Capítulo 8: el caliz de fuego
"¡NO me lo puedo creer!" exclamó Ron asombrado cuando los alumnos de Hogwarts, formados en fila, volvían a subir la escalinata tras la comitiva de Durmstrang "¡Krum, Harry! ¡Es Viktor Krum!"
¡Ron, por Dios, no es más que un jugador de quidditch!" dijo Hermione.
"¿Nada más que un jugador de quidditch?" repitió Ron, mirándola como si no pudiera dar crédito a sus oídos. "¡Es uno de los mejores buscadores del mundo, Hermione! ¡Nunca me hubiera imaginado que aún fuera al colegio!"
Cuando volvían a cruzar el vestíbulo con el resto de los estudiantes de Hogwarts, de camino al Gran Comedor, Harry vio a Lee Jordan dando saltos en vertical para poder distinguir la nuca de Krum.
Unas chicas de sexto revolvían en sus bolsillos mientras caminaban. "¡Ah, es increíble, no llevo ni una simple pluma! ¿Crees que accedería a firmarme un autógrafo en el sombrero con mi lápiz de labios?"
"¡Pero bueno!" bufó Hermione muy altanera al adelantar a las chicas, que habían empezado a pelearse por el lápiz de labios.
"Voy a intentar conseguir su autógrafo" dijo Ron "No llevarás una pluma, ¿verdad, Harry?"
"Las dejé todas en la mochila" contestó.
Se dirigieron a la mesa de Gryffindor. Ron puso mucho interés en sentarse orientado hacia la puerta de entrada, porque Krum y sus compañeros de Durmstrang seguían amontonados junto a ella sin saber dónde sentarse.
Los alumnos de Beauxbatons se habían puesto en la mesa de Ravenclaw y observaban el Gran Comedor con expresión crítica, Tres de ellos se sujetaban aún bufandas o chales en torno a la cabeza.
"No hace tanto frío" dijo Hermione, molesta. "¿Por qué no han traído capa?"
"¡Aquí! ¡Ven a sentarte aquí!" decía Ron entre dientes "¡Aquí! Hermione, hazte a un lado para hacerle sitio… ¿Qué? Demasiado tarde" se lamentó Ron con amargura.
Viktor Krum y sus compañeros de Durmstrang se habían colocado en la mesa de Slytherin. Harry vio que Malfoy, Crabbe y Goyle parecían muy ufanos por este hecho.
En el instante en que miró, Malfoy se inclinaba un poco para dirigirse a Krum.
"Sí, muy bien, hazle la pelota, Malfoy" dijo Ron de forma mordaz "Apuesto algo a que Krum no tarda en calarte… Seguro que tiene montones de gente lisonjeándolo todo el día… ¿Dónde creéis que dormirán? Podríamos hacerle sitio en nuestro dormitorio, Harry… No me importaría dejarle mi cama: yo puedo dormir en una plegable"
Hermione exhaló un sonoro resoplido.
"Parece que están mucho más contentos que los de Beauxbatons" comentó Harry.
Los alumnos de Durmstrang se quitaban las pesadas pieles y miraban con expresión de interés el negro techo lleno de estrellas.
Dos de ellos cogían los platos y las copas de oro y los examinaban, aparentemente muy impresionados. En el fondo, en la mesa de los profesores, Filch, el conserje, estaba añadiendo sillas. Como la ocasión lo merecía, llevaba puesto su frac viejo y enmohecido.
Harry se sorprendió de verlo añadir cuatro sillas, dos a cada lado de Dumbledore. "Pero sólo hay dos profesores más" se extrañó Harry. "¿Por qué Filch pone cuatro sillas? ¿Quién más va a venir?"
"¿Eh?" dijo Ron un poco ido, Seguía observando a Krum con avidez.
Habiendo entrado todos los alumnos en el Gran Comedor y una vez sentados a las mesas de sus respectivas casas, empezaron a entrar en fila los profesores, que se encaminaron a la mesa del fondo y ocuparon sus asientos. Los últimos en la fila eran el profesor Dumbledore, el profesor Karkarov y Madame Maxime. Al ver aparecer a su directora, los alumnos de Beauxbatons se pusieron inmediatamente en pie. Algunos de los de Hogwarts se rieron.
El grupo de Beauxbatons no pareció avergonzarse en absoluto, y no volvió a ocupar sus asientos hasta que Madame Maxime se hubo sentado a la izquierda de Dumbledore. Éste, sin embargo, permaneció en pie, y el silencio cayó sobre el Gran Comedor
"Buenas noches, damas, caballeros, fantasmas y, muy especialmente, buenas noches a nuestros huéspedes" dijo Dumbledore, dirigiendo una sonrisa a los estudiantes extranjeros.
"Es para mí un placer daros la bienvenida a Hogwarts. Deseo que vuestra estancia aquí os resulte al mismo tiempo confortable y placentera, y confío en que así sea". Una de las chicas de Beauxbatons, que seguía aferrando la bufanda con que se envolvía la cabeza, profirió lo que inconfundiblemente era una risa despectiva.
