El Ascenso de un Científico Loco
¡Descubriré cómo Funciona el Mundo!
Conexiones
"La puerta fronteriza, fue abierta esta noche, cuando el día cambio de fecha."
La noticia me hubiera hecho trastabillar si no hubiese estado ya sentado.
Me tragué todas las preguntas que tenía, eligiendo la que me daría más detalles, "¿Cómo pasó eso?"
Rozemyne estaba en Drewanchel, su viaje duraría el mismo tiempo que el mío. Ella no podía atravesar la frontera del ducado, por lo que ella no podría haber abierto la puerta fronteriza.
Aub Sebastián entonces comenzó a explicarme la situación. Mi novia estaba trabajando en algunos proyectos con Drewanchel, uno en particular necesitaba una piedra fey de luz, sabía que existía una planta cuyo elemento predominante era la luz, pero no era puro, sin embargo, se sabía que en Gilessenmeyer esa misma planta tenia una pureza de luz casi total.
Rozemyne preguntó entonces si era posible hacer un viaje corto a Gilessenmeyer solo para cultivar algunas flores, debido a que el resultado de sus proyectos no estaba siendo el esperado, por supuesto, el Aub aceptó de inmediato, pero como originalmente no estaba planeado, tuvieron que cotejarlo y el viaje quedó para una semana después.
Con los permisos en orden y todo listo, Aub Drewanchel uso uno de los círculos de transporte para viajar a la zona gibe que estaba cerca de la frontera, y cruzaron en carruaje desde ahí, el lugar al que iban en realidad estaba cerca de la puerta fronteriza, a tan solo medio día en carruaje, por lo que después de recolectar varios frutos y pagar se quedaron en una mansión para pasar la noche antes de volver a Drewanchel, sin embargo esa noche, esa única noche que Rozemyne estuvo en el ducado, cuando el día cambio de fecha la puerta fronteriza comenzó a brillar y se abrió, Aub estaba fascinado y preocupado, tuvo que cerrar la puerta interna en ese momento.
Los testigos afirmaban haber visto una figura emerger de la puerta fronteriza antes de desaparecer en luces negras y azules.
"Ya que la presencia de la princesa Rozemyne en Gilessenmeyer parecía ser la clave, tuvimos que detener el viaje y estamos aquí."
"Rozemyne, ¿tienes algo que decir?" preguntó padre mirando a mi novia.
"Yo, ¿no?" respondió, aunque había sonado más como una pregunta que como una afirmación. "Me hicieron viajar antes incluso de poder desayunar ya que algo había pasado, pero esta es la primera vez que lo escucho."
Sentí como mi sonrisa surgía en ese momento. Ella podía creer que me engañaba, pero no era así, de modo que, mientras los Aubs y zent hablaban de lo que pasaría después, le hice saber a mi novia que teníamos que hablar.
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Apenas ingresar a mi dormitorio, me mudé a mi habitación oculta tras decirle a Justus que necesitaba pensar.
Rozemyne ya estaba esperando.
"¡¿Se puede saber en que estabas pensando?!"
"No pude evitarlo", protestó con un puchero, ni siquiera intento acercarse a mi. "Tan pronto como atravesé la frontera, sentí que la puerta Fronteriza me llamaba."
Gilessenmeyer esta bajo la protección de la diosa de la luz y, según parecía, ya que han pasado más de diez años desde que se les suministro maná, la barrera comenzaba a debilitarse.
Lo que Rozemyne oyó era el lamento de la diosa reina. Nunca escuché sobre eso y, al buscar en la sabiduría, no encontré nada, sin embargo, esta era la primera vez que el país no tenía el Grutishet por lo que no podía descartarlo.
Suspiré mientras me sostenía la cabeza, pensando.
Estuve en Dunkelfelger casi dos semanas, experimenté nuevos tipos de ditter, recolecté algunas plantas y frutos con los que estaba experimentando con la esperanza de conseguir cafeína e incluso hablé con el Aub para preparar el terreno para que algunos productos de mis industrias pudieran "modernizar" la capital del ducado, pero nunca se me ocurrió abrir la puerta fronteriza.
Nuestro siguiente viaje sería dentro de cinco días, esta vez iríamos juntos.
