Mientras dormía, sentí una pequeña presión en mi frente. Abrí los ojos y vi a Norman.
-Lo siento, no tenía la intención de despertarte- se disculpó.
-¿Sucedió algo?- pregunté un tanto adormilada.
-No, no es nada. Voy a volver a salir-
-¿De nuevo?. Últimamente sales mucho y muy rara vez te veo-
-Los niños ganado necesitan a Minerva, es el único que puede ayudarlos-
-Y yo necesito a Norman...- bajé la mirada.
Norman se quedó cayado un momento. Él se me acercó y me besó la mejilla.
-Cuando regrese pasaré tiempo contigo, ¿está bien?-
Asentí.
Norman se levantó, salió de la habitación y cerró la puerta.
Cada vez que salía volvía muy de noche, entonces utilizaba ese tiempo para poder ir donde Ayshe y el señor Eduard.
Mientras me lavaba los dientes, me di cuenta de algo. Me acerqué un poco más al espejo y me percaté que tenía un pelo blanco. Me lo enredé en el dedo y me lo arranqué; una simple cana.
Al terminar de alistárme, me puse a andar por los pasillos para saber dónde se encontraba Elías. Al final no lo encontré por ningún lado. Decidí ir a buscarlo a su habitación y me topé con un cartelito colgando del pomo que decía "no molestar". Acerqué mi cuerpo a la puerta y pegué mi oreja a ella, lo escuché balbucear sobre algo, no lo entendía muy bien pero estaba segura de que tiene que ver algo con su trabajo. No iba a salir de allí dentro de un buen rato.
Ya que no había nadie que me detuviera, decidí que ya era la hora de salir.
Fui directo a la cocina y empecé a buscar algo para llevarle al señor Eduard.
Empecé a buscar entre los estantes y comencé a echar en una cesta lo que podía utilizar para hacer una sopa: ajos, cebollas, elotes (mazorca, maíz), zanahorias, papas y una yuca; y de olores eché: hierbabuena, laurel, romero, perejil y albahaca. La cesta estaba pesada, pero podía aguantarla bien.
Me dirigí sigilosamente a la salida. Ya una vez fuera, hice el camino habitual. De vez en cuando iba arrastrando la cesta, pero nada que no pudiera manejar.
-¡Papá, Yuri llegó!- Ayshe llegó corriendo a donde mi y me abrazó.
-Me alegra que llegaras, justamente iba a empezar a hacer el almuerzo- lo vi asomarse por la puerta principal.
-Señor Eduard, traje algunas cosas para hacer una sopa- alcé la cesta a duras penas.
-Muchas gracias, no debiste- rió amablemente. -me encargo de traerla, se ve que está pesada- salió de la casa y vino a ayudarme.
-Trajiste muchas cosas- Ayshe se puso a revisar el contenido de la cesta. -Va a estar deliciosa, ya tengo ganas de probarla-
-Le ayudaré a tu padre a cocinar, así podrás disfrutarla mucho antes-
-¡Muchas gracias!. Iré a alistar los utensilios- salió corriendo y entró a la casa.
-De verdad, muchas gracias. Haz sido de gran ayuda desde el día en que llegaste- dijo animado.
-No es nada, ustedes son muy buenos amigos para mi, es lo menos que puedo hacer-
Entramos a la casa y el señor Eduard puso la cesta encima de la mesa. Empezó a sacar verduras y las echó en el fregadero; y puso los olores a un lado de la olla.
Me acerqué al fregadero y comencé a lavar las verduras, exceptuando las cebollas y los ajos. Lo que iba lavando se lo iba pasando a Eduard y él las iba cortando, y después las echaba en la olla que ya tenía agua dentro.
Al poco tiempo, terminamos con las verduras y él fue a fuera de la casa un momento, al regresar se trajo consigo un ave.
-La que casado poco antes de que vinieras, le vendrá muy bien a la sopa-
El ave tenía una flor roja incrustada en el pecho.
