El Ascenso de un Científico Loco

¡Descubriré como funciona el mundo!

Cambios

Cuando finalizó la ceremonia de oración, Lady Rozemyne se mudó al castillo. Las asistentes de Milady tenían habitaciones en su dormitorio, mientras que los varones las teníamos en el edificio de los caballeros. Yo viajaba desde la finca de mi familia, ya que estaba bastante cerca del castillo del archiduque, aun así, Lady Verónica me había facilitado una habitación en el castillo, en caso de que fuera necesaria.

Nuestros roles se habían dividido entre el templo y el castillo, pero siempre había siete de nosotros con milady. Tres caballeros, dos asistentes y dos eruditos. Rotábamos entre erudito y caballero, asistente y erudito, o asistente y caballero en el caso de Angélica.

Las obligaciones de Milady consistían principalmente en ayudar a su tío con el trabajo de oficina y proporcionar maná a la fundación. Debido a la gran cantidad de maná de Milady, ella tenía que realizar su parte de la reposición sola, aunque normalmente era Lady Verónica quien vigilaba que no se excediera por accidente.

Hoy no me tocaba estar junto a Lady Rozemyne, sin embargo, me tocó subir al castillo para las clases de erudición. Esto era como una pasantía. Los eruditos del castillo nos guiaban y enseñaban el trabajo.

Joseph se quedaba en mis aposentos luego de cambiarme la ropa. Estaba tomando el camino usual por los pasillos cuando sentí que alguien me jalaba hacia un lado. Cuando me di cuenta estaba contra la pared sujeto por las tres mujeres que más comenzaba a despreciar.

"Buen día, Ferdinand" saludó Lady Constance como si nada extraño estuviera pasando "es todo un placer verte más seguido por el castillo, ¿no es así, Alerah?"

La joven sosteniendo mi brazo izquierdo se apretó más contra mí, levantando su rostro para mirarme con una sonrisa brillante sin dejar de asentir.

Intenté zafarme, pero Teresia me sujetaba con fuerza por el brazo izquierdo y, por supuesto, Alderon estaba apostado ahí donde me habían jalado para vigilar.

"Lady Constance, si desea algo puede pedirlo como una persona civilizada, ¿sabe?"

La observé golpear su mentón con el dedo índice mientras daba un par de pasos hacia mí, sonriendo luego de un momento.

"Antes de hacer mi solicitud, necesito saber algo, Ferdinand. ¿Ya has notado el rafel que mi pequeña y linda hermana alberga por ti?"

'¡Y de nuevo con lo mismo!'

"No sé de qué está hablando. Mi señora se preocupa por todos los sacerdotes del templo y pone especial atención a quienes formamos parte de su séquito… a menos que quiera usted decir que mi señora es como un árbol de rafels."

Constance se tomó la frente un momento antes de negar con un sonoro suspiro que nada tenía de noble, pero si mucho de drama exagerado.

"¿Y qué hay de ti? ¿Tienes un rafel para ella?"

Dejé de luchar y recompuse mi rostro. No le daría la satisfacción de verme sonrojado o nervioso.

"Le debo todo a mi señora, así que mi lealtad es para ella. Si usted insiste en confundir y malinterpretar, el problema es suyo. No mío."

Lady Constance me dedicó una sonrisa triste por un segundo, antes de volver a su sonrisa de dama noble, acercándose tanto, que por un segundo tuve la impresión de que me sacaría los ojos con sus senos.

"Entiendo. Esta es mi petición. Dile a mi hermana que has decidido seguirme para enlazar tus estrellas con Alerah y conviértete en mi erudito."

Mi cara debía mostrar el shock que estaba atravesando, '¿Qué demonios…?'

"Como bien has dicho muchas veces, mi hermana es una persona muy capaz de sacar los mejores atributos de aquellos que la rodean. En especial de quienes conforman su séquito a pesar de su edad. Entonces, dado que está entrenando más eruditos, caballeros y asistentes, mi hermana no te necesita."

