Notas de las Autoras:
Querido lector, te recordamos que está semana ofrecimos un maratón del 2x1 cada día.
Bienvenido al segundo capítulo del último día del 2x1.
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El Ascenso de un Científico Loco
¡Descubriré como Funciona el Mundo!
La Academia y la Santa
Rozemyne estaba bastante satisfecha esa noche cuando se coló a mi habitación. Pudo ponerse al día con sus compañeros de clase, aunque estaba un poco decepcionada por el nivel académico. Aun así, se tranquilizó lo suficiente como para no aplastar a nadie por accidente.
La mañana siguiente me despedí de ella y salí a mis clases de la mañana. Igual que el año pasado, estaba haciendo los exámenes del curso de eruditos del día del agua al día de la hoja ya que la profesora Brigitta estaba muy segura de que terminaría en tres clases.
Concluí mis exámenes con rapidez y volví al dormitorio.
Rozemyne estaba en su propia habitación cuando le notifiqué de mi regreso. Bajó de inmediato y tomamos él té mientras esperábamos que fuera momento de la comida. Por la tarde tendríamos los giros de dedicación y este año esperaba tener una respuesta a lo que Rozemyne había dicho el año pasado.
Las indicaciones eran las mismas que el año anterior, comenzando con los estudiantes de sexto.
Desde el año pasado, Lord Werdekraft había mejorado mucho, era claro cuanto lo ayudó su puesto de sumo obispo con sus giros.
Cuando fue turno de los estudiantes de cuarto año me paré junto a Brunhilde. El año pasado se integró a la clase cuando solo quedaban los estudiantes de sexto y algunos que no lograban aprobar y su giro fue muy bueno. Rozemyne también la instruyó, y con lo acostumbrados que estábamos a rezar no tuvo problemas para obtener el aprobado al primer intentó.
Esperamos que comenzara la música antes de iniciar. A diferencia del año pasado, Brunhilde y yo tuvimos todo un año para practicar por lo que la ansiedad del invierno pasado se desvaneció.
"Lord Ferdinand, Lady Brunhilde, ¡eso ha sido maravilloso!", alabó una maestra cuyo nombre no recordaba, debía ser nueva.
"Mi hermana y yo estamos agradecidos con sus palabras", dije con una sonrisa cortes.
"¡Aun es un poco pronto para decidirlo, pero creo que ya tenemos a los dioses rey y reina para su graduación!"
"Agradezco sus palabras, profesora, pero no podría", comenzó Brunhilde con una sonrisa de dama. "Preferiría danzar como Schutzaria".
"¿Y usted Lord Ferdinand?", preguntó mirándome ahora.
"Preferiría ser Leidenschaft"
Sus labios se apretaron en una fina línea por un segundo o dos antes de volver a sonreír.
"Como dije, aún es pronto para decidirlo", repitió la maestra antes de continuar la clase e informar quienes más habían aprobado junto con nosotros.
Casi todos nuestros compañeros aprobados salieron en ese momento. Íbamos a volver a nuestro lugar donde nos esperaban Karstedt, Sylvester y Rozemyne cuando noté la brillante sonrisa de ella… tan profunda y brillante que me recorrió un escalofrío de miedo.
Galtero la tenía contra la pared en tanto algunos de sus vasallos mantenían alejados a mi hermano y mi primo.
"¿Qué hacemos?" me preguntó Brunhilde al instante, "Rozemyne parece muy incómoda."
"¿Qué más? Salvar al idiota del príncipe antes de que solo queden Eglantine y Anastasius en la casa real."
Comencé a buscar a mi otra hermana adoptiva y al segundo príncipe mientras avanzábamos, encontrando que ambos estaban practicando juntos en otra zona y conversando… como si Eglantine le estuviera indicando como mejorar sus giros al chico.
"… deberías mudarte a la Soberanía donde estarías bien resguardada. Mi padre, el Zent, está dispuesto a adoptarte y comprometerte con alguien que valga la pena." Dijo Galtero haciéndome enfurecer.
'No puede estar insinuando que nadie va a envenenarla en la Soberanía. ¡No puede estarnos culpando de lo que pasó cuando fue puesta en jureve justo aquí!'
"¿El príncipe Anastasius? Lo siento, príncipe Galtero, pero Anastasius parece interesado en Eglantine. Justo ayer lo encontré en una de las salas de estudios del dormitorio de Eisenreich recibiendo tutorías de mi querida prima."
"No me refiero a Anastasius…"
"¿En verdad? ¿Hay más príncipes y no los conozco? Porque si van a comprometerme con alguien que valga la pena, tendría que ser alguien que pase todo este… decepcionante y poco exigente currículum con rapidez, pueda hablar lengua antigua con fluidez y esté estudiando más cursos que el de candidato… ¡Alguien como mis sacerdotes, de hecho!"
Tanto Brunhilde como yo estábamos sonriendo ante sus palabras. Estaba complacido de una mala manera. No debería alegrarme tanto de qué le restregaran en la cara a Galtero su incompetencia, pero lo estaba disfrutando.
"Me refería a alguien con sangre real y la posibilidad de convertirse en Zent."
La sonrisa de Rozemyne se ensanchó tanto que me estaba doliendo de solo mirarla. La vi tomar aire para responder y supe que debía intervenir antes de que ella insultara al mismo Zent.
"Príncipe Galtero, me parece que es su turno de hacer los giros. Todavía tiene tiempo de practicar un poco para no quedarse atorado en esta clase las próximas tres semanas." Le informé tomándolo del hombro cuya mano estaba demasiado firme en el muro junto a la cabeza de mi novia, sonriendo igual que ella por lo molesto de la situación.
"Vaya, pero si es Ferdinand" gruñó el príncipe liberando a Rozemyne a tiempo para que Brunhilde la tomara del brazo y la alejara "¿insisten con esa estupidez que girar y rezar es lo mismo?"
"Insisto en que todavía podrías librarte de esta clase tan rápido como nosotros… aunque tal vez no tengas la capacidad para hacerlo, no todos pueden ser tan exigentes consigo mismos, supongo."
"Maldito sacerdote archinoble elevado" murmuró entonces sin tomarse la molestia de disimular por más tiempo su disgusto "deberías volver al templo del que te sacaron y dejar de…"
"¡¿Príncipe Galtero?! ¿Le importaría venir con los demás? Es el único que falta para que comencemos con su evaluación."
Galtero debió morder su lengua, mirándome con unas ansias asesinas que solo me hicieron sonreír más.
'El sentimiento es mutuo, imbécil.' Pensé mientras le hacía una seña de adiós con la mano sin dejar de sonreír, bastante tentado a mostrarle el dedo medio como hacían en los programas americanos, y guardando mi intención. Ese no era el lugar ni el momento. Demasiados testigos. 'De todas formas, ¿Entendería que lo estaba insultando?'
Caminé entonces hasta mi grupo familiar. Sylvester y Karstedt habían sido liberados en cuanto la profesora llamó a Galtero, de modo que todos pudimos sentarnos a observar y a conversar un poco para esperar a Rozemyne.
El giro de Galtero no fue la gran cosa y, por supuesto, no pasó. Debería volver la semana entrante. En cuanto a Eglantine y Anastasius, ambos obtuvieron el aprobado, pero Anastasius todavía necesitaba practicar para alcanzar a Eglantine, de hecho, lo escuchamos pidiendo amablemente a mi hermanita de adopción que volviera a ensayar con él en otro momento para acompañarla de manera correcta.
"¡Por supuesto, primo! Creo que podríamos ensayar un poco el día de la fruta en el salón de té principal de Eisenreich. Por cierto, déjame presentarte a Lady Rozemyne."
Anastasius sonrió antes de saludar a Rozemyne de manera apropiada, olvidándose de que él era quien tenía más estatus y dando los saludos de primer encuentro.