Si bien en la teoría resultaba una tarea hercúlea para Eisenreich albergar a TODOS los Príncipes y princesas, en la práctica no era tan difícil y el tío dijo que podía con eso.
Eglantine y Anastasio se quedarían en la finca de mi antiguo padre adoptivo, Bonifatius. Ya que el tercer príncipe se estaba casando como yerno, Eglantine heredaría la finca por lo que consideraron que era una buena forma de que Anastasio se acostumbrase. Él también estuvo de acuerdo y de hecho lo solicitó, ya que esperaba familiarizarse con su nuevo entorno familiar.
Mis hermanas menores también insistieron en ir, ya que querían conocer el lugar donde sus hermanos mayores fueron criados. Bonifatius estaba encantado con tener dos adorables princesas en su villa y dijo que les daría la bienvenida a su familia si querían.
Galtero se quedaría en el castillo, en una zona de invitados, en tanto Rozemyne se mudaría al edificio sur, el ala destinada a la tercera esposa de Aub. Ella deseaba vivir con su madre y poder interactuar con las esposas de su padre.
Por mi parte me mudaría a la finca de mis padres. Era más sencillo de ese modo, también me daba la posibilidad de convivir con mi familia a mis anchas. Laurenz y Alerah estarían atando sus estrellas este verano al igual que Justus y su misteriosa prometida, por lo que el viaje estaba programado para que pudiera estar presente.
De cualquier modo, llegaríamos juntos, el mismo día. No existía forma en que pudiese llegar a la puerta fronteriza antes que ella. Su silueta apareciendo entre luces doradas y negras no era desconocida dentro del ducado, por lo que todos se darían cuenta…
Froté mi rostro antes de mirarla, estaba avergonzada, esta vez de verdad.
'Necesito crear un plan… planes' pensé, 'planes de contingencia, si, muchos planes de contingencia.'
Con todos los hijos reales, Galtero podría intentar adjudicarse que la puerta se abriera por su presencia. La puerta de Ahrensbach permanecía abierta por lo que su presencia en ese lugar no hizo ninguna diferencia y con los viajes de Rozemyne a los demás ducados puerta, quedaría en evidencia que era su presencia la que abría la puerta, pero…
"¿Por qué abriste la puerta fronteriza?" pregunté con un suspiro cansado, "pudiste simplemente cargar de maná la puerta."
"Pero yo no la abrí. Aparecí frente a la puerta y mi sabiduría apareció frente a mi. Mientras llenaba de maná la puerta, mis encantos brillaron y la puerta se abrió. Después volví a la habitación en la que estaba."
En este mundo, Rozemyne era lo que en equivalencia era una sacerdotisa en mi antiguo mundo. Los dioses la usaban para cumplir su voluntad de modo que no sería descabellado pensar que podrían encarnarse en su cuerpo para que hiciera algunas cosas por ellos. No me gustaba, pero en la actualidad donde los nobles se olvidaron de orar, ella era la única que podría servir de esta manera.
Si Rozemyne seguía destacando de esta manera, seria difícil incluso usarla como la encarnación de Mestionora que llegó para otorgar la sabiduría a un nuevo Zent. Algunos podrían temer el desafiarla u oponérsele, lo que haría que mi campaña contra ella fuera infructuosa.
"Ferdinand… me reuniré con los Aubs de Kaltmeer y Waldjagd en tres días."
"¿Por qué?" mi voz había salido un poco más cortante de lo que pretendía, pero no pude evitarlo, teníamos un trato que parecía querer ignorar. Ella suspiró, levantándose por primera vez de su lugar para mirarme a los ojos.
"Necesitan saber el camino a la fundación. Llevo mucho tiempo pensando como podrías informarlo tú sin revelar que tienes la sabiduría. Aun es pronto."
Asentí a sus palabras. Lo sabía.
"Por eso quiero tu ayuda."
Rozemyne entonces me contó su plan. Tomaría su condición de profeta para declarar a ambos Aubs que recibió la ubicación de la fundación en sueños, pero también necesitaba fabricar las biblias, así como los instrumentos divinos para los templos, los cuales serian necesarios.
"Diremos que recibiste parte de la información necesaria para fabricar los instrumentos divinos. Los crearemos entre ambos, eso debería nivelarnos."
