Estos cortos fanfiction son una colección que he publicado individualmente en mi sideblog en Tumblr: vldfanenesp.

Voltron: Legendary Defender es propiedad de Dreamworks Animation. No poseo ningún derecho sobre los personajes.

El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.


Hilos de Telar

Tercera parte: Punto y Seguido

3.5

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Tiempo: Temp 2. Cap. 3

La verdad sobre los paladines originales, así como la existencia de una conexión entre el león negro y Zarkon, era algo que Shiro no podía quitarse de la cabeza tan sencillamente, en realidad, hasta lo atormentaba.

Intentó tomar una siesta en lo que llegaban a las coordenadas ocultas en su brazo bonico, pero ni siquiera en la tranquilidad de su habitación logró quitarse tal martirio de la cabeza.

Era lógico su sufrimiento y preocupación, al final de cuentas estaba negándose algo que deseaba con todo su corazón con tal de protegerlo de Zarkon y su guerra. Pero en cambio, la misma cabeza de Voltron podía traicionarlo en el momento más crítico y entregar en bandeja de plata a sus compañeros paladines.

Ante aquella posibilidad, Shiro no consiguió permanecer ni un segundo más atrapado entre las cuatro paredes de su habitación. Podía sentir que se asfixiaba, similar a cuando permaneció encerrado en su celda durante su año de cautiverio.

Marchó por los pasillos del castillo mientras un chirrido taladraba sus oídos y en su mente se repetía una y otra vez la voz de Zarkon, recordándole quien realmente comandaba al león negro.

Su caminata sonámbula lo llevó hasta el observatorio del castillo, una de las salas más aisladas y rara vez visitada. Era una larga y oscura habitación, sin ningún tipo de decoración, con excepción del gran mirador que cubría gran parte del muro exterior. Shiro frotó su frente contra el cristal frio de éste ventanal que lo separaba de la infinidad del espacio, tratando de mitigar su malestar y la voz de Allura confirmando sus temores.

Pero su mente no paraba, bombardeándole imágenes espantosas de los terribles actos que presenció y efectuó como gladiador. Los gritos del público que observaba sus batallas retumbaban en sus oídos como si estuvieran presentes, mientras la voz de Zarkon sobresalía de todo helándole la sangre.

Shiro soltó un alarido desgarrador golpeando el cristal que soportó por milagro la fuerza de su brazo robótico. Con la respiración entrecortada y con un terrible dolor de cabeza, el paladín negro continuó recargado contra el vidrio tratando de encontrar orden en sus pensamientos, en lo que el universo lo consolaba con su desgarrador silencio.

No supo cuanto tiempo permaneció de esa manera, pero finalmente regresó a la realidad cuando una suave voz lo llamó desde la puerta:

–¿Shiro? –dijo Lance tímidamente adentrándose en la oscuridad de la habitación –. Perdón por molestarte, pero Allura me pidió… ¿te encuentras bien? –agregó ante la penosa posición de su líder y su triste expresión.

–Allura ¿qué? –mustió Shiro con debilidad tratando de recobrar la compostura. De un solo movimiento de su mano apartó el sudor de la frente, y con un esfuerzo descomunal logró alzarse recio como si nada hubiera pasado –. ¿Qué necesita?

–Me pidió venir a buscarte. Estamos por llegar a las coordenadas que encontró Pidge.

–¿Por qué no uso los altavoces? –preguntó Shiro.

– Creo… que no se sentía cómoda para molestarte –explicó Lance rascando su nuca.

En otras palabras, alguien más a parte de él, se sentía mal después de todo lo sucedido. Si Shiro fuera un desalmado sin corazón, tal vez encontraría placer de la incomodidad de la princesa. Aún así no hizo comentario alguno de ello.

–Gracias, Lance. Iré de inmediato –respondió esforzándose por sonreír, pero en cambio recibió una mirada angustiado del joven paladín.

–Shiro ¿Estás bien? –insistió.

–Ya me has preguntado eso.

–Es que no te ves para nada bien.

Shiro soltó un suspiro en resignación. No podía recriminarle nada a Lance, su preocupación era genuina y la apreciaba; pero había tantas cosas en su cabeza, ansiedades en su pecho y un dolor en su corazón, que prefería cargar el peso él solo que compartirlo con alguien al que le deseaba toda la felicidad del mundo. No podía hacerle eso.

Pero Lance era terco y parecía dispuesto a no moverse ni un centímetro sin obtener respuesta, mientras sus ojos azules brillaban en compasión.

–Y… ¿Cómo estás tú? –contrarrestó el paladín negro su pregunta.

–¿Yo? –soltó el joven como pez fuera del agua –. ¿Te refieres a lo que nos contó Allura?

Shiro asintió con la cabeza.

–Bueno, la verdad… estoy algo confundido –respondió Lance regalándole una sonrisa nerviosa –. He estado confundido con todo esto desde el principio: con Voltron, salvar la galaxia, el afecto entre compañeros…

–Pero…

Ahora le tocó al paladín azul suspirar.

