Disclaimer: los personajes no son míos, les pertenecen a sus respectivos dueños.

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Capítulo 10: La Batalla de Apokolips

Parte 1: Planeación

En Persia, entrando a la nave para buscar herramientas, la nandroid Emmy agarró las llaves de distintos tamaños y un soldador para reparar los daños recibidos. La luz parpadeaba en la cabina. Al no estar Sigma, ella recibió la llamada.

–¿Quién es esa chica?

La androide se quedó viendo esa transmisión en vivo. Tecleando los botones, retransmitió el mensaje hacia el mismísimo Sigma.

El Maverick se encontraba afuera, cerca del palacio junt Zero, Malik, Alastor y Kratos que seguían reorganizando las tropas y atendiendo las peticiones de los heridos. Como lo hacían Shadoy y Elise con los demás.

–¡Vengan aquí! Están transmitiendo un mensaje desde Latveria. – Dijo Sigma.

Amplió la pantalla hasta que la imagen se hizo más grande, asustando a la mayoría que veían esa clase de magia por primera vez. Al reconocerla por las fotos que Sonic y demás tenían, Shadow supo quien era.

–Kim Possible… – Murmuró.

Desde Latveria, la pelirroja veía a los suyos. Los miró a los ojos, buscando las palabras adecuadas para dirigirse a hombres, mujeres, niños, animales que hablan, máquinas y demás seres que la escucharán en vivo. Bajó la vista y con una determinada cara, comenzó a hablar para todos.

–No nos conocemos, ni siquiera hemos interactuado ni intercambiamos palabras. No tengo derecho en hablar por todos pero lo que está pasando me obliga a hacerlo. Fuimos invadidos por un enemigo desconocido, que arruinó a seres cercanos, conocido, amigos y familias. Sé que los que me escuchan están tan motivados en querer vencerlos, lo que no quiero es que ataquen solos o les pasará lo mismo que a mi, perderán todo. – Kim Possible hizo una pausa. – Apokolips nos trajo la guerra, y se la vamos a devolver para acabar con los conflictos de una buena vez por todas.

En distintos puntos del multiverso, el mensaje de Kim Possible hizo motivar a los persas y a los demás, en especial a Malik. Sigma siendo un guerrero formidable entendía la gravedad que llevaría invadir ese planeta, y estaría ahí para acabarlo. Shego y los otros se sorprendieron por las palabras, Kim nunca dejaría de lado sus principios aún en el apocalipsis, se atrevería a ir más allá de los puños.

–Por esta vez, seamos más que aliados momentáneos, seamos uno. Vamos juntos al campo de batalla, pelearemos juntos y venceremos juntos ¡Hagamos que las cosas imposibles sean posibles! ¡Por los nuestros, por los que no están y por los que están! ¡por todos! ¡VAMOS!

La declaración de guerra fue dada, no hay vuelta atrás y Kim Possible lo sabía, y tomará los riesgos de esta. Desde afuera, los Latverianos estaban motivados por el discurso como los soldados de Overwatch. Desde Persia, las lanzas golpeaban el suelo y los gritos se hacían escuchar. Hasta en el planeta Mobius se empezaban a movilizar las tropas que quedaron ahí.

Desde Apokolips, habían captado la señal del mensaje. Albert Wesker sentía la presión de los suyos. Un tercer y último round contra el equipo Possible se acercaba, en especial contra Kim Possible.

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En primero en aparecer en Latveria fue la Death Egg y voluntarios de Mobius, llevándose la mirada de todos hasta de Víctor Doom que se sorprendió con esa nave. Eggman se quería mucho para plasmarse en cualquier lado. Después llegó Sigma con el ejército restante de Persia, con Malik quien los dirigía. Junto al Maverick venían Shadow y la reina Elise como el resto de aliados. Los grupos se hacían cada vez más grandes que ocupaban el interior del castillo como en las afueras de Latveria.

–¡MALIK!

–¡DASTAN!

Los hermanos se habían reencontrado al fin, uno pensaba lo peor del otro, tenía que haber algo más fuerte para acabar con uno de ellos. También Shantae se reencontró con sus amigos de Scuttle Town que vinieron a apoyar la causa. Fue inesperado ver a Risky Boots como a las hermanas Twitch y Vinegar, venían en representación de los suyos. Qiyana como Samira veían venir al resto. También Drow Ranger, Davion, Purist, Garrett y Masha recibieron con un cálido saludo. Malik hablaría primero.

–No saben como agradezco la ayuda de los nuevos aliados, nos salvaron de ser asesinados. De no ser por ellos…

–Malik, estás vivo, y estás conmigo ahora. Me alegra mucho verte, hermano. – Dastan lo miró con alegría.

–Parece que aquí también vinieron ¿No? – Qiyana se apoyó en su arma, viendo los muros de Latveria destruidos. –¿El señor de aquí?

–Es algo malo, pero está con nosotros. – Dijo Purist.

–Lo que importa es que están bien, pequeños salvajes. – Samira le refregó la cabeza a Garrett.

–¿Cómo los trató la invasión? – Davion preguntó.

–Scuttle Town estaba ardiendo, hasta que llegaron esos soldados, ese Shadow parece su comandante.

–Se lo ve un poco serio, aunque parece amigable.