"¿Por qué me ayudarías?" pregunté confundido, sin entender porque haría algo que le quitara la enorme ventaja que era para ella enseñar el camino a la fundación.
Me sonrío de forma enigmática. Antes de encogerse de hombros.
"Soy la Sumo Obispa Soberana, tendré que visitar ambos ducados para revisar la instauración de un nuevo templo."
"Waldjagd es el antiguo Zausengas. Ellos ya tenían un templo." Le recordé.
"Si, pero no lo están usando como tal. Tengo entendido que la familia archiducal ha estado viviendo en el templo por qué Klassenberg destruyó el castillo y no había otro lugar que pudieran usar. Una vez que se hagan con la fundación, podrán reconstruir el palacio del archiduque."
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La mañana siguiente, Rozemyne se movió entre las villas, el bosque soberano, el templo y la soberanía, reuniendo los materiales necesarios. Por mi parte me dediqué a dibujar los círculos mágicos en papel.
Debido a que la villa era también el edificio de candidatos, existía un cuarto para formulaciones, de modo que los profesores pudiesen formular lo necesario.
Gundolf también venia aquí cuando necesitaba formular algo para el curso de candidatos.
A la quinta campanada nos encontrábamos en la sala de formulación. Nuestro padre adoptivo apareció poco después de que estuviéramos listos para comenzar. Las tres reinas iban con él, al igual que todos nuestros hermanos y hermanas.
Podía imaginar que Ralfreida nos acusó de estar tramando algo o haciendo trampa, y había insistido en venir a ver que no hiciéramos algo.
"Damuel me informó que Ralfreida pretendía venir sola para atraparnos, pero padre la detuvo y por eso todos están aquí." Me informó mi novia a través del Blatand.
Según parecía, Damuel estaba muy bendecido por Verbergen, al igual que Margareth. Mi antiguo compañero tenia una habilidad impresionante para pasar desapercibido, por no decir que era ignorado. De hecho su habilidad era tal que la gente solía olvidar su nombre. Rozemyne tuvo que regalarle un amuleto de Analthung para que su presencia no fuera olvidada, pero cuando no lo usaba, podía pasar por un lado tuyo sin que lo vieras.
Ya que Margareth era su asistente principal, era notorio cuando no estaba, por lo que tenia que usar las habilidades de la kunochi con cuidado, pero Damuel… bueno, sin el amuleto…
"¿Qué están haciendo ahora?", preguntó nuestro padre con curiosidad antes de que Ralfreida comenzara a graznar.
"No estoy segura." Murmuró Rozemyne mirándolos a todos. "Cuando desperté solo podía pensar en recolectar, no tengo ni idea de para qué es todo esto."
"¿Y tu Ferdinand?", me preguntó madre, mirando con curiosidad la montaña de pergaminos que tenia en la mesa de formulación.
Me encogí de hombros antes de responder.
"No tengo idea. Realmente tenía estos círculos mágicos en la cabeza y tuve que dibujarlos. Pero no entiendo para que puedan ser. Rozemyne los vio y me pidió que los trajera."
"Empezaré ahora." Anunció mi novia antes de que alguien pudiese comentar algo.
Los ingredientes ya estaban medidos y cortados, ella solo comenzó a colocarlos dentro del caldero.
"Ferdinand", me llamó. Extendí los papeles frente a ella y Rozemyne los observó con cuidado. "Necesitaré otro como este. ¿Puedes dibujarlo ahora?"
Solo asentí y ella tomó el papel.
Un momento después, una biblia junto a su llave estaba en la mesa.
"¿Eso es…?" padre miraba aturdido la herramienta mágica que se acababa de crear, en tanto Rozemyne la analizaba, luciendo satisfecha. "¿Cómo…?"
"La biblia del Sumo Obispo es una herramienta mágica. Por supuesto, cada vez que nace un ducado, se debe hacer una." Dijo ella con entendimiento, como si finalmente tuviera sentido lo que hacía. Tuve que morder el interior de mi mejilla para no reír.
