Harry sostuvo el frasco con fuerza en sus manos y corrió con Ron a través del túnel subterráneo de regreso a Hogwarts. Todavía había un pensadero en la oficina de Dumbledore que había visto cuando llegaron por la oficina del director. ¿Cómo pudo no haberse dado cuenta de que entraron por la oficina del director cuando Hermione los trajo a la escuela? Y si lo que Hermione dijo era verdad —claro que era verdad, Hermione no mentiría sobre algo así—entonces los recuerdos podrían ser importantes.
Los Mortífagos todavía estaban atacando las barreras, pero ahora más lentamente; Las barreras parecían débiles, pero todavía resistían.
El castillo estaba lleno de estudiantes y miembros de la Orden, y parecía como si algún tipo de enfrentamiento estuviera ocurriendo dentro de la casa Slytherin con Draco Malfoy de un lado y Crabbe y Goyle del otro. Harry no les prestó atención cuando se detuvieron para mirarlo boquiabiertos, ni prestó atención cuando Crabbe y Goyle maldijeron a algunos estudiantes más jóvenes para poder abandonaran el castillo mientras él y Ron corrían hacia la oficina del director.
Cuando llegaron, descubrió que la contraseña no había sido cambiada desde la última vez que estuvo allí hace casi un año. Eso era extraño, pero no tuvo tiempo para pensar en ello. Le indicó a Ron que hiciera guardia cuando encontró el pensadero.
Dudó solo por un momento, luego vertió los recuerdos en el pensadero y se sumergió. Una serie de escenas se desarrollaron como una película tenue a su alrededor, comenzando con un joven Severus Snape y su propia madre.
"¿Existen diferencias por ser hija de muggles?" Preguntó Lily.
"No," dijo Snape. "No existe ninguna diferencia."
Era Lily otra vez.
"No puedo seguir pretendiendo. Tú escogiste tu camino, y yo el mío."
"No, escucha, no quería…"
"¿Llamarme sangre sucia? Pero así es como llamas a todos los de mi clase, Severus. ¿Por qué yo debería recibir un trato especial?"
Y luego estaba Dumbledore.
"¿Y qué me darás a cambio, Severus?"
"¿A… a cambio?" Snape miró a Dumbledore, y Harry pensó que iba a protestar, pero luego de un momento muy largo dijo "Lo que sea."
...
"¿Y es así de simple? ¿Te enamoras y todas las dolencias de tu alma serán curadas?" Preguntó Severus, más que escéptico.
"Si fuera así de simple entonces no habría fantasmas", gruñó la Dama Gris. "El amor, el amor recíproco, es lo único que sanará el alma, porque así como tu alma busca la de otra persona cuando la amas, también la de la otra persona busca la tuya. Nada puede sanar si todo lo que tu alma hace es tratar de alcanzar a otra eternamente. Pero si tu alma es tocada por otra… un alma amorosa…" Aquí, sus labios se torcieron como si hubiera dicho algo desagradable. "... aliviará tu dolor y ayudará a curar el daño".
...
"Y aún así, confías mucho más en un chico que es incapaz de aprender Oclumancia, cuya magia es mediocre, y que tiene una conexión directa con la mente del Señor Oscuro!"
"Voldemort le teme a esa conexión" dijo Dumbledore "No hace mucho, tuvo una pequeña lección sobre lo que realmente significa para él compartir la mente de Harry. Fue un dolor que nunca antes había experimentado. No volverá a tratar de poseer a Harry, estoy seguro. No de esa forma."
"No entiendo."
"El alma de Voldemort, tan desfigurada como se encuentra, no puede soportar el contacto con un alma como la de Harry. Es como una navaja de acero congelado, como la carne en llamas…"
"¿Almas? ¡Estamos hablando de mentes!"
"En el caso de Harry y Lord Voldemort, hablar de una cosa es lo mismo que hablar de la otra."
...
"Cuando Lord Voldemort deje de enviar a su serpiente a cumplir sus órdenes, y la mantiene segura junto a él bajo protección mágica, entonces, creo, será seguro decirle a Harry."
"¿Decirle qué?"
