Preparativos y Secretos
Abro mis ojos, solo para sentirme aprisionado en ambos brazos. Emilia a mi derecha y Beatrice a mi izquierda, ambas completamente dormidas. La habitación está sumida en un silencio profundo, como si el mundo sostuviera la respiración en este momento de tranquilidad.
Miro hacia Emilia, su rostro tranquilo y sereno, con una sonrisa que ilumina incluso los rincones más oscuros de mi mente.
Parece tan cómoda que me da pena despertarla y perturbar su sueño. Cierro los ojos por un momento, sintiendo la calidez de su abrazo y el latir constante de su corazón, como un faro en medio de la noche.
La primera en despertar es Beatrice, su lindura llenando la habitación con su energía mágica. Me separo con cuidado de Emilia cargo a Beatrice en mis brazos, su pequeña figura en contraste con el mundo que la rodea.
—Voy a darme un baño, ¿Vamos juntos? —pregunto con una sonrisa, mirando a Beatrice, cuyos ojos brillan con curiosidad y emoción.
Ella asiente con entusiasmo, y después de una refrescante ducha, nos dirigimos a mi oficina en Irlam. El día comienza, y los deberes nos esperan, pero por ahora, el mundo está en calma.
Otto llega casi al mismo tiempo que yo, y nos sumergimos de inmediato en la tarea que nos convoca. Los nuevos trajes del ejército están sobre la mesa, una innovación diseñada para enfrentar los desafíos que se avecinan.
—Los nuevos trajes del ejército son un poco pesados —comenta Otto mientras se acomoda la manga, mirando los dos escudos metálicos incorporados en ellas.
Crusch había propuesto el cambio en el diseño de los trajes del ejército, y aunque inicialmente tuve dudas, ella vio algo que yo no.
En este mundo peligroso, las espadas y armas cortantes son el enemigo principal, y con la ayuda de Rem, incorporamos partes de acero que brindan una mayor protección.
—Al menos ofrecen más protección que antes —respondo, observando los antebrazos, las pantorrillas y la zona que cubre el corazón. Estos nuevos trajes no comprometen la movilidad, y Crusch se ha encargado de entrenar a nuestros soldados para aprovechar al máximo sus capacidades defensivas.
Pero eso no es todo. También he decidido añadir un elemento adicional, un arma de acero especial, una kukri con un diseño hueco en su lomo, ideal para atrapar y desviar espadas enemigas.
Es una herramienta crucial para combates a corto alcance, una salvaguardia en caso de que los rifles no puedan ser utilizados.
En estos seis meses, aunque el tiempo ha sido escaso, he logrado avanzar en la creación de estas mejoras que podrían marcar la diferencia en el campo de batalla.
La incertidumbre del futuro nos rodea como una sombra, pero estamos decididos a enfrentarla con valentía y preparación.
El destino es incierto, pero en este momento, en medio de la calma antes de la tormenta, nos preparamos para lo que sea que nos aguarde, con determinación y un profundo sentido de propósito.
Un rifle de alto calibre, con balas cargadas de lamicta de fuego, y un arma a corto alcance. Los diseños no fueron un problema, son cosas que Beatrice ya había copiado de mi celular, pero la verdadera dificultad fue adaptarlos a los materiales de este mundo.
Durante un tiempo, sopesé entre diferentes tipos de pistolas, pero al final, la que prevaleció fue un arma moderna.
Claro, con los planos es sencillo fabricarlas, pero lamentablemente, ya no tengo más diseños de armas. Los que poseo son antiguos y obsoletos. La pistola ganadora, por supuesto, fue la Desert Eagle.
La Desert Eagle, hecha de acero y de alto calibre, tiene la capacidad de atravesar ciertos tipos de armaduras, al menos aquellas que no están potenciadas con magia.
También puede causar daños a aquellas que sí.
Normalmente, esta arma sería inútil, es pesada y está hecha de acero, lo que la hace inmanejable para una persona común.
