Capítulo 2: Entre máquinas y superhéroes

Era como levantarse de un sueño pesado. Sintió su cara mojada. Le costó abrir los ojos. Fue como si durmiera por un año entero. Kim Possible levantó la cabeza, encontrándose en un mojado callejón. La lluvia caía sobre ella; se había olvidado que tenía puesto la HellBat. No había nadie para ayudarla.

–Que extraño… me duele todo el cuerpo ¡Auch! ¿Dónde estoy? Pero si estaba en Masyaf peleando con… – Se reposó en el suelo, apoyando la espalda en la pared. – Zero. ¿Qué estaba pensando? Que idiota fui.

De pie contempló que estaba en una ciudad. No podía ver bien en cual, ya que el callejón no le permitía ver bien. Un relámpago alumbró aquel oscuro lugar.

–Ni puedo estar con esto encima. Lo esconderé aquí.

Ya que nadie la veía, se sacó la armadura y la escondió debajo del conteiner lleno de basura. Se dio cuenta que ninguna persona pasaría por aquí, sintiéndose segura de que nadie tocaría la HellBat. El frito del Edén seguía incrustado en la armadura. Eso sí era importante, y estaría seguro con ella.

–Debo comunicarme con Shego. Espero me perdonen como actúe.

Ya no le importaba la lluvia. Con dificultad se subió al tejado por las escaleras de emergencia y al ver ese edifico que nunca vio, empezó a asustarse.

La ciudad de New York no cambió. Lo único que estaba fuera de lugar, era que en lugar de la Torre Arias, estaba otro edificio; más lujosos y con un castillo rasgando los cielos. ¿Cómo es que pasó de Masyaf a New York? No sabía cómo explicar lo del cambio de edificio. ¿La lucha que tuvo con Zero el chacal en ese extraño lugar fue el causante de esto? Si se quedaba quieta, no resolvería el problema. Con otro relámpago iluminando la ciudad, Kim Possible saltó de techo en techo. A pesar del dolor, seguía adelante.

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Vigrid

10:30 Hrs

Apenas despertó y sintió sus muñecas atadas. Tosió al notar que su garganta estaba seca. No tenía su casco, lo vio en aquella mesa. También estaba atado de los pies. Y fue despojado de su armadura como de la Phantom Ruby. Notó que un hombre moreno y ropa negra al igual que sus anteojos, estaba tomando al parecer una bebida alcohólica. Estaba atado dentro de un bar. Los tatuajes iban del cuello hasta sus brazos y de seguro a otras partes del cuerpo. El tipo sonrió al verlo despertar.

–Oigan, la bella durmiente está abriendo los ojos.

Cuando dijo eso. Aparecieron dos más. Nunca había visto a una mujer tan alta. Al igual que el cantinero, tenía anteojos, pero podía ver sus ojos. El otro se lo veía muy serio. Tenía rasgos de que estuvo en batallas legendarias. Era extraño que su piel era blanca con algunas líneas rojas que pasaban su cara. La barba lo hacían ver un tipo muy rudo.

–Espero sepas explicar cómo llegaste aquí. – Dijo la mujer alta. – y sepas decirnos que diablos eres.

–Habla… – La voz ronca y varonil del tipo hicieron que se ponga un poco nervioso.

–Se que no me conocen ¡Ninguno de ustedes! Pero les digo la verdad, yo no soy malo. Si tienen consideración, me gustaría que aflojen un poco los nudos.

El chacal tenía el filo de la espada de aquel corpulento hombre sin pelo en su cuello.

–¿Quién te envía? ¿Eres un espía de Jedah Dohma?

–¿Y ese quien es? – Zero sintió la presión.

Parecía que no perdían el tiempo sacando información. No se esperaba estar arrinconado y su vida dependiendo de lo que diga. No había nada que ocultar, aunque no sabría si viviría después de decirlo, lo intentaría de todos modos.

–Okey… – Zero bajó un cambio. – Vengo de otro mundo. Tuve unos altibajos en mi vida, pero les juro con mi mano de que no soy un villano cualquiera, ni siquiera conozco a ese Jedah… Soy Zero, el chacal. Portador de la Phantom Ruby. Si Chakan estaría aquí, se los explicaría mejor.

