Entran a la biblioteca, Britania aún con el ceño muy fruncido porque... Britania. Mira alrededor y arruga la nariz.

—¿Vives solo? —le pregunta a Luxemburgo.

—Quoi?

—¿Quién puede querer una casa de este tamaño viviendo solo? ¿Para qué?

—Tengo muchas cosas y me gusta recibir visitas —explica.

—Pero ¡es mucho espacio! —frunce más el ceño y abre un poco la boca porque la biblioteca es bonita, no va a negarlo.

—Sí que lo es.

—¿Y lees como mis hijos?

—No, por lo que sé.

—¿Y qué tiene tan... hum... divertido Cymru para ti? Me parece que se le parece más a Galia.

—Mum, really... ¿Podrías no hacer ningún comparativo de nadie con Galia? —interviene Gales.

—¿Crees que él se parece a Galia? —pregunta Luxemburgo.

—Cymru? Es... suave como ella. Desde chiquitín era labioso y... flojo —sigue ella.

—¿Y yo te parezco... áspero?

—Tú me pareces como... No sé... como imposible de leer.

—¿Por qué? —Levanta las cejas.

—Se le da muy mal leer a la gente —explica Roma.

—Se le da muy mal casi todo —bromea Gales, sonriendo un poco y tomando a Luxemburgo de la mano, que sonríe con eso, apretándosela un poco de vuelta.

—¡No se me da mal!

—Pues entonces ¿por qué te parece el chico imposible de leer? —pregunta Roma

—Porque se parece a su hermana, no sé cuáles son sus intenciones.

Tan orgulloso Luxemburgo con eso.

—Espero que sea robarte a su hijo —apunta Gales apretándole la mano a Luxemburgo —. Ojalá igualitas que las de Belgium.

—Ja, ¿lo ves? Soy todo interesante y misterioso —le da un codacito.

—No intentes robármelo, Mum

—Nadie está robándote nada. A quien debí robarte es a Galia a tiempo —declara ella.

—Bueno, eso puedes hacerlo ahora —comenta Luxemburgo.

Britania se sonroja porque es juuuuustamente lo que...

—Ya me la robabas bastante, no es como que ella no te hiciera caso... —suspira Gales.

—¿Estabas celoso? —pregunta Luxemburgo.

—¿De mi madre? No. Es decir, era molesta por estar ahí todo el día rondando...

Britania se sonroja y hace los ojos en blanco.

—Pues si quería robarte a Galia... —sigue Luxemburgo.

—Bueno, ¿quién no querría robarse a Galia? —replica Gales.

—Mmmmm... Parece que empiezo a entender toda insistencia en alejarme de ella.

—¿E-Entenderla?

—Supongo que yo soy parte de ese todo el mundo que podría querer robársela.

Gales hace una mueca.

—Tú eres de una mínima proporción de población que lo que hace es robarme a mí.

—Así que... ¿eso es mal gusto o cómo?

—Eso es mal gusto, yes... lo lamento. Aquí el del buen gusto por las personas soy yo.

—Ugh... Dréckt! Ya sabía que había algo que debía estar yo haciendo mal.

Roma sigue mirando a Britania de reojo con esto sin intervenir.

—No me parece a mí que estés haciendo nada mal —Gales le acaricia la manita a Luxemburgo, medio distraído.

—En el lío que estoy, a mí me parece que sí —se le acerca y sonríe, molestándole.

—Otra vez con ese asunto —Gales se ríe.

—Vas a oírlo hasta que se resuelva o tal vez un poco más —se encoge de hombros.

—¿Resolverse?

Britania también está levantando una ceja y de hecho tira un poco de Roma.

—Bueno, tarde o temprano debería.

—Espero que favorablemente... —Gales le sonríe a Luxemburgo.

—Todos, claro está.

Gales mira detrás de él y nota que su madre está alegando y cuchicheando algo con Roma.

—¿Cómo te fue con ellos? —le pregunta a Luxemburgo.

—Ah... —el flamenco sonríe—. Bien... ¿te ha dicho algo tu madre?