-¿Y esa flor?- consulté.
-Se llama Vida. La utilizamos para absorber toda la sangre del ser vivo para poder consumirla. Es parte del ritual Gupuna, el cual es para honrar a mi dios-
-Ya veo, gracias por explicarme. Nunca hubiera imaginado que una planta así existiera-
-Si- rió. -Hay mucha fauna extraña por este lado- puso el ave en el lavabo y empezó a limpiarla.
¿Qué querrá decir con "este lado"?
Punto de vista en tercera persona.
Norman entró al refugio con sus subordinados y con los niños que acababan de rescatar. "Es el jefe", " Minerva a vuelto"; decían los niños.
-Vincent, ayuda a los niños a instalarse, iré a mi oficina- dijo Norman.
Vincent asintió y fue guiando a los niños.
Norman comenzó a subir las gradas hacia el cuarto de Yuri. Cuando llegó, se topó con una puerta cerrada. Sacó un libro de su saco. Llamó a la puerta con el libro en mano.
-Yuri, volvimos antes hoy. Tengo algo para ti-
No escuchó ninguna respuesta, no se escuchaba nada al otro lado.
-¿Yuri?- volvió a tocar la puerta.
Al no volver a tener respuesta, decidió abrir la puerta. Su cuarto estaba ordenado como siempre y no había rastro de su amada.
Cerró la puerta y guardó de nuevo el libro en su saco. Decidió ir a buscarla y pasar el tiempo que había prometido para ambos.
La buscó por todas partes y no estaba en ningún lado. Se empezó a preocupar mucho. Fue hacia el cuarto de Elías, tocó la puerta y esperó a que el científico saliera.
Le preguntó por Yuri y Elías contestó que no la ha visto en toda la mañana. Norman le comentó que no la hallaba por ningún lado y que se empezaba a preocupar.
Elías empezó a compartir la preocupación con Norman y dijo que lo ayudaría a buscar.
Estuvieron un rato buscando, sin éxito. Cislo y Bárbara se unieron a su búsqueda y ninguno tiene idea de dónde estaba.
Bárbara salió del refugio a revisar y llamó a Norman.
-Hay una marca de arrastre en el suelo, debe ser de Yuri-
Norman se acomodó su capa y les pidió a Bárbara y a Cislo que lo acompañaran a buscar a Yuri. Le recomendó a Elías que se quedara en la entrada por si ella volvía.
Punto de vista de Yuri.
Tomé lo último que me quedaba en el plato y suspiré.
-Ahh... estaba deliciosa-
La sopa hizo que me tapara la nariz, lo que afectaba en mi olfato.
-Nunca había comido una sopa tan deliciosa como esta, gracias por traer todas esos ingredientes. Nos dará para hacer varias sopas más en el futuro- dijo Eduar.
-Les traeré cuando les haga falta, en mi refugio hay mucha comida-
Escuché unas pisadas leves fuera de la casa. Los perros, que estaban al lado de la puerta principal, alzaron sus orejas.
-Creo que alguien se está acercando a la casa, tienen que ir a esconderse- me levanté de la silla y empecé a vigilar por una ventana.
-Vamos, Ayshe- Eduar empezó a guiar a su hija a la bodega.
Sus perros de compañía los siguieron de cerca.
Salí de la casa y traté de encontrar lo que hacía el ruido de pasos. No podía oler nada, no podía saber exactamente qué era.
De pronto, vi a Norman salir del bosque, junto con los demás.
-¡Yuri!- Norman corrió hacia mi y me abrazó. -¡Por fin te encontramos!, ¿Qué haces aquí?- se separó y puso sus manos en mis hombros.
No sabía que decir, ¿qué hago?.
-Hueles extraño- dijo Bárbara.
-¿A...a qué viene eso?-
-Tienes un olor extrañamente familiar, pero no recuerdo a qué exactamente-
-No haz respondido mi pregunta, ¿qué haces aquí?- Norman volvió a tomar mi atención.
