Perdón la tardanza! Estuve con algunos contratiempos que no me permitieron publicar! Igualmente a partir de ahora voy a tener menos tiempo, entre el trabajo y el estudio trataré de buscar alguna hendedura para seguir escribiendo xD

Elein88: Lo del contenido de la mochila... eso aún lo estoy pensando. Sé que van a tener protagonismo y tiene un por qué su aparición, pero no será en un futuro inmediato. Tendrás que esperar =P

Nos vemos en el próximo capítulo!


Cap. 8

Escape

Llegó a la torre agitada y con miedo. La fiebre hacía de las suyas y necesitó un poco de descanso para luego, aterrada como estaba, escapar de aquel lugar. Atinó en sacar de las demás alforzas lo que había encontrado de comida y lo puso en su mochila y partió. Pero cuando había hecho cincuenta metros, el remordimiento entró en su corazón y una batalla entre su razón y sus sentimientos comenzó a tener lugar en su mente.

-¿Qué estás haciendo?-
-¡Este es el momento de irnos! No creo que volvamos a tener una oportunidad como ésta para escapar.-
-¡Desagradecida! ¿Te vas cuando las papas queman? ¡Ellos necesitan tu ayuda! ¡Van a morir!-
-¡Y nosotras también moriremos si nos descubren! ¿Qué te pasa? ¿Comprendes dónde estamos? ¡Porque de dónde venimos (que ninguna de las dos recuerda muy bien) es seguro que no existen esas criaturas! Parece que hubiéramos entrado en un cuento fantástico, incluso pienso que estamos soñando y que todavía no despertamos. Tengo que hablar con Subconsciente, porque esto se le está yendo de las manos.-
-Ok, sea un sueño o no, ¡ese joven nos trató mejor que el resto de sus compañeros! ¡No puedes irte así sabiendo que lo van a matar! ¡Mínimamente hay que devolverle el favor que nos hizo! ¿Así le pagas luego de que se preocupara por nosotras y nos haya tratado decentemente desde que recobráramos la conciencia?-

Azul se detuvo. Miró el horizonte lleno de malezas y árboles que tenía adelante.
-¡Mierda!- Se dijo.-Después de todo… ¿A dónde habría ido?-
Volvió sobre sus pasos hasta la torre y devolvió la comida en sus respectivos lugares. Y con sus propias cosas, retornó hacia la zona de la fogata.
Nuevamente el lugar, ella vio cómo mataban a la última criatura y la echaba al caldero burbujeante. Al ver esta escena, se le hizo un nudo en el estómago, pero sabía que tenía que hacer algo. ¿Algo como qué? Se dijo ella. Iba a ayudar a los enanos, de acuerdo. Pero no tenía idea en cómo hacerlo.
Mientras pensaba qué hacer, los gigantes comenzaban su cena. Azul volvió a mirar qué era lo que llevaba en la mochila. Lo único de utilidad en ese momento era el cortaplumas.- ¿De qué me sirve este cuchillito con semejante gigante?- Pensó para sus adentros. La linterna no le servía de mucho, salvo como proyectil de emergencia, y el celular. Éste, marcaba las cuatro de la mañana. ¿Sincronizado con este lugar? Ironizó. Se quedó hurgando en las carpetas de música que tenía guardado en la memoria, cuando una idea le vino a la mente.


Bofur había recobrado el conocimiento. Le contó al resto que al salir de la torre y no ver al poney, se internó en la espesura del lugar y sintió un mazazo en la nuca. Thorin le palmeó la espalda amigablemente y puso todos sus esfuerzos en salir de ahí. Los Trolls estaban durmiendo plácidamente, por lo que tampoco podían hacer mucho ruido. Sin armas, trataron de romper los barrotes de hueso que se interponían entre ellos y la libertad pero no tuvieron éxito. Encima de ellos, había una especie de puerta que Bongo lo utilizaba para agarrar mejor a su presa y que no se le escaparan las demás, pero era demasiado alto para los enanos, incluso subiéndose uno encima del otro.