"Decirle que la noche en que Voldemort trató de matarlo, cuando Lily puso su propia vida entre ellos, como un escudo, la Maldición Asesina rebotó en Lord Voldemort, y un fragmento del alma de Voldemort se apartó del resto, y fue a caer en la única alma viviente que quedaba en ese lugar. Parte de Lord Voldemort vive dentro de Harry, y eso es lo que le da el poder de hablar con las serpientes, y la conexión con la mente de Voldemort que nunca ha sido capaz de entender. Y mientras ese fragmento de alma, perdido por Lord Voldemort, permanezca adjunto y protegido por Harry, Lord Voldemort no puede morir."
Harry observó entonces, mientras Snape protestaba por el trato hacia él, por como lo habían criado un cerdo para el matadero, y se sobresaltó cuando vio aparecer la cierva Patronus de la varita de Snape. Sabía que Hermione estaba diciendo la verdad, pero verlo con sus propios ojos le hizo creer.
Hubo algunas escenas después: de Snape tratando de mantener seguros a los miembros de la Orden cuando lo trasladaron, de Snape tratando de mantener segura la escuela, de Snape advirtiendo a Hermione sobre el Tabú, dándole ingredientes para pociones, pidiéndole a Narcissa Malfoy que recuperara el Horrocrux de La bóveda de Bellatrix Lestrange, descubriendo finalmente en el texto de Merlín cuál era la solución para acabar con Voldemort.
Y luego aterrizó de nuevo en la oficina del director, con la cabeza dando vueltas por las revelaciones.
De alguna manera, no fue una sorpresa para él que Dumbledore hubiera planeado su muerte todo el tiempo, pero había sido un shock ver la forma tan mala en la que Dumbledore había usado a Snape.
"¿Qué fue todo eso?" Preguntó Ron, rompiendo el silencio de la oficina del director.
Antes de que Harry pudiera responder, la voz de Voldemort resonó por todo el castillo.
"Sé que Harry Potter está dentro de los muros del castillo. Entregenmelo y cesaré el bombardeo a las protecciones. Si continúan resistiéndome, todos moriréis, uno por uno. No deseo que esto suceda. Cada gota de sangre mágica derramada es una pérdida y un desperdicio", dijo la voz aguda y fría.
"Ahora te hablo a ti, Harry Potter. Durante estos últimos meses has permitido que tus amigos mueran por ti en lugar de enfrentarme tú mismo. Esperaré una hora en el Bosque Prohibido. Si al final de esa hora no has venido a mí, no te has rendido, entonces enviaré a mis Mortífagos al castillo. Yo mismo entraré en la pelea, Harry Potter, y te encontraré, y castigaré hasta el último hombre, mujer y niño que trate de protegerte de mí. Una hora."
"No lo escuches," dijo Ron.
"Está bien", dijo Harry, preguntándose dónde estaba Hermione. "Snape me mostró lo que tengo que hacer para arreglar el alma de Quien-tú-sabes y cómo matarlo", dijo Harry. "Hermione no estaba mintiendo; realmente ha estado de nuestro lado todo este tiempo. Había mucho ahí pero no puedo hablar de eso ahora. Ron, necesito que guardes estos recuerdos por mí".
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"...Ron, necesito que guardes estos recuerdos por mí".
Neville dobló la esquina, aliviado de haber encontrado a Harry a tiempo antes de que pudiera hacer algo estúpido.
"Oh, hola Neville", dijo Harry, imperturbable por el hecho de que Voldemort quería su cabeza. Parecía cansado; había círculos oscuros bajo sus ojos; su jersey se estaba deshaciendo en el dobladillo y sus jeans estaban rotos y desgastados.
"No irás con él, ¿verdad?" Exigió Neville, guardando sus saludos para más tarde.
"Necesito hacerlo. Ron, Neville, por favor no intenten detenerme. Tengo... tengo un pedazo del alma de Quien-tú-sabes dentro de mí", dijo Harry con voz ahogada.
El horror creció en el pecho de Neville.
"Tengo que morir. Y nadie puede morir en mi lugar, porque tengo que ser yo quien lo haga. Así que por favor. Déjenme ir."
Neville solía sentir envidia de Harry, por su talento, valentía y amigos, pero en ese momento todo lo que Neville podía sentir era tristeza y una profunda lástima por el Niño-Que-Vivió-Para-Morir.
"No puedo dejar que hagas eso", argumentó Ron acaloradamente, con la cara enrojecida.
"Ron. Por favor. Sé que en el pasado hice algunas cosas que eran cuestionables..."
Ron bufó.