Tragué a duras penas. No tenía ninguna excusa que darle.
-Vamos a investigar este lugar- dijo Cislo, quien empezó a caminar, seguido por Bárbara.
-¡No!- grité inconscientemente.
-¿Por qué no?- me cuestionó Cislo.
-¿Hay algún problema?- le siguió Bárbara.
Los 2 se me empezaron a acercar mucho.
-¿Qué ocultas?- preguntó Cislo, estando muy cerca de mi cara.
De un momento a otro, empezó a llover. Volví a ver el cielo rápidamente antes de volver a ver hacía la casa.
Sentí que el alma se me caía a los pies cuando vi al señor Eduar a lo lejos.
-¡Yuri!, ¿está todo bien?-
Los chicos lo volvieron a ver. «Oh no...»
-¡Un demonio!- gritó Bárbara.
-¡No lo mates!- Me volví hacia Norman. -Él no es malo-
-¡Cómo que no!, ¡¿Estás loca?!- Cislo se veía bastante enojado.
Norman se me quedó viendo, se veía enojado.
-¡Voy a matarlo!- gritó Bárbara.
-No- la detuvo Norman.
Norman se alejó de mi y se me quedó viendo, serio.
-Yuri, ¿has estado aquí todo este tiempo?. Conviviendo con estas desalmadas criaturas- frunció el ceño. -¡Sabes lo que han hecho y aún así convives así!-
-¡Él no es malo!, es mi amigo y no dejaré que le hagan nada. Él tiene una buena vida con su hija, no les quites eso-
-¡Me vale lo que estás diciendo!- gritó Bárbara. -¡lo voy a matar y me comeré su carne!-
-¡Ni se te ocurra, Bárbara!- volví a verla, desafiante. -Le haces algo y te la verás conmigo-
-¡Ya basta!- gritó Norman. -Acabemos con esto de una vez-
Él se acercó a mi y me vió directo a los ojos.
-Yuri, te ordeno matar al demonio- Norman terminó la orden con un chasquido de legua.
Todo se había vuelto negro. No recordaba nada, ni dónde estaba. Volví a ver mis manos, estaban llenas de sangre. Empecé a entrar en pánico.
Volví a ver detrás mío y vi el cuerpo del señor Eduard en el suelo. Me acerqué a él. Estaba inmóvil.
Empecé a negar con mi cabeza mientras mis lágrimas empezaban a salir. Grité su nombre varias veces, sin éxito de respuesta. Lo tomé como pude y lo abracé, mientras gritaba de dolor.
«¡Lo maté!, ¡Yo lo maté!, ¡Soy un monstruo!» empecé a gritar en mi mente.
No podía con el dolor de haber matado a un amigo. Esto era injusto, fue en contra de mi voluntad.
Norman y los demás encontraron a Ayshe, quién estaba muy dolida por lo qué pasó. Creo que ella no sabe quién fue la asesina de su padre, y espero que se quede así.
Al final me llevaron a la fuerza al refugio y me topé con Elías en la entrada.
-¡Yuri!. ¿Estás bien?, ¡Estás llena de sangre!-
Yo no le di respuesta, solo miraba hacia el suelo.
-Mató a un demonio ella sola, ¡fue increíble!- le dijo Cislo a Elías.
-Tu...- se quedó callado al ver que empecé a llorar de nuevo.
-Asegúrate de que se limpie correctamente y que no salga de su habitación- le dijo Norman. -Hay que tenerla vigilada para que no vuelva a hacer estupideces-
Elías esperó a que nos dejaran solos para preguntarme qué sucedió, pero igualmente no le di respuesta.
Al ver que no iba a decir nada, decidió llevarme a mi habitación. Yo me metí al baño y me quedé debajo del chorro de agua. Ya no podía con esta culpa que me carcome el corazón...
Un capítulo que quería escribir desde hace mucho, y para variar tenía que ser súper triste, pero bueno, era necesario para la trama.