Sin embargo, en este mundo donde la magia es real, el maná refuerza los músculos y otorga una fuerza promedio mucho mayor a las personas. Además, junto con Beatrice, estamos desarrollando un método de manipulación de la gravedad para disminuir el peso de los objetos.
El diseño de este proyecto fue extremadamente complicado; fabricar los resortes con acero llevó mucho tiempo y experimentación. Pero hoy, finalmente, saldrá el primer lote de estas armas.
Otto y yo nos dirigimos a la fábrica con entusiasmo. Miklotov está ocupado en una reunión en este momento, así que debemos aprovechar cualquier oportunidad para avanzar en nuestro trabajo.
La zona industrial siempre está llena de actividad, con carrozas que van y vienen, y edificaciones que parecen bodegas, adaptadas para albergar todos los elementos necesarios.
Estas construcciones se fortalecen con varillas de acero para garantizar la estabilidad de las estructuras, en combinación con lamicta de tierra, lo que resulta en edificaciones duraderas y resistentes a cualquier adversidad.
—Señor Marco —saluda el encargado de la fábrica, estrechándome la mano—. Señor Otto, es un placer verlos a ambos.
Al ingresar a la fábrica, me encuentro con mi creación más destacada hasta la fecha. La concebí como un proyecto durante mi tiempo en la universidad, una máquina sumamente importante que simplifica el proceso de creación de piezas de precisión.
Los planos fueron extremadamente complejos, y fabricar cada componente tomó prácticamente cuatro meses de trabajo ininterrumpido, sacrificando horas de sueño.
Es una máquina especial, una obra maestra que marca un avance significativo en la industria: un torno en paralelo.
Para poder cortar con el metal fue necesario seguir estrategias, que incluye la tercera mejora a la maquina a vapor, la maquina claramente puede ejercer suficiente fuerza para afectar el metal, el problema es la continuidad de esta.
Necesito fabricar motores eléctricos, pero la electricidad sigue siendo un campo que requerirá de mucho trabajo y experimentación.
Con eso las piezas de precisión pueden ser fabricadas fácilmente, en un mes enseñe a los encargados a usarla, por lo que están mejor capacitados para hacerlo.
Es peligroso, en especial porque tuve que implementar medidas de seguridad con magia, para evitar riesgos laborales. Cristales de maná que desactivan la máquina, pero yo espero que no haya problemas.
Balzar al ver la maquina se maravilló, claro, esta máquina es como un herrero por sí mismo. No de la misma forma, pero si para las tareas más tediosas y delicadas.
Necesito seguir mejorando todo, necesito seguir creando, entre más posibilidades tenga mejores armas y elementos podré hacer, solo de esta forma podré sobrevivir a este mundo.
—Vengan, voy a mostrarles el primer lote de las nuevas armas —dice el hombre, guiándonos por el camino.
En zonas especiales hay soldados con rifles, listos para cualquier tipo de situación. Claro, todas las fábricas están protegidas con soldados. Esto no es la tierra, necesito proteger cualquier fábrica de un daño posible.
Subimos hacía la oficina del hombre, donde nos muestra un lote de diez pistolas.
—Seguimos las indicaciones al pie de la letra con la guía suya y del señor Baltazar, los tornos fueron un factor crucial, ya que hubo muchas piezas que tuvimos que desechar.
Claramente no es una labor fácil, las medidas de este mundo son ligeramente diferentes, por lo que lleva trabajo hacer todas las piezas. Que en un mes se fabricasen diez piezas no es algo totalmente malo.
Gracias a la producción por lotes es posible hacer más, de forma más rápida y llevadera.
Ahora que ya saben cómo hacerlo de seguro será más fácil.
—Ya hay encargados de hacer diferentes piezas, sin embargo, necesitamos más tornos para agilizar el proceso.
Ahora que tenemos los tornos la fabricación de tornillos, tuercas y demás elementos que necesitan una precisión milimétrica serán fabricados en lugares especializados. En este momento solo hay dos tornos, pero la fabricación de más de estos ya está en progreso.
—Puedes solicitarlo con el ministerio, envía una carta y el ministro se encargará.
