El Ascenso de un Científico Loco.

¡Descubriré como funciona el mundo!

Ditter y el Final del Segundo Año

"Bienvenidos de vuelta" nos saludó mi hermano apenas entramos a la sala común, "tuvimos que reprogramar sus fiestas de té y socialización, espero que nos compensen por todo el trabajo extra", bufo, aunque sus ojos brillaban con curiosidad y anticipación.

"Por supuesto, Lord Justus. Traemos postres para usted y…", sonrió Brunhilde dándole una caja. "este es para Lady Gudrun. Se lo daré ahora" informó saliendo del lugar, permitiendo que nuestros asistentes fueran a nuestras habitaciones para instalarnos.

Mi hermano sonrío mientras caminaba con nosotros a la sala de reuniones que habíamos solicitado con anterioridad.

Cuando estábamos en el templo, durante la ceremonia de dedicación, finalmente tuve ocasión de preguntar por sus asistentes. Grettia me había dicho que eran mednobles, familia indirecta de Angélica. En ese momento había entendido la sorpresa de todos sus asistentes aquel primer día de clases.

"Bienvenido, Ferdinand." Me saludó mi hermana llegando junto a Lord Karstedt, Lord Sylvester y Lady Constance. La profesora Hirschur venía con ellos, "primero que nada, estas son las fechas y horarios reagendados. Contémplenlo mientras organizan su horario para entrenar y crear las pociones y herramientas para su partido".

"Gracias hermana, pero estamos bien" le sonreí "aprovechamos los momentos libres del templo para trabajar con eso".

"¿De que hablan?" preguntó Lord Sylvester.

"Los equipos para este partido deben ser de quince miembros, nosotros somos quince" explicó Damuel, señalándonos. "Cuando escogieron el número, ni Angélica, ni Margareth, ni Hartmut estaban con nosotros".

"Lord Werdekraft quería permitirnos buscar ayuda de dos de los caballeros con los que Ferdinand jugó el año anterior, y de algún erudito. Pero ya que es un asunto relacionado con la credibilidad del templo…". Tuuri sonrío dejando la frase inconclusa. Parecía bastante ofendida aun, como todos.

"¿Se arriesgarán a jugar ustedes solos?" preguntó Lord Sylvester, incrédulo "¡Es Dunkelfelger!"

"No entiendo cuál es el problema", dijo Brunhilde, "Lord Werdekraft parece un hombre bastante sensato y caballeresco. Dudo que nos enfrente con intención de hacernos un verdadero daño" explicó con un ligero rubor, provocando risitas en nuestro grupo.

Justus me miró buscando una explicación, pero negué con una sonrisa. No me correspondía ser Ordoschnelli en este tema, aun si Lord Werdekraft había sido muy directo con sus intenciones.

Me reuní primero con Lord Werdekraft y Heisschitze para establecer las reglas y la fecha. Ya que duraría tres días como máximo, se decidió que el juego iniciaría el día del viento a la quinta campanada. Si ningún equipo lograba capturar al tesoro antes de que sonara la sexta campanada del día de la tierra, ganaría el equipo que estuviera más entero.

Nuestros días después de eso estuvieron muy ocupados. Asistimos a todos los compromisos que habían quedado suspendidos debido a la aparición del señor del invierno. Los pocos momentos libres qué tuvimos, los pasamos en la biblioteca creando guías para nuestro próximo año. De alguna forma, Lord Werdekraft se las arregló para estar siempre ahí, y siempre buscaba cualquier mínima escusa para hablar con Brunhilde.

Esos días hubo solo un par de ocasiones en qué nos cruzamos con Lord Galtero. Era una vergüenza que el chico todavía no consiguiera aprobar modales de la corte e historia. Al mismo tiempo era una bendición para nosotros. Lord Galtero no solo nos barría con la mirada apenas divisarnos, insultos disfrazados con nobles Eufemismos no dejaban de salir de su boca cada vez que estábamos más de cinco minutos en el mismo lugar.

'Con razón milady no puede ni siquiera fingir aprecio por él.'

Antes de darnos cuenta, llegó el momento para el partido.

La reunión se realizó en uno de los estadios de Ditter. Esta vez, debido a mi estrategia pasada se prohibió esconder el tesoro. Eso significaba qué debía estar a la vista.

'Ya me esperaba esto.'

Por ese motivo habíamos creado una jaula para sostener a nuestro tesoro qué se combinaba con la barrera qué usábamos durante nuestras recolección.

Con el sonido de la quinta campanada, Margareth y Angélica salieron disparadas a capturar el tesoro. Vi como un grupo de tres personas comenzaban a perseguirlas. Tuuri, Grettia y Damuel los siguieron de cerca, llevando algunas trampas para instalarlas o capturar a los caballeros si intentaban acabar con nuestro tesoro antes de poder resguardarlo. Margareth traía con ella la jaula para el tesoro. Esta vez optamos por un shumil, era más pequeño y más fácil de proteger.

Los asistentes habían partido rumbo a nuestro punto de reunión llevando los suministros con ellos, incluidos los alimentos y bebidas. Les había sugerido qué prepararán sándwiches en lugar de las raciones. Las mujeres estaban un poco incómodas con la forma, no había manera de poder comerlos con elegancia, pero ya que habían estado recibiendo un entrenamiento parcial de caballeros, se rindieron, reconociendo su practicidad.

Un avioncito de papel me llegó con un mensaje corto. El tesoro de Dunkelfelger era un zantze.

Un segundo mensaje me llegó desde Tuuri. Habían tratado de atacar a nuestro tesoro, pero habían sido repelido por el escudo por lo cual los caballeros de Dunkelfelger tuvieron que retirarse.

Terminamos de instalar las trampas y nos movimos a los puntos de vigilancia.

Dunkelfelger parecía estar haciendo rondas de vigilancia también. Solo los de tercero en adelante podían usar ordonannz así que parecían haber optado por comunicación directa. Escribí una nota y formé el avioncito para informarlo a mis compañeros.

