¡Hola mis magos! :3
Aquí les traigo la continuación de Fairy Tail I: La perla de Shikon -después de mil quinientos años :v-.
Disclaimer: Fairy Tail pertenece a Hiro Mashima, e Inuyasha a la gran Reina del manga, Rumiko-sensei :3
Aquí les dejo:
*-*-*-Fairy Tail II: La bóveda secreta-*-*-*
Capítulo 1...Reencuentro
Revisó por la que sería la enésima vez su espalda reflejada en el espejo. Desde su encuentro con Naraku el año anterior había estado sintiendo un terrible ardor en su espalda, y cada vez que revisaba, el ardor desaparecía y no veía nada allí…definitivamente era algo muy extraño.
Una marca con forma de araña…aunque aquel incomodo ardor le decía que tenía algo ahí, ¿Por qué rayos no podía ver nada? Este asunto comenzaba a molestarle de alguna manera. Estaba decidido, en cuanto tuviera la oportunidad hablaría de ello con Natsu y Gray. Ya les había mencionado algo en una de sus cartas, pero no había recibido respuesta alguna, además de que ni siquiera había recibido cartas de su parte ni de sus amigas…esos chicos estaban en grandes problemas.
Suspiró acomodándose la pijama, lo mejor era irse a dormir. Se suponía que en un par de días Natsu y su padre irían a buscarla por el cumpleaños del pelirrosa, el cual celebrarían en casa de este. Solo esperaba que no lo olvidara.
Abajo en la sala, Izayoi observaba un viejo álbum de fotos. Habían fotos de su hijo en cada etapa de su vida, incluyendo su boda con Naomi y el nacimiento de su adorada nieta.
—Los años se pasan volando, ¿Verdad cariño?—Dice tomando una fotografía enmarcada de la mesa de centro, en ella podía verse a la mujer en su más brillante juventud -aunque no ha cambiado casi nada- y a un hombre apuesto de cabello largo y plateado atado en una cola alta, cuyos ojos dorados brillaban con amabilidad y un ligero toque de picardía.
Era la fotografía de su boda con Inuno Taisho, su primer y único amor, que en paz descanse.
Aún era muy pronto para pensar en ello, lo sabía, pero algún día su pequeña Kagome también se casaría, y sin duda alguna, pasara lo que pasara, ella estaría allí apoyándola y deseándole lo mejor.
-.-.-Fairy Tail II-.-.-
Se levantó de muy mal humor. Ese día Natsu y su padre irían a buscarla, y en cuanto pudiera ponerle sus manos encima al pelirrosa, lo estrangularía y lo haría responderle el por qué diablos no le había respondido ni una carta, y claro está, Gray sufriría el mismo castigo. Se vistió y salió de su habitación con Kero en sus brazos, luego bajó las escaleras dirigiéndose a la cocina donde su abuela la esperaba colocando el desayuno en la mesa.
—Buenos días cariño—Saluda la mujer con una sonrisa maternal mientras la niña se sienta a la mesa dejando a Kero sobre la superficie de madera.
—Buenos días abuela—Devuelve el saludo con una gran sonrisa. Que estuviera de mal humor no significaba que iba a desquitarse con su abuela…no…ya tendría tiempo de desquitarse con la fuente de su furia.
Ambas se sentaron a comer junto con el exceed. Al terminar, se dispusieron a arreglar la cocina mientras repasaban lo que la ojidorada debía llevarse.
—Muy bien, repasemos—Dice Izayoi lavando los platos—¿Libros?
—Empacados—Contesta Kagome secándolos.
—¿Tinta y pergaminos?
—Empacados.
—¿La lista de los nuevos libros?
—En el bolcillo.
—¿El regalo de Natsu?
—Envuelto y empacado.
—¿Y el uniforme y el nuevo traje de batalla que te hice?
—También empacados.
—De acuerdo. Bajemos todo entonces, no deben tardar en llegar.
Kagome asintió guardando el último vaso para después salir corriendo a su habitación con Kero volando detrás de ella. Al entrar, quedó muy sorprendida de ver que la habitación no estaba del todo vacía.
—Hola—Saluda el pequeño intruso sentado en la cama con una sonrisa aparentemente inocente.
—¿Shippo? ¿Qué estás haciendo aquí?—Cuestiona Kagome cerrando la puerta para que su abuela no escuchara nada.