Las palabras que salían de su boca me supieron a veneno. Dulce en un principio, volviéndose amargo a medida que avanzaba hasta volverse letal. Fruncí mi ceño en señal de disgusto. Mi señora aun me necesitaba, ¿quién la consolaría cuando se sintiera enferma o decaída? Sin importar cuantos de mis compañeros se conviertan en médicos o asistentes, es a mí a quien busca cuando se siente más desanimada de lo usual.

"No" fue todo lo que dije.

"Pero no has escuchado todo" me respondió Constance con una sonrisa divertida, agachándose lo suficiente para que su escote quedara en mi línea de visión y sus ojos y labios apenas un poco más arriba "Voy a hacer todo lo posible por irme a un ducado donde nunca caiga nieve, por supuesto, no todos en mi séquito podrán seguirme. Mi pobre Alerah sufre porque tendría que casarse con un extraño para seguirme, pero, si te unes a mi séquito, podrás escoltar a Alerah en su ceremonia de graduación y una vez que sus estrellas hayan sido unidas, los dos podrán seguirme a un ducado mucho más cálido. ¿Entonces, Ferdinand? Si no tienes un rafel creciendo por nadie…"

Mi mente divagó. Podía imaginar a Alerah seduciendo hombres atractivos ahí donde fuera. Pero a mí, no podía imaginarme a su lado sino como un objeto de mera decoración… lejos de mi señora, sufriendo a solas sin encontrar consuelo en ninguna parte.

"Quizás Lady Constance no me escuchó bien, así que voy a repetirlo despacio. No. Voy. A. Ir. Con. Ustedes."

"¿Pero Ferdinand…?"

"¿Desea que se lo diga en lenguaje antiguo?"

Una sensación desagradable de algo húmedo arrastrándose por mi cuello y dejando un camino pegajoso que por poco me provoca una arcada llamó mi atención. Alerah acababa de lamer mi cuello y ahora me miraba con los ojos brillantes y una sonrisa perversa.

"Siempre puedo dejarlo examinarme, Lord Ferdinand. Ya sabe. Para decidirse a unir sus estrellas conmigo."

"Mi detección de maná no ha despertado aún, es muy probable que ni siquiera seamos compatibles" dije sin más.

"¿Y? No es como que quiera tener hijos. Los hijos son ruidosos. Molestos. Y las mujeres solemos dejar de lado nuestros trabajos hasta que esos mismos niños cumplen por lo menos diez años. No me interesa tener descendientes." Me dedicó una sonrisa sórdida antes de continuar. "Que su sabor me resulte tan desagradable, solo lo hace mejor para mí, me divertiré mucho tiñéndolo."

Esto era peligroso. Intenté zafarme de nuevo, escuchando a Teresia soltando pequeñas risitas, como si esta fuera una broma de lo más divertida.

"Lord Ferdinand, no se haga del rogar. Seguro que disfrutará mucho de las atenciones de nuestra pequeña Alerah."

La repugnante sensación se repitió de un modo distinto en el lóbulo de mi oreja. Estaba a punto de enfurecer de verdad y tratar de aplastarlas cuando la suave voz de campana de mi señora se dejó escuchar.

"¡Constance! ¿puedo saber que están haciendo tus asistentes con Ferdinand?"

La cara aterrorizada de Lady Constance me hizo relajarme un poco, así como ser liberado por la boca repulsiva de Alerah, o el abrazo cargado de burla de Teresia.

Alderon volteó entonces. Al parecer, ninguno de ellos esperaba que alguien aparecería por el otro lado de ese pasillo… el que venía del despacho del Archiduque.

"Hermana. Hola. ¿Terminaste de…?"

"Te hice una pregunta, Constance. ¿Qué le están haciendo a Ferdinand?"

Teresia y Alderon se doblaron de inmediato sobre sí mismos. Alerah me soltó, cubriendo su cuello con los ojos llenos de lágrimas. Constance parecía estar aguantando algún tipo de dolor. Su rostro tratando de formar una sonrisa sin que pudiera abrir del todo uno de sus ojos y su respiración cambiara a una más rápida de inmediato.

"¿Her…mana?"

