Ese había sido el día más agotador de Candy trabajando en la clínica, de manera inesperada una joven mujer llegó con los dolores de labor de parto, habían sido las diez horas más angustiosas a las que se había visto sometida pero gracias al señor todo salió perfecto y había recibido a una hermosa niña.
El olor de la cena que estaba por servirse fue como recibió el hogar de pony a su amada hija. La hermana Lane y la señorita Pony con ayuda de los niños y niñas mayores se encontraban poniendo la vajilla y cubiertos para servir la cena. Inmediatamente Candy se lavó las manos y ayudó a sus madres a terminar dicha tarea. Había algo extraño en el comportamiento de sus madres, la miraban furtivamente entre los bocados, a diferencia de otras ocasiones hoy Candy era quien lideraba la plática.
Una vez terminada la cena y los niños aseados y en sus respectivas camas, Candy se dispuso a lavar y asear la cocina, cuando repentinamente la hermana Lane la tomó de la mano, y en silencio extendió un sobre. El corazón aletargado comenzó un loco palpitar al reconocer aquella caligrafía que quedó grabada en su memoria y que reconocería entre miles.
Con manos temblorosas tomó aquella misiva llevándola a su pecho.
-Anda Candy, ve a tu habitación nosotras terminamos los deberes- expresó dulcemente la señorita Pony acariciando dulcemente la mejilla de su amada niña.
Con sumo cuidado cerró su puerta y prendió la pequeña veladora que descansaba en su escritorio. Respirando profundamente abrió aquel sobre mientras leía aquellas palabras, gruesas lágrimas rodaban por sus mejillas, mientras quedaban grabadas en su mente y corazón aquellas cinco palabras que pondrían fin a su agonía 𝓟𝓪𝓻𝓪 𝓶í, 𝓷𝓪𝓭𝓪 𝓱𝓪 𝓬𝓪𝓶𝓫𝓲𝓪𝓭𝓸...
Aquellas palabras fueron como la primavera llegando a un árido campo de flores que estuvo bajo el yugo de un crudo invierno.
𝓟𝓪𝓻𝓪 𝓶í 𝓽𝓪𝓶𝓹𝓸𝓬𝓸 𝓷𝓪𝓭𝓪 𝓱𝓪 𝓬𝓪𝓶𝓫𝓲𝓪𝓭𝓸... Pensaba Candy mientras se disponía a escribir su respuesta...
El día en el teatro estaba siendo fatigante, estas serían las últimas dos semanas que ofrecerían funciones en la ciudad para posteriormente, irse tres meses de gira. La incertidumbre llenaba su corazón, pues hacia dos semanas atrás con el corazón latiendole presuroso y con manos temblorosas depositó aquel sobre con aquella carta llena de esperanzas de recibir una respuesta que ponga fin a su miseria.
Sabía que no podía exigir que sus sentimientos fuesen correspondidos después de la separación tan cruel que sufrieron, si bien su cuerpo y mente estuvieron al lado de Susana, su alma y corazón se perdieron aquella noche de invierno de hace casi ocho años.
-Receso de 20 minutos- la voz de Robert lo sacó de su ensoñación- por favor Karen presta atención a los cambios de iluminación, Terry...- se detuvo un segundo antes de continuar con un tono moderado- por favor trata de poner más emoción a tus diálogos- finalizó dándole una palmada en el hombro.
La obra con la que la compañía finalizaría la temporada antes del descanso habitual, se trataba de "Romeo y Julieta" desde el momento en el que supo que esa era la obra con la que la compañía pretendía celebrar su ochenta aniversario Terry había dudado en audicionar para el papel principal, pero como si fuera la voz de su conciencia Karen lo hizo reflexionar al ver que trataba con indiferencia la audición.
𝘋𝘦𝘣𝘦𝘳í𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘷𝘦𝘳 𝘦𝘴𝘵á 𝘰𝘱𝘰𝘳𝘵𝘶𝘯𝘪𝘥𝘢𝘥 𝘥𝘦 𝘷𝘰𝘭𝘷𝘦𝘳 𝘢 𝘴𝘦𝘳 𝘱𝘳𝘰𝘵𝘢𝘨𝘰𝘯𝘪𝘴𝘵𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘰𝘣𝘳𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘦 𝘷𝘪ó 𝘣𝘳𝘪𝘭𝘭𝘢𝘳 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘢𝘮𝘣𝘪é𝘯 𝘷𝘪ó 𝘵𝘶 𝘥𝘦𝘤𝘢𝘥𝘦𝘯𝘤𝘪𝘢 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘶𝘯𝘢 𝘰𝘱𝘰𝘳𝘵𝘶𝘯𝘪𝘥𝘢𝘥 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘥𝘢𝘳 𝘶𝘯 𝘱𝘶𝘯𝘵𝘰 𝘧𝘪𝘯𝘢𝘭 𝘢𝘭 𝘮𝘦𝘭𝘰𝘥𝘳𝘢𝘮𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘱𝘰𝘳𝘵𝘢𝘨𝘰𝘯𝘪𝘴𝘢𝘴𝘵𝘦 𝘢𝘭 𝘭𝘢𝘥𝘰 𝘥𝘦 𝘚𝘶𝘴𝘢𝘯𝘢.
