Estos cortos fanfiction son una colección que he publicado individualmente en mi sideblog en Tumblr: vldfanenesp.

Voltron: Legendary Defender es propiedad de Dreamworks Animation. No poseo ningún derecho sobre los personajes.

El propósito de este FanFiction es el de entretener, con eso ya dicho, por favor no me demanden.


Voltron Legendary Defender Fanfiction

Hilos de Telar

Parte 4: Nudos

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4.2

Episodio 12 Temporada 2

Los preparativos de la boda no solo se enfocaron en las tareas impartidas a los paladines, Ilak aún tenía una actividad especial para realizar con ayuda de Coran en el centro del asentamiento Davdabhaus. La ceremonia principal, donde los prometidos se jurarían lealtad eterna, se debía realizar frente a una enorme fogata sagrada.

Esta debía quemar durante horas antes de la ceremonia y arder con intensidad durante ella. La fuente principal de combustible eran los restos de un árbol tercorett, un extraño macizo de gran tamaño, cuyas hojas rojizas eran enormes como paraguas, ardían con intensidad, pero se consumían lentamente. Perfectas para fogata matrimonial.

–Nunca me imaginé que su ceremonia de unión fuera tan compleja –comentó Coran a la suma sacerdotisa en lo que arrojaba una hoja de tercorett tras otra a la fosa, donde las llamaradas comenzaban alcanzar la altura necesaria.

A comparación de las ceremonias de unión alteana, las de los Davdabhaus tenían muchas deidades a cuáles satisfacer.

–Nosotros no lo vemos de esa manera –dijo Ilak con calma, en lo que arrojaba con cuidado polvos de colores de pequeños sacos de tela que llevaba consigo. Estos ardían con diferentes brillos al alcanzar el fuego –. Los espíritus y nuestras deidades, acompañan cada aspecto de nuestras vidas –agregó con un susurro –, por lo que es muy importante honrarlos bendice todas nuestras futuras acciones en la vida.

–¿A que dios va enfocada la fogata?

–A ninguno –dijo Ilak con una sonrisa que denotaba algún pensamiento profundo y privado –. La llamarada representa el alma de los antepasados caídos, y este caso para la princesa, es la conexión con su padre en un momento tan importante.

El alteano detuvo en seco su labor, en lo que medito con calma las palabras de Ilak y sin poder evitar pensar en más de una persona importante que había perdido en su vida, al igual que la princesa Allura, y si algún día ésta también contrajera nupcias, su presencia haría terrible falta.

El querer tener algo que represara la conexión con aquella persona que ya no estaba con uno, podría ser algo muy importante y especial en un momento tan único en la vida.

–Eso lo comprendo –dijo Coran con añoranza sin percatarse de la mirada perdida que apoderó de su rostro –. Es en momentos como estos cuando nos damos cuenta que las personas que más importaron en nuestras vidas, ya no están.

Ilak, se volvió a Coran y con gran seriedad que generaba respeto, agrego:

–Pero la flama no solo significa la presencia de los que ya no están con nosotros, sino también el futuro que renace de las cenizas.

Y con una leve sacudida de su mano, lanzó una última de pizca de polvos a la fogata que se encendió en múltiples colores al tocar las llamas.

–Así como las personas nuevas que llegan a nuestras vidas –agregó ella prontamente dando un paso directo al alteano – y se vuelven igual de especiales.

–Oh… –musitó éste con sorpresa, pronto sonrojándose terriblemente –. ¡Oh!

Ilak embozó una suave sonrisa en su rostro felino, que resultó sumamente cautivante ante la mirada del alteano.

–Ya ni recuerdo que deberíamos estar haciendo en este momento –se burló Coran extendiendo su brazo para tomar el codo de la sacerdotisa –. Solo espero que los paladines estén más enfocados que nosotros.

Sus palabras fueron recibidas por una carcajada de Ilak.

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–Según las antiguas leyendas, los kolkas nacieron de las entrañas de Kaniket –explicó el rey Babayr en lo que Shiro y Hunk admiraban las destrezas que poseían los jinetes guerreros sobre sus bestias kolkas mientras surcaban el cielo verdoso – y sus huevos fueron empollados en las nubes de tormenta hasta que la electricidad de los rayos los empolló. Es un honor para cualquier guerrero dominar una de estas bestias –agregó en lo que frotaba la cabeza de su propio kolka.

–Interesante leyenda –comentó Shiro, en lo que Hunk se preocupaba más por la idea de volar en alguna de esas bestias. Por ello es importante honrar a Kaniket en cada evento importante con un despliegue acrobático de los kolkas.

