¡Buenas noches Hermosa Gente de toda la Tierra Media!

De a poco voy retomando el ritmo de escritura.
Si es la primera vez que estás leyendo esta historia, ¡Bienvenid !
Si la estás retomando, ¡gracias por volver!

Aquí está el siguiente capítulo, ambientado en la Tierra Media... pero tristemente en nuestro mundo nos puede pasar.

Disfruten la lectura. Espero que esta vez se cargue sin errores. Sino, les pido por favor que me avisen ;)

Lynlia

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Una dura derrota

Kili observaba detenidamente a su tío. Su postura, el tono de su voz, la mirada seria y penetrante, la forma en cómo defendía a su protegida, le hacían reforzar sus sospechas de hace ya bastante tiempo.
-¿Qué intentas hacer Gelion? – Thorin se interpuso en el paso del elfo- ¿Crees que puedes ir en contra de los designios de los Valar? ¿Crees que puedes tomar todo lo que desees?-
-No pienso discutir algo tan delicado en público. Pero si tengo la oportunidad de que ella se quede conmigo, no la perderé-
-Aún si tuvieras el favor de los dioses, ella no te ama y no lo hará jamás.-
La mirada engreída de Gelion cambió por una más seria.
-¿Y a ti qué te preocupa en que tenga la oportunidad de seducirla? Hablas como si fuera tuya… Además, haces muy buena pareja con Lady Diesa…-Y esquivándolo, siguió su camino hacia la tienda de joyas donde las mujeres se encontraban. En el camino, vio como Sannla salía del local. Pasó al costado suyo y con un ademán lo saludó, sólo para irse con los de su raza.
-De todas las batallas que hemos compartido, Thorin, ésta es la que más me duele verte perder…- Thorin miró a su sobrino en silencio.- Meses atrás, en la región de Delagua, me aconsejaste que no mostrara mis sentimientos en el campo de batalla. Pero también agregaste que ellos mismos son nuestra más grande fortaleza…. Si bien Gelion es un idiota por ponernos en este escenario, tu postura frente a esta situación me inquieta un poco (Y aquí es donde debo darle la razón al elfo)-
-Kili, el trasfondo de esta relación no lo sabes. Es más, yo tampoco sé demasiado. Aquella vez que nos capturaron. Gelion fue muy duro con nosotros aún cuando hemos dicho la verdad desde un principio, Pero algo pasó por la mente del elfo que comenzó a tratarla de una forma demasiado cortés. Y antes de escapar de las garras de Azog, fue tan insolente que besó a Azul en medio de la batalla. Ahora, cada vez que ella se encuentra con él, la siento inquieta, nerviosa.-
-Ok, eso no lo sabía. Pero es un hecho que ella no está a gusto con él porque salta a simple vista. Pero no cuestiono eso, te cuestiono a ti. Cuestiono la forma en que has respondido, Porque si otro enano escuchara esta discusión, interpretaría que tú también estás interesado en ella.-
Las palabras de su sobrino impactaron en todos sus pensamientos.
Kili paró de hablar al ver a Sannla ir hacia ellos con un paso enérgico. Su rostro denotaba preocupación y ansiedad. El joven enano le hizo un gesto con la cabeza a Thorin y él se dio media vuelta.
-Príncipe Thorin, Príncipe Kili…. Me envía Lady Azul.-
-¿Qué es lo que sucede Sannla?- Inquirió Kili
- Príncipe Thorin, Lady Azul requiere su presencia en la tienda.-Tío y sobrino se miraron sorprendidos. Sannla prosiguió – Ella cree que algo raro está pasando allí adentro, y a pesar de que yo no he notado nada raro, el tono con el que me lo ha dicho me ha dejado intranquila.-
-¿Cuántos enanas hay allí adentro?- Preguntó Thorin.
-La encargada, que está atendiendo a Diesa… y unas cuantas empleadas-
- ¿Cuántas empleadas son efectivamente?- Dijo Kili severamente
-Tres… ¿cuatro? quizás... Disculpe, no las he contado.- Sannla bajó la mirada a modo de reproche.
-Algo huele mal Thorin…. Azul no soporta a Diesa, pero jamás pidió tu intervención.-
-Lo sé. Lleva a Sannla al palacio en la carreta y da la alarma.-
-Si pasa algo, no podrás tú solo… Ten esto- Kili sacó de su chaqueta una daga.- Thorin lo miró sorprendido- Bueno… Lo aprendí de Azul. Nunca se sabe cuando se la puede necesitar.-
-Mahal quiera que Gelion se haya dado cuenta de la situación. Y si Azul ese encuentra bien, algo podremos hacer.-

