Gente linda de toda Arda! Vuelvo a traerles más lectura y más música!

Primer código para youtube: watch?v=jzN3yJXlWrg Les dejo el título del video por si no lo encuentran: Sound of Night crickets

Segundo código para youtube: watch?v=L7BfRN735zU Título del video: Kevin MacLeod- Gagool

Como siempre, les indicaré cuándo ponerlo!

Nos leemos!

Pd: Hay alguna forma de incrustar un link?


Primeras palabras con enanos de postre

-¿Qué rayos sucede aquí?-Preguntó Thorin malhumorado porque la conversación lo había despertado.
"Puedo entender lo que dice" Pensó ella para sus adentros.
-Bofur, responde-
-La muchacha puede hablar. Me pidió agua.-
-¿La demonio se puede comunicar?- Y giró su mirada hacia la mujer que bajó la vista cuando los ojos de Thorin se clavaron en los suyos.-Qué rápido se aprende un idioma cuando uno tiene sed.- Ironizó.
Estas palabras le cayeron como un yunque a la joven. Hubiera preferido no empezar a hablar o no comprender lo que hablaban si tenía que escuchar esta clase de ninguneo.
Como precaución, Thorin sacó su hacha y se digirió hacia ella. -¿A quién sirves demonio?-
La joven no respondió.
Thorin levantó el hacha.
-¡Responde demonio!-
-¡Deja de decirme demonio!- Fue la primera frase que le dedicó al príncipe a grito tendido.-¡Yo no soy…- El volumen de su voz decayó hasta convertirse en un murmullo que apenas se oía cuando trató de hacerle frente a la mirada del enano-… ningún demonio.-
-¿Que no eres demonio? ¿Y cómo podrías llamar a alguien que hace más de diez días que no come ni bebe, que hace aparecer y desaparecer sus pupilas como quiere, llevar extrañas ropas y para nada abrigadas cuando todos los reinos libres sabe que el invierno siempre llega en esta época del año y es crudo y letal? ¿Y qué hay de tu calzado y la especie de bolso que has traído? ¿Y que a pesar de que te has aseado sigues oliendo tan mal? Sin olvidar que quisiste robarte a nuestro poney… ¿Por qué debería dejarte seguir con vida?-
Esto alarmó a la mujer y se le notó en el rostro pues Thorin estaba disfrutando cada palabra.
-Espera.- Interrumpió Bofur.-Tienes que saber algo.-
Ambos enanos se apartaron para tener una conversación privada. Bofur le comentó el sueño que había tenido. Thorin no le creía en lo más mínimo, pues los enanos son bastante reacios a tener sueños proféticos. Bofur le mostró la bota de agua que había encontrado como prueba de la veracidad de la historia. Thorin miró la bota con demasiada seriedad en vez de asombro.
-Bofur…. Esta bota que tú supuestamente te dio Aulë, ¡es mía! ¡Le diste de beber de mi agua! ¡Yo le grabé el martillo antes de partir de Ered Luin!-
La joven tuvo que contener la risa al entender la conversación. Bofur tragó saliva y torció los labios preocupado por lo que acababa de hacer. El malhumor de Thorin comenzaba a incrementarse mientras que la paciencia hacia la mujer disminuía. Thorin nuevamente clavó su fría mirada hacia la muchacha y toda sonrisa desapareció de los labios de ésta.
-Te sientes mejor, ¿no es así? ¡Entonces veamos si aguantas sin beber hasta la noche!- Sentenció el enano.-Despierta a los demás Bofur, es hora de empezar la jornada.-
La mujer no la pasó bien en todo el día. Luego de cruzar el Último Puente, la caminata fue más ardua, pues la geografía del lugar comenzaba a ser más escarpada, con el consecuente gasto extra de energía para aferrarse a las rocas y subir, y por lo tanto, un consumo extra de agua.
A medida que subían, la nieve que se acumulaba en las rocas fue un gran aliado para la mujer que cada tanto tomaba un puñado, se lo metía en la boca y dejaba que el calor de ésta lo derritiera. Al darse cuenta de esta treta, Thorin lanzó un juramento en Khuzdul de tan malhumorado que estaba. La chica se sobresaltó al escucharlo.
-¡Mierda! ¿Cuándo vamos a llegar?- Se preguntaba la mujer para sí.- Dios, ya pasaron varias horas y no nos detenemos. Estoy cansada ¡Quiero agua! ¡Estoy harta de la nieve! Ya me duele la garganta…-Alzó su mano para rascarse la cabeza y un dolor agudo sintió en ella.-Cierto…. Esta herida de mierda… ¿Cómo me la habré hecho? Debe ser por esto que ahora no recuerdo…-Y se quedó pensando en esta última frase y suspiró.- ¿Quién carajo soy? Encima que no me acuerdo ni siquiera mi nombre, me siento incómoda estando con ellos… es más, creo que ni siquiera son humanos… aunque lo parecen. Encima llevan espadas… hachas… ¿qué pasa acá? Estas son armas medievales… Pero entonces… ¿dónde estoy?... ¡Ay!- El tirón de la cuerda le había dolido provocando que saliera de sus pensamientos.
-¡Vamos! ¡No te retrases! ¡Aún faltan horas para el descanso!- Le dijo Balin con voz firme. -¡Hey Fili! ¡Es tu turno de llevarla!-
El joven enano se acercó, tomó la cuerda que le daba su compañero y ató el extremo libre a su muñeca.
-Espero que no intentes algo conmigo. Tengo mi hacha lista para cualquier cosa… demonio.-
-Y dale con eso…-susurró ella harta de que la llamaran así.-
Fili la escuchó y tironeó de la soga. Ella casi se cae al suelo.
-¿Qué? ¿Acaso los demonios tienen nombre?-
Ella no respondió.

