El Ascenso de un Científico Loco
¡Descubriré como funciona el mundo!
Otoño
El último día de verano, finalmente obtuve una tela teñida que me complacía y que podía estar tranquilo usándola para fabricar un peluche y regalárselo a Milady.
Ahora solo necesitaba aprender a teñir la tela y el hilo con mi maná.
Cuando llegó el momento de subir a la mansión de mi familia me aseguré de empacar la tela y el hilo que planeaba ocupar. Le pediría a Gudrun que me enseñara. Ella no me cuestionaría tanto para que quería aprender.
Sin embargo, antes de partir, me llegó una notificación. El equipo de ejercicio que había pedido ya estaba listo. Envié una carta a mi familia y una invitación a mi hermana para el próximo día del fuego. Tenía mi propio laboratorio en mi habitación, así que podría ayudarme incluso en el templo.
Había conseguido una cabaña en el bosque, pero cerca del templo. Era más fácil y económico adaptarla que construir una desde cero. Indiqué a los herreros la ubicación y fui a esperarlos.
Ya que las partes eran muy pesadas al estar construidas de metal, serían necesarios varios viajes.
"Ferdinand."
"Padre, no esperaba verlo aquí" saludé, notando entonces que no venía solo "Lord Bonifatius" lo saludé arrodillándome y dando los saludos adecuados.
"Te has vuelto un niño muy bueno, Ferdinand", saludó Lord Bonifatius, "pero ya te lo había dicho. Está bien que me digas tío mientras no estemos en eventos formales" me recordó con una sonrisa.
"Entonces, tío ¿hay algo que pueda hacer por usted?"
"En realidad… te debo una disculpa. A ti y a los demás aprendices de Rozemyne. Durante el invierno me dijo que debía recuperar la feystone del señor del verano y la del señor del invierno y me pidió que entrenara a sus sacerdotes porque los necesitaría." Suspiró rascando su nuca con una sonrisa incómoda. "Originalmente estarían en el frente. Pero la orden de caballeros se encargaría de darles apoyo a la distancia. Nunca esperé que Rozemyne en realidad los llevara a luchar a ustedes solos…"
"Nosotros también estábamos sorprendidos." Admití con mi propia sonrisa incómoda. "Pero la mayor parte la hizo Milady, solo frenamos a esa cosa y evitamos que se moviera." Expliqué.
"Incluso eso fue una gran hazaña", me sonrío antes de señalar el equipo de metal que los herreros seguían trayendo, "¿Qué es eso?"
"Equipo para entrenar, bueno primero hay que armarlo."
"¿Vaya? No se parece a nada que haya visto ¿te importa si te ayudamos? Me gustaría ver lo que ideaste."
"No es la gran cosa, pero claro."
Brigitte, Matthias, Laurenz, Dirk y Damuel llegaron poco después. Por lo general iban a la ciudad baja para descansar o buscar algo entretenido o nuevo, pero este fin de semana me ayudarían a montar el equipo. También estaban emocionados por tener un lugar en el cual entrenarse incluso si no teníamos mucho tiempo, aunque era rara la forma en que Laurenz me veía con curiosidad para luego dejar escapar risas pequeñas y poco discretas, como si estuviera burlándose de mí.
Para conseguir los equipos que quería, tuve que explicar el concepto de polea y de varias máquinas sencillas, pero valió la pena.
Terminamos de ensamblar todo el día de la tierra y el gimnasio quedo listo para usar. ¡Tenia de todo!
Cinta para correr, escaladora, bicicleta, press para piernas y pecho, extensiones, remo, Banco Olímpico, máquina de Poleas, varias pesas y discos para las barras. Había otros equipos que quería pedir, pero por ahora, esto sería suficiente. Todos parecían confundidos sobre el funcionamiento de las maquinas, así que les mostré como se usaba cada equipo, como agregar peso para los ejercicios y la forma correcta para realizarlos.
Estaban bastante impresionados e incluso quisieron probarlos, pero Lord Bonifatius tuvo algunos problemas al inicio ya que estaba usando magia de mejora física sin darse cuenta.