En el momento en que sonó la sexta campanada nos movimos para tratar de emboscar a los caballeros del ducado del fuego. Habíamos estado moviéndonos entre las ramas de los árboles y los caminos en medio de los árboles aprovechándonos de nuestra ventaja sigilosa.

Nadie nos escuchó llegar.

"¡Eisenreich está aquí! ¡Arriba!"

Lord Werdekraft gritó una orden tras otra para tratar de contenernos, pero en medio del caos no se percató de Angélica, quién aterrizó en medio del punto de reunión usando su manablade para apuñalar al feybeast en su órgano de maná

"¡Se acabó! ¡Eisenreich gana!" el grito atónito y excitado del profesor Rauffen resonó junto a murmullos incrédulos.

El partido de ditter que debía durar tres días, había terminado antes de que la séptima campanada sonara para desmayo de nuestro reducido público, del cual nos percatamos en ese momento. El príncipe Sigiswald, Lord Galtero, sus séquitos y algunos compañeros de grados más altos que insistían en burlarse de nosotros parecían pasmados ahora. Laurenz no tardó nada en levantar ambos brazos recordándome la legendaria pose de Sylvester Stallone en Rocky justo antes de que Matthias, Damuel y Briggitte les unieran a él, convirtiendo su pose de victoria en una pose de oración, una burla más que descarada contra nuestros detractores.

Momentos más tarde, cuando ya no quedó nadie sentado en las gradas comenzamos a recoger las trampas que no se activaron y los suministros que no usamos. Me di cuenta de que todos parecían algo insatisfechos con el resultado. Considerando que habíamos ganado o el pequeño festejo silencioso de algunos de mis compañeros, su actitud resultaba desconcertante.

"¿Qué sucede?" les pregunté cerrando la última de las cajas.

"No lo sé, este juego fue… decepcionante" me explicó Brunhilde sentándose sobre la caja que acababa de cerrar, dándome un sándwich para comer algo luego de guardar los insumos que nos sobraron "esperaba más resistencia de la espada de Zent. Los asistentes apenas hicimos nada".

"En realidad, no se puede evitar, eran estudiantes de primero y segundo en su mayoría" les recordé revisando que tuviéramos todo, "Nos preparamos de más y tenemos experiencia".

"El señor del invierno fue más estimulante que este juego", recordó Angélica sentada sobre una rama, quitando la barrera que habíamos instalado para evitar que entraran.

"Es como… no esperaba enfrentarlos como si fueran un señor del verano, pero definitivamente esperaba que dieran más pelea" esta vez fue Brigitte quien se quejó. Sonreí sin poder evitarlo.

"Me dijeron que era un juego muy rudo y que daba mucho miedo, pero da menos miedo que llevar a los caballeros viales con pociones y recoger a los heridos durante el exterminio de trombe" Grettia añadió recordando la vez que los tres trombes aparecieron.

"Tengo demasiada energía aun, ¿nos dejaran participar en el ditter del torneo?" esta vez fue mi ángel quien preguntó, recordándome que, en realidad, ella era hija de un soldado.

"Solo Angélica y Margareth podrían participar" les informe "solo se permite que jueguen los mayores, y no tenemos tiempo de otro partido amistoso. Nosotros tenemos suministros personales, además de los que nos sobraron aquí, pero la mayoría de los ducados están al límite preparándose para el torneo interducados."

"¿Podremos ir a recolectar en la noche santa de Flutrane?, una horda de feybeast como en la noche santa de Schutzaria nos ayudaría a liberar esta frustración, ¿no les parece?" bromeó Laurenz momentos antes de que un ruido cerca de nosotros llamara nuestra atención.

Los escudos de Schutzaria se formaron en un momento, al tiempo que el resto desenfundamos nuestras manáblades.

"¿Señor del invierno? ¿Señor del Verano?" Lord Werdekraft gritó casi en éxtasis, "si esa es la fuerza de sacerdotes ennoblecidos, ¿Cuan fuerte es su señora? ¡¿Cuánto mejoraría yo mismo si me volviera el Sumo Obispo de Dunkelfelger?!" preguntó con un brillo en sus ojos que me hizo temblar.

"Oh, cielos, ¿ya es tan tarde?, deberíamos irnos, parece que Schlaftraum está jugando con nosotros, ohohoh".

Philine trató de desviar la atención, pero Lord Werdekraft nos detuvo. Quería escuchar sobre el templo y lo que hacíamos. Logramos zafarnos debido a la hora, sin embargo, debíamos tener cuidado. Nos había escuchado hablar de algo que, en realidad, no debía.

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El resto de la temporada de socialización fue una completa locura, igual que el año anterior.

El dormitorio de Eisenreich bullía y vibraba como un avispero. Alumnos de todos los grados apoyaban con lo que podían. Recolección. Formulación. Estrategias. Entrenamiento. Recopilación de información. Tal y como recordaba, un día se dedicaba de manera exclusiva a las preparaciones en tanto el resto de la semana la mayoría asistíamos a fiestas de té y reuniones diversas con el afán de conseguir información de los otros Ducados o bien forjar alianzas.

Durante una de esas semanas llegó una invitación de Dunkelferger para una fiesta de té y gweginen. La invitación venía a nombre mío, de Lord Sylvester y Lord Galtero. No me gustaba nada, pero me callé.

"¿Ferdinand, crees que los chefs del templo nos ayuden con algún bocadillo?" Sylvester estaba más que emocionado, tanto que me recordaba un Golden retriver de mi antiguo mundo.

"Puedo enviar una carta a milady para consultarla." Respondí. La invitación acababa de llegar con fecha para dentro de tres días, de modo que todavía no le avisamos a Lord Galtero.

"¡Por favor, Ferdinand! Dile que sería un enorme favor para su querido hermano mayor, ¡Es más! ¡Le escribiré yo también!"