(Dale play al primer video: watch?v=jzN3yJXlWrg)

Las colinas comenzaron a cercarlos y ahora en el camino se interponía la naturaleza. Árboles caídos, rocas resbaladizas y una espesa vegetación encontraron en aquél lugar. A medida que avanzaban, a lo lejos se podía observar restos de lo que fueron grandes torres de vigilancia, ya olvidados por el tiempo, donde el musgo y los helechos adornaban sus paredes de piedras. Allí dentro estaban resguardados del frío, por lo que decidieron acampar y recobrar fuerzas. Habían caminado toda la mañana y toda la tarde, y ya anocheciendo, prepararon la cena. El poney quedó afuera, pastando tranquilamente mientras que el calor de la fogata que Kili preparó juntó a todos los enanos. La muchacha quedó relegada detrás de ellos, fuertemente atada. Tenía suficiente soga como para caminar un par de metros, pero no más. Ya había caminado demasiado en esa jornada y quería un buen descanso, aún cuando el suelo fuera de piedra. Tenía el cuerpo dolorido y entumecido por el frío, y de vez en cuando algún escalofrío le recorría la espalda, sin contar que le dolía la garganta. Se llevó una mano al hombro para masajearse cuando notó que su cuerpo estaba muy caliente.
-Lo que faltaba… fiebre.- Se dijo para sí al llevarse luego la mano a su frente. – En realidad tendría que dar gracias a Dios por estar viva… ¿Cómo puedo seguir de pie con este clima y con poca ropa cuando ya debería estar muerta por hipotermia?-
-Hey tú, toma cómete esto.-Dijo Fili mientras le daba un recipiente con carne y se sentaba enfrente suyo, pero manteniendo una cierta distancia.-
-Gracias.- Dijo ella cortésmente. Notó que su voz estaba afónica.
-¿Vuelves a perder la voz?-Se burló el enano.
-Considerando que tú estás más abrigado, en forma, mejor alimentado y en buen estado de salud…. Sí. Estoy perdiendo la voz nuevamente… y gracias a ustedes.- Sentenció la muchacha. El pedazo de carne que comió hizo dolerle aún más la garganta.
-¿Qué? ¿Los demonios son delicados cuando comen?- Dijo Fili cuando vio que el semblante de la mujer cambió.
-¡Que no soy una demonio!-Repitió enojada por enésima vez la joven.- Apenas puedo tragar la comida, y no porque esté fea…- Acto seguido se tomó la garganta con las manos.
- Al parecer esta carne no es de tu agrado… te quema la garganta…- y se retiró junto con la comida de la mujer.
Kili había visto toda la escena y vio cómo se retiraba su hermano. Luego, fijó la vista en la mujer que quedó sola y con su mirada en el plato de comida que Fili se llevaba. El semblante de la joven no fue de furia, sino de tristeza y el nudo que tenía en su garganta hizo que se le asomaran unas lágrimas en los ojos marrones de la muchacha. Luego, la contracción del diafragma se hizo evidente. Flexionó sus piernas, acurrucándose en ellas y así, con su rostro oculta en su regazo, la "demonio" comenzó a llorar silenciosamente.
-¿Los demonios lloran?- Se preguntó Kili, y por primera vez desde que la encontraron, dudó de que ella fuera tal cosa.
Cargó nuevamente su plato con carne y fue hasta ella.
-Ahora puedes entenderme, ¿no es cierto?-
La muchacha levantó lentamente su mirada hasta verle el rostro. Kili parecía más joven de la edad que tenía. Al igual que ella, él también tenía el cabello castaño y unos ojos negros muy profundos. En comparación con los demás enanos, su barba era la más corta y hacía juego con sus cabellos. En sus labios se dibujaron una leve sonrisa.
Él, por su parte, la veía más decaída en ánimos. A simple vista ya se notaba un desmejoramiento en su estado de salud, y eso que habían pasado unas cuantas horas desde que dejaron el Fontegrís. Su piel y sus labios, ya azules, se resquebrajaban producto del viento que soplaba sin piedad. También veía que tiritaba de frío y sus ojos se los veía cansados e hinchados del llanto silencioso, acompañados de unas prominentes ojeras.