Rozemyne entonces comenzó una catedra sobre la biblia del Sumo Obispo y porque eran importantes los colores y el nivel de maná para poder leer su contenido en tanto seguía formulando. En algún momento comencé a formular yo también. Las instrucciones estaban en la sabiduría, así que antes me aseguré de memorizar el procedimiento. Era complicado, pero pudimos terminar un juego de herramientas divinas y solo faltaba otro.
Nuestra familia estaba lo suficientemente aturdida como para notar que también sabia el procedimiento. Y gracias a que usamos el salón de candidatos, los eruditos de todos se quedaron fuera.
"… por ahora he ofrecido este conocimiento a los Aub con quienes me he reunido."
Rozemyne se detuvo, observando los instrumentos y sonriendo satisfecha solo un instante antes de mirar a nuestro padre de adopción.
"El conocimiento fue recibido en un buen momento. Me reuniré con Aub Kaltmeer y Aub Waldjagd pronto para hablar de mi próxima visita." Entonces me miró. "Con tu ayuda creo que terminaré pronto."
Y sin más, seguimos formulando.
De algún modo, Galtero se aseguró de que no estuviera disponible para reunirme con los Aubs de Kaltmeer y Waldjagd, cosa que resultó completamente inútil.
Aub Christian y Aub Baltasar casi derramaron lágrimas de alegría al cruzarse conmigo de regreso a sus ducados
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Con el asunto de los nuevos Ducados en orden y mi nombre junto al de Rozemyne en cuanto a la Inspiración Divina rondando la Soberanía fue que los tres viajamos al fin a Eisenreich.
Tanto el Aub y su primera dama como Sylvester y Eglantine estaban ahí para recibirnos, invitándonos a una de las salas de té cuánto llegaron nuestros asistentes principales, más que nada, para permitir que el séquito de Galtero y sus cosas pudieran hacer uso de los de teletransporte. Los míos acababan de llegar esa mañana. Los de Rozemyne la noche previa.
"Tengo entendido que sus agendas se han llenado de trabajo y de visitas" comenzó Aub Adalbert apenas terminar con los saludos, cuando el té fue servido y los aperitivos presentados. "Es por esto que nos sentiríamos felices de que usen su estancia para descansar un poco y despreocuparse de sus posiciones. Los vimos crecer a los tres, después de todo."
Rozemyne tenía los ojos húmedos y su sonrisa noble a punto de ensancharse en una sonrisa sincera. Yo me sentía igual de conmovido. Estaba a punto de agradecer cuando mi odioso hermano menor decidió intervenir.
"Aún cuando es verdad que la familia archiducal de Eisenreich fue nuestro Erwachleren, no deberían olvidar que Rozemyne y… uno de nosotros, será la siguiente pareja en reinar desde los cielos…"
"También es cierto que nos sentimos sumamente agradecidos por la hospitalidad prestada." me apresuré a decir antes de que la arrogancia de ese idiota nos causara problemas "Que se tomaran la molestia de alojarnos a los tres juntos es más de lo que podíamos pedir."
Tanto la tía Verónica como el tío Adalbert relajaron un poco sus expresiones luego de escucharme. El tío incluso asintió con ligereza en mi dirección. Lo que teníamos era algo más que un acuerdo de soporte. Ambos estábamos preocupados por la misma persona.
"Gracias por tus amables palabras, príncipe Ferdinand." Fue todo lo que dijo la tía Verónica antes de que nos colocaran algunos platos con comida más sustancial. Si bien, no tenía quejas con la comida que me preparaban mis chefs en la Soberanía, algo en esta reunión ocasionaba que el sabor fuera nostálgico y me llenara de una esponjosa felicidad.
Una herramienta antiescuchas fue colocada y toda intención de Galtero de hacer charla política fue hábilmente dispersada por Sylvester o Eglantine.
De pronto la semana estaba llena con juegos de tablero, fiestas de té, un par de Ditters, un par de ensayos de harspiel y algunas otras amenidades para antes de los ritos de Enlace Estelar.
Cuándo fue hora de retirarme a la finca de mis padres, el ambiente era igual de festivo. Justus y Laurenz no dejaban de decir todo tipo de tonterías sobre detalles que no noté o alucinaron por la cercanía de sus enlaces. Gudrun estaba ahí también. Que decidiera jalarle las orejas a ambos antes de sentarnos a cenar fue más entretenido de lo esperado.
