Cuando el GPS falló y obligó a una joven pareja a bajar de su automóvil para caminar cuesta arriba en busca de ayuda, la espesa niebla del lugar yacía sobre el rededor de ese camino rodeado de altas montañas.
-Tal vez deberíamos esperar a que amanezca del todo antes de alejarnos del auto -, dijo la joven quién sujetaba su cabello color negro en una coleta alta, para evitar que el rose con su rostro le causara comezón.
-No, Ilian. Estoy seguro de que vi una luz a lo lejos-, insistió su acompañante por tercera vez, desde que él había jurado ver una luz tintineante después de alejarse del automóvil algunos metros.
Caminaron por una senda angosta al pie de dos grandes montañas, y entonces, pasando unos pocos metros entre la neblina, Ilian pudo observar igualmente una pequeña luz al final del camino.
-¡Ahí esta!-, dijo ella entonces.
-¡Te lo dije!-, se emocionó él apresurando sus pasos y dejándola atrás. Ella apresuró su caminar para alcanzarlo, sentía miedo de quedarse en medio de la niebla y perderlo de vista.
Encontraron una cabaña con una única luz encendida en la entrada de ésta. Y el joven toco a la puerta inmediatamente.
Después de unos minutos abrieron la misma, y un hombre mayor de gesto severo los encaró. Parecía tener cerca de cincuenta años, llevaba una barba crecida de pocos días y vestía con una chaqueta café y un sombrero hecho de lo que parecía cuero. Sus ojos color cafés se detuvieron en la joven pareja que se encontraba en su puerta.
Al inicio, el hombre se sorprendió de verlos en la entrada, y después de observarlos miró al rededor como asegurándose de que venían solos.
-Buena noche señor, somos campistas y la neblina nos ha causado problemas para orientarnos, nos preguntábamos si podría permitirnos usar su teléfono pa...-
-¿Están solos?- interrumpió el mayor las palabras del joven con brusquedad.
-Eh...si, mi hermano no tardará en buscarnos. Él estaba con noso...-
-No deberían estar aquí. ¿Cómo llegaron?-, volvió a interrumpir el hombre, quién parecía con los nervios a flor de piel, aún mirando con cautela a los alrededores.
Ilian comenzó a sentirse nerviosa al ver la insistencia del hombre en mirar en todas direcciones. Y eso provocó que ella mirara a sus espaldas encontrando la espesa neblina alrededor, regalándole la sensación de que algo saldría en cualquier momento de la misma para atacarla.
-Perdimos nuestro rumbo, el GPS dejó de funcionar-, explicó la pelinegra girándose hacia el hombre sintiendo la urgencia de que él les permitiera entrar en su hogar para sentirse mas seguros - si fuera tan amable de permitirnos usar su teléfono y su baño ...-, pero fue ese momento cuando se escuchó el sonido de una carreta acercarse.
La pareja se giró a su espalda para intentar ver a través de la neblina lo que se acercaba a ellos. Pero la fuerte mirada del hombre en la puerta que la miraba sin pestañear llamó más si atención que aquel ruido.
Ilian noto que el hombre la observaba con ojos desorbitados. Parecía ser que recién la observaba con detenimiento. La miró de arriba a abajo y con una mano temblorosa tallo sus ojos para volver a enfocarlo mientras aquel sonido de carreta se escuchaba cada vez más cerca.
Ilian encontró extraño ese comportamiento, pero no tuvo tiempo de decir nada ya que el hombre habló primero.
-Bueno, tendrán que explicárselo al Duque -, dijo saliendo de la casa y pasando entre ellos para caminar unos cuantos pasos hasta el camino frente a la cabaña y mirando hacia su derecha con las manos tras su espalda baja con rostro pensativo. Un momento después, miró a Ilian nuevamente y volvió la vista al frente con mirada confundida.
-Andrei-, llamo Ilian la atención de su acompañante -, tal vez deberíamos volver al auto.
-Ya no hay tiempo, más les vale dar explicaciones-, contestó con brusquedad el hombre sin mirarlos, quien claramente había escuchado las palabras de Ilian.
Ilian y Andrei se miraron entre ellos con la firme convicción de que el hombre no solo era muy grosero, sino bastante extraño.
-Buen día, Alin-, dijo entonces el hombre quitándose el sombrero a manera de saludo mientras una carrosa, tirada por un par de caballos negros, giraba frente la casa, para colocarse de frente al camino por el que había llegado. El hombre al que había saludado tiraba de las sogas de los caballos, parecía muy anciano y débil. Asintió hacia el hombre de la cabaña a manera de saludo y sin mirar a la pareja detuvo los caballos para enseguida sacar un cigarro de su bolsillo y encenderlo.
-Buen día mi estimado Balec-, se escuchó una voz masculina y muy animada de un hombre en la parte trasera de la carrosa que en esos momentos habría las puertas traseras. Y Balec, el hombre de aspecto huraño dueño de la cabaña a la que habían llegado Ilian y Andrei, caminó hacia la voz para encararla.
-Buen día Duque, hay un par de foráneos que han tocado a mi puerta hace unos minutos, dicen haberse perdido-, informó enseguida el hombre señalando con la mano que cargaba el gorro que se había quitado para saludar, directo hacia la pareja.
En ese momento el hombre de tez grisácea que conducía la carreta, asomó su cabeza para mirar a los foráneos con el rostro cargado de conmoción, como si no pudiera creer lo que sus ojos veían. Era evidente que no se había percatado de sus presencias.
Ilian se tenso por alguna extraña razón. Ese extraño hombre llamado Balec, los hacia sentir como si hubieran cometido una falta grave con su sola presencia.
-Ah, dejen verse. Buenos días-, saludo la voz, y la pareja caminó hacia la posición donde se encontraba el hombre dentro de la carreta.
