Ranma 1/2 no me pertenece. Todos los derechos están reservados a su autor original, Rumiko Takahashi. Esta obra está escrita sin fines de lucro. One-shot para participar en la dinámica #Porque_Cinco_Fiestas_Son_Mejor_Que_Una de la página Mundo Fanfics Inuyasha y Ranma con el tema RanKane Day.


Solo un día.

POV Akane.

El dolor es paralizante. Me cuesta mucho quedarme parada, incluso estar sentada o acostada es horrible. Las punzadas en mi abdomen no se detienen, y el ardor en mi piel es como las llamas del mismo infierno. Mi brazo está conectado a la vía intravenosa, vía en la que me han inyectado alrededor de tres medicamentos para el dolor, y a pesar de eso no cede tanto como yo quisiera.

Miro como puedo a Kasumi, quien se encuentra sentada a mi lado en el sillón de aquella habitación de hospital. Está intentando calmar su semblante mientras sostiene en sus brazos a la niña más adorable para mí. La culpabilidad me carcome por dentro, ella no debería estar en estas circunstancias, no cuando está adaptándose aún a la vida maternal.

—¿Cómo te sientes, Akane?

La pregunta que sale de su voz cansada me hace soltar unas cuantas lágrimas. En alguna otra ocasión, como cuando era más chica y algo me molestaba o entristecía podía fácilmente decir que estaba bien, pero no tengo la fuerza para mentir está vez. —Aún tengo dolor, y la fiebre está bajando un poco.— Logro articular con las pocas fuerzas que esto me permite.

Me mira con tristeza. —Lamento que en esta ocasión Tofu no pudiera ayudarte. Pero esto que te está pasando es algo fuera de su alcance.

Desde hacía unos días empezaba a sentir un dolor horrible en el costado derecho del abdomen, este irradiaba hacia la espalda. No le di demasiada importancia, pues sabía que podía ser producto del esfuerzo al quedarme a cargo de dar clases en el dojo a nuestros aprendices jóvenes, además de incontables esfuerzos por ayudar a Kasumi en sus deberes de mamá y a tía Nodoka a reparar unas cuantas cosas de su casa. Hace dos días, el dolor se fue disipando un poco, pero empecé a sufrir de vómitos. Y ayer el dolor empeoró. Traté de ignorarlo y hacer mi rutina diaria, sin embargo, durante la madrugada fue el momento en el que no pude hacerlo más y desperté a Kasumi. Ella me llevó con Tofu, pero el al tocar mi abdomen y hacerme toser me mandó de emergencia al hospital.

Tofu me refirió al Hospital Universitario de Tokyo, más específicamente, al área de urgencias. Quien me está supervisando es la doctora Nishimura, una vieja amiga del doctor. Durante este rato me han llevado a hacerme una tomografía abdominal para revisar que pudiera estar pasando con mi cuerpo, además de exámenes de sangre y orina. Y por órdenes de ella es que me asignaron una de las mejores habitaciones del hospital, muy cercana al área quirúrgica. No tengo idea de cuanto me saldrá esta deuda que voy a adquirir, pero si es por el dinero no tengo problemas con ello. En realidad, con quien siento la necesidad de pagarle hasta con mi vida entera es a mi hermana. Estaba durmiendo tan plácidamente, descansando lo que no había podido hacer en 8 meses cuando la desperté en mitad de la madrugada, quejándome por los síntomas que tenía.

No debí ser tan estúpida, no debí ignorar los síntomas, no debí de tratar de hacerme la fuerte. Esto no estaría pasando si no fuera tan terca.

Lo peor de todo, es que él no está aquí para ayudarme. Y es tan jodido, porque realmente lo extraño. Tal vez me estuviera sermoneando por aguantarme tanto tiempo con mis síntomas, y quizá, sus azulados iris me dirían la verdad que sus palabras no admiten; que está muy preocupado, que preferiría entrar en el Neko-ken y quedarse rodeado de gatos por siempre antes de verme así.

Lo extraño demasiado. Lo necesito a mi lado.

—Lo lamento tanto, Kasumi.— Mi voz se quebró, y el llanto se transformó en sollozos más fuertes que los de apenas hace unos segundos.

Kasumi se levantó con la pequeña en brazos. Me acarició la cabeza y la apoyó contra sí, dándome un abrazo y dejando que el dolor salga de mi ser.

No pasaron ni cinco minutos cuando la doctora se presentó acompañada de Tofu. En la mano llevaban un folder de sobre grande con lo que parecían ser los resultados de aquellos exámenes.

—Buenas tardes, Akane-san. ¿Cómo te estás sintiendo?— Preguntó la doctora Nishimura con voz suave. Es tan bondadosa como el doctor, y me inspira tanta confianza que no dudo en decir la verdad.

—Aún duele. Y aún tengo algo de fiebre.

—Bueno, es completamente normal. Vengo a decirte malas o buenas noticias, depende de tu visión.

—¿Todo está bien, doctora?— Kasumi pregunta con un gesto notablemente de preocupación.

La doctora junto con Tofu sacan del sobre los resultados y me los muestran. Siendo honesta, no entiendo ni una mierda. Pero la cara de ambos médicos me alerta.

—Amor, Akane. Lamentablemente hemos descubierto una apendicitis fase cuatro. Es una fase muy peligrosa y delicada, por lo cual requieres una cirugía para extirpar el apéndice.