Mi señora llegó hasta nosotros y yo no tardé nada en caminar hasta ella y arrodillarme con los brazos cruzados. Estaba agradecido de que me hubiera rescatado, pero no sería bueno que alguien descubriera que Lady Rozemyne estaba aplastando a su hermana mayor y su séquito. Podría prestarse a malas interpretaciones.

"Milady, por favor, no gaste su maná en ellos. No lo vale."

Sentí su mano en mi cabeza y luego escuché suspiros de alivio detrás de mí. Mi señora me tomó entonces de las manos para que pudiera levantarme y me miró a los ojos. Se veía exhausta.

"Ferdinand, ¿puedes decirme que ha pasado aquí?"

Podría decirle la verdad. Podría decirle que su hermana y esas dos locas me habían estado acosando por mera diversión, pero de nuevo, que mi señora mostrara su ira de manera tan abierta por algo tan insignificante solo le traería problemas.

"Lady Constance pensó que podría estar interesado en comprometerme con Lady Alerah y seguirla a un ducado más cálido, milady. Al parecer, no disfruta mucho con el clima frío del invierno en Eisenreich."

"¿Puedo saber… qué… respondiste?"

Sonaba nerviosa, incluso preocupada. ¿Se habría dado cuenta de que oculté una parte importante de la información?

"Que no he despertado aún mi detección de maná y que yo no tengo problemas con el frío. Soy leal a usted, Lady Rozemyne. Solo me moveré del ducado si usted así lo desea."

La sentí relajarse, incluso su maná parecía aletargado ahora, a juzgar por las sensaciones que sus manos dejaban escapar sobre las mías. La noté suspirar con cansancio de un modo disimulado detrás de una sonrisa noble y elegante. Mi señora se hizo a un lado entonces, mirando a su hermana mayor.

"Constance, estoy segura de que aprecias a tu séquito tanto como yo aprecio al mío. Te voy a agradecer que no intentes robarte a ninguno de nuevo, ¿lo entiendes? Podría reportar a nuestro padre y a Lady Verónica que te encontré en una posición indecorosa con uno de mis eruditos mientras tus dos asistentes lo mantenían quieto y tu erudito favorito vigilaba. Incluso podría averiguar si tu asistente estaba tratando de besar a mi erudito o solo le estaba recitando amenazas escalofriantes al oído."

Voltee en ese momento, justo a tiempo para captar como el color se escurría de los cuatro rostros ahí presentes.

"Hermana, yo…"

"¿Prescindirás de la ayuda de Ferdinand? Vaya, es bueno escuchar eso porque nuestro hermano Sylvester justo me preguntó si Ferdinand podría comenzar a darle tutorías para Lenguaje Antiguo. Venía a preguntar a Ferdinand si tendría una campanada de su ocupada semana para ayudarlo."

La sonrisa noble de mi señora se había vuelto algo escalofriante. Lady Constance y su séquito la miraron con horror por un segundo, antes de volver a sus fachadas nobles y sonrientes que a duras penas podían ocultar su nerviosismo.

"Si, es, es verdad. Me preguntaba si otro de tus sacerdotes o doncellas podría ayudarme con eso para dejar libre a Ferdinand."

"Lo consultaré con Philine, Brunhilde y Muriella. Después de Ferdinand son las más capacitadas, después de todo."

"¡Oh!" pareció lamentarse Lady Constance con fingido agradecimiento.

"Una cosa más, querida hermana", prosiguió mi señora de inmediato, "mis doncellas me estarán dando informes de cómo se desarrollan las tutorías. Espero que Alderon no esté por ahí, igual que el resto de los hombres de tu séquito. No me gustaría exponer a mis queridas doncellas a las terribles palabras que Chaoscyper pudiera soltar en ordonannz perdidos solo porque vienen del templo. ¿Estás de acuerdo?"

"Si, sí. Lo estoy."

"Nada de hombres cerca de mis doncellas, Constance. Después de todo, al ser su señora, soy tan responsable de proteger el honor de mi séquito como el mío propio. Espero que lo comprendas."

"Por supuesto, hermana."