–Los kolkas son parte importante en nuestras vidas –continuó el rey –, no solo son nuestros métodos de transportes primario, sino nuestros compañeros en batalla y conexión con el Kaniket, el cielo y la inmensidad del espacio.

Babayr indicó de nuevo el cielo, justo en el momento en que varios kolkas pasaron volando en picada y extendieron sus alas a último momento antes de colisionar con el suelo. Los guerreros se alejaron sobre sus monturas en lo que carcajeaban con fuerza.

–Malditos creídos, ya les mostraré… –continuó el rey jovialmente. Y sin más, se lanzó sobre el lomo de su kolka y emprendió inmediatamente el vuelo para unirse con los demás guerreros, dejando atrás toda solemnidad que había mostrado.

–No parece que realmente necesiten de nuestra ayuda –comentó Hunk esperanzado.

–¿Qué ocurre? –le dijo Shiro con tono burlesco –. Es un poco tarde para tener miedo a las alturas piloto del león amarillo de Voltron.

–Es muy diferente volar un león acorazado desde un asiento reclinable cómodo y seguro, a estar sobre una bestia alada sin cinturón de seguridad.

–Creo que no será nuestro deber volar kolkas –comentó Shiro –. Recuerda que Ilak solo mencionó que requerían una coreografía área.

Hunk soltó un suspiro en alivio.

–Además, Babayr dijo que los guerreros deben tener una conexión especial con sus monturas –le recordó el paladín negro posando su mano robótica en el hombro de su compañero –, creo que nosotros no cubrimos ese requerimiento.

Pero antes de que Shiro pudiera agregar cualquier otra palabra a la conversación, Hunk cayó de bruces contra el suelo al ser tacleado con fuerza por una misteriosa masa.

–¡Hunk! – lo llamó Shiro inmediatamente.

Pero el joven robusto apenas abrió los ojos, se topó con un kolka marrón de gran tamaño que lamía su rostro en lo que ronroneaba casi como lo haría un gato.

–¿Herschel? –preguntó el paladín amarillo deduciendo de que kolka se trataba.

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–Danikal, el dios de fuego, y de la destrucción, como la creación –explicó Kuuyr en lo que le entregaba a Allura y Lance un par de lanzas ceremoniales. El paladín azul escuchaba con atención las palabras de la princesa, en cambio la alteana estaba distraída de nuevo con su comunicador del brazo –. Complacerlo con la cacería del dincurich y un banquete en su honor durante la ceremonia, no solo traerá fuerza en nuestra unión matrimonial, sino a toda batalla que tengamos en el futuro.

–¿Un banquete? ¿Eh? –sonrió Lance en lo que posaba fragantemente con la larga arma Davdabhaus –. Por suerte tienes aquí a un conocedor de buen sabor. Hunk no es el único con sazón en la nave, mi paladar también conoce de exquisiteces ¿Si sabes a lo que me refiero? –agregó con tono coqueto –. Tú qué dices ¿Allura?

La princesa no respondió al llamado, en cambio sus dedos continuaron golpeando constantemente los controles de su comunicador.

–Arg… ¿Por qué…? no han respondido ya…

–Espera –soltó Lance –. ¿Aún estás esperando la llamada de Kulivan? –preguntó el paladín indignado cruzando los brazos sobre su pecho–. Solo porque sé que lo detestas, sino comenzaría a sentirme celoso.

Pero sus palabras cayeron en oídos sordos y Kuuyr comenzaba a dejarlos atrás en lo que se alejaba por una vereda. Lance no le quedo otras opciones que poner su mano sobre el brazo de Allura y detener por completo sus intentos de obtener una señal en su comunicador.

–¿Qué? ¿Qué es lo que estás…? –soltó la princesa sin comprender.

–Quieres dejar eso por un momento, nos avisaran cuando algo importante suceda –dijo señalando el camino donde los esperaba Kuuyr –. Sino lo recuerdas Allura, tenemos un banquete que organizar.

–¡¿Banquete?! –soltó la novia alcanzando a escuchar sus palabras a pesar de la distancia. Una función perfecta de sus orejas gatunas –. ¡De eso no deben preocuparse, las ancianas se encargan del banquete!

–Pero creí que nosotros ayudaríamos…

–¡Ayudaran! –agregó Kuuyr –. ¡A cazar un dincurich!

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La gran carpa donde se llevaba a cabo la lucha entre las guerreras por las mejores telas para vestir, se llenó gruñidos y gritos, en lo que las participantes daban su mejor y salvaje esfuerzo de conseguir el perfecto tejido.