En cuanto oigo la palabra cirugía me dejan de salir lágrimas. Si es lo que acabará con esta maldita pesadilla, mejor para mí.

—Solo hay un problema.— La doctora Nishimura hace una mueca nerviosa. Lo que viene no es bueno. —Lo que nos indican las tomografías es que al parecer el apéndice se ha perforado. Esto implica que se ha desarrollado una posible infección en parte de la zona abdominal llamada peritonitis. No estamos tan seguros de ello, pero en caso de que sea así tu operación se vuelve compleja y de alto riesgo. Te haremos laparoscopía, es de mínima invasión, y lamentablemente no tenemos una duración exacta de la operación.

Al oír alto riesgo solo puedo pensar en Ranma. No, yo necesito un día. Solo un día a su lado, tomando nuestras manos, saliendo al cine. Necesito verlo nuevamente. Necesito solo un día más de vida.

—¿A qué hora la operan?— Pregunta Kasumi agarrando una de mis manos.

—En hora y media. Es una cirugía urgente, por lo que no nos damos el lujo de perder más tiempo.— Contesta la doctora. —Yo estaré al frente de la operación, así que te pido que confíes en mi. Voy a dar mucho más de mi esfuerzo para que salgas bien de esta operación.

Su sonrisa conciliadora me relaja un poco. Si la doctora lo asegura, yo le voy a creer. —Gracias, doctora. Estoy en sus manos.

Sabiendo todo lo que pesa esa simple frase, la doctora Nishimura se retira. Aunque yo creo en ella, no dejo de sentir el miedo aferrándose a mi.

Después de aquello, puedo observar como mi hermana habla con el doctor. No puedo escucharlos, pues están afuera de mi recamara. Estoy segura de que hablan sobre avisarle a todos. Me sabe mal porque todos están fuera de Tokio. Mi padre está en un congreso de artes marciales en Hokaido, Tío Genma y Tia Nodoka se encuentran en Osaka visitando a los padres de la tía, Nabiki se encuentra en un viaje de negocios en Corea del Sur. Y Ranma, él está en Nueva York, a horas de tener un combate de semifinales para el campeonato mundial de artes marciales. ¿Ya sabrá todo sobre este asunto? ¿Me odiará por esto?

Kasumi me dice que va a estar un rato al teléfono, y por lo tanto el doctor me estará cuidando. Con un intento de sonrisa asiento lentamente, sintiendo la garganta tan seca por la falta de líquido. Aunque no me lo diga, sé que le hablará a él, así que con un tono de voz suficiente le digo unas palabras dedicadas a Ranma. —Dile que no venga. Dile que por favor se concentre en su combate, que yo saldré adelante de esto. Dile que sea feliz, y que festeje ese triunfo por nosotros.

Mi hermana no dice nada. Sonríe, sacando unas cuántas lágrimas y acariciando mi cabeza con mimos. —Se lo diré.— Después de asegurarme aquello, se despide.

Durante todo ese tiempo las enfermeras me prepararon, me explicaron el cuidado post operatorio, y me dijeron que no debía preocuparme, que debía mantenerme serena. Eso traté de hacer, sin embargo, me era muy difícil.

En cuanto pasó la hora y media me pasaron de la cama a la camilla. Me trasladaron por el pasillo hacia la sala quirúrgica, no sin antes despedirme del doctor, de Kasumi y de mi adorada Nami, la preciosa bebé de ambos.

Entré al quirófano con el terror de no poder despertar después de todo lo que estaba a punto de ocurrir. Dentro del lugar había siete doctores, incluyendo a la doctora Nishimura. No tengo idea de por qué había demasiados médicos ahí, pero si era así seguramente se trataba de un problema mucho más grave. Con un cuidado muy impecable los enfermeros me trasladaron a la cama de operaciones. Al hacerlo, el dolor punzante me invadió por completo, provocando que mi rostro adquiriera una mueca muy descompuesta. Enseguida echo un vistazo a las máquinas que había, y con todas mis fuerzas rezo.

Solo un día más. Eso es lo que pido.

La mascarilla en mi cara se siente tan real. Puedo escuchar cuando me indican que cuente hasta diez. Lo hago pausadamente, con la voz entrecortada, el cansancio y nerviosismo impresos en mi garganta. El dolor que sentía comienza a desaparecer. Poco a poco, mis párpados se van cerrando, sintiéndose pesados como si se tratasen de dos cortinas hechas de metal.

Ojalá todo mi cuerpo fuera así, de acero inoxidable y a prueba de balas como los vidrios polarizados en los que se mueve mi prometido para ir a los eventos deportivos y de prensa.

Ranma.

Lamento no haber aguantado mucho el dolor, tal como lo hice en Jusenkyo. Lamento no poder estar bien para apoyarte en tu competencia. Lamento no aguantar mucho más, no ser de acero.

De verdad, lo lamento mucho.

Solo pido un día. Solo un día es lo que deseo.

Y de pronto, me sumerjo en la inconsciencia de la anestesia, sintiendo paz en mi cuerpo, pero una gran incertidumbre que pesa en mi corazón.

POV Ranma.