"Escuché lo que le pasó y lamento profundamente que tuviera que permanecer en su jureve" se disculpó Anastasius "Mi padre ya ha enviado a sus mejores eruditos a investigar al respecto. Puede estar segura de que el culpable será encontrado, detenido y llevado ante mi padre para ser sentenciado a muerte. No quedará ni su medalla de bautizo luego de semejante traición."
"Le agradezco que me informe, príncipe Anastasius. Sus palabras me reconfortan."
Los profesores llamaron entonces a los chicos de primero y Rozemyne se despidió de nosotros para dirigirse al grupo de candidatos que iban a girar a continuación. La oímos recitar la oración de inicio con voz fuerte y clara, luego la música comenzó a sonar y ella a girar.
Estaba más que impresionado por la exactitud y gracia en sus movimientos.
Cuando el giro estaba por terminar algunas luces escaparon de ella justo en el momento en el que la danza terminaba, como si fuera una de esas coreografías modernas que había visto con Shuu alguna vez en nuestra escuela para cuyo final añadieron luces y pirotecnia sencilla.
Sentí el impulso de aplaudir, deteniéndome al notar que Brunhilde invocaba su schtappe junto a Karstedt y Sylvester para encenderlo en el aire y los imité.
'Esto se sentiría menos extraño si no hubiera visto una escena similar cuando Dumbledore muere en Harry Potter' pensé antes de notar que no éramos los únicos ovacionado a Rozemyne en silencio. Incluso la profesora había sacado su schtappe y se veía conmovida.
"Lady Rozemyne aprueba… por favor dígame qué puedo contar con usted para ser la Diosa de la Luz cuando se gradúe."
Rozemyne miraba a la profesora con curiosidad, perdida por completo, como si le hubiera hablado en japonés y no en el idioma común de Yurgenschmidt.
"¿La diosa de la luz? Profesora Dagna, creo que se confunde. Yo solo estaba rezando, no soy digna de tomar el lugar principal. Tengo la esperanza de que mis compañeros se comprometan más en su práctica y aprendan a girar y rezar correctamente en los años venideros… entonces verá que mis giros no ameritan tanta pompa."
Eso era… una forma extraña de negarse.
La profesora debió pensar lo mismo porque parecía confundida mientras su schtappe desaparecía y miraba a todos los demás alumnos.
"Supongo… que tiene razón al pensar que los demás podrían mejorar hasta alcanzarla en los siguientes años… pero usted también seguirá mejorando si continúa con su práctica, Lady Rozemyne. Es muy posible que se la elija como la diosa de la Luz y…"
"No podría aceptarlo, pero gracias por sus palabras de aliento, profesora."
Cuando volvimos al dormitorio, con la mano de Rozemyne recargada de manera casual en mi brazo para permitirme escoltarla sus palabras no dejaban de dar vueltas. ¿A qué se refería con no ser digna? ¿Quién podría ser más digna del papel de diosa de la luz que la Suma Obispa a la que incluso llamaban Princesa Santa? No podía entenderlo y no estaba seguro de si debía preguntarle.
Una parte de mi esperaba que solo fuera su buena fé en la capacidad de los demás, pero no podía estar seguro.
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Dos días después, la profesora Solange nos recibió en la biblioteca para el registro de Rozemyne y algunos de los chicos de primer año.
A pesar de su noble fachada, podía sentir a Rozemyne temblando de emoción mientras la escoltaba. Su maná apenas contenido. Sus dedos estrujando mi brazo cada tres pasos, haciéndome sonreír divertido. La adolescente a mi lado que llevaba sobre sus hombros las responsabilidades de un adulto pocas veces podía actuar como una persona de su edad, de modo que me encontré deseando que el trayecto se alargara un poco más y el tiempo se ralentizara.
Cuando llegamos, la profesora y los otros dos bibliotecarios en turno nos recibieron con la amabilidad usual, explicando las reglas y los costos de registro y préstamo.
"Conrad, ¿podrías dar los pagos, por favor?" pidió Rozemyne y el chico sacó de inmediato las monedas que habíamos calculado con antelación Brunhilde y yo, cubriendo el total de las inscripciones de primer año. Aquellos que no hubieran podido asistir el día de hoy habían recibido un pedacito de papel especial como comprobante de que habían pagado, de modo que los bibliotecarios pudieran cotejar con la pequeña hoja que les habíamos dado como contraparte.
"Profesora Solange, ¿puedo darles un recorrido a mis compañeros de primer año?" ofrecí, notando de inmediato el brillo en los ojos de Rozemyne y la pequeña sonrisa tímida de satisfacción formándose en su rostro.
"Si no es un problema, estaríamos agradecidos de que uno de nuestros más frecuentes visitantes se encargue de ello."
Asentí de inmediato, ofreciendo mi brazo a Rozemyne para comenzar.
Les mostré entonces los estantes y cubículos del primer piso, así como las secciones y la forma en que los escritos estaban acomodados tanto en tablillas, pergaminos y libros improvisados que aportamos mis compañeros del templo y yo en años anteriores.
El segundo piso sacó algunos suspiros de admiración de Rozemyne, haciéndola ver como una niña frente al aparador de la juguetería más grande de Japón. Decidí no comentarle nada. Tenía poco que había notado que ella se molestaba cuando la comparaba con una niña pequeña y el recuerdo de sus labios me abrumó un poco.
"¿Podemos ver la biblioteca subterránea, Ferdinand?"
"Hoy no, Rozemyne. Los demás no podrán accesar." Le comenté antes de colocar una herramienta antiescuchas en su mano para agregar "Esa es una cita para otro día."
Justo estábamos llegando de nuevo al mostrador de la entrada cuando cientos de luces salieron de Rozemyne. Quienes no la habían tratado mucho tiempo observaron con asombro la enorme cantidad. Muchas de esas luces se dispersaron por toda la biblioteca, algunas cayeron sobre mí y otras más envolvieron a Schwartz y Weiss. Quizás de no haber estado atento al destino de la bendición que se le había escapado, me habría sorprendido tanto como los demás cuando los dos autómatas bajaron del lugar donde habían estado descansando el año anterior antes de caminar, moviendo sus orejas conejunas hasta pararse frente a Rozemyne, mirándola con sus ojos de vidrio.
"Milady nos despertó."
"¿Milady leer?"
Solange y los otros bibliotecarios se apresuraron a salir de detrás del mostrador. Sus rostros mostrando de manera demasiado abierta el asombro y la nostalgia que debían estar sintiendo.
"¡Esto es un milagro!" dijo uno.
"¡La diosa al fin escuchó nuestras plegarias!" murmuró Solange.
"¿Pero cómo es esto posible?" inquirió el tercer bibliotecario mirando de Rozemyne a los shumils autómatas y luego a mí.
"Es posible que Rozemyne rezara a los dioses en agradecimiento por los libros de la biblioteca" respondí "Su enorme despliegue de mana podría haberlos despertado al sobrescribir la propiedad."
"Eso… puede ser posible." Razonó la profesora Solange todavía asombrada y con una sonrisa difícil de ignorar. Los bibliotecarios estaban muy complacidos por recuperar dos de sus muy requeridas herramientas a pesar de la situación.
"Lady Rozemyne, deberemos informar a Zent sobre este milagro" informó uno de los bibliotecarios "después de eso, nos gustaría reunirnos de nuevo con usted para transmitirle las órdenes de Zent respecto a los shumils y acordar el curso de acción a seguir."
"¿Ferdinand puede acompañarme?" preguntó ella, haciendo que mis orejas ardieran por alguna razón sin que nadie pareciera notarlo.
"¡Por supuesto! Que un jovencito tan capaz la acompañe serviría para atestiguar las indicaciones que le transmitimos y el apoyo que usted requiera para comprender su papel en todo esto." Eso pareció ser suficiente para Rozemyne, quién se despidió a nombre de todos cuando las luces de colores comenzaron a cambiar, indicando el cambio de hora.