—Nada en particular, solo quería saludarte antes de que te fueras—Contesta el kitsune sin borrar su sonrisa sacando una paleta de sus ropas—También quería decirte…que no puedes regresar a Fiore—Termina con repentina seriedad metiendo la paleta en su boca.
—¿Que no puedo? ¿Por qué?—Pregunta la ojidorada sin comprender.
—¿Qué pregunta es esa? ¿Acaso ya olvidaste lo que sucedió el año pasado?
—Por supuesto que no. Pero eso no quiere decir que vaya a quedarme en casa como un cachorro asustado—Se cruza de brazos frunciendo el ceño.
Al escucharla y verla tan decidida, Shippo soltó un suspiro de decepción.
—Eso significa que mis esfuerzos fueron en vano—Busca algo en sus ropas sacándolo, esas eran…
—¡Las cartas que les envié a mis amigos!—Exclama viendo los sobres de distintos colores.
—Así es, y también tengo las que te enviaron ellos junto con tus regalos de cumpleaños—Confirma el zorrito chasqueando los dedos, junto a él aparecieron cinco regalos dirigidos a ella junto a las cartas faltantes.
Kagome miraba todo aquello estupefacta. Entonces Shippo había sido el responsable de que no hubiera podido comunicarse con nadie en todo ese tiempo.
—Hice esto con la esperanza de que al sentirte olvidada por ellos no quisieras regresar, pero por lo visto eres tan terca y obstinada como tu padre—Dice Shippo cruzando los brazos molesto.
—Pequeño enano—Dice Kagome con furia abalanzándose contra él con la intención de atraparlo y darle su merecido, pero el pequeño zorro fue mucho más rápido y saltó al escritorio—No importa lo que digas o lo que pasó, regresaré a Fiore y no hay nada que me haga cambiar de opinión—Dice decidida.
—Está bien, simplemente no me dejas otra opción—Shippo salta y la golpea con la palma de su mano en la frente, luego salta a la ventana—Cosas terribles están por ocurrir allá. Solo no digas que no te lo advertí—Se transforma en un pájaro de ojos saltones y se va volando.
Kagome, con una mano en la frente, se acercó rápidamente a la ventana y lo observó alejarse hasta perderlo de vista.
¿Qué rayos le pasaba a ese niño?
Tratando de olvidar lo que acababa de pasar, se puso a pensar en donde iba a guardar sus regalos para llevárselos, el tiempo no le daba para abrirlos ahora. Mira que recibir sus regalos y las cartas de los muchachos en ese momento. En serio, cuando viera a Shippo de nuevo, le iba a caer una muy grande.
—Bueno mi niña, ya estoy aquí, empecemos a bajar tus…cosas—Dice Izayoi entrando en la habitación, al ver los regalos sobre la cama se confundió un poco—¿De dónde salió todo eso?—Pregunta señalando a los regalos sorprendida.
—Eh…los regalos que me mandaron mis amigos por mi cumpleaños llegaron tarde—Responde la ojidorada un tanto nerviosa, la visita de Shippo era algo de lo que su abuela no necesitaba enterarse.
La mujer parpadeó un par de veces. Si ella lo decía.
Sin más que decir se dispusieron a bajar todo guardando los regalos en un bolso. Las cajas no eran demasiado grandes, pero definitivamente no cabrían en la maleta. Ya pasadas un par de horas, alguien llamó a la puerta. Izayoi fue a ver de quien se trataba mientras Kagome y Kero se asomaban en la esquina. La mujer abrió la puerta y tras ella se dejó ver una peculiar melena rosa.
—Hola señorita Izayoi—Saluda Natsu con su gran y característica sonrisa.
—Hola Natsu, mírate, has crecido bastante desde la última vez que te vi—Dice Izayoi alegre.
Ciertamente. Natsu se veía un poco más alto, pero solo pasaba a su amiga ojidorada por un par de centímetros.
—¡Natsu!—Grita Kagome tirándose a abrazar a su amigo, se alegraba mucho de verlo, en especial tras lo ocurrido en la mañana.
—¿Por qué no contestaste ninguna de mis cartas? Te escribí cientos—Pregunta el niño correspondiendo al abrazo.
—Bueno, verás…—Dice Kagome separándose de él—No fue cosa mía—Juega apenada con sus dedos.
Natsu alzó una ceja confundido, ¿Qué quiso decir?
—Mmm, te lo explicaré todo luego "A fin de cuentas también tengo que explicárselo a los demás"—Piensa lo último la ambarina sintiendo algo de miedo. Gray, Cana y Lucy no le preocupaban, pero Erza…ella iba a comérsela viva.