—Hmm... Cosas de Galia. Ya lo esperaba.

—Oh... ¿y nada más?

—Me ha preguntado si estoy bien. ¿La has obligado? —bromea, sonriendo de lado.

—Oui.

—Te ha de haber costado trabajo... ¿le has caído bien? —Gales se ríe.

—Me parece que no.

—Nadie le cae bien, no te preocupes —sonríe de ladito y le aprieta la mano, que aún no le ha soltado.

—Ha dicho que le estaba robando a Galia.

—Hmmm... —Gales se sonroja un poco—. E-Eso es bastante cierto.

—Todo el mundo dice eso y me ha dicho que te diga que mis intenciones no son las tuyas.

—Ohhh... ¿Y no lo son? ¿No estás intentando matarme y comerte mi cerebro?

—Por lo visto, no. Debe ser que creo que no tienes.

Gales abre la boca indignado con eso.

—Admite que me la has puesto en bandeja

—Un poco. Debí decirte corazón, no cerebro —admite Gales, riéndose.

—Por lo visto, no tener corazón es menos grave.

—¿Que no tener cerebro? Sin duda.

—Las prioridades... Supongo que cada uno valora más de lo que carece

—Ahora además de feo y mal vestido, idiota —Gales se ríe.

—Podías ofenderte por llamarte idiota o sentirte alagado por decir que tienes un gran corazón...

—No creo tener un gran corazón.

—¿No? Pues no va a ser lo otro lo que tienes grande.

—No, no... eso lo tengo de tamaño bastante promedio —se ríe—. ¿Qué te ha dicho Rome?

—Hablaba del cerebro, mal pensado. Dijo... nada, que tu madre gritando que no te quiere es algo normal.

—Oh, ¿Ha gritado que no me quiere? Eso es dulce... ¿Textualmente ha dicho que no me quiere?

—Ha dicho... algunas cosas en esa línea, oui.

—No creo haberla oído nunca decirle a alguien que le quiere jamás, así que no te espantes demasiado —Gales suspira.

—Eso me ha dicho Rome. Es muy triste —aprieta los ojos—. Creen que estás... más o menos bien porque nos hemos acostado.

—Ohh... claro, tooodo el mundo cree que nos hemos acostado y que solo eso me hace sentir bien. El mundo entero alrededor del sexo.

—Eso les he dicho yo —asiente.

—¿Y aun así?

—Han... seguido insistiendo sin creerme demasiado —se encoge de hombros.

—Todo para ellos es siempre muy sexual. Pareciera que es... la única forma en la que se quieren. No podían querer a Galia si no era en la cama.

—Eso es un poco triste, ¿no crees?

—En realidad me parece bastante triste, la verdad. Aun así... no creo que estuviera yo mejor si ya nos hubiéramos acostado.

—¿No?

—Seguramente me sentiría una mierda.

—Eso les he dicho —asiente.

—Pero no me siento ni remotamente una mierda por lo que hemos hecho hasta ahora —le sonríe.

—La verdad, es otro de los motivos por los que no... no quiero que te arrepientas después que...

—No quiero yo tampoco asociar esto a algo feo... solo porque te me antojas. No hay prisa.

Luxemburgo sonríe con eso porque están de acuerdo.

—Pero... Bueno, si me mandas semi desnudo y empalmado, no me extraña.

—¡Anda ya! —se ríe.

—Que piensen que nos acostamos y que, además, tú me dejas a medias. Que esa parte no es mentira.

—Si hubieras parado a tiempo eso no hubiera sucedido.

—Ni tú mismo querías de verdad que parara... pero me has dejado ahí a mi haciéndolo solo.

—Una cosa es lo que uno quiera y otra es el deber.

—Mi madre y Rome llegaron antes, Vincent podía decirles eso.

—Era maleducado igual.

—¿Llegar antes? sí.

—¡No ir a recibirles!

—¡No si tienes a un mayordomo que puede perfectamente recibirles él!

—No vamos a discutir esto ahora.