"¡Nadie te obliga a quedarte!" susurró Hermione, irritada con ella.
"El Torneo quedará oficialmente abierto al final del banquete" explicó Dumbledore "¡Ahora os invito a todos a comer, a beber y a disfrutar como si estuvierais en vuestra casa!" Se sentó.
Harry vio que Karkarov se inclinaba inmediatamente hacia él y trababan conversación. Como de costumbre, las fuentes que tenían delante se llenaron de comida. Los elfos domésticos de las cocinas parecían haber tocado todos los registros.
Ante ellos tenían la mayor variedad de platos que Harry hubiera visto nunca, incluidos algunos que eran evidentemente extranjeros
"¿Qué es esto?" dijo Ron, señalando una larga sopera llena de una especie de guiso de marisco que había al lado de un familiar pastel de carne y riñones.
"Bullabesa" repuso Hermione.
"Por si acaso, tuya" replicó Ron.
"Es un plato francés" explicó Hermione "Lo probé en vacaciones, este verano no, el anterior, y es muy rica"
"Te creo sin necesidad de probarla" dijo Ron sirviéndose pastel.
El Gran Comedor parecía mucho más lleno de lo usual, aunque había tan sólo unos veinte estudiantes más que de costumbre. Quizá fuera porque sus uniformes, que eran de colores diferentes, destacaban muy claramente contra el negro de las túnicas de Hogwarts.
Una vez desprendidos de sus pieles, los alumnos de Durmstrang mostraban túnicas de color rojo sangre. A los veinte minutos de banquete, Hagrid entró furtivamente en el Gran Comedor a través de la puerta que estaba situada detrás de la mesa de los profesores. Ocupó su silla en un extremo de la mesa y saludó a Harry, Ron y Hermione con la mano vendada.
"¿Están bien los escregutos, Hagrid?" le preguntó Harry desviando la mirada de su libro.
"Prosperando" respondió Hagrid, muy contento.
"Sí, estoy seguro de que prosperan" dijo Ron en voz baja "Parece que por fin han encontrado algo de comer que les gusta, ¿verdad? ¡Los dedos de Hagrid!"
Harry dio una cabezada y siguio leyendo sobre una maldición que era capaz de romper los huesos de la extremidad que golpeaba siendo letal si esta impactaba directamente en el pecho de una persona.
En aquel momento dijo una voz "«Pegdonad», ¿no «queguéis» bouillabaisse?"
Levanto la vista de su libro para ver qué Se trataba de la misma chica de Beauxbatons que se había reído durante el discurso de Dumbledore. Al fin se había quitado la bufanda. Una larga cortina de pelo rubio plateado le caía casi hasta la cintura. Tenía los ojos muy azules y los dientes muy blancos y regulares.
Ron se puso colorado. La miró, abrió la boca para contestar, pero de ella no salió nada más que un débil gorjeo.
"Puedes llevártela" le dijo Harry sin apartar la vista de su libro, acercándole a la chica la sopera con una mano.
"¿Habéis «tegminado» con ella?".
"Sí" repuso Ron sin aliento "Si, es deliciosa"
La chica cogió la sopera y se la llevó con cuidado a la mesa de Ravenclaw. Ron seguía mirándola con ojos desorbitados, como si nunca hubiera visto una chica. Harry se echó a reír, y el sonido de su risa pareció sacar a Ron de su ensimismamiento.
"¡Es una veela!" le dijo a Harry con voz ronca.
"¡Por supuesto que no lo es!" repuso Hermione ásperamente. "No veo que nadie más se haya quedado mirándola con la boca abierta como un idiota"
Pero no estaba totalmente en lo cierto. Cuando la chica cruzó el Gran Comedor muchos chicos volvieron la cabeza, y algunos se quedaban sin habla, igual que Ron.
"¡Te digo que no es una chica normal!" exclamó Ron, haciéndose a un lado para verla mejor. "¡Las de Hogwarts no están tan bien!"
"En Hogwarts las hay que están muy bien" contestó Harry, sin pensar. Dandole una mirada de reojo a Hermione y rápidamente apartando la vista hacia la chica de pelo plateado.
"Cuando podáis apartar la vista de ahí" dijo Hermione, "veréis quién acaba de llegar"
Señaló la mesa de los profesores, donde ya se habían ocupado los dos asientos vacíos. Ludo Bagman estaba sentado al otro lado del profesor Karkarov, en tanto que el señor Crouch, el jefe de Percy, ocupaba el asiento que había al lado de Madame Maxime.
"¿Qué hacen aquí?" preguntó Harry sorprendido.
"Son los que han organizado el Torneo de los tres magos, ¿no?" repuso Hermione. "Supongo que querían estar presentes en la inauguración"
Cuando llegaron los postres, vieron también algunos dulces extraños. Ron examinó detenidamente una especie de crema pálida, y luego la desplazó un poco a la derecha, para que quedara bien visible desde la mesa de Ravenclaw. Pero la chica que parecía una veela debía de haber comido ya bastante, y no se acercó a pedirla.