Alderon susurró algo al oído de Teresia, quien le transmitió la información a Lady Constance y su cara se iluminó. Pronto Lady Constance dio una excusa para salir del lugar y desapareció de nuestra vista junto a los miembros de su séquito. Después de eso, escolté a mi señora hasta su pieza, dándole una poción para que recuperara su maná y otra para que recuperara sus fuerzas antes de disculparme y retomar mi camino al edificio de eruditos. Ninguno dijo nada respecto a Constance en todo el camino.

.

Tal vez porque no había habido conferencias de archiduques desde hace una década, o porque había mucho que resolver tras la guerra. La conferencia había durado un mes entero, el archiduque y Lady Verónica parecían realmente agotados cuando al fin regresaron. Se informó que la reunión informativa sería el día de la hoja en tres días a la tercera campanada. Los candidatos adultos y los que estaban en edad escolar estaban obligados a participar, sin embargo, fue una sorpresa que se solicitara la presencia de Milady en esa reunión.

"Padre, necesito volver al templo. Vendré el día de la reunión"

"Rozemyne, querida ¿en verdad no puedes quedarte?" le pregunto Lady Verónica con pesar. "Estaba pensando preparar una cena especial".

"Lo lamento, Lady Verónica, pero he estado en el castillo un mes. De verdad necesito volver ahora", se disculpó al tiempo que su sonrisa se profundizaba.

"Entiendo hija mía, sin embargo, necesito que asistas a la reunión. Te necesito ahí como la Sumo Obispa". El desconcierto se mostró en el rostro de mi señora por un segundo, antes de que volviera a sonreír.

"No faltaré". Prometió antes de comenzar a dar indicaciones para volver.

"Ferdinand, espero que hayas encontrado ocasión para que tu hilo se entretejiera con los de mis hijos", me dijo Lady Verónica a modo de saludo

"Lo hizo…" respondí con una sonrisa propia, recordando el incidente con Lady Constance. "Principalmente con Lord Sylvester, en las mañanas durante el entrenamiento".

Intercambié pocas palabras más de cortesía con la primera dama mientras Milady terminaba de dar indicaciones. Ella, Margareth, Tuuri y yo, volveríamos primero al templo.

El trabajo de Lady Rozemyne se había acumulado, aunque tratamos de ayudarla tanto como nos fue posible.

No entendíamos porque la Sumo Obispa seria requerida en una reunión de nobles. Era muy extraño, así que preparamos todo en lo que pudimos pensar. El estado del templo, las donaciones, el número de sacerdotes. Cualquier información que pareciera mínimamente relevante.

Esa noche, fui yo quien fue a verla a su habitación. Estaba preocupado. Temía que se hubiera resfriado o estuviera enferma. No sabía cómo Milady se colaba a mi dormitorio, así que tuve que usar una bendición para dormirlos a todos.

"Milady ¿Se siente bien?" le pregunté abriendo el dosel.

"¿Ferdinand?" parecía bastante sorprendida de verme. Estaba sentada en su cama abrazando el peluche que le había regalado.

Me acerqué a ella cuando noté su rostro sonrojado.

"Milady, por favor no se quede callada cuando se sienta enferma", pedí llevando mi mano a su frente para medir su temperatura.

"Estoy bien", trató de mentirme.

"Parece que tiene mucha fiebre… si se siente muy mal, puedo quedarme con usted, aunque no sé bien como regresar a mi dormitorio. Tuve que dormirlos" confesé, pero ella no me dijo nada, tampoco se acercó "Lo lamento ¿la ofendí de algún modo?" pregunté.

Tal vez se sentía contrariada por lo que sucedió con su hermana, "si no desea hablar conmigo yo…"

"¡Nada de eso!" se apresuró a negar tomando la manga de mi ropa, "Solo, no he podido dejar de pensar en la reunión… estoy tan confundida"

"¿Prefiere que me retire?"

"No, está bien ¿puedo estar contigo?"

"Por supuesto" sonreí "¿Quiere quedarse aquí o prefiere que vayamos a mi dormitorio? Si se siente muy enferma puedo quedarme con usted, aunque deberá decirme como volver."

