Estos cortos fanfiction son una colección que he publicado individualmente en mi sideblog en Tumblr: vldfanenesp.
Voltron: Legendary Defender es propiedad de Dreamworks Animation. No poseo ningún derecho sobre los personajes.
El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.
Voltron Legendary Defender Fanfiction
Hilos de Telar
Historia Extra: Base Minera BX-21L7
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BX-21L7. 18
En alguna parte de la base minera, de los profundos corredores de los niveles inferiores, el paladín negro corría contra el tiempo para salvar no solo un inocente confundido o toda una población de esclavos, sino alguien muy importante para él.
–¡Shiro! –dijo la joven paladín verde por el comunicador. Era una suerte que la cabeza de Voltron solo pudiera escuchar de momento su voz y no ver su imagen debilitada por la pérdida de sangre –. Logré localizar a Vrindan –le aseguró ella entre susurros –. Se encuentran dos niveles arriba de tu posición. Podrás llegar más rápido si tomas el acceso a tu izquierda.
El visor en su casco le compartió la ruta a seguir, sincronizada gracias a la destreza de Pidge en los sistemas.
–Gracias, Pidge –preguntó sin detener en lo mínimo su marcha –. ¿Cómo están los demás?
Shiro dio la última vuelta a la izquierda topándose con dos androides galra resguardando el pasillo. Sin problemas y con la pericia de su brazo robótico, el paladín destruyó a ambos sin problemas.
–Keith y Lance están por llegar a su objetivo –escuchó la voz de Pidge mientras las piezas cercenadas de los robots salían en todas direcciones.
–¿Has podido comunicarte con Hunk y Coran? –preguntó él con calma una vez que todos los enemigos fueron neutralizados. Sin ningún cuidado, Shiro retiró un panel de metal de la pared, revelando un duco de emergencia que conducía a una escalera ascendente.
–Aún no –respondió la chica, en lo que el paladín negro comenzaba su acenso en apretado ducto –, pero sigo intentando.
–¿Y Allura?
Hubo un momento de silencio antes de la fatídica respuesta.
–No puedo encontrarla en la base con las cámaras –dijo la chica con clara decepción en su voz.
–Sé que encuentra bien –le aseguró Shiro con la gran confianza que lo caracterizaba –, estoy seguro de ello. ¿Cómo te encuentras tú? ¿Puedes resistir?
–Como si una puñalada en abdomen y una lenta pero consistente pérdida de sangre pudiera detenerme.
Su tono jovial no relajó en lo más mínimo al líder de los paladines.
–No es gracioso, Katie.
Finalmente, Shiro alcanzó la cima de la escalera. De un solo puñetazo de su brazo robótico, mandó a volver la escotilla, dejándole el camino libre a un corredor de los niveles superiores.
–Sigo aquí –respondió ella con resignación –, y no voy a dejarlos.
–Y nosotros a ti –le aseguró con él sin contener la emoción que escapó de sus labios– . Solo aguanta un poco más.
Hubo otro momento de silencio, en el que claramente era perceptible que la nariz de Pidge hacía todo lo posible contener el resultado de sus emociones que quería escurrir por ella.
–Ahora… da vuelta a la derecha –finalmente continuó la chica tratando que no se le quebrara la voz –y sigue derecho hasta llegar a las escaleras…
–¿No es camino de vuelta al CeCoA? –interrumpió Shiro reconociendo el camino.
–Precisamente.
El paladín se percató de lo que eso podía implicar… y de lo que estaba en riesgo.
–Enterado.
–Y Shiro… ten cuidado. Vrindan no está solo.
El líder de los paladines solo asintió en silencio, como si sus pensamientos y acciones fueran perceptibles a la chica en el comunicador.
Continuó los últimos metros a su destino en completo silencio, evitando de ser detectado por las tropas delante de él. Cuando finalmente llegó a la última bifurcación, detuvo sus pasos y con mucho cuidado espió a los galra en el otro extremo.
Efectivamente Vrindan estaba con ellos, igual que el gigante laser que disparaba directo a la puerta masiva que sellaba el CeCoA en un intenso rayo azul.
–Entonces… –escuchó la voz imponente de uno de los galra, claramente por su postura y armadura, era el líder de las tropas –los paladines se encuentran separados.
–Sí, antes del ataque –respondió rápidamente Vrindan temblando de cabeza a los pies –. Todos se fueron por diferentes direcciones en la base.
–Excelente –contestó el general con una fría sonrisa –. Será más fácil eliminarlos uno a uno.
–¿He servido bien, general? –preguntó el vrochan nervioso, frotando sus manos escamosas –. ¿Ayudará a mi familia en la mina?
El general Thogos lo miró con fastidio antes de espetarle con desprecio:
–Aún te falta mucho para reparar la traición de Mondo, pero vas por buen camino… esclavo.
Una desilusión perceptible incluso para Shiro en la distancia se reflejó en el rostro de Vrindan, pero claramente por el miedo, éste guardó silencio.
–Shiro, debes actuar pronto –escuchó de muevo la voz de Pidge por el comunicador –. Más tropas pronto se reunirán con su líder.
–Es muy arriesgado –susurró el paladín –, Vrindan podría salir lastimado.
Pero la joven estaba en lo cierto, los refuerzos se aproximaban por la retaguardia, pronto Shiro quedaría rodeado.
–Necesitaríamos algo que los distraiga por unos segundos –comentó el paladín.
–Eso Hunk y Coran lo tiene cubierto –dijo Pidge.
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–¿Cuánto falta para que abran la compuerta? –peguntó el general Thogos al soldado galra parte del equipo de control de laser.
–Aunque lograron poner la segunda barrera –comentó este –, el láser conseguirá atravesarlo en unos pocos minutos más.