Una vez limpios los platos de oro, Dumbledore volvió a levantarse. Todos en el Gran Comedor parecían emocionados y nerviosos. Con un estremecimiento, Harry se preguntó qué iba a suceder a continuación. Unos asientos más allá, Fred y George se inclinaban hacia delante, sin despegar los ojos de Dumbledore.
"Ha llegado el momento" anunció Dumbledore, sonriendo a la multitud de rostros levantados hacia él. "El Torneo de los tres magos va a dar comienzo. Me gustaría pronunciar unas palabras para explicar algunas cosas antes de que traigan el cofre…"
"¿El qué?" murmuró Harry guardando su libro entre las profundidades de su túnica
Ron se encogió de hombros.
"… sólo para aclarar en qué consiste el procedimiento que vamos a seguir. Pero antes, para aquellos que no los conocéis, permitidme que os presente al señor Bartemius Crouch, director del Departamento de Cooperación Mágica Internacional" hubo un asomo de aplauso cortés, "y al señor Ludo Bagman, director del Departamento de Deportes y Juegos Mágicos"
Aplaudieron mucho más a Bagman que a Crouch, tal vez a causa de su fama como golpeador de quidditch, o tal vez simplemente porque tenía un aspecto mucho más simpático. Bagman agradeció los aplausos con un jovial gesto de la mano, mientras que Bartemius Crouch no saludó ni sonrió al ser presentado. Al recordarlo vestido con su impecable traje en los Mundiales de quidditch, Harry pensó que no le pegaba la túnica de mago. El bigote de cepillo y la raya del pelo, tan recta, resultaban muy raros junto al pelo y la barba de Dumbledore, que eran largos y blancos.
"Los señores Bagman y Crouch han trabajado sin descanso durante los últimos meses en los preparativos del Torneo de los tres magos" continuó Dumbledore "y estarán conmigo, con el profesor Karkarov y con Madame Maxime en el tribunal que juzgará los esfuerzos de los campeones"
A la mención de la palabra «campeones», la atención de los alumnos aumentó aún más.
Quizá Dumbledore percibió el repentino silencio, porque sonrió mientras decía:
"Señor Filch, si tiene usted la bondad de traer el cofre…"
Filch, que había pasado inadvertido pero permanecía atento en un apartado rincón del Gran Comedor, se acercó a Dumbledore con una gran caja de madera con joyas incrustadas. Parecía extraordinariamente vieja. De entre los alumnos se alzaron murmullos de interés y emoción. Dennis Creevey se puso de pie sobre la silla para ver bien, pero era tan pequeño que su cabeza apenas sobresalía de las demás.
"Los señores Crouch y Bagman han examinado ya las instrucciones para las pruebas que los campeones tendrán que afrontar" dijo Dumbledore mientras Filch colocaba con cuidado el cofre en la mesa, ante él, "y han dispuesto todos los preparativos necesarios para ellas. Habrá tres pruebas, espaciadas en el curso escolar, que medirán a los campeones en muchos aspectos diferentes: sus habilidades mágicas, su osadía, sus dotes de deducción y, por supuesto, su capacidad para sortear el peligro."
Ante esta última palabra, en el Gran Comedor se hizo un silencio tan absoluto que nadie parecía respirar.
"Como todos sabéis, en el Torneo compiten tres campeones" continuó Dumbledore con tranquilidad
"uno por cada colegio participante. Se puntuará la perfección con que lleven a cabo cada una de las pruebas y el campeón que después de la tercera tarea haya obtenido la puntuación más alta se alzará con la Copa de los tres magos. Los campeones serán elegidos por un juez imparcial: el cáliz de fuego"
Dumbledore sacó la varita mágica y golpeó con ella tres veces en la parte superior del cofre. La tapa se levantó lentamente con un crujido. Dumbledore introdujo una mano para sacar un gran cáliz de madera toscamente tallada. No habría llamado la atención de no ser porque estaba lleno hasta el borde de unas temblorosas llamas de color blanco azulado.
Dumbledore cerró el cofre y con cuidado colocó el cáliz sobre la tapa, para que todos los presentes pudieran verlo bien.