No dejo de dar vueltas en aquella habitación de hotel. Las luces de la ciudad de Nueva York disminuyeron, pero no lo suficiente por ser sábado por la madrugada. El reloj de aquel insípido cuarto marcaba las cinco de la mañana, una hora en la que otro día cualquiera podría estar sumergido en un profundo y reparador sueño después de un arduo día de entrenamiento. Pero hoy no.

Durante la noche tuve una cena de negocios, ¡Una maldita cena donde no quería estar!. Odio las formalidades de ese estilo, sin embargo, es lo que me ha orillado mi carrera como artista marcial. Desde que firmé un contrato exclusivo con un representante he tenido que asistir a este tipo de compromisos, los cuales me parecen demasiado aburridos. Es como si reviviera los fastidiosos días de escuela, solo que está vez estaba en juego mi carrera y las ganancias que recibía.

Si tan solo ella estuviera aquí...

Me siento realmente horrible. Mientras yo estoy acá, en otra ciudad, ella está adentro del quirófano pasando por quien sabe que tanta cosa.

Y lo peor es que la pesadez por no poder ayudarla en esta ocasión me quema hasta dentro de todo mi ser. Siempre la he salvado, siempre he procurado y puesto su bienestar antes que el mío, pero nada puedo hacer frente a la cruda realidad de las enfermedades.

Akane tonta. Soportaste un dolor tan grande sin decirle a nadie. ¿En qué mierda estabas pensando?

Me doy una cachetada. No debería estar enfadado con ella. Y ciertamente no lo estoy, creo que estoy más enojado conmigo. O con la vida, o mi puto trabajo. Si no fuera por mi agenda, yo estaría a su lado, sosteniendo su suave mano mientras le repito una y otra vez que todo estará bien, que mientras yo viva ella no sufrirá aunque sea una total mentira. Estúpido trabajo, te culpo de todo esto.

Cuando recibí la primera llamada de Kasumi ella me había informado que ya le estaban realizando unos estudios para saber que tenía. Me pidió que no me preocupara, que ella estaba manejando todo junto al doctor. Le pregunté por los demás, pero recordé que tenían compromisos está semana y que estarían fuera para estos momentos.

Después de esa llamada la cena me supo a hiel. Cuándo acabó me dispuse a retirarme como un rayo a mi habitación del hotel. Empecé a empacar, muy impaciente, pero mi manager me detuvo por completo. Me dijo que no podía dejar tirado el combate del día siguiente por la simple razón de que si lo hacía los patrocinadores se sentirían humillados. Le grité que era una estupidez, discutimos acaloradamente y estaba a nada de golpearlo cuando el servicio a la habitación nos avisó que tenía una nueva llamada de Kasumi.

En ella me avisó que operarían a Akane dentro de hora y media, que podía ser una operación de alto riesgo, que la duración no se sabía y que la doctora encargada se comprometió a hacer todo lo que estuviera en sus manos para que no se complicara. En la llamada, Kasumi me pidió, por órdenes de Akane, que no volara mañana a Tokio. Akane quería que yo me concentrara en luchar, y que ella sería muy fuerte. Que por favor, fuera feliz.

Cuando me despedí de Kasumi, me rompí. Mi frustración salió en forma de lágrimas, y una buena parte de los cojines sufrieron mi descontrol, siendo abiertos por los constantes golpes que les daba. Mi estúpido manager me contuvo como pudo, pero al final entendí que debía mantener la cabeza fría, después de todo eran los deseos de Akane, y no me podía dar el lujo de desacatar sus ordenes. Le dije a mi manager que me presentaría a la batalla de semifinales mañana, pero que después de ello volvíamos a Tokio, a fin y al cabo las finales se realizarían en dos meses más debido a varios percances que hubo con otros luchadores.

Y aunque faltaba tiempo para regresar, mis maletas ya estaban hechas. Pero la ansiedad seguía en mi.

Akane...

En medio de mi desesperación, sonrió al recordarla. Nunca hubiera pensado en que aquella chica a la cual me empecinaba a llamar "fea, marimacho, violenta" terminaría siendo el amor de mi vida, la persona a la que más valoro, hasta por encima mío. El recuerdo de nuestro último encuentro sigue fresco en mi memoria.

Sus ojos color avellana, su pelo corto con aquella dulce fragancia a lirios, aquel vestido color amarillo que hacía un bello contraste con su nivea piel. La sensación de sus manos sobre las mías mientras caminamos juntos hacia la heladería.

No recuerdo de que platicamos, porque la verdad es que solo estaba concentrado en ella. Si se entera me mata, pero es la verdad. Solamente podía recorrerla con la mirada, deseando que el día nunca se acabara y que pronto pudiera despertar a su lado, como siempre había deseado. Nuestra relación maduró conforme pasaba el tiempo, y lo único que habíamos avanzado eran los besos. Añoro el día en que por fin podamos estar las veinticuatro horas y los siete días de la semana juntos.

Solo un día.

Me conformo con solo un día más para poder abrazarla, para poder decirle que la amo, para poder estar con ella.

Por favor, destino, dios, lo que sea. Por favor, te pido solo un día.

POV Akane

Todo está oscuro. Solo veo una ligera luz que me llama, que me importa que vaya hacia ella. Me muevo un poco, pero aquella luz desaparece tan pronto como me acerco. Escuchó una suave y dulce voz diciendo mi nombre. Creo firmemente que es mamá, aún recuerdo el sonido d su voz.