"Son inventos muy buenos" murmuró mi tío observando el equipo, "serian útiles para los que desean fortalecerse o tiene algo de tiempo libre. Ferdinand ¿estaría bien para ti si ordeno unos iguales para la orden de caballeros? Me gustaría introducirlos lo más rápido posible. También me gustaría que permitieras a los caballeros entrenar aquí mientras el equipo se completa."
"¿Eh? No me importa, pero…" miré el equipo, solo entonces me percaté de lo que había hecho. Esto era una revolución en el mundo. No tan grande como el papel vegetal o la imprenta, pero definitivamente cambiaría un poco el sentido de las personas.
Suspiré ligeramente antes de volver a hablar "el equipo puede tardar hasta dos meses en estar listo porque hay ciertas especificaciones… no me importaría rentarles este lugar de forma temporal, solo si los caballeros no molestan a los sacerdotes de Milady" respondí al fin.
Lord Bonifatius parecía complacido con la respuesta, sonriendo feliz. Me disculpé con mis compañeros, pero para mejorar la situación de todos, se acordó el pago de un oro pequeño por persona que quisiera usar el equipo.
Quería enviar un mensaje a mi vida pasada y decirle que no solo reencarnaría en un mundo de magia, sino que también me volvería el dueño de un gimnasio.
Esto era demasiado risible para mí.
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"Gracias por invitarme, Ferdinand." Me saludó mi hermana, pero no venía sola.
"Gracias por venir, hermana. Justus, ¿hay algo con lo que pueda ayudarte?" pregunté. Era de mala educación asistir sin invitación.
"En realidad, quería ver tu gimnasio, como lo llamaste. El tío no deja de hablar de lo genial que es e incluso habló sobre adoptarte".
Parpadee como un búho a su comentario esperando que se riera, pero no lo hizo. Yo era originalmente un plebeyo con devorador, no podían estar diciéndolo en serio.
"Tranquilo hermanito, no lo están considerando… no demasiado. La verdad es que después de tu desempeño en este poco tiempo, eso no parece ser una idea descabellada. Incluso Lady Georgine lo sugirió antes de su mudanza." Me confesó Justus con una sonrisa divertida.
"Pero…yo… yo…"
"Tú, eres el hijo de Edgar y Rihyarda, dos antiguos candidatos a archiduque y sobrino de Lord Bonifatius, el capitán de la orden de caballeros y Lord Adelbert, Aub Eisenreich." Me interrumpió Gudrun, suspirando antes de activar una herramienta de rango especifico.
Fran preparo el té y salió del área, dándonos privacidad, "Ferdinand, te diré esto porque creo que lo olvidaste. Tu origen en realidad no importa. Eres quién eres de acuerdo a quien te bautiza. Muchos niños son bautizados en casas menores cuando tienen poco maná. En ocasiones extrañas, un niño se bautiza en una familia de estatus superior a la que nació por su maná. Hay muchos más casos como el de Margareth y Cristine que son hijas de amantes, pero son bautizadas por alguna esposa de los cuales no sabemos nada. Lo único que importa en realidad es quien te bautiza, no tu origen, así que sí. Naciste plebeyo, pero te bautizaron como archinoble y de una rama cercana a la casa archiducal, por lo cual, un incremento de rango, sobre todo con tus habilidades y desempeño, no es una locura."
"Pero… pero, ¿Cómo puedo siquiera considerarlo? incluso si dices que no importa, soy un antiguo plebeyo. Incluso si lo ocultan eso no cambia" rebatí.
"Lady Rozemyne puede ser hija de una antigua princesa y Aub, del segundo príncipe o del primer príncipe, pero ella es la hija de Aub. Una candidata sin madre. Su estatus solo es el que su bautizo le otorga. Pasa lo mismo con los príncipes ocultos y contigo. Claro, a diferencia de ellos tres, tu estatus subió", me explicó mi hermana con una sonrisa amable. "Así que no pienses en tu origen. Plebeyo, sacerdote, noble. Eso se define por el bautizo y solo por el bautizo."
Sonreí a mi hermana, pero no podía estar de acuerdo con sus palabras. Claro que el origen importaba.
Justus me preguntó por la ubicación de la cabaña y se fue.
Mientras tanto, le pedí ayuda a Gudrun para teñir la tela. Me miró confundida cuando le mostré lo que quería teñir. La tela usaba el teñido más clásico de Eisenreich con los colores favoritos de Milady. Celeste, menta y verde manzana creando patrones interesantes.