Gales se ríe y le empuja un poquito hacia un pasillo de la biblioteca. Luxemburgo se deja, levantando las cejas sin saber a dónde le lleva.

En cuanto están fuera de la vista de su madre y Roma, vacila pero se le acerca, dándole un beso.

El flamenco levanta más las cejas pero se lo devuelve.

No dura mucho, pero si es intensito.

—Chico travieso, eso no se puede —Le mira cuando se separa.

Sonríe aunque el que le llame travieso le recuerda a Galia.

—Voy a tener que chivarme —sigue Luxemburgo.

—¿Chivarte cómo?

—A tus padres.

—¡¿Y decirles qué?!

—Britaniaaaa

—Ugh! —le suelta, sonrojándose y Luxemburgo se ríe.

—What? —ahí viene Britania.

—Oh... ehm... —vacila y mira al galés—. Cymru... se porta mal.

—¿Mal? ¿Qué está haciendo mal?

—Me... hace cosas que le he dicho que no haga.

—¡No es verdad! —chilla Gales.

—¿Qué cosas te hace?

—Cosas que no debe —Luxemburgo le hace una mirada a Britania un poco de circunstancias.

—¿Qué tipo de cosas que no debe? —Britania parpadea.

Luxemburgo se humedece los labios porque si ella no colabora un poco esto es difícil, pero vale, vale... mira a Gales de reojo, que se sonroja un poco más, incrédulo.

—B-Besos.

—¿Te está dando... besos? —Britania levanta las cejas.

Roma se les acerca a ver qué pasa con un libro en la mano que quiere que Luxemburgo le preste.

—Lux! —protesta Gales, sonrojándose más y apretando los ojos.

—Q-Quid? —pregunta Roma y sonríe, haciendo sonrojar a Luxemburgo entre los dos

—Él dice que Cymru le está dando besos y no debería —explica Britania a Roma.

—Oh... esas cosas pasan, Lux, deberías acostumbrarte.

Gales mira a Luxemburgo otra vez incrédulo, es que ¡no puede creer que le haya acusado!

—¡No pasan esas cosas! —protesta un poco Britania.

Luxemburgo baja la cabeza y les mira de reojo.

—Claro que sí y es impredecible, puede ser hasta cuando te están riñendo por algo —sigue Roma.

—Sinceramente, es difícil no besarle —sentencia Gales—. Pues a veces es cuando es más conveniente, no mum?

—No! —protesta Britania. Roma se ríe y Luxemburgo sonríe un poco.

—Aun así, no es conveniente —replica el rubio.

—Eso lo entiendo y... ¡No suelo hacerlo!

—No os creemos a ninguno de los dos —asegura Roma.

—Bueno, ustedes creen que nos estamos acostando —apunta Gales guardándose las manos en los bolsillos y sonrojándose.

—¡Pero no hablo de eso! —protesta Luxemburgo sonrojándose más.

—Desde luego que si creen que nos estamos acostando NO van a creer que no nos estamos siquiera besando —le explica Gales a Luxemburgo.

—Pues no deberías igualmente.

—Lo sé, lo sé. I'm sorry —mira el piso, regañado. Britania mira a Roma sin entender una mierda de lo que pasa.

—¿Por qué no debería? —pregunta el romano.

—Pues... somos amigos —insiste Luxemburgo.

—Amigos, pfff... Cymru parece más atontado aún que con Galia.

Luxemburgo levanta las cejas y Gales podría estrangularla.

—¿C-Cómo va a estar más atontado que con su esposa? si nos hablamos hace una semana —insiste el flamenco.

—Bueno, para ser sincero, tú también pareces más interesado que con Mónaco —responde Roma y Gales levanta las cejas sin esperarse eso.

—Eso es Justo lo sospechoso —asegura Britania.

—Q-Quoi? ¿Qué... qué tiene de sospechoso?

—Si tú pareces más interesado que tu novia esa, Cymru está más idiotizado que con Galia, solo se "conocen hace una semana" y además dicen no estarse acostando. Esto es raro.