"Aún no es hora. Ranma-kun te está esperando. Despierta."

No puedo mover mi cuerpo. No me responde. Puedo sentir como me cuesta trabajo abrir los ojos, como mi garganta está cerrada y mi respiración es errática. Escuchó voces alteradas de algunas personas diciendo que trate de pasar saliva, e intento hacerlo pero me es imposible.

Todo se va haciendo más claro, puedo ver la luz de la habitación del hospital. Un olor intenso a cloro me invade y eso me provoca un mareo espantoso. Está vez trato de moverme un poco, pero no lo resisto, el dolor en todo mi abdomen es insoportable, por lo que suelto un alarido. Normalmente resisto el dolor físico, pero está vez estoy tan débil, y simplemente es mucho para mí.

Oigo que abren la puerta de la habitación. Vislumbro a una enfermera con una bolsita de algo y una jeringa en mano. Por fin caigo en cuenta de que he despertado, y que la operación ha terminado, que ahora estoy en el cuarto que me asignaron. Kasumi está a mi lado, sin embargo, su bebita no está en sus brazos. Me está dando la mano.

—Me duele.— Digo con voz rasposa.

—Lo sé. Descuida, la enfermera te va a suministrar antibiótico y medicina para el dolor.

Mientras la enfermera me suministra los medicamentos, trató de hablar con mi hermana. —¿Cuánto tiempo tardaron?

—Fueron tres horas adentro. La doctora me dijo que tuvieron que raspar un poco del tejido, y se llevaron tu apéndice a patología. Lo van a examinar.

—¿Patología?

La mirada preocupada vuelve a aparecer en ella. —Akane, la doctora dice que tú apendicitis no fue normal, así que van a examinar que fue lo que pasó. Creen que fue un quiste.

—¿Cáncer?— La palabra que digo es familiar, porque al menos nosotras somos propensas a heredarlo.

—No lo sabemos. Espero que no sea así. Por ahora no hay que preocuparse. Lo peor ya pasó, así que tú necesitas descansar. Con lo que te están poniendo, vas a sentir mejoría.

—¿Y Nami?

—La está cuidado Tofu.

—¿Y... Ranma? ¿Ya lo sabe?

—Ya todos lo saben, incluyéndolo a él, pero eso no importa. No te preocupes por nada ahora, solo descansa.

Kasumi deposita un beso en mi sien, y yo me siento tan reconfortada y en paz que ahora cierro mis ojos para, de una vez por todas, descansar.

POV Ranma .

Ya son las ocho de la mañana, y estoy intentando desayunar algo para aguantar todo el día de hoy, aunque mi estómago se está negando a aceptarlo. La extraño, y ya sé que lo he dicho miles de veces, pero es la verdad. La extraño, me siento como cuando estuve en el Monte Fénix, con esa necesidad constante de verla bien, sana y salva, a mi lado. No sé por cuanto tiempo he derramado lágrimas, pero mis ojos se sienten hinchados y cansados. Aún con el dolor de mi alma estoy intentando obedecer las ordenes de Akane.

Mi manager está frente a mi, desayunando tan a gusto que me asquea. Claro, supongo que el no sabe lo que es amar a alguien tan intensamente, o quizá es una persona muy fría. Una mueca de disgusto se asoma en mi rostro. Hacía unos años ese podría haber sido yo, tan desinteresado en las personas, pero ahora es distinto. Ahora solo espero que toda la cirugía haya salido bien, que lo malo haya pasado y que no se vuelva a repetir lo que pasó en Jusenkyo.

—Tu primer pelea está programada para el mediodía, y la segunda para las dos de la tarde. Necesito que te concentres adecuadamente, ¿De acuerdo?

Sabía que me estaba advirtiendo que si seguía preocupado podría perder y despedirme de avanzar a las finales. No, se lo prometí a Akane. Incluso desde antes de toda esta mierda, le hice una promesa.

"—Prométeme que darás todo tu esfuerzo para ganar. Prométeme que lucharás por tu sueño, porque yo prometo estar ahí, junto a tí, y prometo celebrar todos tus logros como si fuesen los míos."

—Si, lo haré.— Contesté con un tono más suavizado en mi voz.

Pasé todo el día entero con una batalla constante dentro de mi. Una parte sentía la esperanza de volver a verla, y por otra, la desesperación porque la distancia nos separaba, sin que pudiésemos hacer algo. Logré vencer a mis dos adversarios, aunque me costó trabajo no descargar mi frustración en ellos, evitando hacerme de unas cuantas sanciones que pudiesen intervenir en las finales. Y cuando se anunciaron los resultados mi manager y los patrocinadores me llenaron de felicitaciones. Esas felicitaciones eran amargas, así que no pude disfrutarlas por completo.

Entré a la habitación de ese hotel junto a mi manager. Estaba agotado mentalmente, y él debió haberlo notado, porque no pasaron más de unos cuantos segundos que cerré la puerta cuando me detuvo del hombro. Y en mi campo de visión aparecieron dos boletos de avión.

—Hicimos un trato.

Los tomé rápidamente. —Muchas gracias.

—Por cierto, me habló la hermana de tu prometida por la mañana. No quise decirte nada porque podría afectar los resultados de tu pelea, pero es importante que lo sepas. Su operación salió bien.