Tal feroz lucha mantenía intimidados a Keith y Pidge, quienes ha cierta medida, no estaban completamente convencidos de lo que esperaban de ello. Y se podía percibir que el sentimiento era mutuo, ya que Kalar tampoco estaba convencida que fueran los mejores ayudantes.

–¿Acaso dejaran que Kissa se quede con la rofa azul? –preguntó señalando a una guerra bastante grande en proporciones musculares y con ojo marcado por una cicatriz, sacudir sobre su cabeza una pieza de tela traslucida azulada.

–Espera, déjame ver si entiendo –dijo Pidge –. Es nuestro deber entrar ahí y obtener telas.

–No cualquier tela, las mejores posibles para los ajuares mío y de mi hermana –insistió Kalar casi con desesperación en su voz, en lo que veía inútilmente como otra guerrera se apropiaba de otro hermoso tejido.

–Y ¿Por qué debemos pelear por ellos? –preguntó Keith sin comprender como ambos conceptos podían ir juntos.

–No lo tomes mal –agregó la paladín verde –, pero esas mujeres son enormes amazona y yo tan solo soy un pequeño gnomo verde.

–Jintume es una diosa caprichosa –explicó Kalar casi con desesperación – y solo bendecirá a las mejor ataviadas en la boda. Es costumbre aprovechar todo evento social, para satisfacer el ojo crítico de Jintume y ganar sus bendiciones para tener una larga y numerosa familia.

La atención pasó de los paladines y Kalar a la pila de lucha ante un terrible gemido, proveniente de una guerrera derrotada por la bestialidad de Kissa. Kalar solo podía ver con desesperación como otro telar se iba a parar en otras manos.

–Ustedes son nuestros "jintames" –dijo con vehemencia tratando de motivar a los paladines – nuestros representantes en esta ocasión, y como invitados especiales tienen la obligación de no dejarnos mal con la diosa –Pero ante la falta de reacción de los paladines, no le quedo de otra que darles un empujón – . Así que… ¡adelante!

Keith pudo resistir el impulso que lo arrojó hacia adelante, pero Pidge, más pequeña terminó chocando contra una de las guerreras.

–Disculpen… –trato de escusarse la paladín verde, aplazando sus manos en forma defensiva, pero antes de que pudiera responder más, fue empujada por otra guerrera – ¡hey! Yo no… un momento tan solo… –los empujones continuaron en lo que la lucha ignoraba su diminuta presencia –. ¡Quiznak! –bramó furiosa finalmente después de recibir un codazo en el rostro.

Ya furiosa, Pidge sacó su bayard lista para dar pelear.

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En las planicies cerca del campamento Davdabhaus, Shiro supervisaba con increíble éxito a los jinetes de Babayr, quienes habían logrado sin ninguna dificultad las maniobras indicadas por el paladín negro.

–No lo hacen mal –dijo Shiro por sus comunicados a los jinetes –. Ahora Gurkat, si puedes alinearte con el resto, la maniobra quedara perfecta –tan pronto el jinete atendió sus instrucciones se volvió hacia su compañero paladín –. Y como detalle final… Hunk ¿Estas listo?

El paladín amarillo estaba increíblemente nervioso montado sobre Herschel, el kolka que había ayudado a empollar de su huevo cuando conocieron a Davdabhaus. La bestia había crecido lo suficiente para llevar a un jinete y se notaba muy emocionado de que ese fuera Hunk.

–Shiro, no estoy muy seguro de esto –comentó el paladín amarillo tratando de mantener el equilibrio en lo que Herschel se sacudía como lombriz –. Herschel no tiene la suficiente experiencia.

–Escuchaste lo que dijeron –insistió el paladín negro –, la conexión de un jinete y un kolka es fundamental y nadie más que tu tiene una conexión tan fuerte con Herschel. Es un honor Hunk y confió en que podrás hacerlo –dijo con su terrible sonrisa esperanzadora a la que resultaba difícil negarse.

–Muy bien… –aceptó Hunk a regañadientes –. Vamos Herschel… –le dio un golpecito en un costado con el talón – Va... ¡Vaaaamooooss…! –exclamó en lo que el kolka salió disparado al cielo y comenzó a perseguir a los demás jinetes, arruinando su formación.

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Perdidos en las montañas aledañas a la aldea de los Davdabhaus, Lance y Allura se había separado de Kuuyr en la mitad del camino, tal vez porque eran muy lentos o porque nunca guardaron silencio y alejaban a su presa, cualquiera de las dos razones era válida.