—Solo somos... amigos —insiste Luxemburgo.

—Exactly —asiente Gales

—Pues eso parece un poco... —comenta Roma.

—What?

—Equivocado, tal vez no deberíais ser amigos —añade.

—Excuse me? —Gales frunce el ceño.

—O al menos no solo eso.

—¿A qué te refieres?

—Pues a que parece que los dos queréis más.

—E-Eso... —Gales se sonroja y Luxemburgo también se sonroja a juego.

—Solo es que no es el momento—le explica a Roma.

—E-Está lo de Galia... y lo de Mónaco. Uno no cambia de relaciones así.

Roma mira a Britania porque probablemente él no es el indicado para esto.

No, ¡desde luego que no!

—Quizás Britania sería la adecuada para aconsejaros —decide el latino.

—¿Y-Yo? ¿Yo cambio de relaciones... así?

—Well... están los padres de todos tus hijos... —le recuerda Gales.

—Pues es que yo ya me habría acostado con él —resume Roma.

—¿Y crees que mi madre no? —pregunta Gales sonriendo de lado.

—Ah, ¿sí? —la mira.

—Pues me parece que uno no llega a tener miles de niños nada más así... sin acostarte con la gente —sigue Gales.

—Eso desde luego... —Roma le mira de reojo.

—Es decir, no creo que... definitivamente ella sea el mejor ejemplo. Mejor que tú, quizás, pero...

—Entonces, ¿qué?

—Igualmente, que Mum nos dé su opinión —le sonríe un poco a Roma, que le guiña un ojo y mira a Britania luego.

Gales parpadea, se sonroja un poco y frunce el ceño.

—¿M-Mi opinión? Pues... no creo que deban estar juntos hasta que Galia...

—¿Galia? —pregunta Luxemburgo.

—Esté bien —vacila un poco.

—Oh, come on, mother!

—¿Y qué tiene que ver ella en esto? —pregunta el flamenco.

—Pues que si es mi culpa que Gaila esté mal, no puedo yo estar bien si ella no lo está —explica Gales—. Mira, habitualmente me da lo mismo si eres buena o mala conmigo si es para favorecer a Galia, pero la verdad, es que creo que te estás empezando a pasar.

—Pero Galia... No creo que sea tu culpa, según entiendo la relación fue mal por culpa de ambos, entonces... —responde Luxemburgo.

—My mother cree que es mi culpa del todo.

—No digo que sea tu culpa del todo, ¡lo que es tu culpa son las formas!

—A lo mejor no ha entendido bien como ha funcionado la ruptura y deberías explicarle.

Gales se humedece los labios porque hablaron de esto un rato... hace rato.

—A ver, mum... según tu ¿qué pasó?

—Pues... —Britania mira a Roma de reojo —. Galia ha dicho que te ha dejado, porque...

Luxemburgo la mira con curiosidad, haciendo que se sienten todos a la mesa a comer.

—Bueno, e-en teoría no ha podido dejar al final a Rome y Germania y...

—Es que entonces es culpa de ella —sentencia Luxemburgo.

Gales que empieza a estar hasta el GORRO con este asunto, suspira.

—Pero yo la conozco bien —sigue ella.

—Exactamente, con esa historia, eso implicaría que es su culpa —Gales asiente a lo que ha dicho Luxemburgo, agradeciendo la defensa—. Ya, ya, es verdad, Rome y Germania son fantásticos, ¿podemos superar esto?

—¡Lo que yo decía con conocerla bien es que tampoco creo que eso sea así! —protesta un poco Britania.

Roma aprieta los ojos con eso.

—Mum... Tú más que nadie de aquí SABE perfectamente que Galia y yo nos queríamos mucho... pero debe haberse quejado de mi más de una ocasión.

—Pues se quejaba porque tú eres un quejiche.

—Brit... ¿qué intentas con esto? —pregunta Roma.

—¡Estoy protegiendo a Galia! —protesta Britania.

—¿De qué? ¿Quién la está atacando? —pregunta el latino.