Lady Rozemyne lo pensó un momento antes de ponerse de pie, tomar mi mano y caminar conmigo a mi habitación. Luego de administrarle algunas hierbas para regular su temperatura, me acomodé con ella en una posición en la que pudiera verificar su temperatura fácilmente. Me quedé dormido en algún momento y cuando desperté, ella había vuelta a su dormitorio.

Era tarde el día del fuego cuando terminamos de reunir la información, por lo que Milady dijo que partiríamos al castillo mañana después del desayuno.

Después de la cena, me dijo que trabajaría en un proyecto en su habitación oculta hasta muy tarde, y me pidió que descansara. Sin embargo, no pude dormir.

"Ferdinand, ¿Por qué sigues despierto?"

"Lo lamento, no podía dormir. Me preocupa que no descanse correctamente"

Milady me sonrió antes de subir a mi cama. Otra vez parecía tener fiebre, pero ella negó estar enferma antes de enterrar su rostro en mi pecho.

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"Sumo Obispa, sé que esta por irse, pero… tiene visita" murmuró Vilma con el rostro pálido mientras desayunábamos.

"¿Esperaba a alguien, Milady?" le pregunté, pero ella solo negó

"No, Vilma. Dile a este… visitante que agende una cita. Si es importante lo veré hoy a la sexta campanada, pero no tengo tiempo ahora" indicó mi señora, sin embargo, en lugar de obedecer, Vilma solo se acercó a Milady con un billete de madera. No sabía que estaba escrito, pero Lady Rozemyne casi se atragantó con su desayuno.

"Debe ser una broma", la escuché murmurar antes de hacer un gesto con sus manos, provocando que sus asistentes grises limpiaran todo y prepararan los sillones para recibir a esta persona. "Ferdinand, lo lamento. ¿Podrías quedarte conmigo?"

"Como deseé" respondí mientras me movía con ella al sillón, pero Milady no se sentó, sino que esperó de pie.

La puerta se abrió y entró un solo hombre. Llevaba el rostro cubierto con una capucha. Aun así, Milady se arrodilló cruzando sus brazos sobre su pecho. Estaba confundido, pero la imite

"¿Puedo orar por una bendición en agradecimiento por esta reunión fortuita, ordenada por los ríos puros que fluyen de Flutrane, la Diosa del Agua?"

"Puedes"

"Oh Flutrane, Diosa del Agua. Que le concedas a Zent Traokvar tu bendición." recitó milady y casi dejé de respirar.

'¿Qué hacia zent aquí?'

"Es una gran sorpresa tenerlo aquí", finalizó.

"Lamento haber forzado esta reunión, Lady Rozemyne, pero en realidad necesitaba hablar con usted ahora"

Milady le ofreció un asiento y entonces sus ojos cayeron en mí por un momento antes de volver a Lady Rozemyne.

"Le ruego que permita que se quede. Ferdinand es mi principal erudito, pero también es el Sumo Sacerdote… con las cosas que los nobles piensan del templo. Espero que entienda porque lo mantengo conmigo."

"Entiendo, la verdad me sorprendió escuchar sobre sus asistentes del templo este año, sin embargo, los profesores me mostraron cuan excelentes eran todos ellos."

"Perdone mi dureza, pero no poseo la bendición de Dregarnuhr en estos momentos. ¿Qué puedo hacer por usted, Zent Traokvar?"

"Eso te pregunto yo, Lady Rozemyne"

"¿Disculpe?"

"El día de ayer, me reuní con Eglantine y con Galtero para hablar sobre llevarlos de vuelta a la familia real, a través de una adopción. Tu primo me informo que tú también eres una princesa oculta. Mis eruditos investigaron, debo decir que hay tantos rumores alrededor de tu origen que no sabía bien que pensar", la miró un momento, como pensando sus palabras antes de llevar su mano a su barbilla de forma contemplativa. "El rumor que parece más aceptable, es el que dice que tu eres hija de Aub Adalbert y una princesa colateral. Si eso es cierto, tu sangre es más densa que la mía o la de cualquiera de mis hijos. Incluso mis sobrinos. Eso significaría que tú eres la heredera por ley, yo…"

"Lamento interrumpirlo, pero en realidad no sé de qué está hablando, Zent Traokvar. Yo soy hija de mi padre. No conozco el nombre o el rostro de mi madre, asegurar tal cosa resulta impensable para mí."