-Oye, ¿te encuentras bien?- Dejando el plato en el suelo, y por segunda vez, tomó las mejillas de la mujer con sus manos. Allí se dio cuenta de que estaba enferma.
-¿Qué es lo que hice mal para que me traten así?- Dijo ella llorando.
-Ten, come esto caliente. Te vendrá bien.-
-No puedo, me duele demasiado la garganta como para tragar algo.-
Kili en verdad se preocupó del estado de la mujer, que ahora casi estaba convencido de que no era un demonio. Se levantó y fue hasta el fuego a calentar un poco de agua. Una vez que estuvo listo, volvió con una taza llena del líquido caliente.
-Nosotros, los enanos, no tomamos té y esas cosas… preferimos la cerveza. Pero creo que por lo menos el agua caliente aliviará en algo tu dolor.- Ella tomó la taza con sus manos y el calor que desprendía le alegraron un poco el corazón.
-Eres distinto al resto… ¿Por qué tanta amabilidad si tú también me consideras una demonio?-
El rostro del enano se entristeció.
-Digamos que me recuerdas a una hobbit que conocí…-
-¿Qué es un hobbit?-Preguntó ella inocentemente.
Kili la miró incrédulo.
-¿En verdad no recuerdas nada? ¿Ni siquiera de las razas de esta Tierra?-
-¿Qué? ¿Hay otras razas además de nosotros?-
-¿Nosotros?-
-Sí, nosotros. Humanos.-
Kili lanzó una carcajada que llamó la atención del resto. Thorin, pensando que la mujer le había lanzado un hechizo al muchacho, salió disparado en dirección a donde estaban.
-Ya has hablado demasiado con él. Kili, aléjate de ella antes de que ese hechizo te afecte más-
-¿Hechizo?-Dijeron ambos al mismo tiempo. Kili seguía riéndose.
-Espera Thorin, está bien. No me ha hecho nada malo… al contrario.-Luego se dirigió hacia la joven.- ¿Cómo te llamas?- Ella se quedó pensando un buen rato.- No lo recuerdas, ¿verdad?- La mujer asintió con la cabeza.- Entonces te llamaré Azul, por lo menos hasta que recuperes tu memoria.
-¿Y por qué Azul?- preguntó Fili.
-Porque fue el color que dijo Thorin cuando la encontró. Demonio "Azul"- Le respondió su hermano.
Thorin quedó contrariado con esto. Ser responsable indirectamente del nuevo nombre de esa mujer no le gustaba demasiado.
-Muy bien "Azul"-Siguió el príncipe tratando de darle una oportunidad a la mujer.- ¿Hablarás?-
-¿Hablar sobre qué? ¿De cómo me enfermé a causa de ustedes?- Dijo ella con su voz afónica. Y esta vez, hizo el intento de mantenerle la mirada desafiante a pesar de que la fiebre ya estaba empezando a afectarle.
-Tú no estás en posición de reclamar cosa alguna. Aquí, la única que ha actuado mal eres tú.-
-¿Qué fue lo que hice mal? ¡Dímelo!-
-¿Acaso no recuerdas que quisiste robarte nuestro poney?-
-No recuerdo eso… de hecho… tampoco recuerdo de dónde vengo…- Dijo melancólica Azul cabizbaja.- Mi memoria empieza desde que me desperté arriba del poney- Suspiró.- No sé quién soy, ni dónde vivo ni cómo llegué aquí. Sólo sé que no me siento a gusto en este lugar. Todo es tan… medieval… sus ropas, sus armas…- De a poco, fue inclinándose hacia adelante y sus ojos se cerraban. Kili tomó del brazo para que no se golpee contra el piso. Puso una mano en la frente.
-Está volando de fiebre Thorin… ¿Estás seguro que es una demonio?-
Él se acercó a Azul y quiso ponerle una mano en la frente. Ella se apartó. No quería que la tocara alguien tan insensible y rudo como él. Pero una de las manos fuertes de Thorin se posó en el hombro para hacerle sentir su autoridad mientras la otra intentaba tocarle la frente. Era verdad lo que decía el hijo de su hermana. A comparación de días anteriores, la temperatura corporal de Azul estaba muy alta.