–Se asustó cuando una zombie le habló, pero las risas no faltaron.

Sky, Bolo y Rotty Tops hablaron.

–¿Ya vieron esas máquinas que hablan?

–Los dos están guapos, pero me quedo con el rubio.

–Bájenle a las hormonas ¿Piensan en eso?

Risky Boots se cruzó de brazos molesta por las actitudes de Twitch y Vinegar. Shantae empezó a reír, contagiando a los demás. Purist y Kai'Sa se miraron unos segundos.

–Hay un par que están guapos. – Drow Ranger pensó en los muchachos que conoció.

–Espero coincidir con los que estoy pensando. – Masha la escuchó.

–Tal vez piensen en otro momento, ahí viene. – Kai'Sa veía venir a Kristoff Bernard.

El heredero los llamó y se presentó por toda Latveria, Víctor Doom estaba a su lado, cruzado de brazos y analizando en profundidad a los nuevos.

–Lamento que no sea un buen momento para conocernos pero no hay que dejar pasar los tiempos de calma; soy Kristoff Bernard, hijo de Víctor Vom Doom, heredero de Latveria.

–Doctor Doom para ustedes. – Lo dijo en un tono particular. – Nos reunimos en el patio ¿Quién es Malik?

El persa alzó la mano. Se sorprendió al ver esa armadura brillante y los adornos de la capa, en especial en esa máscara.

–Gracias por proteger a mi hermano, Doctor Doom.

–El príncipe Dastan también protegió a los míos en mi ausencia. Descansarán por allí , mi hijo los guiará. ¿Sigma?

–¿La máquina que habla? Está por allí.

–Venga conmigo.

Malik miró a Dastan como al resto. Víctor se quedó esperando hasta que caminaron juntos, mientras el resto seguía a Kristoff Bernard. Para hacerlos calmar, estaban reuniendo a los representantes de cada fracción presente, con el propósito de planear el siguiente movimiento.

–Debo decir que si nos hubiéramos conocido en otras circunstancias, estaríamos haciendo negocios.

–Cuando esto termine, seguro que si.

David Xanatos y Glenn Arias miraban a todos desde ese balcón, como cada uno charlaba con otro. Su grupo hablaba con el otro y así sucesivamente. No podía negar que Bayonetta se llevaba algunas miradas demás.

–Parece que somos iguales. – Xanatos habló mientras bebía ese trago que necesitaba, y no de agua. – Hombres de negocios, fuimos malvados en un momento hasta que un suceso nos hizo cambiar de lado. Me contaron lo que pasó con tu esposa, lo siento.

–Lynch… – Murmuró Arias.

–No, fue esa mujer agradable, Rachel Foley. ¿Tu secretaria personal? Owen también cumple esa función.

–¿También estuvo cuando le ponías trabas a Goliath?

–Emi puede tener la boca un poco grande. Y pensar que Kim Possible se interpuso en nuestro camino, para beneficio de todos. Entre nosotros ¿Crees que mate a Wesker?

–Ella tiene una moral distinta, aunque el clon de Diva diga lo contrario. Cuando estemos en ese planeta, y esté frente a él, veremos.

–Kim no parece esa clase de nuestro tipo.

David Xanatos tenía razón. El corto tiempo que pasó con ella le demostró ser más que una espía. Lo que Xanatos no sabía, o a medias, era que Kim tenía sus motivos; Y Glenn lo supo desde siempre cuáles eran.

Cómo había mencionado Kristoff Bernard, no había que dejar perder los tiempos de calma. Cada uno se presentaba y se reencontraba. Nadie podía evitar mirar a Bayonetta, pocos la veían demás. De Mobius, vinieron Amy, Vector, Jet y Sticks. Nack evitó enojarse al ver a la tejón, lo que contaba era que tenía otra oportunidad de verla.

–¿Se pensaban que íbamos a perdemos la fiesta? – El cocodrilo se rodeó de abrazos.

–¿Estás bien mi Sonic? – Amy lo besó en las mejillas.

–No me avergüences, y no frente a todos.

–Creía que al fin iba a ser el más rápido de Mobius. Me alegra que estén bien, muchachos. – Jet los saludó.

–¡Papá!

Sticks abrazó con fuerza a Nack, también no podía evitar hacer lo mismo.

–No te vas a deshacer de mí tan fácil, niñita. – Nack le refregó la cabeza.

–Se metió a la nave sin que la viéramos, es escurridiza como tu. – Dijo Amy, viendo como Sticks sonreía.

–Y ellos son los que me apoyaron. Bap, Ian, te presento a mis amigos. – Amelie Guillard se encontraba acompañada de aquellos muchachos.

–¿Eres como nosotros? – Preguntó Vector.

–No, bueno en parte si. Una historia larga. – Le respondió Ian.

–Pensaba que Amelie nos estaba mintiendo pero eran reales desde el principio, que impresionante. – Baptiste los saludó.

–¿Dónde se metió Perci? – Preguntó la francesa, pero nadie supo que responder.

Amelie sabía que necesitaba tiempo a solas con él. Nack se dio cuenta también.

–¿Qué dirá si le digo algo?

–Seguro te saca la mandíbula de su lugar, así que no te pases de listo.

–Oigan chicos. – Ben les habló a Lynch y a Kane. – Es mi novia, compórtense.