La mujer alta como los otros tipos intercambiaron miradas. Zero cerró los ojos esperando a que desde su cuello brotara sangre. Al abrirlos, los vio murmurando en la barra.

–¿Cómo mierda sabe de Chakan?

–Pensé que solamente tú lo conocías.

–Parece que no… – El tipo rudo miró de reojo al chacal. – Está muerto de miedo, y casi lo mato. Bayonetta, Xanatos no debe saberlo.

–Tranquilo, Kratos. No saldrá nada de mi boca.

–¿Le mentiras? Sabes que ese descubrirá cualquier cosa que le escondamos.

–Aun estoy pensando en cómo decírselo, Rodin… esto es lo que vamos a hacer.

Zero veía que aún murmuraban. Después de unos minutos, los tres se le acercaron. El corpulento Kratos se detuvo muy cerca de su cara.

–Escucha lo que te voy a decir, y tampoco quiero que te relajes. Tenemos a alguien en común. Eso no quiere decir que te dejemos ir.

–Espera ¿Conoces a Chakan?

Kratos suspiró aún teniendo esa expresión seria.

–Si. Te vamos a mantener aquí, mientras más sueltes, ganarás tu libertad; y algo me dice que alguien te está buscando. Conozco esa cara muy bien. Así que, se honesto y te seremos honestos.

–Querido… – Bayonetta le tocó la nariz a Zero de forma juguetona. – Tenemos todo el día.

Rodin en cambio preparó vasos con alcohol para los suyos, y también para su invitado. Con una sonrisa amigable, lo miró.

–¿Quieres un trago?

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Abel City

13:45 Hrs

Veía cosas que no eran comunes de dónde venía. Los autos volaban. Luces led por todos lados. Hologramas en los espacios urbanos, como si fueran reales. Era el futuro. Nathan Drake entendió porqué el resto no vino, pero tampoco él podía pasar desapercibido con la ropa que tenía puesta.

Fue lo muy atrevido en entrar al lugar comercial, donde los puestos se apoderaban de la calle y no había tanta presencia de la ley. Provocando un incidente con una granada metida en la basura, pudo robar un saco y un par de anteojos con el cual podía mantenerse escondido.

–Bueno… y ahora ¿Dónde estará Kim? Doom dijo que había un setenta por ciento de probabilidad… ¡Uy!

Drake notó que el lugar estaba aumentando la tensión. Máquinas apagaron el fuego con sus extintores incluidos y al que le robó las cosas empezó a quejarse. La notoriedad subió. Algunos tipos empezaron a seguirlo al ver qué él fue quien tenía las cosas sin pagarlas.

–¡Mierda! ¿Aquí me tienen que perseguir? ¡Lásers! ¡Esto es peor!

Ya no podía estar tranquilo, Drake ahora era perseguido por esos tipos con armas. Los disparos estaban a centímetros de darle. Tiró un puesto de comida y pasó rodando por encima de un automóvil estacionado; por la adrenalina y la tensión del momento, era que ese vehículo pertenecía a la policía. Además de hurtar, ahora se volvió blanco de la ley.

Una explosión lo hizo detener. Dos por lo que parecían ser robots, le cortaron el paso. Uno de ellos era azul mientras el otro su armadura era blanca. A pesar del primero, éste tenía una cabellera rubia.

–¡Alto! – Exigió el robot azul.

–¡ESPERE ESPERE ESPEREN! ¡NO DISPAREN! ¡Me llamo AHHH!

Drake no pudo terminar. Recibió una descarga eléctrica proveniente de otro robot, pero estaba detrás suyo. Se aseguró que aún estaba con vida; Nathan Drake quedó reducido. Ese corpulento robot comenzó a chequearlo.

–¿Aparece algo? – Dijo el robot con la melena rubia.

–No aparece en los registros. No existe.

–Ya es la segunda persona que aparece así de la nada. – Dijo el robot azul. – ¿Qué está pasando Briareos?