Estas son labores que ya no necesito hacer, así que me siento bastante tranquilo por este lado. Agarro la pistola, sintiendo su calidad en mis manos, una sensación de poder y responsabilidad me inunda.
Las balas, por supuesto, son balas hechas con el mismo torno. A diferencia del rifle, una pistola es mucho más delicada, por lo cual necesitamos del torno para hacer las balas.
Eso hace que sea necesario más tornos.
—Las balas de acero funcionan a la perfección —comparto, con una mezcla de satisfacción y preocupación en mi voz.
Tenemos un lote de doscientas balas a disposición en este momento, sin embargo, más están en producción.
Las balas ya se venían produciendo de antes. Lo importante siempre fue tomar en cuenta esos métodos de producción. Si no fuese por mi celular, esto habría sido imposible de lograr tan pronto.
Es un arma ligeramente pesada, pero a la vez no siento incomodidad. El calibre de esta arma es grande, justo lo necesario para atravesar armaduras. Las balas reforzadas con lamicta de fuego tendrán un disparo de gran potencia, un poder que puede cambiar el curso de una batalla.
Voy al campo de pruebas, una habitación pequeña donde se prueban las armas.
Para evitar el daño a los oídos por el eco de las armas, hice algo como audífonos canceladores de ruido, aunque son solo simples pedazos de tela gruesa que se colocan en los oídos.
No cancelan mucho, pero hacen que la experiencia sea más soportable.
Otto también quiere probarla, él también ha hecho ejercicio conmigo, aunque se le ve un poco incómodo.
—Es pesada, pero manejable —dice Otto, usando sus dos manos para apuntar.
Acomodo la postura de Otto, para que sepa la mejor forma de usarla. Ambos apuntamos y...
¡Bang!
Siento el retroceso en mis hombros, la potencia de esta arma no es un chiste. Al fondo hay láminas de acero, laminas entre delgadas y gruesas, cada una como prueba de su potencia.
—Esto es mortal... —Otto mira la pistola, viendo que a diferencia de los rifles antiguos no sale humo del cañón. Los lamicta no generan residuos de combustión, son perfectos para el propósito y aunque son volátiles son increíblemente útiles si se controlan bien.
El método de manipulación fue hecho por Beatrice. Ella descubrió que usando cristales de absorción de maná se puede reducir la volatilidad de los lamicta de fuego. Para romperlos sin afectar su funcionamiento fue necesario hacer piezas de acerco recubiertas con estos cristales.
Todos los materiales contienen maná, la mala interacción puede hacerlos reaccionar. Esos cristales retiran todo el maná, absorbiéndolo por completo.
Tienen un tiempo de uso, estipulado con varia pruebas.
Sigue siendo peligroso, pero cuando pueda automatizar el proceso será más llevadero.
Miro hacia el encargado, dándole el visto bueno e indicando que continúe con la fabricación.
La falencia que tenemos a corto alcance debe ser reemplazada, sé que no todos tendrán la posibilidad de tener un arma a corto alcance, pero por lo menos deberé darle a cada capitán una.
Con el tamaño actual del ejército, se convierte en una necesidad vital.
Para esta guerra, cualquier añadido puede significar la derrota o la victoria. En cada bala que fabricamos, en cada pistola que se carga, está la esperanza y la determinación de nuestro pueblo.
Todas las vidas de la gente de Irlam dependen del resultado de esta guerra.
Cada arma es un paso hacia adelante, un susurro de esperanza en medio de la oscuridad de la guerra que se avecina.
Estamos listos para enfrentar lo que sea necesario, porque sabemos que, en nuestras manos, estas armas no solo son instrumentos de destrucción, sino también de protección.
Esta vez, el ejército se prepara para enfrentar a sus propios congéneres, una realidad que nunca habían tenido que afrontar.
Las tensiones y preguntas llenan el aire mientras Otto y yo regresamos al cuartel general. Pronto, tendremos la conversación crucial con Miklotov.
Cuando mi mente se sume en estas reflexiones, el dispositivo de comunicación comienza a vibrar, sacándonos de nuestros pensamientos. Nos mantenemos alerta, listos para lo que sea que esté por venir.