Ella tuvo que hacer acopio de todas sus fuerzas para no componer una mueca de asombro al ver al hombre. Muy alto, mas de lo que un adulto promedio mediría y de cabello corto, vestido de traje, pero con el estómago demasiado grande como para poder ocultarse tras la ropa. Los pliegues de su piel colgaban incluso ocultando sus rodillas. Era un hombre con la obesidad mórbida más brutal que jamás ella hubiera imaginado, y el rostro más amable que nunca creyó haber necesitado en una situación así.
-Vaya...hola. Buen día a ambos. ¿Hace mucho que están perdidos?-, dijo el hombre con una amable sonrisa hacia ellos. Lo que le dio a la joven más confianza que la que el hombre del sombrero les ofrecía.
Andrei le explico al enorme hombre que habían perdido la señal del GPS y necesitaban un lugar donde recargar las baterías de sus aparatos celulares y poder hacer una llamada.
Balec, los miraba con rostro de confusión al escuchar las palabras de Andrei. Parecía que el joven hablara un idioma extraño para él, por el rostro de confusión que compuso ante la palabra "celulares". En un momento, su mirada se desvió hacia Ilian, perdiendo el ceño fruncido que le caracterizaba cuando sus miradas se encontraron. Hubo algo en su mirada que la joven no tuvo tiempo de interpretar, ya que el hombre se giró enseguida para mirara al hombre al que llamaba Duque quién ya respondía a la petición de Andrei.
-Por favor, permítanme ayudarles en sus inconvenientes. Tengo baterías en donde pueden conectar sus celulares-, dijo el hombre sonriente y enseguida se abrió la puerta lateral del carruaje.
-Es usted muy amable-, dijo la pelinegra sonriente siguiendo a su pareja para acercarse a la puerta.
-Refiérase a él como "Duque -, reprendió Balec a espaldas de ellos, mientras el otro hombre llamado Alin, bajaba de la carrosa.
-Disculpa, ¿tienes algún problema?, desde que llegamos has tenido un humor de los mil demonios y nos hablas con aires de superioridad bastante molestos -, sentenció Andrei girándose hacia el hombre.
-Oh, por favor. Todos aquí estamos algo tensos por la niebla-, dijo el Duque desde su sitio para disipar la pesadez del ambiente.
-Andrei, solo carguemos los celulares para largarnos de aquí, por favor-, dijo Ilian llamando la atención de su pareja quien se giró hacia la carroza nuevamente.
Dentro, el hombre que les daba la espalda al ser prácticamente imposible debido a su peso que se girara para mirarlos, les indicó en donde podrían encontrar una pequeña fuente poder con la cual conectar sus celulares los cuales estaban prácticamente muertos, así que mientras esperaban a que las pantallas se activaran curiosearon un poco el lugar, que contenía bastantes cosas como utensilios de cocina, jarrones, cajas con alimentos enlatados, prendas de ropa y diversos objetos.
-¿Es usted un vendedor, amigo?-, preguntó Andrei.
-Llámenme Duque si gustan, así es como me conocen todos aquí. Siéntanse libres de observar todo cuanto gusten, todo aquí tiene un precio, si saben observar con atención encontrarán más de un objeto que les pueda ser de valor.
Andrei tomó una caja de madera que dentro contenía cigarros y puros de diversas marcas.
-¿Es enserio?-, dijo ella con una sonrisa.
-Se que prometí dejarlo, pero perdernos me puso de nervios, y no me hará mal fumarme alguno-.
-Tengo habanos de excelente calidad si es lo que busca-, expresó el Duque hacia Andrei.
-Prefiero cigarros mentolados-, menciono sacando una cajetilla y buscando en sus pantalones su cartera.
-Hay quienes puedan estar en contra de que los mentolados sean una buena elección para fumar-, añadió el Duque antes de reír y prestar atención a lo que Balec le decía afuera de la carrosa.
Parecía que estaban haciendo negocios porque poco después vieron a los dos hombres entrar a la cabaña y extraer de ella cajas de madera selladas con clavos. Mismas que pusieron en un sitio junto a Ilian en donde estas cabían apiladas unas sobre otras. Ilian tuvo bloqueada su vista a la salida debido a eso y se giró a ver como Andrei encendía un cigarro sin salir de la carroza.
-Se que no debo decirles que esta prohibido hablar de lo que están viendo y escuchando-, se escuchó la voz del Duque por lo bajo hacia los hombres.
Ilian miró a Andrei que estaba bastante ocupado moviendo cosas dentro de la caja, así que parecía que solo ella había escuchado.
-Si madre Miranda se entera...-.
-¿Porqué tendría que hacerlo, Balec?-, se escuchó la voz del Duque.
- Tienen que largarse de aquí-, insistió Balec.
-Y lo harán, permíteles que se abastezcan de lo que buscan, nadie tiene porque saber lo que pasó aquí -.
Ilian regresó la vista a su novio para ver si él había escuchado al igual que ella, pero lo vio demasiado ocupado encendiendo su cigarro mientras encendía su celular que ya se encontraba cargándose con la fuente poder.
-Deberías esperar a que salgamos de aquí, llenaras todo de olor-, le reprendió ella mirando hacia la nuca del Duque.
-Ah, no es ningún problema, yo mismo encenderé un puro ahora mismo si no les importa. ¿Puedo preguntar sus nombres? ¿Qué hacen en un lugar tan recóndito como éste?-, dijo el Duque quien había entregado un fajo de billetes a Balec quién en lugar de regresar a su casa, se quedó en el lugar mirando hacia ellos con el ceño fruncido.
-Soy Andrei y ella Ilian mi prometida. Nuestros celulares se quedaron sin batería al igual que nuestro automóvil y no pudimos seguir ocupando el GPS, además la recepción era muy mala. Espero que mi hermano no se pierda también. ¿Tendrá algún carro con el cual poder pasar corriente a nuestro auto?
-Estas montañas provocan que la señal desaparezca por completo, es un inconveniente sin duda. Y me temo que el asunto de la batería complica aún mas las cosas. Pero si se quedan justo aquí, podría ir a conseguir algo de utilidad-, aclaro el Duque.
