El Ascenso de un Científico Loco

¡Descubriré cómo Funciona el Mundo!

Los Emisarios de las Puertas

"… y es así como finaliza la era de Zent Waldifried y llegamos a la era de Zent Trauerquel"

Lady Seradina me sonrió de la misma forma que mi madre… cualquiera de ellas, cada vez que les explicaba algo que ellas ya sabían.

"Profesor Ferdinand, le recuerdo que yo era casi una adulta cuando la guerra inicio. ¿Podríamos estudiar algún tema del programa de candidatos a Archiduques?"

"Me gustaría aplicarle una prueba de prácticas para verificar que recuerda las fechas y eventos más significativos de los últimos 200 años de historia antes de dar por concluida la lección de hoy", comenté tomando una prueba que estuve redactando la tarde anterior y haciendo una seña a Justus para que colocara sobre la mesa un libro bastante grueso, "luego de eso, le entregaré este libro sobre el curso que desea para que lo revise mientras estoy en Ahrensbach."

La madre de Rozemyne miró el libro con grandes ojos y luego soltó una pequeña sonrisa divertida y controlada, aceptando el examen y colocándolo boca abajo sin dejar de mirarme.

"Mi pequeña Rozemyne tiene razón. No puedo imaginar que se comportara usted de este modo serio y centrado cuando era todavía un estudiante."

"Hablando de Rozemyne, creo que se sentirá… más que orgullosa cuando le indique lo rápida que es su madre para captar la información que se le enseña."

Otra sonrisa amable y divertida, perfectamente controlada y la mujer frente a mí le dio la vuelta a la hoja, tomando la pluma a su lado para cargarla con tinta conforme leía las preguntas y comenzaba a escribir en ella.

"Mi niña siempre ha sido muy amada por los Dioses, y sé que ella haría todo lo que los dioses le indicaran, incluso subir y quedarse entre ellos antes que todos los que estamos aquí ahora…" la mano que escribía se detuvo entonces. Un par de ojos cargados de preocupación y brillantes como gemas a la luz del sol me miraban ahora, ignorando por completo la actividad a mano "sé que debemos seguir la voluntad de los dioses, y que ellos no son los únicos que aman a mi niña. Así que, por favor…"

Ella no terminó su petición y yo asentí. Debía protegerla y para tener la oportunidad de ello era que estaba dándole clases a esta mujer a pesar de sentirme tan enfermo por sobrecomprimir con un par de pasos extras… era la razón para esta gira tratando de ganarme el respaldo de algunos de los Ducados grandes y, por consiguiente, de los Ducados pequeños y medianos que tenían asilados.

Aproximadamente media hora después me encerré en mi habitación oculta para descansar. La cantidad de pociones que tuviera que utilizar en la siguiente puerta me ayudaría a medir cuánto maná había logrado incrementar y luego… luego visitaría Ahrensbach para intentar convencer a Georgine con el problema de los Lanzenavianos. Tenía un par de propuestas que hacer que tal vez Rozemyne hubiese mencionado mientras yo estaba en Drewanchel, después de todo, ambos teníamos la sabiduría completa y ambos sabíamos la historia de Lanzenave y del palacio de Adalgisa

"Ten un viaje fructífero, Rozemyne."

"Espero que Erwachlehren te ofrezca su bendición, Ferdinand." Sus ojos vagaron un momento a Margareth y Alerah que la esperaban, dándoles permiso para despedirse de sus esposos, después de todo, solo estábamos nosotros seis, "Ferdi… espero que Flutrane, la diosa del agua tenga a bien permitirte el consolarla en su lamento."

Justus y Laurenz me miraron confundidos solo un momento mientras Rozemyne entraba en el circulo de teletransporte y las luces doradas y negras la envolvían. Lo ultimo que vi de ella, fue su mirada suplicante antes de desaparecer.

Desperté sintiéndome un poco inquieto. Los días que ambos permanecimos en la soberanía ella no mencionó mi repentina aparición a su lado en la puerta de oscuridad. Su despedida, estaba seguro, había sido una petición velada para que volviera a ayudarla.

'No sé si es posible.'

