Previamente en Arashi…

Akari luchó contra el dúo de hermanos los cuales tuvieron aterrorizadas a varias aldeas, pero gracias a la intervención de la peli roja, todos los presos fueron liberados y todo estaba bien por el momento.

No obstante, algo más estaba por pasar y sería un escándalo.

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Kirameku inazuma todoroku raimei

¡Fuke yo Arashi!

¡Yobe yo Arashi!

¡Arashi yo sakebe!

Kenshin kenshin...

kage utsushi

Seigi no ninja sora kake kenzan

¡Arashi, Arashi!

¡Waga na wa Arashi!

¡KENSHIN NINJA ARASHI KENZAN!

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Uzumaku tatsumaki todoroku jinari

¡Fuke yo Arashi!

¡Yobe yo Arashi!

¡Arashi yo sakebe!

Kenshin kenshin...

kage utsushi

Seigi no ninja chi owari kenzan

¡Arashi, Arashi!

¡Waga na wa Arashi!

¡KENSHIN NINJA ARASHI KENZAN!

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Akari estaba cabalgando en su caballo, todo parecía normal, además de que la paz que se respiraba daba algo de miedo.

En un determinado momento, esta se detuvo a descansar en un lago cercano en donde dejó a Hayasabu comer algo de pasto mientras ella decidió tomar un baño.

- Hace tiempo que no tenía un baño de este tipo… realmente extraño tomar baños en mi casa – susurró la peli roja quien solo vio al cielo pensando en su familia.

Aunque su momento se vio interrumpido por una explosión cerca de donde estaba por lo que sin perder tiempo, esta salió del lago y se puso su ropa rápidamente.

Corriendo hacia donde estaba, se encontró con una gran bestia la cual lucía bastante extraña, no era como algún ninja metamórfico de los cuales había enfrentado.

Esta bestia era una especie de gato mecánico, pero no solo eso, sino que estaba peleando contra alguien que igual le estaba dando batalla.

- ¡Miau! – el maullido de ese gato era algo anormal ya que sonaba como algo salido del infierno.

La persona con la que estaba peleando seguía dándole varios golpes al gato mecánico el cual lucía bastante molesto por la tremenda paliza que se estaba llevando de parte de su combatiente.

- ¡Oye! – Akari fue corriendo hacia donde estaban.

- ¡No vengas, es peligroso niña!

- ¡Miau! – ahora fue hacia Akari quien cuando estaba por ser atacada, dio un gran salto evitando el golpe de esta bestia.

- Increíble, lo pudo esquivar como si nada – la peli roja acabó parada en el suelo y esta hizo su pose clásica, estirando sus brazos y agitándolos como si fueran alas de águila y al final, terminó juntándolas sobre su vientre.

- ¡ARASHI! – su cuerpo mutó hasta que alcanzó su forma de transformación con la cual ya estaba lista para pelear.

- ¡Miau! – el gato fue hacia esta, pero con su velocidad pudo contrarrestarla, ni que decir cuando su amigo equino le ayudó corriendo en su lugar.

No solo eso, sino que la persona con la que estaba peleando se le unió montando una moto la cual tenía una forma extraña y con eso, entre las dos, lograron poner contra las cuerdas al gato mecánico.

- ¡Hasta aquí llegas! – exclamaron ambas al mismo tiempo.

- ¡MIAU!

- ¡Enif Kick! / ¡Córtalo! – ambas con sus ataques, hicieron un gran trabajo ya que al final el enemigo que tenían delante, acabó explotando detrás de ellas.

Cuando todo se calmó, ambas personas se miraron por un momento, aunque rápidamente se dieron cuenta de que no eran enemigas y se quitaron sus transformaciones.

- Vaya, no pensé que habría alguien como yo, pero dime, ¿eres una ninja metamórfica? – preguntó Akari.

- No, no soy una ninja, simplemente poseo un cinturón con el cual pudo adquirir esta transformación – exclamó la chica que poseía el cabello jengibre con varios mechones de color rubio, así como los ojos azules y una buena condición física – un gusto, soy Kousaka Honoka.

- Ichikawa Akari.

- Ichikawa-san, ¿Qué es eso que puedes hacer?