-¿Hay alguna ciudad cerca?-, preguntó Ilian hacia el gran hombre. Con la esperanza de tener que evitar compartir más tiempo con él hombre huraño llamado Balec.
-Hay un pueblo no muy lejos. Pero tal vez sea mejor que intenten regresar a la ciudad-.
-Le agradecería si nos llevará hacia allá, desde luego le pagaremos la luz y el transporte. Podríamos conseguir un teléfono con el cual comunicarnos con mi hermano y darle nuestras coordenadas-.
El Duque se rió ante el comentario antes de hablar.
-No creo que encuentren lo que buscan, ese pueblo no tiene muchos teléfonos.
-También me gustaría entrar a un baño, ya sabe...urgencias femeninas.
-Ah...también tengo toallas femeninas si es lo que necesita -,mencionó el gran hombre señalando un rincón junto a la joven-.
-De hecho si-, dijo ella buscando en la caja que él había señalado.
-¿Justo ahora?-, preguntó Andrei a la joven que veía las distintas marcas de toallas antes de elegir.
-Esto no se controla Andrei, solo pasa-, dijo ella.
-Sin duda necesitamos que nos lleve al pueblo, por favor. Morimos de hambre y necesitamos ese sanitario.
El hombre se quedó en silencio un momento antes de hablar, como si pensara en lo que ellos le decían. Mientras lo hacía, intercambió miradas significativas con Balec.
-Ella no está-, dijo la voz de Balec hacia el Duque.
-Ella no, pero ellos sí-, le respondió el Duque antes de hablar hacia los jóvenes nuevamente.
-Creo que debo insistir en que coman algo de lo que yo pueda prepárales y usted señorita le pida a Balec dejarle usar su baño.
Ilian bajó del carruaje mientras el Duque y Andrei discutían la idea del Duque de abandonar el lugar. Andrei no parecía dispuesto a volver hasta la ciudad, si de todas formas su hermano ya los alcanzaría en unas horas cerca de ese punto. Solo era cuestión de informarle la ubicación de la aldea.
Miró a Balec con recelo. Y le pidió que le permitiera entrar al sanitario. Prometió que no tardaría.
El hombre a regañadientes la dejo entrar a su hogar, y le indicó el sitio del baño entrando con ella a la casa. Ella intentó no mirar mucho alrededor para dirigirse directo hacia su objetivo.
Una vez fuera del baño, descubrió que el hombre estaba mirando por la ventana, seguramente interesado en la plática que tendrían en ese momento Andrei y el Duque. Ella avanzó hacia la salida, llamando la atención del hombre dándole las gracias por permitirle usar su baño.
-Tal vez...tal vez no deberías salir -, dijo el hombre poniéndose entre la puerta y ella.
Las alarmas rojas se encendieron en su mente, lo último que necesitaba era un imbécil que quisiera aprovecharse de ella. Ahora comprendía a que se debían tantas miradas extrañas de su parte.
-Apártate -, dijo ella con decisión hacia el hombre quién compuso una mirada de preocupación en ese momento.
-No grites, o te escucharán -, dijo el mirando hacia la ventana y luego hacia ella.
-¡Déjame maldito psicópata! -, habló con voz más fuerte, para que afuera se escuchara su voz y empujó al hombre quién intentó en un último momento tomarla del brazo. Pero ella fue más veloz y le dio un puñetazo directo en la mejilla.
El golpe provoco que el hombre se descuidara y ella abrió la puerta para salir corriendo de la cabaña. Con la mirada puesta en la puerta de la cabaña, para asegurarse de que el hombre no la siguiera avanzó lo suficiente para acercarse a la carrosa.
Entonces chocó con el cuerpo de otra persona.
Ella se giró tan solo para observar a un hombre muy alto que llevaba un sombrero. Mas fornido que Balec y de ojos casi ambarinos. Cabello largo hasta la barbilla con algunas canas que se dejaban ver entre las hebras de cabello negro. El hombre la miraba con una sonrisa de oreja a oreja y ella incómoda buscó la mirada de Andrei que estaba fuera de la carroza.
-Ya decía yo que no era posible escuchar la voz de alguna mujer dentro de la casa de Balec -, dijo aquel hombre mirando de Ilian hacia la puerta de la cabaña.
Su voz parecía de lo más divertida, una voz algo rasposa pero con un toque de burla. Llevaba consigo una especie de martillo de tamaño desproporcionado que parecía ser demasiado pesado.
-¿Todo bien señorita Ilian? -, le preguntó el Duque.
-Ese hombre no quería dejarme salir de la casa - informó ella con molestia.
-No exageres Ilian -, dijo su prometido observando a Balec salir de su casa sobándose la mejilla que ella antes había golpeado.
-¿Lo has golpeado? -,preguntó el hombre del sombrero junto a ella para después echarse a reír y avanzar unos pasos hacía el hombre, -¿Qué es todo esto Balec? -.
-Lord...Heisenberg -dijo el hombre con evidente nerviosismo, haciendo una reverencia con su cabeza a manera de saludo.
-Me temo que deberías buscar mujeres en el pueblo que estén más interesadas en ti, sé que no hay mucho de lo cual elegir, y te compadezco por ello. Pero no deberías intimidar así a nuestros invitados -, dijo el hombre llamado Heisenberg sin borrar su sonrisa y mirando hacia Ilian.
-No era mi intención asustarla...- se disculpo el hombre sin saber como explicar su comportamiento. Ilian observó que desde que había estado en presencia de Heisenberg, se mostraba más sumiso de lo que era cuando lo vieron por primera vez. Heisenberg imponía en ese hombre respeto, uno muy diferente al que mostraba hacia el Duque. El respeto que Heisenberg imponía estaba mezclado de lo que parecía, temor.
-Te conozco demasiado bien, jamás le pondrías la mano encima a una mujer sin su consentimiento. Así que entonces querías persuadirla de regresar por donde vino, ¿no es así? -dijo Heisenberg mirándolo con una sonrisa más sombría.