Miré a mi alrededor buscando mi despertador, un prototipo de herramienta mágica en el que aún estaba trabajando, para poder apagar la irritante alarma. Faltaban diez minutos para el cambio de fecha, media noche, lo único que podía hacer era tratar de imitar las condiciones del viaje anterior y rezar para poder ayudarla.

Coloqué las pociones de recuperación en mi cinturón y fui al jardín del inicio, sin dejar de rezar a los dioses para que funcionara. El momento en el que el día cambiaba de fecha activé el circulo de teletransporte.

El alivio que sentí al ver la puerta fronteriza y sentir el aire golpeando mi rostro fue indescriptible, Rozemyne estaba a mi lado.

Una hermosa sonrisa adornó sus labios y el alivio brilló en su mirada al tiempo que se arrojaba a mis brazos para que la envolviera en ellos. Su rostro oculto en el hueco de mi cuello provocó que sus palabras salieran amortiguadas, y me hicieran cosquillas en la piel, pero no me impidieron escuchar las dos palabras. «Estas aquí», pronunciadas con una mezcla de incredulidad y felicidad que me hicieron abrazarla con más fuerza.

"Te lo dije. Estoy para ti."

En medio de nuestro abrazo, y como si la diosa del agua dijera que era momento de iniciar, la sabiduría de Rozemyne apareció del mismo modo que lo hizo antes. Como imaginaba, aparecía cada vez que era el momento de llenar las puertas. Sentí como su maná era absorbido por la puerta y repetí lo que hice antes; la sostuve con un brazo y entregué mi maná con el otro.

Podría haber usado mi propia sabiduría, pero no quería arriesgarme a ser expulsado.

Esta vez, cuando por fin terminamos de llenar la puerta mi novia no se desmayó, pero si lucia agotada. Yo también estaba agotado y me sentía enfermo por sobre comprimir aun había necesitado tres pociones, Rozemyne también había tomado tres pero era claro que, a diferencia de la última vez, no bebió las pociones cuando estaba al borde del agotamiento.

Mientras esperaba que fuésemos devueltos, Rozemyne me miró, frunció el ceño ligeramente, estudiando mi rostro y abriendo sus ojos tan grandes que eran como si hubiese notado algo.

"Airveermen está realmente enojado conmigo si…"

Por desgracia no pude escuchar el resto de su revelación. Estaba seguro, no notó que estaba hablando en voz alta, no podría preguntarle qué fue lo que dijo. Ella no me lo diría.

Cuando estuve de vuelta en mi habitación me arrastré hasta mi cama, necesitaba dormir. Me enfrentaría a Georgine mañana y debía salir bien.

"Parece que Anwash no ha dudado en bendecirte de nuevo, Ferdinand. Estoy segura de que te ves un poco más alto que durante el Torneo Interducados."

Estaba comiendo con Georgine y su esposo bajo una herramienta antiescuchas lo que parecía ser pescado especiado luego de degustar una sopa de curry blando al que algunas mejoras sencillas le vendrían bastante bien.

El marido de la mujer no tardó en mirarnos de uno a otro y luego sonreír divertido.

"Mi diosa de la luz tiene razón, profesor. No es usual que los dioses obsequien con un crecimiento tardío a nadie."

De pronto me pregunté si era esa la razón de que Rozemyne me mirara impactada más temprano, decidí enjuagar mi boca con algo de agua con vize antes de responder.

"Los dioses obran de maneras misteriosas, Lady Georgine. Al parecer, escuchan nuestras plegarias cuando son dichas de forma sincera."

"Y ahora hablas igual que mi hermanita" se mofó la joven "no me sorprendería si decidieras seguirla al Templo, aunque tengo entendido que encuentras más tentadores los dominios de Vulcaniff y Mestionora que la casa misma de los dioses. Extraño, si tenemos en cuenta donde creciste."

Viniendo de otro noble, aquello habría sido más que una burla, un intento de denigrarme. En este momento, sin embargo, era el modo de Gerorgine para mostrar su asombro. Parecía bastante segura de que yo siempre seguiría a Rozemyne como un perro extraviado a dónde ella fuera sin atreverme a tomar mi propio camino.