–Ay por favor galán, no me vayas a decir que le viste una bella personalidad antes que ese enorme par de tet ¡AY! Hijo de p…

Lynch se refregó el pecho cuando sintió el codazo de Kane. Sabía que se pasó pero era pícaro.

–¿Usted fue un villano?

–Lo dice por ese parecido a la nave de allí.

–Si, lo fui, caballeros. – Eggman extendió sus brazos frente a los androides X y Zero. – Opté por usar mi cerebro para otras cosas, y aquí estoy, sirviendo a la comunidad multiversal.

–¿Siempre es así de ególatra, pequeño zorro amarillo? – El androide Connor le dirigió la palabra al amigo de Sonic.

–Meh, siempre fue así. Aunque tiene su encanto. – Respondió Tails.

Alastor no pudo evitar sonreír al ver a Nathan Drake y Hellboy acercarse.

–Mis queridos personajes favoritos de la tierra, les dije que nos volveríamos a ver.

–Cierra la boca, desgraciado mentiroso.

–Pensé que había destruido ese Talismán, bastardo.

–¡No, esperen! – Vaggie se metió en el medio, defendiendo a Alastor de Drake y Hellboy. – Yo intervine, le dije que ustedes iban tras esa cosa, y cuando te fue a salvar de Blackfire, ahí fue cuando hizo el intercambio.

–Pero Vaggie, creí que éramos amigos. – Nathan la miró decepcionado.

–Lo somos Drake pero, Alastor lo mantuvo a salvo. Deben creerme, ambos.

Vaggie tomó la mano de Drake y lo miró con sinceridad. Soltando un suspiro, debía creerse que ese demonio era el "guardián" de momento.

–Es como pedirle a un león que cuide una oveja.

–Ay mi querido Hellboy, a tiempos desesperados…

Alastor se fue con aquella sonrisa maquiavélica. Charlie con Angel Dust se vieron.

–Deberíamos vigilarlo.

–¿Más de lo normal? Angel, siempre supe que Alastor es un jugador. Esperemos su próxima jugada.

Dva había terminado su cerveza, la que Brigitte Lindholm le dio. Iban por la segunda ronda y entre risas, se abrazaron.

–Es como una segunda oportunidad, no me importa si eres un clon, estás aquí con nosotros.

–No todos… – Hana Song sabía de quién hablaba.

–Lo sé. – La pelirroja bebió un trago. – ¿Ves a Nack? Esa comadreja con el parche. Perdió un ojo enfrentando a DeadEye Joe. Amelie y Gabriel lo ayudaron.

–Tuvo su merecido. Maldito desquiciado. – Hana cerró los puños enojada. – Se llevó a mucha gente querida.

–En Mobius también hizo de las suyas, nomás que ese lugar se volvió su tumba. Tranquila, Hana. Está muerto y así se quedará.

Las había escuchado desde lo lejos cuando mencionaron aquel demente. Monika vio como Chakan había eliminado a la variante del futuro. Pagó por la muerte de Fareeha Amari.

–Oigan ¿Dónde está Hunk? – Preguntó Sheva.

–Se fue con Punisher, Azrael y los muchachos a buscar el plutonio que Argiano le pidió que robara. – Le respondió Jacob Leiter.

–¿Muchachos? – La morena alzó su ceja.

–Longwolf y Asano. Admiro a Argiano, elaboró un plan de escape. Lástima que no lo podrá ver. – Dijo Diana Burnwood.

–Pudo haber sido un buen topo para nosotros. – Dijo Anna Grimsdottir.

–¿Cómo Hunk y tú pudieron trabajar con el? Sabiendo lo que hizo. – Fisher señaló al chacal.

–Nos pagaba bien; además nos encargó a Diva. Creo que Argiano sabía que le íbamos a venir encima algún día, aunque trabajando con Ras Al Ghul la muerte iba a venir pronto. Y lo fue. – Sheva desvío la mirada desinteresadamente.

Shego veía como de un tirón Cherri Bomb terminó la botella de cerveza , dejándole nada para tomar. Suerte que la mesa estaba llena de comida como de bebida para todos.

–Y ahora apareció esa robot de porquería y la coreana clonada ¿Qué debo hacer?

–¿Y te guardaste todo ese tiempo? Por favor Cherri, creí que eras la que daba la iniciativa. – Le dijo Shego mientras destapó la cerveza.

–Apenas te conozco muñeca ¿Y vas a aflojar ahora? ¡Jajaja! No creo que 2B pueda caer en los encantos de un humano. – Two Horns le agarró la botella, bebiendo un poco.

–¿Seguro, gordo?. – La cíclope miró a un lejano Nathan Drake que hablaba con 2B.

–¿La hizo sonreír? Bueno, creo que debes despedirte. – Two Horns después de beber otro trago, prendió un habano.

Shego la alentó con unas palmadas en la espalda. Cherri pensaría en algo para hacer que Drake le ponga los ojos encima.

En un rincón estaban apoyados en la pared la pistolera Ashe junto a Hanzo Shimada. Un poco alejados de la gente, pero no muy lejos de las bebidas.

–Amelie me habló de ustedes.

–¿Es el alcohol o esa cosa realmente está hablando? – Dijo Ashe.

