Hoy iba a ser el día en que se iba a casar, como todas las mujeres en ese tiempo. Por contrato. Desde sus ocho años había empezado a entrenar su cuerpo, todas las artes, todas las armas. Para poder sobrevivir, a todo el peligro de afuera. Todos los días era rechazada por cada persona que la viera, creían que era un monstruo, por sus ojos, los ojos que había heredado de su padre. Así que su vida había sido una lucha constante. Pero ella no quería morir, por más que todos quisieran verla muerta.
Su madre, o al menos la que creía que era su madre, la estaba vendiendo a un hombre, al que no conocía, del que solo sabía que era un renegado. Al que habían exiliado de la antigua mansión a la que protegía.
-Tranquila, él no te va a rechazar por tu cara y ojos, el también es un renegado, así que les vendrá bien estar lejos de todos, sin contacto alguno. Además, va a pagar muy bien por tí. Él solo quiera a alguien que lo ayude en aquel rancho que tiene. Ya sabes, los animales, la comida.
-¿Estás segura?
-Porsupuesto, solo espera y sé paciente.
Ambas llegaron a una casa. En medio de la nada, al rededor solo estaban los árboles del bosque. La casa era espaciosa, a un lado se podían ver algunos cerdos, también estaba un establo. El patio era gigantesco.
-Tranquila Hinata.- la mujer la tranquilizó cuando vió a un hombre llegar hacía ellas montado en un caballo.
-No eres tan fea.
-y tú no eres tan viejo como dicen los rumores.
Ambos se vieron a los ojos, negro contra plateado.
-Sasuke Uchiha- Se bajó del caballo y se posó en frente de ella. Se podía ver a un hombre alto, con músculos definidos en todo su cuerpo, o al menos se veían dónde su ropa gastada no cubría. Su cabello largo y negro como sus ojos.
-Hinata- Le dió una reverencia. Sasuke pudo ver a una mujer no tan baja, llevaba un yukata sencillo, su cabello era negro pero con destellos azules. Se acercó a ella un poco más para poder apreciar su rostro. Para nada era fea, sus ojos parecían dos lunas, lo que le parecía más hermoso que nada.
-Si, demos inicio a la unión de una vez- la mujer que iba con Hinata interrumpió. Ambos asintieron.
Estaban adentro de la casa, la ceremonia se llevó a cabo entre ellos tres, pues nadie debía saber que ellos estaban ahí. Al finalizar la unión ambos tomaron su sake, lo que hacía oficial su matrimonio.
-Bueno, seguiré trabajando- Sasuke salió de ahí, dejando a las dos mujeres solas.
-Supongo que deberíamos arreglarte para la noche de bodas.
Las dos se perdieron entre las habitaciones.
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La noche había llegado, Hinata estaba acostada, esperando a que su marido llegara. Estaba alerta, tenía miedo de lo que le pudiera hacer. Estando en las calles nunca nadie se había aprovechado de ella, no por su rostro, sino, porque no se había dejado. Para eso había entrenado tanto.
Su madre se había ido por la tarde después de cobrar el dinero que le habían ofrecido por ella. Se sentía herida, era demasiado cruel lo que pasaba. También se enteró que ella no era su verdadera madre, que solamente la habían dejado como encargada.
Escuchó el sonido de la puerta al abrirse. Su corazón latía con fuerza. Escuchó los pasos de su ahora esposo. Estaba rígida, esperando el contacto.
-No soy un monstruo- Le dijo en el oído para alejarse y acostarse al otro extremo de la habitación.
Hinata estaba aliviada, al menos no iba a tener su primera vez con alguien a quien no conocía.
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Así pasaron semanas, meses, ambos aún no dormían juntos, solamente hacían las actividades de todos los días. Hinata se encargaba de la limpieza, la comida, lavar ropa, mientras que Sasuke se la pasaba con los caballos.
-¿Como se llama?- Hinata se acercó a Sasuke mientras este trataba de amarrar al caballo.
-Guda- le respondió -Pero, no deja que le ponga la soga- siguió abatido.
-¿Puedo intentarlo?- Hinata lo veía con esos ojos.
-Porsupuesto- Sasuke le entregó la soga y espero su movimiento.
Hinata se acercó, lentamente, estiró la mano en su dirección, el caballo sorpresivamente se acercó a ella, dejándola acariciarlo.