"Pero sé que tengo que hacer esto. ¿No crees que es extraño que Hermione nunca nos haya hablado de mis visiones y mi conexión con Quien-tú-sabes? Es porque Snape estaba tratando de mantenerla alejada del hecho de que tengo que morir. Porque sabe que ella daría su vida por mí, pero eso sería inútil porque Quien-tú-sabes simplemente regresaría, porque está en mi cuerpo. Y la parte de él que hay en mí se hace más fuerte. Tengo... tengo que irme mientras pueda."
Neville tragó en seco.
"Yo... Neville, ¿puedo pedirte un favor?"
"Sí, cualquier cosa", dijo Neville con voz áspera.
"Si encuentras a Hermione, por favor evita que vaya detrás de mí. Ella... sé que va a intentar salvarme, pero no hay nada que pueda hacer y no quiero que nadie más muera por mí".
"Está bien. Sí. Sí, puedo hacer eso".
"Ron, por favor ven conmigo. Sé que odias esto, pero sabes lo que hay que hacer. Como sacrificar al caballo para proteger a la reina, ¿verdad?"
Ron parecía afligido, pero asintió. "Lo sé."
"Neville, has sido un amigo increíble. Lamento mucho no haber sido un mejor amigo en todos estos años. Eres increíble. Por favor, cuida de Hermione por mí", suplicó Harry, de repente luciendo como el asustado chico de diecisiete años que era, en lugar del salvador del mundo mágico.
"¿Quién va a cuidar de mi?" La voz aguda de Hermione llegó a sus oídos. Neville hizo una mueca.
"Hermione." Harry comenzó, luego tragó saliva. "Tengo que ir-"
"No, no puedes..."
"¡Tengo un pedazo de su alma en mi cabeza!" Gritó Harry, y luego hubo un pesado silencio.
"No, eso no puede ser correcto, no puedes ir...", dijo, con el rostro pálido por la sorpresa.
Neville vio movimiento por el rabillo del ojo cuando ella tomó su varita y sacó la suya antes de que pudiera conjurar nada.
"¡Petrificus totalus!" Gritó, luego vio con horror cómo ella caía hacia atrás, rígida como una tabla, con los ojos muy abiertos por la furia. Logró atraparla antes de que golpeara el suelo, una cortesía que ella no le había dado en primer año cuando le lanzó la misma maldición.
"Lo siento mucho Hermione, pero no hay... nada que puedas hacer", dijo, poniendo fe en las palabras de Harry. Porque ¿no había demostrado Harry tantas veces tener razón cuando se trataba de Voldemort, durante todos estos años? Harry sabía cosas y descubría cosas que los demás no podían, ni siquiera Hermione.
"Lamento mucho decir adiós así", dijo Harry, con el rostro rojo y una lágrima recorriendo una de sus mejillas. "Yo... tú has sido la mejor amiga que un chico podría haber pedido. Has sido mi amiga, hermana, madre, maestra y todo. Por favor, perdóname."
Neville miró hacia otro lado. Los ojos de Hermione estaban llenos de lágrimas ahora, y su rostro estaba rojo de rabia y devastación.
Harry le dio un abrazo a su rígido cuerpo y finalmente él y Ron se marcharon. Antes de irse, Ron dejó un frasco de luz plateada en el escritorio del director.
Neville miró el cuerpo de Hermione, en el suelo de la oficina del director, y a todos los retratos silenciosos que observaban.
Sus ojos se habían cerrado ahora y yacía anormalmente quieta, mientras interminables lágrimas caían de su rostro.
"Lo siento mucho, Hermione", dijo Neville, mientras cerraba la puerta de la oficina y lanzaba protecciones. Apoyó la cabeza contra la puerta por un momento, antes de partir. Sabía que hiciera lo que hiciera Harry, no sería el final de la pelea.
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Después de despedirse de Hermione, Harry se puso su capa de invisibilidad y salió silenciosamente del castillo hacia el Bosque Prohibido.
El paisaje al salir pasó como una mancha; apenas registró el silencio y la quietud de los pasillos traseros que tomó, el cielo azul brillante o la presencia levemente brillante de las protecciones del castillo sobre su cabeza, que apenas se mantenían unidas.
Caminó con ligereza a través del Bosque Prohibido, de alguna manera sabiendo que Voldemort se encontraría con él en el claro donde una vez bebió sangre de un unicornio.