"Pero en tu bautizo, se descubrió que tienes siete atributos. Solo la línea directa de la familia real tiene siete atributos. Yo mismo solo poseo seis."

"Ferdinand también posee siete atributos, y él no es un hijo real", informó consiguiendo que sus ojos se dirigieran a mí por primera vez desde que comenzó la reunión, "Soy la Suma Obispa de Eisenreich, Zent Traokvar. A menudo recibo bendiciones de los dioses, pero se equivoca sobre que solo la familia real directa posee siete atributos. Varias princesas se han casado con Aubs de grandes ducados. Por lo cual no es impensable que algunos candidatos a archiduque posean siete atributos de nacimiento".

Una sonrisa se dibujó en el rostro de Zent al mirarla.

"Te pareces a mis hermanas mayores, así que estoy seguro de que es cierto, pero seguirás negándolo ¿correcto?" Milady solo sonrió, "muy bien, entonces dime ¿hay algo que pueda hacer por ti?"

"Agora, de Kahocyper aguaita. Harbar castigo, maguer promesa. Traer los pellas de Mestionora para abonanzar, ¿significa algo para usted?" preguntó mi Lady.

"No en realidad. Sin embargo, debo admitir que mi dominio del lenguaje antiguo es superfluo. Originalmente fui educado como comandante de caballeros", confesó antes de mirarme, "Sé que usted lo habla con fluidez, apreciaría su guía como Anhaltung."

"El caos asecha por el castigo impulsivo, a pesar de la promesa. Lo siguiente es un poco confuso…" me detuve, no había comprendido bien el significado.

"Los bibliotecarios de Mestionora, es lo más correcto, aunque esta parte es más interpretación que una traducción literal. Traer a los trabajadores de Mestionora para calmar la tormenta. No entiendo bien el significado completo, pero parece que significa algo para usted."

Ambos conversaron un poco más. Todo el tiempo, Zent intentó que Lady Rozemyne admitiera que era su sobrina. Todo el tiempo ella lo negó. En cambio, le preguntó por el castigo para la facción perdedora, y las consecuencias del mismo.

Después de la reunión de Milady con Zent, nos apresuramos para prepararnos. La reunión de la familia archiducal era para informar sobre las regalías para Eisenreich, así como los cambios que habría y estaba programada para la tercera campanada. Casi no había tiempo.

Mi señora señaló a Tuuri y a Brunhilde como asistentes, a Hartmut y a mí como eruditos y a Margareth, Damuel, Angélica y Bridget como sus caballeros de escolta. También ordenó a los demás, permanecer atentos en caso de que se necesitaran sus servicios.

Después de cambiarme a mi uniforme de erudito, nos reunimos con los demás y partimos al castillo usando highbeast. La reunión con Zent Traokvar fue una sorpresa, por lo cual nuestro horario se alteró. No había forma de rechazar al rey.

Gracias a los dioses, llegamos a la sala de reuniones justo a tiempo.

"Gracias por venir", dijo el Aub después de los saludos estándar. "Hay varios asuntos por tratar, pero primero. Zent se reunió el día de ayer con Gatero y con Eglantine. Él desea cumplir el deseo de su difunto hermano y llevar a sus sobrinos de vuelta a la familia real."

Observé a los primos de Milady. Lord Galtero sonreía con suficiencia, mientras que Lady Eglantine parecía triste e incluso un poco molesta.

"La adopción se llevará a cabo durante el verano." Continuó el Aub antes de mirar a los hijos bautismales de Lord Bonifatius. "Tengo entendido de que Zent les preguntó sus opiniones y esperanzas sobre esta adopción, ¿tienen algo que decir?"

