Harry Potter: Una lectura distinta, vol. 8
Por edwinguerrave
Copyright © J.K. Rowling, 1999-2008
El Copyright y la Marca Registrada del nombre y del personaje Harry Potter, de todos los demás nombres propios y personajes, así como de todos los símbolos y elementos relacionados, para su adaptación cinematográfica, son propiedad de Warner Bros, 2000.
Algunos capítulos incluyen extractos de los "fan fic" 'Harry Potter y la Orden del Fénix', © "Daniela Linx", y 'Harry Potter y el Círculo Secreto', © "jesterdead".
La Frontera Final (1)
Capítulo 40: Confianza (2)
—Qué raro que se fueron caminando —comentó Sirius, mientras Dudley colocaba el pergamino en el atril.
—Creo que el clima estaba favorable —dijo Harry—, daba para caminar, ir conversando; como aprovechamos de reducir los baúles y demás cosas, íbamos cómodos.
—Sí —confirmó Ron—, ya después de tanto jaleo, poder caminar tranquilos por las calles de Londres era algo que necesitábamos.
—Exactamente —comentó Ginny—, recuerdo que ese día el clima estaba hermoso, nublado, pero sin intención de lluvia y no había tanto alboroto en las calles, así que pudimos caminar tranquilamente hasta la casa.
—Así son sabrosos los días en Londres —ratificó Dil con una amplia sonrisa—, cuando el cielo está nublado, pero sin lluvia, que uno puede caminar o pasear en bici sin problemas. Aunque —se detuvo al ver el atril nuevamente delante de su asiento—, ¿me toca volver a leer?
—Pues eso es lo que parece —comentó Ron, provocando algunas risas.
—Pues será —dijo Dil, soltando un suspiro de duda. Cuando abrió el pergamino y vio el título, volvió a suspirar antes de leer—: Confianza. Una palabra muy honesta.
—Así es, señora Dil —indicó Dumbledore, con lo que la aludida suspiró por tercera vez antes de comenzar a leer.
Luego de llegar a la casa de Harry, todos soltaron los baúles y jaulas, mientras Harry llamaba a Kreacher. Cuando el elfo doméstico apareció con un sonoro Crack, le pidió que preparara algún refrigerio, a lo cual se negó la señora Weasley:
—No, Harry, déjanos a nosotras hacerles comida, ¿sí?
—Bueno, como ustedes prefieran —respondió, dejándoles la iniciativa a las señoras Weasley, Granger y Henderson, quienes se encargaron de la cocina, mientras los señores se sentaban a conversar en el comedor, y los chicos, acompañados del hermano de Dil, se instalaban en la sala-recibidor.
—Ustedes se merecían espacio para conversar —comentó Molly, sorprendiendo a varios, entre ellos a Freddie:
—¿Abuela? ¿Estás bien?
—¿Por qué la pregunta, Fred? —repreguntó Molly.
—¿Cuándo nos has dado espacio para conversar a nosotros? —interrogó señalando a sus compañeros nuevos merodeadores.
—Precisamente porque ustedes son un peligro —aclaró Molly, provocando risas en la Sala.
—Muchachos —dijo Dil en voz baja, aún afectada por la resaca de la fiesta de la noche anterior—, de verdad me da pena con ustedes, ¿en serio me tomé siete botellas?
Inmediatamente Dil se sonrojó antes de comentar:
—La Sala es mala conmigo. Recuerdo que esa conversación fue muy privada. Y me da pena, después de tanto tiempo.
—Sí, Dil, siete —ratificó Hermione, mientras acariciaba la cabellera de Ron, sentado en el suelo y apoyado en las rodillas de su amada—. Te las llevaba contadas. De verdad no sé cómo la profesora Polly no te castigó, me imagino que sería porque era nuestro último día en el colegio.
—Bueno, aparte de eso —matizó Dil, pensativa—, la profesora Polly siempre ha sido una profe muy buena; es exigente, sí, pero es comprensiva. Si en algún momento llegase a ser profesora, me gustaría ser como ella.