Algo entre las sombras hizo estremecer a Fili. Las hojas de una planta de un sector del campamento troll comenzaron a moverse descaradamente. Fili giró la vista hacia los Trolls y rogó que no se despertaran. Azul se hizo presente con tres cruces hechas con palos que había encontrado y se dirigió directamente a su protector.
-¿Qué estás haciendo aquí?- Dijo él en un susurro.
-Tratándote de sacar y pagar la deuda que tengo contigo-
Thorin se acercó y por primera vez se arrepintió de haberla tratado tan mal. Ella, por su parte, lo miró severamente, hasta casi con desprecio.
-Que conste que esto lo hago sólo por ti, no por tus compañeros. Por cierto, ¿cómo te llamas?-
-Kili-
-Ok Kili, no tenemos mucho tiempo. En quince minutos es casi seguro que se despiertan. Y uno de ellos se irá a buscar algo…. No me mires así… espero que caigan en la trampa.-
-¿Qué es eso?- Preguntó Balin al ver esas cruces.
-Clávenlas en la tierra y pónganle sus abrigos. Serán sus dobles cuando escapen.-
-¿Y crees que con eso los burlarás?- Preguntó Thorin algo mofado.- Nos perseguirán hasta que amanezca-
-¿Se le ocurre una idea mejor?-Ironizó ella.- Necesito llegar hasta el techo. Ayúdenme a subir.-
Esta vez la escalera enano-humana fue más alta. Dos enanos y ella fueron suficientes para poder llegar hasta el techo y con el cortaplumas, cortar la soga que ataba la puerta. Con ésta, dos enanos pudieron salir. Thorin fue el primero y Balin el segundo. Sigilosamente tomaron sus armas.
Un ruido intermitente proveniente de la espesura de la noche, rompió el silencio.
-¡Uy! ¡Se van a despertar!- Dijo ella.
Los tres corrieron hacia la oscuridad y espiaron desde unas plantas que le brindaban cobertura. Fili, Kili y Bofur clavaron las cruces y se sacaron sus abrigos para simular que Thorin y Balin estaban con ellos. El corazón de Azul latía rápidamente.
-¡Vamos, vete a buscar el celular! ¡Vete, vete!- Decía por lo bajo. Thorin la escuchaba de cerca y no comprendía qué quería decir con "celular".
Por fin, Bongo y Guille se despertaron producto de ese ruido.
-¡Agh! ¡Maldito ruido del demonio! ¿Qué es eso?- Estalló Bongo de furia.
-¡Parece como si fuera una cigarra gigante!-
- Con que una cigarra, ¿eh? - Y le pegó con la porra en la cabeza.- ¡Idiota! ¡No existen cigarras gigantes! ¡Ahora ve y busca de dónde viene ese sonido! Y si se puede comer, tráelo. Iré por los enanos.-
Guille se llevó la mano en la cabeza producto del dolor y se fue gimoteando, perdiéndose en la oscuridad. Bongo se levantó y bostezó. Una lagaña tenía pegado en uno de sus ojos y así, a medio ver, miró la jaula donde tenía encerrado a los enanos y vio cinco bultos, tres que caminaba y dos sentados en el suelo. El ruido se aplacó.
-La puerta de la jaula está abierta… ¡se dará cuenta!- Susurró Balin.
Tomando valor, Azul abandonó su puesto para encarar al gigante.
-Deja en paz a mis sacrificios.- Susurró Azul desde las sombras. Con la voz tomada por el dolor de la garganta, se creaba un efecto tétrico que hizo efecto en el troll y se quedó duro del miedo.
Bongo, miró hacían todos lados y no vio a nadie.
-He dicho que los dejes en paz, ¿O no comprendes mis palabras?-
-¿Quién eres?- Dijo Bongo temblando.
-Soy el demonio del Invierno ¡Deja mis sacrificios libres! – dijo ella mientras aparecía a la vista del troll
-Estúpida.-Susurró Thorin mientras la veía y levantaba, junto con Balin, sus armas.
-¡Ja! ¡He estado mucho tiempo en este bosque y es la primera vez que te veo y oigo!-Dijo el troll más envalentonado al ver a la humana.