"Todo el que quiera proponerse para campeón tiene que escribir su nombre y el de su colegio en un trozo de pergamino con letra bien clara, y echarlo al cáliz" explicó Dumbledore. "Los aspirantes a campeones disponen de veinticuatro horas para hacerlo. Mañana, festividad de Halloween, por la noche, el cáliz nos devolverá los nombres de los tres campeones a los que haya considerado más dignos de representar a sus colegios. Esta misma noche el cáliz quedará expuesto en el vestíbulo, accesible a todos aquellos que quieran competir"
"»Para asegurarme de que ningún estudiante menor de edad sucumbe a la tentación" prosiguió Dumbledore, "trazaré una raya de edad alrededor del cáliz de fuego una vez que lo hayamos colocado en el vestíbulo. No podrá cruzar la línea nadie que no haya cumplido los diecisiete años"
"»Por último, quiero recalcar a todos los que estén pensando en competir que hay que meditar muy bien antes de entrar en el Torneo. Cuando el cáliz de fuego haya seleccionado a un campeón, él o ella estarán obligados a continuar en el Torneo hasta el final. Al echar vuestro nombre en el cáliz de fuego estáis firmando un contrato mágico de tipo vinculante. Una vez convertido en campeón, nadie puede arrepentirse. Así que debéis estar muy seguros antes de ofrecer vuestra candidatura. Y ahora me parece que ya es hora de ir a la cama. Buenas noches a todos."
"¡Una raya de edad!" dijo Fred Weasley con ojos chispeantes de camino hacia la puerta que daba al vestíbulo. "Bueno, creo que bastará con una poción envejecedora para burlarla. Y, una vez que el nombre de alguien esté en el cáliz, ya no podrán hacer nada. Al cáliz le da igual que uno tenga diecisiete años o no"
"Pero no creo que nadie menor de diecisiete años tenga ninguna posibilidad" objetó Hermione. "No hemos aprendido bastante…"
"Habla por ti" replicó George. "Tú lo vas a intentar, ¿no, Harry?"
Harry pensó un momento en la insistencia de Dumbledore en que nadie se ofreciera como candidato si no había cumplido los diecisiete años, pero luego volvió a imaginarse a sí mismo ganando el Torneo de los tres magos… Se preguntó hasta qué punto se enfadaría Dumbledore si alguien por debajo de los diecisiete hallaba la manera de cruzar la raya de edad…
"¿Dónde está?" dijo Ron, que no escuchaba una palabra de la conversación, porque escrutaba la multitud para ver dónde se encontraba Krum. "Dumbledore no ha dicho nada de dónde van a dormir los de Durmstrang, ¿verdad?"
Pero su pregunta quedó respondida al instante. Habían llegado a la altura de la mesa de Slytherin, y Karkarov les metía prisa en aquel momento a sus alumnos.
"Al barco, vamos" les decía. "¿Cómo te encuentras, Viktor? ¿Has comido bastante? ¿Quieres que pida que te preparen un ponche en las cocinas?"
Harry vio que Krum negaba con la cabeza mientras se ponía su capa de pieles.
"Profesor, a mí sí me gustaría tomar un ponche" dijo otro de los alumnos de Durmstrang.
"No te lo he ofrecido a ti, Poliakov" contestó con brusquedad Karkarov, de cuyo rostro había desaparecido todo aire paternal. "Ya veo que has vuelto a mancharte de comida la pechera de la túnica, niño indeseable…"
Karkarov se volvió y marchó hacia la puerta por delante de sus alumnos. Llegó a ella exactamente al mismo tiempo que Harry, Ron y Hermione, y Harry se detuvo para cederle el paso.
"Gracias" dijo Karkarov despreocupadamente, echándole una mirada.
Y de repente Karkarov se quedó como helado. Volvió a mirar a Harry y dejó los ojos fijos en él, como si no pudiera creer lo que veía. Detrás de su director, también se detuvieron los alumnos de Durmstrang. Muy lentamente, los ojos de Karkarov fueron ascendiendo por la cara de Harry hasta llegar a la cicatriz. También sus alumnos observaban a Harry con curiosidad. Por el rabillo del ojo, Harry veía en sus caras la expresión de haber caído en la cuenta de algo. El chico que se había manchado de comida la pechera le dio un codazo a la chica que estaba a su lado y señaló sin disimulo la frente de Harry.
"Sí, es Harry Potter" dijo desde detrás de ellos una voz gruñona.
El profesor Karkarov se dio la vuelta. Ojoloco Moody estaba allí, apoyando todo su peso en el bastón y observando con su ojo mágico, sin parpadear, al director de Durmstrang.
Ante los ojos de Harry, Karkarov palideció y le dirigió a Moody una mirada terrible, mezcla de furia y miedo.
"¡Tú!" exclamó, mirando a Moody como si no diera crédito a sus ojos.
"Sí, yo" contestó Moody muy serio. "Y, a no ser que tengas algo que decirle a Potter, Karkarov, deberías salir. Estás obstruyendo el paso"
Era cierto. La mitad de los alumnos que había en el Gran Comedor aguardaban tras ellos, y se ponían de puntillas para ver qué era lo que ocasionaba el atasco.
Sin pronunciar otra palabra, el profesor Karkarov salió con sus alumnos. Moody clavó los ojos en su espalda y, con un gesto de intenso.
Xxxxx
Harry se despertó el sábado en la mañana, tenía pocas ganas de salir de la cama pero tenía que practicar el hechizo de convocación sin más planes, se dirigió a desayunar.
"¡Auch!"
Harry iba tan metido en sus pensamientos que choco con alguien.