-¡Te he dicho que me sueltes!- Sentenció Diesa mirándola con dureza a la muchacha.
-¡Deja de pensar en joyas Diesa! ¡Realmente estamos en problemas!- Le gritó Azul mientras la obligaba a retroceder.
-¡Suelten a las mujeres!- Exclamó Gelion. La "enana" que lo sujetaba fuertemente, lo golpeó en la nuca. No fue suficiente para desmayarlo, pero sí para que cayera de rodillas.
-¡Gelion!- Exclamó Azul preocupada.
-Awww…. ¿Preocupada por tu pretendiente querida? ¿Me recuerdas… maldita mujer?- El enano saltó ágilmente el mostrador dejando caer varias joyas al piso. Su mirada se había transformado y sus facciones masculinas salían a la luz al apretar sus dientes de la rabia que poseía.
- Claro que te recuerdo…-Dijo Azul intentando que su voz no temblara…-También recuerdo que te sangró mucho la nariz aquél día …. – Inmediatamente castañeó sus dientes.
Dwan se abalanzó hacia el cuello de la muchacha. Ésta atinó a empujar a Diesa para alejarla del inminente peligro.
Los ojos de Diesa vieron como el enano apretaba fuertemente el cuello de Azul. Gelion, intentó levantarse pero el enano que lo vigilaba lo detuvo.
-¡Esto es por todos los meses que llevé encerrado en el calabozo, PERRA!- Le espetó Dwan en su oído.- No te resistas, será peor-
El dolor que sintió en sus partes íntimas lo dejó sin aliento al igual que su víctima. La rápida patada que le propinó Azul fue tal que tuvo que soltarla de inmediato. Acto seguido, un rápido segundo golpe le fue dado en su garganta. Los enanos que custodiaban el lugar miraron la escena perplejos pues Dwan era un hueso duro de roer y estaba a punto de tocar el piso.
- Aquella vez no tuve la oportunidad de romperte la cara…. –Azul tosió por la molestia en su garganta- Hoy no voy a quedarme atrás…. ¡LEVÁNTATE!-
Diesa no podía creer que Azul hiciera frente a colosal contrincante. Miró a su alrededor y la suerte no estaba de su lado. Cuatro enanos estaban en el recinto, el mayor de ellos, Dwan ya había elegido a su víctima, otro enano ya estaba clavando sus ojos en ella, y los dos últimos custodiaban a Gelion. ¿Cómo harían para salir de allí?
-¿¡Qué es lo que haces estúpida!? ¡Te matará!- Le gritó desesperada Diesa a la mujer.
-¡Tú cállate y a la primera que veas la oportunidad, vete!-
A todo esto, Gelion había recobrado algo sus fuerzas y en un descuido, pudo tirar al suelo al enano que lo mantenía cautivo y desmayarlo con un golpe. Esta acción hizo desencadenar la pelea.
El enano que había puesto sus ojos en Diesa comenzó avanzar hacia ella. La enana, por su parte, no sabía qué hacer. El miedo y la desesperación por volver a estar en una situación de extrema violencia la paralizaron por completo.
-¡DIESA, VETE DE AQUÍ!- Gritaron al unísono Gelion y Azul.
Pero ya era tarde. El enano con mucha facilidad, la sometió agarrándola por los cabellos y llevándola con dirección a la puerta, detrás del mostrador. Diesa comenzó a gritar y oponer resistencia.
Gelion oponía resistencia frente al enano que le tocó pelear. Pero contaba con una desventaja: su altura. El techo del lugar era muy bajo para un elfo de su talla y los movimientos se le dificultaban.
-Eres buena perra….-Le insultó Dwan mientras se incorporaba lentamente- El jefe estará complacido de llevarte…-
-¿Tu jefe?...- Azul ya había escuchado esa mención en su momento.- No me digas que….-
-Azog está loco por tenerlas … hay una muy buena recompensa por ustedes… ¡y no la voy a desperdiciar!- El puñetazo que lanzó Dwan casi golpea a Azul, que a duras penas pudo esquivarlo.-¡Por tu culpa me pudrí varios meses en la cárcel! ¡Por tu culpa corté mi barba y me vestí de esta manera tan despreciable!- Cada palabra que espetaba Dwan iba acompañada de terribles golpes.
-¡Eso te pasa por secuestrar a mujeres! ¿Qué te pensás que somos? – Gritó Azul enfurecida y esquivando los puñetazos e intentando devolvérselos con objetos que tenía a su alcance.
-¡Eres mi postre, cariño!-
Ese comentario hizo hervir la sangre de Azul. Arremetió con un salto combinado con una patada directo hacia la nariz. Dwan gimió de dolor. La sangre corría de su nariz.
-¡Ahí tienes tu cariñito!- Se burló Azul.
-¡Hija de puta!- Gritó Dwan agarrándose la nariz.
En las afueras, Thorin llegó a la puerta del local y sintió los gritos desesperados de Diesa y el insulto de Dwan. Puso una mano en el picaporte de la puerta para abrirla, pero se encontró que estaba cerrada.
-¡Azul! ¡Diesa!- El enano comenzó a empujar la puerta intentando abrirla