-¿Acaso no tienes un compañero que fue a buscar algo por un ruido que escucharon? Si ese ruido se vuelve a repetir, entonces significa que tu compañero acaba de fallecer-Al instante, el ruido volvió a escucharse y los temores de Bongo resurgieron pero esta vez con su daga en la mano.
Esto no lo esperaba Azul, y comenzó a retroceder temiendo por su vida.
- ¡Otro postre ha venido con los enanos! ¡Pero a ti no te compartiré con Guille!- Y se abalanzó sobre la muchacha.
Ella no pudo siquiera gritar del miedo que sentía y quedó petrificada en el lugar. Un dolor agudo sintió Bongo en los tobillos. Thorin y Balin cortaron los tendones del troll, que no pudo sostenerse de pie y cayó al lado de Azul.
-¡Muchacha, muévete!- Le ordenó Balin.
Esto hizo que Azul saliera de su estado letárgico y escapó de los manotazos que Bongo daba para atraparla. Ella corrió hacia la jaula para ayudar al resto de los enanos a escapar.
Bongo dio una buena resistencia lanzando estocadas con su daga aún estando en el piso, pero cuando a la batalla se le unió Bofur, cayó muerto con varios cortes en todo su cuerpo.
-El troll dio una buena pelea.- Dijo Balin satisfecho con el trabajo realizado.
-¿Están todos bien?- Preguntó Thorin al resto mientras limpiaba con la piel del troll las manchas de sangre de éste. Todos asintieron menos Azul. Las corridas, la adrenalina, la fiebre y el olor a sangre que emanaba el lugar fueron el combo para que se sintiera peor. Un mareo vertiginoso copó su cabeza y cayó al suelo sin sentido.
-Oye Guille, mira lo que encont….- El troll que faltaba se hizo presente en la escena y vio que su compañero había sido muerto. Dejó caer el objeto que llevaba y lo pisó cuando escapaba a toda velocidad para no volver más. Él no era tan aguerrido como su compañero, y la muerte de Bongo quedó impune hasta el fin de los días.
-Bueno, eso simplifica un poco las cosas.-Dijo Bofur.
-Pero nos complica otras.- Siguió Thorin.- No tenemos más a nuestro poney. La travesía se hará más lenta, y encima ahora tenemos que cargar a esta demonio…-
-Thorin… ¿Has pensado que puede no serlo?- Dijo Kili mientras le devolvía a Balin su abrigo.
- Sea o no sea demonio, yo no la quiero aquí. ¿Cómo supo que uno de los Trolls se iría? ¿Y ese ruido intermitente que escuchamos qué era?-
Kili no tuvo respuesta para eso.
-Bueno, el caso es que estamos vivos y gracias a ella. Creo que merece que por lo menos la cuidemos hasta que se haya curado.-Dijo Balin.
Mientras juntaban lo que quedaban de sus armas, Fili vio los restos de algo metalizado que estaban enterrados en la tierra.
-¿Qué es esto?-
Bofur se acercó y notó que eran los restos del objeto que Guille había encontrado minutos antes en el bosque. Sacó su hacha para mover aquel extraño objeto y al moverlo, el objeto emitió el ruido que había despertado a Bongo. El enano se sobresaltó y los demás también.
-¡¿Acaso no te basta con esta prueba Kili?!- Dijo Thorin asustado y preguntándose cómo un objeto tan pequeño podría causar tanto ruido. Sacó su hacha y de un golpe terminó con ese infernal sonido.-Brujerías… tomen un trapo y junten los restos.- añadió.
De mala gana y con cierto resquemor, juntaron los restos del aparato. Cargaron a la muchacha en las espaldas de Bofur y se dirigieron a la torre.


Azul se despertó del calor que tenía. La mañana casi terminaba y el cielo estaba radiante. Fili y Thorin preparaban el almuerzo mientras que Bofur hacía la vigilancia. La muchacha lanzó un bostezo silencioso y abrió los ojos de par en par. Varias mantas la cubrían completamente y una de ellas era un improvisado almohadón.
-Buenos días señorita.- La saludó Balin cortésmente.