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New York

11:05 Hrs

No había comido nada desde lo sucedido con Zero. El estómago le exigía comida, y Kim no tenía nada para comer. Tampoco quería buscar en la basura y toparse con una rata o pescar algún malestar estomacal. No quería pensar en ello, pero a estás alturas hizo mucho. Tuvo que recurrir a lo que nunca pensó que haría.

Parecía que aquella pizzería no recurría nadie o recién abría. Tampoco quería ir a un lugar llamativo y hacer un escándalo, como ser el foco de atención de la policía. El hambre la obligó a actuar.

Cruzó la calle y entró dentro del pequeño local. Nomás había un tipo joven. Parecería el dueño. Lo llamativo de él era su reloj en su muñeca.

–Apenas abrimos señorita… nomás hay listo lo que está en vidriera.

–No importa. Quiero aquel sándwich completo, por favor. Comeré aquí si no te molesta.

–Okey.

El muchacho la ojeó mientras preparaba la comida, tenía la ropa un poco sucia.

–¿Trabajas en la obra de aquí a la vuelta? – El joven empezó una conversación.

Kim no tuvo mucho tiempo de pensar, actuó en el momento.

–Si, no podía creer que me dieran el trabajo. Mover esos baldes con cemento fresco me hacen gastar bastante energía.

–Ese Xanatos está construyendo en todos lados, un poco más y hasta tengo que vender mis pizzas con su cara.

–Seguro que si… oye ¿El baño está ahí?

–Si, perdón si no está limpio señorita.

Kim se limpió la boca y entró. Después de hacer sus necesidades y lavarse las manos, se vio al espejo. La mugre ocultó sus moretones. El agua se encargó de limpiarle la piel. Estaría loca, pero pensó que no era ella misma. ¿Quién es ese Xanatos? Tal vez aquella torre sea su hogar. Lamentaba irse sin pagar, aquel muchacho era buena onda. Aún pensó que ese reloj era muy aparatoso para dar la hora. Se escabulló en cuclillas, escapando entre la multitud.

Tocó el baño un par de veces. Ya pasó más de veinte minutos. Ya que no había nadie, el muchacho entró al baño de damas, la chica se marchó ¡Y sin pagar! Las cámaras no eran de buena calidad, pero quedó registrada. Tomó el celular y llamó al contacto que tenía corazones al lado del nombre.

–¿Hola? Perdón por llamarte… eh, si todo bien amorcito… necesito tu ayuda cuando vengas a almorzar… si, pero no necesitaba usar el Omnitrix… nos vemos…

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Vigrid

22:30 Hrs

–Así es como terminé aquí…

Zero tomó un poco de cerveza tras contar su historia.

Ya no hacía falta tenerlo atado a la silla; con su historia era suficiente para soltarlo. Rodin le agarró el vaso y le sirvió más cerveza. Deslizó la cerveza hasta las manos del chacal.

–Así que piensan que fuiste tú. Entonces cuando esa chica te vea, te asesinará. – Bayonetta dibujaba un círculo con su dedo en la bebida helada.

–No tuve elección en hacer lo que hice, ahora Kim, Sombra y yo estamos en este mundo. – Le respondió Zero.

–Pero sabes dónde está Olivia, pero no Possible; aunque está aquí. – Kratos soltó un bufido. – Mientras la encuentros los suyos…

–Hiciste de todo, mi peludo amigo. – Dijo Rodin – Pero ¿No puedes hacer que la niña espía razone? Te daré un consejo: no dejes que pase el tiempo.

–¿Y tiempo es lo que no tenemos, no? Eso es lo que dijiste. – Bayonetta se cruzó de brazos, viendo al chacal.

Zero se levantó de la silla y se acercó a la puerta. Inmediatamente la bruja y Rodin querían atraparlo, aunque Kratos alzó la mano. No iba a escapar. Abrió la puerta y se quedó viendo aquella oscura ciudad. Se quedaron calmados. El chacal se apoyó en el marco, mirando las estrellas.

–Ustedes no lo conoces, pero Kratos y yo si. Chakan fue el héroe de su tiempo. Imaginen enfrentar algo imparable, que desea el mal a toda costa. Y que un monstruo tenga que enfrentar a otro monstruo. No quería decirme los detalles, pero se que hace tiempo hubo una gran batalla aquí en este mundo. – Zero dejó de ver al cielo para verlos. – la realidad está en peligro, caballeros… y señorita. – Bayonetta sonrió por ello. – y la guerra del multiverso está a punto de llegar.