-¡Thorin!-Dijeron al unísono las mujeres con tono esperanzador.
Mientras tanto, una nueva "enana" salió de la puerta privada, detrás del mostrador. Al ver el caos que había generado, vio a su jefe bañado en sangre peleando con la humana, y a su compañero que estaba forcejeando con la enana.
-¡Thorin! ¡Apúrate!- Gritó Azul.
-¡Drek! ¡Llévate a la enana!- Sentenció Dwan.
Al oír esto, Thorin sacó la daga que Killi le había prestado. Haciendo palanca más un poco de fuerza, pudo romper la cerradura y entrar en el local.
El ruido de la puerta rompiéndose hizo que las fuerzas de Diesa aumentaran. Ya sea que la presencia del príncipe la motivara o que su espíritu de supervivencia siguiera vivo, la mirada de Diesa hacia Thorin fue el impulso que necesitaba para seguir resistiendo.
Al ver esta mirada, Dwan recordó los informes que Azog le había mandado y rápidamente puso más energías en capturar a la humana.
La velocidad de los movimientos de Dwan se incrementaron y Azul necesitó más energía para esquivarlos. El corset ajustado la dejaba sin aliento y el vestido largo, aunque pesado, ralentizaba sus movimientos. Si bien su pierna herida estaba casi curada, también le estaba pasando factura ya que no la había ejercitado lo suficiente.
"¿Acaso antes estaba jugando?" Pensó Azul para sus adentros "¿Qué pretende hacer?"
En ese instante de distracción, Dwan tomó del brazo a la muchacha y la golpeó en el estómago. La guardia de Azul cayó por completo, y nuevamente el enano la tomó del cuello firmemente.
-¡¿A quién salvarás Thorin, hijo de Thráin?!- Le espetó Dwan con una sonrisa maliciosa. Luego se dirigió a su compañero- ¡Drek, vete rápido con ella!-
Gelion vio a la mujer que intentaba por todos los medios de liberarse de las manos del enano e intentó alejarse. En ese desliz, el nuevo enano que había llegado se unió a su compañero para derrotar al elfo.
Thorin tragó saliva, sabiendo que su elección repercutiría en el futuro. El corazón de Diesa comenzó a resquebrajarse cuando vio que Thorin elegía a Azul para rescatar y no a ella. Las fuerzas de la enana aminoraron y el enano que la mantenía cautiva aprovechó la ocasión para pasar la puerta privada.
-¡Thorin!- Se la escuchó decir desgarradoramente.
Intentando hacer oídos sordos al llamado de su amiga, Thorin y Dwan se trenzaron en combate. Por su parte, Azul quedó tirada en el piso, esta vez, casi sin aliento y necesitaba tiempo para reponerse.
Las fuerzas de Gelion, también comenzaron a declinar. En condiciones normales, no era raro batirse en duelo contra dos enemigos y salir victorioso, pero la cruda realidad mostraba otra cosa. Un golpe de puños fue a parar en una de sus piernas, lo que lo hizo arrodillarse a la fuerza, y sólo bastaron dos golpes más en el rostro para terminar de noquearlo. Gelion cayó desplomado al piso.
-¡Gelion!- La voz de Azul apenas se oía.
Dwan, peleando con Thorin, miró que todo estaba saliendo a su modo.
"¡Un poco más príncipe Thorin! ¡Ya no falta mucho!" Pensó Dwan mientras empujaba al enano contra el mueble de la pared. Luego, se dirigió al enano que había noqueado al elfo- ¡Llévenselo!-
-¡No!- Gritó Azul y a duras penas se levantó.
Diesa y su captor ya no se veía, y los enanos restantes llevaban a las rastras al elfo hacia la misma dirección. Dwan siguió golpeando a Thorin furiosamente. Acorralado como estaba, el príncipe sólo podía defenderse de tal ofensiva. De reojo, miraba a su protegida intentando de levantarse. Gelion cruzó la puerta para ya no volver.
-Y ahora… el toque final.- Sentenció Dwan. De sus ropas sacó un estilete y alzó su mano para impactar en el príncipe.
Si la suerte estaba de su lado, ahora favorecía a Thorin. Dwan sintió que Azul se había abalanzado contra él para detener el ataque. Esto hizo que ambos trastabillaran y cayeran al piso. Dwan fue más rápido en levantarse.
-Príncipe Thorin… Azul – Dwan hizo un ademán con sus brazos y exhalando un suspiro por el cansancio de la pelea- Nos volveremos a ver… -
Thorin y Azul miraron a su rival sin entender qué estaba pasando. Dwan, rápidamente enfiló para la puerta trasera y la cerró de un portazo. Atrás de él lo seguía Azul, que se había puesto de pie para alcanzarlo. La muchacha abrió la puerta trasera y, para su sorpresa, no vio a nadie.
Thorin nuevamente se incorporó y siguió a Azul. Al entrar al cuarto, vio que todas las paredes del recinto poseían anaqueles llenos de cajas rotuladas en idioma Khúzdul. Vio también a su protegida totalmente confusa que iba y venía por todo el lugar.