—Y te aseguro que serías una excelente profesora, sobre todo en Pociones —le dijo Harry, mientras abrazaba a Ginny, sentados en un amplio sofá—. Porque tú sabes de pociones, y mucho.
—Sí, recuerda que te dije que ese conocimiento viene de casa.
—Y gracias a eso —reconoció Dil—, a ese conocimiento, pude encargarme de la tienda de artículos para pociones del Callejón Diagon, y terminé comprándola. Una gran apuesta, que no hubiera podido ganar si no hubiera contado con mi esposo.
—Mi mamá sabe hacer muchas pociones —ratificó el pequeño Jan, mientras jugaba con Crookshanks, quien intentaba salirse de su cesta—. Y me está enseñando algunas.
—Lo que no te ha enseñado es a no meterte en conversaciones ajenas —le regañó Dil, arrojándole un cojín. Ginny la amonestó:
—Déjalo, eso molesta, que una quiera decir algo y el hermano mayor no lo deje, ¿verdad, Jan? —Sólo recibió por respuesta una aprobatoria sacudida de cabeza, por parte del chico, y una mirada grave de parte de Dil. Luego, volteando a ver a Harry, le preguntó—. Amor, ¿A quiénes vamos a invitar a la boda?
—¿Qué quisiste decir con eso, Ginny? —La sorpresa fue que la pregunta la hiciera Charlie, a lo que Ginny comentó:
—Sabes que muchas veces quise decir algo cuando todos estaban en casa, ¿y qué pasaba? Si no era Bill, era Percy que me mandaban a callar. Incluso, tú lo hiciste una o dos veces.
—Eso lo podemos hablar más tarde, si les parece —intervino rápidamente Arthur, antes de que Bill, sorprendido, fuera a levantar la voz. Ante la mirada del patriarca, los siete hermanos Weasley asintieron en silencio. Al ver el gesto de parte de Molly, Dil continuó leyendo.
—Oye, verdad —saltó Ron, enderezándose de su cómodo apoyo en las rodillas de Hermione—. ¿A quiénes invitaremos?
—Bueno… Lo más lógico —reflexionó Harry—, digo, es que invitemos a nuestros conocidos, los compañeros del colegio, a Kingsley y algunos otros del Ministerio, a algunos profesores, algunos conocidos por cada familia, pero no sé a quién más…
—Bueno, Viktor Krum me dijo que le gustaría ir a tu boda —le comentó Ron, ante la sorpresa de Hermione:
—¿Y cuándo te dijo eso?
—Verdad que no te lo había comentado en el momento —mencionó Ron, al notar la mirada de Rose y de Hugo—, se me había pasado.
—Yo me dí cuenta —confirmó Hermione—, tranquilo.
—Luego del banquete del dos de mayo, cuando me llamó aparte. Me dijo que entendía que nos íbamos a casar, casi que nos dio su bendición, y que le gustaría estar en nuestra boda; pero como yo le dije que nuestra boda iba con la de Harry y Ginny, sería un honor si nos acompaña. Ahora no se, ustedes me dicen…
—Yo no tengo problemas —dijo Ginny, aún abrazada de Harry.
—Bueno, yo tampoco —comentó Dil, provocando la risa de todos.
En la Sala, Dil sonrió apenada antes de comentar:
—No sé por qué siento que en esos años era tan entrometida.
—Buscabas un grupo de amistades en el cual encajar, Dil —replicó Hermione—, y eso me recordó mis primeros días compartiendo con Ron y Harry —dijo mientras tomaba la mano de su esposo.
—Y por eso te sentías con confianza para involucrarte —dijo Harry. Dil asintió sonriendo antes de seguir leyendo.
—Claaro, tú no eres la que te casas —le dijo, sonriendo, Hermione (esto provocó algunas risitas en la Sala). Luego, en tono más serio, comentó—. No, bueno… Yo no veo ningún problema para que venga a nuestras bodas, para mí sigue siendo un amigo, no se para Harry.