Miklotov nos recibe con un saludo, sin perder tiempo, comienza a exponer la situación. Su semblante denota preocupación, y su voz lleva un tono inquieto.
—La situación es más compleja de lo que imaginábamos. Parece que hay movimientos extraños entre mis compañeros de alto rango. Algo no cuadra —menciona Miklotov, tomando un sorbo de su té.
No puedo evitar poner en palabras lo que ya sé con certeza.
—El culto de la bruja... —afirmo con convicción.
Miklotov abre los ojos, reconociendo la gravedad de la situación. Ha llegado a las mismas conclusiones que yo.
—Así que ya lo sospechabas.
Asiento con determinación. He confirmado mis sospechas, especialmente después de las palabras de Roswaal. El culto parece tener una influencia mucho mayor de la que anticipábamos.
Como están infiltrados en las estructuras del reino, la lucha será más ardua de lo que previmos.
Miklotov continúa con su explicación. Habla de Costuul, una ciudad semi humana, y sus métodos de combate.
Los demihumanos, seres resistentes y con habilidades diversas, son una fuerza para tener en cuenta, pero su naturaleza animal puede ser tanto una ventaja como una desventaja en el campo de batalla.
La gravedad de la situación no se puede negar. Lo expreso sin rodeos.
—La guerra se avecina.
Una sonrisa irónica aparece en el rostro de Miklotov mientras toma una carta, símbolo de que estamos comprometidos en un juego peligroso donde las piezas están siendo mostradas y las apuestas son altas.
La incertidumbre y la tensión ciernen en el aire. La partida ha comenzado, y las fichas están en movimiento.
El suspenso se apodera de nosotros mientras nos adentramos en un futuro incierto, donde las sombras del culto de la bruja acechaban en cada esquina y la guerra se cierne como una tormenta inminente.
Me inclino ligeramente, sintiendo el peso del destino sobre mis hombros en este momento crucial. Las palabras de Miklotov resuenan en la sala, y la urgencia de la batalla se cierne como una sombra oscura sobre mi corazón.
—Entonces, me encargaré de retrasarla lo máximo posible, un mes, diría que es todo lo que puedo hacer. —Miklotov empieza a anotar, y su voz suena llena de determinación—. Mis compañeros también desean la batalla, entonces, debes tener en cuenta que habrá enemigos formidables.
La tensión en el aire es palpable mientras absorbo cada palabra, cada promesa y sacrificio. Necesito información, detalles precisos para forjar mi plan, un plan que nadie espera, una esperanza en medio del caos.
—Si puedes conseguir una lista, descripción y habilidades de las personas más peligrosas, entonces te lo agradecería.
La esperanza titila en mis ojos mientras contemplo la posibilidad de un cambio, un giro en mi destino. Mis manos tiemblan ligeramente, no por miedo a la muerte, sino por la incertidumbre del camino que debo seguir.
Tengo un plan, un plan que nadie se espera. La forma perfecta de acabar con esto y demostrar que nadie se debe meter con Irlam.
El fuego de la determinación arde en mi mirada, una chispa de valentía en medio de la oscuridad. Cierro los ojos por un momento, respiro profundamente para encontrar la calma en mi interior.
No puedo permitirme dudar, no puedo dejar que el miedo socave mi propósito.
—Me encargaré de hacer lo que pueda, enviaré la carta al reino e iniciaremos entonces.
Asiente, aceptando la carga que se le impone, el destino de mi tierra descansa en sus manos. Cuelgo el metía con determinación, dejando en el aire la certeza de que haré todo lo posible para proteger a mi gente.
Otto suspira, comprendiendo la gravedad de la situación. Ahora que hemos decidido qué hacer, debemos ponernos manos a la obra. La urgencia flota en el aire, un recordatorio constante de que el tiempo se agota.
—Organiza una reunión, vamos a hacer la estrategia de una vez por todas.
Otto de inmediato se pone manos a la obra, es búsqueda de las personas que necesitamos. Beatrice me mira con preocupación, sus ojos reflejando el miedo que no puedo permitirme sentir.