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A la mañana siguiente, durante el desayuno, Rozemyne, Brunhilde y yo recibimos una invitación para tomar el té con los chicos de Dunkelfelger el siguiente día del agua a la quinta campanada. Según la carta, deseaban presentarnos a Clarissa y acordar cuando podría mudarse a Eisenreich y bajo qué términos exactos… además de comenzar a hacer los arreglos para comprometer a Brunhilde con Werdekraft de manera oficial.
Brunhilde parecía bastante satisfecha de que su pretendiente cerebro de músculo tuviera la cortesía de darnos más de tres días para prepararnos.
Un poco después de la comida estaba en la biblioteca subterránea mostrándole los libros a Rozemyne y jugando a esquivar sus intentos de besarme cuando nos llegó un ordonannz con la voz del profesor Rauffen que terminó con la agradable atmósfera del lugar.
"Lady Rozemyne de Eisenreich, habla el profesor Rauffen. Se solicita su presencia en el campo de ditter principal. Por favor traiga con usted veinte caballeros y al menos cinco eruditos que no pertenezcan al templo. Es sobre los shumils de la biblioteca" repitió el ave tres veces antes de convertirse en una piedra y quedar atrapada en mi mano. Miré a la chica sentada en mi regazo. Si bien esperábamos alguna reacción de parte de Zent, en definitiva, no era está.
"¿Tenemos que ir ahora?" preguntó ella jugueteando de manera ociosa con la punta de mi trenza.
"A menos que quieras recibir más de estos… y posiblemente al profesor Rauffen detrás de un ordonannz, temo que sí."
Rozemyne suspiró con cansancio antes de tomar mi rostro entre sus manos y besarme de manera apasionada a tal grado que terminé soltando el ordonannz para abrazarla y mantenerla quieta en su lugar. Tenía poco que había aprendido a abrazarla para evitar que se sentará a horcajadas sobre mí cuando me besaba de ese modo. Un poco más de estimulación y era seguro que ella sentiría algo más que mis piernas… no podía permitir algo así.
En cuanto mi novia estuvo satisfecha y necesitada de aire cortamos el beso, luego recogió la piedra de ordonannz acurrucándose contra mi pecho, haciéndome pensar en un gato enorme buscando calor.
"Ordonannz. Profesor Rauffen, aquí Rozemyne. ¿Qué tan urgente es este asunto? Temo que muchos estudiantes del curso de caballeros siguen asistiendo a clases… algunos deberían estar con usted en este momento, de hecho."
El ave voló y ella la observó con una cara llena de fastidio antes de reclamar mis brazos para rodearla con ellos, frotando su rostro contra mi hombro antes de mirarme con sus enormes ojos de luna.
"¿Es normal que interrumpan tu tiempo libre de este modo?"
"Solo cuando algo les parece urgente. Al menos a ti no te sentaron junto a los profesores para asegurarse de que no estabas haciendo trampa en los exámenes."
La escuché suspirar con cansancio antes de que su mano alcanzara mi mejilla y sus labios mi cuello, besando con avidez, obligándome a encararla para que la besara un poco más. Le seguí el juego consciente de que el siguiente ordonannz no tardaría mucho en llegar.
Y así fue.
Otra ave de piedra se posó en su brazo en cuanto el beso se cortó y ella lo activó con un sonoro suspiro de decepción.
"Comprendo. Se dará un permiso especial a los estudiantes del curso de caballeros de Eisenreich para salir más temprano el día de hoy, por favor, asegúrese de venir con los estudiantes solicitados al campo de ditter dentro de media campanada."
Cuando el ave se convirtió en piedra saqué mi schtappe para activarlo de nuevo.
"Profesor Rauffen, habla Lord Ferdinand de Eisenreich. ¿Alguien pretende retar a Lady Rozemyne a un ditter?"
El ave voló una tercera vez y yo obligué a Rozemyne a bajar de encima de mí, asegurándome de que se viera presentable para luego cerrar el libro que habíamos tratado de leer para devolverlo a los shumils asistentes.
La respuesta llegó más rápido de lo esperado.
"Lord Ferdinand, está en lo correcto. Temo que a usted no se le permitirá participar. Le recomiendo que explique las reglas a Lady Rozemyne y la ayude a prepararse. La orden viene del Zent."
"Entendido. Asistiré como escolta y me quedaré en la zona del público."
Rozemyne conocía las reglas de ditter, así que en cambio me pidió que la acompañara al dormitorio antes de ir al campo de Ditter. Una vez ahí subió a su habitación junto a Margareth y pronto estuvo de regreso con una caja de madera sencilla.
"¿Qué tienes ahí?"
"Algunas herramientas mágicas y trampas que diseñé, pero no había tenido ocasión de probarlas", explicó observando ahora a los estudiantes en la sala común, "Necesito cinco estudiantes del curso de eruditos, me están retando a un ditter y no me permiten usar a mis asistentes".
"Nosotros iremos con usted, Lady Rozemyne. Se nos permitió retirarnos de las clases con ese fin", sus ojos observaron al grupo con dureza antes de soltar un suspiro de decepción apenas audible para mí.
"Entonces de eso se trata", murmuró tan bajo qué pensé que lo había imaginado.
La observé mirando su caja antes de volver a subir y bajar con otra, así como con una caja con pociones.
"Rozemyne ¿no te cambiaras?", le pregunté observando que usaba un uniforme negro, pero este era bastante sencillo y casi sin adornos u holanes.
"No, usare esto", dijo mirando su vestido, "no se empaco mi uniforme de caballero y será imposible para Margareth volver a Eisenreich y regresar", me dijo sin apenas mirarme.
Salimos junto a los aprendices de erudito y poco tiempo después llegamos al campo de Ditter principal. Encontrando a un grupo de veinte aprendices de caballero con capas amarillas y, frente al profesor, se encontraba el príncipe Galtero.
Rozemyne llegó frente a Rauffen portando su perfecta sonrisa de dama, tan profunda que me sentí un poco mal por el príncipe idiota, sobre todo después de que escuchar el motivo del ditter.
Los maestros y bibliotecarios opinaban que Rozemyne debía mantener el control de las reliquias de la biblioteca
El príncipe argumentaba que ella debía ser protegida, no proteger.
Debido a esto, el partido de ditter demostraría si Rozemyne podía protegerse y proteger a los shumils. Si ella perdía el juego, no solo perdería el dominio de las herramientas, tendría que aceptar la adopción de Zent y mudarse a la soberanía.
El partido no tenía tiempo límite, lo cual no representaba un problema para mi novia que ya había finalizado todas sus clases, pero sería un problema para el resto del alumnado que aún seguía tomando sus cursos.
La campana sonó y Rozemyne salió disparada junto a los estudiantes al punto de reunión de Eisenreich. Desde mi lugar entre el público observé como más y más alumnos llegaban para atestiguar el juego. Rozemyne era la señora que nos crío y educo, después de todo.
No podía evitar estar un poco preocupado por el juego, por lo que me coloqué mis gafas e hice volar los pseudo-drones que parecían ordonannz. Había logrado reducir el consumo de maná… solo para volver a aumentarlo al agregar una función para escuchar.
Rozemyne le ordenó a Margareth quedarse conmigo y con el resto de sus asistentes, para protegernos, aunque ninguno entendió de que debía protegernos.
Mis drones, si podía llamarlos así, pronto encontraron a Rozemyne. Ella ordenó a los eruditos proteger una caja con pociones y suministros mientras buscaba una feybeast para usar de tesoro.
Les dio a los aprendices de caballeros algunas de sus trampas y les ordenó instalarlas. Ninguno de los equipos había obtenido aun su tesoro cuando una fuerte explosión sonó, elevando no solo tierra, si no también árboles. La vi detenerse y sonreír de una forma que me asustó antes de volver a buscar su tesoro, escogiendo un pequeño Zantze antes de volver al punto de reunión, colocando a la feybeast un bozal para luego meterla en una especie de jaula.