Ambos sonrieron.
-Creo que le gustaste, estaba pensando en venderlo, pero supongo que ahora es tuyo- Hinata se sorprendió, sabía que él cuidaba y vendía caballos y que este era uno muy valioso.
-Gracias- fue lo único que dijo.
-¿Sabes montar?- Sasuke le preguntó, Hinata asintió con la cabeza. -¿Qué te parece si damos un paseo?- Hinata sonrió aún más.
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Los dos iban montados en su respectivo caballo, Hinata veía con alegría el camino, era hermoso, estaba lleno de pasto, habia árboles frutales por todas partes.
Se detuvieron en frente de un árbol enorme.
-Es hermoso- Hinata estaba viendo el paisaje que el atardecer les proporcionaba.
Sasuke veía su perfil, iluminado por el sol. Sus ojos se veían diferentes.
-Tu madre me contó que sabes manejar cualquier arma, o cualquier estilo de pelea. ¿Por qué?- Hinata se encogió de hombros.
-Cuando te consideran como un monstruo desde pequeño. Lo único que aprendes es a sobrevivir.
Sasuke se quedó viendo su expresión, parecía segura.
-¿Me darías una demostración? Sobre lo que sabes.
Hinata estaba sorprendida, no esperaba que le pidiera eso. Le sonrió levemente.
-¿Estás seguro?
Sasuke asintió con la cabeza.
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Era de mañana, los dos parecían algo serios.
Hinata fue la primera en atacar, Sasuke intentó bloquear los golpes.
-Vamos, no me digas que has perdido el toque al estar alejado de todo- Hinata sentía que no estaba dando todo de sí.
Sasuke asintió y comenzó a atacar más seriamente. Hinata se veía animada, por fin había encontrado a alguien que aguantara su fuerza.
La pelea se había extendido, Hinata sentía que su cuerpo era tocado por Sasuke de una manera diferente. Subió a un árbol e intentó esquivar los golpes, quedó colgado de cabeza provocando que sus labios rosaran por un momento. Bajó del árbol de un salto, Sasuke aprovechó y le dió una patada, Hinata se levantó se abalanzó. Empujó a Sasuke para atrás provocando que cayeran al suelo.
Sus caderas quedaron pegadas, provocando el contacto de ambos sexos por encima de la ropa, Sasuke aprovechó que Hinata se distrajo y cambio las posiciones, quedando encima de Hinata. Ambos se miraban fijamente, Hinata no pudo más y se abalanzó para tomar los labios del contrario.
Sasuke sujeto con fuerza su nuca para apegar más sus labios. El beso comenzó a subir de intensidad. Cada uno acariciando el cuerpo del otro. Sasuke intentó como pudo quitar la ropa de Hinata, haciendo lo mismo con la suya.
Al finalizar, vió embelesado el cuerpo de su esposa, a sus ojos era demasiado hermosa. Tomó sus pechos y comenzó a chuparlos, acariciando sus piernas alismo tiempo, Hinata estaba sintiendo un placer absoluto.
Sasuke se posicionó en medio de sus piernas, seguía besando los labios de Hinata, dió una estocada fuerte y entró en Hinata, entrelazó sus dedos, Hinata aprovechó para apretarlos y poder soportar el placer de tenerlo dentro.
Ambos gemían y gruñían, sintiendo aquellas sensaciones.
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Habían vuelto a casa, en cuanto entraron a su habitación Sasuke tomó nuevamente sus labios, la desnudó rápidamente y volvió a hacerla suya hasta muy entrada la madrugada.
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-¿Puedo hacer un huerto en ese espacio?- estaba viendo fijamente por la ventana, cubierta por una sábana, Sasuke la veia recostado.
-Puedes hacer lo que quieras, es tú casa- Hinata volteó a verlo.
-Nuestra casa- lo corrigió.
Ambos sonrieron. Compartían el sentimiento de sentirse en paz.
-Me siento muy felíz.
-Yo, creo que a pesar de haber pasado una vida cruel, por fin estamos en un lugar que solo es amable con nosotros.
Hinata volvió al lado de su marido, el cuál la recibió con los brazos abiertos.
-Me alegro de ser una Uchiha, no lo cambiaría por nada en el mundo.