"¡Au, au, au! ¡Oye, no va a volver a crecerme!" se quejó Laurenz antes de que Gudrun lo soltara junto a su asiento "¿siempre es así de violenta?"
"No, no lo era" se quejó Justus, sobando la parte ofendida apenas Gudrun se paró frente a ambos con los brazos en jarras y un gesto severo, idéntico al de nuestra madre "Leberetch debe tenerla muy insatisfecha o…"
"¿Quieres que probemos si tu oreja vuelve a crecer, Justus?" amenazó Gudrun sin dejar de mirarlos "seguro que a Ferdinand no le importaría hacer una investigación al respecto."
No estaba muy seguro de que responder, quizás estaba demasiado acostumbrado a que esos dos hicieran todo tipo de payasadas en cuanto estábamos en privado. Por suerte, Leberetch no tardó en aparecer con su máscara noble y, quizás, más solemne de lo que me habría gustado.
"Querida, aunque no me molestaría nada que desfiguraras un poco a tu hermano menor y le dieras una lección a la nueva adhesión a la familia, tu madre no aprobaría que dejes sangre en la alfombra. Sabes lo difícil que es quitarla y si es de Justus… bueno, no puedo imaginar un residuo más terco."
Eso pareció relajar a Gudrun, lo cual a su vez provocó una levísima sonrisa en su marido, el cual le dijo algo por medio de una herramienta antiescuchas que dejó a Justus con un pésimo semblante y… al parecer Laurenz había aprendido a leer los labios porque tenía una sonrisa burlona y una mirada sorprendida.
"Espero que ustedes dos controlen esas lenguas cizañosas o me encargaré de que sus prometidas se enteren de un par de cosas que las harán pensar en no aparecer a la ceremonia." Amenazó Gudrun en cuanto Leberetch se fue hacia la cocina.
"Bien, bien, no me volveré a burlar abiertamente de la competencia de nuestro hermano" respondió Laurenz con las manos a la altura de su cabeza, cómo si alguien lo estuviera asaltando "pero que quede claro que es más por miedo a perder algo más que mis orejas. Alerah va a estar muy decepcionada si llego incompleto. Me tiene más que contabilizado."
"También yo evitaré hablar del… hermano biológico de tu señora, querida hermana" se apresuró Justus "tengo una prometida a la cual impresionar en unos días, temo que también necesito estar completo."
"Bien, más les vale comportarse entonces. Y dejen de envenenar a Ferdinand. Ningún Dios Oscuro se desempeña bien si sus pilares se comportan como plebeyas lavando en el río."
Apenas Gudrun se fue, me acerqué a mis hermanos con la intención de interrogarlos. Ninguno dijo nada, solo pusieron las manos frente a sus partes privadas como si necesitaran protegerlas a toda costa.
"Ferdinand, nunca hagas enojar a Gudrun" dijo Justus.
"Apoyo a nuestro hermano mayor. Leberetch está más que dispuesto a hacer cualquier tipo de trabajo sucio, y con sucio, me refiero a algo bastante literal."
El asunto pronto quedó en el olvido. Con la cena lista y mi madre haciéndonos todo tipo de preguntas y conversación. Pronto dio la séptima campanada y tuve que retirarme a mis aposentos a descansar.
Imaginaba que Rozemyne estaría demasiado feliz estando con su verdadera madre, por lo que no podría encontrarla en ninguna habitación oculta.
La mañana siguiente, sin embargo, me recibió la noticia de que la puerta fronteriza se había abierto.
Según la misma Seradina, ambas estuvieron conversando hasta muy entrada la noche y, en el momento en que el día cambio de fecha, Rozemyne se vio envuelta en un remolino de luces doradas y negras. Regresó un cuarto de campanada después, agotada, y se quedó dormida de inmediato entre los brazos de su madre que la recibió; aún seguía dormida.
"¿Cómo no estas preocupada?" preguntó la tía Verónica a su futura hermana. Incrédula.
"Consagré a mi niña a los dioses cuando era una bebé. Le enseñé a orar y los dioses enviaron un mensajero divino para salvarla. Con el tiempo, ese mismo mensajero me salvó y salvó a mis primas y hermanas de saludar a la pareja suprema. ¿Por qué estaría preocupada?"