Ella quedó confundida. ¿La estaba saludando? ¿A ella? ¿Y de manera respetuosa? Se incorporó de su lecho y trató de levantarse.
-No, por favor. Quédate. Aún tienes un poco de fiebre y no queremos que vuelva a subir. Luego de escapar de los Trolls, tu temperatura subió demasiado y en verdad me preocupé porque no podía bajarla, así que hoy…-
-Momento, momento… ¿Qué pasa aquí?-
-¿Qué pasa con qué?- Preguntó Balin.
-Estás hablando conmigo como si nada hubiera pasado… me estás tratando bien… ¿Qué sucede?-
El viejo enano sonrió. Un sentimiento de ternura creció en su corazón.
-Creo que es una forma de pedirte disculpas. Gracias a ti estamos con vida. Aunque todavía Thorin sigue creyendo que eres una demonio, yo pienso que eres una hechicera -
"Bien, ahora subí de rango para éste. Dejo de ser demonio para ser hechicera" Ironizó para sus adentros. Balin le puso una mano en la frente.
-Mmmm… estás mucho mejor. Con un poco de suerte podremos retomar el viaje esta tarde. Si te recuperas, habrá travesía nocturna… Ah, y mi nombre es Balin- Luego señaló a cada uno del grupo.
-Él es Bofur, el rubio es Fili y el morocho es Kili. Ambos son hermanos. Y nuestro líder de la compañía, Thorin hijo de Thráin, hijo de Thrór.-
-Ahh…- Dijo ella con un poco de desgano y sin mucho para decir. Le sonaban tan huecos esos títulos que ni se molestó en preguntar más.
-¡Hey! ¡Tú y tenemos una conversación pendiente!-Dijo Kili acercándose.- ¿Cómo se encuentra tu garganta?-
- Mejor- Dijo ella secamente. Era cierto, ya no tenía el dolor de la noche anterior y su voz comenzaba a mejorar.
-Hay algo que quería preguntarte, pues la otra vez había quedado en el tintero. ¿Crees que nosotros somos humanos?-
Balin abrió más los ojos con esa pregunta, Thorin agudizó el oído y Azul se encogió de hombros.
-Sí… ¿por?-
Esta vez fue Balin quién se echó a reír.-Ay muchacha… en verdad que no eres de estas tierras. Nosotros somos enanos…-
-Humanos enanos…- acotó ella.
-No, enanos. A secas.- dijo Kili.- ¿Acaso no ves las diferencias?-
-Que ustedes tengan un problema de crecimiento no significa que no sean humanos.- Ahora, el resto de la compañía estalló en risas pues todos escucharon lo dicho por la mujer.- ¿De qué se ríen? A pesar de que ustedes son hombres y yo mujer, no le encuentro mucha diferencia. Una cabeza, dos piernas, dos brazos, un corazón, vísceras iguales… etc etc etc. ¿Qué hay de diferente en esto?-
Balin se la quedó mirando extrañado. Diciéndolo así, humanos y enanos no eran muy distintos. Moldeados a semejanza de los Valars, ellos siempre se hicieron notar lo diferentes que eran en comparación de otras razas, pero nunca se puso a pensar qué era lo que tenían en común. Tal vez por eso, se llevaban mal con algunas gentes de esa raza y con otras demasiado bien.
-Mira- Siguió Balin tratando de aclararle el panorama.- Nuestro pueblo, el de los enanos, fue creado por el gran dios Aulë. De él aprendimos todo lo que sabemos, incluso nuestra lengua.-
-Me parece que se olvidó de los modales…-susurró ella. Haciendo caso omiso, Balin siguió hablando. -No sólo nuestra raza ha poblado esta tierra, sino también los humanos, elfos y hobbits. De hecho vamos en camino a un pueblo elfo a pedir consejo.-
-No vamos a pedir consejo Balin.- Interrumpió Thorin la conversación.- Vamos a dejarla con ellos para que se encarguen.-
- Si eso implica no escuchar más tus insultos, por mí está bien.-Bufó ella.