Oculté la diversión que me causaba su entusiasmo. Estaba por levantarme cuando Damuel se acercó a mí, pasándome una herramienta de evita de escuchas.

"Ferdinand, tenemos un problema con Laurenz."

"¿Problema? ¿Está bien?"

Me asomé al lugar donde mis compañeros del templo hablaban en susurros, con Laurenz en el centro de todo tratando de ocultar el sonrojo que intentaba subir más por su cuello.

"Estuvo apostando ingredientes e insumos en un par de juegos de gweginen. Dijo que sería de ayuda si lograba duplicar nuestros materiales, pero…"

'¿Es en serio? ¿De dónde sacó la idea este idiota?'

Me disculpé con Lord Sylvester, prometiendo enviarle una solicitud formal a Lady Rozemyne de utilizar a alguno de sus chefs para la fiesta de té y a cambio, él se encargaría de avisar a Lord Galtero y acordar su aporte.

"Laurenz, ¿Qué hiciste?" pregunté en voz baja cuando al fin llegué con los demás.

"¡Lo lamento mucho! ¡Quería contribuir un poco más! No pensé que sería tan complicado ese juego."

Me sentía frustrado, pero comprendía que quisiera ser de utilidad. El gweginen era un juego de estrategia. Se necesitaba algo más que conocer los movimientos de las piezas y las reglas para poder ganar, en especial contra jugadores experimentados. Una idea me llegó de inmediato y sonreí, calmando los ánimos que comenzaban a calentarse.

"Laurenz, ¿me asistirías como erudito en la fiesta de té de Dunkelferger?"

El silencio que siguió era casi cómico. Recordé el entrenamiento al que nos había sometido Lord Bonifatius, quién usaba los errores como un pretexto para trabajarnos todavía más.

"Lord Werdekraft nos ha invitado a Lord Sylvester, Lord Galtero y a mí a una fiesta de té y gweginen. Necesitaré apoyo. Laurenz, si vas como erudito es más probable que puedas aprender un poco sobre el juego y las estrategias."

"Agradezco mucho la oportunidad, Ferdinand."

"¡Y no más apuestas, Laurenz! Es muy arriesgado."

El color volvió a subirle por el cuello en un sonrojo parcial. Asintió al tiempo que los demás se relajaban antes de comenzar a comentar entre ellos quienes más me asistirían y bajo que roles lo harían. Joseph iría como mi asistente personal, Matthias y Damuel serían mis escoltas. Roderick y Laurenz irían como eruditos.

A lo largo de esos tres días conseguí el permiso de mi señora de usar a Leise para preparar postres pequeños y con poco dulce. Brunhilde consiguió que se nos enviara papel y lápices de carboncillo para que Laurenz y Roderick pudieran hacer sus anotaciones. Elegir un obsequio fue difícil. Según la información recabada por Justus y Harmut, Lord Werdekraft se había tomado muy en serio la idea de volverse Sumo Obispo, pero también era un Dunkelfergianos hasta la médula…

El día llegó, así que nos dirigimos los tres al dormitorio de Dunkelferger.

"Bienvenidos sean, Lord Galtero, Lord Sylvester y Lord Ferdinand. Por aquí, por favor."

Cuando entramos al salón de té de Dunkelferger observé en todas direcciones. Era una sala poco decorada, a decir verdad, muy minimalista en mi opinión. Mucho más agradable que el salón de té de Klassenberg con su aire Gaudy y saturado de colores y texturas.

Cuando llegamos a la mesa observé que junto a Lord Werdekraft estaba sentado la profesora Primevere. Una sonrisa noble y perfecta apareció en los labios de la profesora, en tanto Lord Werdekraft nos observaba con un poco de asombro.

'¿Es en serio? ¿Van a usar esto para evaluar a Galtero?'

Sonreí todavía más para ocultar mi descontento, con éxito al parecer. La profesora Primevere me dedicó una sonrisa de satisfacción antes de mirar a Lord Galtero y luego a Lord Werdekraft. Lord Sylvester, por su parte, parecía demasiado perdido en la situación.

Lord Galtero soltó un suspiro de frustración nada noble antes de mirarnos a Lord Sylvester y a mí como si quisiera que alguno de los dos saliera a su rescate. Yo solo sonreí, recordando de inmediato todas las veces que había mostrado su abierto desprecio hacia el templo y quienes en él morábamos.

"Adelante, Lord Galtero. Al ser el de mayor rango, Lord Sylvester y yo lo seguiremos en el saludo."

Mi sonrisa se ensanchó de manera proporcional al ceño de Galtero frunciéndose en tanto Sylvester miraba a Galtero, luego a mí y al final se cruzaba de brazos, arrodillándose junto conmigo detrás del príncipe que residía en nuestro ducado.

Lord Galtero guio los saludos con voz dubitativa y una pronunciación que daba la impresión de que estuviera recitando con la mandíbula apretada sin entonación alguna.

"Lord Werdekraft, ¿qué le ha parecido el saludo de su compañero?" preguntó la profesora Primevere sin que su sonrisa vacilara en ningún momento. Werdekraft, en cambio, parecía divertido.

"Me parece, profesora, que su presencia en una fiesta de té real es tan imponente como el mismísimo Leidenschaft en el campo de batalla." comentó nuestro anfitrión antes de mirar a Lord Galtero "En cuanto a usted, trate de pensar que está aquí para saludar a un posible aliado, Lord Galtero. Lo que desea es agradar al otro, ganárselo para que cuando el momento llegue, pueda prestarle su fuerza sin titubear."

Lord Galtero miró a Lord Werdekraft con los ojos muy abiertos, sintiéndose desconcertado por un momento antes de que Werdekraft le sonriera con amabilidad.

"¿Le importaría intentarlo de nuevo, Lord Galtero?"

Quizás fuera porque no era una profesora o porque su desliz estaba pasándose por alto en favor de otra oportunidad, lo cierto es que Lord Galtero se aclaró la garganta, reajustó su postura y tomó bastante aire antes de dar el saludo una vez más.