—No hay problemas, por mí puede venir. Además, el fue a la boda de Bill y Fleur, y aún nos une la amistad luego del Torneo de los tres magos. Pero, aparte de eso, tendremos que sentarnos a sacar cuántos invitados serían.
Se quedaron algunos segundos en silencio, sólo interrumpido por las voces de los adultos, que conversaban tranquilamente en la cocina, y de los bufidos de Crookshanks intentando escapar de su cesta, mientras Jan jugaba con él. De pronto, Dil rompió el silencio:
—Una pregunta, ya que estamos en confianza, y disculpen que se las haga… ¿Ustedes siempre estuvieron juntos? Quiero decir, que Harry es el primer amor de Ginny y Hermione el de Ron, y viceversa, ¿o antes hubo otras relaciones?
—¿Ven a lo que me refiero? —se interrumpió Dil, ante la risa de los más jóvenes—. Parecía una periodista de Corazón de bruja.
Con ese comentario se desató un alboroto que duró unos cuantos segundos antes que Hannah comentara:
—Creo que habías cambiado de lugar con Lavender y Parvati.
—Yo también lo creo —confirmó Lavender ante las carcajadas que se recrudecieron, deteniendo la lectura unos minutos. Cuando la situación permitió que Dil retomara la lectura, sonrió antes de leer:
—Ah, muchacha más curiosa —sonrió Hermione (Las risas volvieron a estallar en la Sala, pero se controlaron más rápido)—. Bueno, en nuestro caso, Ron tuvo un arrebato con una compañera de Gryffindor, Lavender Brown, a principios de sexto, pero yo nunca tuve nada con nadie, ni siquiera con Viktor Krum cuando me invitó al baile de Navidad del Torneo de los Tres Magos —le dijo esto último, no a Dil, quien se sorprendía, sino directamente a Ron, quien se había ruborizado de vergüenza.
—¿El profesor Viktor Krum? —preguntó Dil, recibiendo la afirmación de Hermione.
—Bueno… —intentó defenderse Ron—. Cuando estábamos comenzando sexto hubo algún acercamiento entre nosotros, por todo lo que vivimos hasta quinto, pero Hermione siempre peleaba conmigo, y yo como era "agente libre", sentía que podía estar con quien quisiera, y Lavender se me acercó.
—Se te pegó como moco de murciélago, querrás decir —dijo Ginny, riéndose, y provocando un violento sonrojo en su hermano—. Y te dejó tranquilo cuando estabas en la enfermería medio envenenado y llamaste a Hermione entre tus sueños. Le hubieras visto la cara, Dil, era un poema, cambió de colores pero increíblemente rápido… Lástima que Greyback la atacó y no pudo recuperarse completamente; ella era como Luna, pero en Gryffindor. Tú la viste, ahora es más callada, no alborota tanto como antes, cuando era la reina del chisme junto a Parvati Patil.
—Gracias, Ginny —dijo Lavender, entre las risas de los presentes—. El tiempo y esto —se señaló el pañuelo con el que ocultaba su cicatriz— me hizo cambiar, aunque no he dejado de disfrutar una buena noticia, y más si he tenido la oportunidad de verla anticipadamente por algún medio.
Todos callaron un segundo o dos, luego Dil repreguntó:
—Ajá, ¿pero y ustedes? —señalando directamente a Harry y Ginny.
—Bueno, ¿tú o yo? —le preguntó Harry a Ginny, quien con un gesto le dijo que siguiera—. Ok. Ya tú supiste, porque Ginny lo comentó en Navidad, que yo en quinto tuve un breve encuentro con Cho Chang, ella es una Ravenclaw que fue con Cedric al baile de Navidad del Torneo de los Tres magos, y luego estuvo en el Ejército de Dumbledore, e incluso combatió con nosotros en la Batalla de Hogwarts.
—Sí, y que por culpa de su chismosa amiga Marietta Edgecombe fuimos descubiertos por Umbridge cuando nos enseñabas en la Sala de Menesteres —recordó Ron, molestándose—. A partir de ahí, ella se alejó de ti, ¿cierto?
