Me desperté en medio de la noche. Por alguna razón, no podía moverme, pero estaba consciente. Todo estaba oscuro y tranquilo. Sin previo aviso, la puerta de mi habitación se abrió y vi a una criatura enorme entrar. Traté de moverme, pero era en vano. La criatura se me acercó y se me quedó viendo fijamente.
-Trai...dora...- habló el demonio.
Quien estaba a mi lado, era el señor Eduard.
-Me... mataste...-
Tenía tantas ganas de llorar y correr por mi vida, pero seguía siendo en vano.
Mi difunto amigo abrió su boca, enseñando sus dientes afilados. Se me acercó lentamente y me lamió la cara.
-Es tu turno de morir-
Abrió más la boca y de un rápido movimiento, me mordió la cabeza... o eso creí.
Me desperté de golpe y me levanté de la cama lo más rápido posible para dirigirme al baño. Vomité varias veces dentro del inodoro. Sentía tanto asco y culpabilidad. Al terminar, bajé la cadena y me levanté para lavarme el rostro.
Lavé mi cara y la sequé con mi toalla. Al verme al espejo, me di cuenta que me había salido otra cana, bueno, más bien muchas más. De pronto, sentí picazón en mi espalda. Pasé mi mano por la zona y sentí algo suave. Me quite la camisa y me puse en posición donde podía ver mi espalda en el espejo. Tenía varios mechones de pelo plateado por algunas zonas de mi espalda; además pude ver mi marca de Lambda, era la primera vez que la veía.
-Efectos secundarios...- me dije a mi misma en voz alta.
Suspiré. Aproveché que ya estaba en el baño y decidí bañarme para poder ir a ver a Elías. Él debe de tener una solución para esto.
Habían pasado 3 semanas desde lo ocurrido en el bosque. La culpa me comía todos los días y no he podido ir a ver a Ayshe. Por otro lado, Norman nunca se disculpó y no muestra interés en hablarme, y agradezco eso, ya que yo tampoco quiero ni verlo.
Aún me tenían que vigilar, de vez en cuando llegaba alguien a verificar que estaba allí, pero esta vez no me importó salir.
Toqué la puerta de la habitación de Elías y esperé a que abriera.
-Yuri... Wow- se me quedó viendo. -¿Mucho estrés?-
-Muy gracioso. Estoy pasando por efectos secundarios, ¿podrías revisame? Por favor-
Elías se fijó en el pasillo de derecha a izquierda.
-Ven rápido, aún no tienes permiso de salir-
Él entró a su habitación y yo le seguí.
-Se supone que no deberías tener efectos secundarios, pero lo más probable es porque usaste, por así decirlo, el modo ordenes-
-No lo usé, lo usaron en mi contra- bajé mi mirada al suelo.
-Lo que pasó es algo complicado, los 2 tienen puntos de vista diferentes- Elías se puso a buscar algo entre sus gavetas. -Para ti, el demonio era tu amigo; mientras para él, no era más que un demonio- sacó unas tijeras. -Lo más seguro, al igual que tu, es que se sienta traicionado. El deber que él se impuso es eliminar a todos los demonios-
-Eso no justifica a que me obligara a hacer algo que no quería-
El hombre suspiró. Tomó una silla que había cerca suyo y la puso en el medio de la habitación.
-Ven, siéntate aquí, te ayudaré con tu cabello-
Fui y me senté. Sentí como iba separando mi cabello y escuchaba el corte de la tijera.
-¿Tú cómo te sientes?-
-Es extraño. Siento que perdí muchas cosas de un momento a otro- volví a ver mis palmas. -A veces me veo las manos y veo la sangre de mi amigo. Las lavo y siento que aún siguen sucias-
-Sientes una gran culpa por todo-
-Una culpa que, lo más probable, cargue toda la vida. No creo olvidarla nunca-
-A veces, aunque las cosas te partan el alma, debes aprender a vivir con ello. Ninguno pudo hacer nada por sus seres queridos, y aquí estamos, solo podemos seguir adelante e ir superando poco a poco lo sucedido-
No pude contestarle. Talvez él me entienda más que nadie, aunque Elías no mató a Anya con sus propias manos, debió se sentirse impotente al no poder hacer nada para que no la mataran.
-Ya casi termino, no te preocupes-
-También tengo en la espalda-
-¿Allí también?, eso es extraño-
Dejé de escuchar las tijeras. Volví a ver al suelo, habían muchos cabellos plateados.
-¿Me das permiso para revisarte?- preguntó Elías.
Asentí. Alcé la parte trasera de mi camisa, pasando mis brazos por arriba de mis hombros, dejando ver mi espalda sin que se muestre nada más.
No sentí ningún toque suyo, solo tenía como pasaba las tijeras por algunos lugares, sin llegar a escuchar o sentir que estaba cortando algo.
-Te voy a ser sincero, no tengo ni idea de lo que podría pasar si corto este tipo de pelaje. ¿Sientes picazón o algún malestar?-
-Solo un poco de picazón, pero es aguantable-
-Creo que tengo algo para eso- se alejó y empezó a buscar entre varias plantas que tenía.