(Y aquí tienes el segundo: watch?v=L7BfRN735zU. Como siempre, tienes que tener los dos videos corriendo ^^)

Un relincho se escuchó en la noche oscura. Bofur salió afuera para ver qué pasaba con el poney. Thorin, olvidando la fiebre de Azul, le llamó la atención que su compañero no volviera. Habían pasado varios minutos y ya estaba preocupándose.
Al salir de la torre abandonada, no encontró al poney, pero sí, alejado del campamento, unas grandes pisadas que iban en dirección norte.
-Trolls.-susurró el príncipe.
Para ese entonces, Azul cayó dormida producto de la fiebre. Kili le cedió su sobretodo para que estuviera más abrigada. Thorin llamó al resto y junto con sus armas salieron a buscar a Bofur.
Al seguir las huellas, vieron a lo lejos una luz roja.
-Balin, Kili, inspeccionen.- Ordenó.
Sigilosamente ambos se "deslizaron" hacia la luz y se detuvieron a un metro del lugar. Bofur yacía inconsciente al lado de una fogata. Alrededor, grandes huesos estaban desparramados en el suelo. Encima del fuego, un caldero lleno de líquido burbujeaba y derramaba su contenido haciendo que el fuego crispara sin cesar. Detrás de Bofur estaba el poney que relinchaba asustado y tironeaba de las riendas tratando de soltarse y no terminar siendo carne asada. Las armas del enano estaban a un costado del poney. Al ver que todo parecía tranquilo, Kili se dirigió hacia su compañero. Pisó hojas y huesos al acercarse, lo que lamentó en sobremanera el enano.
-¡Kili arriba tuy….!- Balin no pudo terminar su frase. Estaba colgado por una pierna de la mano de un troll. Bastó un "pequeño" golpe en la cabeza para que el enano quede desmayado
Kili reaccionó tarde ante la advertencia de Balin. Una gran jaula pesada cayó encima de él, dejándolo encerrado.
Fili, al ver que su hermano no aparecía, se puso nervioso y trató de salir del lugar oculto donde estaban. Thorin se lo impidió agarrándolo del hombro.
-Tranquilo… si te ven estamos perdidos.-
El joven enano tragó saliva y haciendo un esfuerzo para tranquilizarse, esperó el próximo movimiento de su tío. Luego de cinco minutos, ambos enanos comenzaron a acercarse lentamente hacia la fogata.
El troll estaba sentado al lado del fuego, con una gran daga en sus manos afilándola. A un costado, una gran jaula hecha con muchos huesos mantenía prisioneros a Bofur y Balin, que aún seguía inconscientes, y a Kili, que iba y venía dentro de la jaula, como una rata aprisionada tratando de escapar.
Thorin le hizo señas a Fili para que se prepare para atacarlo en cuanto él diera la orden. Sin hacer ruido, ambos se pusieron a los flancos del troll.
-¡Ahora!-Dijo Thorin.
Como una de las flechas de su hermano, Fili enfrentó al enorme troll blandiendo su hacha que resplandecía con la luz roja del fuego directo a los pies. Thorin, en cambio, apuntó hacia las manos, tratando de desarmar al monstruo que estaba delante suyo. El troll dio un estrepitoso gruñido quebrando la silenciosa noche y a modo de contraataque, estampó a Kili en un árbol, producto del manotazo que dio tratando de capturarlo.
Kili, al ver la escena, se puso más nervioso y trató con todos los medios que pudo romper los huesos que funcionaban como barrotes. Intentó despertar a Balin y a Bofur, pero seguían en una profunda inconsciencia.