Expresó sin tapujos Karen, pues si bien no se consideraban amigos, ella intuía el extraño triángulo que protagonizaban Candy-Terry-Susana, para ella era obvio que Terry estaba al lado de Susana por mero agradecimiento, hasta un ciego podía darse cuenta de la resignación que siempre expresaba el rostro de Terry cosa que no sabía si el resto de las personas que los rodeaban así como las revistas de cotilleo no querían ver.
Era obvio que después de aquel estreno de hacía casi ocho años atrás el resplandor de Terry se apagó, si bien a su regreso de aquel pozo sin fondo en el que cayó Terry su actuación fue digna de admirarse, ella que lo vió desde sus inicios en la compañía pudo percatarse que le faltaba aquel brillo y tenacidad de aquellos tiempos.
-Lo siento señor Davis- se disculpó Karen al chocar con el encargado de entregar la correspondencia del teatro- permítame ayudarle.
Karen empezó a recoger los sobres dispersados, cuando el nombre escrito en uno de los sobres llamó su atención.
-Señor Davis ¿Me permite hacer entrega de está carta?- preguntó amablemente Karen- le prometo que llegará a manos de su destinatario- agregó dulcemente Karen, pues era bien sabido que Susana era implacable a la hora de manejar la correspondencia de Terry.
Karen caminaba con pasos presurosos directamente a la platea, ahí se encontraba Terry sentado en completa soledad.
-¡Terry!- exclamó entre jadeos Karen- tienes una carta.
-¿Piensas quitarle el puesto al señor Davis?- dijo con voz divertida Terry.
-¡Tonto! Está carta es importante... Viene de Indiana- Karen pudo ver cómo los colores iban y venían del rostro deTerry, quien con las manos ligeramente temblorosas tomaba el sobre.
Karen miraba atenta la reverencia con la que Terry miraba las letras escritas en el sobre, como acariciaba con las yemas de los dedos el nombre ahí escrito.
-¿No piensas leerla?- preguntó Karen.
- Aún no- respondió en un susurro Terry, cuando repentinamente dirigió la mirada en su dirección- pero tú... Cómo sabes...
- Ella fue mi enfermera los días previos a mi llamado a suplir a Susana. Su mirada brillaba cuando hablaba de ti. He de confesar que insinué que Susana estaba interesada en ti, en mi defensa puedo decir que estaba molesta por no haber obtenido el protagónico- expresó con una mueca de medio lado- pero tú bien sabes que Susana nunca fue una persona de mi agrado y seamos sinceros, ella realmente no era tan talentosa sobre el escenario, sigo sin entender como fue que obtuvo aquel protagónico.
- Gracias Karen- Terry le dirigió una sonrisa sincera que sorprendió a la actriz.
La animadversión que existía entre ambas actrices desde antes que Terry llegara a la compañía era bien conocida por los integrantes y los socios, Susana tachaba de capricho de niña rica el deseo de Karen de ser actriz, y gracias a su semblante angelical es que Susana lograba hacer quedar en mal a la castaña. Con el pasar de los años y la convivencia con Karen Terry se dió cuenta que la castaña era todo lo contrario a lo que Susana se encargaba de divulgar. Con la experiencia que los años le habían dado en la actuación y en retrospectiva recordando las actuaciones de Susana, si bien eran impecables con la fluidez de diálogos elegantes había algo que no la hacía brillar.
- Espero una invitación a la boda- se despidió Karen con un guiño viendo con sorpresa el rostro sonrojado de Terry.
Poco a poco, el resto del elenco regresó mirando con suspicacia a ambos actores; Terry guardó el sobre en el bolso de su saco cerca de su corazón, con ánimos renovados se subió al escenario brindándoles a sus desconcertados compañeros una actuación impecable y emotiva como hacía mucho tiempo no veían.