—Cymru, por ahora...

—¿Cómo la está atacando? ¿Intentando rehacer su vida? —sigue preguntando y Gales mira a Roma de reojo con esas preguntas.

—Pues teniendo el corazón frío, ¡pareciera que ni siquiera le importa!

—¿Quién me habrá enseñado a esconder mis sentimientos? Hum... me pregunto quién puede haber sido —suelta Gales tan sarcástico.

—Yo no creo que no le importe, de hecho, creo que esto en alguna medida es un mecanismo de protección —sigue Roma

—Thank you! Bloody hell! Estamos ambos intentando sobrevivir, Mum. Ella y yo... no estoy siendo irrespetuoso, no la estoy engañando... ¡No la engañe nunca!

—E-Es verdad —susurra Luxemburgo asintiendo.

—Y aun así, lo de Luxembourg no tiene nada que ver con Galia. ¡Es una bloody casualidad! ¡Es como encontrar un tesoro el día que te asaltaron! —exclama Gales—. No tiene NADA que ver con Galia, solo... es lo que es y no quiero que nadie me lo eche a perder, así que ni siquiera lo intentes mum, que tendrás que pasar por encima de mí cadáver.

Luxemburgo le mira de reojo y Roma sonríe un poco más. Britania va a abrir la boca y Gales la corta.

—En serio SÉ que quieres protegerla y lo agradezco, porque yo también quisiera protegerla. No la culpo de nada de todo esto directamente, no quiero que la pase mal, no quiero arruinarle la vida... De hecho, gracias por cuidarla, pero no seas más cabrona conmigo de lo que debes

—No creo que tu madre quiera echarte realmente nada a perder, hijo, no hace falta...

Gales tiene que detenerse a sí mismo para no hacer la madre de los ojos en blanco con ese "hijo" porque nomás no se acostumbrará nunca.

—¿Qué? ¿Que la riña? ¡Es que parece más enfadada ella que Galia!

—Que te alteres tanto —intenta calmarle, suavemente.

Gales traga saliva y se detiene. SE pasa una mano pro el pelo

—No estoy alterado.

—Verdad que no quieres, Brit? —pregunta Roma a Britania, que suspira y hace los ojos en blanco.

—Todo el mundo me acusa de ser horrible con él como si de verdad yo quisiera que todo le saliera mal —protesta ella—. Galia es muy buena y le quiere mucho, y necesita que alguien le defienda.

—Pero no atacando a Galles solo porque ha encontrado a otra persona. De hecho me parece lo mejor que podría hacer, incluso para ayudar a Galia a cerrar esto más fácil y rápido —sigue Roma. Gales suspira con eso.

—Todos queremos que Galia cierre esto de la mejor manera. No creo que encontrar a alguien sea la mejor de las opciones, pero... bloody hell, ¿qué puedo hacer?

Luxemburgo mira a su plato con la cabeza gacha, escuchándoles y pensando.

—Bloody hell, vale, ¡vale! Ya está... Haz lo que quieras, solo no te pases con Galia o te mato —sentencia Britania cruzándose de brazos.

Gales suspira pensando que ha tenido que casi vender su alma al mismo diablo para convencer a su madre.

—B-Britania... ¿quieres que yo hable con Galia? —propone Luxemburgo.

Gales levanta las cejas... y Britania también

—No sé si... no sé si sirva de algo o si a mí me va a creer pero a lo mejor si yo le explico...

Gales le mira... y es que pone hasta ojitos de corazón porque ¡mira que bueno es con él!

—Y... y vas a decirle ¿qué? No sé... no sé si Galia quiera hablar contigo... —Britania mira a Roma.

Bélgica insiste en estar indignada porque su hermanito no parece recibir el ODIO de Britania como ella.

—Pues... No lo sé. Puedo explicarle como ha ido todo esto. ¿Qué crees que debiera explicarle? —la mira.

—Pues... creo que quizás... —Britania se humedece los labios y mira a Gales, vacilando—. Si le dices que son amigos no va a creerte.