—¿De acuerdo?—Dice Natsu no muy convencido mientras Kero se acostaba en su cabeza soltando un bostezo—Entonces vámonos ya—Dice con entusiasmo, no era momento para preocuparse por nada.
Sacaron las cosas a la parte de atrás de la casa llevándolas por el jardín hasta llegar a la entrada del bosque, una vez ahí caminaron solo un poco llegando a una zona donde los arboles eran tan altos que desde lejos no podía verse absolutamente nada.
Un fuerte viento los envolvió obligándolos a cubrirse con los brazos. Una vez se les posibilitó ver, Kagome e Izayoi observaron con gran asombro a un inmenso e imponente dragón en medio del claro. Kagome estaba realmente sorprendida. Ya sabía que el padre de Natsu podía transformarse en un dragón, pero no se imaginaba que sería tan…impresionante.
—¿Ya están listos?—Pregunta Igneel mirándolos acercarse.
—Sí, ¿Mamá te dio la lácrima de transporte?—Pregunta Natsu dejando la maleta de su amiga a un lado. El dragón asintió y dejó caer una piedra ovalada parecida a la más hermosa joya.
El pelirrosa recogió la piedra del suelo, y tras pedirles que dejaran las cosas juntas y se alejaran, apuntó la piedra hacia el equipaje. Esta comenzó a brillar y una especie de cúpula mágica envolvió el equipaje que poco a poco fue desvaneciéndose hasta hacerlo por completo.
—Listo, ya podemos irnos—Dice mientras guarda la piedra en uno de sus bolcillos.
—Hasta pronto abuela—Se despide Kagome abrazando a la mujer.
—Cuídate mucho mi niña—Corresponde al abrazo.
Sin perder más tiempo, los niños subieron a la espalda de Igneel, y mientras se acomodaban, Izayoi aprovechó la oportunidad para hablar con él.
—Por favor, cuide bien de ella.
—No se preocupe, le aseguro que está en buenas manos.
Izayoi sonrió y asintió ya más tranquila para luego alejarse a una buena distancia que le permitiera al dragón emprender el vuelo alejándose hasta perderse de vista. En eso sintió algo en su cuello, un piquete que la hizo llevar su mano al lugar aplastando al insecto.
—Su pulso está algo agitado—Comenta la pulga Myoga cayendo en su hombro aplastado como hoja de papel, pero al instante volvió a inflarse—¿Qué es lo que le preocupa?
—Muchas cosas Myoga, y más sabiendo que ese hombre sigue con vida—Contesta Izayoi seria.
—Veo que Mavis ya le informó al respecto—Dice la pulga sentándose con los brazos cruzados—No hay nada de qué preocuparse, al menos no por ahora—Cierra los ojos—Luego de lo sucedido, escapó, débil. No volveremos a saber nada de él por un largo tiempo. Además, dentro de la escuela Kagome estará a salvo.
—Eso espero Myoga—Dice Izayoi mirando al cielo, esperaba con todo su corazón que Myoga tuviese razón.
-.-.-Fairy Tail II-.-.-
Igneel sobrevolaba un frondoso bosque. Kagome se sujetaba de Natsu como si su vida dependiera de ello, que bueno…estando a semejante altura sin nada más de que sujetarse…probablemente así era. El pelirrosa por su parte iba muy relajado, se notaba que ya estaba acostumbrado a ir así, y en cierta forma la situación le daba gracia. No se esperaba que su amiga le tuviera miedo a las alturas.
—No es miedo a las alturas. El no tener nada de donde sujetarme me pone nerviosa—Se defiende la ojidorada afirmando más su agarre en su amigo tras una ligera turbulencia.
—Descuida, no es como si fuera a dejarte caer—Dice Natsu mirándola por sobre el hombro, ella le hizo ojos de perrito—Si te hace sentir mejor, ya estamos por llegar, pronto volverás a pisar tierra firme.
La niña asintió aun con cara de borrego a medio morir, ya quería que el viaje terminara.
Pasaron varios minutos y por fin se podía vislumbrar la casa del pelirrosa. Esta se encontraba en el medio de un jardín lleno de flores coloridas y muy bien cuidadas. La casa en sí tenía un aspecto un tanto descuidado, y de no ser por el jardín, parecería una casa abandonada.