"Oh Harry eres tú lo siento Trevor me distrajo" Era Neville quien tenía a su sapo Trevor entre las manos.
"No yo lo siento Neville estaba muy metido en mis pensamientos" harry se disculpo con verguenza.
"No es nada creo ambos estabamos distraidos, pero ¿te dirijes al gran comedor?" neville le pregunto.
"Si ¿tu?" pregunto de vuelta.
Ante el asentimiento de neville dijo "Bueno ¿vamos juntos?
"Claro" neville dijo emocionado.
"¿Y que hacías despierto tan temprano cuando desperte no estabas?" Harry cuestiono con curiosidad.
"Leyendo un libro que el profesor moody me dio sobre plantas exoticas del mediterráneo y simplemente no pude esperar para seguir leyéndolo" Neville dijo con su habitual pasión por la herbologia.
"quizás le eche un vistazo luego" harry se sentó en su lugar en la mesa de griffyndor.
"Es fascinante tiene muchos datos interesante, sabias que hay plantas capaces de cerrar heridas en segundos o hay una que te pone a dormir en segundos si hueles sus flores" neville explico algremente entre bocados de salchichas.
"Esa que te cierra las heridas suena genial" harry dijo impresionado.
"Si, pero siempre y cuando las heridas sean no mágicas" Neville explico.
"Ah ya veo" Harry se decepciono "Aunque es genial"
"¿Y tu Harry porque estas despierto tan temprano?" neville pregunto entre un bocado de salchichas.
Harry se encogió de hombros en realidad no tenia una razón "Creo que solo me la pasare en alguna aula vacía practicando magia"
"Te importaría si te acompaño, se que no soy bueno con los hechizos y talvez observándote pueda mejorar" neville pidio.
"Claro porque no" Harry acordó.
Pronto Hermione bajo a desayunar juntándose con ellos en la mesa de griffyndor.
"Buenos dias Harry, Neville veo que quisieron madrugar hoy" Hermione saludo sentándose frente a Harry.
"Si" Harry asintió "Quería estudiar el hechizo Accio"
"Pero harry ese encantamiento todavía no lo veremos" Hermione dijo confundida
"No pero es un encantamiento útil " Harry dijo.
Harry y Neville esperaron a que Hermione terminara de desayunar, en cuanto está hubo terminado los tres se pusieron de pie y salieron del gran comedor.
"tal vez en algún aula vacía o podríamos prácticar en las Lindes del bosque donde no podremos ser alcanzados por nuestros hechizos" Neville dijo nervioso.
"Claro si vamos aun aula podemos hacer mucho desorden" Hermione dijo resuelta.
Pronto los tres estuvieron en los patios del castillo pasaron frente al carruaje de beauxbatons al cabo alcanzaron la cabaña de Hagrid quien estaba en su huerto de calabaza.
"Hola chicos ¿a dónde van tan temprano?" Hagrid pregunto.
"A practicar magia y ¿tu que haces?" Harry respondió.
"Yo estoy apunto de darles de comer a los caballos de madame máxime" Hagrid dijo y se metio en su cabaña.
Los tres chicos se fueron un poco mas lejos de la cabaña de Hagrid a un punto mas libre.
"Bueno tu Harry puedes hacerlo solo así que Neville en que quieres ayuda hoy" Hermione dijo rápidamente.
"Er... bueno... yo quiero practicar el hechizo Expelliarmus" Neville se sonrojo de vergüenza.
El Expelliarmus era el hechizo de desarme que se le enseñaba a los niños de segundo año uno de los conjuros más fáciles utilizados para duelos, Harry entendió porque Neville se había puesto rojo.
Bueno sin prestar más atención Harry se sumergió en su propia práctica observó su alrededor y noto una rama en el suelo a varios metros de él, le apunto, pero antes de que dijera algo se lo pensó mejor y con un rápido conjuro transfiguro la rama en una almohada muy mullida.
"Accio" dijo la almohada voló hacia él.
A mitad de camino la almohada se detuvo y cayó al suelo, Harry miro la almohada y se concentrándose más decidió que antes y volvió a decir el conjuró.
Está ves la almohada voló más rápido y llego pegarle en el pecho, la atrapó con la mano libre y lo arrojó para seguir.
Media hora más tarde Harry observó satisfecho como la almohada se dirigía hacia el a una velocidad más moderada que antes sonrió y se volteo para ver a Hermione y Neville.
Neville parecía decepcionado mientras Hermione con el pelo encrespado le repetía cómo se pronunciaba el hechizo.
"intenta ahora" Hermione pidió.
"Eh... Expelliarmus" Neville tartamudeó.
Un débil rayo de luz roja salió desde su varita, este golpeó un árbol dejando una pequeña marca en el mismo.
noto algo "oye neville prueba conmigo" abrió los brazos mostrando que no se defendería. Neville no lo apunto enseguida parecía dudoso, finalmente levantó su varita y con miedo dijo
"Expelliarmus"
Otro rayo de luz roja salió desde la punta de la varita este golpeó a Harry este sintió como su varita se sacudía levemente.