—Tuve la oportunidad de hablar con ella después —comentó Padma—, que coincidimos en King's Cross, y me comentó que seguía arrepentida de haber llevado a Marietta al Cabeza de Puerco, y de no haber sabido lidiar con el duelo por la muerte de Cedric, pero que entendía que había ocurrido por alguna razón que escapaba de sus manos.
—Cierto —afirmó Harry, para luego seguir—. En mi sexto año, me metí en problemas por culpa de un libro de pociones, que resultó ser de Snape, y eso provocó un castigo todos los sábados, incluyendo el del juego final de ese año.
—Ahí nos pudimos dar, ¡por fin!, nuestro primer beso —recordó Ginny, abrazando más fuerte a Harry—; después de ganar el último juego de este año, que fue precisamente contra Ravenclaw y Cho, nos encontró celebrando en la Sala común y —luego de una sonrisa pícara—, no pude evitar besarlo con tanta emoción. Luego, él se fue con Ron y Hermione a buscar cómo derrotar a Ustedes-Saben-Quién y, bueno, lo demás es historia.
—Recuerdo que lo leímos —comentó Rose—, e incluso tía Ginny tuvo que aclarar que hicieron después que salieron de la Sala común.
—Exactamente —confirmó Ginny.
—¿Y tú? —insistió Dil—. Por lo que comentaron la otra vez, tú también tuviste tus amoríos, ¿no?
—Sí, bueno… —afirmó Ginny, sonrojándose hasta los cabellos, ante la mirada divertida de Harry—. Yo primero tuve un noviazgo con Michael Corner, el Ravenclaw que estaba de capitán de quidditch este año; y no duró mucho por ser un mal perdedor; después tuve un noviazgo con Dean Thomas, del curso de Harry, el narrador del quidditch, tú lo conoces; pero era muy obsesivo conmigo, tremendamente celoso, y no me daba espacio, y no duramos más de seis meses, porque en las vacaciones de Navidad de mi quinto año ya estaba totalmente prendada por Harry, ¿verdad, amor?
Recibió un breve beso por respuesta; luego Harry cambió la pregunta:
—Muy bien, y ahora tú, Dil, ya que estamos en confianza, como tú misma dijiste, ¿por qué siempre tan sola? Nunca nos has comentado de tu noviazgo, si tienes…
—La cazadora cazada —soltó Dom, provocando risas y un encogimiento de hombros de parte de Dil, quien continuó leyendo como respuesta.
—Te lo dije una vez, ¿recuerdas? Una noche en la sala común, antes de Navidad —respondió Dil, luego de suspirar sonoramente, lo que atrajo la atención de Ron, de forma fulminante—. Soy un lince solitario. Quizás mis expectativas son muy altas, y no he encontrado quien las cubra, o simplemente sea mi karma quedarme sola. Yo quise volar y conocí la soledad, jugué al amor sin entregar ni esperar; salgo a buscar alguna huella, una señal, hacer mi sueño realidad y poder amar. Quiero saber como es que siente una mujer, como ustedes, porque mi corazón no aguanta más la soledad. (3)
—Pero, Dil —terció Ron, apenado, ante la mirada escrutadora de Hermione—, tú eres una chica muy linda, muy alegre; más bien te deberían llover los pretendientes, ¿verdad?
—Verdad que sí —ratificó Ginny.
—Gracias —se interrumpió Dil—, nunca les agradecí que me dijeran eso, ahora que me doy cuenta.
—Sí, soy muy alegre —reflexionó Dil, con voz grave—. Pero mi procesión va por dentro. He perdido mucho en mi vida: a mi padre, al cual adoraba; a mi tierra natal, la cual extraño; he sido una "trotamundos", quizás ahora, ya que terminé el colegio, pueda asentarme, pero quién sabe… Ya no quiero estar tan sola, seguir sin amor.
Se quedó en silencio, secándose una lágrima que tímida había aflorado. En ese momento, la señora Weasley los llamó desde la cocina:
—Chicos, vengan a comer.