Ambas chicas hablaron un poco sobre sus poderes y es que se dieron cuenta de que poseían muchas cosas en común. No solo eso, sino que al darse cuenta del pasado de la peli roja, Honoka sintió pena por ella.

- Lamento que hayas tenido que pasar eso, no puedo llegar a pensar que tan duro debe ser perder a tus padres y toda tu familia.

- Es duro… me he quedado sola en el mundo – susurró – además, tengo un hermano mayor que no sé dónde está.

- Te entiendo, puede que no haya perdido a un familiar, pero si he visto como muchas personas han muerto y yo he sido la que los ha mandado al otro mundo – la peli jengibre exclamó – pero todo fuera por un bien mayor.

- Por cierto, ese cinturón, ¿Qué es?

- Es el Driver Pegasus, lo obtuve hace tiempo por unas amigas y me volví una guerrera la cual batalló contra muchos enemigos y ganó, pero a un precio alto, por eso tengo estos mechones rubios – se señaló los cabellos – pero al final, no me importa, seguiré peleando contra el mal hasta que todo esté terminado y vuelva a casa.

- ¿Qué era eso con lo que estabas peleando? – preguntó Akari, Honoka se quedó pensando un momento antes de responder.

- Es un Lost.

- ¿Un Lost?

- Son humanos quienes han tenido esas medallas de constelaciones perdidas y que ya no existen en el firmamento, eso es algo con lo que he peleado estos últimos meses – Honoka decía un poco mirando al cielo. Cabe decir que la chica estaba llevando una camiseta a cuadros como la de los leñadores, así como un pantalón jeans ajustado y unas botas cafés.

- Demonios, ¿medallas con ese poder?

- Sí – esta le mostró un bolso que estaba en su moto en donde sacó 5 medallas las cuales poseían varias imágenes extrañas – he vencido a cinco Losts este tiempo, no sé cuantos más queden, pero sé que hay cosas extrañas en este mundo.

- ¿Qué cosa?

- Creo que vienen por mi cabeza – Honoka se puso de pie – siento que hay personas de alto mando que quieren venir a por mí por vencer a personas que quieren hacer el mal.

- ¿El gobierno?

- No lo sé… no te sabría decir – Akari se quedó callada un momento ante lo que la peli jengibre decía.

- Yo por mi lado seguiré batallando hasta dar con mi tío Kurobe, debe pagar caro por lo que le hizo a mi familia, no permitiré que se salga con la suya.

- Lo entiendo, pero si quieres, te puedo acompañar a la aldea que está aquí cerca, sigo buscando a ver si hay algún Lost – Akari asintió.

Ya con su nueva compañera, fueron hacia la aldea más cercana, Akari montando a su caballo, mientras que Honoka iba en su siempre confiable moto, Tenma.

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Prefectura Yamagata.

Obanazawa.

Toda la aldea estaba totalmente en silencio, era algo que se podía ver ya que parecía que no habitaba nadie ahí.

- Que raro, es como en la aldea anterior en la que estuve, no hay nadie, pero acabé con el jinete y su caballo – pensaba Akari en su mente.

- Esto si está bien raro – Honoka se detuvo en cuanto vio como había una niña que estaba llorando y frente a ella, estaba un cuerpo.

- Mierda – Akari fue con Honoka a ver como estaba esa niña, ambas llegaron a donde se encontraba la infanta llorando.

- ¿Te encuentras bien?

- ¿Estás bien? – antes de que pudiera recibir respuesta, dos cuerdas salieron hacia los cuellos de ambas chicas quienes se vieron incapacitadas ya que esto fue algo que las tomó por sorpresa.

- ¡A ellas! – los habitantes salieron con armas hacia las dos chicas y estando en el suelo, se fueron contra ellas dándoles con todo tipo de armas.

Akari no podía transformarse ni Honoka podía usar su Driver por lo que les fue imposible poder transformarse del todo y así acabar con eso.

La moto de la peli jengibre fue confiscada por algunos de los pobladores, pero antes de que pudieran hacerlo, el caballo de Akari golpeó con sus patadas a varios habitantes causándoles heridas graves.

Al final, ya las dos chicas estaban inconscientes y con muchas heridas en sus cuerpos.

Sus cuerpos fueron llevados hasta que se miró que habían sido colgados boca abajo, amarradas para ser dejadas ahí como si fueran sacos de boxeo.

