Resultados vigésima primera rifa: Wayne, Lindsay, Nichelle, Damien, Mary, Jasmin

B. Un beso de buena suerte (Damien x Nichelle)

—Ey, ey… mira —Damien se inclinó un poco y le dio un suave beso a la rodilla de la pequeña niña que había caído del columpio—. ¿Ves? Ahora todo está bien. Y, no es por presumir, pero la verdad es que secretamente yo soy un mago muy poderoso y mis besos dan buena suerte.

El pequeño niño sonrió orgulloso de sí mismo mientras que su nueva amiga lo miraba con sus enormes ojos castaños. Al ver su falta de reacción eso le causó un poco de inseguridad, preguntándose si quizás había hecho algo indebido o que la hubiera hecho sentir incómoda. Entonces, la sonrisa más grande del mundo partió su rostro y la pequeña niña se puso de pie de un salto, lista para subirse al columpio de nuevo.

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—No sé por qué acepté participar, no puedo hacerlo. Ni siquiera me sé bien la tabla del siete, ¿cuánto es siete por siete!

—Es cuarentainueve, y claro que puedes hacerlo —le aseguró Nichelle a su mejor amigo—. Eres el mejor del salón en matemáticas, es más, ¡del mundo! Vas a ganar esto.

Damien inhalo y exhalo un par de veces. Quien dijera que ser un niño de tercero de primaria era todo diversión y juegos estaba muy equivocado.

—Los niños que van a ir al concurso de cálculo mental fórmense para tomar el autobús —anunció la maestra.

El niño volteó a ver una vez más a su amiga que asintió con la cabeza dedicándole una sonrisa que él no pudo más que regresar. Y entonces ella se inclinó hacia enfrente y le plantó un beso en la mejilla.

—Yo no soy un mago, pero voy a ser absurdamente famosa un día, así que ese beso te va a dar mucha suerte —le aseguró Nichelle.

Y aunque su corazón ahora latía más rápido, por algún motivo, Damien le creyó.

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—Esto es importante.

—Muy importante.

—El futuro de mi carrera depende de esto.

—Todo se definirá a partir de hoy.

—¡No me estás ayudando!

Nichelle volteó a ver molesta a su mejor amigo, que parecía confundido por su exabrupto.

—¡Pero creí que estábamos emocionados por esto! Cuando los cazadores de talentos te vean hoy en el escenario van a ofrecerte cientos de contratos y tu carrera va a despegar —dijo Damien.

—¿Pero qué pasa si no les gusta? —preguntó ella.

Damien, que en esa época era casi cinco centímetros más bajo que Nichelle, se paró frente a ella, la tomó de los hombros y la miró a los ojos.

—Eso no va a pasar. Eres una actriz impresionante, e incluso si por algún motivo estos cazadores de talentos no lo llegan a ver, lo que es prácticamente imposible porque aunque fueran ciegos deberían ser capaces de darse cuenta de tu talento, la perdida será para ellos. Eres una estrella Nichelle Ladonna, no dejes que nadie te haga olvidarlo.

Nichelle se quedó sin aliento por un segundo. Como la mejor actriz del club de teatro de la escuela estaba acostumbrada a ser adulada, pero había algo en la forma en la que Damien le hablaba que se sentía completamente distinto y mucho más real.

—Y… ¿no vas a darme un beso de buena suerte? —bromeó ella, intentando ocultar el temblor de su voz.

Damien tomó con delicadeza una de las manos de ella y la llevó a sus labios.

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Nichelle y Damien casi no se veían desde que ella era una gran estrella. Él estaba muy feliz por ella y jamás se le hubiera ocurrido reclamarle por ello, pero sería una mentira decir que no la extrañaba. Así que fue una grata sorpresa cuando el día que se trasladaría a la residencia de su universidad se encontró con Nichelle recargada contra una casa rodante frente a su casa.

—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó mientras corría a abrazarla.

—Bueno, no creías que te iba a dejar que llevaras todas tus pertenencias en el Mazda cinco puertas de tu madre —contestó ella con un encogimiento de hombros.