Harry no llego a deducir que era lo que estaba mal Neville había conjurado bien y el movimiento de la varita era correcto.
Harry se acercó a Neville quien parecía muy triste y decepcionado, "Neville me muestras tu varita por favor"
Neville extendió la mano con la varita en su palma, Harry la tomo y la examinó en busca de grietas, roturas, algún indicio de que la varita tuviera algún problema.
"¿Neville la compraste en olivanders?" pregunto dándole vueltas podía sentir como si la varita lo rechazara se sentía como un palo sin poder infundirle su propia magia.
Neville pareció nervioso por algo "er... no es la vieja varita de mi padre" finalmente dijo.
"Ya veo..." dijo mirando la varita "si eso debe ser"
"¿Qué pasa Harry?" Hermione pregunto ansiosa.
Harry no dijo nada y le pasó la varita, Hermione la tomo dudosa y la examinó con cara confundida. Está le dio varías vueltas antes de volver a mirar a Harry.
"No entiendo, ¿Qué se supone que debo ver?" pregunto.
Harry no comprendió Hermione no sentía como la varita se negaba a la magia de los demas "No lo sientes, ella ya tiene un dueño claramente no es Neville"
"¿como dices?" Hermione fruncio el seño con confusión.
"Deberías ir a olivanders a conseguir una que te acepte nuca podrás hacer magia correctamente con esta varita" Harry sentenció.
Neville cerro los ojos que se habían puesto vidriosos, asintió lentamente "Tendre que escribir a la abuela sobre esto, quizás me deje ir a olivanders"
"No hace falta ven vamos a hablar con la profesora Mcgonagall" Harry dijo sin rodeos.
Y sin más palabras tomo rumbo al castillo se volteo al no sentir que los otros dos lo siguieran "¿vosotros no vienen?" pregunto retóricamente.
Neville y Hermione lo siguieron sin decir nada, pronto llegaron a las puertas del castillo, Harry miro a los lados del pasillo en busca de la profesora Mcgonagall.
No pudo verla por ningún lado y sin llevar encima el mapa decidió dirigirse directo a la oficina de la subdirectora.
"¿Harry a dónde vas?" Hermione pregunto con curiosidad.
A la oficina de la profesora Mcgonagall ella seguramente se te llevara a olivanders para conseguirte una varita nueva.
Harry los condujo por pasillos y pasadillos que eran atajos, rápidamente llegaron a la oficina Mcgonagall, Harry llamo a la puerta sin miramientos no hubo respuesta llamo nuevamente está vez más fuerte, sin respuesta.
Frustrado se dio la media vuelta les dijo a los otros "Pues con Dumbledore será"
"Yo tengo que ir a la biblioteca" hermione dijo pensativa.
Los otros dos solo asintieron sin más continuaron su marcha recorrieron más pasadillos secretos y llegaron al tercer piso donde estaba la gárgola que cuidaba la escalera de caracol que conducía a la oficina del director.
"Contraseña" gruñó la gárgola.
"Cucuruchos de cucarachas" Harry dijo rápidamente.
La gárgola lo miro sin expresión alguna. Inamovible sin intención de moverse.
"Caramelo de limón, cucuruchos de cucarachas" dijo su mente volando entre todos los dulces que conocía "pasteles de calabaza"
La gárgola no dio indicios de moverse, se devano los sesos en busca de mas dulces y caramelos, cuando la gárgola se hizo aún lado dejando ver las escaleras de caracol, Harry observó confundido hasta que oyó el singular sonido de la pata de palo de ojoloco moody bajando la escalera.
"Potter, Longbottom el director está libre pasen" Sin esperar respuesta ojo loco siguió su camino cojeando.
Los dos jóvenes subieron las escaleras mirándose extrañados.
"¿Que habrá estado haciendo aquí el profesor Moody?" pregunto Neville con curiosidad.
"No lo se" Harry se encogió de hombros
Llegaron a la puerta del director que estaba abierta el director los esperaba de pie frente a su escritorio dándoles la espalda revolviendo algunos papeles en su escritorio.
"Hola muchachos ¿que los trae por aquí está hermosa mañana?" El director pregunto amablemente.
Harry le hizo un gesto a Neville para que se adelantará para hablar, este lo hizo con una inseguridad clara en cada paso.
Harry se entretuvo mirando la espada de Gryffindor que estaba en un pedestal anclado a la pared, Harry recordó como se sentía tener la espada en sus manos A pesar de su apariencia la espada era ligera, como su empuñadura se amoldaba a su mano perfectamente.
"Harry mi muchacho" Dumbledore lo llamo con curiosidad.
"¿Si señor?" Harry se volteo con curiosidad.
Noto que el director y Neville lo miraban con extrañes.
"Me preguntaba si querías acompañar al señor Longbottom" Dumbledore ofreció.
"Si porque no" acepto.
"Bueno acércate muchacho" Dumbledore le hizo un gesto con la mano.