"Protéjanlo", ordenó a un grupo de caballeros que cuidaba la zona.
Rozemyne estaba jugando prácticamente sola, corriendo entre la nieve. Tuve que admirar su destreza para reformar su highbeast mientras la montaba, cambiando de una montable a una más clásica, borrándola para avanzar por las ramas antes de formarla de nuevo, según necesitaba. La perdería si me distraía. Lo cual pasó.
A mi lado, Justus y Margareth estaban hablando de los tipos de veneno que se encontraron en la habitación de Rozemyne, así como todos a los que estuvo expuesta a lo largo de su vida. Mi hermano estaba presentando este año una exposición con venenos y antídotos por lo cual la conversación fluyó con naturalidad entre ellos.
Una segunda explosión, seguida de una tercera hizo que muchos en los asientos se pusieran nerviosos. Una luz roja se alzó entonces en medio del bosque y guie a mis herramientas a ese lugar, sintiéndome horrorizado ante la escena.
Rozemyne estaba de pie frente a uno de nuestros caballeros aprendices, el cual parecía estar bastante delicado. Tenía varias heridas y laceraciones.
"¡Nos usó de carnada!", escupió el aprendiz, mirando con odio a la chica frente a ella, la cual solo sonrío sin decir nada, "¡Todos la llaman princesa santa sin saber qué tipo de monstruo es usted en realidad!"
"¿Estas en el reino de Schlaftraum?", le espetó ella. "Tú te hiciste esto".
"¿Nos dejará morir?"
"¿Por qué gastaría mana o recursos en un inútil como tú? Un inútil que activo la trampa que debía instalar", preguntó mirándolo de arriba abajo, "Apenas vi a los eruditos, sabía que me traicionarían durante este juego. Más me valía jugar sola, pero ¡Alégrate! Tu valor no es cero después de todo", dijo subiendo a su highbeast, antes de girarse para encararlo una vez más, "pero no morirás. Sería un incordio si mueres aquí, así que espero que tengas tu jureve."
No pude seguir viendo. Sentí mi estomago revolverse y tuve que retirarme la herramienta, escondiendo el rostro entre mis rodillas, respirando un par de veces para calmarme.
Esa chica no podía ser mi Rozemyne.
Volví a colocarme las gafas y el audífono cuando un rugido resonó cerca del punto de reunión de Eisenreich. El pequeño Zantze se había convertido en un Goltze.
Los aprendices de caballero y erudito se elevaron en sus highbeast alejándose de la bestia, la cual no se movía de su lugar.
Fue extraño que tantas capas negras estuvieran intercaladas con las ocres de Eisenreich, como si fueran de un mismo equipo. Fue más extraño que la bestia no atacara a los jugadores. Un segundo vistazo me mostró que la bestia estaba encadenada de modo que no podría abandonar el punto de reunión.
Algunos momentos después, los caballeros del equipo de Galtero comenzaron a caer. Sus monturas desaparecieron y ellos no intentaron reformarlas, era como si estuvieran paralizados, gracias a los dioses, se encontraban lo suficientemente lejos del Goltze como para que la bestia no los alcanzara y devorara.
Como si nada raro estuviera pasando, Rozemyne siguió hasta encontrar a Galtero, quien estaba en su punto de reunión junto a sus caballeros y un Schnefeld. Parecía horrorizado cuando la vio, como si fuera imposible que ella estuviera de pie frente a él.
"¡Gracias, Galtero! Hacer que tus antiguos estudiantes jugaran en mi equipo…" su rostro giró ,mirándolo con una sonrisa que paralizaría el corazón de cualquiera, y que logro hacerme temblar, "un montón de inútiles y traidores, pero bueno, acabemos con esto."
Rozemyne llevó su mano a su manablade antes de hacerla brillar con todos los colores del arcoíris. Un caballero tomó al príncipe y lo alejó en el instante en que ella apuñalaba a la bestia en el lugar donde antes había estado la cabeza de su primo, girando el cuerpo para atravesar al animal dando por finalizada la partida.
La observé beber un vial que tomó de su cinturón antes de volar hasta donde el profesor Rauffen se encontraba. La vi intercambiar algunas palabras con él antes de enviar un ordonannz el cual nos alcanzó. Nos pedía ayuda para acabar con la bestia feérica.
Montamos nuestras propias bestias altas hasta llegar al punto de reunión. Brunhilde y yo tomamos nuestras manablade al tiempo que los demás formaban un escudo alrededor para evitar que la onda expansiva causara más daño.
El profesor entonces comenzó a interrogarla mientras que algunos profesores buscaban a los heridos. Aparentemente las trampas que tenía solo podían ser desactivadas por ella. Si se intentaba manipular para que no se activaran generaría una explosión, aunque argumentó que no esperaba que fuera tan potente. Los caballeros de Galtero se habían intoxicado al beber paralizantes que confundieron con pociones de rejuvenecimiento. Mientras que su explicación al Goltze era que la pequeña jaula absorbería el maná de cualquiera que intentara abrirla, lo cual terminó de esa forma.
"Solo debía absorber el maná de los ataques. ¡No entiendo porque mi propio equipo intentó sabotear mi juego! Si creció tanto en tan poco tiempo, solo significa que desde que la encerré intentaron abrir la jaula."
"Si ella era originalmente tu señora, Lord Ferdinand, no me sorprende el nivel que ustedes alcanzaron", me murmuró Lord Werdekraft poco después, observando a la chica frente a nosotros. "Me retracto de lo que le dije ese año. La estrategia de Lady Rozemyne si fue poco caballeresca."
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Durante la noche, cuando Rozemyne fue a mi habitación decidí hablar con ella. Ya sabía que la sociedad noble era brutal, pero ella lo había llevado a otro nivel.
"Rozemyne, debemos hablar", le pedí rompiendo el beso en el que me tenía atrapado cuando llegó, demasiado extasiada por su primer ditter. "Sé que no estás acostumbrada a tratar con otros, pero no puedes humillar de esa manera a las personas, debes ser amable y…"
"¿Por qué? La amabilidad es solo para quienes la merecen y muestran resultados. Si yo doy una orden ésta debe cumplirse de inmediato y si no son capaces, entonces no me sirven." Aseguró con fastidio, sentándose en mi cama.
"¡Eso no es verdad! La amabilidad es la que hace crecer a las personas."
"¡No lo entiendes! ¡¿Porque no lo entiendes?! ¡Si son nobles, entonces deberían ser mejores que eso! ¡Deberían ser útiles en lugar de ponerse en mi camino!" Gritó y agradecí haber instalado una herramienta de rango específico. "No es mi culpa si sus padres no han sabido educarlos y no es mi responsabilidad si les pasa algo por ser tan estúpidos."
"¿Te estás escuchando?" pregunté incrédulo "¡Pudiste haber matado a alguien!"
Sus ojos brillaron un momento antes de desviar la vista.
"… pues si alguien hubiera muerto, la culpa no es mía y si terminaron en jureve tampoco es mí responsabilidad." Dijo después de un momento, encarándome al instante siguiente. "Si quieres un culpable y dejarlos evadir que su mediocridad les trajo estos resultados, entonces culpa a Galtero. Ese idiota no ha dejado de fastidiarme y ya estoy demasiado atrasada con todo cómo para seguirle el juego. ¡Lo odio! Si no fuera un príncipe podría matarlo o darle una lección adecuada"
"¡Rozemyne!"
"¡¿Qué?! Es él quién sigue presionando para adoptarme en la familia real, ¡De no ser por él no hubiera dormido en jureve dos semanas!"