Mis ojos se iluminaron por completo. Akane, estaba viva. —Entonces no debemos esperar más para irnos. Debo verla.

POV Akane.

Cuando abro los ojos una luz cegadora me invade. Enfoco la vista, pudiendo notar que estoy volteando hacia la ventana de mi habitación. Siento la mano donde está la vía intravenosa un poco entumecida, y la garganta menos seca. Me muevo lentamente, alertando a mi hermana. Kasumi se acerca hacia mi, tratando de ayudarme a incorporarme. Y lo hago, aunque me duele horrores.

—Buenos días, Kasumi.

—Buenos días, Akane. ¿Cómo te sientes?

—Mejor que antes.

La enfermera entra a la habitación con lo que parece ser un poco de agua y unas gelatinas, colocadas en una bandeja. —Buenos días, señoritas. Traigo un poco de comida en dieta blanda, deberá empezar a ingerir estos alimentos. En caso de que no presente malestar con ellos podremos darle de comer algo un poco más sólido.

—Muchas gracias, enfermera.— Agradece mi hermana con la amabilidad tan característica de ella.

Con su ayuda tomo un poco del agua fresca de mi vaso. El primer trago me sabe a gloria, pues ya pasé más de veinticuatro horas sin alimentos ni agua. Agarro la cuchara con un poco de esfuerzo y tomo un bocado de la gelatina, sintiendo el suave sabor de fresa. Me toma alrededor de una hora terminar todos estos alimentos, pero lo logro sin obtener náuseas.

Es entonces que, después de comer, prefiero caminar un poco para detener el adormecimiento en todo mi cuerpo. Cuando me pongo en pie logro sonreír un poco alegre. El dolor después de la cirugía es tolerable en comparación con el que llegué al hospital. Los primeros pasos que doy son lentos, y me llenan de orgullo. Si tan solo Ranma estuviera aquí para sonreír junto a mi...

—¡Kasumi!— Grito, alertando a mi hermana. Al notar esa preocupación trato de moderar mi tono de voz. —L-lo lamento... es solo que, bueno... ¿Cómo está Ranma?

Mi hermana libera un suspiro de alivio y me sonríe de vuelta. —Estaba preocupado, pero le he avisado que estás bien.

—Y... ¿Solo eso? Quiero decir, ¿No te dijo nada más?

—No, me prometió que ganaría las semifinales, pero no me dijo nada más.

—Ah.— No sé cómo sentirme al respecto. Es decir, claro que yo le pedí que se quedara a luchar, pero por un momento mi lado más romántico deseó que no fuera así, que me desafiaría como muchas veces lo hace y que vendría a verme. Pero claro, yo misma lo obligué, que tonta.

Caminé un par de vueltas y regresé a mi cama a descansar un poco. Me di una ducha a las once de la mañana. Al hacerlo, observé mi abdomen. Estaba algo inflamado, por suerte no era demasiado.

Para cuando pasó del medio día, Nabiki había llegado al hospital al igual que Papá. Mi padre soltó unas lágrimas bastante abundantes, lo cual alertó un poco a algunos enfermeros, pero bastó con explicarles que era algo sentimental. Y por lo que supe en palabras de Nabiki, Tío Genma y Tía Nodoka llegarían en unos dos días.

Pero no obtuve señales de Ranma. Y eso me preocupaba, pues ya faltaban unas cuantas horas para que el tiempo de visitas acabase.

POV Ranma.

¡Por fin estamos en Tokio!

No puedo creer como un puto vuelo fue tan largo, ni siquiera cuando me fui directo a los Estados Unidos me pareció tan largo.

Desde un teléfono público marqué al hospital, pidiendo informes de Akane. La señorita de recepción me dio la dirección y me advirtió que me diera prisa, pues el horario de visitas ya pronto acababa. Sin dudarlo apresuré a mi manager, quien hizo lo posible para encontrar un taxi de manera rápida.

Corrí dejando atrás a mi representante. Recibí miradas de todo tipo en los pasillos, pero poco me valía tan poco como la mierda misma. Yo solo quería verla.

La respiración se me iba agitando cada vez más, mientras corría las escaleras velozmente. Si esperaba al elevador, sería más tiempo desperdiciado, y eso era lo que menos tenía. Tiempo.

Finalmente llegué al piso indicado, y afuera de una puerta pude distinguir a Nabiki. En cuanto me acerqué, me indicó que podía pasar. En su rostro se reflejaba un montón de emociones que no distinguí. No sabía cómo estaría todo el asunto, pero eso no importaba.

Abrí, la puerta, y ahí estaba ella. Acostada en la cama de aquella habitación de colores fríos. El pelo algo despeinado, con un semblante de cansancio, pero con la belleza intacta. Y sus ojos... ¡Mierda! Eran tan vivos y llenos de color, como cuando los ví por última vez antes de irme de viaje. La sorpresa en ellos me distrajo, pero pude notar el leve sonrojo en sus adorables mejillas asomarse.

Me acerqué con cautela, tratando de moderar el cúmulo de sensaciones que mantenían mi corazón en vilo. El señor Tendo me saludó efusivamente, y luego de esto nos dejó a solas.

—Akane... ¿Cómo estás?

—Dentro de lo que cabe, estoy bien. Ya no he tenido fiebre, ni se ha asomado el dolor con el que llegué al hospital.