Algo mareado, Fili se levantó a ayudar a Thorin, que peleaba mano a mano con el enemigo. Intentó mover sus pies, pero algo lo retuvo. Una mano grande mantenía sujeto al enano e instantáneamente, se escuchó una risa que retumbó el lugar.
Ahora el joven enano estaba tumbado de pies a cabeza, al igual de Balin a unos dos metros del suelo.
-¡Guille, deja de jugar con el postre!-
-¡Oh, Bongo! ¡Un poco más!-
Thorin giró su cabeza a la izquierda y vio cómo Fili se retorcía y daba hachazos en el aire. Bongo le sacó fácilmente el hacha al joven enano.
-O tiras tu arma o tu compañero se queda sin brazos…- Dijo Bongo a Thorin.
Thorin clavó su mirada en Fili y hundió su hacha en la tierra.
Tiraron a los dos enanos que faltaban en la jaula de huesos donde los demás estaban.
-¡Qué suerte que hemos tenido esta noche! ¡Plato principal y postre!- Dijo Guille feliz.- ¡Diez orcos con mucha carne para saborearlos y cuando no pensábamos encontrar nada más, encuentras a este grupo de enanos! ¡Los enanos saben muy bien!-
-Te dije que era buena idea reparar un poco aquella torre abandonada y echarle una mirada todas las noches. ¡Es una trampa perfecta!-
-¿No han quedado más enanos allí?-
-No, está todos. ¡Dos para cada uno!-
Bongo se alejó hacia el bosque y a los pocos minutos volvió con otras dos jaulas de huesos. Éstas tenían cinco orcos cada una. Cuando vieron a los enanos, los orcos se pusieron más violentos y trataron de romper los huesos.
-¡Quietos! ¡Todos van a tener el mismo final! ¿O quieren que su fin se les adelante?- Con estas pobres palabras, los orcos callaron.-Guille, aviva más el fuego que se está apagando y luego échale algo al agua para que tome sabor. Nos comeremos al poney primero.-
La escena que vieron los enanos les heló la sangre. Su único poney que los había acompañado durante todo el trayecto moría desangrada del cuello. La sangre tocó las brasas que crujieron. Los movimientos del pobre animal se hicieron más lentos, su relinchar poco a poco se fue apagando, hasta que ya no daba señales de vida. Ahí fue cuando Guille tomó su daga y comenzó a desollar al pobre poney, lo cortó por extremidades y lo arrojó al caldero. Luego, yendo hacia una de las jaulas de los orcos, logró tomar a uno que se resistía a no perder la vida. Bongo ayudó a su compañero. Tomó la cabeza del orco y se la envió para atrás haciendo que sus vértebras se rompieran, perdiendo la vida al instante. Cuando Bongo fue hasta las jaulas para buscar otro orco, éstos empezaron a gritar, pero no de ira, sino de miedo. Ahora no les importaba el grupo. Cada orco defendía su propia vida a costa de la de los demás. El troll consiguió tomar a otro, y de la misma manera le quitó la vida.
Mientras despellejaba al primer orco, Guille le gritó a los enanos.
-¡Disfruten el espectáculo! ¡Ustedes serán el postre!-
Despellejar a todos los orcos les llevó una hora aproximadamente pues se resistían ferozmente y no se entregaban tan fácil. Thorin y el resto se preguntaba cuánto más podrían resistir, pues le habían quitado todas las armas. Luego de la cocción, los trolls comenzaron a cenar. Se sintieron tan complacidos que, confiando en sus propias construcciones, se tiraron al piso para echarse una pequeña siesta.