Tanto la profesora como Lord Werdekraft sonrieron y Lord Galtero dio una diminuta bendición, después de esto, nuestros asistentes nos ayudaron a instalarnos.

Werdekraft nos ofreció una tarta de miel, haciendo una muestra de veneno antes de que Lord Sylvester y yo hiciéramos nuestros propios ofrecimientos. Tartinas de frutos invernales de parte de Lord Sylvester y galletas de té por mi propia parte. Ambos hicimos la demostración de veneno y Lord Galtero se disculpó, ya que solo había llevado té para compartir con los demás.

Luego de esto, nuestros asistentes se encargaron de servirnos un poco de cada postre y llenar nuestras tazas de té. A continuación, ofrecimos los regalos que cada quien había traído. Sylvester presentó algunas muestras de rinsham neutro, comentando que su hermana pequeña le había encargado dar a conocer está moda en tanto yo le ofrecía mi último aparato de ejercicio.

Luego del éxito con el gimnasio, expliqué a los herreros como crear un hand grip o fortalecedor de agarre, cómo mis amigos del templo la habían bautizado. El concepto era sencillo, entrenar la fuerza de agarre de la mano al apretar las manijas que cubrían un tubo de metal con un bucle en el centro y un resorte que servían como fuerza de tensión. Sin embargo, luego de que Lord Bonifatius destruyera uno de mis prototipos, decidí crear unos nuevos en el otoño, con círculos mágicos especiales para reforzar la tensión y hacer más difícil de presionar conforme se aplicaba maná. Después de considerarlo por tres días, opté por obsequiarle uno de estos a nuestro anfitrión.

Lord Werdekraft estuvo encantado, por supuesto, diciendo algo sobre mejorar el agarre de su lanza.

Lord Galtero, por su parte, ofreció un pequeño saco de cuero. Debían ser feystones de alta calidad o polvo de oro a juzgar por la sonrisa y el asentimiento del asistente de Lord Werdekraft y de la profesora Primevere

La charla cordial dio inicio. Lord Werdekraft hizo pequeños comentarios sobre ditter y la biblioteca, atrayendo de inmediato la atención de Sylvester y Galtero al comenzar a hablar sobre las guías que nos vio hacer sobre bestias fey unos días atrás.

"Ferdinand es un maestro increíble" se jactó de repente Sylvester "mi manejo de los números ha incrementado bastante gracias a sus explicaciones y tablas, por no hablar de mi hermana Constance. Tengo entendido que el lenguaje antiguo es complicado, pero ella ha estado pasando esa asignatura con muy buenas notas."

"Lo he notado, Lord Sylvester" respondió Werdekraft "y, según me dijo mi primo, las traducciones de Lady Constance se volvieron más precisas el año anterior y su uso del dialecto es más fluido este año. ¿Qué me dice usted, Lord Galtero?"

"Si, todos en el dormitorio estuvieron haciendo su mayor esfuerzo por aprobar con notas altas" comentó antes de llevarse su taza de té a los labios, tomando una galleta para jugarla apenas un momento y luego regresarla a su plato "incluso los sacerdotes parecen estarse esforzando."

Su tono despectivo no le pasó inadvertido a nadie como pude apreciar al notar las diferentes muecas que duraron apenas una fracción de segundo. Werdekraft soltó una sonora carcajada entonces, como si aquello hubiera sido un buen chiste y nada más.

"Lo mismo puede decirse de nuestro dormitorio" retomó Lord Werdekraft la palabra, señalando con sus brazos el salón y con ello su ducado "No hay uno solo de mis compañeros que no se esfuerce por mejorar el puntaje de Dunkelferger. Como la espada de Zent, tenemos que estar en la mejor forma posible y agudizar nuestras mentes, nutrirlas para superar cualquier adversidad que Glücklität pueda poner en nuestro camino. No esperaba menos que eso del escudo de Zent."

La charla se extendió un poco más sobre ganadores anteriores en el Torneo Interducados y algunos artefactos mágicos mostrados con anterioridad durante el mismo.

Terminada la charla ligera, la profesora Primevere se disculpó, comentando que era momento de que se retirara para que nosotros pudiéramos proseguir.

"Ahora que la maestra ha terminado su evaluación" suspiró Lord Werdekraft sin dejar de sonreírnos "pasemos al gweginen. Se colocará una barrera anti escucha de rango específico para que podamos charlar con privacidad mientras jugamos."

Se acordó que los primeros en jugar serían Lord Werdekraft y Lord Galtero. El que perdiera le cedería su lugar a Lord Sylvester y el que perdiera de ellos me dejaría jugar a mí.

Lord Werdekraft acababa de hacer su segundo movimiento cuando decidió ir al grano de lo que quería comentar.

"Entiendo que Lady Rozemyne es la Suma Obispa del Templo de Eisenreich. ¿Es eso cierto?"

Galtero cometió un error que le costó una ficha en tanto Sylvester sonreía aliviado.

"Parece que Ordoschnelli ha llegado hasta aquí, Lord Werdekraft. Es cierto. Mi linda y pequeña hermana lleva el hábito blanco del líder del templo en nuestra Geduldh."

"También escuché que ella preparó a Lord Ferdinand y al resto de los sacerdotes y doncellas del templo para que pudieran asistir a la Academia Real."

"Lo hizo, Lord Werdekraft" respondí sin dejar de mirar como Galtero cometía un error tras otro en tanto Werdekraft lo rodeaba despacio, como un gato jugando con un pequeño e indefenso ratón "mi señora ha sido bendecida por tantos dioses, que nada parece imposible bajo su guía."

"¿Es la responsable de que Angélica se volviera tan responsable?"

Esta vez, tanto Lord Sylvester como yo sonreímos de manera sincera.

"Por asombroso que parezca" comentó Sylvester "parece que pasar un par de temporadas en el templo con mi hermana han logrado que Angélica al fin escuchara a Erwachlehren. Mi hermana debe estar muy bendecida por Duldsetzen y Anhaltung si pudo encaminar a Angélica de ese modo."

