CAPÍTULO LXXVI

CAZADOR

Y entonces la madrugada llegó, cumpliéndose veinticuatro horas desde que aquel infierno se desató.

"Esta operación no está dando ningún resultado, Ivanovich", con cierto tono burlón señaló el coronel Pavlov.

"No voy a echar abajo lo que ya comencé", apretando el puño replicó.

"Espero y no este equivocado y lo único logrado sea un terrible desperdicio de recursos"

"Confié, Pavlov. Estoy seguro de que encontraremos algo"

A pocas calles de donde ellos estaban haciendo un arresto, un grupo conformado por una docena de oficiales mantenía rodeado lo que hasta hacía menos de un año fue un comercio.

"Es el ejército de Todas las Repúblicas Unidas del Sur, salgan con las manos en alto", anunció el comandante a cargo, sin embargo no hubo respuesta.

"Está vacío y a punto de derrumbarse, es imposible que a alguien pueda servirle de escondite", dijo el capitán.

"Además este es el décimo edificio que revisamos, dudo mucho que encontremos algo", agregó un sargento.

"Aún así debemos continuar... última oportunidad, salgan con las manos en alto", de nuevo ordeno, volviendo a obtener como única respuesta el silencio. "Entren"

Los oficiales ingresaron en el lugar, desplegándose al instante.

"El primer piso y el segundo están limpios, señor"

"El ático también"

"Al menos hasta esta mañana el edificio estuvo ocupado, mire", el capitán dijo señalando la mesa, donde alguien dejó olvidados sus alimentos.

Un sargento, descubriendo las escaleras que conducían hacia el sótano comenzó a bajarlas sin tomar precaución, sin embargo la suave y hermosa música que de ese lugar provenía le impidió continuar. "Señor... aquí", murmuró.

"Silencio", el comandante ordenó mientras que cada uno de ellos tomaba posición para repeler el ataque al que se pudieran enfrentar.

"Es el ejército de Todas las Repúblicas Unidas del Sur, están rodeados. Salgan con las manos en alto", el comandante ordenó, pero nadie respondió. "Capitán..."

De su cinturón el oficial tomó una bomba de humo y activandola, la arrojó hacia ese punto esperando que quienes se ocultaban aparecieran, pero tampoco sucedió.

"Avancen, avancen", fue la orden que siguió.

Media docena de hombres penetró en el lugar y aunque la densa capa de humo no les permitía ver más allá de sus narices, fue luego de un par de minutos que poco a poco fueron distinguiendo lo que les rodeaba.

"Creo que lo hemos encontrado, señor", dijo un oficial ante lo que parecía ser un improvisado laboratorio.

"Tiene que ver esto, comandante", otro oficial habló mientras señalaba los seis cadáveres.

"Llamen a la oficina de gobierno provisional e informen que hemos dado con el lugar"

"A la orden, señor"

"No toquen nada, tenemos que llevar las muestras al laboratorio"

"¿Qué habrá pasado?"

"Es obvió. Sin duda él es el jefe, le disparó a los demás a fin de evitar ser capturados, luego se suicidó", señalando al hombre del arma, a simple vista concluyó tal y como Henrik lo planeó.


(En algún lugar de la ciudad)

Bebiendo y fumando desde el ático que le servía como escondite, el maldito hombre del rifle era testigo de parte de la acción.

"¿Estás ocupado, Wolf?", llamando a la puerta, Henrik cuestionó.

"Siempre lo estoy", fue su corta contestación, luego apuntó hacia uno de los oficiales del ejército del Sur.

"Solo te molesto para avisarte que he cubierto nuestros pasos. Además los otros me preguntan cuándo lo haremos"

"Tengan calma", observando a través de la mirilla y haciendo como si disparara, burlón replicó. "¿Qué hay de ese idiota?, ¿Ya te deshiciste de él?", refiriéndose a Wilhem, pregunto.