Mis dedos acarician su cabeza, tratando de transmitirle tranquilidad, aunque en mi interior sé que esta batalla será diferente.
No puedo morir, o al menos, mi alma no puede hacerlo.
La certeza de mi inmortalidad no me reconforta en este momento. La verdadera lucha no yace en mi temor a la muerte física, sino en mi habilidad para planificar, para tomar decisiones que salvarán vidas.
La falta de puntos de guardado me deja vulnerable, sin red de seguridad en caso de error.
Si soy atrapado en un punto sin retorno, me vería con mis manos atadas.
El sentido de incertidumbre, el temor a la muerte, esas cosas no me afectan realmente. Lo que me afecta son los puntos de guardado. No me dan tiempo a planear, a pensar detenidamente.
Suspiro profundamente, aceptando la realidad que enfrento.
Las mejores estrategias, los planes más cuidadosos, todo eso queda en entredicho cuando el retorno por muerte no está a mi disposición por completo.
Habría tomado mejores decisiones de ser así, creado mejores estrategias y tendría una vida mucho más fácil.
El miasma se apodera de mi puerta, haciéndome más débil.
Pero no tengo tiempo para lamentarme, no puedo permitirme el lujo de la duda.
El peso de la responsabilidad se asienta en mis hombros mientras me preparo para la batalla que se avecina. No importa lo que me falte, usaré cada recurso a mi disposición para proteger a mi gente, para asegurar el futuro de Irlam.
Pero bueno, tengo que actuar con lo que tengo, no tiene sentido pensar de más.
Con determinación en mi mirada, me levanto, listo para enfrentar lo que venga. No importa la falta de puntos de guardado, yo forjaré mi propio destino en esta batalla.
En este momento, siento que mi fortaleza ha crecido de forma explosiva en comparación con lo que era hace unos meses.
Tanto físicamente como mágicamente, me encuentro en un estado superior.
Siento que podría darle cara a Julius, no físicamente, pero mágicamente creo tengo ventaja.
Mis probabilidades de supervivencia son mucho mayores ahora. Sin embargo, algo me inquieta profundamente: el hecho de enfrentarme a enemigos cada vez más formidables.
—Si tan solo Betty pudiera ayudarte, supongo... —comenta Beatrice mientras se acomoda en mis piernas. Estoy frente a la máquina de escribir, preparando la carta que enviaré.
No puedo permitirme desviarme del tema; necesito que esta carta sea detallada y contundente. Una vez que la termino, la coloco en un sobre. En ese momento, Otto llega y me informa que todos están listos, es hora de poner en marcha nuestro plan.
Me levanto con Beatrice y salimos del lugar.
Le entrego la carta a Otto para que se encargue de enviarla. Mientras avanzamos hacia nuestro destino, observo el lugar al que nos dirigimos: un espacio diseñado para nuestras reuniones y estrategias.
La iluminación proviene de lámparas de luz tenue y algunas velas, creando un ambiente que parece sacado de otra época, marcando contraste con el resto de las instalaciones.
El lugar no produce eco, lo que lo hace ideal para conversaciones largas y confidenciales. Estamos a punto de adentrarnos en un mundo de secretos, estrategias y decisiones cruciales.
El suspenso se siente en el aire, como una tensión que se acumula y amenaza con explotar en cualquier momento. Cada palabra, cada acción, tendrá un peso significativo en este momento crítico.
Nuestro destino se aproxima, y mi mente se llena de pensamientos.
¿Seremos capaces de enfrentar lo que está por venir?
Crusch, Luan, Alsten, Helena y Otto, son las personas que necesito ahora mismo. Necesitamos organizar la estrategia de forma perfecta. Nos sentamos y retiro las decoraciones de la mesa, colocando en su lugar un mapa, el mejor que hemos tenido hasta la fecha, sobre el cual basaremos nuestro plan.
—Buenos días a todos. —Dirijo mi mirada a cada uno de ellos, observando que están listos para lo que se avecina—. Como sabrán, el reino de Costuul desea intervenir en Irlam.