—Me alegra escuchar eso.— Respondí, tomando asiento en aquel sillón cercano a su cama.

Ella bajó su mirada. Parecía arrepentida. —Este dolor lo estuve sintiendo durante varios días, pero no dije nada para no preocupar a nadie. Lamento que todo haya pasado de esta manera.

Me dolió verla así de vulnerable. No permitiría que está vez mi boca escupiera algo que no debía. No ahora. Así que, un poco cohibido y con un movimiento muy robótico tomé su mano. Sentí mis mejillas arder, porque si bien ya nos hemos besado y tomado de las manos, para mí siempre es como si fuese la primera vez que lo hago. —Akane, no debes lamentar nada. Simplemente son cosas que pasan. Eres una guerrera por enfrentarte a esto, y soy yo quien lamenta no poder estar en esos momentos dónde más me necesitabas.— Con el pulgar de mi otra mano acaricio su mentón, en circulos suaves. —Perdóname a mí, Akane.

POV Akane.

¡Es tan dulce!

Cuando lo vi aparecer en mi puerta no pude evitar sonrojarme. No lo esperaba aquí, y aunque estoy en unas pésimas condiciones, la alegría que se instala en mi corazón es más fuerte, tan intensa como una tormenta eléctrica.

Y ahora mismo sus ojos tan tiernos me miran, me transmiten confianza. Su mano sobre la mía se siente como un bálsamo a mi maltrecho estado. Cuánto había deseado pasar un solo día más con él.

Su voz. Escuchar su voz es relajante, y sus palabras... ¡Me pidió perdón!

No aguanté más, las lágrimas de felicidad cayeron de mis ojos como diamantes preciosos. Mis brazos se enredaron en su cuello, y mi boca buscó la suya, conectándose.

Lo miré sorprenderse, pero en segundos me correspondió. Sus labios se movieron suavemente sobre los míos, su mano derecha dejo de tomar la mía y se afianzó en mi cintura.

Era un poco molesto por la vía intravenosa, pero creo que nos dio exactamente lo mismo.

El beso fue creciendo, volviéndose más profundo y apasionado. Creo que nunca había pasado algo así, es decir, los besos que hemos compartido siempre fueron tiernos, pero en este hay una especie de pasión, amor, tristeza, desesperación y felicidad. Son nuestros sentimientos mezclados, la incertidumbre de no volver a verlo un día más, la felicidad por estar juntos otra vez.

POV Ranma.

El beso se está sintiendo tan mágico, no recordaba que sus labios fueran tan magnéticos. Joder, necesito tenerla más cerca de mi, pero la maldita vía que está conectada a su mano me imposibilita moverme más. Cómo puedo acercó mi mano a su cintura, sintiendo su cuerpo. No me importa su aspecto, para mí sigue siendo hermosa.

Mis labios están sedientos, y cuando hacemos una pequeña pausa para recuperar el aire no puedo evitar descender a su cuello. Empecé a dejar besos húmedos en su piel, sonrojándome por el atrevimiento que me invadía. Es que la extrañaba demasiado, y de verdad estoy feliz de verla nuevamente. Mi mano baja un poco de su cadera y se mueve más abajo, tocando poco a poco el trasero de Akane. Ella suspira, dichosa por lo que estoy haciendo. Yo no puedo evitar bufar, sintiendo una corriente eléctrica en mi bajo vientre.

Sin embargo, esa atmósfera se rompe cuando ella me aleja levemente. Su cara está totalmente roja, y su respiración algo agitada.

—Ranma, me acaban de operar. Debería tener más cuidado con las heridas y además... estoy un poco sensible.

Eso me hace recobrar la postura. Que tonto fui, es verdad. —Perdóname. ¿Estás bien? ¿No te hice daño?

Ella debió notar la preocupación en mi, así que sonrió. Dios, amaba esa sonrisa.

—No te preocupes, no pasa nada.

Sin más me abrazó. Yo le correspondí de vuelta, aprisionándola entre mis brazos tan delicadamente, como si fuese una mariposa hecha de cristal que necesita ser protegida.

Nos quedamos así, abrazados por un buen rato, hasta que su padre y una enfermera irrumpe en aquella habitación.

—Lamento la interrupción, pero la hora de visitas ha terminado.— Anuncia la enfermera, haciendo que la felicidad que me invadía se difuminara.

—Ranma, creo que deberías ir a descansar. Has tenido un vuelo largo.— Akane me dice esto con un tono de voz tan tierno, pero no. Yo no quiero estar separado un día más.

—Señor Tendo, ¿Cree que habrá algún problema si me quedo a cuidarla por hoy?

La pregunta no solo sorprende a Akane. Su papá me mira con ojos abiertos, pero luego empieza a desbordarse en lágrimas, agradeciendo mi interés por su hija. Es un poco vergonzoso, sobre todo porque enfrente de nosotros está la enfermera viendo con desconcierto la descomposición de mi tío.

Aceptando mi propuesta, dejo un rato a Akane sola para ultimar los detalles del cuidado de ella en el hospital. Le pido a mi manager que me entregue solo un poco de mis pertenencias personales y que el resto se queden en el dojo Tendo. Saludo a Kasumi, y le agradezco enormemente por el cuidado que tuvo con Akane. Me prometí que en cuanto pudiera, le daría una compensación por todo lo que ha hecho.