Mientras tanto, los aldeanos seguían su vida como si nada, aunque se interesaron en parte por la moto de la peli jengibre, pero el caballo de Akari se la había llevado sin querer.

Estos se dedicaban al cultivo, incluso a la ganadería ya que poseían muchos toros los cuales andaban libres por los campos, arando la tierra.

- ¡Ya llegó el viejo! – decían algunos mirando a un hombre entrado en año quien fue guiado hacia el árbol en el que quedaron atadas boca abajo, ambas chicas.

- Aquí están.

- Ya veo – el anciano se quedó callado un momento – así que estás son espías del gobierno o delincuentes, ¿qué son?

- Ni idea, pero el hecho de que no sean de aquí es sospechoso, además, nadie las conoce por lo que hay algo que huele mal.

- Hm, realmente es algo sospechoso – el viejo miró a las dos chicas que seguían inconscientes – no entiendo cómo es que dos jóvenes andan aquí, además, por sus ropas, parecen de Tokio.

- Sí, no parecen chicas de pueblo.

- Entonces andaban en algo malo, es bueno que hayan procedido como siempre – el anciano decía. Esto era porque cuando aparecía alguien sospechoso, le caían a golpes ya que podría ser algún delincuente – es mejor prevenir que lamentar.

- Lo entendemos.

- Pero, ¿están muertas?

- No, todavía no, aun respiran, aunque con esas heridas, no creo que duren mucho tiempo.

- Es una lástima que las hayan herido de esa magnitud – el viejo exclamó – de lo contrario, hubieran servido como sacrificios para el Dios Toro.

- No se preocupe anciano, ya tenemos listo el sacrificio.

- ¿En serio?

- Sí, capturamos a un hombre y una mujer quienes estaban rompiendo la ley y se estaban viendo a escondidas, cuando nos enteramos, los agarramos.

- Muy bien, entonces así será – en eso, apareció un hombre el cual por su cara, no parecía ser muy listo – oh, ¿Cómo estás Ushimatsu?

- Jeje – este solo río y echó mirada hacia Akari y Honoka, pero este solo siguió con su compartimiento y se fue de ahí dejando a las dos chicas colgadas, lo mismo que los demás hombres.

Unos momentos después, toda la aldea se encontraba frente a una gran estatua de un toro dorado, con antorchas a su alrededor.

En el suelo, se encontraban dos personas, un hombre y una mujer, estos lucían muy asustados ya que se hallaban amarrados.

- Tenemos los sacrificios al Dios Toro y que mejor que dos pecadores – el anciano miró a las dos personas – que mejor ofrenda que esa.

- ¡No, por favor no!

- ¡Tengan piedad! ¡Por favor!

- Háganlo – primero tomaron al hombre y se lo llevaron hacía en medio. Amarraron sus piernas con sogas y las pusieron alrededor de los cuernos de dos toros a lados contrarios.

Para desgracia del hombre, los toros fueron ordenados a que jalaran con fuerza y eso fue doloroso para el hombre, sus gritos desgarradores se escucharon en todo el pueblo.

Debido a la enorme fuerza de los toros, las piernas del hombre fueron arrancadas de su cuerpo, sus gritos fueron todavía más fuertes mientras se desangraba.

Ni que decir que la mujer pasó el mismo destino, sus piernas fueron arrancadas al igual que las del hombre y el tiempo fue clave para que estas dos personas murieran desangradas.

Para colmo, el anciano hizo que sus cuerpos sin vida fueran decapitados y sus cabezas se colocaron frente a la estatua del toro dorado.

- ¡Dios Toro, espero que este sacrificio sea de tu agrado!

- ¡Larga vida al Dios Toro!

Por su lado, tanto Akari como Honoka seguían colgadas en esa posición, no obstante, sería cuestión de tiempo para que despertaran y se dieran cuenta del infierno que esa aldea vivía con esta extraña deidad.

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Akari ga hashiru hate shinaki gen'ya o

Akari ga sakebu taiyō ni mukatte

Roshi ga Roshi ga

Roshi ga naite iru

Mabuta no shichi wa ima doko ni

Furimuku na Akari

Ashita wa omae no mono

¡ROSHI SHOJO AKARI!

Akari ga yuku...

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Continuará…