—Ya es hora —soltó Hugo, rompiendo la sensibilidad del momento.
—¡Por favor, Hugo! —exclamó Rose, a lo que Hermione indicó:
—Ya, muchachos, ya vamos a cenar. Dil, por favor.
Todos se levantaron, y sin detenerse a pensar, formaron una "piña humana", en un abrazo grupal largo, sentido, en el cual Ginny comentó:
—Siempre estaremos juntos, incluyéndote, ¿verdad, Dil?
—Sí, mis amigos —dijo Dil, ya llorando abiertamente—. No importa la distancia, estaremos juntos.
—Y aquí estamos —reflexionó Dil al momento de terminar la lectura del capítulo—, tantos años después, recordando esos tiempos.
—Exactamente —confirmó Harry.
—Y exactamente como acordamos —intervino Dumbledore—, a continuación, vamos a compartir nuestra cena para después descansar y mañana finalizar esta aventura.
Justo en este momento, Kreacher se asomó desde la puerta del área de la cocina para anunciar que la cena ya estaba lista. Los asistentes disfrutaron de una comida tranquila, presagio de una despedida que se acercaba peligrosamente, y cuando se levantaron, Molly invitó a todos los Weasley a reunirse, incluyendo a Harry y a los demás. Cuando entraron al área que ocupaban Molly y Arthur, mágicamente se había convertido en el jardín posterior, muy parecido a como se había organizado para la boda de Bill y Fleur, con una gran rueda de sillas, en la cual se fueron sentando todos, mayores y menores.
—Quería que nos reuniéramos antes de ir a dormir —abrió Arthur—, por lo que comentó Ginny, de los problemas que tuvo como "hermana menor". ¿Tienes algo para decir, hija?
—Bueno, papá —dijo Ginny, algo comprometida—, eso ya pasó, ya somos hasta padres y madres de familia.
—Sí —confirmó Arthur—, tienes razón, pero es bueno conversarlo para que los chicos no sufran ese inconveniente.
—Permiso —intervino Bill, para luego acercarse hasta el lugar donde Ginny se había sentado y, poniendo una rodilla en tierra para ver a su hermana a los ojos—, antes que nada, me gustaría disculparme contigo si no te permití decir lo que querías en algún momento. Igual si lo hice con alguno de ustedes —dijo después, mientras volteaba a ver a sus hermanos, sobrinos e hijos.
—Creo que todos —dijo Charlie—, en algún momento cometimos ese error con alguno, quizás algunos lo hicimos más evidente que otros.
—Lo sé, Charlie —comentó Ginny—, por eso dije que ya eso había pasado.
—Pero como dice papá —intervino Percy—, es fundamental que reconozcamos que cometimos ese error, y ¡vaya que yo cometí muchas veces ese error!
—Eso es verdad —comentó Rose—, varias veces se leyó.
—Rosie, no —le dijo sutilmente Hermione, pero Fred se dio cuenta:
—Eso no se hace, cuñada. Es justo de lo que estamos hablando.
—Exacto —intervino George—, déjala hablar.
—Cierto —reconoció Hermione—, sólo quería decirle que no interrumpiera.
—Está bien, mamá —le dijo Rose, abrazándola, ya que estaba sentada a su lado.
La conversación siguió un rato más, y luego de muchos abrazos, cada familia se dirigió a sus aposentos. Los Potter, apenas entraron al espacio que recordaba la antigua casa de Sirius, retomaron la conversación:
—¿Será por eso que papá es así? —preguntó JS—, ¿que le gusta que nosotros conversemos de todo?
—¿En qué sentido, Jamie? —repreguntó Lilu.
—Que nunca nos interrumpe, siempre nos deja hablar y argumentar.
—Puede ser que sea por eso, Jamie —confirmó Harry—, como se leyó, me costaba mucho conversar con los tíos Vernon y Petunia, sólo podía hablar cuando ellos querían y lo que ellos querían escuchar; cuando entré a Hogwarts y especialmente a partir de lo vivido en la Cámara de los Secretos, me comencé a sentir más en control de mi vida y por eso comencé a ser más rebelde. Ustedes no necesitan ser más rebeldes para que nosotros —se señaló a sí mismo y a Ginny—, los escuchemos y les dejemos expresarse.