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Abel City

17:30 Hrs

Le despojaron todo; hasta del dispositivo de rastreo, menos de la ropa. Drake quedó esposado en un cuarto, con la ventana oscura de frente. Seguro de ahí estaban quienes los capturaron. Parecía ser una especie de policías, de todas formas. Lo que diga ahora decidirá su destino. De la puerta, entró un oficial con algunos papeles en la mano. Nathan sintió la mirada sin verlo a los ojos. Se quedó frente al prisionero, sin pestañear. Notó que una pequeña luz parpadeaba en su cien. Drake sospechó de que no era lo que aparentaba ser.

–No apareces en ningún lado. – Dijo el oficial tirando los papeles que negaban la existencia de Nate. – Y no repitas lo mismo cuando te atraparon.

–Soy Nathan Drake, agente de campo de la AIDP, mi rango me permite tener mis pertenencia aún detenido.

–Aunque hayas dado negativo en todos los estudios que te hicimos no te da derecho de hacer lo que hiciste. ¡Veintiocho golpes! Me sorprende que no te hayas lastimado la mano.

Drake abrió y cerró sus manos.

–Seee… ¿Cómo te llamas, oficial tuercas?

Al otro lado del cuarto, X no pudo evitar esconder esa mueca tras escucharlo, al igual que Zero, su compañero androide. Briareos chequeó su comunicador, viendo que su contacto ya estaba viniendo.

El "oficial tuercas" se lo quedó viendo. El humor es buena señal. Para estar a su nivel, se sentó para relajar la tensión.

–Se que fui programado para servir a la ley, y no creo que las casualidades impuestas por algo superior. Hace unos meses, apareció una joven. Está como tú pero mucho peor. Entre ustedes pueden llevarse bien.

–¿Me van a encerrar?

–Ya te dije, Drake. No te voy a presionar, si es que me lo piden. Te llevaré a la celda.

–Vamos robotito ¿Te programaron para ser un idiota también? ¡AUCH! ¡Mi muñeca!

Dejando el cuarto, caminaron por el pasillo. Drake y aunque tenía los ojos vendados, aquella robot de pelo corto, habían intercambiaron miradas. Detuvo su paso aún observándolo.

–¿Qué pasa muñeca? – Dijo su corpulento acompañante, fumando un habano frente a un letrero que prohibía esa acción.

–… Nada.

Comenzó a caminar. El tipo soltó el humo, viendo como el oficial se llevaba al prisionero.

Lo metió dentro de la celda. No eran aquellas celdas que conocía, esta era de metal y con una barrera láser para que el escape sea imposible. Drake ya sin las esposas, se apoyó en la fría pared, viendo al oficial marcharse. No se había dado cuenta que al frente había otro prisionero. Notó que era mujer.

–¿Estás bien? – Dijo ella.

Drake alzó su ceja por la confianza que la chica tenía.

–Ese robot es un poco duro.

–Se llama Connor.

–¿Cómo John Connor?

La chica soltó una risa, a pesar de su ánimo. Drake también sonrió.

–¿Conoces esa película? Es un poco vieja, creo que es más grande que tú… sin ofender.

–No te preocupes. No suelo hacer esto, pero es agradable ver a una persona real. Soy Hana Song, bueno es algo complicado.

Nathan Drake se puso pálido. Había escuchado ese nombre por la boca de Brigitte y Gabriel Reyes. Conocía su historia pero no se esperaba verla; si ella estaba muerta.

–¿Pasa algo? No debí hablarte tan pronto. – Dijo Hana.

–… Eh, espera. No sé si decirte pero ¡Esto es de locos! No te asustes, para empezar. Soy amigo, no enemigo. Ahora vamos a activar el botón de tranquilidad ¿Okey?

Ella puso una confusa cara.

–¿Okey..?

Drake tragó saliva, no sabía cómo reaccionaria. Con las cosas que está pasando afuera, es momento de tener más aliados.