"Nada, Aub Eisenreich. Les agradezco por todo lo que hicieron estos años por mi hermana y por mí. Por habernos acogido y protegido. Estamos vivos gracias a ustedes"

"Bueno, ¡Yo si tengo cosas que decir!" protestó Lady Eglantine golpeando sus palmas contra la mesa, importándole poco o nada que no fuera educado "¡¿Porque no puedo rechazar esta adopción?!" preguntó, "No soy una princesa soberana, ¡soy una princesa de Eisenreich! ¡Hija del comandante de caballeros!" declaró mirando a su padre con lágrimas apenas contenidas. "Estoy feliz con mi vida como es ahora, ¿Por qué no puedo quedarme aquí?"

"Porque Somos hijos del tercer príncipe." respondió Lord Galtero, con obviedad.

"Tal vez, pero no me gusta", dijo Lady Eglantine fulminando a su hermano con la mirada, "Mis primeros recuerdos están en Eisenreich. Yo no recuerdo nada de nuestra familia biológica."

La niña respiró hondo un par de veces antes de mirar a su padre bautismal por un momento, volviendo su vista al Aub. "Firmaré la adopción porque no puedo negarme, pero pedí y se me permitió conservar mi título como Candidata a archiduquesa de Eisenreich", informó, "también a partir del próximo año puedo venir a mi Geduldh durante la temporada baja. Solo necesito estar en la soberanía en invierno y primavera" una sonrisa afloró en sus labios antes de volver a mirar a Lord Bonifatius "Por último, me volveré la maestra del curso de Candidatos a archiduque, a cambio de permitírseme cancelar mi adopción tras mi graduación", finalizó con una sonrisa feliz.

Una gran sonrisa se extendió por el rostro de Lord Bonifatius, quien parecía estarse conteniendo para no ponerse de pie y abrazar a su hija en ese momento

"Entiendo, entonces, solo se realizará la degradación a archinoble de Galtero."

"Disculpe Aub, ¿qué pasa con Rozemyne?" preguntó el príncipe.

Mis compañeros y yo nos tensamos ante su pregunta, al igual que varias personas en la sala de reuniones.

"¿Qué pasa conmigo, Lord Galtero?" preguntó Milady, fingiendo confusión.

"También serás adoptada por nuestro tío, ¿cierto?"

La brillante mirada cargada de anticipación y la sonrisa bailando en las comisuras de los labios de Galtero me estaban provocando un extraño tipo de náuseas. Por alguna razón quería arrancarle esa estúpida casi sonrisa del rostro, pero solo tenía que aguantar y esperar para ver como la decepción se adueñaba de él.

"Por todos los dioses, Lord Galtero, ¿Por qué motivo sería adoptada por Zent?" preguntó mi señora mirándolo con seriedad. "Soy hija de Lord Adalbert, Aub Eisenreich. Como dijo mi prima, no soy una princesa soberana. Soy una princesa de Eisenreich".

"Rozemyne es mi hija y ella se quedará en Eisenreich", declaró el Aub, dando por finalizado ese punto. "Ahora, debo comunicar una noticia lamentable. El primer príncipe Sigiswald, el heredero, fue secuestrado y asesinado esta primavera".

Un sentimiento extraño e incómodo se apoderó de mí en ese momento. No me gustaba el príncipe, pero él tenía mi edad. Sentí la mirada de milady por lo que guardé mis pensamientos conflictivos en mi interior. Tendría ocasión de reflexionar como me sentía cuando estuviera en mi habitación oculta... o cuando milady fuera a mi habitación esta noche y me preguntara por mi estado de ánimo.

"Según la información reunida, Zent Traokvar tenía la intención de fungir como relevista, mientras buscaba el Gutrisheit. Su hijo mayor seria educado como heredero. No se sabe cómo la información llegó a los nobles radicales de la facción del cuarto príncipe quienes lo secuestraron y asesinaron cuando intentaban rescatarlo. Por ese motivo, Zent decidió purgar a esa facción. Para evitar que volvieran a intentar algo como esto." explicó. "A causa de esta terrible pérdida, Zent solicitó a los ducados de su facción que envíen nobles a la soberanía para sustituir a los nobles purgados. También, Rozemyne, Zent solicita que se envíen a los sacerdotes con más maná en edad adulta al templo soberano."

"Hare como se me ordena" respondió milady cruzando los brazos sobre su pecho con deferencia, aunque estaba molesta. Ella había discutido eso con Zent en su reunión.