Dumbledore no dijo nada y simplemente se acercó a la chimenea donde unas llamas ardían sobre unos pequeños troncos, soltando unos polvos sobre las llamas estás se volvieron verdes.
"¿Quién quiere ir primero?" Pregunto Dumbledore extendiendo un cuenco con polvos Flu hacia los chicos "confío en que podrán hacerlo solos pues yo debo atender unos asuntos de suma urgencia"
Harry se apresuró a tomar un puñado al ver la indecisión de neville y diciendo con voz fuerte y clara "caldero chorreante" se vio en vuelto en llamas verdes.
sintió que su cuerpo chocaba contra las paredes de la chimenea antes de detenerse en el lugar indicado, se apuró a salir de la chimenea sabiendo que detrás del vendría Neville, bajo al cálido pub casi desierto en esta época del año.
"Ah pero si es el señor Potter ¿Qué lo trae por aquí hoy?" Tom el tabernero pregunto parecía que era lo más raro que le había pasado en días.
"Tengo algunos negocios que hacer Tom" Harry dijo sonriéndole al amable tabernero.
"¿Quieres algo para beber o algo de comer?" Tom pregunto.
Harry declinó y se voltio al escuchar a Neville tropezar con la alfombra cuando salió de la chimenea.
"¿Vamos Neville? Adiós Tom" Harry saludo al amable tabernero.
Harry y Neville salieron al pequeño patio del pub.
"Siempre se me olvida que ladrillo es el que debo tocar" Neville confesó con vergüenza.
"A mí también" Harry se encogió de hombros y comenzó a contar ladrillos.
La pared dio paso al arco que anunciaba la entrada a uno de los lugares favoritos de Harry el
callejón diagon, las docenas de tiendas que siempre que Harry venía parecían abarrotados hasta el techo estaban desiertos algunas tiendas noto parecían cerradas.
Caminaron por el callejón encontrándose con uno que otro mago o bruja que estaba de compras, pronto vieron el familiar escaparate de olivanders.
Harry tomo la iniciativa al ver a neville vacilar, Harry abrió la puerta que rechino, ambos entraron, Harry se sintió tranquilo al ver todas las cajas polvorientas y acumuladas en los rincones menos pensados sostenidos por la misma magia del lugar.
Neville se paró frente al mostrador mientras Harry se sentó sobre la única y destartalada silla que habia esperando que olivanders hiciera su entrada.
"Ah... señor Longbottom lo esperaba hace mucho tiempo" sin decepcionar a Harry olivanders apareció desde detrás de una enorme pila de cajas polvorientas.
"¡Aarghh!" Neville soltó un pequeño grito de sorpresa.
"Señor Potter usted otra vez, parece haberle tomado un gusto inusual a las varitas" olivanders dijo una cierta satisfacción.
"Si pero está vez no se trata de mi señor olivanders" Harry respondió señalando con la cabeza a neville.
"Pero claro vamos con usted señor Longbottom, supongo que viene por su primera varita verdad"
olivanders saco una pequeña cinta métrica acercándose a neville " extienda el brazo de su varita" y comenzó a tomar medidas.
"S...si" tartamudeo Neville extendiendo el brazo derecho.
La cinta métrica siguió tomando medidas incluso cuando olivanders se alejó entre las tambaleantes cajas de varitas.
"Probemos con esta" olivanders reapareció con una caja entre las manos.
"Caoba y pelo de unicornio, 28 centímetros bonita y flexible" dijo antes de extendérsela a neville.
Neville tomo lentamente y la agito, varias cajas salieron volando en todas las direcciones posibles.
"Lo siento" Neville se sonrojo de vergüenza.
"No claramente no probemos otra" dijo volviendo a perderse entre los pasillos.
"Veamos está cedro y fibra de corazón de dragón, 32 centímetros bonita y rígida" le entrego una varita de una madera pulida y clara.
Neville la tomo y la agito haciendo explotar un florero.
"No no, veamos" olivanders tomo una caja que había debajo del mostrador.
"Ah está ciprés y pluma de fénix 29 centímetros, bastante flexible" la extendió hacia neville "No no está tampoco, cliente difícil"
Antes de que neville pudiera siquiera tocar la varita está dio una sacudida y voló de las manos de olivanders.
"Ah... Está si... sí probemos está" olivanders sin decir más tomo una varita castaño rojiza desde su caja y la extendió.
Neville la tomo y al instante está soltó una lluvia de chispas azules y blancas, neville pareció erguirse al ver la gran cantidad de chispas.
"Si si bravo" Olivanders aplaudió con alegría "Madera de un antiguo Alerce uno de los últimos de su especie, bastante antiguo y el pelo de un joven unicornio bastante manso para su especie una de las mejores combinaciones" dijo tomando la varita y devolviéndola a su caja y la envolvió.
"¿Se les ofrece algo más?" Olivanders consulto sonriendo.
Neville negó con la cabeza, pero Harry hablo "Un kit de limpieza y una funda" pidió.