–Bueno, ehm. Eres Hana Song o Dva para los amigos. Fuiste miembro de la resistencia llamada Overwatch para luchar contra el régimen de Bahamut. No tuviste tanta suerte como los demás. Te asesinaron en una nave, cerca de la órbita de un planeta.

Ahora ella se quedó pálida, se fue a un rincón sorprendida de que un extraño le haya dicho sobre su vida, la vida que ella recordaba pero que no vivió. Pasó unos largos minutos para que hablara.

–Soy ella… bueno, no te asustes.

–¡Espera! ¿Por qué te levantas la remera? No quiero problemas de… ¿Qué? No tienes ombligo.

Hana bajó la vista, con desánimo. Drake vio como se refregaba los ojos.

–No soy la verdadera, soy un clon. Soy una especie de, experimento fallido. Recuerdo todo lo que ella vivió pero a la vez no, es como si estuviera viviendo una mentira. Sus pesadillas aún no me dejan dormir bien. Es de locos ¿No lo crees? – Hana se limpió los ojos con la mano. – ¿Cómo es que sabes tanto de mí y de Brigitte? ¿Acaso sabes lo que ocurrió después?

Drake esbozó una sonrisa, tratándola de calmarla con ella.

–Hay Hana, pasaron un montón de cosas. Parece que vamos a tener un tiempo aquí, así que prepárate para escuchar la mayor locura de todas.

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New York

23:05 Hrs

Aún se pronosticaba lluvia para estos días. La ropa le pedía a gritos que se cambiara, pero no había de dónde sacar. Se salvó poco del equipo que llevaba encima. Kim estaba cuerpo a tierra con los binoculares viendo el edificio de ese empresario llamado David Xanatos, según las revistas que robó. Ni siquiera sabría cómo explicar lo que está pasando; de alguna forma tendría que hacerlo. Lo pudo ver en uno de los pisos junto a lo que parecía ser su secretario personal. Las revistas no hablaban de él. El traje ocultaba un excelente estado físico, Kim lo notó por su cuello.

Según su teoría, Xanatos sería la contraparte de Arias. Lo único que faltaba resolver es a qué bando pertenecía. Lo que llegó a pensar que también aquí habría héroes. Encontrarlos sería difícil.

David Xanatos y su ayudante se estrecharon la mano. El dueño quedó solo en el edificio. Tal vez haya seguridad, y temía que fueran peor que la de Glenn Arias.

De lo que Kim Possible no se dio cuenta, es que también ella estaba siendo vigilada, desde el cielo.

Entrar no fue fácil. No estaba Wade para facilitar el acceso aquí. Del equipo que le quedó era la pistola ancla, los binoculares y un par de bombas flash. Tuvo que usar las tácticas que le enseñó Bruce Wayne si no contaba con apoyo. Pasó por dos guardias antes de entrar por la boca del ascensor. Fue suerte que no había detector de movimiento ahí. Ya eran pasada las once de la noche y Xanatos tendría que ir, probablemente, al castillo en el cielo. Fue seguro que tendría su dormitorio allí.

¿Cómo habrá construido un lugar así en pleno Manhattan? Caprichos de ricos. Kim pasó por el patio, ocultándose en los arbustos para no ser vista por las cámaras. Entró a la puerta siguiente, topándose con artilugios medievales. Siempre pegada a la pared, sin hacer ruido y viendo las esquinas superiores. Siguió los cables hasta aquel cuarto. Ahí estaba, la oficina de Xanatos. Lo extraño es que no estaba. Al escuchar unos pasos, Kim buscó el rincón más oscuro para esconderse. Usando la tierra de la maceta para pintar su cara y poniéndose detrás de la plata, esperó.

David Xanatos con un vaso de vidrio al tope con alguna bebida alcohólica para tomar, caminó hacia su silla y encendió la computadora. Kim lo veía a través de las hojas, su rostro no era amigable, algo vio en la pantalla. Alzó la vista sin mover su cabeza y vio entrar a una chica morena de abundante pelo, con ropa llamativa y atractiva; traía también un vaso de vidrio pero vacío, pero la otra mano sostenía la botella con licor.