–Es real. Nack ¿Cierto? – Le preguntó Hanzo a la comadreja, a lo que asentó. – También nos habló de ti, parece que tienen una muy buena amistad.

–La conozco desde que vino con ese estúpido del coronel. Dura, pero con buen corazón. Dicen que usas ese arco como arma ¿Qué tan bueno eres?

Hanzo sacó una flecha y la colocó en el arco, tensó la cuerda y disparó contra ese mantel colgado. Nack no entendía a que le dio, pero cuando se acercó al otro lado del mantel, vio la manzana perforada por la flecha.

–Presumido. – Murmuró la comadreja mientras sacaba la flecha, y comía la manzana.

Por consejo de Owen, Hiro y los demás caminaban por el castillo, llegando a recorrer el interior. Había algunas ventanas rotas tras la batalla; aún así las personas de Latveria estaban felices de seguir viviendo otro momento más. En sus mentes, Karmi seguía ahí.

–Tal vez fui un poco dura con Olivia.

–Al fin se dio cuenta. – Dijo por lo bajo Wasabi al escuchar a Gogo.

–No es su culpa, bueno, me tuvo de rehén pero no llegó a lastimarnos, como lo hizo Jedah. – Dijo Hiro.

–Karmi fue víctima de sus actos, aunque no lo quieras ver, Hiro. – Dijo Honey Lemon.

–No sean tan cerrados, chicos. Digo – Fred se puso delante de ellos. – Si no hubiera sido Olivia, hubiera sido otro villano, o peor, nosotros mismos.

–Eso es muy profundo de tu parte, Fred. – Gogo se apoyó en la pared. – Tienes un punto.

–Esto de ser héroes, es muy difícil. – Hiro suspiró.

–¿Olivia aceptará una disculpa de todos nosotros? – Honey Lemon juntó sus manos, pensativa.

–Se lo debemos, debe estar abajo. Vamos, aparte hay gente nueva, quiero conocerlos. Quiero conocer a varios ahí. – Hiro le tomó la mano a Gogo.

–Hagamos nuevos amigos, chicos. Nuevas aventuras nos esperan. – Fred abrazó a todos, hasta Baymax.

Desde un rincón, desactivando su camuflaje, la mismísima Olivia Colomar apareció. Los estaba escuchando. No podía negar que se sentía culpable de lo ocurrido con Karmi. Si no podía salvarla, pelearía por ella.

–Ahora me preguntó ¿Haré lo mismo?

Olivia giró y vio a Jet que bajó las escaleras. Supo que estaba por el castillo, preguntando a las personas.

–Creí que no te volvería a ver.

–Y yo creí que habías muerto ¿Ahora trabajas para los buenos? No olvido lo que hiciste.

–Jet, si quieres saldar tus cuentas pendientes, vamos a otro lado.

Acercándose rápidamente hacia ella, la agarró de la ropa llevándola a su misma altura. Olivia apenas dobló sus piernas.

–¡Los mataste! A Wave y a Storm. ¿Qué te da el derecho de estar con nosotros?

–Jet, se que no es fácil vivir con muertes en tu cabeza, pero si te hace sentir mejor…

Olivia lentamente le dio su arma a Jet, que la agarró sin dudarlo.

–Acaba conmigo, ya tengo suficientes motivos para no dejar de respirar.

Sin pensarlo, el halcón verde le sacó el seguro y apoyó con fuerza la boca del cañón en la frente. Tanto los ojos de ella como los de él se pusieron rojos y húmedos. Estaba a la mitad del gatillo, el pulso le empezó a jugar. Con una violenta fuerza, Jet le dio un culatazo a Olivia en la cara.

En el suelo, solo podía estar quieta; sin poder hacer nada. La sangre le empezó a brotar por la boca. En el suelo se mezclaban con las lágrimas. No quería verlo, ya perdió hasta la dignidad. Jet le arrojó el arma.

–Aunque te llene de agujeros… ellos no regresarán.

Jet la dejó sola. Se quedó ahí sin moverse como si la hubieran derrotado. Ni siquiera podía alzar la vista, no quería que nadie la vea llorar. No se molestó en ver quién se acercaba. Sintió las manos en sus hombros y al reconocerla, apenas la miró.

–Todos cometemos errores, Olivia. Muy pocos tienen el valor de reconocerlo; y tú tuviste el coraje de aceptarlo. Y ¿Sabes? Yo creo en la decisión que vas a tomar.

–¿Y como sabes… que no estoy mintiendo?

Ella sacó un pañuelo y le secó las lágrimas, después le limpió la boca. Viéndola directamente, Kim Possible se sinceró.

–Porque tengo amigos que hicieron lo mismo. Vas a estar bien, ya habrá tiempo para reparar el daño. Cuenta conmigo.

Kim fue atrapada por un fuerte abrazo. Pudo sentir que el hombro se le empezó a humedecer. Olivia necesitaba desde hace mucho alguien más que vea lo bueno, Zero fue el primero. Ahora Kim Possible fue la segunda.

Wade secó el sudor de su frente con el brazo, después de tomar agua continuó con su trabajo. Estaban todas las armaduras de los guerreros, incluso la de Geralt que no confiaba mucho en la "magia" de este lugar.

–¿Y se regenerará? – Preguntó el brujo.