"Muy bien. Otra cosa hija mía. Durante el verano recibirás la visita de Lord Werdekraft en el templo."

"¿Disculpe?" preguntó milady confundida.

"Fue una petición de Aub Dunkelfelger. No supo explicarme como sucedió, pero su hijo decidió que se volvería Sumo Obispo de Dunkelfelger y quiere que le enseñes; con él envío de sacerdotes a la soberanía, Aub Dunkelfelger terminó por aceptar la petición de su hijo" explicó con un suspiro cansado.

De nuevo me sentí incomodo.

"Por último, hay varios ducados en la facción del cuarto príncipe que se consideran ducados desaparecidos, entre ellos esta Frenbeltag. Eisenreich pasará a administrar esa tierra. Habrá algunas complicaciones hasta que se encuentre el Gutrisheit que se perdió en la guerra, pero se nos está concediendo este honor."

La reunión termino poco después de eso. Se nominaron nobles para ir a la soberanía. Aub enviaría las invitaciones y comenzarían a moverse durante el verano, cuando la purga terminara.

Con la purga y la llamada de los nobles a la soberanía, muchos sacerdotes y doncellas azules serían llamados a sus casas para volver a la sociedad noble, por lo que debíamos volver pronto. Milady no paraba de murmurar algo sobre Kahocyper danzando en el jardín de los dioses.

Lady Rozemyne intercambió algunas palabras con su prima, quien dijo que la visitaría en el templo en tres días para solicitar su ayuda antes de comenzar a prepararse.

"Rozemyne", la llamó el principito con una sonrisa en el rostro.

"Lord Galtero, ahora estoy un poco ocupada. Si necesita tratar algo conmigo, por favor haga una cita. Debo volver al templo ahora".

"Solo tengo una pregunta. Una petición para ti".

"Hazla rápido. Ventuchte sigue hilando".

Contuve una risilla burlona ante el obvio desdén que mi señora le prodigaba a su desagradable primo, solo para tener que morderme mi lengua después de escucharlo.

"Rozemyne, quiero que bordes mi capa", le dijo.

Sentí una sensación incomoda en el estómago, momentos antes de que una furia fría comenzara a recorrerme.

'¡¿Cómo se atrevía a darle más trabajo a Milady?!'

"Oh, vaya. Pero que petición tan problemática. Supongo que puedo ayudarte." dijo ella, mirando a su primo sin sonreír.

Otra vez me sentí raro, me sentía mal e incluso mareado. Una sensación de perdida y dolor me invadió. Sentí mi maná descontrolarse y tuve que llevar mi mano a la bolsa con piedras fey en mi cadera para evitar dañar a alguien por accidente.

'¿Por qué me siento tan mal?', sentí una mano en mi hombro que me devolvió a la realidad

"… eso sería todo lo que necesito. Infórmame si tienes alguna idea para el bordado decorativo, si no es así, dejaré que mis artesanas se encarguen."

"¡Rozemyne esto no es…!" pero ella no lo dejó hablar.

"Enviaré la capa en tres días, asegúrate de tener los materiales listos. Te informaré el coste cuando tenga tu diseño. Si no tienes una capa lista, también podría conseguirla para ti, pero aumentará el costo. Con permiso".

Volvimos al templo en ese momento.

Esa noche mi señora estaba tan frustrada que retorció mi ropa de dormir hasta casi romperla. Su maná se había arremolinado con furia sin poder controlarse, no dormimos mucho.

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A la mañana siguiente las solicitudes de visitas no dejaron de llegar, todas ellas de familias que querían recoger a sus hijos del templo y llevarlos de vuelta a la sociedad noble, solicitando principalmente a las mujeres que estaban en edad de casarse y a los azules en edad escolar.

En ese momento entendí porque lo único que Milady había solicitado a Zent era reducir el número de sacerdotes y doncellas que debía enviar a la soberanía.

Para el final de la primavera, el clero se había reducido a más de la mitad y supimos que un curso intensivo se había abierto en la soberanía durante el verano y parte del otoño para preparar a los nuevos nobles fuera de edad lo antes posible.