Henrik negó con la cabeza; "No"

Ante su respuesta la poca paciencia de Wolf, que al igual que en el caso de su mejor amigo no era otra cosa más que un seudónimo, le dirigió una furiosa mirada. "¿Qué?", cuestionó mientras fruncía el entrecejo y apretaba el puño.

Henrik, que lo conocía de toda la vida y sabía hasta dónde podía llegar su ira, titubeo. "Tú dijiste qué..."

El cazador se puso de pie y avanzando hacia él, con violencia lo tomo por la camisa; "¿Te atreves a culparme de tu incompetencia?", cuestiono acercando su rostro al del hombre, permitiendo que a detalle contemplara las quemaduras y cicatrices que lo cubrían.

"Sabes que no, pero tú dijiste que... que me hiciera cargo cuando lo creyera conveniente", temeroso si apenas pudo balbucear.

"¿Y cuándo viste lo que esos idiotas estaban haciendo no pensaste que ya era momento?... entre todos nosotros él es el más débil, si lo atrapan nos delatara"

"Aunque lo haga no sabrán quién está detrás de esto, no sabe mi verdadero nombre, mucho que tú te llamas..."

"No te atrevas a mencionarlo y ni siquiera lo pienses", escupiendo lo liberó de su agarre. "Ve y solucionalo, no quiero cabos sueltos"

"Como ordenes", Henrik contestó con intenciones de abandonar la habitación. "Te informo que esta noche voy a vigilar tu..."

"No", Wolf gritó a lo que el castaño le dirigió la mirada, contemplando la maldita sonrisa que terminó por deformar su lastimado rostro. "¿Te acuerdas de Ulrich?"

Ante el lamentable destino de aquel chiquillo de cabellos negros, titubeante su amigo asintió; "¿Cómo olvidarlo?, hubo pesquisas y si mal no recuerdo ella fue interrogada"

La de por sí burlona sonrisa del cazador se volvió aún más perversa; "Pues más te vale que nunca lo olvides... podría pasarte lo mismo que a él", contesto antes de darle un sorbo a su embriagante bebida.

Ante esas palabras y su maldita mueca Henrik se petrifico. " Entonces si fuiste tú", pensó sin quitarle la mirada de encima.

"Lárgate, no me molestes", su amigo replicó.

"Como ordene, señor", titubeante contestó y acto seguido a prisa abandonó la habitación. "Siempre sospeche que él fue el responsable, pero esta noche me lo ha confirmado... debo ser más cuidadoso, no es otra cosa más que un traidor"

Quedándose a solas, el cazador dirigió sus pasos hacia un mueble de donde tomó un uniforme del ejército Sur, el cual contempló con vivo interés mientras recordaba la noche que logró conseguirlo.

-Flashback-

Furioso y desde aquel ático trataba de repeler el feroz ataque de parte del ejército forastero.

"Hijos de perra", chillo disparando contra el tanque que se situó del otro lado de la acera, pero entonces su arma no respondió al quedarse sin municiones. "Esto no puede estar pasando... no podemos darnos por vencidos, no ahora", decidido a abandonar su cobarde escondite para conseguirlas, masculló. Sin embargo hubo algo que pronto lo hizo cambiar de idea.

Los pesados, pero veloces pasos de alguien que se aproximaba lo distrajeron y abandonando su posición, se colocó detrás de la puerta para sorprender al intruso.

Apuntando con su primitivo rifle en todas direcciones, un oficial del Sur ingresó. "Feigling, feigling ", burlón grito.

El todavía pelinegro saltó sobre él, golpeándolo con su inútil arma en la cabeza; "Imbécil, ¿A quien le dices cobarde?", chillo mientras lo inmovilizaba contra el suelo, luego lo golpeó un par de veces en el rostro, sumiéndolo en la confusión y provocando que la sangre emanara.

Imposible fue para el oficial deshacerse de ese tosco agarre.