El viento soplaba con ímpetu. Una fortaleza se alzaba delante de ella, tallada dentro de una gran montaña. De los arcos que conducían a los pasillos de la fortaleza salía una cálida luz que hacía sentirse mejor.
-Creo que deberías despertar- Le dijo una voz. La luz tocó su cuerpo y ella tambaleó, cayendo al vacío. La sensación en el estómago se hizo notar.


Azul se despertó con una mano tomándose el abdomen. Estaba sola con un abrigo de alguno de los enanos. La fiebre no había disminuido del todo, pero se sentía mejor. Buscó un poco de agua y algo de comer en las alforzas que estaban acumuladas en un rincón. Comió poco y lento, pues la garganta seguía doliéndole. Luego de que su hambre fuera por fin saciada, siguió revisando las alforzas hasta que se encontró con un bolso distinto al resto, era su mochila. La abrió con la esperanza de encontrar algo que le haga recuperar la memoria. Dentro de ésta encontró un libro enorme de matemáticas, un cuaderno con anotaciones varias, una cartuchera con lapiceras y lápices, un cortaplumas, una linterna, un celular y una muda de ropa.
-¿Me iba de campamento acaso? ¿A estudiar matemáticas?- pensó Azul.
La ropa fue lo que más le interesó. Encontró un pantalón de jean y no dudó en cambiarse aprovechando que estaba sola. Mientras se cambiaba, un ruido del exterior la hizo sobresaltarse. Terminó de calzarse el pantalón, y temerosa, asomó su mirada al exterior. Una figura de enormes proporciones se veía a lo lejos y en sus manos tenía una silueta que se movía sin cesar. La curiosidad pudo más en Azul. Con la linterna en mano se dirigió hacia aquella enorme figura.
Quedó oculta en unos matorrales a un par de metros del fuego. Vislumbró a los enanos atrapados en la jaula de huesos y quedó impresionada con el tamaño del "hombre" que estaba teniendo en su mano a otras criaturas que también parecían "hombres", pero sus rostros horrendos le indicaron que precisamente no se trataban de su misma especie.
Tuvo que llevarse una mano en la boca para no gritar del espanto de la escena que veía. Uno de los gigantes tomó al humanoide de cara horrenda y le rompía el cuello con facilidad. Luego dirigió su mirada a los enanos, sobre todo al enano que la ayudó y temió por su vida. Pero no pudo resistir mucho tiempo mirando esa escena. El terror dominaba su cuerpo y salió corriendo a un lugar más seguro.