-A mí no me engañas hechicera. No niego que tus conjuros han servido ayer, pero deberías estar agradecida de que no te hayamos abandonado.- Replicó Thorin. Caminó hacia una de las alforzas y sacó un bulto envuelto en un trapo.-Aquí tienes tus elementos de hechicería.- Él se lo dejó a un lado. Ella lo tomó y descubrió que era lo que quedaba de su celular.
.Ay, no… mi celular…-
Kili miró con curiosidad los restos del aparato. Thorin lo retuvo por el hombro. No quería que se acerque demasiado a ese objeto.- ¿Qué es?- Preguntó
-Nada… ahora es solo basura-

Aquél día de descanso luego de días de caminata les sentó de maravillas al grupo. Aprovecharon para buscar víveres, asearse y limpiar sus ropas, pulir sus armar y planificar la siguiente dirección a tomar cuando retomen la marcha. Ella los miraba atentamente, curioseando todo. Este comportamiento hacía molestar a Thorin que disimuladamente le echaba una mirada para ver qué rayos hacía. Salió al exterior con sus alforjas pues, al no tener más al poney, debía desechar algunos elementos que hacían sobrepeso. Balin se le acercó.
-Podremos empezar el viaje cuando gustes. La fiebre ha bajado completamente y podrá resistir mejor la travesía.-
-¿Por qué me hablas de ella? Prefiero oír que los demás están bien, o que las armas están listas… cualquier cosa, menos de "esa"-
-Bueno, disculpa.- Se retractó Balin.-Es que es verdaderamente amable cuando comienzas a hablarle.-
Thorin resopló y mandó a que hagan los preparativos para la marcha. Ya era tarde cuando la emprendieron, el sol tocaba el horizonte y la luna asomaba tímidamente entre las nubes. El frío se hacía paso entre la compañía y los árboles que avanzaba lentamente en lo que quedaba del bosque. Prefirieron costear el camino principal por sugerencia de Fili. Él estaba preocupado por las repetidas apariciones de los orcos, ya no era mera casualidad de que aparecieran y el haber tenido a metros de ellos diez orcos le hacía sospechar que algo se traía entre manos. De todos, él intensificó más sus sentidos mientras la noche caía y ayudaba en la guardia, aún cuando a él no le correspondía. Esa misma noche, Bofur se adelantó junto con Fili para explorar el terreno, que volvía ser rocoso. Su visión, no tan buena como un elfo, pero sí la suficiente como para mirar más allá de la visión humana, divisó un punto rojo (otra fogata) a unos quinientos metros desde su posición. Ambos enanos se miraron y no dudaron en reunirse con el resto. Esta vez, la curiosidad no ganaría y apretaron el paso para alejarse de allí rápidamente.
Azul ya no se sentía tan cansada como antes. Su gripe, todavía presente, disminuía con el paso que llevaba. Esta vez, bien alimentada y más abrigada, aunque un poco apretada (Kili y Balin cedieron una parte de sus ropas de abrigo), podía resistir mejor el frío de la noche cerrada. Con las manos atadas y la soga unida a una de las manos de Balin, fue bien guiada en la oscuridad. De vez en cuando se hacía pequeños cortes en las manos y sangraba pero no era nada importante.
Cuatro días de caminata nocturna pasaron desde que escaparon de los Trolls. Atrás dejaron el bosque y no les quedó otra que tomar el camino principal para no desviarse demasiado. Era una zona donde Balin no conocía y sólo por el recuerdo de los mapas podía sugerir o ayudar en la elección del camino a tomar. Esa noche decidieron tomar un breve descanso. La comida fría no alegraba los corazones de los enanos y el de la muchacha. Saber que algo les pisaba los talones no era de su agrado y más aún no poder hablar entre sí. Sólo algún que otro murmullo entre ellos era suficiente. El voto de silencio implícitamente dado por Thorin era casi respetado a rajatabla, pero ese día necesitaban descansar. El sol podría llegar a calentar sus corazones si sobrevivían esa noche. Para colmo, con el correr de los minutos, las nubes taparon las estrellas y la luna haciendo que la oscuridad fuera completa. Azul se sentó tanteando dónde ponía su trasero cuando su mano se topó con una roca filosa que le hizo un corte en el dedo índice.