"Temo que aún cuando nuestro origen nos marca, es nuestra voluntad la que nos mueve por los caminos de uno u otro dios, en especial cuando esos mismos dioses son los responsables de bendecirte con fuerza."

En pocas palabras, aún si todavía me sintiera en deuda con Rozemyne por acogerme y llevarme, tenía la firme convicción de usar mis habilidades para forjarme un camino propio.

"Ara, ara. Y yo pensando que Ewigeliebe siempre iría tras Geduldh."

El esposo de Georgine soltó una risita disimulada y yo solo sonreír. Me estaban llamando o posesivo o enamorado tóxico en mi cara, con toda la intención de hacer de ello una pequeña broma familiar. ¿Por qué no seguirle el juego?

"No te confundas, Georgine. Aún cuando Geduldh sea rescatada por sus hermanos, ella siempre vuelve a los dominios de Ewigeliebe, porque Ewigeliebe jamás la pierde de vista."

Eso debió parecerle de lo más gracioso porque no tardó en cubrir su rostro con un abanico y dejar escapar una risita divertida y baja, cómo si acabará de contarle un buen chiste en medio de su ceremonia de unión estelar.

"¿Y planeas jugar a Anhaltaung igual que mi pequeña hermana, Ferdinand?"

"Debo admitir que las ideas de Lady Rozemyne han sido revolucionarias e interesantes. Sin embargo, por respeto al ofrecimiento de mi esposa más temprano en el tejido, nos hemos abstenido de comentarla con nuestros muy preciados amigos al otro lado de la puerta."

'¿Amigos? No estaba seguro de que utilizaría ese término para denominar la inhumana relación entre ambos países luego de leerla en el Grutisheit.' Pensé sin dejar de mostrar una sonrisa noble, sintiendo sorpresa al notar que nos servían a todos una rebanada de mil crepé con dulce de leche, nueces y azúcar glas… o su equivalente en este mundo.

"Veo que la princesa Rozemyne les ha obsequiado una de sus recetas."

"La conoce usted muy bien, profesor. Mi querida esposa estaba más que encantada de recibir este obsequio."

Sonreí sin más, divertido por el tono de aquel comentario y dando un bocado tentativo luego de presenciar la prueba de veneno. Era dulce, con ese acento que daban las nueces y la textura de las crepas para balancearlo todo.

"Si me permiten dar un vistazo a su receta de la sopa de más temprano, puedo hacerle algunas mejoras. No estaré tan bendecido por Coucoucaloura como la princesa, pero estoy seguro de que puedo darle algo más de profundidad."

Y era cierto. Quizás la cocina nunca me interesó, pero como buen japonés obsesionado con demostrar mi superioridad a los demás, había pasado economía doméstica con excelencia en la secundaria. Que fuera hasta ahora, siendo Ferdinand, que decidiera rescatar esos magros conocimientos solo podían beneficiarme. Al menos ya no era el idiota de Tetsuo, quién no dudó en desechar esas lecciones al recibir su certificado de la secundaria luego de dar sus palabras de despedida a la generación con la que se estaba graduando.

En todo caso, mi pequeño ofrecimiento pareció divertir a Georgine, quién esta vez no ocultó una sonrisa maquiavélica detrás de su abanico, dejándome verla y haciéndome notar el desafío que ocultaba.

"Estamos ansiosos por notar esas mejoras, querido primo Ferdinand."

Mis días en Arsenbach fueron una verdadera locura. Era como si Georgine estuviera poniéndome a prueba o algo así.

Entrenamientos con sus caballeros y un par de Ditters bastante feroces a pesar de ser con equipos de seis para entretenerla. Uno contra ella, otro contra el comandante Strahl. Una pequeña gira por algunos de sus poblados agrícolas y el puerto, retándome de manera velada a qué sugiriera formas de mejorar el rendimiento de la tierra o la calidad de vida de los habitantes. Por si fuera poco, cada noche la actual pareja ducal me retaban en algún juego de mesa además del tradicional gweginen con estrategias diabólicas. Mientras que Georgine no dudaba en disponer de sus piezas menores con tal de acorralarme y acabar con mi juego, su marido tendía trampas de superioridad numérica cada vez que podía, dando caza a mis fichas de un modo brutal y violento… menos mal que mi estilo de juego podía ser más vicioso que el de ambos o de lo contrario habrían barrido el suelo conmigo en cada juego de estrategia en el que me rentaron.