–Cuando les disparen, les muerdan, los apuñalen o los golpeen. La nueva actualización de sus armaduras volverá a su estado original. Creo que con Davion si se transforma en dragón… no te preocupes, Geralt. Puedes confiar en mí.

–Hmmm. – El brujo se cruzó de brazos.

–¿En todos lados tienes cicatrices?

Geralt y Wade se vieron tras escuchar la pregunta de Monique. Jill Valentine vino para rescatarlos.

–Si, aunque tal vez Geralt estaría mejor si le trajeras una camisa ¿Puedes por favor?

Ella entendió la indirecta, aunque reconoció que no era debido pasarse de la raya. Monique apenas sonrió y se marchó para buscar la ropa.

–Eso fue raro.

–Reconozco lo que causo en las mujeres, pero debo decir que las de aquí son un poco más rápidas.

–No seas presumido, Geralt. – Le dijo Jill – Aunque debo reconocer que te llevas varias miradas. ¿Te puedo hacer una pregunta? ¿Cómo es que terminaste siendo un amigo de un príncipe exiliado?

–Algo parecido a lo que Wade me estaba contando. Fuimos de pueblo en pueblo para recuperar Persia, como lo hizo Saya Otonashi. No suelo tener amigos pero ellos me hicieron ver otra cosa. Lo reconozco.

–Jill, el está acostumbrado a ver cosas sobrenaturales de donde viene. Es como uno de esos personajes de videojuegos en la vida real. – Wade lo señaló con su dedo.

–Pero con una vida. – Dijo Rachel Foley que venía de afuera. – Seguro debe tener muchas aventuras ¿Y hay sirenas?.

–Si, tengo muchas; y con las sirenas, no creo que sean como las que estas pensando. – Geralt miró a Rachel. – De una mandada de lobos hasta un dragón podrían matarme, pero aquí estoy. Tal vez sea suerte.

–Todas esas cicatrices lo confirman. – Jill vio el torso tonificado y herido del brujo.

–Bueno espero que dejes esas dudas atrás, Geralt. A ver, intenta cortarlo.

Wade colocó la armadura del brujo en un maniquí. Geralt blandió su espada y buscó el mejor punto para atacar. El arma golpeó con fuerza la armadura, a lo que la mejora de activó. Se regeneró la parte dañada, sorprendiendo al brujo.

–Puede aumentar tus habilidades nativas, tiene un escudo de energía que se activa si intentan apuñalarte desde atrás. Ustedes serán invencibles en batalla.

–Impresionante, gracias Wade.

Geralt le arrojó tres monedas. El moreno las vio y abrió los ojos al el valor que tiene aquí, por ser de oro puro.

–Espero que nosotros tengamos eso también. – Rachel tragó saliva al pensar lo que ocurrirá.

En otro lugar, Jack Morrison veía la multitud desde otro ángulo. Subido en las escaleras y apoyado en la pared. Su mente pasaba por recuerdos nostálgicos, a lo que fueron interrumpidos por Gabriel Reyes que había desaparecido por unos momentos (otra vez) acomodándose la ropa.

–¿Dónde estabas? Te estábamos buscando, Gabriel.

–Estaba en la ducha. Quería estar tranquilo por unos momentos. ¿Ya conociste a los nuevos?

–Si. Parece que hiciste buenos amigos estando aquí y en Mobius. Gabriel, quiero decirte algo. Lamento que hayamos roto nuestra amistad aquella vez en el viejo cuartel de Overwatch. Necesitaba decirlo.

–Tuvimos nuestras diferencias, pero cada uno las quería solucionar de distinta forma. Y con el tiempo, me di cuenta de que cometí el peor error: Los dejé solos. Si hubiera recapacitado antes, ni Ana, ni mi hija Fareeha, ni los camaradas que perdimos, seguirían vivos.

–Aunque de todas formas, acabaríamos aquí en este lugar. Gabriel, necesito que estemos bien.

–Jack. – Reyes extendió su mano, esperando a que la apretara. – Lo estamos… amigo.

Morrison sonrió, y estrechó su mano. Dejaron de lado las diferencias del pasado, y la amistad triunfó otra vez. Los soldados de élite de Overwatch volvían al juego.

Shadow caminaba apartado de la gente, y lejos de los fisgones. Se apoyó en la pared y esperó unos momentos, hasta que apareció. Tenía la respiración agitada y su ropa arrugada. El erizo oscuro alzó una de sus cejas.

–Reporte.

–Ya está confirmado, Shadow. Reyes no es una amenaza, para nosotros. – Le dijo Perci mientras se acomodaba el pelo. – Y tengo otra cosa más que decirte. Se terminó, ya no soy tu agente secreto.

–Siempre hay que dejar que el cerebro piense primero antes que el corazón.

–Sabias lo que pasaría ¿No?

–Por eso te dejé tranquila, necesitaban despejar su mente ya que ambos sufrieron mucho. Creía que se terminaría rápido pero me sorprendieron.

–Eso es jugar sucio, Shadow. Y con más razón, dejo el trabajo.

–Se lo que se siente que jueguen con tu corazón. – El erizo oscuro pensó en Rouge. – Pero ustedes dos no son yo, apagué mis emociones por necesidad; ustedes lo hicieron para sobrevivir. Cualquier decisión que tomes, la apoyaré y te entenderé, Perci.