A medio camino del bosque, se detuvo y se quitó la capa de invisibilidad. Ron también se detuvo con él, sin decir una palabra.
"Me abro al cierre", murmuró para sí mismo, y sacó la snitch dorada que Dumbledore le había dado. Dentro había una pequeña piedra negra engastada en un feo anillo de oro.
Harry miró fijamente el anillo, la voz de Hermione hablando distante en su cabeza...
"Y, por supuesto, está la historia de los tres hermanos... una varita, un anillo y una capa..."
Harry se rió amargamente. Así que a esto se reducía el testamento de Dumbledore. Tres objetos mágicos, uno de los cuales ni siquiera tenía, para ayudarle a vencer a la Muerte. Para lo cual ni siquiera Hermione pudo encontrar una solución.
Decidido, le entregó el Anillo y la Capa a Ron.
"Si... si no vuelvo, necesito que termines esto por mí", dijo, tomando un última momento para mirar a su otro mejor amigo. Ron Weasley había cambiado mucho desde que se conocieron; era un niño cuando se conocieron por primera vez en el Expreso de Hogwarts, pero ahora parecía un hombre, alto y delgado, casi demacrado, lo cual sabía que se debía al estrés del año pasado. Harry tragó el nudo en su garganta. Nunca llegaría a ver a Ron empezar su primer trabajo, casarse, tener hijos.
"Yo... tú lo sabes todo. Has sido... simplemente el mejor. Me has dado tanto. No voy a decir adiós- soy malo para eso de todos modos-, pero... nos vemos, ¿sí?" Dijo Harry, finalmente cediendo a la necesidad de darle un abrazo a Ron.
Ron le devolvió el abrazo con fuerza y luego lo soltó. "Mándalo al infierno".
"Sí." Harry se enderezó y agarró su varita suavemente en su mano.
Encontró a Voldemort parado rodeado por un puñado de Mortífagos en el claro, y se tomó un momento para aclarar sus pensamientos.
Pensó en Hermione y Ron, quienes habían estado con él en todo. Pensó en todo lo que Hermione le había enseñado sobre el amor- desde cuidar de sus calificaciones y sus heridas hasta enviar lejos a sus padres. Que había estado ahí, firme, para él, en absolutamente todo. Pensó en Ron, quien lo sacaba de su mal humor con bromas y juegos, quien parecía tener el rango emocional de una cuchara pequeña y al que se le dificultaba el ser eclipsado por Harry, pero quien obviamente aún se preocupaba por él más que por cualquiera de sus propios hermanos y siempre regresaba a pesar de tener tanto que perder. Quien compartió su familia con él. Pensó en las cosas que Hermione había dicho, sobre la benevolencia, la compasión, la alegría y la libertad, y pensó que había sido agradable, que había conocido todas esas cosas en su vida. Que había aprendido a sentir estas cosas gracias a sus amigos.
"Estoy aquí, Tom", anunció claramente, y todos los Mortífagos giraron sus cabezas para mirarlo.
Los ojos rojos de Voldemort brillaron y siseó.
"Tan grosero como siempre, Potter", dijo con un gruñido. "Creo que necesitas otra lección de modales. ¿Has venido aquí para afrontar tu muerte?" Riddle se burló y sacó su varita.
"Sí", dijo Harry simplemente, acercándose al hombre.
Harry tomó la mano de Riddle y apuntó con la varita a su corazón, e inventó sus palabras rituales de sacrificio; Snape le había dicho que las palabras importaban poco mientras la intención estuviera ahí. "Me has ofrecido misericordia, pero la rechazo". Empujó su rostro hacia el de Riddle, quien tenía una expresión de absoluto disgusto.
"¡AVADA KEDAVRA!" Harry no podía decir quién había dicho las palabras.
Era extraño, la oleada de magia que era suya, pero que canalizaba el poder de Tom.
Era una agonía sentir que le arrancaban la vida del cuerpo, pero Harry aceptó el dolor. Se concentró en sostener la parte del alma de Tom con la suya, aferrándose a cada gramo de piedad, compasión y benevolencia que podía reunir para Tom, su enemigo que constantemente lo buscaba con odio y deseo, todo al mismo tiempo. Pensó en el pobre niño mestizo huérfano al que nunca nadie amó, nunca tuvo amigos- demasiado traumatizado por sus experiencias en el orfanato para hacer amigos, demasiado asustado por el mundo y todo lo que experimentó como un ataque para reaccionar ante la realidad con cualquier otra cosa que no fuera hostilidad.