-¡Estúpida roca!- Susurró ella. Tomó la piedra y la tiró lejos, con la suerte de que no había enano alguno en la trayectoria de ésta. No se escuchó el golpe de cuando cae un objeto.
-¡La estúpida eres tú! ¡Insensata!- Le reprochó Bofur por haber hablado.- ¡¿Nos pisan los talones y tú te das el lujo de gritar?! ¿Acaso quieres que nos maten?-

Esa piedra siguió su camino. Silenciosa como nadie, bajó rápidamente por el barranco donde se encontraba, y en caída libre, cayó al vacío. En el silencio de la noche, el repiqueteo de la caída fue amplificado en cierto grado que no fue escuchado por la compañía, pero sí por oídos mucho más agudos que el de un enano o una humana. Esa roca, desprendía un aroma dulce y cuyo color carmesí dejaba su estela en todo su camino hasta que encontró reposo al lado de un árbol. Allí se quedó toda la noche y todo el día. Sola y silenciosa como la noche que la vio moverse por primera vez, encontró dueño la noche siguiente a su llegada. Esa criatura la tomó delicadamente para no contaminarla demasiado; observó detenidamente sus imperfecciones, sus huecos y líneas predominantes, hasta encontrar el color carmesí que la caracterizaba. Las pupilas de la criatura se dilataron aún más al encontrar tan preciado tesoro en aquél lugar tan inhóspito. Se la llevó cerca de su nariz y su olfato sintió su aroma que despertaron dos sensaciones contradictorias, pero que viéndolo desde su perspectiva, encajaban perfectamente en su mente, su deseo y su misión, que muchas veces estas dos palabras corren en direcciones opuestas.
Mientras olía aquella roca y se dejaba llevar por estas sensaciones, su mente quedó en blanco con la mirada perdida. Sus vasallos que lo acompañaban quedaron consternados y uno de ellos, el segundo al mando, calmó al resto. Un mensaje le estaba llegando a su líder, mensaje proveniente de algún sitio oscuro, con la capacidad de poder entrar en la mente y subyugar a aquél guerrero para hacer su voluntad. Al abrir sus ojos encontró en sus manos pequeña caja. Éste la abrió y al observar su contenido, una carcajada inundó su garganta.

-Buenos días señorita-
Azul se despertó de un sobresalto con los cabellos revueltos. Tres días de caminata diurna llevaban ya, siete desde que dejaron los bosques. Con un par de lagañas en los ojos y un bostezo donde Fili y Bofur pudieron verle la campanilla de la garganta comenzó su día en aquellas tierras. Las quejas habían quedado atrás como también los malos tratos, o casi todos. Tanto Fili como Thorin seguían mirándola con recelo y cada vez que se dirigían a ella lo hacían de manera brusca. En cambio Bofur trataba de no tener contacto con la muchacha. Aquél sueño, tan vívido para él pero tan incoherente cuando su mente trataba de darle un sentido racional, le hizo dudar en el trato que Azul se merecía, por ello prefería la distancia. Sólo con Kili y Balin Azul pudo entablar una cierta (pero no mucha) relación que Thorin no consentía en absoluto pues los hermanos comenzaron a tener roces entre ellos.
Ella se incorporó y devolvió el saludo a Balin. Miró alrededor.- ¿Donde está Kili?-
-Discutiendo con su hermano.- Suspiró.-Desde que tú te has sentido mejor, Kili está más al lado tuyo que de él. Fili piensa que ha caído en alguno de tus hechizos- Y la miró de reojo como si tratara de leer algo más en sus gestos corporales o en su cara.