Comienzo por explicar con detalle la información sobre Costuul, las posibilidades de que sea un plan de los sabios, los movimientos del culto de la bruja y el imponente ejército demihumano que han reunido.
—Costuul cuenta con una artillería bastante pesada, por lo que debemos considerar la construcción de estructuras capaces de resistir sus ataques.
Además, es en Costuul donde se fabricaron los cañones de Crusch. Aunque ella proporcionó los materiales y los planes son de parte de la familia Karsten, no cabe duda de que los usarán.
No cabe duda de que no se trata de una guerra fácil.
Los avances de Costuul en contra del armamento de mi mundo son notables. Este es el primer gran enemigo que debo enfrentar si deseo que Irlam alcance el crecimiento explosivo que anhelo.
La derrota de Costuul es imperativa, sin importar el costo.
—Entonces, ahora que la amenaza es clara, debemos planear cómo enfrentarla. —Tomo una pluma y comienzo a esbozar mi propuesta. Es crucial que lleguemos al mejor plan posible.
—Actualmente, las tecnologías solo permiten atacar desde un punto específico. Costuul no tiene la capacidad de subir la montaña, especialmente con cargas pesadas. Esto sería una clara desventaja para ellos, por lo que su estrategia más probable será rodearla.
—Pero incluso así, los soldados de Costuul podrían intentar emboscarnos —advierte Otto.
Crusch interviene, señalando la parte del bosque que aún no está conectada con el mapa.
—La parte inferior y media de la montaña está infestada de mabestias, no solo de Wolgarm, sino que recientemente ha aparecido otra especie. La única zona segura en la montaña es el lugar donde hemos encontrado oportunidades para extraer hierro, una zona que el ejército resguarda celosamente.
Luan toma la palabra y señala la montaña.
—Ellos tienen ese conocimiento, y, además, conocen la zona afectada por la gran mabestia, la serpiente negra. —Luan marca una equis en una parte de la montaña—. No se esperarán que instalemos artillería en esa zona, y podemos utilizar a las mabestias a nuestro favor. Solo necesitamos fabricar más cristales anti-mabestia.
Roswaal es el único que sabe producirlos y ha hecho varios a nuestro pedido. Si los utilizamos, obtendremos una ventaja crucial.
Alsten señala un problema.
—El mayor obstáculo será transportar los cañones hasta esa ubicación.
En ese momento, Beatrice y yo intercambiamos una mirada, y nuestras mentes crean una misma idea.
—El globo aerostático —decimos al unísono, con una determinación que se siente en el aire.
Con eso, tenemos la posibilidad de llevarlo; solo toca adaptarlo. En el lapso de un mes, quizás podamos arreglar todo el lugar.
—Entonces, debemos montar una base en la montaña. —Miro a Otto—. Hablarás con el ministerio de construcción, que se enfoquen en esto.
Con la idea de Luan, tenemos la posibilidad de hacer un ataque sorpresa, no solo de artillería, sino la forma de atacar, usando flancos que ellos no tienen.
—Creería que también es importante resguardar la parte trasera de la montaña —Luan señala el final de la montaña, lugar que conecta con Gusteko.
—Estoy de acuerdo con Luan. Creo que el reino de Costuul tiene la forma de atravesar Gusteko. Si nos atacan por la espalda, Irlam estaría en problemas —afirma Crusch, mostrando preocupación.
Instalar una base militar en esa zona parece también una prioridad. He estado evitando expandirme detrás de la mansión de Roswaal; por algún motivo, las mabestias son más fuertes y agresivas.
En este momento, cualquier falla de cálculos podría colocarnos en peligro.
—Una excelente idea. —Miro a Alsten, quien es el que más sabe cómo colocar a los soldados—. Tú te encargarás de organizar a los soldados, eres el mejor para hacerlo.
Yo no conozco tan bien a todos como lo hace Alsten, por eso su rol es crítico.
—Como ordene, mi general. —Una respuesta rápida, como era de esperar.
—Para ganar esta guerra, no bastará con aguantar. Ellos serán más que nosotros, nosotros apenas tendremos para aguantar. —Crusch señala la punta de la montaña.