Igneel aterrizó a una distancia prudente del jardín para evitar dañarlo, además de que en él se hallaba una bella mujer cuidando del mismo. Su vestido turquesa hondeaba con el viento siendo acompañado por su cabello largo hasta la cintura. Ya se ve de quien heredó Natsu el cabello rosa.
Siendo seguro bajar, los niños se deslizaron hasta llegar al suelo permitiendo que Igneel adoptara su forma humana. Era un hombre fornido de tez morena, su cabello largo atado en una cola alta era rojo y un tanto oscuro. Su atuendo parecía el de un cazador de vampiros, sobre todo con esa gabardina negra. Sus ojos almendra mostraban un brillo de severidad a la vez que amabilidad, en el izquierdo tiene una cicatriz. A primera vista parecía alguien aterrador, pero en realidad es un buen tipo.
—Por fin llegan—Dice la mujer pelirrosa acercándose a ellos con una sonrisa amable—Llegaron mucho antes de lo que esperaba.
—Tuve que acelerar un poco, la amiga de Natsu estaba algo nerviosa—Comenta Igneel colocando una mano en la cabeza de la niña, la cual se sonrojó un tanto apenada.
—Estar a esa altura sin un agarre seguro es aterrador ¿Verdad? A mí también me da miedo—Dice la mujer guiñándole un ojo. La niña le devolvió la sonrisa, era una persona bastante agradable—Te llamas Kagome ¿Cierto? Yo soy Chloe, es un placer conocerte.
—Igualmente.
—Natsu me habló mucho de ti—Comienza a caminar al interior de la casa guiando a la niña.
Por algún motivo que no podía explicar, el pelirrosa sintió un escalofrió al escuchar las palabras de su madre. Chloe es la clase de persona que la conocerla te parece la persona más agradable del mundo, y lo es, pero como toda persona, tiene sus defectos, y el suyo era…ser una metiche, cosa que muchas veces terminaba por poner tanto a su esposo como a su hijo en situaciones muy incómodas…solo esperaban que Kagome no terminara involucrada en eso.
Ya dentro de la casa la ojidorada se sorprendió, el lugar era mucho más grande de lo que se veía por fuera. Tenía dos pisos, y justo entrando se veían la sala y el marco que llevaba a la cocina, a la izquierda se encontraba la escalera y desde abajo se veían dos puertas, pero a la derecha era visible un pasillo.
—Natsu, ¿Por qué no llevas a Kagome a recorrer la casa mientras termino con la cena?—Propone Chloe mirando a su hijo que asintió y, tomando a su amiga de la mano, la llevó arriba corriendo.
Con un ligero sonrojo en su rostro, Kagome trataba de mantener el equilibrio para no caerse. Más tarde, luego de la cena, la ojidorada estaba en la habitación del pelirrosa terminando de instalarse con su ayuda. Solo había sacado unas cosas de su equipaje, ya que solo permanecería allí una semana y no valía la pena hacer un desastre.
Al terminar de arreglar, le contó a Natsu lo que había ocurrido y el por qué no había respondido a sus cartas.
—¿Shippo las interceptó todas?—Pregunta el pelirrosa sorprendido, ambos estaban sentados en el suelo.
—Sí, y dijo que era muy peligroso que regresara a Fiore—Dice Kagome molesta.
—Es por lo que pasó con Naraku ¿Verdad? Me parece una gran tontería—Se cruza de brazos frunciendo el ceño.
—Pienso lo mismo, pero…hay algo que me ha estado molestando desde entonces—Dice la ambarina llevándose una mano al hombro contrario—Naraku dijo que tenía una cicatriz con forma de araña en mi espalda, y desde ese momento hay ocasiones en las que mi espalda me arde, como si estuvieran quemándome con fuego.
—¿Entonces lo de la cicatriz era verdad?
—No sabría decirte. Cuando el ardor empieza, me reviso en un espejo para ver, pero nunca veo nada y casi al momento el ardor se va.
Un silencio que solo era interrumpido por el reloj en la pared se hizo entre ellos. Era como si estuvieran esperando a que la respuesta a su dilema llegara por si sola.
—Gray y las chicas llegarán mañana. Deberíamos contarles una vez estemos todos—Dice el pelirrosa mirando al techo.
—¿Y…de verdad piensas que contarles a las chicas sea una buena idea?—Cuestiona Kagome con una sonrisa nerviosa.
Erza y Cana era por quienes menos debían preocuparse, pues lo más seguro era que solo se enojarían y después se tranquilizarían, pero Lucy…ella era un caso muy diferente.