Mi hermana me enseñó a preparar la poción y me dijo que solo debía introducir en el caldero lo que deseaba teñir. El proceso de teñido resultó más sencillo de lo que pensé. Comí junto a Gudrun y se despidió a la quinta campanada, cuando un Justus demasiado cansado regresó, ambos volvieron a casa.
Lo siguiente era hacer los patrones y coser, tenía confianza en mi habilidad de costura. Cuando aún vivía con mi mamá, ella me enseñó a remendar la ropa.
Me había decidido a hacer el peluche de un gato, o un zantze. Eran adorables y a milady parecían gustarle las cosas lindas.
Más pronto que tarde me encontré con un problema. La única vez que hice un peluche cuando aún era Tetsuo, descargué los patrones de internet, los imprimí y corte la tela…
Dibujé las formas con carboncillos y las corte, aun tenia tela extra… en caso de que no saliera bien a la primera, me había asegurado de tener un sobrante.
"Lord Ferdinand, mila… Lord Ferdinand, ¿por qué está cociendo un monstruo?" la voz de Tuuri me sacó de mi estado concentrado, "¿quiere mantenernos alejados de algo?" preguntó con un escalofrío, haciéndome palidecer.
"¡No es un monstruo! ¡Es un zantze! ... O bueno, es un intento de zantze". Admití mi intención. "Aunque parece que me equivoqué un poco cuando diseñé los patrones de corte", añadí con un suspiro derrotado, observando el muñeco que intentaba coser.
"¿Solo un poco?" preguntó la niña tomando el peluche entre sus manos y analizándolo con ojo crítico antes de señalarme todas las formas en las que me equivoqué "Tiene toda la cara deforme como si lo hubieran picado abejas… Y una de las orejas es demasiado grande. Por no hablar de la parte de atrás de su cabeza, parece que se hubiera tragado algo y la pobre criatura intentara escapar por detrás de su cabeza, ¡Es aterrador!"
"¡Ay, no!... ¡Tengo que arreglarlo!" sabía que no quedaría perfecto, pero no pensé que me equivocara tanto… "Quiero que se vea adorable, ¡no atemorizante!"
"¿Le gustaría que le ayude a rehacer los patrones?" me preguntó de pronto, devolviéndome el peluche "Mi madre tuvo un bebé el año pasado, así que me enseñó a coser muñecos. No quedaría perfecto, pero…"
"¿De verdad? ¿Podrías ayudarme?" pregunte sintiendo como una luz de esperanza era encendía en medio de mi desesperación "Es muy importante que… Se vea decente… ¿Entonces, me ayudas?"
"¡Por supuesto que sí!" ella sonrió de un modo brillante y alentador. "Empecemos por descoser esto y luego podemos comenzar a marcar. Podríamos salvar algo si lo hacemos con cuidado."
"¡Tuuri, eres mi ángel!" grité tomando sus manos lleno de emoción.
La niña se sonrojó lindamente y no pude evitar pensar que, si aún fuera un plebeyo, Tuuri sería el tipo de mujer con quien buscaría casarme. Sin embargo, como noble, definitivamente buscaré la manera de que sea la niñera de mis hijos.
'Sera una doncella azul, pero aún es una plebeya y los nobles no pueden casarse con plebeyos. Ella es demasiado valiosa como para confinarla a una vida como amante.'
Mi ángel tuvo que usar guantes de cuero porque mi maná la hacía sentir incomoda, pero se las arregló para guiarme de la forma correcta e intervenir cuando lo estaba haciendo mal.
Con la ayuda de Tuuri el peluche por fin tomó la forma correcta. Estaba usando un poco del 'papel' Cualit como relleno para el juguete. Había puesto una feystone teñida con mi maná en el estómago del peluche, de modo que Milady pudiera descansar en el invierno. Aun quería crear un amuleto de Schlätraum para que las pesadillas no la atormentaran mientras no estaba.
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"Sumo Obispa, Lord Baldrich y Lady Isolda están aquí" informó Vilma a mi señora mientras trabajábamos.
"Son los padres de Angélica, ¿cierto?" preguntó Milady, a lo que la doncella asintió. "Todos menos Ferdinand, despejen la habitación." Ordenó mi señora.