–Te vas a tener que tomar todo esto si intentas calmarte. – Dijo la atractiva morena. – Si fue Jedah Dohma te hubiera atacado en estos momentos.

–Sin noticia de los muchachos y con los chicos en riesgo; no puedo estar tranquilo. – Respondió Xanatos. –¿Alguna sugerencia de quién puede ser, Emi?

–Ni idea ¿Le preguntaste a Owen?

–Recomendó que mandara la foto a los federales, pero quiero buscarla sin llamar la atención. Es mejor tener perfil bajo. ¿Qué dijo Powergirl?

–Es un poco dura de roer, pero ayudará; a su manera. – Emi encogió los hombros con una mueca.

–Hmmm… llamaré a Owen, que en la mañana avise a los chicos sobre esto. Tienen que estar alerta. Oh mejor… ven conmigo.

Xanatos junto con Emi se marcharon de la oficina. Era la oportunidad para que lo que estaba viendo. Por culpa del hambre, Kim Possible vio las fotos en donde estaba en la pizzería comiendo. Otra foto al lado, corriendo por la avenida; y otra estando cerca del puesto de diarios.

–Mierda ¡Tengo que escapar!

La pelirroja intentó abrir la ventana pero la alarma no ayudó en nada. Las luces se tornaron rojas. Es momento de huir, y si es posible, con vida.

Xanatos de una patada abrió la puerta y Emi tenía en su mano una especie de látigo. La granada cegadora les estalló en la cara, aprovechando la oportunidad de escape. Kim escuchó al cuerpo de seguridad del edificio salir del ascensor y cuando la vieron, no dudaron en dispararle. Salió al patio a pasos apresurados, subió las escaleras hasta llegar al torreón. Se asustó al ver la caía que iba a hacer. La lluvia no ayudaba mucho. La seguridad a punto de dispararle estaba a segundos. No pensó, solo actuó.

Kim Possible se lanzó al vacío, escapando de las balas. Juntó sus brazos y piernas para caer más rápido, los extendió cuando alcanzó la mitad del edificio y sacó su pistola ancla. Enganchada del borde, se abalanzó hacia adelante, para frenar la caída. Cayó sobre el techo, rodando sobre sus brazos. No le importaba sus codos y rodillas, lo que contaba era que estaba a salvo. No los podía ver, pero ahí estaban.

–¿Era esa chica? ¡Que loca! ¿Se tiró así nada más? – Dijo Emi apoyada sobre el borde. Aún pestañeaba por la granada cegadora.

No le importaba sus ojos, el edificio fue violado por una desconocida, y Xanatos golpeó los bloques de piedra.

–Ustedes, aumenten la seguridad. Emi, prepárate para lo que sea.

David Xanatos se quedó viendo al vacío.

Ya a salvo, regresó al callejón donde apareció. Revisó el conteiner y aún seguía las partes de la HellBat. Manhattan ya no es un lugar segura para estar. Kim Possible sintió una presencia detrás. ¿La habían seguido? Trató de calmarse antes de hacerlo. Giró lo más rápido que su cuerpo podía y dio un puñetazo. Lo que no se imaginó es que casi se rompe la mano.

–Fue todo un espectáculo, querida. – Dijo aquella mujer rubia, de pelo corto y flotando cerca del suelo.

¿Flotando? Kim se asustó al verla, aún estando de rodillas en el suelo, sujetando su mano derecha. Fue como pegarle al mismísimo acero.

–¿Quién eres? – Dijo adolorida.

–No soy como los demás ¿Qué pensabas cuando me pegaste? Mira tu mano. Mejor yo que ellos. – La rubia se cruzó de brazos.

–Espera… ¿Powergirl? – Kim recordó ese nombre. – ¿Tú eres Powergirl?

La nombrada sonrío apenas.

–No me meto en los problemas menores, pero hoy hago una excepción. – Dijo Powergirl poniéndose frente a Kim. – Mira atrás tuyo.

Kim giró la cabeza, y pudo ver al muchacho del reloj. Un relámpago iluminó el callejón.