"¿Crees que voy a soltarte?, maldito idiota", recordando las torturas a las que fue sometido luego de ser capturado, llevo las manos hacia el cuello del hombre, lo que le impidió seguir luchando.

El pelinegro se reincorporo y sonriendo se acomodo el cabello que sobre su frente cayó. "Gracias por el arma", tomando la de su enemigo, comprobó que estuviera cargada, luego lo despojó del uniforme y de todas las municiones que llevaba.

En ese momento el reloj marcó las doce en punto, anunciando con ello la llegada de la madrugada y un nuevo día y así como sucedió aquella mañana, de uno de los pocos altavoces que quedaban emergió la desconocida voz.

"Atención, atención a todos los habitantes de esta nación y al ejército extranjero"

Ante el mensaje el combate se detuvo.

"Les habla el general Wagner, representante del gobierno de Dutland, nación del Norte, para informarles que el día de hoy en la capital el ministro de propaganda ha muerto mientras comandaba al ejército. Ahora es mi deber hacerles de su conocimiento que a nuestras tropas civiles y a los oficiales de nuestros regimientos se les ordena un cese al fuego el cual iniciará a partir de que este mensaje termine y hasta nuevo aviso. Al ejército extranjero se le pide que respete esta tregua que fue pactada con los altos mandos de su gobierno en un intento por llegar a un acuerdo que beneficie a ambas naciones. Sin nada mas que agregar, doy por finalizado este comunicado"

Ante esas palabras y respetando la orden dada las armas fueron guardadas y la pesada artillería de ambos ejércitos fue silenciada.

Aún más furioso que antes el oficial del Norte frunció el entrecejo; "¿Van a someternos a una nueva humillación?", grito. "No podemos perder esta guerra", masculló mientras que a través de la ventana observaba lo que él consideraba un prematuro festejo por parte del ejército del Sur. "Malditos imbéciles, rendirse no es una opción, no es lo que Él quería"

Aún cegado por ese malévolo discurso y confiando que el milagro aconteceria, preparó el arma y observando a través de la mirilla a uno de sus enemigos, le apuntó a la cabeza...

-Fin Flashback-

"Hace meses que estoy encerrado en este maldito agujero. No puedo caminar por mi propia nación porque ellos la han invadido", murmuró considerando vestirlo para poder infiltrarse entre ellos, pero pronto cambió de idea. "No, hacerlo sería una maldita traición a lo que soy", furioso expresó y contemplando la fotografía de su alguna vez líder, orgulloso y de forma grotesca ante ella alzó el brazo.


(Prisión)

Hasta el momento la operación había dado como resultado el arresto de una docena de oficiales y siete civiles, estos últimos por haber mostrado resistencia.

Y entre ellos estaba Digory Alexiévich, el soldado que burló a la muerte luego de ser alcanzado por una bala, y es que a tiempo fue atendido en la clínica de la cirujano Mizuno.

"¿Por qué?", sin haber sido informado sobre su situación, cuestionó.

"Eso deberías saberlo", su carcelero respondió.

"Acusarnos y darnos este trato es una maldita ofensa", gritó el comandante de los primeros tres fallecidos a consecuencia de la bebida.

"Deben dar con los verdaderos responsables", el comandante de uno de los oficiales que se suicidó, también grito.

"Los hombres que murieron estaban bajo sus órdenes, eso a ustedes los hace sospechosos", Ivanovich expresó.

"¿Y a nosotros por qué?", preguntó uno de ellos.

"Porque es muy probable que ellos hayan estado trabajando en la ilegalidad. De ser el caso, es imposible que ustedes no lo supieran", con tono severo el hombre respondió.

"Imposible, esas muertes comenzaron antes de la prohibición. Nosotros no tenemos nada que ver"

"A mi me hirieron, dijeron que fue una bala perdida disparada por uno de nuestros rifles", Digory señaló.