Entonces lo sé, es el plan que Crusch y yo ya habíamos discutido.
—Atacaremos con bombas el castillo de Costuul, secuestraremos al vizconde de Costuul y con eso se acabará la guerra. Hasta entonces, solo debemos aguantar.
Es una estrategia arriesgada, pero es la mejor forma de terminar la guerra rápido. Si muero, solo tengo que regresar y planificarlo de mejor manera. Ellos no tienen forma de ganar.
Sonrío, mirando cómo el plan empieza a tomar forma.
—Pero... ¿Quiénes irán? —pregunta Luan, mirándome fijamente.
Está claro que iré; en este momento, nuestros combatientes no son muchos. Emilia debe quedarse; los pocos magos de sanación estarán a su cargo. Además, ella es la última línea de defensa.
Lo que no sé es si será capaz de matar. Lo pongo en duda. Esta gente no es necesariamente malvada; solo son inocentes que se ven atrapados en conflictos de intereses.
No hay nada noble en esto, nada que pueda ser considerado bueno.
—Yo, y...
Crusch tiene miedo a las alturas, no es alguien adecuada para esta misión.
Es evidente que Beatrice irá conmigo, ella controlará el globo y lo mantendrá protegido. El dilema está en elegir al tercer miembro del equipo.
Luan tiene un potencial considerable, pero su entrenamiento todavía no la hace adecuada.
—Yo iré. —Crusch levanta su mano—. El general Marco, la señorita Beatrice y yo formaremos el equipo, no necesitamos a más personas.
Suspiro, si ella lo dice, no me queda más que creerle.
—Así quedamos entonces, nuestro objetivo es secuestrarlo.
Sí, puedo acelerarme con Murak mientras Crusch los distrae. Secuestrarlo no debería ser un problema; estoy seguro de que se refugiará en el castillo, según lo que me han contado de él, suena como el típico cobarde.
Alsten y Crusch deberán encargarse de la organización militar, lamentablemente, no sé mucho sobre eso. El arte de la guerra es diferente; estamos luchando contra espadas, además de que las cifras son diferentes también.
Esto no es mi trabajo, yo debo concentrarme en entrenar y seguir inventando, eso es lo que soy y es lo que haré.
—Entonces, cada uno asume su responsabilidad, la estrategia queda establecida. Con el mapa ya trazado, cada uno tiene claro el rol que desempeñará.
Los militares protegerán Irlam mientras Crusch y yo nos dirigimos en globo hacia Costuul. Necesito completar los metías de gravedad a como dé lugar; sin ellos, el trabajo de transporte será muy complicado.
Miro a Beatrice, tratando de transmitirle mis intenciones.
—Disculpa, entonces... —Helena parece un poco incómoda, nos mira con timidez.
Su papel es fundamental para nuestro plan, su tarea será idear las campañas publicitarias.
—¿Qué campañas puedes crear a partir de lo que hemos hablado? —pregunto, esperando su respuesta.
Helena muestra sus bocetos, específicamente cuatro cartas.
—Esta es la información, tanto la campaña publicitaria como los rumores que difundiré.
La primera parece ser una campaña publicitaria.
"¡Únete al ejército! Obtén un excelente salario gracias a tu determinación y esfuerzo. Puedes aspirar a lo más alto, y eso solo es posible en Irlam."
"¿Tienes una idea, pero careces de financiamiento? En Irlam apoyamos tu proyecto y te ayudamos a cumplir tus sueños. Tu invención te pertenece, así que comienza a crecer. Crece en Irlam, donde no serás oprimido por intereses egoístas."
"Únete al ejército que derrotó al culto de la bruja y a la gran ballena blanca. Asegúrate de ser grande y ganar reconocimiento, en Irlam todo es posible, sin tener que ceder ante gente de poder."
—Los últimos, siguiendo tu recomendación, serán transmitidos como mensajes subliminales —Helena sonríe, comprendiendo mi plan.
"La codicia de la gente malvada, unirse con el culto de la bruja es un pecado que no es perdonado en Irlam. Es crucial que nos mantengamos unidos en contra de esta amenaza externa."
