayudar a tu hijo, pero ya no. Así que no hay necesidad de ocultarlo, ¿verdad? Sería desgarrador para Ian tener que vivir como un bastardo mientras su hermana menor es una princesa.

Los ojos de Irina se tiñeron de miedo.


Incluso después de la muerte de la anterior reina, que ejercía una fuerte influencia en el país, el mundo volvió a la calma.

El clima se hacía cada vez más caluroso, y el aroma de los acianos impregnaba cada rincón.

Las vestimentas de los nobles se volvieron gradualmente más ligeras y coloridas, como las flores que brotaban en los jardines.

Edward pasó días aprendiendo de Warner cómo ayudarme a sentir el flujo de maná. Mientras me sentaba cerca a leer libros infantiles, libros relacionados con la crianza de los hijos y a veces tocaba el piano. Últimamente, también me escabullía del salón, dejando a Edward y Warner solos para ir al baño.

Por otro lado, mi madre comenzó a discutir seriamente con mi padre sobre la posibilidad de prolongar su estancia en el Imperio Occidental. También informé a mis padres que Irina había contratado un mercenario para acabar con sus vidas, pero sólo quedó en un intento gracias a Edward. Sin embargo, se rieron a carcajadas de que un mercenario no sería suficiente para acabar con la Familia Swan.

En cualquier caso, fueron días generalmente tranquilos, excepto por los ocasionales pensamientos sobre Kate que me venían a la cabeza.

Fue en la noche después de una visita a la capital que Edward habló de la fiesta.

—Creo que también deberíamos hacer una fiesta para celebrar el embarazo. ¿Qué te parece, Reina?

Me estaba quedando dormida en el sillón cuando lo miré sorprendida por su inesperada pregunta.

¿Una fiesta?

Naturalmente, me trajo recuerdos de la fiesta que Jasper organizó para Irina. Y de los sentimientos desagradables de entonces.

Me opuse por reflejo.

—No falta mucho para tu fiesta de cumpleaños. Hacer una fiesta ahora supondría una carga para quienes asistan, Edward.

Era una excusa, pero era creíble.

De hecho, cuando estaba en el Imperio Oriental, no celebraba mi cumpleaños porque ese día estaba bastante cerca de las Celebraciones de Año Nuevo.

Pero en vez de rendirse, Edward me acarició los hombros y respondió.

—Entonces se puede hacer algo sencillo en lugar de grandioso.

—…

—Para celebrar también que el comercio con Rwibt va por buen camino.

Habiendo dicho esto, Edward parecía tener muchas ganas de hacer la fiesta. Asentí a regañadientes. Si tanto quería hacerla, no podía negarme.

—Está bien.

¿Es tan bueno? Edward abrió la boca completamente de la emoción y me pidió en voz baja.

—Reina. Yo escribiré las invitaciones.

—Ese es mi papel…

—Reina no debe permanecer mucho tiempo sentada en su escritorio. Ahora es el momento de mayor riesgo.

En esta etapa era más propensa a sufrir un aborto espontáneo. Incluso por cualquier pequeño esfuerzo, mis damas de compañía se ponían nerviosas.

Pero eso no significaba que no pudiera sentarme en mi escritorio a escribir algunas cartas.

—Entonces vamos a dividirlo.

Al final, intenté llegar a un acuerdo, pero Edward también se negó inmediatamente.

—No, lo haré solo.

—¿?

—Reina, sólo relájate. Escucha música y ve obras de teatro.

Si lo hace por mí, me resulta más cómodo. Pero, ¿qué esperaba con tanta alegría que no podía mantener la boca cerrada?

Viéndolo así, definitivamente estaba tramando algo...


—Ese hijo de perra...

Jasper escupió fuertes improperios, aplastó en sus manos la invitación enviada por el propio Emperador del Imperio Occidental y la tiró.

La invitación rebotó en la pared y rodó por el suelo. Jasper cerró los ojos, resoplando fuertemente.

Su ira creció tanto que sintió su visión borrosa.

¿Quería que fuera a felicitar a su esposa por su embarazo? ¿Realmente me preguntaba si podía hacerlo por la relación pasado? Además, ¿me estaba pidiendo consejo como padre que había pasado por el embarazo y el parto de su esposa?

—Bastardo demente.

Escribió una invitación como si hubiera sido amigo de toda la vida de Jasper. Pero sólo se estaba burlando de él.

Mientras rechinaba los dientes, Jasper pateó una vez más la invitación que rodaba por el suelo.

Todo el mundo sabía lo que pasaría si Jasper asistiera al evento.

Si bien asistir a una boda nacional podía considerarse un asunto de estado, resultaba bastante inusual que un emperador asistiera a una fiesta en honor al futuro hijo de otros gobernantes.

¿Pero Edward quería que asistiera? ¿Menos de un año después del divorcio?

¿Quién vería al Emperador Jasper asistiendo a esta fiesta y pensaría, '¡El Imperio Oriental y el Imperio Occidental están en buenos términos!'?

Nadie. Todos se reirían y señalarían con el dedo a sus espaldas. Pensando que el Emperador Jasper todavía sentía algo por su ex-esposa.

Lo que más le enfurecía es que era cierto.