Estábamos corriendo por un pasillo hacia la salida del castillo. Íbamos nerviosos, teníamos miedo de que encontraran el refugio.
Cuando estábamos saliendo, nos topamos con Elías, Don, Gilda, Ayshe y Oliver.
-¡Me alegro que estén bien!- dije.
Fui directo hacia Elías.
-¿Estás bien?- pregunté.
-Si, ¿y tu?- volvió a ver mi herida. -¡¿Qué te pasó?!- se alteró.
Él empezó a buscar desesperado en su mochila.
-Estoy bien, no te preocupes- traté de calmarlo.
El mayor sacó una gasa, algodón, alcohol y gasas adhesivas.
-No me importa, no deberías tener una herida expuesta- habló con voz seria.
Echó alcohol en el algodón y me lo pasó por la herida. Me ardió, pero no duró tanto. Después, puso la gasa en mi mejilla y la pegó con la gasa adhesiva.
-Listo- guardó todo en su mochila.
Puse mi mano en mi mejilla. En ese instante recordé lo que dijo Norman, que me iba a atender cuando llegáramos al refugio. Lo busqué con la mirada. Cuando lo vi, noté que me estaba viendo seriamente, hizo una mueca y volvió a ver hacia adelante.
-Vamos, no hay tiempo que perder- empezó a correr por el pasillo.
Nosotros no tardamos en seguirlo.
Llevamos un buen rato corriendo por el bosque, todo estaba tranquilo y no había ningún demonio salvaje. Ya me empezaba a sentir bastante cansada, pero no había tiempo para descansar.
Me detuve en seco, estaba escuchando algo a lo lejos.
-¡Chicos!- les grité.
Los chicos se detuvieron.
-¿Qué pasa?- preguntó Ray.
-Algo viene. Aún no se por donde, pero estén listos-
Se pusieron alertas y sacaron sus armas. Yo no lograba saber de donde venían esas pisadas. De repente, escuché muchas pisadas a la vez, ¡deben ser varios demonios!. Volví a ver en la dirección que esta Gilda, era por allí donde escuchaba algo acercarse. Mi cuerpo se empezó a mover solo y corrí hacia su dirección. Vi salir algo entre los arbustos, pero no logré verlo con claridad. Agarré fuerte a la criatura y la dejé boca abajo en el suelo, conmigo encima.
-¡Agh!, eso dolió-
La que tenía debajo no era un demonio, si no Gilliam.
-Lo siento...- la ayudé a levantarse.
Oliver, Zack y Miguel salieron de los arbustos, seguidos de Vincent, Barbara y Cislo. Estaban alborotados.
-¡El refugio está vacío!- gritó Zack.
-Cuando llegamos no había nadie, duramos mucho en volver, no pudimos hacer nada- explicó Oliver.
-¿A dónde se los habrán llevado?- preguntó Don.
Nos quedamos callados. Este mundo es muy grande, no podríamos saber a ciencia cierta donde están en este momento.
Vi a Emma sacar lapicero, el cual, de alguna forma, brilló por un momento y proyectó un holograma. Mostraba unos planos de un edificio.
-¿Ese es Grace Field?, parece un hormiguero- dijo Oliver.
-¿Por qué crees que estarían allí?- Preguntó Cislo.
-Ellos serían capaces de mantener allí a esa cantidad de niños con la mínima cantidad de seguridad, además de no ser notado por otras personas- explicó Vincent.
-¿En cuál habitación podrían estar?- preguntó Elías.
-Probablemente aquí, en el Almacén de suministros Numero 2 en B2- Ray señaló el lugar en los planos.
-En las instalaciones pueden haber entre 30 y 40 demonios empleados- añadió Emma.
-Si, pero la mitad de los demonios son guardias para prevenir robos. Además, hay más de 100 hermanas- agregó Norman.
La seguridad de Grace Field era un gran problema: los demonios hábiles en combate, la gran cantidad de hermanas, el Clan Ratri y los 2000 soldados imperiales que habíamos visto antes de ir a por la reina. Aunque todo eso fuera un reto, íbamos a rescatar a los demás.
-¿Escuchas algo allí arriba?- Me preguntó Emma.
-Escucho pisadas pesadas, pero no están cerca- les informé.
-Subamos, no hay tiempo que perder- Ray se puso a mi lado y subió la tapa de la alcantarilla.
Salimos de allí y empezamos a correr hacia el almacén, donde estaban los demás.