—Pero —dijo Ginny—, por lo que veo, hay alguien que no quiere hablar, sino dormir.
—Si —reconoció Al luego de un bostezo y de estirar la espalda—, estoy cansado. Pero es verdad, papá siempre nos deja hablar y argumentar. Mamá es la que de repente no lo hace.
—A veces se me sale, es verdad —reconoció Ginny, mientras caminaban hacia las escaleras—, pero ustedes a veces se pasan de la cuerda, especialmente Jamie.
—Pero bueno —comentó Harry, poco convencido—, vamos a dormir, que mañana nos tocará despedirnos.
—¡Es verdad! —dijo Lilu, pero notó la voz de su padre, por lo que indicó—: Papá, ¿te gustaría que los abuelos siguieran con nosotros?
—Hija —le dijo colocando sus manos en los hombros, ya que Lilu, quien se había adelantado dos escalones, tenía su rostro a la altura de Harry—, es una de las cosas que más me gustaría, pero es imposible. Ninguna magia puede traerlos de allende el velo. Sólo nos queda compartir lo que nos permita la magia que nos ha permitido estar con ellos, y recordarlo con mucho cariño y respeto cuando regresemos a nuestro plano terrenal.
Luego de esta conversación, los cinco fueron a dormir, y en el caso particular de Harry, su sueño no fue tan plácido como había sido en días anteriores, lo que notó Ginny al despertar la siguiente mañana:
—No dormiste bien —le dijo mientras le abrazaba y acariciaba el pecho, en la marca que le había dejado el guardapelos.
—Sí —reconoció Harry—, disculpa.
—No, no, tranquilo —replicó Ginny—, vamos a levantarnos, ya hay que prepararnos para lo que nos queda.
—Así es —dijo Harry después de suspirar sonoramente.
Luego de adecentarse y reunirse con sus hijos, Harry y Ginny se unieron a los demás en un desayuno que estuvo bastante más silencioso de lo usual, ya se respiraba en el ambiente el aroma de la despedida. Cuando se ubicaron en la Sala, el atril se ubicó directamente delante de Ginny, quien miró con extrañeza al pergamino delante de su asiento.
Notas al pie:
(1) Iron Maiden: "The Final Frontier" (álbum editado en 2010) © Iron Maiden Holdings
(2) Megadeth (Dave Mustaine, Marty Friedman): "Trust", editado en el álbum "Cryptic Writings", de 1997 © Megadeth. Disponible en: watch?v=JaxqkPq2mZI
(3) Extractos tomados de: Manny Benito (lírica): "Solo Otra Vez", versión en español dela canción de Eric Carmen: "All By Myself", editado originalmente en el álbum "Eric Carmen" (1975), y grabada por varios artistas, entre ellos Céline Dion, en las dos versiones, en su álbum "Falling Into You" (1996, versión original en la edición principal del álbum; versión en español como "bonus track" en la edición para España y Latinoamérica), e Il Divo, en español, en su álbum "Ancora" (2005). Disponible en: watch?v=S6Ihz3Vq3Tk
Buenas noches desde San Diego, Venezuela! Hemos vivido una semana de Eurovisión muy movida, especialmente entre viernes y hoy domingo, lo que nos ha traído a una entrega algo tardía del capítulo de esta semana, el que va cerrando un poco los acontecimientos, como una especie de primero de los epílogos, aunque así no se denominen, y que nos complementan sobre la vida sentimental de nuestas parejas favoritas y de la propia Dil. Debido a la hora, sólo quiero agradecerles todo el apoyo y el aprecio que le han tenido a esta "aventura astral de tres generaciones y ocho libros" con sus visitas, sus marcas de favoritos, sus alertas activadas y sus comentarios... Saludos y bendiciones! Y para quienes me leen desde Suiza, ¡felicitaciones por ganar Eurovision 2024!