—Mi Mazda es bastante fantástico, si me dejas opinar —alegó la dueña del dichoso coche mientras se acercaba a saludar de dos besos a la mejor amiga de su hijo—. Pero aun así te dejaré llevarlo a la universidad, sólo porque eres tú.

—Mamá, ¿tú sabías de esto? —preguntó él sorprendido.

—Bueno, claro.

—Pero creí que querías que este fuera nuestro momento de vinculación antes de que me fuera a la universidad —comentó Damien.

—Bueno, si quieres me voy —dijo Nichelle esforzándose por no sonar dolida.

—¡No! —se apresuró a aclarar él.

—Ey, no te preocupes por mí —le aseguró la mamá de Damien a su hijo mientras se acercaba a darle un apretón de manos—. Te veré en un par de meses.

Madre e hijo intercambiaron un abrazo profundo y los tres se pusieron manos a la obra para cargar todo en el remolque.

Hora y media en el camino, y después de la euforia inicial, el proceso de elegir una buena playlist de viaje y detenerse en la primera tienda de conveniencia que encontraron a comprar todo lo que el nutricionista de Nichelle le había prohibido comer en los últimos siete meses. Pero ahora las cosas habían empezado a ponerse un poco incómodas.

A pesar de que habían hecho un esfuerzo por mantenerse lo más en contacto posible sus vidas ahora eran completamente diferentes, y era imposible no notarlo.

—Así que… ¿ya conociste a tus futuros compañeros de cuarto? Me comentaste que te habían pasado sus datos de contacto cuando confirmaste tu residencia —le preguntó Nichelle.

—Sí, entraron a la universidad gracias a una beca por jugar hockey, me contaron que una vez un maestro les dijo que parecía que compartían tres neuronas entre los dos y que una estaba moribunda después de tantos golpes en la cancha… ellos creyeron que era un cumplido.

Nichelle soltó una carcajada que no pasaría el corte para presentarse en pantalla, pero que hizo que el corazón de Damien se derritiera.

—Te volverás su mejor amigo en tres semanas, cuando máximo —predijo ella.

—Tendré suerte si no intentan que haga sus tareas a cambio de que no quemen mi ropa o algo —contradijo algo con un movimiento de mano.

—Se van a dar cuenta de que eres gracioso, inteligente, amable y el mejor amigo que podrían tener. Te van a amar, estoy segura, porque todo mundo debería hacerlo.

Cuando llegaron a la residencia Nichelle dijo que lo ayudaría a llevar sus cosas, y luego lo ayudó a desempacar, y como ya era un poco tarde después de eso fueron a comer juntos. Los pretextos para quedarse con él se habían terminado y era la hora de Nichelle para irse, pero el pesar en su pecho no quería que lo hiciera.

—Puedes marcarme por teléfono y hablo contigo mientras manejas —sugirió Damien mientras la iba a dejar a su remolque—, para que no te sientas sola…

—No, tengo planes para el camino —contestó ella mientras entraba al vehículo.

—¿En serio? ¿Cómo cuál? —preguntó él acercándose a hablar con ella por la ventanilla abierta.

—Sobre pensar todas las decisiones de mi vida —explicó la superestrella.

—¿Todas tus decisiones? —preguntó el nuevo estudiante universitario.

—Sobre todo esta.

Nichelle se inclinó hacia enfrente y le planto un beso corto y dulce en los labios. Damien se quedó quieto, con los ojos muy abiertos, mientras su mejor amiga lo alejaba con un pequeño empujón de la ventanilla del remolque.

—Ahora sin duda vas a tener buena suerte —le aseguró ella y arrancó el motor.


Se que esta pareja tiene un par de fans, de manera personal a mí me gusta más la idea de que sean mejores amigos y aquí intente jugar un poco con ambas ideas. También me disculpo de ante mano porque el próximo one-shot va a tardar un poco en salir (sí, ya sé que este tardó bastante) porque quiero trabajar en un par de proyectos no relacionados con Drama Total, y también he estado intentando priorizar El legado de la isla (ya he avanzado bastante en el siguiente capítulo pero no creo que salga hasta antes de junio). Pero no se preocupen, digo por si alguien estaba preocupado, no es como que vaya a abandonar este proyecto.

Los quiere: yo.