"Me atrevo a pensar que es por la bendición de Seheweit que mi señora ha logrado sacar lo mejor de aquellos que la servimos." comenté sin apenas pensarlo.

Lord Werdekraft dejó escapar una sonrisa confiada. Galtero movió una de las fichas que no debería haber movido y el juego terminó.

Ya fuera por la conversación sobre el templo o por falta de estrategia, Lord Galtero parecía de veras frustrado, sus hombros incluso temblaban en tanto sus puños se volvían blancos por la fuerza con que los estaba apretando. El espectáculo duró apenas un segundo o dos, lo cual me hizo soltar un discreto suspiro de alivio. Lo último que deseaba era dejar una mala impresión en otro de los grandes ducados solo porque el príncipe mimado no tiene modales.

"Creo que es mi turno" canturreó Sylvester frotándose las manos, esperando con ansias apenas contenidas a que Galtero le cediera su lugar.

Las piezas fueron recolocadas por los asistentes de Lord Werdekraft y Lord Sylvester. Nos cambiaron el té por el que había llevado Lord Galtero y luego de la demostración de que no tenía veneno, el enfrentamiento inició.

"Está mostrando mucho interés, Lord Werdekraft" dijo Sylvester haciendo su primer movimiento y cruzándose de brazos en una actitud en exceso relajada y lúdica sin quitar la vista del tablero "¿está interesado en mi increíble hermana menor?"

Lord Sylvester me dirigió una mirada de soslayo y por alguna razón sentí mis orejas enrojecer.

'¿De qué demonios está hablando? ¿por qué me mira?'

Lord Werdekraft soltó una risa menos explosiva o ruidosa que la que utilizó para cubrir el desliz de Galtero más temprano, negando con su cabeza antes de comenzar a mover.

"Nada de eso, Lord Sylvester. Quiero unirme al Templo yo también."

Lo que fuera que Sylvester planeaba hacer no le funcionó. La pieza se movió de un modo extraño antes de caer en una casilla que, estoy bastante seguro, no era la casilla a la que planeaba moverla.

"¿Cómo dice?" preguntó Galtero con incredulidad en tanto Sylvester dejaba de ver las fichas para ver a su contrincante a los ojos.

"¿Habla en serio, Lord Werdekraft?"

"Nunca había hablado más en serio en toda mi vida", admitió el dunkelfergiano de buen humor, moviendo sus fichas por el tablero sin dejar de sonreír, "luego de ver lo que los sacerdotes y las doncellas que han sido elevados a nobles son capaces de hacer en el campo de ditter, me he propuesto seguir su ejemplo y hacerme más fuerte con la ayuda de los dioses."

Estaba tan impactado por sus últimas palabras que ni siquiera pude reír. El asistente de Sylvester le tocó el hombro y el hermano de mi señora pareció volver en sí, mirando el tablero con fijeza en tanto intentaba concentrarse.

"El Templo no es un lugar que deban pisar los nobles", comentó Galtero evitando darle un tono concreto a su comentario, como si no pudiera suprimir del todo el veneno que debía tener, "y los dioses no existe, son solo nombres que usamos para dar bendiciones y que los adultos utilizan para hacer hechizos."

Estaba de acuerdo con él en lo segundo, pero era algo que no pensaba admitir, así que miré a Lord Werdekraft antes de redirigir la conversación para darle un poco más de tiempo a Lord Sylvester para seleccionar su siguiente jugada.

"La parte más importante de nuestro trabajo en el templo es el ofrecimiento del maná para nuestra Geduldh. Es el maná que entregamos en los cálices en primavera lo que permite que los pueblos agrícolas produzcan buenas cosechas. Si hay comida suficiente o en abundancia, la gente se esfuerza más y el ducado puede seguir sosteniéndose y avanzando. No es posible hacer innovaciones con los estómagos vacíos."

Sylvester hizo su movimiento y fue el turno de Lord Werdekraft de observar el tablero.

"Es una forma interesante de verlo, Lord Ferdinand. Es algo en lo que no había reparado antes, a decir verdad. Como candidato a archiduque de un gran ducado, si tengo hambre hay comida en mi mesa. Si tengo frío, hay ropas limpias con círculos para mantenerme caliente. Si deseo algo que no existe, mis eruditos se encargan de investigar hasta dar con una solución que me satisfaga."

Werdekraft hizo un movimiento arriesgado. Sylvester le respondió casi de inmediato. Werdekraft movió de nuevo lo que, al menos para mi, tenía cara de ser una trampa. Sylvester hizo un par de movimientos más y al final, Werdekraft terminó ganando de nuevo.

"Debo admitir que este ha sido un juego interesante, Lord Werdekraft" comentó Sylvester con una sonrisa sincera "creo que tendré que jugar un poco más para estar a su nivel."

La risa de Werdekraft le quitaba todo lo rígido de la nobleza a su rostro, haciendo que me preguntará si sería igual de transparente y ruidoso cuando estaba furioso.

"Estaré esperando ansioso por una revancha cuando usted lo deseé, Lord Sylvester." Los ojos rojos de Lord Werdekraft se posaron en mí y sentí un escalofrío difícil de disimular.

'Seguro que así se sienten los personajes que se encuentran con un vampiro antes de que les drenen toda la sangre del cuerpo.'

"¿Listo, Lord Ferdinand?"

"¡Por supuesto, Lord Werdekraft!"

Los asistentes reacomodaron las piezas y yo volteé a ver a Laurenz, quién observaba los juegos desde fuera de la barrera. Mi compañero asintió, levantando un poco el lápiz y yo le sonreí.

'Es hora de que Laurenz vea el valor real de una buena estrategia en el tablero.'

Moví mi ficha y observé cómo Lord Werdekraft hacia su primer movimiento a continuación. Al menos dos movimientos después vi que planeaba jugar conmigo como había hecho con Lord Galtero, solo que no le iba a funcionar.