Al menos dos días antes de que me retirará a la Soberanía y uno antes de que hablarán conmigo de manera sería, me llevaron al pequeño palacio Lanzenavianos donde había algunos emisarios con cabello azul oscuro y ojos dorados como Rozemyne y a mirar la puerta de cerca en bestia alta.

"Ferdinand" me dijo Georgine cuando ambos pudimos bajarnos a descansar en la base de la puerta misma, lejos de las olas y del puerto "¿tú también notaste el parecido de Rozemyne con los emisarios?"

Yo solo asentí en silencio, mirando el punto exacto en qué Rozemyne y yo estuvimos flotando noches atrás para recargar la puerta con nuestro maná, sintiendo que el corazón se me aceleraba al notar que una caída desde esa altura nos mataría sin problemas, ya fuera por la caída misma o por el encuentro con lo que había debajo.

"Tu madre lo sabe" le aclaré con calma sin dejar de mirar, inseguro sobre que más decir al respecto. Era obvio que la familia archiducal de Ahrsenbach sabía sobre el tratado inhumano de degradar princesas Lanzenavianas a simples flores a cambio de las piedras de maná de los niños menos bendecidos por los dioses y un rey con schtappe… y Georgine parecía indignada por ello.

"Ya sea como Zent o como consorte, estoy segura de que vas a enterarte de cómo fue concebida mi pequeña hermana… o el destino inmundo que le esperaba si mi padre no hubiera ido a reclamarla cómo su hija, pero… que el Zent actual decidiera acabar con el tratado es un problema tremendo."

"Puedo imaginarlo. Por tu tono, deduzco que habría pasado a convertirse en un problema moral, ¿o me equivoco?"

Fingí no saber pero si imaginar. Miré a Georgine entonces, sonriendo con dolor y algo más detrás del velo que protegía su piel del sol y la sal en el ambiente. Estaba asqueada y no podía culparla por ello.

"Rozemyne parecía saberlo cuando nos dio una idea de cómo relacionarnos ahora. Quisiera ponerte al tanto de cuál era el acuerdo anterior, para que sepas bien lo que vas a decirnos mientras juegas a ser Anhaltaung, pero…"

"No lo hagas si no lo tienes permitido. Con que me expliques lo más básico, lo que puedas decirme, debería ser suficiente."

"De acuerdo." Dijo ella y mi atención abandonó por completo la puerta, enfocándome en ella y fingiendo sospecha.

Sin más dilaciones, Georgine me comentó sobre la crisis que suponía para los Lanzenavianos que solo uno de ellos tuviera un schtappe en un reino donde los plebeyos no solo los superaban en casi 300 a 1, sino que además, tenían problemas para sostener la ciudad. O que en realidad descendían de la Familia Real y por ello intercambiaban las cosechas que solo podían darse al otro lado de la puerta por maná.

Suspiré al constatar que la situación era más desesperada de lo que había supuesto. La razón de que vendieran a sus hijas como entretenimiento y nos dejaran esclavizarlas para regresarles a sus princesas y sus hijos ya muertos…

"Gracias por ponerme en contexto. "

"Sería injusto que te dejara hablar a ciegas cuando es obvio que mi hermanita tiene algo de conocimiento al respecto."

Yo solo asentí y luego de un rato, ambos volvimos al castillo. El esposo de Georgine no nos recibió, ocupado como estaba con los asuntos de gobierno

"¿Repatriación? ¿Turismo?" preguntó Aub Arsenbach sin dejar de mirarme confundido "Ahm… príncipe Ferdinand, ¿le importaría explicar esos términos?"

Me sentí idiota conforme intentaba no mostrarlo, manteniendo una sonrisa noble en mi rostro. Tuve que pensar cómo explicar el concepto mientras masticaba unas galletas de té y me enjuagaba con un sorbo de mi aromática taza.