Entonces el Balec compuso un gesto de terror absoluto.
-Lo mismo que intenté yo -se escuchó la voz del Duque a lo bajo, e Ilian se giró para mirarle mientras Andrei sonriente se acercaba a los dos hombres, al parecer sin haber escuchado lo que el Duque decía.
-Discúlpenla, mi prometida es muy paranoica con los extraños, y seguramente mal interpretó sus intenciones, Balec. Le agradezco que le haya permitido entrar a su baño, ya no lo molestaremos más.
-Ilian miró con enojo hacia Andrei al ver que minimizaba sus sentimientos en publico, haciéndola ver como una loca.
-No tienen porque preocuparse, en la aldea estarán bien instalados mientras tu hermano los alcanza Andrei -, el hombre acercándose a él y poniendo una mano sobre su hombro.
Tal parecía que mientras ella estaba en casa de Balec, Andrei había vuelto a explicar su situación al hombre llamado Heisenberg, mismo que se giró para mirar hacia el aldeano.
-No pasa nada Balec, no habrá represalias. Solo, debiste llamar-.
-¿Llamar?-,dijo enseguida Ilian on extrañeza ya que se suponía que no había teléfonos más que en la aldea, según había comentado el Duque.
-Madre Miranda no está en el pueblo, creí prudente...-intento explicarse Balec, mirando hacia el suelo.
-¿Entonces tenias teléfono todo este tiempo?- interrumpió Andrei la platica sin sentido de aquellos hombre que le miraron enseguida.
-Es una línea que únicamente conecta internamente al pueblo-aclaró Heisenberg- no les iba a ser de mucha ayuda al exterior.
Heisenberg era mucho más alto que Andrei y en comparación del cuerpo delgado del joven, ese hombre parecía más fornido a simple vista. No era una locura sentirse intimidado estando cerca de él.
-No he tenido la oportunidad de presentarme -dijo el hombre acercándose a Ilian y extendiendo su mano de manera amistosa - soy Karl Heisenberg, dueño de la fundidora y Fabrica de metales Heisenberg que está a las afueras de la aldea -.
Ilian aceptó el saludo dándole un apretón de manos al sonriente hombre que la observaba. Enseguida éste miró hacia el Duque.
-Estoy seguro de que puedes hacernos el favor de llevarnos juntos a la aldea, tenía la intención de hablar con Balec sobre asuntos importantes, pero veo que los planes dieron un giro dramático este día -aclaró Heisenberg mirando a la pareja de foráneos.
-Está casi listo-comentó Balec hacia su Lord-sólo es cosa de llamar a Velkan para...-.
-Llamarás a Velkan- le interrumpió Heisenberg sonriente- pero no para ese asunto, en cuanto lo tengas en la línea comunícame con él.
El Lord se quedó en silencio analizando la situación mientras Balec a toda prisa entraba a su casa para hacer esa llamada. Entonces giró la cabeza para mirar directamente hacia Ilian, como intentando descifrar un complicado acertijo. Entrecerró los ojos perdiéndose en sus pensamientos y en la mirada de la joven, quien se sintió algo incomoda por la mirada del hombre, y el silencio que se había formado a la espera de saber lo que diría.
-De acuerdo-dijo Heisenberg volviendo la mirada de Ilian hacia la cabaña, unos momentos después Balec se asomó a su puerta, señal de que el hombre llamado Velkan estaba del otro lado de la linea.
Heisenberg entró a la cabaña por unos breves minutos que fueron eternos para Ilian, quien ya imaginaba que no podría irse a ningún lado hasta que Heisenberg volviera afuera.
Cuando el hombre salió de la misma con una sonrisa aún más ancha, ella tuvo el presentimiento de que las cosas irían de mal en peor.
-Llegó la hora, iremos hacia mis territorios. Ahí podrán descansar como es debido- anunció el hombre del martillo.
-No queremos causar molestias-dijo Ilian enseguida.
-No hay discusión, Ilian. Permítanme ser su anfitrión-contestó Heisenberg mirándola de reojo para mirar hacia el Duque después.
El Duque pareció entender lo que Heisenberg le pediría. Ya que asintió a su mirada demandante antes de dirigirse a la pareja de prometidos.
-Por favor, entren - dijo el Duque con semblante triste hacia Ilian, y eso no le gustó nada a la pelinegra.
Andrei fue el primero en entrar nuevamente en la carrosa, mientras Ilian le lanzaba una mirada de extrañeza al Duque, intentando interrogarle mudamente qué es lo que estaba ocurriendo en ese lugar.
Había entendido todo.
Balec y el Duque habían hecho lo imposible para evitar que fueran hacia la aldea, pero al llegar ese hombre de apellido Heisenberg, sus intentos se habían ido por la borda.
Balec intentaba persuadirlos de que se fueran de ahí cuanto antes, aunque fuera de una manera brusca como le dictaba su carácter. Pero jamás quiso abusar de ella en la cabaña. Lo que quería, era que ella no fuera vista por ese tal Heisenberg.
-Solo será una breve visita. Dejamos el automovil en el camino, y mi hermano tardará un par de horas en alcanzarnos en su auto- dijo Andrei ajeno a lo que sucedía.
-¿Traen una automovil con ustedes?-se interesó Heisenberg mirando a Ilian.
-Así es-contestó ella mirando al hombre.
-Estupendo-dijo éste con la sonrisa más grande aún mientras incitaba a Ilian a entrar a la carrosa.
-Por favor Ilian, después de tí - se escuchó la voz del hombre a sus espaldas.
Al girarse, lo vio sosteniendo la puerta de la carrosa en espera de que ella entrara. Antes de acceder, hecho una última mirada hacia Balec, quien con semblante lleno de preocupación la observaba.
Mientras ella tomaba asiento escuchó a Heisenberg decirle a Balec que le dijera a ese tal Velkan que se diera prisa, y algo parecido a un "Lo sé, yo también lo noté cuando la vi", refiriéndose claramente a ella por alguna razón. Después de eso subió a la carrosa con ellos.