"Lord Ferdinand, cómo antiguo sacerdote ahora elevado a noble debe estar familiarizado con la vida en el templo, ¿no es así?"

La trampa de Werdekraft en el tablero estaba casi lista, haciéndome sonreír de verdad.

"Así es, milord. ¿Hay algo en especial que le gustaría saber?" dije mientras hacía que mi ficha se moviera de un modo desconcertante para Werdekraft. Él intentó tentarme con una jugada un tanto estúpida y yo solo seguí mi plan, notando cómo el peliblanco observaba las piezas de forma contemplativa antes de decidirse por una estrategia diferente.

"Me gustaría saber qué más hacen además de aportar maná para el Ducado."

Mis movimientos se volvieron sigilosos, tratando de plantar una trampa que podría cambiar con facilidad dependiendo de los movimientos de mi oponente.

Werdekraft pasó de estarse burlando de mí a tomarme en serio, haciendo una jugada salvaje que me quitó dos de mis fichas.

"Hay mucha gente que reside en el Templo, así que debemos ayudar a milady a llevar la contabilidad, verificar que haya insumos suficientes para todos y repartir las ganancias que el Templo obtiene durante la recaudación de impuestos en las fiestas de la cosecha."

Me decidí por una ofensiva discreta, colocando de manera cuidadosa mis fichas para que Werdekraft comenzará a perseguirlas. Sin poder leer mis movimientos era más fácil que cometiera un error.

"Eso explica la habilidad demostrada por ustedes con los números. Pero no creo que hagan solo eso."

"Tiene usted razón. También cuidamos de los niños del orfanato. Milady en su gran misericordia decidió dar una educación satisfactoria a los niños del orfanato para que nunca les falte nada. Supervisarlos y evaluar sus virtudes es parte de nuestras tareas."

"Imagino que así fue como los escogió a ustedes."

Los movimientos de las fichas de Werdekraft seguían siendo calculados. Supuse que no le ganaría en una batalla de resistencia, así que decidí cambiar por una ofensiva un poco más obvia. Intercambiamos algunos movimientos de nuestras fichas y en algún punto me bebí todo el contenido de mi taza de té y me quedé sin galletas ni dulces.

"Milady ha sido bendecida por Seheweit, entre otros. Ella ve en los demás el potencial que los demás somos incapaces de ver o alcanzar sin su guía."

Hice mi movimiento y me llevé tres fichas sin miramientos. Lord Werdekraft sonreía ahora como cuando nos escuchó hablando en el campo de ditter. Se estaba divirtiendo tanto como yo.

"¿Y eso es todo?"

"También ofrendan flores"

Respiré hondo para no perder la concentración, terminando con mi turno y mi jugada antes de mirar a Lord Galtero con una sonrisa que me hizo doler las mejillas.

'Como quisiera tener una de esas varitas que usan los adultos para probar si funciona el Avada Kedavra de Lord Voldemort… aunque tal vez sería mejor probar primero con un Crucio.'

"¿Disculpe, Lord Galtero? ¿Dijo algo?" preguntó Lord Werdekraft con un rostro serio e inexpresivo que muy apenas lograba ocultar la irritación ardiendo en sus ojos.

"Es bien sabido que una de las prácticas del Templo es ofrendar…"

"Lord Galtero" lo interrumpir sin detenerme a pensar en las consecuencias, mi sonrisa tan amplia que me parecía ridículo "no sé si sepa a lo que se está refiriendo en este momento, pero cualquier servicio que un sacerdote o una doncella del templo vaya a hacer fuera del mismo es gestionado por la Sumo Obispa… Lady Rozemyne."

Sylvester me miraba con los ojos muy abiertos y la boca a medio cerrar.

Werdekraft paseaba su mirada entre Galtero y yo como un gran felino escogiendo su próxima cena.

Lord Galtero solo se cruzó de brazos en una actitud despreocupada que en serio me hacía desear usarlo de conejillo de indias para experimentos poco éticos.

"¿En verdad creé que milady permite que pasen ese tipo de cosas dentro del Templo?"

Lord Galtero me fulminó con la mirada sin que yo aflojara mi enorme sonrisa, luego miró a Lord Werdekraft, quién lo miraba con indignación, así que decidí asestar el último golpe.

"Por otro lado, puede que no sepa usted a qué se está refiriendo, milord. ¡Es tan joven todavía…!"

Galtero estaba en verdad furioso ahora. Sus ojos mostraron un leve arcoíris y Sylvester lo tomó del brazo, mirándolo con el ceño fruncido y negando despacio, cómo haciéndole algún tipo de advertencia.

"Lord Werdekraft, mi primo, Lord Galtero no parece sentirse muy bien hoy. ¿Le importaría disculparlo para que pueda volver al dormitorio y recibir la bendición de Heilschmerz?"

"Tiene usted razón, Lord Sylvester. Su primo se ve muy pálido y al borde de una fiebre." Indicó Lord Werdekraft antes de levantar la barrera y llamar a su asistente para que pudieran escoltar a Galtero hasta el dormitorio.

Con él fuera de la sala de té volvimos a nuestro enfrentamiento.

Lord Werdekraft dio una buena batalla en la cual le gané muy apenas. Su entusiasmo por unirse al Templo parecía haberse enfriado, al menos hasta que fue hora de despedirnos y volver a nuestro dormitorio.

"Lord Ferdinand" me llamó en ese momento "usted y sus compañeros tienen todo mi respeto. Es una pena que las palabras de Chaosipher nos alcanzaran hoy. Estaré orando para que Ventuchte, la diosa del tiempo, hile nuestros hilos con más gracia muy pronto."

"Gracias, milord. Yo también oraré por otra ofrenda a Angriff y Vantole, ya sea en gweginen o en ditter."

El muchacho me sonrió con calidez y yo me retiré con mis compañeros, quienes no dejaron de hacerme preguntas sobre la conversación que no habían podido escuchar.