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Vidrig

10:30 Hrs

Seguía durmiendo a gusto en el sillón. No era cómodo pero servía para descansar. Ya que Zero no estaba despierto, tomaron la Phantom Ruby y la colocaron cerca. Rodin le pasó un trapo húmedo para sacarle brillo.

–¿Entonces ésta es una de esas gemas de las que nos hablaste? – Bayonetta miró a Kratos.

–Se que hay más por ahí, él tiene la de la realidad, Kim Possible la de la mente y Xanatos la del poder. Faltan las otras. – Kratos rascó su barba. – Chakan también tiene una, la del alma; un poco irónico.

–Y el que las tenga… ¿Qué? No me digas que sirve para dominarlos a todos. – Dijo Rodin.

–Se puede usar para el bien, o para la destrucción de la existencia misma. Su origen es más viejo que el hombre eterno, según él. – Kratos tomó una postura pensativa. – Zero tiene razón, una batalla de avecina. Y debo hablar con él.

–¿Con Zero? – Preguntó Bayonetta.

–Chakan. – El fantasma de Esparta se levantó.

Despertó al chacal moviéndolo desde el hombro, que abrió los ojos. Necesitaba descanso.

–Llévame con tu maestro, quiero verlo.

–Buenos días para ti también… – Murmuró Zero.

La Phantom Ruby cambió de lugar, estaba en la barra. El chacal sospechó que hicieron algo con él, aunque no sabían usarlo. Se apuró ya que notó a Kratos un poco ansioso. Le costó hacer un portal, ya que recién se despertaba o mejor dicho lo despertaron. Tanto Bayonetta y Rodin se asombraron por los poderes que tenía Zero. El fantasma de Esparta listo, cruzó el portal.

–Pensé que irían con él. – Dijo el chacal acabando su magia.

Rodin no respondió, se concentró en leer el mensaje que le llegó a su teléfono.

–Nuestro plan es protegerte. – Bayonetta se le acercó. – ¿Qué más puedes hacer?

–Tengo algunos trucos, pero primero quiero desayunar. Espero que no haya cerveza de desayuno.

–Yo no tengo problema en comer algo fuerte en la mañana. – La bruja sonrió.

–Oigan, lamento interrumpirlos pero vean esto.

Rodin les mostró el mensaje. Zero no conocía a Owen Burnet; a su vez Bayonetta veía por primera vez a Kim Possible.

–Tu amiga está aquí, en Manhattan. – Dijo el moreno.

El chacal tenía pensado cerrar una cuenta pendiente con ella.

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Abel City

08:00 Hrs

–No me molesta compartir celda, pero esto es un poco extremo.

Drake alzó su mano, quejándose de las esposas conectada a las de Hana Song.

–Al menos puedo tocar el cable. Vi unas esposas hechas de láser, y parecía doloroso.

Nathan tocó el cable de acero, asegurándose de que no sea peligroso; y lo confirmó.

Los habían puesto juntos en la noche. Fueron X junto con Zero quienes les colocaron las esposas. A todo esto, Connor veía la acción de lejos. Justo en este mismo instante. Los veía por las cámaras de seguridad. Los prisioneros seguían hablando de cosas que no eran de importancia aunque las anotó de todas formas. No quería que ningún detalle se salga, y para comprobar si lo que decían era verdad.

–Si fueras humano, Connor, te mandaría a dormir. – Dijo el gángster riéndose. – El chip de la obsesión debe descansar.

–Hay que darles el desayuno. Puedes hacer eso, Two Horns.

–Vine aquí para ser de apoyo, no para ser una sirvienta. Hmm, que modales. – Two Horns expulsó el humo del habano.

–Podría ir yo. – 2B se ofreció.

–No, dej Zero hacerlo. – Dijo Briareos desde donde estaba sentado.

–Estarán tranquilos conmigo que con otro robot. Para agregar un comentario, estaría bajando la guardia de Nathan Drake, o como se llame.

–¿No quieres ponerle tu faldita a Connor? ¡Jajaja! Es una broma, robotito. – Two Horns abrazó al androide.

El único que se rio fue Briareos. Con solo gesticular con la cabeza, 2B obedeció a su jefe.

–No lo voy a creer hasta verlos. – Dijo Hana Song.