La tomé por los hombros para mirarla a los ojos tratando de comprender porque no sentía remordimiento alguno luego de que tantos menores fueran gravemente heridos por sus tácticas. Ella bufó igual de molesta que yo, cruzándose de brazos con el ceño fruncido y sus labios apretados.
"Los niños que me apoyaron eran todos y cada uno parte del antiguo séquito de Galtero… por ser menores de edad ninguno de ellos pudo seguirlo a la Soberanía. ¿Sabes cuántas veces los vi en el castillo mientras huía de ese estúpido?"
La solté liberando el aire que no sabía tenía atrapado en los pulmones, cruzándome también de brazos.
"¡Tú llegaste junto conmigo al campo! ¿Dime en qué momento me permitieron elegir a mi equipo? Era obvio que me iban a sabotear para que entregara las herramientas y me entregara yo misma. ¿Qué debía hacer? ¿Permitir que me vendieran? ¿Seguirles el juego para estar esta noche en la habitación de Galtero?... ¿Dejar que me alejaran de ti?"
No sabía si fueron sus ojos anegados de lágrimas que se negaba a derramar, el razonamiento detrás de su estrategia o la última parte.
Mi egoísmo salió en ese momento. La atraje de nuevo. La envolví en mis brazos. La besé con desesperación, incapaz de imaginarla con Galtero. Ella no tardó en responderme. Sus manos se perdieron en mi cabello y sus piernas rodearon mi cintura.
"¡Habría matado a Galtero en un accidente antes de dejarlo tenerte!" le susurré antes de besar su mandíbula y perderme en su cuello, mordiendo y besando con desesperación, dejando que mis manos la aferran y pasearan por su espalda sin poner atención a dónde estaban. Podía sentir mi mana enredándose con el de ella y su boca dejando un rastro húmedo de piel sensible por mi cuello y hasta mi oído.
"Ferdi, es lo más increíble que me has dicho." Murmuró antes de succionar mi oreja, haciéndome gemir.
La sensación era embriagante. No podía detenerme. Mis manos amasaban y pellizcaba algo blando y agradable, atrayéndola tanto que ambos gemimos de pronto.
Me congelé asustado, sintiendo como Rozemyne se abrazaba más con fuerza, moviéndose de tal modo, que me volví consciente de mi propia excitación.
"¡Rozemyne!"
"¡Ferdinaaaaand!" jadeó ella antes de tomar mi rostro con los ojos nublados, besándome y tratando de frotarse de nuevo en mí.
La aferré con fuerza, recostándola, separándome tanto como pude para luego cortar el beso y sujetarla ahí, mirándola a los ojos y notando algo que no debería estar en su mirada… no aún.
"No más." Le pedí entre jadeos tratando de controlarme "Solo besos."
"Creo que lo estabas disfrutando, Ferdi."
Le di algunos besos cortos antes de soltarla despacio, sentándome de nuevo y respirando para calmarme, esperando a que ella se sentara más tranquila también.
"La próxima vez que estés planeando medio matar a alguien, habla primero conmigo y con los otros para que te ayudemos a buscar alternativas, recuerda que hay más de un modo de eviscerar un shumil. Podríamos haberles roto las piernas antes de que se volvieran tu equipo, incluso podríamos haber hecho que varios desaparecieran por una campanada."
Ella se rio un poco y luego se acercó a besarme.
"Solo si duermes conmigo sin tu camisa… ¡y sin la mía!"
La adolescente a mi lado tomó uno de los botones de su pijama sin dejar de sonreírme y yo me cubrí la cara sin poder creer lo que iba a decirle.
"¿Sabes qué? Mata a quien quieras. Esto se va a quedar en solo besos al menos hasta que cumplas treoce y en definitiva, nada de andar durmiendo sin ropa… somos demasiado jóvenes."
Ella volvió a reír antes de besarme y acomodarse en su lado de la cama. Yo también me acosté, cubriéndola con mis cobijas y abrazándola.
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El resto de la semana lo usamos para visitar la biblioteca y terminar las clases prácticas. A pedido de Rozemyne, Brunhilde, ella y yo volvimos al templo el día de la fruta y el día de la tierra.
Para el día del agua estábamos listos con algunos obsequios y preparados para negociar con Sieglinde y Werdekraft.
La sala de té de Dunkelferger me era familiar. Pronto se sirvieron postres y té. Hicimos las respectivas demostraciones de veneno y nos embarcamos en una pequeña charla casual, en su mayoría eran comentarios dirigidos a Rozemyne, preguntándole que le estaba pareciendo la academia y comentando lo extraordinario de su desempeño.
'Su cuello está sonrojado de nuevo, igual que una pequeña parte de sus pómulos. Parece que necesitamos acostumbrarla de verdad a recibir halagos.'
Por fin se erigió la barrera antiescuchas y la chica Clarissa sonrió de manera amplia. La recordaba de la visita que nos hicieron para comprender mejor el funcionamiento del Templo. Inteligente, fuerte, astuta y ágil. De pronto me sentía tranquilo sabiendo que Margareth estaba detrás de Rozemyne.
"Creo que Dreganurh ha hilado suficiente junto a Grammalatur, Lord Werdekraft." Mencionó Rozemyne luego de dar un pequeño sorbo a su té "¿Esta es la chica que pretenden enviar a Eisenreich?"
"Por supuesto, Lady Rozemyne. Nosotros anhelamos tener a Brunhilde como mi primera esposa lo antes posible. Comprendemos que este deseo le ha provocado un problema al desbalancear su séquito."
Rozemyne tomó un poco más de té, comiendo un par de galletas luego de que Brunhilde y yo mismo comiéramos algunas.
"Cuando le presentamos este problema a nuestros sacerdotes nobles, Clarissa se ofreció para mudarse a Eisenreich."
La chica tenía un aura entusiasmada y miraba a Rozemyne con idolatría. Apenas nuestros ojos se posaron en ella, la joven de Dunkelferger dejó que su sonrisa se expandiera de forma natural.
"He sentido sincera admiración por usted desde que nos permitieron quedarnos en su Templo para instruirnos, milady. Mi admiración por usted solo incrementó luego de su demostración de habilidad y conocimiento más allá de toda regla como una auténtica Mestionora. Casi lloro cuando supe que los dioses le permitieron regresar con su voluntad divina después de que Lord Ferdinand rezara para que la devolvieran a nosotros, ¡habría dado lo que fuera por verla descendiendo por entre los dioses danzantes como si fuera una encarnación! Y su despliegue táctico durante el ditter de la semana pasada fue tan sublime, que no he parado de soñar con su velocidad digna de Steiferise y su fuerza otorgada por el mismo Leidenshaft."
"Clarissa" interrumpido Lord Werdekraft cuando la joven comenzó a hablar en el mismo tono que Harmut cuando alababa a Rozemyne "no vamos a hablar de ese partido…"
"¿Por qué no? Me intriga de sobremanera su magistral estrategia para hacerse con la victoria y verificar si lo que se dice es verdad… que intentaron sabotearla y por eso chicos de su equipo fueron castigados por los dioses."
'¿Castigados por los…? ¡Qué alguien evite que esta mujer venga con nosotros! ¡Parece peor que Hartmut!'
"No fueron los dioses, me temo, si no la propia estupidez de quienes seguían órdenes del príncipe Galtero. Aún cuando el príncipe ha cortado todos sus lazos con nosotros." Respondió Rozemyne con una sonrisa noble y llevando otra galleta y luego su taza de té a su boca.
"¿Entonces es cierto?" interrumpió Lady Sieglinde esta vez "¿El juego estaba arreglado desde un inicio?"
Rozemyne asintió, bebiendo un pequeño sorbo de su taza.
"Lo supe apenas vi a los aprendices de erudito devueltos de sus clases para apoyarme. Intenté darles una oportunidad de comportarse y seguir las órdenes de su líder de grupo… pero bueno, parece que todos sabemos cómo resultó eso."