—"Se pondrá paranoica"—Piensan los dos antes de mirarse y reír. Lo mejor era no contarles nada a las chicas por el momento.
—Oye Natsu, ¿Dónde está Happy?—Pregunta Kero posándose en su cabeza.
—Es cierto, no lo hemos visto desde que llegamos.
—Oh…está enfermo. Mi mamá lo llevó a una habitación especial para que pueda recuperarse.
—¿Podemos ir a verlo?—Pregunta Kero suplicante, el pelirrosa asintió en respuesta.
Guió a ambos hasta la habitación del exceed azul, la cual se encontraba casi al final del pasillo. Entraron notando el olor a medicina que emanaba la habitación, que más bien parecía una especie de enfermería donde tenían todo lo necesario para tratar heridas o enfermedades, además de dos camas. En una de ellas se encontraba Happy, quien tenía la carita roja a causa de la fiebre y un pañuelo húmedo en la frente.
—Hola Happy—Saludan Kagome y Kero acercándose a él sonriendo al tiempo que Natsu cerraba la puerta.
—Hola—Devuelve el saludo Happy con debilidad.
—¿Cómo te sientes?—Pregunta Natsu sentándose junto a él.
—Un poco mejor, la medicina de mamá Chloe ayuda mucho—Responde el minino con cansancio.
Se quedaron a conversar con Happy un rato, después se fueron a dormir dejando a Kero con él para que le hiciera compañía.
Al día siguiente, bajaron a desayunar esperando la llegada de los demás, especialmente la de Gray, quien llegó poco antes del mediodía junto con Cana. Aprovechando que la castaña iba a la cocina para saludar a Chloe, los Dragon Slayers secuestraron a Gray llevándolo afuera y algo lejos de la casa.
—¿Qué mosco les picó a ustedes dos?—Cuestiona el mago de hielo liberándose de su agarre.
—Tenemos que hablar contigo de algo importante—Responden ambos, el pelinegro parpadeó un par de veces confundido.
Procedieron a contarle todo lo que había pasado sin omitir detalles, desde lo de la cicatriz hasta la visita de Shippo. El pelinegro escuchaba todo con mucha atención, y…¿A dónde diantres fue a parar su camisa?
—¿Y ese ardor en la espalda te está molestando ahora?—Pregunta mirando a Kagome cruzando los brazos.
—Bueno…ahora mismo no, pero anoche si lo hizo.
—¿Y por qué no me despertaste?—Cuestiona Natsu mirándola algo molesto.
—¿Bromeas? Despertarte a ti es como intentar despertar a un oso en pleno invierno—Responde la ambarina mirándolo con acusación, el pelirrosa se tensó.
—Vaya, se puede contar contigo hasta dormido ¿No?—Comenta Gray entre sarcástico y burlón.
Los dos se miraron deseando que sus miradas mataran al otro. Si quería pelea, la tendría. Kagome observó en silencio y con una gotita anime en la cabeza cómo esos dos comenzaban a pelearse jalándose del cabello y la cara.
—¿Acaban de verse y ya se están peleando?
Al escuchar esa voz, ambos niños se congelaron en el sitio. Voltearon lentamente viendo a la dueña de aquella cabellera roja mirándolos con desaprobación y los brazos en jarras…estaban muertos…muy muertos.
—Hola Erza—Saluda Kagome con toda la calma del mundo.
—Hola Kagome—De vuelve el saludo la pelirroja con una sonrisa…¿Cómo podía cambiar de actitud tan rápido?—Te envié varias cartas y no respondiste ninguna, me tenías preocupada.
—Lo siento, es que…pasaron algunas cosas—Dice la azabache rascándose una mejilla con una sonrisa nerviosa—Te lo contaré todo luego, mientras vayamos con Cana ¿Si?—Va con la maga de re-equipamiento y ambas se van a la casa.
Natsu y Gray volvieron a respirar con alivio, su amiga les había salvado el trasero.
Continuará…
Espero que les haya gustado...me estoy leyendo los libros de Harry Potter de nuevo, por lo que la inspiración para este fic volvió, y ya lo tengo casi terminado :3
¿Y qué opinan del escudo en la portada? Ahora ya saben cómo es la insignia de la escuela, nyehehe :3
Ene fine...
¡ESPERO SUS REVIEWS GENTE!
¡RAIYU NO...JA NE! :D