Cuando el hombre de edad avanzada puso en marcha esa carrosa, Andrei comenzó conversación con Heisenberg. Ambos muy animados discutían la afición de Andrei por los cigarros mentolados y lo nada de acuerdo que estaba Heisenberg en fumar cigarros para niños según él. Ambos bromeaban a cerca de ello mientras el Duque e Ilian permanecían en un silencio sepulcral.
Ilian intentaba descubrir que tipo de persona era ese hombre quien acepto de primeras en llevarlos al pueblo. Las cosas no estaban bien, y no podía creer que Andrei no se percatara de la gravedad de la situación.
De vez en vez, Heisenberg la miraba en espera de que ella se uniera a la conversación. Pero ella continuaba en silencio y era prácticamente Andrei quién no paraba de hablar. Le contó que su hermano los esperaría y que necesitaban un lugar para cargar la batería de sus celulares cuando el Duque les ofreció energía para hacerlo. Heisenberg le pidió su teléfono celular, muy interesado en revisarlo. Andrei se lo dio y le mostró que era de última generación, contándole aspectos como la memoria interna y el tipo de cámara del mismo.
Andrei se había olvidado de la presencia de Ilian, quien miraba por la ventana los árboles y arbustos del camino que los conduciría hacia la aldea. Las montañas que adornaban el camino lucían majestuosas.
Ilian quería hablar con el Duque, pero si lo hacía, el hombre forzosamente prestaría atención a su conversación. A demás, el Duque no diría nada con Heisenberg presente, eso estaba más que claro. Tenía que buscar la manera de zafarse de aquel hombre. Ya sentía la urgencia de salir corriendo de ese sitio.
-¿Hacia el centro de la aldea? -, preguntó el Duque de repente al aire, claramente dirigiéndose a Heisenberg.
-No, no. Llévanos a la fábrica. Ahí esperaremos a que la casa este en condiciones para ustedes -, dijo con una sonrisa mirando hacia Ilian.
-Ellos lo sabrán, Lord Heisenberg -dijo el Duque en mensaje encriptado solo para él.
-¿Y qué harán?¿Venir personalmente a quitármelos?-respondió Heisenberg con una sonrisa.
-No-contestó el Duque con sinceridad-dudo que algo así suceda. Pero se lo dirán a ella sin duda.
-Que lo hagan. Que le cuenten todo a su adorada Madre. Ya veremos que hacen para persuadirla en esta ocasión.
-¿De que estamos hablando exactamente?-pregunto Andrei quien al igual que Ilian no entendía a lo que se refería.
-¿Les gustan las celebraciones?-preguntó Heisenberg hacia Andrei -estamos próximos al Dragobete en la aldea, hay mucho revuelo por la celebración a pesar de que faltan aún algunas semanas, creo que seria una buena experiencia en su viaje para hacer recuerdos. Confío en que tu hermano esté aquí para entonces.
-No creo que estemos tanto tiempo por aquí-, dijo Ilian a sus palabras.
-¿De verdad?-, dijo Heisenberg mirándola con intensidad, algo que a ella no le dio muy buena espina.
La carreta giró hacia la izquierda, permitiendo a Ilian una vista panorámica sacada de algún relato antiguo. No le había quedado claro si eso era sarcasmo pero decidió guardar silencio y contemplar el paisaje.
Una aldea al pie de un camino empinado, rodeado de las montañas que habían cruzado para llegar al lugar y arboles a los alrededores a demás de arbustos que la rodeaban. Se observaban los techos de algunas casas a los pies de un inmenso castillo. Ilian quedó impresionada de observar la magnitud de esa construcción, que sobresalía sobremanera ante las pequeñas casas a sus pies rodeadas de más arboles y pinos.
El castillo, rodeado de esas inmensas montañas, le daban al lugar una estética mágica. Ilian no quería perder ningún detalle del sitio. Andrei al percatarse de que ella estaba muy interesada en el exterior, miró hacia afuera asombrándose tanto como la joven.
-¿Un castillo? -, dijo el joven entonces llamando la atención de todos - que increíble-.
-Es una construcción muy antigua, es el sitio con las vistas más increíbles del pueblo-, le respondió el Duque mirando hacia el castillo.
-Tampoco es para tanto -, dijo Heisenberg restándole importancia -ya verán que desde mi fábrica, las vistas son todo un deleite.
-¿El castillo está habitado? -, preguntó Ilian hacia el Duque, llamando la atención del hombre con sombrero.
-Lo está -, dijo Heisenberg anticipándose al Duque y notándose muy interesado en interactuar con ella -pero no creo que te agrade conocer a las inquilinas-.
-¿Las inquilinas? -, preguntó Andrei -espero que sean guapas-, dijo mirando con una sonrisa al castillo.
La sonrisa de Heisenberg flaqueo al escuchar esas palabras, miró al hombre distraído con la vista de aquel imponente castillo, y después miró hacia Ilian en busca de una explicación a lo que el joven había dicho.
Ilian se quedó en silencio y desvió la mirada hacia una de las cajas a su lado. No era nuevo que Andrei soltara de vez en vez comentarios de ese estilo, muy fuera de lugar para ser dichos frente a quien se suponía, sería su esposa pronto. Tampoco olvidaba el cómo actuó en la cabaña, restándole importancia a lo que ella decía y diciéndoles a todos que ella era una paranoica.
-Eso dependerá de tu concepto de belleza -,dijo Heisenberg mirando también hacia el lugar - estoy seguro que tienes un buen gusto, si Ilian es tu futura esposa -.
Ilian miró hacia el hombre al escuchar eso.
Balec llegó a su mente, y agachó la mirada, tenia que disculparse con el hombre en cuanto volviera a verlo.
-Tal vez quisiera probar alguno de los alimentos que hay en la carta señorita Ilian -, se escuchó nuevamente al Duque, haciendo que Ilian lo mirara. El hombre, giraba el torso tanto como su sobrepeso se lo permitía para mirarla y le ofrecía un menú.