'Menos mal que mis ofrecimientos de mejora a las zonas giebeque me mostraron fue lo primero que tratamos o se me habría olvidado con eso.'

"Según la biblia, Yurgensmith fue creado para dar asilo a las personas con maná al otro lado de la puerta, de modo que aquellos que no deseen vivir más en Lanzenave podrían ser aceptados como ciudadanos de Yurgensmithian a cambio de que entreguen maná durante los rituales de dedicación del ducado en que sean acomodados por el Zent. Con eso, ellos reciben asilo y nosotros tenemos un modo de subsanar con más rapidez tanto la escapes de maná como de nobles en ciertos Ducados. Eso sería una repatriación. La patria de estos nobles cambiaria.

"Por supuesto, no todos los Lanzenavianos querrían mudarse" continúe con mi explicación "Solo venir de visita y es ahí donde entra la parte Turismo. Ellos pueden pagar para venir a pasar algunos días en una provincia especializada en dar hospitalidad a los viajeros. Cada Ducado puede poner entonces su propio precio para dar permisos de entrada y a su vez, encargar a los plebeyos que reciban y atiendan a estos visitantes a cambio de monedas. A su vez, los Lanzenavianos pueden proporcionar también permisos para que nobles de Yurgensmith puedan visitar alguna provincia al otro lado de la puerta y darle un costo, tanto al permiso, cómo a los servicios requeridos por el visitante. Estos permisos podrían estar, incluso, al alcance de los plebeyos comerciantes. Sería una forma de incentivar el intercambio de maná y se movería la economía, tanto de los Ducados, como del propio Lanzenave… tengo la esperanza de que con esto, la visión de los plebeyos al otro lado de la puerta cambie de manera gradual."

Aub Arsenbach parecía considerarlo, mientras que Georgine mordisqueaba un postre antes de tomar aire y mirarme, no muy convencida.

"Mi hermana, la princesa Rozemyne, hizo una sugerencia similar aunque no la llamó… repatriación, sino, asilamiento. Por otro lado, veo un poco ingenuo pensar que esto de las, visitas, ayude a los Lanzenavianos."

"Y es por esto que dentro de los permisos, podría proveerse con un permiso especial para estudiantes."

Hubo un silencio pesado en la habitación. Parecía que ambos estaban en shock por lo que esto significaba.

Darles schtappes a todos los Lanzenavianos.

Luego de dar otro sorbo a mi taza para permitirles captar todas las implicaciones, decidí proseguir.

"Parte del problema con los Lanzenavianos dentro de su patria, estoy seguro que se debe a que no cuentan con schtappes, a diferencia de nosotros. Fuera de un aplastamiento que termine llevándolos a un desgaste excesivo de maná y a que puedan hacerse estallar, ¿qué otro modo tienen en Lanzenave para manejar su maná?"

"¿Entonces lo notó solo con la visita al castillo donde solemos recibir a los Lanzenavianos?" inquirió el marido de Georgine y yo asentí sin más.

"A pesar de que ellos mismos se encargan de mantener su lugar de estancia, ninguno usaba herramientas mágicas. Fue extraño."

Aub Ahrsenbach parecía desconcertado por mi declaración en tanto Georgine me miraba como si fuera obvio que lo notara. De seguro estaba recordando que mis padres y mis hermanos mayores eran todos asistentes.

"Ahem" se aclaró la garganta el marido de mi prima "¿no cree, príncipe Ferdinand, que dar acceso a los schtappes nos acarrearía problemas a futuro? Angriff podría ser sonsacado por Chaocipher después de todo."

'¿Una revuelta?' sonreí inclinándome un poco sobre la mesa.

"¿No es para eso que existen los contratos políticos? Con los hijos de los Lanzenavianos aquí, en peligro de ser atrapados en medio de un combate sangriento o incluso la posibilidad de cerrar la puerta de la oscuridad, ¿qué tan tonto debería de ser el que osara tratar de tomar el país por la fuerza? La razón de dejar que algunos vivan aquí, otros puedan entrar a visitarnos, algunos más reciban nuestras visitas y TODO su futuro esté en nuestras manos una temporada al año para prevenir semejante carencia a las bendiciones de Seheweit y Anhaltaung podría ser señalado durante dichas negociaciones.