Una pareja algo joven entró junto a una niña que parecía estar a punto de llorar. El hombre tenía el cabello verde esmeralda y brillantes ojos azules, la mujer tenía el cabello azul claro y ojos verde oscuros, la niña tenía el cabello y los ojos azules. Aun con sus ojos vidriosos la pequeña lucia encantadora, era en verdad muy bonita. Una belleza etérea, como un hada.
Angélica no parecía ser mucho mayor que yo.
La pareja dio los saludos habituales antes de sentarse en el sillón, como Milady les pidió. Me senté junto a ella, observando a la familia.
"Leí en su carta que desean ingresar a su hija mayor, Angélica, al templo y despojarla de su estado como hija noble. ¿Es correcto?"
"Si, es correcto." Respondieron ambos al unisonó. Fue entonces cuando entendí las lágrimas apenas contenidas de la joven.
"Milady, como le dijimos, somos una de las familias de asistentes más antiguas de Eisenreich. Nos orgullecemos de que los asistentes de nuestra casa son siempre asistentes de primer nivel. Sin embargo, nuestra hija mayor insiste en querer volverse un caballero."
"¿Es por eso que desean despojarla de su título?" preguntó mi señora cuando su sonrisa se profundizó.
"Oh, no. ¡Jamás haríamos esto por algo tan bajo como un desacuerdo sobre el curso!" Se apresuró a explicar Lady Isolda. "Me temo que esto es algo más complicado que eso."
"Nuestra hija solo se ha concentrado en fortalecerse como una forma de que aceptemos su decisión, pero descuidó por completo sus estudios. Sus calificaciones son tan malas que incluso tuvo que tomar exámenes de recuperación, e incluso esos apenas los acreditó." Lord Baldrich explicó.
"Si nos hubiera dicho sus intenciones desde el inicio la hubiéramos ayudado o buscado un tutor. Mientras se esforzara por conseguir calificaciones adecuadas para una mednoble la habríamos apoyado, pero ella decidió que lo haría por su cuenta y ahora temo que no podrá acreditar el tercer grado" la joven madre miró a su hija, tomando su taza de té para ocultar un suspiro "la profesora Hirschur habló con nosotros y, todos los maestros están de acuerdo en que, si bien nuestra hija posee la bendición de Angriff, será difícil para ella seguir siendo una noble ya que carece de la protección de Mestionora y Sehewt"
Lady Rozemyne miró a los adultos antes de volver la vista a la niña, regalándole una sonrisa amable antes de mirar de nuevo a los padres.
"Lord Baldrich, Lady Isolda, ¿me darían la vida de su hija?" preguntó con una sonrisa, provocando que los adultos se atragantaran con su té "Claro, no lo digo de forma literal" aclaró Milady "me gustaría que Angélica pase a estar bajo mi tutela de forma similar a como Hartmut esta. La tomaré. La guiaré y cuando esté lista, la regresaré a la nobleza bajo mi nombre. Hasta ese momento, ella será una doncella del santuario bajo mi protección."
"No quisiéramos imponerle una carga demasiado pesada, Lady Rozemyne."
"No será ninguna carga. Mis sacerdotes y doncellas son excelentes, ellos la ayudaran." Añadió de forma suave antes de mirarme. "No son tan hábiles como Ferdinand, pero pueden seguirle el ritmo."
Los adultos me miraron y yo hice todo lo posible por evitar que las emociones se mostraran en mi rostro. El entrenamiento que Margareth había comenzado a darme desde mediados de verano sumado al de mi hermana, había comenzado a surtir sus beneficios.
"Confiaremos a nuestra hija a su cuidado." Acordaron ambos arrodillándose y cruzando sus brazos con deferencia.
Milady sacó un contrato y lo puso en la mesa para que los padres lo leyeran. Supongo que había decidido tomar a la niña bajo su protección desde que recibió la carta.
Cuando el pergamino explotó en llamas doradas, los ojos de mi señora se suavizaron mirando a la pequeña hada frente a nosotros.