-¡Tiene que haber alguna puerta escondida Thorin!- Exclamó ella.
Thorin asintió y juntos derribaron varios estantes. El tiempo pasó y la desmoralización atrapó el corazón de Azul.
-¿¡Cómo…. Cómo pudo….- La respiración de Azul comenzó a ser más rápida.- Gelion…-
-…Diesa- Siguió Thorin intentando mantenerse firme y no quebrarse.
Azul cayó de rodillas. En su rostro, las lágrimas gruesas caían como cascadas. Thorin, lanzó varios puñetazos en la pared desprovista de todo obstáculo para descargar toda la ira que sentía.
El enano fue el primero en hablar.
-Sécate las lágrimas… Debemos irnos. Cuando estemos en la calle, nadie debe verte así.- Azul miró a Thorin rápidamente. Asintió sin oponer resistencia y el enano le ofreció su mano para ayudarla a levantarse. Luego de levantarse, un ruido proveniente del salón de ventas se escuchó. Thorin hizo un gesto con su mano y Azul quedó inmóvil. El enano se acercó sigilosamente a la puerta y vio que el enano que estaba desmayado, poco a poco recobraba el conocimiento y trataba de incorporarse. Con un nuevo gesto de la mano, Thorin le comunicó con señas la situación. Azul, tomando nuevamente control de sus sentimientos, asintió.
Sin hacer ruido, entraron al salón sin ser vistos, ya que el mostrador los cubría y con mucha cautela, Thorin se ubicó detrás del enano.
El enano se incorporó, y vio el desastre del lugar. Apenas se había dado vuelta cuando un golpe en la mandíbula lo dejó nuevamente inconsciente….