POV Akane.

En cuanto Ranma regresa a mi habitación, me cuenta con detalles el como derrotó a sus oponentes en las semifinales. Su entusiasmo me contagia, y el dolor de las heridas se me olvida. Cuando me llevan la cena a la habitación, el se encarga de ayudarme a comer.

—No es necesario que me des el alimento en la boca, puedo mover mis manos. Bueno, casi.

—La vía que tienes conectada a tu mano es molesta. Y apenas puedes ponerte en pie y caminar.

Me sonrojo levemente. Es un poco complicado, es la primera vez que Ranma me cuida en un estado muy vulnerable, es decir, es el apéndice. Es incómodo por el tema de los eructos y los "gases acumulados" que tengo, pero a él parece no molestarle eso.

Sin rechistar más, dejo que me dé la última cucharada de alimento en la boca. Mastico suavemente, después trago. —Gracias por cuidarme, Ranma.

El me mira. Me sonríe tranquilo. —Oye, no tienes nada que agradecer. Quiero decir...— Ladea su rostro, pero es inevitable ver su adorable estado de vergüenza. —E-eres mi prometida, y, después de todo... Nos casaremos. Te lo prometí el año pasado, ¿Recuerdas?

Mi mente me lleva a ese momento en el que me confesó todo lo que sentía por mí. Fue un 27 de mayo. Después de una gran cita me lo confesó estando los dos solos en mi habitación, bajo la luz de la luna. El me dijo todo recitándolo de un papel que tenía en su mano. La cara de desconcierto de él fue mayúscula al darse cuenta de que me estaba diciendo el recital de una boda. Seguramente le pidió ayuda a los bobos de Hiroshi y Daisuke para todo esto, pero el idiota no había leído nada hasta ahora.

"—Yo, Ranma, te recibo a ti, Akane, para ser mi novia, para tenerte y protegerte de hoy en adelante, para bien y para mal, en la riqueza y en la pobreza, en salud y en enfermedad, para amarte y cuidarte hasta que la muerte nos separe."

"En la salud y en la enfermedad". Ranma estaba cuidando de mi, sin importarle mi estado de salud. Ese recuerdo calentó mi corazón, aunque... aniversario...

—Espera.— Le dije. —¿Qué día es hoy?

Empezó a pensar, hasta que sus ojos se desorbitaron por completo. —Hoy es... 27 de mayo.

Hoy era nuestro aniversario. Y me sabe un poco mal de repente, porque se supone que deberíamos estar en otras circunstancias, no así, en un hospital. —Creo que será nuestro primer aniversario como pareja oficial en un hospital. Que ironía.

—¿Por qué lo dices?

Suelto una leve risa. —Me dijiste que cuidarías de mí en la salud y en la enfermedad.

Rememora, y en cuanto el recuerdo de esas líneas absurdas le llega, se empieza a reír, contagiándome aquella alegría. —Es verdad. Estúpidos Hiroshi y Daisuke, me jodieron el momento con eso que me dieron para leer.

—Oye... ya que hoy es nuestro aniversario, ¿No te gustaría bailar un poco?

Ranma se desconcertó. Pareció un poco contrariado. —No deberíamos. Es decir, te podrías lastimar, y con la vía sería algo difícil.

No esperé a que dijera algo más. Me levanté lo más rápido que me permitió mi cuerpo, y aún con el cansancio y el dolor me planté de pie, frente a el. Ranma se levantó del sillón, dejando la bandeja de comida en la mesita portátil que estaba destinada para ello. Lo tomé de la mano, y haciendo un esfuerzo grande conseguí colocar la vía de tal forma que me permitiera dar pasos junto a el.

Ranma no dijo nada más. Sabía que yo era terca, y es por eso que me tomó en brazos, y comenzó a bailar poco a poco, guiándome en una danza con música imaginaria de fondo.

—Eres demasiado cabezota, marimacho.

Y así me quieres, bobo.

Nuestro baile era tan delicado, tan íntimo y especial, sobre todo porque la luz de la luna nos alumbraba. Me sentí a salvo, y por ese rato me olvidé de todo lo que viví en estas horas.

Así duramos unos cuantos minutos, hasta que mi cuerpo me pidió un descanso. Lentamente y con su ayuda me recosté nuevamente en la cama, y él retomó su lugar en el sillón.

POV Ranma.

Es realmente terca, pero así la quiero. Verla bailar junto a mí fue demasiado tierno. No la cambiaría por nada.

Cuando terminó de acomodarse en su cama la arropé con la manta. Hacía apenas media hora que le habían ido a suministrar sus medicamentos, así que descansaríamos un buen rato.

La admiré, y suavemente tomé su mano. Adrede acerqué mi sillón aún más a su cama para poder simular que duermo a su lado. Pero ella no deja de sorprenderme. Cómo puede ser acomoda para dejar un espacio hueco en su cama.

—¿Akane?

—Duerme un rato a mi lado, por favor.

Corriendo el riesgo de ser sermoneado por alguien del personal médico, y con mucha ansiedad logro acostarme al lado de ella. La tomó nuevamente de la mano, y nos miramos.

—Feliz primer aniversario.— Dice ella con la voz un poco ronca por el sueño.

—Feliz aniversario.