—L-Lux... —Gales estira una mano hacia él.

Luxemburgo mira a Gales de reojo y luego a Britania.

—Bueno, no lo sé, a lo mejor si se lo decís vosotros entonces...

—No, no... Creo que sí deberías hablar con ella —apunta Britania cruzándose de brazos.

—Oui? ¿Qué crees que debería decirle?

—Creo que deberías... sentarte y hablar con ella. Ella sabrá qué pasa y sus buenas y malas intenciones —asegura sabiendo bien el instinto que tiene Galia.

—Si crees que eso puede ayudar... —Luxemburgo se humedece los labios y asiente.

—Sí, creo que puede ayudar —asiente ella.

—Entonces iré un día, ¿o quieres venir aquí con ella? —pregunta él y Gales levanta las cejas pensando en ello.

—No lo sé, Rome... ¿qué crees que sea mejor?

—Quizás un domingo es menos violento para todos —Gales se muerde el labio.

Luxemburgo le mira de reojo porque no sabe si él quiere estar.

¡Claro que quiere estar!

—¿Estás seguro de querer hacer esto? —pregunta el británico y él asiente, asi que estira la mano hacia él

—Galia viniendo aquí... No se si sea lo mejor para ella —Britania arruga la nariz.

—Entonces... cuando haya vuelto, llamadme y iré yo un día.

—Yo creo que Galia probablemente quisiera venir —admite Gales.

—Llamarte y que vengas y no vendrás nunca —bromea Roma y Gales se ríe.

—Romeee —protesta Luxemburgo un poco.

—Se ve que te conocen... pero no te preocupes, yo ayudo con eso —Gales se ríe un poco más.

—¿Por qué no le preguntamos a Galia que prefiere? —Luxemburgo aprieta los ojos.

—Brit lo hará —les asegura Roma.

Britania asiente, pensando que... tiene que hablar de demasiadas cosas con Galia.

Luxemburgo suspira esperando que realmente no tenga mucho trabajo cuando haya que ir y saca el teléfono para ver sus mails.

Gales se ríe un poco sin poder evitarlo, viendo el agobio de Luxemburgo y dejándole hacer.

Roma comenta algo sobre que la comida está muy buena.

—Este lugar... ¿van a vivir aquí? —pregunta Britania.

—Quoi? —pregunta Luxemburgo.

—Tú y Cymru.

—Bloody hell, Mum! —protesta Gales.

—¡Pues es una pregunta válida!

—Pero... no, Britania, somos amigos. Cymru está viviendo aquí ahora temporalmente.

—¿Y vas a volver a vivir a tu casa? —Britania mira a Gales.

—¿Y-Yo? Well... yes, desde luego. No sé si voy a venderla.

—A lo mejor podrías reformarla... solo por cambiarla —propone Luxemburgo.

—A lo mejor podría llenarla de libreros de techo a piso... —responde Gales.

—Espera, ¿más?

—Algunas paredes aún están disponibles.

—Oui, creo que en el salón se ve un trozo de techo.

—Lugar perfecto para poner más libros. Es que... ya me imagino como remodelarías tú mi casa.

—Ah, ¿sí? ¿Cómo?

—La vaciarías completa, le harías tres sótanos raros donde meterías El Oro TM. Y quizás mis libros... luego comprarías la cuadra entera y las casas vecinas, tirarías todo y lo harías de nuevo.

—¡Y ni siquiera has mencionado el baño de oro! —Luxemburgo se ríe

—¿Tienes un baño de oro? —pregunta Britania sorprendida.

—¿Quieres verlo? —propone el flamenco.

—Ten cuidado que esta te roba absolutamente todo si puede —Gales hace los ojos en blanco y se ríe.

—Igualmente... —se levanta y Britania se levanta también, curiosa.

—¡No me robo nada! —protesta a Gales medio fulminándole y yendo tras Luxemburgo.

Gales no se mueve del asiento, mirando a Roma de reojito que le sonríe, sin moverse tampoco.