–Lo había podido manejar hasta el momento… –dijo cansadamente – aunque esto es completamente nuevo. Que no existiera una razón mística y misteriosa para que seamos los paladines de Voltron, que ningún destino escrito nos llevó a encontrar a Azul y que me eligiera a mí entre miles para luchar por los débiles… es demasiado. Pudo haber elegido a cualquiera, pero fue a mí. No sé si sentirme alagado o deseoso de salir corriendo.

Shiro presenció con cuidado los movimientos continuos del joven, como una pantomima de sus propias emociones

–No habías dudado antes –observó Shiro.

–Antes no existía la posibilidad de tener opción. Si fuera algo del destino, no podría escapar de ello. Desde niño me enseñaros a que vinimos a este mundo para algo –explicó Lance elevando su voz –y técnicamente esto sería lo mío. En cambio…

Había algo más profundo en las inseguridades de Lance, exactamente lo mismo que Shiro había presenciado en él al volar en el león azul. Él joven moreno era especial, más de mil manera, y aunque Pidge se burlaba de su nivel razonamiento, en realidad éste era más emocional, conectado a su ser y su espíritu. Shiro envidiaba eso.

–A veces las decisiones son las pruebas más difíciles en la vida, que la vida misma.

–Ni que lo digas –respondió Lance rodando los ojos –. Siempre he tenido problemas con decisiones importantes.

–¿Y cómo normalmente decides las cosas? –y de verdad Shiro quería saber cómo lograba eso. Como alguien como Lance enfrentaba los dilemas de la cruda vida. Tal vez, tendría un buen consejo para él.

Aún así la mirada del joven paladín azul reflejo su sorpresa y la incredulidad de la propia pregunta, pero terminó contestando:

–Casi nunca decido nada, dejo que ocurra con naturalidad. Sigo la corriente.

–Aja –Shiro le lanzó una mirada de soslayo.

–Pero las decisiones importantes es otras cosas –agregó el paladín azul pensado más en su respuesta –, requieren que lo piense muy bien antes de decidir y eso lo hace muy complicado. Entrar a Garrison ha sido una de las decisiones más difíciles de toda mi vida.

–Oh, ¿Y cómo llegaste a la conclusión de convertirte en un piloto?

–¡Ah! ¿Qué? –balbuceó Lance nervioso –. No fue gran cosa –curiosamente se había puesto tan rojo como un tomate –. No tiene importancia.

–Lance –lo llamó Shiro autoritariamente.

–Vas a pensar que soy tonto.

–Nunca pesaría eso.

–¡Arg! –gruñó el joven y soltó de golpe –: Pensé que habrías hecho tú en mi lugar.

–¿Qué? –realmente Shiro no esperaba eso.

–Desde antes de entrar a Garrison te admiraba demasiado. Todavía lo hago –confesó Lance a máxima velocidad –. Pensar todo lo que pasaste para convertirte en el piloto espacial más joven de la historia, incluso con… tu enfermedad.

Involuntariamente el paladín negro se volvió a mirar su brazo robótico.

–Eso me hizo decidirme –continuó Lance –, que si tenías la fuerza para enfrentar lo imposible por alcanzar lo que deseabas, no tenía que ser un impedimento para mí también –la duda en la voz del joven paladín desapareció de su voz y fue acompañada por una mirada llena de fuego –. Es por eso que decidí en hacerme piloto como tú –terminó su monologo clavando esos ojos intensos en los oscuros de Shiro, pero al no tener más respuesta de él que la sorpresa de su expresión, agregó nervioso –: Vaya eso se escuchó algo patético.

–Para nada –le aseguró el paladín negro sin perder el contacto visual con él. Finalmente pudo formar una sonrisa cálida que le caracterizaba.

Las ironías de la vida.

Curiosamente, los terribles temores que habían aquejado a Shiro unos minutos antes, habían desaparecido del todo.

–Shiro –lo llamó Lance sacándolo de sus pensamientos –, sé que ya lo has dicho antes. Pero de verdad ¿no sientes nada nosotros? –insistió el joven ante el ambiente relajado que se había generado entre ellos –. No me enojare si dices que no. Solo quiero saber…

Pero las palabras del joven quedaron perdidas en el espacio reducido que dejo Shiro al avanzar hacia él. Ante la mirada estupefacta de Lance, el paladín negro lo tomó del rostro para alinearlo con su mirada, ante robarle un intenso beso de su suaves labios como había querido Shiro hacer desde hacía tiempo, y al parecer Lance por igual, cuando se dejo llevar por la situación como su naturaleza lo dictaba y abrió la boca para dejarle el camino libre. Era una invitación que fuera a rechazar.

Después de lo que pudo haber ser llamado una lucha de labios, Shiro finalmente se apartó de Lance dándole oportunidad de dar un respiro.

–Es que no es, que no lo sienta… –dijo en un suspiro el hombre presionando su frente contra la del joven moreno.

–¿Qué quieres decir?

–Que es una decisión muy difícil de tomar.

3.5

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Una larga espera , pero aquí está el capitulo nuevo.