Ilian tomó el menú y el Duque le sonrió con amabilidad. Ella contestó con otra sonrisa.
-Hace un rato, usted y su prometido me decían que no habían comido nada. Anímese a probar lo que usted ordene -animó el hombre a la joven.
-Muero de hambre, déjame ver -, interrumpió Andrei tomando de las manos de Ilian el menú sin dejar que ella lo mirara antes.
-El menú del Duque es muy bueno, si me lo permiten podría recomendarles el pescado - dijo Heisenberg imitando al muchacho y arrebatando de sus manos el menú tal y como él lo había hecho con Ilian -¿Eres alérgica al pescado?-, preguntó mirándola.
-No, no lo soy -, respondió ella con una tímida sonrisa al entender lo que él había hecho. Le estaba mostrando que notaba el trato que recibía de Andrei, e intentaba empatizar con ella.
-Excelente -, dijo el Duque a las espaldas de Ilian
- El sermale de peste es mi preferido -, explicó Heisenberg tomando la iniciativa de levantarse de su sitio para sentarse junto a ella. Con el menú en mano, le señaló el platillo en el menú.
-Suena delicioso -, concordó Ilian al leer la descripción del platillo.
-En ese caso, será el sermale de peste -, se escucho la feliz voz del Duque desde su lugar.
Momentos después se encontraban cruzando cerca de lo que parecía la vista hacia una gran presa, y más adelante se veía un molino.
-Casi llegamos, más adelante están mis territorios -, anunció Heisenberg mirando hacia Ilian.
No costó trabajo para Ilian inferir el momento en el que llagaban a los territorios del hombre. La zona evidenciaba la llegada hacia una fabrica. Diversos contenedores y metales dispersos por el lugar.
-¿Una fábrica, eh? -, interrogó Andrei rascándose la nariz y mirando hacia el lugar -eres un hombre importante aquí -.
-No te imaginas cuanto -, contestó Heisenberg sonriendo hacia él.
-Pues que gusto tener como amigo a una persona importante del lugar -, se sinceró el joven.
- Desde luego que por ser mis invitados, tienen trato preferencial en la aldea. Pero por ahora necesitan comida y abrigo. Pronto anochecerá. He dado instrucciones a Balec para que se mantenga al tanto de tu automóvil y de la llegada de...¿Cuál es su nombre?
-Luca. Mi hermano se llama Luca-, dijo Andrei.
-Luca- repitió Heisenberg mientras abría la puerta de la carroza y bajar primero de ella.
Cuando cruzaron y llegaron a lo que podría llamarse el patio delantero de la entrada de la fábrica, Karl se adelanto para tocar la puerta, la cual momentos después se abrió dejando ver a una mujer con el ceño fruncido.
-¿Mi Lord?, ¿Porqué toca la puerta?-, dijo extrañada antes de percatarse de que el hombre no llegaba solo.
Primero observó a Andrei quien ya se acercaba con una sonrisa para saludarla, y enseguida se giró para observar a Ilian quien unos pasos más atrás miraba hacia atrás con la mirada clavada en la carroza del Duque quién se encontraba en acción comenzando a cocinar para ellos.
-Ignora ese gesto si no te importa -, dijo el hombre del sombrero hacia la mujer - Nicoleta, ellos son mis nuevos huéspedes...-.
- Andrei Fiore, un placer-, dijo enseguida el joven ofreciendo su mano para estrecharla, mientras que Nicoleta, lo miraba con extrañeza. Primero a su mano y después a Heisenberg.
-¿Madre Miranda los envió?-, le preguntó al lord en el momento en que Ilian ya los alcanzaba en silencio -¿Extranjeros, mi Lord?
Andrei bajó la mano al entender que la mujer no accedería amablemente a saludarlo.
- Ella no está en la aldea, habrá que esperar a que llegue para anunciarle que tenemos invitados. Mientras tanto estarán conmigo, Nicoleta-, contesto Heisenberg antes de mirar hacia los terrenos fuera del enrejado de la fábrica.
Ilian al sentir la mirada de la mujer observándola de arriba abajo, inclino la cabeza a modo de saludo en silencio, sin intención de presentarse después de ver la manera en la que había ignorado a Andrei. No creía que con ella fuera distinto.
-Me preguntaba, Nicoleta...-, dijo Karl llamando la atención de la mujer y rascándose la barba distraídamente-¿Podrás adecuar la casa grande para hospedarlos?
-¿Su casa, mi Lord?-, dijo con desconcierto mirando hacia la misma dirección que él.
Los invitados miraron hacia la misma dirección y solo observaron arbustos y pinos, no parecía haber rastro de ninguna casa en el lugar.
-Sé que es muy precipitado, pero no puedo hospedarlos dentro de la fábrica, ¿cierto?. Tu esposo ya debe venir en camino con ayuda para adecuar los alrededores, estoy seguro de que debe estar del otro lado del camino-, dijo sonriente hacia la mujer.
-Me encargaré de todo, mi Lord. La casa quedará impecable-, contestó Nicoleta.
Ilian la examinó con más detalle. Una mujer alta y robusta. De rostro severo y cabellos negros tejidos en dos trenzas. Un rostro igual de serio y malhumorado como el de Balec. Parecía que los habitantes de ese lugar eran todos mal encarados al parecer.
-No te esfuerces demasiado, Miranda estará aquí antes del Dragobete. Después de eso volveré a la fábrica- comentó el hombre mirando hacia sus invitados - sin embargo que no se diga que la casa Heisenberg no es hospitalaria.
Se hechó a reír contagiando a Andrei de su buen humor. Ilian y Nicoleta sin embargo, se miraron la una a la otra. La mujer mayor, observó el semblante de la joven y su expresión se relajo tan solo un poco, como si leyera en el rostro de la joven que sabía que algo no estaba bien ahí.