La bandicut buscó en su bolsillo la identificación de GUN. Pensó que lo había perdido pero lo encontró. Miró el carnet con su foto, y se la entregó a Shadow. Sabiendo la decisión optó, el erizo se supo firme e hizo el saludo militar. Perci lo hizo también, aunque sin ser tan seria.

–Buena suerte, Perci.

–Gracias Shadow.

Estrecharon las manos, y se fue. Ella pudo sonreír tras lo que ocurrió. El erizo pudo sentirse alegra aunque su rostro no lo diga, que personas puedan encontrar la paz que tanto buscan.

Amelie Guillard le pregunt Zero quien era Monika, ya que quería confirmar si lo que decían de ella era verdad. Al encontrarla, notó un ligero aumento de las pulsaciones cardíacas. La creación de Sigma, la espero con una esplendida sonrisa y comodidad.

–No hace falta venir con intenciones violentas, Amelie. – Monika notó el propósito. – ambas sabemos que ahora prefieres hablar antes de disparar.

–¿Acaso me buscaste? – La francesa se veía sorprendida.

–Si. No me trates como una colegiala de secundaria, Amelie, que esta apariencia no te engañe. No suelo creer en cosas humanas como el destino, pero la muchacha que nos conecta, era especial.

–Fareeha Amari… entonces lo que le dijo Junkrat era verdad, la conociste.

Monika cambio su rostro a uno pesimista. Agarrándose del pecho, con melancolía.

–Sigma me programó para ser una mujer, pero a medias no lo soy. Pero… ella me amaba, y yo a ella. Es casi irónico ¿no crees?

–¿Te habló de mí? Dime.

–De todo, hasta de cosas personales. Se que el único pariente que tiene vivo, es su padre, Gabriel Reyes. Superó ambas muertes, tanto de Fareeha y de Ana Amari, pero no deja de pensar en ellas. Me gustó ese detalle tuyo ¿Enserio volviste al planeta que te había convertido en un monstruo para cumplir una promesa? Eso me sorprende y me alegra saber que ella aún muerta, tenía buenos amigos.

–Me hubiera encantado darle esa carta en persona… Gracias Monika, y gracias por haberla protegido.

–Si, también me hubiera gustado que esté aquí, pero la vida sigue. Que tonta soy ¿crees que el amor duele?

–La mayoría de las veces… – Amelie suspiró tras recordar su pasado. Luego alzó la vista hasta donde se encontraba Arias junto con Xanatos. Sonrió de lado al ver a Glenn. – aunque hay excepciones.

–No me refería a las decepciones, iba a qué si quieres tanto a alguien ¿Duele? Quiero decir ¿En verdad sientes algo así? – Monika la miró con aquellos ojos color esmeralda.

–Bueno la respuesta puede ser tonta, pero si es de verdad… si, en verdad duele… – Amelie le respondió con sinceridad.

–Parece que nadie está a salvo de eso. Entiendo, Amelie.

La francesa no pudo evitar sonreír. Monika solo miró a otro lado también haciendo lo mismo. En una de esas, Gabriel Reyes la invitó con la mirada a un lugar apartado. Shego, Sam, Jacob, hasta Kane y Lynch los estaba siguiendo. Monika entendió la indirecta, dejándola que se vaya con el grupo. Entrando en el castillo, se encontraron con Jill Valentine que también fue invitada a esa reunión exclusiva.

La biblioteca estaba intacta, fue lo único que los invasores no pudieron destruir ya que estaba en el interior. La mesa tenía polvo, lo limpiaron con un trapo viejo y acercaron las viejas sillas. Algunas rechinaban por lo vieja que eran. Detrás de unos libros, Gabriel sacó la botella que le regaló Jill, junto a unos pequeños vasos finos que encontró en la cocina.

–¡Puta madre! Eso vale más que las armas que tengo. – Lynch abrió los ojos.

–No quise mirar el número cuando lo compré, era un regalo especial para Gabriel. – Dijo Jill.

–No sabía que tenías buenos gustos, Jill. Bien hecho. – Kane le palmó la espalda.

–Fue una recomendación mía, de echo. – Aclaró Rachel Foley que vino junto a Glenn.

–Sabia que se iban a reunir para algo, pero no pensé que era para beber. – Dijo Glenn Arias. – y aquí estamos.

–Por favor, no crean que sea la última vez que vayamos a tomar algo juntos. – Sam agarró uno de los vasos.

–No hagamos comentarios que bajen el clima; y Gabriel, gracias por invitarnos a tu "bar". – Jacob Leiter fue el primero en sentarse.

Para los que estaban ahí, fue raro escuchar un chiste que provenía del ex asesinó a sueldo, callado y serio.

–¿Ya sacaste tu lado comediante? Siempre me pregunté porque a veces haces eso. – Le dijo Shego mientras lo miraba con una sonrisa. – me da miedo cuando lo haces.

–No lo voy a negar pero me gusta su compañía.

–Eh me sigue incomodando, Jacob. – Shego se reía.

Cada uno se sentó. Llamó la atención que Amelie se sentara cerca de Glenn. Ya sospechaban de que algo tenían, nomás Lynch que golpeó la mesa y felicitando a su empleador por lo que consiguió.