-Me incomoda bastante que andes por aquí sin ningún arma- dijo Norman.
-No te preocupes, se que hacer si me encuentro a un demonio de frente- respondí. -Además, ustedes pueden dispararle-
Seguimos corriendo hasta encontrar la puerta del almacén. Ellos alistaron sus armas, disparando a la puerta. Yo me tapé los oídos con las manos, era un sonido muy fuerte y molesto.
Acto siguiente, Emma patió la puerta, dejándola en el suelo.
-¡Todos, vengan por acá!- gritó.
Los chicos empezaron a salir. Noté a alguien quien nos estaba viendo. Volví a ver para arriba, era mamá.
No perdimos más tiempo y salimos corriendo de allí. Más adelante había una habitación donde iban a estar protegidos los rehenes. Después de cerrar la puerta, era nuestro turno de atacar.
Habían demonios detrás de la puerta que nos mantenía a salvo. Si nos atrapan fallamos... ¡Lo bueno es que siempre fui buena en Las traes!.
Salimos corriendo todos, yo esquivando a los demonios mientras los demás les disparaban. Corrí y me adelanté a los demás, era hora de realizar mi trabajo.
Empecé a correr por un pasillo hasta encontrarme a 2 demonios, los cuales no dudaron en perseguírme. Pasé por el pasillo donde estaban los demás.
-¡Aquí vienen 2!- les grité.
Pasé recto por el pasillo mientras que los demonios se quedaron viendo donde estaban los demás, quienes no duraron en tirar una bomba de humo especial.
Volví al pasillo con los demás.
-Eso no estuvo tan mal- solté una risa nerviosa.
-Sigo pensando que es una muy mala idea que hagas eso- dijo Norman con un tono molesto.
-Deja de preocuparte- le respondí. -Voy a ir a por más- salí corriendo, ignorando el grito de Norman.
Seguí caminando por los pasillos, sin encontrar gran cosa. Este lugar me recordaba a Lambda, solo que un poco más desgastado. Estaba dispuesta a doblar la esquina y me encontré de frente a un demonio enorme. De la impresión no salí corriendo inmediatamente, si no que tardé un poco en reaccionar. El demonio estaba pisándome los talones, me iba a atrapar en cualquier momento y aún estaban bastante lejos de ellos. La criatura pasó un brazo por encima de mi, tapando mi camino y quedando debajo de él, abrió la boca y vi la gran cantidad de colmillos que tenía.
Me quedé helada, ya no tenía nada que hacer. Escuché las pisadas de alguien más y vi que alguien se deslizó a la par mía, y le logró estallar una bomba al gran demonio, quien cayó hacia un lado. ¡Emma me había salvado!.
-¡¿Estás bien?!- gritó preocupada.
Solo me le quedé viendo, asimilando todo hasta que pude hablar.
-No le digas a Norman- dije temblando.
-Está bien- rió. -Vamos, los demás-
Salimos corriendo para reunirnos con los demás.
Habíamos entrado a una sala donde supuestamente estaba Peter Ratri, pero realmente era una trampa. Habían 2 tipos de traje apuntándonos con armas, y Peter estaba con Vicent y los demás.
No estaba escuchando muy bien lo que estaban escuchando, pero sus rostros mostraban que estaban realmente asustados.
-Le dispararon a Vincent- dijo Norman, casi inaudible.
Me dió un escalofrío. Vincent estaba bien, ¿cierto?.
-Yuri- escuché hablando bajito a Ray detrás mío. -¿Crees que puedas contra esos 2?-
-No se si pueda- respondí bajito.
-Te vamos a apoyar- agregó Ray.
Respiré hondo y di una vuelta en el suelo. Los tipos dispararon, pero mientras se centraban en mi, Ray y Norman los empujaron y los dejaron inmovilizados.
Peter Ratri estaba de rodillas frente a nosotros, siendo apuntado por varias armas. Ya no tenía escapatoria, ¡habíamos logrado la misión!.
De la nada empezó a reír, diciendo que no importaba cuánto lo intentáramos, no íbamos a ser libres.
-Han matado a varios demonios y ayudantes, pero, ¿no creen que se olvidaron de algo?- habló Ratri.
De pronto, varias hermanas armadas salieron de la oscuridad, apuntándonos.
A lo lejos se empezó a escuchar unas pisadas con tacones. Mamá apareció entre las sombras y apuntó a Emma con un arma.
Aunque no duró mucho, ya que ella y las demás hermanas apuntaron a Ratri, traicionándolo.