Nicoleta también la miraba con una extraña expresión que vagaba entre la curiosidad y la incertidumbre.
-Ah si...Balec también lo notó- dijo Heisenberg al observar como Nicoleta escudriñaba el rostro de Ilian - pero por su acento extranjero sabes perfectamente que no es posible...-
-Lo sé mi Lord- contestó Nicoleta mirándolo enseguida con firmeza impidiendo que Heisenberg terminara su frase.
Él asintió a su respuesta dando por concluida la extraña conversación.
¿Porqué la miraban como un bicho raro? ¿Porqué ella la miraba como lo había hecho Balec? ¿De qué estaban hablando?
-No creo que nos quedemos tanto tiempo. Tan solo esperaremos a que Luca llegue y nos iremos tan pronto como llegamos. Espero que su amigo Balec le de aviso en cuanto lo vea llegar- dijo Ilian para disipar la atención sobre ella.
-¿Balec?-, dijo entonces Nicoleta mirando hacia ella.
-Así es Nicoleta, tu hermano los asistió antes de que yo llegara y decidiera traerlos ¿Crees que puedas apresurarte a tenerlo todo listo antes del anochecer?
Su hermano. Así que Balec era hermano de Nicoleta. Ilian atenta a la información escuchaba en silencio.
-Iré en busca de ayuda mi Lord, si me permite llamaré a Luiza, es en la única en quien podemos confiar-.
-Haz lo que creas correcto. Si te soy sincero, no creo que el secreto dure mucho. Tampoco me preocupa. Mientras tanto estaremos con el Duque-.
Ilian miró con el ceño fruncido hacia Heisenberg. Ahí estaban nuevamente hablando de mantener el secreto. No tenía duda. No querían que más gente se enterara de sus presencias ahí.
Nicoleta entró por la puerta y Heisenberg los encaró.
-¿Les parece que vayamos a comer?, El Duque tiene varias anécdotas para contarles mientras esperamos a que la casa este lista para alojarlos. Y descuida Andrei, en cuento Balec vea a tu hermano, lo traerá hasta aquí para que se reúnan los tres-, dijo con una sonrisa mientras caminaba hacia la carreta seguido de ellos.
Habían pasado dos horas en las que Heisenberg los mantuvo ocupados junto al Duque, preguntándoles de donde venían y como era que habían dado con el lugar. Fue ahí cuando le contaron a ambos hombres que ellos eran procedentes de Italia, y se encontraban vacacionando. Luca, el hermano de Andrei se les uniría al día siguiente en un hotel que habían acordado llegar los tres. Pero ellos se habían quedado sin batería en el automóvil y los celulares también se habían descargado cerca del lugar.
Después de comer una deliciosa cena en la carroza del Duque, Andrei e Ilian fueron conducidos por Heisenberg hasta el otro lado de la reja que delimitaba la entrada a la fabrica. Cruzaron un puente de piedra y llegaron nuevamente a terreno firme, en donde a su izquierda, se encontraba una escalinata que los dirigía hacia un terreno más alto. Ahí se encontraba una majestuosa casa construida de madera de finos acabados.
Se notaba que el camino había sido recién abierto para poder ingresar, pues ramas de arboles y arbustos estaban en el suelo. Habían sido cortados recientemente para poder acceder por las escaleras hacia la casa.
Una gran cabaña acogedora por dentro, una gran mesa de madera, una chimenea encendida, sillones amplios y una puerta que daba hacia otras habitaciones.
-Espero que su estancia sea agradable-, dijo la mujer que se había presentado como Luiza.
Una mujer de aspecto amable. Por fin, el primer rostro con esa amabilidad reflejada en el rostro.
-Gracias y perdonen las molestias-, respondió Ilian.
-Excelente trabajo Nicoleta, ¿Las cuatro lo hicieron solas?, deben saber que es importante mantener un bajo perfil - dijo mirando hacia la mujer y la jovencita que estaba junto a Luiza quien agachó la mirada incapaz de encarar al hombre.
Ilian nuevamente encendió sus alarmas de alerta, no era normal ese miedo y respeto en las mujeres.
-Así es mi Lord, únicamente Luiza, Roxana, Elena y yo estuvimos adecuando el interior-, dijo Nicoleta señalando a sus acompañantes quienes inclinaron la cabeza a manera de saludo.
Luiza se veía tranquila, pero no levantaba el rostro hacia su Lord, sin embargo miró hacia Ilian y Andrei sonriendo a manera de saludo, era una mujer que aparentaba tener más de cincuenta años pro lo menos. Roxana que tenía gesto de pánico por la cercanía de Heisenberg, apenas y miraba el suelo bajo sus pies, parecía tener la misma edad que Ilian. Y Elena era una jovencita que aparentaba no más de veinte años, con un poco más de valor que Roxana, quien miraba hacia Luiza, Heisenberg y finalmente a Ilian regalándole una sonrisa.
Sonrisa que Ilian correspondió.
En ese momento, tres hombres entraron por la puerta para unirseles.
-Todo está listo allá afuera, por lo menos la entrada ya es accesible desde la escalinata. Aún hay trabajo pro hacer-, dijo un hombre que se acercó a Nicoleta mientras informaba a Heisenberg de los avances.
-Bien hecho Velkan- dijo Heisenberg antes de girarse a los otros dos hombres.
Así que ese hombre era Velkan. A quién Balec había llamado por teléfono desde su cabaña. Seguramente él habría reunido a los otros hombres para limpiar los alrededores del lugar.
Más alto que Nicoleta, pero no tanto como Heisenberg. De cuerpo fuerte y robusto. Mirada amable. Parecía a simple vista ser un hombre de confianza.
-Velkan Lazar, un placer-, se presentó el hombre extrechando las manos de Ilian y después de Andrei - seguramente ya conocieron mi esposa, Nicoleta-.
Velkan señaló hacia la mujer quién ni siquiera se inmutó en saludar. Si no lo había hecho la primera vez, Ilian dudaba que lo hiciera en ese momento.