–No lo íbamos a decir antes, pero estamos progresando.

–Al principio teníamos miedo pero, las cosas marchan bien. – Ella agarró la mano de Glenn, mirándose unos instantes.

–Felicidades, se que ambos se lo ganaron ¿Para cuando la boda? – Preguntó Rachel.

–¿Ya lo quieres sentenciar con un compromiso? – Lynch reía por el chiste que dijo. – Hablando enserio, muy bien Arias.

–¿Pensaron en tener algo más que eso? – Kane dibujó con la mano una panza.

–No puedo tener hijos, aunque pensé en adoptarla.

–¿Adoptarla? – Shego no entendió lo que dijo Amelie.

–Queremos darle una sorpresa a Diva. – Glenn esperó sorpresa de parte del grupo. – Sabemos lo que vivió antes de esto, no conoce el cariño de la familia. Así que le pregunté si quería tenerla en nuestro círculo, y dijo que si.

–Ella se lo merece, lo se muy bien. Glenn, me alegra que estés empezando otra vez. – Jill los miró a ambos. – Van a ser una buena familia, tienen mi bendición.

–Bueno, al menos los tres van a saber pelear. – Dijo Lynch mientras esperaba que le sirvan.

–Me gusta lo que estamos haciendo, – Gabriel Reyes abrió la botella y volcaba la bebida en aquellos vasos. – Jill salió del coma, ustedes cuatro me aceptaron en su grupo de amigos – Shego, Sam Fisher, Jacob Leiter, Kane y Lynch sonrieron. – Y Glenn y Amelie están formando una familia. – los miró a ambos con orgullo. – Cuando Jill me regaló ésta botella me dijo que la "comparta con gente especial"; creía que la bebería solo pero, ustedes son especiales para mí. Me aceptaron con todos mis defectos, me consideran un amigo como yo a ustedes. Hice cosas que no me enorgullecen, aún así, pude salir adelante. Los conocí a ustedes, y gracias por estar aquí.

Amelie tenía los ojos rojos, sabiendo lo que junto a él vivieron. Los demás cuando lo vieron por primera vez lo juzgaron, más Jacob; hasta que lo conoció a profundidad. Gabriel alzó el vaso y el resto también, bebieron juntos… menos Shego, que dejó la mitad.

–Gabriel ¿Me sirves en ese vaso?

–Claro, Shego ¿A quien se lo vas a dar?

–Y entonces ¿Qué hiciste, Kim?

–Entonces disparé y la antena se desactivó, desencadenando un apagón total de los robots.

Kim Possible le estaba contando una de las tantas aventuras a los que la estaban escuchando. Sticks estaba en primera fila viéndola como un superhéroe.

–¿Puedo llegar hacer eso también?

–Claro, Sticks. Tú puedes hacerlo, y podrías hacer mucho más, hasta puedes superarme.

–Bueno niñita, es hora de que Kim respire un poco. – Nack la apartó con una palmada en la espalda. – ¿Estás bien?

–Un poco nerviosa, pero trato de no pensar. ¿Ya hiciste amigos nuevos?

–Ese Rodin me cayó bien, también esa bruja alta que lo acompaña; como Emi. Y también ella, y ella…

–Mejor ubícate Nack, que si le llegas a decir algo a Powergirl te va a arrancar la cabeza. – Dijo Shego desde atrás. – Kim ¿Vienes? Me la robo un rato.

–¿Y ese vaso? Huelo a alcohol… – Nack olió el aroma.

–No es para ti, galán. – Dijo Shego mientras le guiñó el ojo.

–¿A dónde vamos?

–Sigueme.

Kim Possible le pareció tonto el misterio que rodeaba la actitud de Shego, no le importó ya que podrían hablar cosas personales. Subieron por las escaleras hasta el último piso de la torre, teniendo la vista de la fiesta allí abajo, con personas de distintos lugares del multiverso. Le dio el vaso, quería tomarlo pero Shego la detuvo antes que lo haga.

–Jill le regaló una botella de licor a Gabriel, y quería compartirlo contigo antes de que se lo tomaran todo.

–¿Encerio? Genial, Jill necesitaba un amigo así de dedicado. Lamento que no estaba ahí cuando despertó del coma.

–Nadie pudo verla, calabaza. Fui la tercera en llegar cuando abrió los ojos. Jacob fue el primero, seguido de Sam. Nos estábamos empezando a imaginar cosas horribles.

–No pasó nada, ella no merece ese final. – Kim suspiró. – Tampoco ellos.

–Lo sé… dejemos de lado las caras largas, hasta el fondo.

Kim y Shego se miraron y juntas bebieron al mismo tiempo. Disfrutaron el sabor amargo recorriendo su garganta, dejando una pizca de dulzura en los labios.

–¿Cuánto crees que Jill se gastó en la botella?

–No me dijo, pero seguro se gastó más de lo que imagino. El vidrio parecía caro.

Dejaron los vasos en el suelo y se apoyaron en la piedra, viendo hacia abajo. El silencio no era incómodo, es agradable. Tenían muchas cosas para decirse pero no querían malgastar el tiempo hablando de temas que no llevarían a nada. Fue Shego quien se acercó un poco más.

–Te extrañamos, Kim, yo te extrañe. Que tonta soy al pensar que ya no te volvería a ver ¿A quien más molestaría con mis estupideces?