Sintió que las piezas del alma de Tom se unían lentamente, mientras obligaba a la parte del alma de Tom dentro de él a sentir todo el remordimiento que Harry sentía por él, de cada emoción que Harry podía evocar y que era algo así como amor. Sabía que no era amor, y sabía que tal vez no fuera suficiente, pero si había algo que había aprendido de Hermione, era que el amor era una colección de emociones, y al menos podía sentir algunas de ellas por Tom.
Las aceptó todas. El miedo, el odio, el poder y el orgullo impulsaban a Tom. Sintió las pequeñas alegrías de su vida- hablar con serpientes, la música de una armónica, Nagini acurrucada a su alrededor, la sensación del viento en su rostro mientras volaba sin apoyo por el aire- y aceptó que no habría más de eso ahora. Por poco que hubiera dentro del alma de Tom- había remordimiento, de la parte que había estado unida al alma de Harry desde su nacimiento, que había sido alimentada por su propia alma. Había remordimiento por cada vida tomada para cada Horrocrux, y Harry alimentó esta emoción con los sentimientos inexplicables que tenía por la vida. Su vida pasó ante sus ojos, y con todo lo que alguna vez había sentido a una velocidad tan vertiginosa desgarrándolo que ya no sabía lo que estaba sintiendo. Había lágrimas en su rostro. Harry podía sentir su alma unida a la de Riddle, sentir la agonía que Riddle había soportado toda su vida, sentir su aceptación y como curaba su dolor.
Le estaba tomando una eternidad morir. No quería morir.
Harry sintió que su corazón se contraía por última vez, como un fragmento de cristal rompiéndose. El alma de Tom Riddle finalmente se unió, hermosa y terrible de contemplar. Harry se aferró a Tom y esperó para seguir adelante. Su respiración abandonó su cuerpo, su corazón se detuvo y su sangre disminuyó su flujo. Esto era todo.
No quería morir.
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Hermione no sabía cuánto tiempo había pasado antes de que la Maldición de Parálisis de Cuerpo Entero finalmente desapareciera. Todo lo que sabía era que no había nada más que un silencio atónito en la oficina del director, luego un murmullo bajo y constante que poco a poco se hizo más fuerte y pronto se convirtió en varios de los directores anteriores gritándole a Dumbledore desde sus retratos.
Los gritos calmaron parte del ardor de ira y traición que sentía dentro de ella. Traición, por cómo Harry, Ron y Neville habían decidido sus acciones por ella- por Harry por encerrarla durante sus últimos momentos, por verse reducida a no poder hacer nada mientras otros peleaban una batalla que también era suya. También traición, por cómo Dumbledore supo que Harry tenía que morir todo este tiempo, y que Severus era la única otra persona que lo sabía.
Hermione aspiró lentamente el peculiar aroma de la oficina del director- una mezcla de Severus, cenizas y magia- mientras su cuerpo se llenaba hasta estallar de rabia. Si se concentraba en su ira, podría ignorar el miedo dentro de ella que se estaba saliendo de control por sus seres queridos.
Se habría caído si no estuviera ya tirada en el suelo cuando la maldición desapareció. Se puso de pie de un salto y se dirigió hacia el retrato de Dumbledore.
"Te prendería fuego si no te necesitara después de la guerra", siseó, y luego le apuntó con su varita de todos modos, dejando una marca de quemadura en el lienzo.
El brillo plateado de los recuerdos le impidió salir furiosa de la oficina de inmediato. Buscó en su bolso un tapón para el frasco de recuerdos que los chicos le habían dejado, y luego lo colocó con cuidado en una caja irrompible dentro de su bolso.
Hermione dejó escapar un pequeño grito de frustración cuando descubrió que la puerta estaba cerrada y la derribó con fuerza mágica bruta cuando finalmente salió de la oficina del director.
Un silencio inquietante había descendido sobre el castillo, sólo para ser roto por los sonidos de la pelea cuando se acercó a la entrada del castillo.
Era un caos. Un denso humo cubría el terreno, ocasionalmente iluminado por la luz de un hechizo de fuego. Hermione no podía decir lo que estaba pasando, sus ojos buscaban rostros familiares en las figuras que se batían a duelo, hasta que encontró la figura encorvada de Hagrid, sosteniendo un cuerpo.