El pensamiento de que Lady Seradina era tan ridícula como Rozemyne cruzó mi mente el tiempo suficiente como para casi perderme las miradas incrédulas de la familia ducal.
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La noticia, por supuesto, llegó a Zent, quien vino a corroborarlo todo.
Tres días después Seradina se encontró repitiendo la misma absurda explicación que nos dio antes.
Parecía inmutable mientras afirmaba que todo estaba bien y que su hija era, de hecho, una mensajera de los dioses para el jardín.
Los días que mi padre adoptivo estuvo presente, así como los dos días anteriores a su llegada, fueron un infierno. Existía una villa para recibir a la realeza, se supone que debíamos alojarnos en ese lugar. Galtero originalmente se hospedaría ahí, pero cambio de idea tras saber que Rozemyne se quedaría con su madre.
Transferirnos a la villa antes de su visita requirió retrasar todo lo demás.
Lo positivo de todo esto fue que tanto Rozemyne como yo pudimos recuperar los días perdidos de esta visita extendiendo nuestra estadía casi una semana.
Galtero que tenía poco en su agenda, no vio alterado su horario por la visita de nuestro padre, por lo que regresaría a la soberanía según lo programado
Eso eran tres días que podría pasar tiempo con mi novia sin el estorbo impidiéndolo.
Y, siguiendo con las bendiciones de Gleifeshan, mi tío recibió permiso para restablecer las conexiones con el país al otro lado de la puerta.
El tiempo que estuvimos en la villa lo usé para hacer papeleo y reagendar las clases que estaba dando a la madre de Rozemyne de modo que logramos abarcar un poco más de contenido. Pude adelantarme y preparar algunas de mis empresas para expandirse. Algo que sería necesario. Con ayuda de Lavinia elegí las que serian más viables dentro de Drewanchel, mi próximo destino.
Retrasar nuestra partida nos llevó a retrasar todo lo demás. Tuvimos una reunión con el erudito encargado de la agenda de viajes, que había venido con el rey. Mientras tenía mi reunión con él, una idea cruzó mi mente, por lo que pedí que hiciera un último ajuste a mis salidas.
A partir de ahora retrasaría mis salidas un día para adelantarme a Rozemyne y alimentar las puertas fronterizas de modo que ella no fuese arrancada de sus habitaciones por los dioses para hacerlo.
'La puerta de la vida está en la soberanía, puedo hacerlo desde ahí.'
Tenia mucho maná, pero no era ilimitado y terminaría enfermo de maná si intentaba viajar a las puertas restantes. La puerta del agua estaba en Hauchletzte, la de fuego en Dunkelfelger y la de la tierra en Klassenberg.
'Quizás deba suministrar también a Ahrensbach.'
La puerta de la oscuridad se mantenía abierta, por lo que no estaba muy seguro de cómo proceder.
El mayor problema en cuanto las puertas fronterizas era que llevaban más de diez años sin suministrarse y, según la sabiduría, los años anteriores, durante quizás doscientos o trecientos años, apenas se les suministró maná.
Solo lo necesario para poder abrirlos.
"¡Maldita familia real!", gruñí sin poder evitarlo.
"Vaya. Si tanto nos detestas, no debiste aceptar la adopción."
La voz de mi novia me sobresaltó. Bajé la guardia porque estaba solo dentro de mi habitación oculta. No esperaba que ella viniera ahora.
Se agachó un poco, la sonrisa en sus labios no llegaba a sus ojos. Se veía amable, pero era peligrosa. Era una sonrisa que ocultaba las más viciosas de las cavilaciones.
"Puedes cancelar tu adopción y volver a ser un candidato a archiduque."
"En tus sueños." Le espeté, tomándola por la cintura y abrazándola a mí. "Yo seré Zent y, para tu información, no te dejaré sola cerca de ese engendro"
"Hablando de eso." Murmuró ella, acomodándose apenas para verme mientras se recargaba sobre mi pecho. "Se irá mañana junto a nuestro padre adoptivo." Anunció con un tono alegre. "La ceremonia de unión de las estrellas será tres días después y aún tenemos una semana en Eisenreich luego de eso."