Para interrumpir la puerta se abrió, dando paso a un oficial que se dirigió a Ivanovich; "Señor, han encontrado el lugar"


(Mientras tanto)

Ocultándose entre las sombras a fin de evitar ser descubierto, el pelinegro Wilhem contemplaba el sitio, el cual estaba cercado por un grupo de oficiales.

"¿Todo acabo?... ¿Habrán descubierto nuestro plan?", nervioso se llevó las manos a la cabeza.

"Hey tú, ¿Qué haces?", a su espalda cuestiono un oficial.

"¡Demonios!", el chiquillo chillo, dándose a la huida.

Ante su sospechoso actuar, el soldado corrió detrás de él; "Alto ahí", ordenó.

Él no obedeció, tratando de perderse entre los oscuros callejones.

"Deténgase", apuntándole con el rifle, el soldado volvió a pedir.

"No pueden atraparme"

Ante su negativa el oficial disparó, hiriendolo en una pierna.

"¡Maldición!", el joven cayó, quejándose ante el dolor y el abundante flujo de sangre que de la herida emano, pero aún así trató de arrastrarse. "No pueden atraparme" entendiendo que estaba acorralado y recordando las palabras de Henrik, llevó la mano al bolsillo de su abrigo.

"Las manos en alto", fue la orden a la que se rehusó.

"Vivo no me pueden atrapar", ya sin fuerzas Wilhem llevó la ampolleta a su boca. " Él tiene razón, mi sacrificio valdrá la pena", pensó rompiéndola con sus dientes.

"No, maldito idiota", imaginado lo que acababa de hacer, el oficial se inclino sobre él y lo tomo en sus brazos. "¿Qué hiciste, estúpido?"

Contento el pelinegro fijó su mirada en la de él, muriendo al instante.


(Mientras tanto)

Orgulloso con los resultados obtenidos, Ivanovich contemplaba la escena del crimen.

"Le dije que teníamos que ser pacientes, Pavlov"

"Hay que reconocer que siempre tuvo razón", contestó el hombre.

"Ya levantamos las muestras que van a ser enviadas al laboratorio para ser comparadas"

"¿Qué me dice de ellos?"

"Estamos confirmando sus identidades... por la posición de los cuerpos puedo decir que este le disparó a los demás, luego hizo lo propio", el médico a cargo contestó.

"Habrá que establecer la relación existente entre ellos y los arrestados"

"Señor, tiene que ver esto", interrumpiendo, el capitán expresó señalando un rincón en el suelo.

"¿Qué más encontraron?"

"Armas, señor. Algunas pertenecen a nuestro ejército"

"Todo se está complicando. Ya no tengo dudas, muchos de los nuestros están involucrados en este asunto, pero desconozco los motivos… Ustedes, vayan y efectúen los arrestos que les encomendé"

"Si, señor", un comandante y sus subordinados respondieron.


(En la clínica)

Exhaustos a causa del exceso de trabajo, la cirujano y los demás se tomaron un respiro.

"Coloca las muestras en ese estante, al amanecer las enviaré a la oficina de gobierno provisional"

Mina asintió, tomando los frascos en los que colocó las balas que dieron muerte a los cuatro sujetos. "¡Vaya!, sorprendida exclamó.

"Lo mismo dije. Están casi deshechas, pero son inconfundibles"

De pronto la puerta se abrió, dando paso a aquel grupo de oficiales.

"Buscamos a la capitana Amy Mizuno"

"Soy yo", titubeante respondió.

Dos de ellos avanzaron hacia ella y con violencia la sujetaron de las muñecas, los otros tomaron los frascos y los colocaron dentro de un maletín.

"¿Qué pasa?", embargada por la extrañeza se quejó.

"Está bajo arresto, tiene que venir con nosotros", el comandante a cargo respondió. "Llévenla al camión"

"¿Bajo qué cargos?", fue la obligada pregunta de parte de la capitana.