"Entonces, Angélica, a partir de este momento soy tu tutora. El entrenamiento no será fácil, pero valdrá la pena." Me miró. "Ferdinand, llévala con los demás. Hagan una evaluación de todas sus debilidades y fortalezas. Vayan al orfanato y que seleccione asistentes grises, realizará la ceremonia de lealtad antes de la cena" indicó.
Tomé a la niña y salí de la habitación de mi señora. Bridget y Philine la consolaron cuando no pudo contenerse más y comenzó a llorar. La peinaron y Tuuri le sirvió un poco de té antes de preguntarle lo que le gustaba y lo que odiaba.
Charlaron por un rato hasta que Angélica se sintió más tranquila y pudimos hacerle un examen, el cual reprobó…
"Angélica, ¿cómo te sientes?" le preguntó Milady, sorprendiéndonos a todos.
'¡Margareth, deja de tratar de convertir a mi señora en un ninja!'
"Sé que esto es doloroso para ti, pero te cuidaré y te ayudaré", prometió Lady Rozemyne limpiando las lágrimas de la niña de forma maternal. Por alguna razón que no comprendí, sentí una sensación de hormigueo en mi estómago.
Mi Lady nos indicó cómo y con qué la ayudaríamos. Angélica tendría que recibir educación básica de erudición. La niña posiblemente sufriera TDAH, por desgracia no recordaba correctamente como eran tratados los niños con este trastorno.
Lady Rozemyne entonces nos pidió que le contáramos de la vida en el templo y nuestra vida en el templo, el entrenamiento matutino, las clases de erudición, el trabajo de papeleo y el tiempo libre que obteníamos después de completar nuestro trabajo y usábamos para fortalecernos y entrenar.
Le mostramos nuestras manáblade y ella preguntó con emoción si podía tener una también.
"Todos mis sacerdotes y doncellas reciben una." Se río Milady y con eso la desesperación de la chica pareció haberse desvanecido por completo, "son necesarias para cuando necesito que me acompañen a algún lugar".
En ese momento Milady le dio una hoja de papel y le pidió que memorizara la ceremonia de lealtad y que fuera a su oficina cuando estuviera lista. Angélica tomó el papel entre sus manos en tanto los demás volvimos a trabajar. Menos de un cuarto de campanada después, entró en la oficina. Sus ojos se mostraban determinados.
Acomodamos el altar en la habitación de la sumo obispa y para mi sorpresa, Angélica recitó de memoria la oración junto a Lady Rozemyne.
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Los siguientes días durante el entrenamiento de la tarde, Margareth se encargó de nivelar a Angélica. Tres semanas más tarde, Milady le entregó su propia manáblade y un brazalete como el que los demás usábamos. Su brazalete ahora tenía catorce dijes. Como antes, nos pidió que ayudáramos a Angélica a crecer su espada y le indicó a Angélica que hiciera lo mismo por nosotros.
El último mes del otoño nos encontramos rodeados de solicitudes de la orden de caballeros. Árboles trombes seguían apareciendo uno tras otro. En alguna ocasión aparecieron tres al mismo tiempo. La orden de caballeros se vio obligada a priorizar el más grande. Tuuri, Angélica, Margareth, Hartmut, Philine, Damuel, Grettia, Lady Rozemyne y yo, comenzamos a seguir a la orden de caballeros para poder realizar el ritual apenas concluyera la subyugación, Tuuri y Margareth realizaron por su cuenta la ceremonia de curación del primer trombe, Damuel, Philine, Hartmut y yo tuvimos que encargarnos del segundo, el árbol había crecido hasta el punto de que se podría construir una ciudad en el espacio dejado por el temible árbol.
El último de los tres había crecido con rapidez. Estaba seguro de que podría construir una ciudad como Tokio en ese espacio.
Lady Rozemyne le ordenó a Margareth que ofreciera su ayuda desde la distancia. Vi a esa Kunoichi convertir su schtappe en un arco y comenzó a lanzar flechas hacia el árbol, las cuales se dividían antes de golpearlo. Tuuri, Hartmut, Philine, Grettia, Angélica y yo entonces formamos nuestras highbeast a su orden, llevando a los caballeros viales con pociones de recuperación.
Mi señora tenía varias cajas preparadas las cuales se aseguró de traer, solo hasta este momento me percate del motivo por el cual lo hizo
Una luz verde cayó sobre los caballeros. Vi las heridas de muchos desvanecerse en ese momento mientras seguíamos repartiendo las pociones.