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Planear nuestra exposición para el torneo interducados fue más agotador que enfrentar al señor del verano. Nuestros espectadores nos habían atosigado con preguntas sobre las herramientas mágicas que usamos en el partido.

Por lo cual, después de conseguir el permiso de nuestra Lady, se nos había dado un espacio para exponer las herramientas, fuimos inundados con preguntas, sobre todo, las barreras de área que impidieron que los caballeros de Dunkelfelger entraran en nuestra zona, la jaula que los había repelido, los tipos de highbeast que usábamos, incluida la de Roderick y Dirk que podían moverse entre las ramas de los árboles, como si fueran monos de verdad.

Pero lo que había llamado más la atención había sido el papel mágico, era una herramienta entre un ordonannz y una carta de ordonannz. Cuando se lo informamos a Lady Rozemyne ella nos otorgó autoridad para presentarlo y envió algunos papeles doblados como origami, yo solo sabía hacer la grulla así que sus manualidades resultaron útiles, aunque me genero una gran urgencia por volver a Eisenreich y asegurarme de que estuviera bien.

Varias de nuestras profesoras comentaron sobre lo populares que se volvería el origami mágico, al poder doblarse en bellas formas, podría ser una nueva forma de comunicarse con el dueño o dueña de su rafel, y al necesitar tan poco maná, incluso los laynobles podrían usarlo, lo que duplicaría su popularidad.

En la ceremonia de premiación, muchos alumnos de Eisenreich fueron llamados al frente, como estudiantes de honor, Hartmut obtuvo el mejor en el curso de Eruditos mientras que, por algún milagro, Angélica obtuvo el mejor tanto del curso de asistentes como el de caballeros, para gran consternación de todos los profesores y nuestros compañeros.

Este año obtuve el mejor de segundo y recibí una felicitación directa de Zent Traokvar. Todos mis compañeros del templo obtuvieron el rango de estudiantes de honor, pero fue Philine quien obtuvo el mejor de primero.

Cuando regresamos a Eisenreich Milady esperaba por nosotros, ella nos felicitó a todos y esta vez, si estuvimos junto a ella en la fiesta para vivir la primavera. Aunque se ausentó un momento para oficiar el bautizo de su media hermana, Bernadette, la primera hija de Lady Irulmide.

Cuando la fiesta termino, regresamos al templo. Había mucho trabajo acumulado

"Tuuri, ¿puedes ir al orfanato? Me gustaría que revisaras las manualidades de invierno."

"Si, milady"

"Ferdinand, ¿puedes acompañarla?" pidió.

"Si, milady"

Esta era en realidad, la primera vez que milady me pedía ir al orfanato. Hasta ahora lo había evitado, cuando le pregunte el motivo, me dijo que no quería que me sintiera triste. Pero yo ya no era un huérfano. Tenía una madre, un padre y tenía hermanos.

"Es raro que seas tu quien me acompañe, Ferdinand", dijo Tuuri después de un rato.

"Lo sé, pero tú eres la encargada del orfanato, ¿cierto?"

"Si, Milady me nombro directora del orfanato. De ese modo es más sencillo para mí", me dijo con una sonrisa divertida, "Tendrás que guardar mi secreto, Ferdinand".

Asentí un poco confundido, pero la seguí hasta la oficina del director del orfanato. Elfi, una de las asistentes de Tuuri, abrió la puerta, y ella le pidió a la niña que verificara que todo estuviera listo para la clases del orfanato. Mientras subía las escaleras con ella comencé a escuchar una conversación amena, escuchaba voces y risas.

"Mamá, es Tuuri", escuche una pequeña voz de un niño momentos antes de verlo correr y abalanzarse contra mi compañera, "te extrañe mucho, hermana", dijo el pequeño niño que tenía el cabello azul marino.

"Estoy de vuelta". Sonrió mi compañera agachándose para cargar a su hermano menor.

"Bienvenida Tuuri", grito un hombre alto mientras la cargaba en brazos y reía feliz de volver a ver a su hija.

El hombre se parecía mucho a Tuuri, pero con el cabello del mismo color que el pequeño niño. Vi entonces a una mujer de cabello verde en un tono muy similar al de Tuuri, podía suponer que era su madre. La mujer sonrío acercándose a ella.

"Bienvenida, Tuuri… ¿o debería llamarla Lady Tusnelda?" pregunto cuando sus ojos cayeron en mí.

Una sonrisa tensa que trataba de ocultar su pánico se dibujó en el rostro de todos los miembros de su familia.

"Tranquilos, se los presentare, él es Ferdinand, originalmente es un plebeyo con devorador como yo" sonrío la niña. "Esta aquí para ayudarme con las manualidades de invierno. Nos acompañara al orfanato cuando terminemos de hablar", explico. "Ferdinand, él es mi padre Gunther, es un soldado, mi madre Effa, es tintorera, y él es mi hermano pequeño, se llama Kamil, tiene tres años."

"Un gusto conocerlos, aunque a usted ya lo conocía, señor Gunther, no sabía que era el padre de Tuuri"

"Porque mi linda hija se parece más a su madre", sonrío el señor, "Estaba preocupado cuando mi hija vino al templo la primera vez y cuando la sumo obispa nos pidió llevarla a la nobleza bajo su tutela, pero Lady Rozemyne prometió cuidarla, estoy feliz de verla a ella y a Damuel tan sanos, estaba sorprendido cuando los entrene".

Sonreí y me hice a un lado para darles un poco de espacio, observándolos mientras Tuuri siguió hablando con su familia un poco más.

Hablando de buena genética. El señor Gunther era un hombre guapo y fuerte, su madre era lo que llamaban muy bendecida por Geduldh. Tuuri se parecía mucho a su madre, considerando que su madre es toda una belleza.