Cortó un par de brotes y se volvió hacía mi.
-Esto es Aloe Vera, te ayudará con la picazón-
Bajé mi camisa y tomé las plantas entre mis manos.
-Aplíca la sábila en donde sientas picazón y listo, no tiene tanto misterio-
-Gracias, Elías. Me haces sentir acompañada en todo esto- le di una sonrisa.
-No es nada. Estoy seguro de que harías lo mismo por mi. Mira, no es que quiera echarte o algo, pero ya llevas mucho rato fuera y no quiero que tengas más problemas con Minerva, ¿está bien?-
-No te preocupes, te ayudo a recoger y me voy-
-No, no; yo me encargo de esto. Ve directo a tu habitación-
-Pero...- no me dejó terminar.
-No me hagas sacarte a la fuerza- me volvió a ver, muy serio.
Me hizo sentir intimidada, así que no tenía más opción. Le agradecí y salí de su habitación.
Pasaron 3 días de eso. Por alguna razón, él día de ayer fue más agitado de lo normal. Por desgracia, Norman estaba en el refugio, entonces no pude ver qué fue lo que exactamente lo que pasó, pero no duré mucho en entenderlo todo.
Mientras comía, escuché al alguien hablando fue de mi habitación.
-Supongo que soy extraña. Entiendo la lógica y los ideales de Norman y puedo ver claramente el por qué de la felicidad de los demás, pero... ¡No puedo matar a los demonios!-
Su voz... no podía creer a quien estaba escuchando. Me levanté despacio de mi lugar y abrí la puerta lo más silenciosa posible. Mis queridos amigos estaban de espaldas.
-No sabes cuánto de entiendo, Emma-
Emma y Ray volvieron a ver a mi dirección, asustados y sorprendidos de verme.
-¡Yuri!- Emma corrió hacia mi y me abrazó. -No puedo creer que estés aquí-
-¿Norman no les dijo nada?-
-No, nada- contestó Ray. -Pero me alegro mucho de verte-
Emma se separó de mi.
-¿Qué pasó contigo?, ¡pensamos que también habías muerto!-
-Madre nos dijo que "les parecíste tan linda" que te llevaron junto a Norman; creíamos que ya te habían hecho picadillo-
-Me llevaron a Lambda e hicieron experimentos conmigo- abrí un poco mi boca y les enseñé uno de mis colmillos. -Fueron experimentos con animales, pero sigo siendo la misma Yuri de siempre-
-Solo que más desarrollada- agregó Ray.
-Algo así. Y ustedes, ¿cómo llegaron hasta aquí?- pregunté.
-Es una larga historia- dijo Emma. -Pero lo podemos dejar para después. Me gustaría saber por qué entiendes mi punto de vista hacia los demonios-
Volví a ver hacía el pasillo, no había nadie más.
-Entren a mi habitación, no tengo permitido estar afuera-
-¿Por qué?- cuestionó Emma.
-Ya les explico, vengan- dejé que ellos entraran primero antes de pasar y cerrar la puerta. Ellos se sentaron en mi cama y yo puse una silla delante de ellos, y tomé asiento.
Les resumí todo lo ocurrido, desde que conocí a Ayshe y al señor Eduard hasta el fallecimiento del antes mencionado. Ray se veía serio, pero un poco sorprendido, y Emma estaba que no lo creía.
-Lamento mucho todo eso, no puedo creer que Norman te haya obligado a tal cosa- dijo Emma.
-Ya no hay nada que pueda hacer. Pero si tienes algo en mente para detener el plan de Norman, te ayudaré sin ninguna duda-
-He estado pensando. Realmente no estoy seguro de lo que podemos hacer, y estoy seguro de que Emma está igual que yo- Emma le hizo una mueca a Ray, pero este no le tomó importancia y siguió hablando. -Lo único que podemos hacer ahora es hablar con Norman. Nosotros conocimos a 2 demonios los cuales dicen que no consumen carne humana-
-El señor Eduard me explicó que era necesario el consumo de carne humana, ¿cómo es posible que tus amigos no se vuelven salvajes?-
-Deben ser parte de un caso especial. Si Norman sabe de esto, significa que su plan podría estar en peligro, además de que podemos saber la explicación por la que ellos son especiales y quizá podamos encontrar una forma para coexistir con los demonios-
-¡Es un chance de una en un millón!- dijo Emma.
-De igual forma, no podemos esperar a ver que pasa, debemos ir ahora mismo y hablar con Norman, hablar sobre la tribu de Musica y sobre nuestras dudas- Ray volvió a ver a Emma. -Siento que es algo complicado, pero te apoyaré en lo que decidas-
-Yo digo lo mismo, no quiero que también pierdas a tus amigos-
-Muchas gracias, chicos-
Salímos decididos hacia la oficina de Norman. Pero al entrar nos topamos con sus subordinados. «Vaya, esto va a ser difícil»