Hermione ignoró su presentimiento y se acercó a Hagrid.
"No", respiró, cuando vio que Hagrid sostenía un cuerpo. "¡No!" gritó cuando vio a Harry. Por eso nadie atacaba a Hagrid. Porque Harry estaba muerto.
Se aferró al brazo de Harry, que todavía estaba caliente, y le golpeó en el pecho con el otro brazo.
"¡Se suponía que debías vivir! Dumbledore nos dio ese estúpido libro y esos estúpidos objetos y..." El pecho de Hermione se elevó en busca de aire y trató con todas sus fuerzas de no llorar, porque si empezaba a llorar ahora perdería lo último del valor que la mantenía unida.
"¿Has intentado reanimarlo?" le preguntó a Hagrid salvajemente, mientras daba un paso atrás y se obligaba a pensar. Probablemente ya había salvado a un hombre; ¿quién decía que no podía salvar a uno más?
"¿Reanimarlo? ¡Por supuesto que intentamos reenervarlo!" -exclamó Hagrid-.
"¡No! Hagrid, por favor, necesito intentar algo." Colocando apresuradamente protecciones a su alrededor, Hermione le indicó a Hagrid que dejara el cuerpo de Harry en el suelo. Se alejó de la vista de las lágrimas de Hagrid y se obligó a aclarar su mente.
Repasó los pasos del RCP mentalmente y se puso en posición para realizar compresiones torácicas.
Su mente pronto se vació de todo excepto de darle a Harry dos respiraciones seguidas de compresiones en el pecho tan fuertes como pudo.
No sabía cuánto tiempo Harry había estado inconsciente, pero mientras estuviera haciendo algo no se habría rendido.
El tiempo perdió sentido a medida que ella continuaba con el patrón: pellizcarle la nariz, cubrirle la boca con la suya, respirar con fuerza en sus pulmones y luego arrojar su peso corporal a las compresiones, pero finalmente se mareó, le ardieron los brazos y los ojos se le pusieron borrosos por las lágrimas mientras el sudor goteaba por su frente.
Cuando sintió que estaba a punto de caerse, Hagrid la sacó del cuerpo de Harry y ella comenzó a hiperventilar. En ese momento había usado tanta energía que ni siquiera podía luchar para alcanzar a Harry nuevamente.
"Ya es suficiente", dijo Hagrid suavemente, levantando el cuerpo de Harry con un brazo y el de ella con el otro. Ella no se dio cuenta de lo que estaba sucediendo hasta que la acostaron en una cama en la enfermería y le dieron una poción de sueño sin sueños. Escupió lo que pudo del trago en cuanto se dio cuenta de lo que estaba bebiendo, pero para entonces ya era demasiado tarde, ya había tragado un sorbo.
"¡No puedo! ¡Tengo que ir!" gritó, luchando por levantarse. Necesitaba llegar a Severus; cada hora que ella estuviera fuera significaba que él estaba mucho más cerca de la muerte. Su mente comenzó a nublarse por la pesadez del sueño.
Madame Pomfrey apareció a su lado, con su túnica normalmente impecable desaliñada y cubierta de numerosas manchas turbias, y un hedor horrible a heridas cauterizadas persistiendo a su alrededor.
"Señorita Granger. No estás en condiciones de ayudar a nadie..."
"¡Necesita ayuda médica inmediata! Hay protecciones." Las palabras de Hermione se arrastraron. Había algo muy importante que no le estaba contando a Madame Pomfrey.
"Ha hecho todo lo posible por Harry", dijo Pomfrey en un tono suave, y empujó a Hermione hacia la cama.
"No, no es Harry, por favor..."
Luchó contra la sensación pesada en sus extremidades y agarró las manos de Pomfrey.
"Por favor-"
"Sé que has sufrido una gran pérdida, pero ahora lo mejor que puedes hacer por todos es descansar".
Quería gritar, pero su garganta no cooperaba. Hermione luchó por permanecer sentada, pero pronto sus manos se soltaron de las de Pomfrey, y luego sus ojos se cerraron contra su voluntad, y su mente quedó felizmente en blanco.
Nota de la autora: Lo siento pero tenía que hacerlo.
Nota de la traductora: A mi no me engañan, Neville se la tenía jurada a Hermione desde primer año XD Y bueno, no tengo mucho más que decir.
RIP Harry... Lloremos! =´(