Olivanders sonrió con aprobación "Por supuesto" dijo tomando los objetos.
"La varita es una extensión de ti debes de cuidarla como si de tu mano fuera" Harry le explicó a Neville.
"Claro" dijo este.
"Aquí tienen una varita un kit de limpieza y una funda de piel de dragón da un total de 20 galeones" Olivanders les entrego todo en una pequeña bolsa de tela.
Neville pago felizmente sacando su varita y observándola fascinado, este comenzó a irse de la tienda cuando noto que Harry no se movía.
Harry se paró frente a olivanders quien limpiaba el agua derramada del florero "Reparo" dijo reparando el florero "Señor olivanders quería su opinión sobre algo" pidió con una ligera inquietud.
"¿Sobre qué exactamente señor Potter?" Olivanders continuo ordenando su tienda.
"Vera cuando tomé la antigua varita de neville pude sentir como la varita me rechazo y como anhelaba a su verdadero dueño alguien que se no es neville" Harry explico con una cara confusa.
"Esplendido, fantástico" Olivanders se volvió hacia Harry sus ojos abiertos como pelotas de golf llenos de alegría "Eso significa que tienes el don de la vista mágica" dijo su voz desprendiendo alegría
"No comprendo creía que cualquiera podía crear varitas" Neville dijo con una mano en el pomo de la puerta.
"Y no se equivoca señor Longbottom, todos pueden llegar a crear varitas, pero solo aquellos que tienen el don para las varitas son capaces de sentir la compatibilidad entre un mago y la varita que posee, además solo los que poseen el don" Olivanders explicó sonriente.
"Ya veo" murmuró Harry esto implicaba que una varita podía dejar de ser leal a un mago.
"Debe desarrollar su habilidad señor Potter en Hogwarts podrá encontrar todos los libros necesarios para ello, pero eh de advertirlo una vez que comience debe estar listo para terminar su entrenamiento" dicho esto Olivanders retomo su labor de limpieza.
Harry no dijo nada tenía mucho que pensar "Hasta próximo señor olivanders"
Pero olivanders no respondió pues se había adentrado entre los estantes, Harry salió junto a Neville al callejón.
"Debe ser casi la hora del almuerzo" Neville comento observando el cielo.
"¿Quieres comer algo en el caldero?" Harry pregunto observando los escaparates.
"Solo si tu me acompañas" Neville propuso.
"Podría comer algo" Harry asintió.
Xxxx
Harry y Neville aparecieron en la oficina del director Dumbledore la habitación estaba vacía, Harry supuso que el director estaba en el gran comedor.
"¿Que quieres hacer?" Harry pregunto.
Y ambos salieron de la oficina, bajando las escaleras que parecían escaleras mecánicas pues estás bajaban solas.
Neville hizo rodar su varita entre sus dedos "Quiero ver si consigo hacerlo mejor con esta varita"
"Oye Nev, puedo decirte así verdad"
"Claro" este asintió.
"Quieres practicar los hechizos en mi" Harry pregunto.
"No lo se Harry yo no soy muy bueno para la magia podría ser un mal compañero" Neville dijo tímidamente.
"Vamos Nev yo creo que puedes" Harry dijo mientras bajaban por las grandes escalinatas del castillo.
"Bueno" Neville acepto.
Ambos pronto estuvieron en las grandes puertas, vieron como los alumnos de Durmstrang, Beauxbatons y del mismos hogwarts salían en tropel, Los dos se tomaron un segundo al ver lo abarrotado que estaba el pasillo.
"Harry por aqui" Ron apareció entre la multitud.
Harry sonrió al ver como su amigo se abría paso entre los alumnos "Vamos" dijo metiéndose entre el tropel de estudiantes para reunirse con su amigo.
"¿Donde estabas?" Ron cuestiono mientras salian del castillo.
"Acompañe a Nev al callejón Diagon" Harry dijo.
Ron miro a neville con curiosidad "¿Qué necesitabas del callejón?"
Xxxx
Harry se puso de pie frente a neville "¡Vamos Nev, se que tú puedes!" Dijo en voz alta debido a la considerable distancia que había entre ambos
Neville lo observó nervioso, pero Harry noto incluso a lo lejos como los ojos de neville tomaban fuerza.
"¡Expeliarmus!" un rayo de luz roja salió de la varita de neville.
Harry apretó con fuerza su varita y observó con aplomo el rayo rojo. Sintio como su varita era desprendida a la fuerza de su agarre y a su vez su cuerpo era elevado por el aire.
Se puso de pie rápidamente y le sonrió ampliamente "Bien hecho sabía que podrias" le dijo con alegría.
"Y-yo lo hize" Neville susurro aún estupefacto.
"¿Que otra cosa quieres probar?" Pregunto al ver como la expresión sorprendida de neville se convertía en una de absoluta euforia.
Fin
Nota del autor:
Puede que sea más tardado de lo usual pero me costó direccionar la historia a mi gusto.