Sentí una pequeña molestia en el ambiente, luego la molestia se incrementó un poco más.
Sieglinde y Clarissa sonreían de un modo peculiar con las manos bajo la mesa en tanto Lord Werdekraft mostraba su sincero enfado, rompiendo su taza como si fuera un frágil caramelo de azúcar.
"¿Está insinuando que esos cretinos trataron de burlarse de Angriff y Leidenschaft? ¿Qué trataron de manipular un rito sagrado y engañar con ello a Gebotordnung?"
Rozemyne dio otro sorbo tranquilo a su taza antes de dedicarme una pequeña sonrisa burlona y una mirada de suficiencia por el rabillo del ojo. Casi podía escucharla diciendo un '¿Ves que yo tenía razón?' que no hizo más que amargarme el té mientras escondía un suspiro cansado en mi taza.
'Malditos bárbaros incivilizados… pero bueno, luego de esto, no es como que puedan hacer algo que me deje conmocionado de nuevo. Yo también puedo jugar bajo sus reglas.'
"Y ellos mismos han encontrado su castigo" finalizó Lady Sieglinde indicando que nos cambiaran el té. Los pedazos de la taza de Werdekraft ya habían sido retirados y limpiados y pronto tuvo una taza nueva con un té caliente y floral "En cuanto a nuestra querida Clarissa, este año se ha inscrito al curso de erudición para poder suplir de manera adecuada el rol de Brunhilde apenas lo termine. Ya se ha solicitado un permiso a los profesores para que le apliquen los exámenes acordes al curso de asistente, así que…"
"¿Cuándo puedo mudarme, milady?" interrumpió Clarissa de manera precipitada. Casi podía ver corazones saliendo de sus ojos ahora "Nada me haría más feliz que servirla y atestiguar sus obras y sus milagros, viviendo solo para servirla y…"
"Preferiría no aceptarla."
Ya fuera por la contundencia en su tono o lo falsa que se veía esa pequeña sonrisa noble en su cara, todos guardamos silencio, observándola a ella y luego a la chica que pretendía venir con nosotros.
"Cómo saben, Brunhilde ha vivido en el templo desde un inicio. La he criado y visto crecer. Que la reconozcan por su valor no ha hecho más que llenarme de orgullo como una madre que atestigua como otros atesoran a su valiosa y amada hija… ¿Cómo podría esta chica que apenas conozco suplir a alguien en quien confío por completo debido a nuestro vínculo tejido por la misma Dreganurh?"
"Rozemyne…" traté de llamarle la atención, sin embargo, Clarissa le sostuvo la mirada con un semblante serio y cargado de determinación.
"Haré cualquier cosa que me pida, milady. Los dioses no nos dan sus bendiciones sin nuestra oración sincera y nuestras muestras de devoción. Esperaba que usted tampoco estuviera dispuesta sin escucharme antes y atestiguar la sinceridad en mis palabras. Póngame a prueba del modo que le parezca más efectivo. No la voy a defraudar."
Miré a una y a otra. Una sonrisa desagradable apareció en los labios de mi novia, quién se cruzó de brazos enderezando su espalda de inmediato.
"Imagino que recuerdas a Harmut. Te pediré lo mismo que hizo él. Renuncia a todo y ve al Templo de Eisenreich como una simple doncella. Ofrenda tu mana a los dioses. Muestra tu dedicación incondicional. Si tu trabajo en el Templo es sincero, te reconoceré como parte de mi séquito y te permitiré volver a la sociedad noble."
La miré más molesto que incrédulo. La chica ya estaba dispuesta a renunciar a su Ducado y a su familia. No parecía que esto fuera en verdad necesario.
"¡Acepto sus condiciones!" gritó Clarissa al tiempo que se levantaba de la mesa para arrodillarse frente a Rozemyne y cruzarse de brazos en una actitud de completa sumisión.
Yo solo miré al futuro archiduque de Dunkelferger sonriendo y dando un sorbo relajado a su té. Lady Sieglinde pareció percatarse de mi malestar porque no tardó en hablar.
"Informaremos a la familia de Clarissa entonces. Esta será su última semana en este dormitorio y como noble. Esperamos que para el día del viento puedan proporcionarle un broche y una capa de Eisenreich."
"Me encargaré de avisarle al Aub." Prometí consciente de que no podía hacer nada más.
"Para la hermosa Brunhilde ya tenemos lista una capa y un broche de Dunkelferger." Comentó Werdekraft con una mueca estúpida en el rostro "incluso he preparado ya una piedra de compromiso que me gustaría que examinara antes de… ahhhh… ¡Sieglinde!"
Los que veníamos de Eisenreich mirábamos a la pareja en completa confusión. No tenía idea de que le había hecho Sieglinde a Werdekraft, pero sin duda, ahora comprendía porque Brunhilde había optado por tomar el curso de caballero.
"Ignoren a mi prometido" pidió Sieglinde "está demasiado influenciado por Leidenschaft y Steiferise. Brunhilde, yo lo contengo, no te preocupes por nada. Los Aubs aún no deciden la fecha para hacer formal el compromiso, pero no creo que tarde mucho. Zent debería dar su aprobación antes del Torneo Interducados o durante el mismo."
"En ese caso" intervine antes de mirar a mi compañera "Brunhilde, ¿te gustaría venir una vez por semana para conocer mejor a los chicos de Dunkelferger? Sé que ya tienes un séquito en Eisenreich, pero no podemos asegurar que todos vayan a seguirte cuando tú y Lord Werdekraft una sus estrellas."
Mi mente no tardó en volar a Alerah. La carta de Constance liberándola de su servicio para permitirle quedarse en Eisenreich con Laurenz tenía una semana de haber llegado, solo faltaba la aprobación de sus padres para hacer formal su compromiso.
"No parece ser una mala idea." Consideró Brunhilde entonces, mirando con disimulo a su alrededor antes de mirar con hastío la cara brillante y sonriente de Werdekraft y posteriormente la de Sieglinde, quién parecía más tranquila, sonriendo con sinceridad.
"Será un honor presentarte a nuestros estudiantes, Lady Brunhilde." Respondió Lady Sieglinde "Además será divertido escoltarte cuando estés aquí."
"¡Espera! ¿Qué?" preguntó Lord Werdekraft haciendo una mueca similar a la de un niño que acaba de darse cuenta de que sus padres lo han estafado para que se coma sus verduras "¡Yo voy a escoltarla por el dormitorio! Como su futuro Dios de la Oscuridad…"
"Como NUESTRO futuro Dios Oscuro, vas a comportarte y a cumplir con tus responsabilidades en tanto YO cumplo con las mías y me encargo de que Brunhilde tenga una socialización adecuada con TODOS… no solo contigo."
Ambas jóvenes lo miraban con burla ahora. La nariz y los pómulos de Werdekraft se sonrojaron en ese momento, mientras mascullaba algo sobre lo injusto de no poder mezclar un poco de mana.
"Temo que Dreganurh ha hilado con gracia y rapidez" dijo Brunhilde ahora, poniéndose de pie con la ayuda de sus asistentes y mostrando una sonrisa cálida "estaré esperando con ansias venir para que me ayude a socializar, Lady Sieglinde."
"Clarissa, si estás dispuesta a cumplir con las exigencias de Rozemyne, aprovecha esta semana para despedirte y poner tus cosas en orden" le recordé.
"¡Por supuesto! Estaré en el dormitorio de Eisenreich a tiempo para la cena el día de la hoja." Nos aseguró con una sonrisa y luego nos retiramos.
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Para el día siguiente, la profesora Hirschur fue a hablar con todos los nobles del templo para proponernos hacer una investigación.
"Luego de que Lord Ferdinand ganara más bendiciones al rezar a los dioses para que devolvieran a Lady Rozemyne, creo que sería un tema de investigación interesante."