"Por supuesto, no se haría todo de la noche a la mañana o de un año para el otro. Tendrían que discutirse los diversos tratados a su tiempo e ir integrando cada reforma de manera gradual, empezando por aceptar a quienes deseen vivir aquí, luego a quienes deseen estudiar aquí durante el verano para graduarse junto a nuestros niños en el invierno y finalizando con los permisos de visita recreacional. Eso debería dar tiempo a que los Ducados y la propia Lanzenave se preparen y adapten."

Ambos parecieron considerar mis palabras antes de despedirnos, prometiendo hablar al respecto con los visitantes y solicitándome que yo mencionara esta idea al Zent.

Para el día siguiente, mi visita en Ahrsenbach llegó a su fin. Estaba cansado, pero la emoción de saber que podría ganar el respaldo de ese Ducado me mantuvo en pie. Por supuesto, no tardé en solicitar una audiencia con mi padre adoptivo apenas llegué.

Mientras que en la superficie esta idea parecía arreglar diversos problemas de maná, nobleza, monetización y paz internacional, la verdad es que lo estaba haciendo para beneficio propio. Claro que no le diría eso al Zent, quién prometió considerar mi propuesta luego de pedirme que fuera pensando en como implementar cada uno de los pasos, el tiempo que podríamos requerir para llevarlo a cabo y el coste, material, manáico y monetario así como los posibles beneficios a corto, mediano y largo plazo para un mes antes de la siguiente Conferencia Archiducal.

'Estoy agotado'

Como Tetsuo, había vivido mi vida casi sin dormir. Saltando de un proyecto a otro sin descanso. Mis vacaciones, si alguna vez tomaba alguna, consistían en tomar clases en una disciplina diferente o informarme sobre un tema antes de iniciar una nueva investigación, un nuevo proyecto, sin embargo…, 'no puedo seguir así'

Socializar era agotador, el viaje a Ahrensbach, de alguna manera, resultó más agobiante que los anteriores.

No sentía que Hauchletzte fuese a drenarme, quizás porque era un ducado con lazos con la familia real, pero seguían siendo un ducado medio y, suponía, me tratarían como a uno de su familia. Había declarado mi intención de tratarlos como a mi ducado natal, por lo cual podría mostrarme un poco cansado, sobre todo si mi cansancio venia de enseñar a mis hermanas menores.

'Incluso podrían estar complacidos.'

Pero eso sería mañana. Por ahora, estaba a punto de emprender lo que sería mi tercer viaje, así que me sentía confiado. Sabía a qué hora debía activar el teletransporte para llegar junto a Rozemyne.

La sensación de viento envolviéndome se volvía más familiar con cada viaje al mismo tiempo que la sensación de vértigo se desvanecía.

Dunkelfelger era cálido, incluso ahora que el verano daba paso al otoño el clima se había refrescado, aunque seguía siendo tan cálido como los días caluros de Eisenreich.

La sonrisa de Rozemyne me recibió con alivio. Su sabiduría apareció frente a ella y el proceso transcurrió sin complicaciones.

Mi maná parecía estar aumentando a un ritmo constante, los nuevos pasos en mi método de compresión parecían estar funcionando bien.

"Rozemyne," la llamé, "olvidé darte esto."

Coloqué sobre su cuello un collar. Ella sonrió divertida moviendo su cabello para que lo atara.

"¿Lo olvidaste?"

"Bueno, no. No quería a Margareth diciendo que te cubría de hielo."

Lo que estaba dándole era una gargantilla que podía usar junto a su collar de cortejo y en realidad con cualquier accesorio.

Su sonrisa fue lo último que vi mientras las luces negras y doradas estallaban a nuestro alrededor y pronto volví al jardín del inicio.

"… esperamos que haya tenido un viaje adecuado y encontrado las instalaciones en qué lo recibimos, adecuadas" terminó de decirme Aub Hauchletze, hermano menor de mi madre adoptiva.

"Mis aposentos y los de mi séquito me parecieron bastante cómodas y adecuadas. Estoy muy agradecido por recibir su hospitalidad."