–Excelente.
Una maliciosa sonrisa de dibujó de nuevo en los labios del general ante la expectativa de la victoria. La retoma de la base minera estaba resultado mucho más sencillo de lo que se imaginó.
Pero el sentimiento no le duraría mucho tiempo.
–¡General! –lo llamó repentinamente otro de sus oficiales, el encargado principalmente de la comunicación con la armada –. ¡Tenemos problemas!
–¡¿Cuáles problemas?! –gruñó el líder galra con furor.
–¡General! ¡La armada… – musitó el soldado con duda, ganándose una mirada furiosa de su oficial superior – e-es atacada por uno de los leones de Voltron!
Pero ante de que pudiera bramar alguna otra pregunta u orden, el paladín negro de Voltron apareció en el pasillo dando una increíble pirueta sobre alguno de los droides mecanizados. Los robots perdieron la cabeza ante el contacto con el brazo luminoso del paladín.
El resto de los soldados y mecas en el corredor se volvieron en dirección del paladín, pero debido a el escaso espacio en el mismo, no les daba la suficiente libertad para disparar contra éste sin terminar hiriendo a uno de los suyos.
Shiro aprovechó esa ventaja, permitiéndoles derrotar sin mucha batalla a la mayoría de los soldados. En cuestión de segundos, el paladín alcanzó el laser logrando destruir a los droides que guarecían el arma. Mientras este hacía una demostración de su fuerza y destreza, el general se mantuvo al margen, rechinando los dientes ante el fracaso de sus soldados.
Cuando el ultimo guardián del arma cayó ante las habilidades de Shiro, este rápidamente desactivo los paneles de control de laser, apagándolo por completo. La sensación de tranquilidad que provocó en Shiro la desaparición del haz de luz, resultó ser muy prematura.
Entonces se sintió una gran explosión que sacudió la base completamente. Shiro perdió el equilibrio por unos desconcentrándolo de la situación. Un grave error.
Antes de que pudiera reaccionar para evitarlo, un látigo de metal cargado con electricidad, se enredó en su cuello, apartándolo del arma laser en lo que descargaba en su cuerpo un voltaje alto.
El paladín no pudo evitar gritar del dolor por la descarga, mientras todos sus musculo se entumecían.
Shiro cayó de rodillas ante la fuerte descarga del arma del general Thogos.
–¡¿Quieres demostrar que eres un leal sirviente del imperio Galra?! –bramó el líder galra con una terrible sonrisa en lo que se dirigía a Vrindan. El pobre joven vrochan había permanecido oculto dúrate el ataque de Shiro como espectador mudo de la batalla –. ¡Acaba con él! Ahora que esta débil.
El pobre joven volvió sus ojos amarillentos en dirección del general, sin poder creer lo que le estaba pidiendo.
–¡Demuestra tu lealtad al imperio galra…! ¡A mí! Y entonces tal vez consideraré perdonar a tu gente.
Ante aquellas palabras, Vrindan tragó saliva. Temeroso, salió de su escondite y con mucha duda tomó una de las armas de los soldados caídos y caminó hasta Shiro, quedando en su rango de visión.
–Vrindan… no quieres… hacerlo…
–Pero debo…
–Vrindan… –alcanzó a mascullar el paladín a pesar del dolor –. Mondo no deseaba esto… ¡Arggg!... Él murió por tu gente.
–¡Mentira! –el vrochan alzando el arma en dirección del paladín, en lo que sus ojos se llenaron de lágrimas.
–Shiro… –a pesar del dolor, la fuerte descarga y la interferencia en la señar, el paladín pudo escuchar el susurro de Pidge por el comunicador.
–No, Virndan –insistió Shiro tratando de mantener la mirada firme, dándole seguridad a sus palabras –. Mondo… realmente a muerto.
–No… –musitó el vrochan negando efusivamente la cabeza, tratando de convencerse a sí mismo del engaño. Pero la seguridad y lastima en los ojos de Shiro a pesar de todos, no le dejaban la menor duda.
Poco a poco, el joven fue bajando su arma.
–¡Inútil! –rugió Thogos apartando de un solo golpe a Vrindan, lanzándolo hasta la pared contraria del corredor –. Ustedes los vrochan son una patética raza. No merecen ni arrastrase a nuestros pies –maldijo con furia antes de volverse de nuevo hacia Shiro –. Y en cuanto a ti, paladín… este será tu fin.
Pero antes de que el general pudiera hacer lo que fuera que estuviera maquinando contra Shiro, el mismo Thogos salió disparado por igual como lo había hecho antes Vrindan, chocando de lleno contra el arma laser, destruyéndola por completo.
Ya libre de terrible látigo del general, Shiro se encontró justamente con la princesa alteana blandiendo un enorme y grueso pedazo de metal, que con su super fuerza, podía sacudir sin problemas.
–Perdón por la tardanza –dijo ésta con una sonrisa ofreciendo una mano al paladín –, pero creo que nos rezagamos un poco.
A un costado de ella, la pequeña Lundi salió corriendo en dirección de su tío, rodeando sus manos alrededor de su cuello. Vrindan no dudo en corresponder al cariño.
–En realidad… –musitó Shiro sin aliento y algo adolorido – creo que fue justo a tiempo –dio un largo suspiro ante de volverse a la gigantesca puerta de acero que protegían el centro de mando –. Pidge, puedes abrir la compuerta del CeCoA.
Pero no hubo respuesta en el comunicador.
–¿Pidge?
La señal… estaba muerta.
–¡Pidge!
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Hola a todos
Sé que terminé últimos dos capítulos de la misma manera, pero espero que aun así lo disfrutaran.
Un abracin.