"Ya se lo informaran", se limitó a responder.

"Debe tratarse de un error", Mina intervino.

"Hágase a un lado, teniente, o también tendré que arrestarla por insubordinan"

"Obedece, Mina", Mizuno contestó mientras que en presencia de sus pacientes, estudiantes y demás militares, de forma humillante era puesta en la parte trasera del transporte.

"El coronel tiene que saber lo que está pasando", Mina gimió con intenciones de ir a buscarlo.


(En casa de la aguamarina)

Sabiendo que la operación había terminado, pero que tenía que presentarse en la oficina de gobierno provisional a fin de recibir nuevas indicaciones, el rubio decidió hacer una parada para comunicarle a ella que se encontraba bien. Cosa que Dimitri agradeció y es que su esposa estaba ahí y podría saludarla.

"No tienes de qué preocuparte. Todo está bien y a partir de hoy la ciudad será más segura", Haruka señaló

"Me alegra mucho", Michiru replicó.

"Ahora tengo que irme, pero te prometo que volveré en cuanto me sea posible. Hay algo de lo que tenemos que hablar"

"De acuerdo, coronel. Cuídese"

Y apenas él iba a envolverla en un abrazo, cuando fue interrumpido por alguien que con insistencia llamó a la puerta.

"¿Quién podrá ser?", extrañado se cuestionó mientras se dirigía a abrir. " ¿Qué hace aquí, teniente?", aún más sorprendido interrogó.

Michiru se asomó para ver de qué se trataba, permitiendo que la mirada de ambas mujeres se cruzara. "¿Eh?", exclamó.

La rubia y siempre hermosa joven se dirigió a su superior; " Señor, le informo que la capitana Mizuno fue arrestada"

"Debe tratarse de una maldita broma, ¿No?"

"No, señor", contestó contemplando a la hermosa aguamarina.

Ella, sin comprender ni una palabra de lo que ambos hablaban, centró su atención en la oficial.

"Dame un minuto... escucha, hay una emergencia, la cirujano fue arrestada y..."

"¿Por qué?", nerviosa la aguamarina preguntó.

"No lo sé... Mina, ¿Podrías...?, no, ven conmigo. Kino, quédate con ella", expresó.

"Como ordene, señor"

Sin poder hacer nada por ella, a quien consideraba su amiga, la aguamarina los observó marcharse.


Notas de autor;

Michelle; Lita es consciente de la situación de Michiru, con dañarla nada ganaría, ni aún siquiera dañando a Gunther recuperaría algo de lo que perdió. Hacerlo lo único que le traería sería hacerse más daño. Ni ella ni Michiru quieren que sus hijos nazcan en medio de tanto odio.

Kaiohmaru; Imagina las terribles condiciones en las que ellos tuvieron que trabajar; la presión, el terror que los rodeaba, la falta de insumos, etc. Y aún así muchas veces los médicos de un bando ayudaron a los heridos del otro. Sin importar la bandera, fueron héroes.

Isavellcota; Gunther es tan maldito que sería capaz de acusar a Lita de su propia desgracia, llegando a justificar su actuar con los ideales que ese hombre les inculcó. Qué bueno que no es hermano sanguíneo de Michi, aunque esa falta de parentesco lo hace aún más peligroso.

szar; Lo peor es que después de tantos años aún hay gente inconforme con los resultados que dejaron ambas guerras. Lo bueno es que son minoría, de lo contrario ya hubieran iniciado otro conflicto que llevará a todo el mundo a pelear.

Kyoky; Es más fácil que vivan en paz, pero no entienden que con provocaciones lo único que logran es hacer más grande el problema que ya tienen. Sobre Haruka, perder un hijo lo llevó a la guerra, ahora que está por volver a ser padre lo que menos quiere es pelear, sin duda está recuperando toda la paz que necesita. Amy si que la está teniendo difícil.