Nos abandonamos a los brazos de Morfeo, dedicándonos aquellas palabras que nos gustaría recordar para siempre. Pero antes de dormir, en mi mente solo puedo agradecerle a quien diablos hizo esto posible, porque gracias a eso, pude pasar un día más con ella.

POV Akane.

Han pasado unos días, y por fin estoy en casa. Ranma no se ha despegado de mí, y se ha convertido en mi fiel guardián, cuidándome y procurando que yo me sienta cómoda todo el tiempo.

Mi recuperación ha ido escalando favorablemente, pues ya camino más y el dolor está disminuyendo notoriamente. Mi abdomen ya no está inflamado, y lo que es más importante, los resultados de la biopsia llegaron.

Cuando le conté todo a Ranma lo tomó de la mejor manera. Mamá padeció cáncer, así que había altas probabilidades de que alguna de nosotras tres lo pudiera padecer. Y es por eso que me cuidó lo mejor que pudo en todo este tiempo, aún cuando la tía Nodoka se ofreció a ayudarle.

Hice la promesa de abrir los resultados por la noche, mientras estaba a su lado. Por lo que ahora lo tenía ahí, acostado al lado de mí, esperando a que abriera los sobres. La lámpara de mesa de mi habitación era lo suficientemente brillante para que pudiese leer los resultados sin esfuerzo.

—Bien, aquí voy.—Anuncié tratando de que mi voz no demostrara lo nerviosa que estaba.

—Por fin, ya estás tardando.— Dijo tratando de retarme.

—Que impaciente.— Me burlé.

En cuanto lo abrí, me dispuse a leer los resultados. Me quedé en silencio un buen rato, dejando a Ranma con el suspenso impreso en su rostro y cuerpo.

—¿Y bien?

—Evolución anormal. Benigno.

Con desesperación me arrancó los resultados de las manos, intentando descifrar lo que quería decir todo el lenguaje técnico de la medicina. —No entiendo una mierda.

No pude evitar reírme. A veces era demasiado gracioso. —No es cáncer. Solamente fue anormal en su evolución. Es todo

Dejó de leer, y aventó los resultados hacia el piso. Sentí un gran abrazo, y como me acurrucó entre sí. —Menos mal.— Resopló, totalmente aliviado.

—Ranma, solo ten cuidado. Recuerda que aún duele cuando me muevo.

—Lo sé. Me alegro que todo esté bien.

—Y yo.— Un gran bostezo sale de mi boca. —¿Ya podemos descansar? Me estoy muriendo de sueño.

Ranma apaga la luz de la lámpara, y después de esto me acurruca nuevamente en su pecho. —Te amo.

Sonrío conmovida.—Y yo a ti, Ranma.

Le oigo bostezar pesadamente. —Descansa.

Mamá, sé que fuiste tu quien me salvaste. Y tenías razón, aún no era mi hora de irme. Gracias, de verdad.

Ranma, prometo estar a tu lado, no solo por un día más. Toda la vida estaré contigo, las veinticuatro horas, los siete días a la semana. Es una promesa para toda la vida.

«Solo un día, si pudiera estar junto a tí.

Solo un día, si pudiera tocar tus manos.

Solo un día, si pudiera estar junto a ti.

Solo un día...

Si pudiera estar junto a ti.

¿Podrías quedarte conmigo, por favor?»

BTS- Just one Day (Japanese version)


¡Hola a todos!

Este One Shot es para participar en la dinámica de la página Mundo Fanfics Inuyasha y Ranma, y está dedicada al RanKane Day. Nuevamente agradezco su apoyo y sus invitaciones a las dinámicas.

Y, ¡Feliz aniversario a nuestra pareja favorita! Me encanta mucho la química entre ellos, creo que en pocos lados he visto ese tipo de química entre protagonistas, y es por eso que para mí son superiores.

Es gracioso, porque esta historia está inspirada en hechos reales. Hace ya un mes operaron a mi hermana de apendicitis. Fue fase 4, esto significa que ya estaba desarrollando una infección y por lo mismo su cirugía se volvió compleja. El dolor es insoportable, y si no se trata a tiempo hay altas probabilidades de morir. A mí hermana, de hecho, le mandaron a patología su apéndice. Afortunadamente pasó lo mismo que aquí, no fue canceroso.

La canción la elegí por el tema. Si tuvieras un día, ¿Que te gustaría hacer con esa persona? Es una pregunta muy sencilla, pero en un escenario como este, dónde la salud de esa persona especial peligra, tu quieres un día más para estar juntos. Jugué un poco con los sentimientos de incertidumbre que se experimentan cuando estás lejos de alguna persona especial, y está persona está pasando por un momento difícil. Suena cruel, pero estoy segura que más de uno ha experimentado este sufrimiento.

Pues este one shot va dedicado para ti. Abraza a esa persona a tu lado, dile lo mucho que la quieres, no esperes a que esté tipo de cosas te sucedan para hacerlo. No quieres rogar por un día más, créeme.

Y sobre todo, este one shot se lo dedico a la guerrera de mi hermana. No fue una batalla fácil, pero estás saliendo de todo esto como el ave fénix. Eres fuerte, y te admiro por eso. Te amo, no lo olvides.

Bueno, sin más que decir, me despido deseándoles lo mejor a cada uno de ustedes.

Con amor, Sandy.