–Tal vez debieron darnos más información sobre dincu… dincucu… como se llame –masculló Lance desconcentrado, en lo sacudió varios arbustos tratando de encontrar al animal que deberían cazar –. Y dejarme al menos traer mi bayard. ¿Allura? –se volvió en dirección de la princesa en busca de su apoyo, pero esta se encontraba muy distraída peleando aún con su comunicador.

–¿Por qué…? ¡oh quiznak! –mascullaba ella mientras perdía la paciencia y sacudía su brazo con todo y aparato –. ¡Sabía que no se podía confiar en los galra! –soltó en frustración.

–Allura te estás obsesionando con eso –le llamó la atención Lance–. Deberías poner atención a lo que debemos hacer, o al menos a mí –agregó con una pose coqueta sin resultado.

–Vamos Lance –dijo ella ignorando la insinuación –, sabes perfectamente que tengo la razón sobre los galra.

–Eh… no.

–¿Qué?

–Acaso olvidas a Keith.

La princesa alteana le volvió una mirada en total confusión antes de desviarla por completo. Ella aún no estaba segura de que sentía sobre el origen del paladín rojo, se sentía tanto culpable como si fuera un rencor injustificado. Pero no podía evitarlo.

–Entiendo tus sentimientos después de lo que hicieron a tu gente –continuó Lance dando un paso hacia ella –, pero no puedes esperar que todos sean iguales. Keith es prueba de ello.

–Lo siento, Lance –contestó finalmente la princesa negando con la cabeza –. No he visto nada bueno en lo galra en mi vida y en cuanto a Keith… –se detuvo en seco, antes de agregar – si tu preocupación por él es genuina, ¿Por qué insistes en intentar llamar mi atención? ¿No se supone que ahora están todos juntos? No lo entiendo. ¿Es cosa de los terrestres?

Lance se sonrojo terriblemente. Él no trataba de insinuar nada, aunque sus compañeros paladines le había señalado con anterioridad su personalidad coqueta, pero el paladín azul no podía evitarlo, era parte de su naturaleza buscar las miradas de una chica linda, aunque su verdadero interés estaba en otras personas.

–¡No!... – soltó él, pero rápidamente tartamudeó –o sí, tal vez… ¡no lo sé! Pero estábamos hablando de ti, no de mí –señaló de ultimo a la princesa tratando de evadir su responsabilidad de la acusación.

–Y al final, porque estamos aquí… –comenzó Allura pero sus palabras murieron rápido en su garganta en lo que un gran rugido, anunció en cuestión de segundos la llegada de una bestia que salió derribando árboles y arbustos a su paso.

Un animal gigante de seis patas, garras, mandíbulas enormes y una cola peluda que se alzó sobre rugiendo y gruñendo.

–¡DINCURICH! –bramó Kuuyr sobre el lomó de animal blandiendo su lanza, en lo que el paladín y la princesa se abrazaron del susto.

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La batalla de la tela se volvió en una verdadera carnicería tan pronto Pidge se unió a la contienda. Las guerreras eran fuertes y rudas, pero la paladín era más ágil e inteligente. Y muchas de ellas la subestimaron por su altura, aunque en realidad le daba una ventaja sobre sus contrincantes.

–¿Dejaras que haga todo el trabajo? –le preguntó Kalar a Keith al notar su expresión de estupefacción en su rostro.

–En realidad –balbuceó él sin creer lo que iba decir – parece que puede manejarlo –dijo justo en el momento en que Pidge usaba su bayard para estrangular a Kissa, mientras colgaba de su espalda en lo que la guerrera la sacudía de un lado al otro.

Ante su total sorpresa, Keith no se percató que un par de guerreras que peleaban por una tela, se fueron en su dirección. Chocando contra él haciéndolo caer.

–Debilucho – se burló una de las guerreras riéndose de él.

–No voy a… –comenzó a decir el paladín levantándose del suelo y sacudiéndose la armadura. No era su intensión participar en una situación tan surreal como esa, pero pronto recibió un puñetazo en el rostro, seguido de una patada y un sopetón.

Después de la paliza involuntaria que estaba recibiendo el paladín rojo, el joven perdió los estribos y se unió a la trifulca con un grito de batalla.


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Hola a todos.

Tarde un poco en publicar en publicar este capitulo por cuestione de salud, me gustaría asegurar que es algo leve, solo mis malestares normales, pero hay algo malo que se esta asomando en el horizonte y requiere más atención. Probablemente esto afecte un poco en el futuro cercano.

Ya cambiando el tema, si tienen alguna duda sobre el comic de "Peregrinaje" realice una reseña de este capitulo en mi blog del fic, pero también pueden preguntarme al respecto.

Creo que es todo por ahora. Saludos y espero que disfruten el capítulo.