"¿Podremos probar a conseguir más bendiciones?" preguntó Tusnelda de inmediato.
"Podrían empezar desde ahí. Una segunda adquisición de bendiciones es algo que no se había intentado antes."
Los murmullos llenos de entusiasmo no tardaron mucho en hacerse presente. Todos los sacerdotes que ya habían pasado por el ritual de adquisición de bendiciones estaban comentando la mejor manera de llevar a cabo la investigación cuando comenzaron a levantar las manos.
"Profesora, ¿podremos invitar a nuestros compañeros de Dunkelferger?" inquirió Harmut de inmediato "sería interesante comparar notas con otros chicos en una situación similar a la nuestra y con menos tiempo en el templo."
"Hablaré con el profesor Rauffen al respecto. Lady Rozemyne y Lord Ferdinand pasarán después a acordar el resto con Lord Werdekraft y Lady Sieglinde."
"¿Profesora, sería posible investigar también el mana en devoradores?"
Todos guardaron silencio ante la pregunta de Damuel. El castaño solo miró a Tusnelda y Diederick antes de sacar una piedra Fey y comenzar a teñirla. Los otros dos lo imitaron de inmediato y la profesora se acercó entonces.
"¿Es a causa de sus colores?" preguntó la maestra tomando una de las piedras, recordando el color casi traslúcido que tenían sus piedras fey cuando se matricularon y observando los colores más nítidos en sus manos comparando las tres muestras.
"Así es." Respondió Diederick ahora "aún no sabemos a qué se debe la diferencia entre nuestro color de mana de origen y el de los nobles de nacimiento, ni cómo es posible que se volviera más nítido y definido."
'Con mi color tan nítido, me había olvidado por completo de este asunto' reflexioné, agradecido de que Rozemyne me tiñera años atrás. Mi origen como devorador era algo que mis compañeros ni siquiera imaginaban por ahora.
"No es una mala idea" comentó la profesora luego de considerarlo un momento mientras sus dedos índice y medio frotaban su sien "También deberían incluir en su estudio a compañeros que no asistan al templo para poder hacer las comparaciones adecuadas."
"¿Profesora, cree que sería prudente tomar muestras de devoradores bautizados y sin bautizar que todavía no asisten al colegio?" inquirió Diederick de inmediato. Seguro tenía algunos nombres del orfanato y la ciudad baja en mente.
"Si evitan colocar el nombre de los sujetos de prueba antes del bautismo, si, creo que sería prudente."
"Profesora, corríjame si me equivoco, pero" intervino Matthias ahora "¿Esto no se acaba de dividir en dos investigaciones diferentes?"
Los demás observaron a Matthias en lo que Laurenz se golpeaba el puño, como si hubiera sido iluminado por la inspiración divina antes de mirarnos a los demás.
"¡Es cierto! Con la misma investigación estaríamos aprendiendo sobre la naturaleza y diferencia del mana en nobles y en devoradores mientras descubrimos el secreto detrás del reciente incremento de bendiciones en Ferdinand. Le diré a Alerah, seguro que se interesa en participar."
Pronto el salón en qué estábamos reunidos se convirtió en una especie de colmena, con los asistentes trayendo materiales, los eruditos tomando notas sobre los diferentes datos que deberíamos recolectar así como posibles exámenes y Rozemyne y la profesora Hirschur en medio de todo.
El debate se vio interrumpido cuando arribó un ordonannz con la voz del profesor Rauffen demasiado entusiasmado sobre estar preparados para apoyarnos con todas sus fuerzas.
"¡Ese cerebro de músculo!" suspiró la profesora cubriendo su rostro con desesperación "¡Una investigación de erudición no tiene nada que ver con la fuerza!"
Fue entonces que lo recordé. El extraño baile que hacían a veces los de Dunkelferger, similar a las hakas de los equipos maoris antes de iniciar un partido de rugby.
"Profesora, creo que el profesor Rauffen encontró una buena excusa para que tengamos un ditter entre sacerdotes." Comenté golpeando mi sien y mirándolos a todos "ellos hacen algo antes de los ditter y creo que es similar a las oraciones que hace Lady Rozemyne antes de enviar a la orden de caballeros a someter trombes."
Rozemyne y la profesora se miraron entonces a los ojos como para verificar esa información y un suspiro de entendimiento escapó de la profesora.
"Ahora que lo menciona, Lord Ferdinand, casi todos los estudiantes de Dunkelferger suelen recibir la bendición de Angriff y Leidenshaft aún si no han nacido con esas bendiciones del panteón del fuego, lo cual es algo curioso."
"Conociendo a Lord Werdekraft, esto no se va a quedar en solo un ditter." Comentó ahora Brunhilde "ya que estaremos haciendo registros y comparativas… ese tipo va a proponer un segundo ditter entre alumnos que no pertenezcan al templo aún si eso le impide participar en persona."
"Eso va a ser un problema en cuanto a materiales y preparativos, pero me alegro que lo comentaras, Brunhilde" dije de inmediato "teniendo en mente el carácter de Lord Werdekraft… es bastante posible. Al menos podremos estar preparados para negociar con ellos al respecto "
Para el día de la hoja volvimos a reunirnos con los Dunkelfergianos. Está vez Sylvester y Karstedt venían con nosotros.
Tal y como Brunhilde había previsto, Lord Werdekraft propuso un ditter entre sacerdotes y otro al día siguiente entre no sacerdotes para verificar el impacto en ambos juegos.
A pesar de todo, fue una investigación interesante.
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Esa semana volvimos al templo acompañados de Clarissa, quién parecía más que contenta de quedarse en el templo a apoyar con documentación y donación de mana a pesar de no poder volver de inmediato. Solo su curso de asistente había quedado pendiente, aunque sus calificaciones en el curso de erudición no parecían haber alcanzado la máxima.
La investigación conjunta tuvo que ponerse en pausa a causa de los rituales de dedicación en ambos Ducados. Lo de verdad sorprendente es que nos tomara apenas tres semanas en lugar de cinco para terminar en ambos Ducados.
Al volver, todos los de tercero en delante de los dormitorios de Dunkelferger y Eisenreich realizamos de nuevo la ceremonia de adquisición de bendiciones para la cual los profesores se encargaron de supervisarnos y compartimos la información sobre cuántas y cuáles bendiciones habíamos conseguido en un inicio. Así fue como todos se enteraron de que había conseguido las bendiciones de Brennwarme y Beischmacht… justo igual que Laurenz.
Para ese momento, incluso Matthias y Damuel habían pasado por su educación de caballero, así que la noche que terminamos de cotejar la cantidad de bendiciones extras y las chicas se retiraron a descansar, Laurenz se interpuso en mi camino a mi habitación junto con Matthias, Harmut, Roderick, Diederick y Damuel.
"Ahora que las chicas se fueron… ¿Cómo te hiciste con la bendición de Brennwarme, Ferdinand?" me preguntó el pervertido aprendiz de caballero y erudito "Todos sabemos que no practicaste con la hermana."
"No tengo idea, Laurenz." Respondí con sinceridad. Nunca le había rezado a esos dos.
Laurenz sonrió de esa forma que usaba cuando había encontrado algún modo nuevo de molestar a alguien del templo, en especial a Grettia o a Matthias, solo que está vez sus ojos se dirigían a mí.
"¿Encontraste a alguien con quién practicar la primera, no?" me preguntó con una sonrisa retorcida y una mirada arrogante sin quitarse de mi camino.
"¿Lord Ferdinand?" preguntó Matthias como si no pudiera creerlo.