–Bueno, si no quieres no creas. – Le respondió Drake. –Espero vengan pronto… – Murmuró lo último.

–A esta hora deben traer el desayuno. No te asustes, parece vómito pero es como la comida para bebé.

–¿Puré de manzana?

–Con sabor a café, té, alguna que otra galletita dulce, leche.

–Vómito entonces…

Hana y Drake se vieron y empezaron a reír juntos. A pesar que se conocieron unos días, ella estaba cómoda con su compañía. Los recuerdos que tenía le hacían parecer que estaba en presencia de aquel muchacho que conoció por accidente; pero no era Conrad Hart, y lo sabía.

Unos pasos elegantes se hacían escuchar por el pasillo. Ambos vieron a la androide de pelo corto acercarse con una fuente llena de comida real; algo que Drake sospechó.

–Pero Hana dijo que traían comida para bebé de desayuno.

–No soy la encargada de la prisión, pero hice que les dieran esto. – La androide lo dejó cerca, notando la mirada de ambos.

–Pensé que vendría el otro robot cara de modelo a seguir interrogándonos. Si no nos creen, linda, No es nuestra culpa.

"¿Linda?" pensó 2B. Entendió que era una expresión pero con el tono que lo dijo, no había forma de captarlo. Hana Song notó un silencio incómodo, a lo que empezó a seguirle el juego a Drake.

–Ahora que son buenos con nosotros, podrían darnos más seguido esa comida.

–Repito: no tengo autoridad aquí, pero trataré de ser compasiva con los que manejan el lugar. – Respondió 2B.

–Oye linda, no quiero parecer insoportable, pero si ese Connor o alguien nos está escuchando, deben soltarnos. Hay un problema mucho mayor allá afuera.

–No puedo. – Respondió con frialdad la androide. – Pero si me hablas con la verdad, si lo que hablaste con ella pasa por mí, pasará a entidades capaces de manejar tu problema; sus problemas.

2B acercó su mano por la abertura de los láseres de la celda. Drake sabía que estaba equipada con alguna clase de detector, como los inventos del Doctor Doom. Se levantó junto con Hana y se acercaron. Nathan apoyó su mano izquierda con la suave palma del androide. Sabiendo que ese vendaje tapaba la vista, la miró directo a los ojos, y empezó a hablar.

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En algún lugar…

Lo dejó cerca de un templo. El paso del tiempo era delatado por las arruinadas paredes de piedra. El cielo rojo del atardecer se despedía para iniciar la noche en ese devastado lugar comido por la naturaleza. Un enorme reloj de arena aún conversaba pedazos de vidrio. Al mirar a esa colina, Kratos el fantasma de Esparta, pudo ver esos ojos rojos acercarse. El sombrero junto con la capa se movían con el ligero viento. El tintineo de las cadenas chocando con su cuerpo entraban en los oídos. Las espadas guardadas en las fundas; colgadas pero listas para usar. Chakan el hombre eterno junto a su presencia cadavérica, se hicieron presentes.

–No esperaba tu visita, Kratos.

–Es un gusto verte, Chakan. No quería ser duro con tu, aprendiz; le pedí a Zero que me trajera. Tengo el presentimiento de que algo grande viene.

–Las desgracias pasan en todos momento, fantasma de Esparta.

Kratos no se imaginaba que también él visitaría a Chakan, o lo más probable que haya venido primero. Colocó sus manos en su extraño bastón. Sonriendo y mostrando esos dientes amarillos.

–¿Alastor? ¿Qué hace un rufián como tu aquí? Creí que lo habías matado cuando terminamos. – El espartano no escuchó respuesta de Chakan.

–Supuestamente estoy en mi oficina chequeando a los nuevos inquilinos del hotel Hazbin. Pero seguro que tú estás aquí por lo mismo que yo. – Alastor sonrió, chasqueando sus dedos.

En su mano apareció una pequeña piedra. Jugueteando con ella, el Radio Demon mencionó "Espacio". Kratos supo enseguida lo que tenía presente. Chakan del bolsillo, sacó la piedra del Alma, a lo que volvió a guardarla.

–El grito de guerra resuena en el multiverso.

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Continuará…

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