Una luz azul y una amarilla también volaron en dirección a los caballeros. Algunos laynobles, nos ayudaron a cargar sobre nuestras propias highbeast a los que aún estaban inconscientes.
"Margareth, es hora de volver" le grité y nos alejamos de ese lugar tan rápido como pudimos, trayendo con nosotros a los heridos. Margareth recibió un vial apenas llegamos y lo bebió de golpe.
Casi un cuarto de campanada después el trombe comenzó a tornarse negro y, finalmente, pudieron subyugarlo.
"Gracias por su ayuda con las pociones, no lo hubiéramos logrado sin eso." Lord Bonifatius entonces miró a su sobrina. "Debo volver, gracias a tus oraciones fue más sencillo. Aunque estábamos cansados… esto en verdad nos superó."
"Los dioses brindan su ayuda a los que rezan, tío. No podía permitir que nadie pereciera, cada vida es valiosa."
Cuando la orden de caballeros se perdió en el cielo Milady fue entonces a donde antes había estado el trombe, parándose en el centro. Parecía tan pequeña con el bastón de Flutrane que solo pude pensar que se le caería, pero no fue así. Lo enterró en el suelo. Los sacerdotes nos colocamos a su alrededor listos para relevarla de ser necesario, pero ella nos sonrió antes de ordenarnos arrodillarnos.
"Oh Diosa del Agua Flutrane, portadora de sanación y cambio, oh doce diosas que sirven a su lado." Lady Rozemyne comenzó a cantar con su voz de campana, llenando el lugar de inmediato.
Esta era la primera vez que la veía realizando la ceremonia. Casi siempre lo dejaba en nuestras manos. Hasta ahora había pensado que se debía únicamente a que no podía sostener correctamente el bastón de Flutrane.
La piedra verde del bastón brilló con fuerza, quizás con más fuerza de lo que ninguno de nosotros la hizo brillar. El viento se arremolinó alrededor de mi señora. Su cabello y túnica danzaban en el remolino que se había formado a su alrededor.
"Por favor escucha mi oración y préstame tu fuerza divina. Concédeme el poder de sanar a tu hermana, la Diosa de la Tierra Geduldh, quien ha sido herida por aquellos que sirven al mal. Te ofrezco nuestra alegría y cantos de júbilo, por favor lanza las ondas dichosas de tu pura protección divina. Que tu color divino llene la tierra es mi deseo."
Un verde oscuro brotó desde donde ella estaba y se extendió, cubriendo en un instante el cráter que se había formado. Los brotes jóvenes no tardaron en florecer, entonces Milady abrió los ojos y la feystone dejo de brillar al mismo tiempo que el viento se calmaba.
"… otra vez fue demasiado" la escuché murmurar mientras observaba lo que haba hecho.
No sabia si era porque Rozemyne tenia mucho mana, por su oración o algún otro motivo. Pero su ritual de sanación parecía ser la forma correcta del mismo, como si lo que nosotros hacíamos fuera una mera imitación o estuviera incompleto.
Hartmut a mi lado estaba temblado extasiado ante la vista de 'la princesa santa, la amada de los dioses'. Su fanatismo me ponía incomodo, pero al menos ahora era más discreto y no hacia una pantomima cada vez que la veía.
Mi señora entregó el bastón de Flutrane a Margareth, sonriendo antes de mirarnos con determinación.
"Asegúrense de descansar correctamente desde ahora. La noche santa de Schutzaria está cerca. Pronto deberemos partir."
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Notas de una de las Autoras:
Yo sé, yo sé, el niño es la reencarnación de un científico loco y workaholic, pero queríamos que comenzara a "inventar" cosas y lo más sencillo era el gimnasio... sencillo y útil, por supuesto, ya saben, las máquinas de ejercicio no tenían tanta ciencia como las cosas que aparecen, por ejemplo, en Dr Stone. En todo caso, esperamos que hayan disfrutado mucho con este capítulo. De antemano muchísimas gracias a quienes tienen esta historia en favorite y no dejen de alegrarnos el día con algún review, nos encantaría saber también las opiniones que tienen los lectores en esta página.
SARABA