El semblante de Azul cambió. Al escuchar esa noticia se entristeció verdaderamente. -Entonces dile que no vuelva a acercarse, si yo soy la del problema…- Lamentaba tener que decir eso, pues disfrutaba de su compañía más que con cualquiera de los enanos.-Y mejor aléjate tú también, si no quieres que tu jefe… ¿Thorin se llamaba?- Balin asintió.-… si no quieres que el señor Thorin también se enfade contigo.-
-Hey, sabes lo que pienso de ti. Y si yo no me siento hechizado, es porque tampoco lo está Kili.-
-¿Y eso qué importa? Lo demás lo creen y está bastante arraigado ese pensamiento.-
-Por primera vez estoy de acuerdo. Balin, aléjate.- Interrumpió Thorin.- ¿No te basta ya con ver a los…a Fili y a Kili peleándose?- Iba a decir "los hijos de mi hermana" pero tratándose de lo que pensaba sobre ella, prefería no revelar información de más.
Levantándose del piso, ella se puso frente a frente del enano. Éste se llevó una mano al mango de la espada por precaución.
-Mira….Thorin… o como te llames. ¿Crees que si fuera de verdad un demonio como dices que soy me detendrían un par de sogas como éstas?- Y le mostró sus manos atadas- Y aún así, ¿crees que sería algún impedimento para matarte?- y avanzó hacia él.
Al oír esto, Thorin sacó su espada. Azul retrocedió al ver el brillo de su acero.
-¿Crees que si fuera demonio me asustaría de esta manera en que estoy ahora al ver eso?- Dijo ella con voz temblorosa. –Si en verdad fuera tal cosa, hace rato que me hubiera defendido de los insultos que me ofrecieron, hubiera curado mis heridas por mí misma, y escapado. ¿No te parece?-
Thorin comenzó a acercarse a la muchacha. Esta vez, Balin salió por ella.
-Thorin, espera. Tiene razón. Si ella fuera un demonio necesitaríamos un ejército para derrotarla. No lo hagas- Esta última frase crispó los nervios de Azul, que a medida que Thorin avanzaba, ella retrocedía. Un temor se apoderó de su cuerpo y su respiración se duplicó.
-No, por favor… ¡Te juro que no soy nada de eso! ¡No, te lo suplico!- Rogó la mujer al ver que la espada estaba en lo alto.-
Los gritos de Azul alertaron al resto de la compañía que corrió al campamento.
-¡Thorin no!- Gritó Kili al ver la escena.
Los restos de unos nudos cayeron en el pasto seco. Azul había cerrado los ojos para no ver lo que para ella era su final. Sus manos estaban libres al fin y al cabo. Thorin tomó con una de sus manos el rostro de la muchacha y los obligó a que clavara su mirada en él. Azul, muerta de miedo, cayó arrodillada y obligada a mirarlo. Así, ella conoció unos ojos profundos como el nombre que Thorin indirectamente le había dado. Estos ojos revelaban años de lucha y de agobiantes obligaciones. Esos ojos develaban la majestuosidad de los señores enanos, la experiencia de la madurez y la vigorosidad de la juventud. Todo en un total equilibro que el corazón de la muchacha quedó traspasado de un lado a otro. Pero no por un sentimiento de amor, sino por compasión, pues en su interior, entendía (y no sabía cómo podía hacerlo) que una carga le fue encomendado desde su nacimiento y el por qué de sus reacciones.
Él, por su parte, vio unos ojos temerosos, humedecidos por la humedad de las lágrimas que se asomaban. El temor era real, hasta su mano que tocaba la piel de su rostro sintió que se contraía y se le ponía la piel de gallina. Pero esos ojos, además de la sensación obvia que veía, le faltaba algo. Y él también sintió que ella misma estaba perdida y que mirándola, veía un vacío que Azul trataba de llenar y no podía. Ahí se dio cuenta que también la historia de la pérdida de memoria era cierta. Un alma en un cuerpo sin memoria es como un fantasma errante buscando algo que no recuerda. Y por primera vez desde que sus caminos se cruzaron, tuvo piedad por la mujer.
Apartó sus manos del rostro de Azul y se apartó. Ella, temblando, miró sus manos recién liberadas.
-Vete.- Ordenó Thorin.- Si caminas en aquella dirección y eres ligera de pies, podrás llegar al poblado elfo antes del anochecer.-
-Pero apenas puedo ubicarme en este….-
-¡Vete antes que me arrepienta!-
Si querer desobedecer a aquella imperiosa voz, salió corriendo hacia la dirección que Thorin le había dado.