'¡Va a ser bellísima cuando crezca! Y ahora que mi señora la ha adoptado… quizás podría…'

Imagine a una Tuuri adulta, realmente será una mujer muy bella, como ambos somos originalmente plebeyos con devorador, talvez podríamos casarnos, tendríamos una familia real, no una política. Sin embargo, por alguna razón, no podía imaginarme al lado de Tuuri

Seguí a Tuuri a revisar el orfanato, verificamos la producción de papel, las artesanías de invierno y otros pendientes. Cuando terminamos, los niños comenzaron una clase de carpintería básica y las niñas comenzaron con clases de costura, mi depresión se hizo más profunda al ver lo amble y maternal que podía ser Tuuri con los niños del orfanato. Regresamos a la oficina e informamos del estado en que todo se encontraba.

Mi compañera parecía más brillante ahora que en otras ocasiones, supongo que había extrañado a su familia durante el invierno.

Terminando el reporte fui a mi propio dormitorio y entre en mi habitación oculta.

'Madre, mamá, perdónenme. Encontré una buena mujer y no logro visualizarme con ella. Puede que su hijo muera solo de nuevo a pesar de todo…'

¿Por qué no podía pensar en Tuuri como mi esposa? Ella era exactamente el tipo de mujer que mi madre, mis madres, hubieran querido para mí. Era amable, cálida, atenta, maternal y bondadosa.

¿Qué pasaba conmigo? no entendía el amor romántico, pero ¿era realmente tan inútil…?

"¿Ferdinand, estas bien?" la voz de Milady me llego desde el otro lado del comunicador, parecía preocupada. "Tus asistentes me dijeron que pediste que no te molestaran, también que no quisiste comer."

"Estoy bien", le asegure, pero no me creyó.

"¿Puedo pasar?" pregunto, "parece que necesitas hablar."

Me levanté de mi asiento y abrí la puerta un poco, mi señora entró y cerró la puerta, mirándome a pesar de que no había encendido ni una luz, no tenía humor, incluso había dejado las cortina cerrada.

"¿Qué sucede?" me pregunto una vez más, acercándose. "¿Ferdinand?" insistió acercándose un poco más hasta colocar sus manos en mi rostro, una sensación agradable y reconfortante comenzó a recorrer mis mejillas.

No pude contener mi verborrea luego de eso, le conté como antes había pensado que Tuuri sería el tipo de mujer que buscaría para casarme si aun fuera un plebeyo y como me había hundido en la desesperación cuando me di cuenta de que no podía verla de esa forma. No sabía en qué momento había enterrado mi rostro en el hueco del cuello de Rozemyne, ni en qué momento la había sentado en mi regazo, o en qué momento comencé a jugar con su cabello. Pero me sentía un poco más tranquilo cuando termine de hablar, mientras que la sensación reconfortante había pasado de mis mejillas a mi espalda, ahí donde las manos de Milady frotaba de forma tranquilizadora.

"¿Por qué es importante ahora?" me pregunto cuando no dije más, "Acabas de cumplir doce, Ferdinand, uno normalmente espera a desarrollar la detección de maná para comenzar a buscar una pareja."

"Porque no quiero volver a morir solo". Solté sin pensar.

"¡¿Morir?!" Rozemyne se tensó mientras se alejaba un poco de mí para revisarme, "¿Por qué hablas de morir?" pregunto ahora con lágrimas en los ojos.

"¿Escucharías una historia ridícula?" le pregunte, "Es sobre quien era yo antes de ser Ferdinand, antes de ser Ferd…"

Ella asintió sin cambiar su posición. Le conté todo, sobre mi vida pasada, sobre el tipo de persona que era, lo egoísta que había sido, y lo único que había deseado mi madre para mí cuando aún era Tetsuo. Le conté mi determinación cuando mis recuerdos regresaron.

Ella me escucho en silencio, sin criticarme, cuando no tuve más que decir, volvió a acariciar mis mejillas. "Eres una persona maravillosa, Ferdinand. Encontrarás alguien que pueda pararse a tu lado como tu igual. Y tu madre de esta vida y la de tu vida pasada, se alegrarán por ti", me aseguro con una sonrisa cálida, mientras sus ojos permanecían fijos en los míos.

Rozemyne me había creído. Toda mi tristeza desapareció en ese momento, siendo sustituida por una calidez que nunca antes había sentido. Como si todo finalmente hubiera encajado, y una pieza que ni siquiera sabía que faltaba, hubiera sido colocada en su lugar.

Un ligero rubor entonces comenzó a subir por el cuello de mi Lady, la mire preocupado, ¿se estaba enfermando ahora?

Coloqué mi mano en su nuca y comencé a revisarla, pero nada parecía estar fuera de lugar, aunque su sonrojo aumento por alguna razón.

"Si… cuando sea momento de elegir una compañera, no encuentras una mujer que te aprecie... No, no me molestaría tomar ese lugar", dijo ella con una pequeña voz que la hacía lucir adorable.

"Gracias por siempre preocuparte por mí, Rozemyne". Sonreí abrazándola con un poco más de fuerza. '¿No es un poco como cuando tu hermanita menor declara que se casara contigo?' sonreí a la idea. Peinando su cabello y jugándo un poco más con el antes de soltarla. "Me siento mejor, ¿habrá algo que pueda comer?" pregunté bajándola al suelo y poniéndome de pie.

"Pediré algunos refrigerios salados para ti, para que los comas con tu té" sonrío antes de abrir la puerta y salir de mi habitación oculta…

'… se supone que no debería haberla dejado pasar sola, estaba tan deprimido que lo olvide'

Cuando salí, vi a Tuuri y a otros de mis compañeros mirándome con diversión en los ojos, pero ninguno preguntó, solo siguieron sonriendo sin decir nada.

'Al menos mi hermano no estaba aquí o no me hubiera dejado en paz'

Mi malestar me había retrasado, así que partí en highbeast al primer pueblo agrícola donde debía presentarme y pasar la noche. Milady había enviado el carruaje antes para que no me retrasara.