–Si, también extrañaba tu sarcasmo. Tus chistes ácidos… – la pelirroja también se acercó un poco más. – también extrañaba verte ¿Cómo es que pasó un año, si yo lo sentí en minutos? Tal vez el tiempo en ese lugar no fluye como ahora. Fue horrible sentir esa ira que me hacia capaz de… matar a Zero. – Se tocó el pecho, sin llamar la atención.

–Pero no lo hiciste, calabaza. No eres como Jacob, esos ojos de muerto… o como yo. No voy a permitir que te hundas en ese hoyo.

Disimuladamente sus brazos se tocaban, como si fueran tontas en no darse cuenta de lo que hacían. Apenas giró su cabeza para verla, notando que ya tenía la vista clavada en sus ojos.

–Espero sea el trago que tomamos, porque no suelo actuar así. – Kim respiraba tranquila, ocultado su descontrol interno.

–Shego ¿Qué quieres decirme?

Al ser un poco más alta que Kim, Shego se acercó, deteniéndose a centímetros de su cara. Ambas sentían sus respiraciones, el aire que entrada y salía por la boca, agotándose al pasar el tiempo.

–Te conozco desde la adolescencia, cuando estabas en secundaria ¿Acaso no te diste cuenta lo que ocultabas cuando nos enfrentábamos? O simplemente era yo. – Shego se acercó un poco más.

–No entendía lo que quería, parecía que cuando salía a patrullar, lo hacía a propósito nomás por si te cruzaba. Pelearnos, sentir nuestros puños golpeándonos, cuando me acorralabas… – Kim también se acercó un poco más – Me agarrabas las manos ¿Qué es lo que quería?

No se atrevían a avanzar. Estaban jugando quien cedía primero. Estaban a centímetros y la que avance, perdería. Shego discretamente pasó sus dedos por las mejillas de Kim, pasando por el mentón, luego por el pelo, para continuar por el cuello y bajar lentamente al pecho. Sintió que el corazón le latía más de lo normal. Pasó por el abdomen hasta dejar su mano en la cintura.

–Las dos sabemos que queremos, calabaza, aunque siempre tuve miedo como reaccionarias si hacía algo que no te gustaba.

–Shego, pase lo que pase ahora, quiero que estés a mi lado. Venceremos juntas lo que vendrá.

–Eres una niñita cursi, calabaza… – la atrajo hacia ella. – y me gusta…

Shego perdió. Fue ella quien cortó la tensa cuerda. Kim la rodeó con su brazos, sintiendo la respiración caliente de la nariz. No fue un beso lujurioso, fue de verdad. Al terminar, y sin dejar de abrazarse, se miraron. Kim habló sin rodeos.

–Sígueme.

En otro lugar de Latveria, un portal se abrió. Eran Zero que trajo de vuelta a Punisher, Azrael, a los asesinos Longwolf y Asano, y a Hunk con aquella caja segura. Viendo que volvieron, Kristoff Bernard avisó a todos.

Ya era tiempo de planear el ataque.

Tras pasar diez minutos buscándola con Jill Valentine, Nathan Drake vio un jarrón de porcelana roto en el suelo, que seguía el rastro hacia una habitación. Intentó abrirla pero estaba cerrada, a lo que obligó a golpearla con ligeros toques.

–¿Hola? Kim ¿Estás ahí? Te están buscando todos, estamos en el laboratorio de Víctor, vamos que se están comiendo lo mejor y…

–¿Si?

Kim Possible se tapó con la puerta. El hombro lo tenía desnudo y Drake dejó a la imaginación actuar.

–Eh te espero afuera… – le cerró la puerta en la cara.

Jill se rió al ver la cómica cara que tenía Drake.

–Espera, no hay baño ahí ¿O si? – Valentine se cuestionó.

La pelirroja salió ya vestida, un poco despeinada pero no sé notaba mucho. Se dirigió al lugar. Después de que saliera, Shego salió. Acomodándose la ropa. Tanto Nathan Drake como Jill Valentine se quedaron perplejos.

–No viste nada, Nate. – Shego lo miró, y con esa mirada, bastó para callarlo.

Ya solos, giró para ver a Jill, bajando la vista y arqueando la ceja exageradamente, al mismo tiempo que tensaba la boca. Ella se aguantó la risa al saber lo que quería decir con eso. Le dio un golpe en el hombro para que dejara de ser payaso.

Antes de morir, Van Argiano aseguró el plutonio con tres dígitos. Uno a voz, otro a huella dactilar y el otro a contraseña numérica. Hunk tecleo el código; Diva apoyó su dedo en el panel, desbloqueando dos de tres llaves.

–Porque me hizo grabas eso, lo odio. – Sheva se aclaró la voz para decir el código – "caramelos de arándano".

Se escucharon pequeñas risas al fondo de los más jóvenes por la contraseña. Ya las tres llaves desbloqueadas, Hunk abrió el maletín. El plutonio estaba allí, listo para usarse.

–Los humanos siempre buscan una manera ridículamente poderosa de eliminar a sus enemigos, y si lo que estoy deduciendo es verdad… es muy impresionante.

Sigma sonrió con maldad al ser testigo del poder nuclear de la raza que lo creó.

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Continuará…

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