La primera dama me sonrió con una mirada conmovida en tanto Aub Hauchletze hinchaba el pecho con orgullo. Estaba seguro de que no debían recibir muchas adulaciones o agradecimientos por parte de la familia real, lo cual solo podía jugar a mi favor.

"Mi esposa se preguntaba si estaría usted interesado en dar un pequeño recorrido por el castillo y la ciudad principal, príncipe Ferdinand. Por supuesto, se llevaría a cabo el día de mañana."

Sonreí tal y como se me enseñó justo antes de asentir.

"Dado que Hauchletze será considerado como mi Ducado de origen ahora que soy hijo de la segunda reina, nada me haría más feliz que conocer el estado de Geduldh, de modo que pueda invocar a Vulcaniff, Seheweit y Anhaltaung para ser de apoyo."

En pocas palabras, la única forma de ayudar a que el Ducado siguiera subiendo en el ranking era observando el estado de la ciudad y de cuanto pudieran mostrarme.

Tal y cómo esperaba, fue una visita bastante tranquila. Muchas de mis empresas podían ser de ayuda para mejorar tanto la ciudad plebeya como la zona noble, además de que mis primos no dudaron en llevarme a cazar y recolectar para que yo tuviera oportunidad de estudiar mejor los materiales que el Ducado tenía a mano. En cuanto a regiones Giebe, se me enseñaron por medio de un mapa con diversos colores para señalar el estado de la población, de la flora y fauna y el grado de necesidad que se tuviera de uno u otro apoyo.

Para cuando fue hora de volver a la Soberanía, la pareja archiducal estaba más que encantada conmigo y varias mejoras ya se habían puesto en marcha con un descuento adecuado para mostrar mi interés en la familia.

En realidad, ceder mis ganancias personales a cambio de apoyo incondicional me parecía un precio bastante bajo a pagar.

Para cuando volví a la Soberanía, me encontré con una noticia de lo más curiosa… por alguna extraña razón, Galtero estuvo abogando para que se me permitiera acompañarlo a él y a Rozemyne a Klassenberg.

No entendía porque, Galtero ya había logrado que mi invitación a Klassenberg fuese retirada hasta la próxima primavera, asegurándose de tener tiempo a solas con mi novia.

Esto apestaba a complot así que, por supuesto, no tardé nada en solicitar a Justus y a Laurenz que reunieran información. Lo que encontraron no podía haberme hecho reír más.

"Al parecer hay múltiples rumores acerca de la princesa Rozemyne siendo una de las dos figuras que han estado apareciendo en las puertas," comentó Justus, dejándome blanco por un momento.

'¿Nos han visto en los otros Ducados?'

Estaba seguro de que fuera de las dos primeras puertas llenadas solo por Rozemyne, nadie sabía nada de nuestra presencia en las puertas… claro que, luego de recordar como las puertas se iban iluminando conforme las cargábamos de mana era ingenuo y hasta absurdo pensar que nadie lo había notado.

"El principito afirma que es él quien ha estado apareciendo junto a la princesa" informó Laurenz "y ha estado negando con bastante vehemencia que la segunda figura seas tú, lo cual es bastante gracioso."

"¿Gracioso? ¿Cómo?"

Ninguno de mis hermanos pudo soportarlo más y ambos comenzaron a reír. Menos mal que estábamos hablando dentro de mi habitación oculta.

"Bueno, los rumores hablan de dos personas con cabello largo…" explicó Justus con calma antes de sonreír con sorna y continuar hablando "y todos sabemos que el principito ha usado el cabello corto desde siempre."

"Yo sospecho que la idea de asegurar tu estancia con ellos dos al mismo tiempo en Klassenberg le dará la credibilidad necesaria para señalarse como elegido por los dioses para ser Zent junto a la princesa" dijo entonces Laurenz, logrando manejar su risa y poniéndose tan conspirador como cuando me obligaba a ver alguna maratón de anime con él para poder lanzarme todo tipo de teorías que, absurdas o no, terminaban por dar en el clavo "Solo piénsalo, Ferdinand. ¿Qué mejor campaña publicitaria que ser uno de los Emisarios en las Puertas?"