"Se ha avistado actividad del culto de la bruja en las cercanías de Costuul. Se recomienda precaución al entrar y salir de la ciudad. Atentamente, Ministerio de Irlam."
"Irlam está decidido a acabar con el culto de la bruja y con entes terroristas. A pesar de ello demostraremos nuestra fuerza y nuestra solidaridad con todas las razas, valores que nos diferencian de las prácticas discriminatorias dadas en diferentes ciudades."
Claramente, Roswaal me confirmó que el culto tiene algo que ver. Con Miklotov asumiéndolo, entonces no hay otra opción que usar estrategias para transmitir la información.
De forma visual y auditiva, este mes nos encargaremos de sembrar la duda tanto en Irlam como fuera de sus fronteras.
La mente colectiva es frágil, manipulable, y en aras del bien de Irlam, debemos aprovecharlo. De todas formas, no estamos mintiendo.
Todos miran hacia Helena, tratando de comprender el concepto. Ella me mira y con mi asentimiento, comienza a hablar.
—Los mensajes subliminales son como señales secretas que se ocultan en imágenes, sonidos o palabras, ellas pueden influir en nuestra mente sin que nos demos cuenta de ello. —Helena dirige su mirada hacia sus notas—. Son métodos de manipulación de masas.
Parece que ella no está completamente de acuerdo con ello, pero al escuchar lo que hemos dicho, comprende que es algo necesario.
—En este momento, nuestra imagen es alta pero frágil. Usaremos este método para transmitir una sensación de seguridad en Irlam. —Me levanto de la silla—. Debemos dominar todos los campos, tanto el de la guerra como el de la imagen y la información. Cualquier error, cualquier falla de cálculo, nos llevará a la perdición.
Cambiar la perspectiva de la gente será un trabajo arduo, pero esto es solo el inicio. Si con esto puedo sembrar la duda, entonces podré cambiar la percepción sobre los sabios también.
Ellos creen que están jugando con nosotros, pero les demostraré lo contrario.
—Manos a la obra, no tenemos tiempo que perder.
Todos se levantan y hacen un saludo militar, incluso Helena.
—¡Como ordene!
Todos parten a cumplir sus tareas, y la única que queda es Crusch.
Me sigue siendo incómodo tratarla como alguien inferior, desde mi perspectiva, sigue siendo Crusch Karsten. El problema es que solo para mí funciona así. Incluso ella hace todo su esfuerzo, pero también debe ser incómodo.
—Esta estrategia se ve bien —dice Crusch mientras mira el mapa y luego cierra los ojos—. Es difícil, esta vida es bastante difícil.
Crusch suspira, abriendo los ojos y mirándome fijamente.
—Este mundo parece esconder muchos secretos, secretos que conoces y desconoces.
Parece que sabe que guardo algo. Lo curioso es que nunca di señales de ello. A lo largo del tiempo que he pasado con ella, me di cuenta de lo perspicaz que es para ver ciertas emociones, especialmente con su bendición divina.
Hay cosas que no le puedo ocultar, pero Crusch, para evitar conflictos, no pregunta.
—Cuando llegue el momento, te lo contaré —digo mientras pongo mi mano en su hombro—. Ahora debemos concentrarnos en lo que está por venir.
No puedo decírselo a nadie; cualquier acción que tomen con esta información será reflejada en el libro de la sabiduría. Solo Otto puede servir para mi plan, por eso ni yo mismo he hecho un movimiento al respecto.
La incertidumbre sobre lo que hará Otto sigue presente; lo que haga con lo que le dije dependerá de él.
Es la única forma de escapar, apostar por él.
Tomo la mano de Beatrice y salgo del lugar, respirando el aire fresco. Es momento de seguir, y yo debo continuar con mi trabajo.
—Vamos, princesa, tenemos trabajo por hacer.
Beatrice sonríe, mirando hacia adelante.
—Ya era hora de hecho.
Ambos nos dirigimos al laboratorio, donde nuestro trabajo comienza.