"Estábamos seguros de que esperaría a Lady Rozemyne para pedirla en matrimonio y…"
Pasé de tener el ceño fruncido a poner una sonrisa en extremo brillante, deleitándome al notar como Roderick, a quien había interrumpido con mi gesto, y el resto de mis compañeros se congelaba de inmediato. Todos salvo Laurenz…
"¡O quizás me equivoqué y solo has estado puliendo tu espada!" intentó adivinar ese desvergonzado de cabellos verdes "Escuché que admitiste que la suma Obispa es una chica muy atractiva y en realidad lo comprendo" prosiguió el idiota "no sabes cuántas noches tuve que pulir mi espada antes de que Alerah…"
"¡Laurenz, nadie quiere saber que hacen exactamente Alerah y tú!" ladré de inmediato, frustrado al comprender a la perfección de dónde diablos habían salido esas dos bendiciones "ahora, si ya terminaste de burlarte de mí, es hora de dormir. Lo mismo para los demás, ¡Todos a su habitación, ahora!"
"Como ordene, Sumo Sacerdote" respondieron todos en automático asintiendo y pasando a mi lado con dirección a sus respectivos cuartos.
"Por cierto, Ferdinand"
"¿Ahora qué, Laurenz?"
"Quería informarte que Alerah renunció a su familia el pasado día de la tierra. Ya le avisó a Lady Rozemyne y mandó a hacer sus túnicas."
"¿Laurenz, eso que tiene que ver conmigo?"
"Bueno, si Lady Rozemyne no la toma como asistente…"
"¡No cuentes conmigo!"
Laurenz suspiró con cansancio antes de internarse en el pasillo junto a Matthias.
"Te dije que no tenía que ver qué Alerah se esté colando a tu cuarto" escuché a Matthias llamando la atención de Laurenz.
"Puedes atribuir mis bendiciones a mi asistente gris en el templo, pero ¿cómo explicas las de Alerah, las de él y las de…"
"Laurenz, alguien va a tirarte todos los dientes un día de estos si sigues buscándote problemas."
El chico solo comenzó a reírse y luego ambos desaparecieron en sus habitaciones.
Yo entré a la mía sintiéndome incomodó, recordando la noche que había discutido con Rozemyne por todos los heridos durante su ditter con Galtero. Luego de esa discusión solo habíamos intercambiado un par de besos de buenas noches antes de dormir. Tenía miedo de llegar demasiado lejos con las caricias, así que había estado conteniéndome tanto como me era posible.
Casi una campanada más tarde, Rozemyne se coló en mi habitación. Estaba emocionada por todo lo que estábamos descubriendo.
"¿Cuántas bendiciones crees que obtendrás y de que dioses?" le pregunté de repente.
"No estoy segura, ¿tal vez las mismas que tú?" dijo sin dejar de dirigirme una mirada cargada de coquetería que me hizo sonrojarme y voltear "Hacemos las mismas cosas."
"Es bueno que hagamos este proyecto ahora y no en tres años" le comenté "la profesora Hirschur será la única que sepa cuántas obtienes y cuántas aumentas."
La chica pasó un dedo cargado de mana por mi frente, mi sien y mi mandíbula, dejándolo perderse en mi cuello.
"¿Te preocupa que se den cuenta con quién le rezas a Brennwarme?"
Ese comentario me descolocó apenas un segundo o dos, luego fingí fastidio, la besé y me di la vuelta en la cama.
"Que descanses con la bendición de Schlaftraum, Rozemyne."
"¿No vas a abrazarme?"
"No esta noche. Tienes que empezar a aprender a dormir por tu cuenta."
La escuché suspirar fastidiafa y luego acostarse dándome la espalda, haciéndome sonreír. Nos estábamos volviendo demasiado dependientes. ¿Qué pasaría cuando la comprometieran en dos o tres años? Lo mejor era comenzar a poner un poco de distancia.
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El final de las clases llegó más pronto de lo esperado.
Nuestra exposición sobre Bendiciones y Naturaleza del mana fue todo un éxito, aunque Rozemyne estaba molesta porque no le permitieron participar más que como sujeto de prueba para Naturaleza del Mana, pero era una estudiante de primero. Debía esperar a tercero para poder comenzar a exponer sus propias investigaciones, lo cual también irritó principalmente a Drewanchel y Dunkelfelger, quienes estaban bastante interesados en las herramientas que usó en su ditter
"Esas herramientas protegerían el ducado de traidores. ¡Claro que no puedo esperar otros dos años para que se presenten!", había exclamado Aub Drewanchel al visitar el sitio de Eisenreich
"Me gustaría tener ocasión de investigar junto a Lady Rozemyne", comentó lord Gundolf, un candidato a archiduque de mi grado de ese ducado que se pensaba sería el próximo Aub, "¿quizás podríamos conseguir capturar a los traidores con bandas de luz en lugar de herirlos?, de ese modo no se alertaría a otros traidores."
"No lo había pensado. Como expliqué antes, solo son prototipos."
Los Dunkelfelger estaban más interesados en la jaula que ella había diseñado, la capacidad de absorber mana y transferirlo era revolucionario.
"En un Ditter real, la capacidad de volver tuyo el mana del enemigo definiría la victoria".
Ahrensbach por otro lado, estaba más interesado en los paralizantes. Con su puerta fronteriza abierta, los paralizantes podrían instalarse de forma que, si alguien intentaba entrar o cruzar sin permiso, estas pociones los detuvieran.
"Como le había dicho a los eruditos, esas pociones son muy potentes, no deben beberse. Cuando el liquido entra en contacto con el aire se vuelve un polvo que al respirarse paraliza a la persona quien entró en contacto con él. Ya que lo bebieron confundiéndolo con una poción de recuperación, el efecto triplicó su daño y función", explicó ella con una sonrisa como si las víctimas de esa poción no siguieran dormidas en jureve.
Sylvester y yo lideramos a los caballeros para el ditter de robo de tesoros en tanto Karstedt lideraba el ditter de velocidad. Esa semana me dediqué a devolver a Rozemyne a su habitación luego de desearnos buenas noches e intercambiar un beso alegando que sería muy fácil que nos descubrieran con los dormitorios tan llenos. Resultó que esa semana descubrieron a Alerah saliendo de la habitación de Laurenz y ambos recibieron una amonestación severa por parte de Lady Verónica y el Aub. Como resultado, Alerah viviría en las habitaciones del castillo hasta la Fiesta para vivir la primavera para recibir reeducación por parte de Lady Verónica y Lady Irumilde.
Por otro lado, todos los estudiantes que nos dedicamos al templo volvimos a sacar las calificaciones más altas, no solo en nuestro Ducado, también en el de Dunkelferger.
Rozemyne fue declarada la mejor estudiante de su año. Roderick empató con Grettia y obtuvieron el mejor en el curso de asistentes, mientras que Philine obtuvo el mejor en el de eruditos y Bridget en el de caballeros. Brunhilde y yo conseguimos el mejor en el curso de Caballeros, aunque yo gané el mejor en mis otros dos cursos. Angélica había conseguido nuevamente el mejor en sus dos cursos, lo cual ahora ya no era una sorpresa para nadie.
Además de que el Zent nos avisó en privado que el compromiso entre Brunhilde y Werdekraft había sido aprobado, así como el de Lavinia de Drewanchel y Sylvester, cosa que nos sorprendió a todos dado que apenas conocíamos a la chica. Sin duda, aquel fue un fin de año que pocos olvidarían.
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Notas de las Autoras:
Además de avisar que mañana tendremos un capítulo especial, nos complace mucho informarles que Lady Lavinia de Drewanchel la estamos tomando prestada del fanfic "Un shumil con piel de lobo" escrito por Fey_storyteller, Minnette34 y Pookaseraph. Sabemos que por el momento no hemos hecho más que usar el nombre del personaje, sin embargo, planeamos darle más peso y presencia en un futuro, no al grado de un protagonista, pero si lo suficiente para reconocer a nuestra heroína de tan magnífico fanfic que les recomendamos a todos nuestros lectores.
Sin más por el momento, les deseamos un buen fin de semana y nos leemos mañana.
SARABA