"¿Regresará antes?" pregunté, incrédulo.
En principio volveríamos la mañana después de la Unión Estelar, dándonos tiempo suficiente para estar junto a nuestras familias y seres queridos y, en el caso de Rozemyne, con su asistente y prima.
Para mi sorpresa, Margareth también se casaría este año, pero no dejaría el servicio de Rozemyne. Su lógica fue que si Gudrun, que era la heredera de la familia y acababa de dar a luz a su hijo no dejó a Eglantine, ella también podría hacerlo. Seguir trabajando para su dama.
"Insistió mucho en quedarse más tiempo, y de alguna manera terminó obteniendo menos tiempo en el ducado."
Escuchaba la sonrisa en la voz de mi novia mientras yo sonreí sin poder evitarlo, ocultando mi rostro en el hueco de su cuello, mordisqueándolo un poco, provocando que riera.
Galtero estaba siendo reeducado. Aparéntenme sus asistentes adultos habían estado con él desde que era un niño prebautizado. Ellos no habían permitido que se le educara como un candidato a archiduque, convencidos de que su señor se volvería Zent cuando fuese el momento.
Mi novia se fue poco tiempo después, por lo que seguí revisando mi agenda.
Si mis cálculos eran correctos, tendría que esperar a suministrar maná a las puertas entre un viaje y otro, de lo contrario quedaría tan agotado que mis visitas a los ducados serian infructuosas.
O en realidad, mi visita a Drewanchel lo seria.
'Y no puede ser infructuoso.'
Drewanchel era un ducado meritocrático. Solo tenía una oportunidad para ganarme su apoyo, Rozemyne ya había estado en ese ducado dos veces, me llevaba una gran ventaja.
Antes de darme cuenta, el día de la ceremonia de unión de las estrellas llegó.
Ese día tuvimos un almuerzo temprano. Justus y Laurenz al fin atarían sus estrellas a sus novias, lo que significaba que conocería a la misteriosa prometida de mi hermano mayor.
Me encontré a Rozemyne en camino al salón, la escolté y entramos juntos.
La ceremonia inició y las parejas entraron. Casi me atraganté cuando vi a Justus escoltando a Margareth.
"¿Sabias?"
"¡Por supuesto!" se rio Rozemyne. "Es mi nombre jurado. Me informó de su noviazgo antes de comprometerse." Dijo en japones.
Asentí a sus palabras, en retrospectiva tenia sentido que ella si supiese. Sin embargo…
'¡¿Cómo pasó esto?!'
Margareth y Justus comenzaron a llevarse mejor cuando los ataques contra Rozemyne salieron a la luz y tuvieron un momento de entendimiento cuando nos encontraron aquella mañana en mi habitación.
¿Cómo fue que decidieron comprometerse?
Mi hermano mayor había rechazado cada uno de los compromisos propuestos por nuestros padres, diciendo que ninguna era adecuada.
Como él no era cabeza de la casa y no tenía intención de fundar una familia, se le permitió que eligiera a su esposa.
A mi lado, madre parecía un poco inquieta. Ella pensaba que Justus era una persona especial y cualquier matrimonio con una mujer que no fuese adecuada terminaría en divorcio tras un año.
Margareth por su lado, había renunciado a su casa antes de graduarse de la academia. Sin una familia no tenia necesidad de apresurarse a atar sus estrellas y, por mucho tiempo, se pensó que se mantendría soltera.
Justus era excéntrico. Margareth era una persona difícil de tratar… '¿Van a estar bien?'
Sylvester entró en el salón usando sus túnicas de Sumo Obispo con Lavinia a su lado como Suma Sacerdotisa.
Lavinia recitó las parábolas. Sylvester inició con la bendición. La corona de la diosa de la luz en su cabeza, la capa del dios de la oscuridad en su espalda.
Según sabia, estuvo practicando a formarlas con su schtappe, pero aún no conseguía conjugar dos schtappes, por lo que aun debía usar a los dioses del templo.
La ceremonia terminó sin contratiempos y los nuevos matrimonios se retiraron.
Mis hermanos, más que complacidos, parecían en verdad felices al igual que sus esposas.
Realmente deseaba que, de ahora en adelante, sus vidas fuesen gratas.