-He traído a Vasile y Ermin para que me ayudaran. Tomando en cuenta que sus esposas estarían con Nicoleta, creí prudente llamarles a ellos-, añadió Velkan.
Los hombres saludaron a los invitados y Luiza con amabilidad explico a los jóvenes que Vasile era su esposo. Así que por descarte se infería que Ermin era esposo de Roxana.
-Excelente, antes de que se vayan todos, hay algo importante que debo decir-, expresó Heisenberg.
Los rostros de terror de todos a excepción de Velkan y Nicoleta se extendieron por el lugar. Nikoleta abrió camino hacia el pasillo que daba a las habitaciones.
-Entiendo que la noticia de que Ilian y Andrei están en la aldea pronto se correrá por todos sitios. No creo que sea necesario pedirles prudencia al respecto, ya que como es lógico la noticia se sabrá. Ellos son mis invitados y estarán hospedados en mi casa. Así que si alguno de los otros tres jerarcas se proclama al respecto, háganles saber que están perfectamente instalados conmigo-, anunció Heisenberg.
-Mi señor, ¿querrá que sigamos adecuando la casa el día de mañana?-, pregunto Vasile, el esposo de Luiza.
-Si, me gustaría que siguieran ayudando a Nicoleta con esa labor. No será mucho lo que hagan. Le daré instrucciones para mañana-.
Dicho eso, los aldeanos se despidieron y reverenciaron a Heisenberg antes de salir de la casa. Lo que extraño tanto a Ilian como a Andrei. Jamás habían presenciado un acto de sumisión como el que esas personas profesaban al hombre.
Tan solo quedaron Velkan y Nicoleta cuando los demás se fueron de la casa hacia el centro de la aldea.
Ilian jamás imaginó que pasaría la noche lejos del auto. Y por desgracia las maletas con sus ropas se habían quedado en al automóvil.
En la mochila que traían solo cargaban con cámaras, dinero, identificaciones, celulares, algo de agua embotellada y poco más.
Entonces el teléfono sonó.
-Olvide que aquí también suena-, dijo Heisenberg antes de contestar.
-Que agradable conocer gente nueva-, dijo Velkan comenzando una amable conversación
-Bueno, es una parada imprevista. Ni siquiera el lugar está marcado en el mapa-, dijo Andrei con una sonrisa.
-Deben estar cansados-, añadió Velkan mirando a su esposa con una sonrisa que ella no correspondió.
-¡Buenas noticias!-, exclamó Heisenberg después de colgar el teléfono - Balec a encontrado a Luca cerca del sitio donde pararon el automóvil, y ya vienen en camino.
-Maravilloso-, dijo Ilian con una sonrisa, aliviada de que por fin los tres se reunieran.
Casi media hora después, tocaron a la puerta de la casa. Nicoleta se levanto de la mesa, en la que los cinco se encontraban tomando una copa de vino mientras platicaban un poco conociendose.
En realidad, Heisenberg, Andrei y Velkan eran los que hablaban. Ilian y Nicoleta prefirieron solo escuchar la conversación de los hombres. Una vez más Andrei les contaba sobre Iltalia y el pueblo del que provenían, la magnifica comida que preparaban y el como estaban haciendo ese viaje por Europa antes de que se llevara a cabo su boda dentro de unos meses.
Nadamás ver a Luca por la puerta, Ilian se levantó de su asiento para abrazarlo. El joven era un año menor que su hermano. Y tenía el cabello mucho más claro que su hermano. De un color castaño y textura suave que invitaba a despeinarlo con las manos. Sus ojos amables se llenaron de alivio al verles por fin.
Heisenberg se levanto de su sitio para darle la bienvenida formalmente, al igual que Velkan.
Invitaron a Luca a la mesa al igual que lo hicieron con Balec, quien lo había llevado hasta ahí. El hombre huraño, hermano de Nicoleta acepó la copa de vino pero no se sentó a la mesa. En su lugar eligió un cómodo sillón individual cerca de la chimenea, desde donde con mirada atenta escuchaba con interés escondido, la conversación de los foráneos.
Ilian se relajó un poco más. Era imposible luchar contra corriente, y las circunstancias ya los habían llevado hasta ahí. Así que tenía la esperanza de que al día siguiente los tres tomaran la decisión de volver a los autos y seguir su camino a la capital Rumana.
Para su sorpresa, Luca se acopló bien a la conversación. Parecía que su estilo más reservado y educado cayó más en gracia de los lugareños de lo que cayó en gracia la forma de ser de Andrei.
A pesar de ser hermanos, eran polos completamente opuestos. Por alguna razón, Nicoleta si contestaba a las preguntas que Luca le hacía, algo que sorprendió incluso a Heisenberg y Velkan. Ilian sabía que Luca tenía esa facilidad para ganarse la confianza de la gente de una manera calmada y educada. Sin embargo la forma de ser extrovertida de Andrei, repelía tanto a Nicoleta como a Balec. Mientras que Heisenberg y Velkan soportaban con animo sus en ocasiones imprudentes preguntas sobre porque ellos vestían de forma tan extraña. O porque el sitio no contaba con teléfonos ni internet.
Cuando Andrei mencionó esa palabra, notaron el desconcierto tanto de Nicoleta como de Balec, que lo miraban como un bicho raro. Luca dándose cuenta de la situación, salvó la conversación mencionando que un lugar alejado de las tecnologías era un paraíso en esos tiempos, donde podías escapar y relajarte de tanto bombardeo de información.
Heisenberg en silencio, analizaba a Andrei y sus palabras. Algo le decía a Ilian que no le agradaba del todo que fuera tan parlanchín. O tal vez era que no le gustaba que hablara de cosas como teléfonos e internet. Pensó que probablemente eran un pueblo alejado de la sociedad, algo renuente a abrirse a las nuevas tecnologías.
Entendiendo que esa conversación era peligrosa, decidió abrir la boca por primera vez desde que se sentaron a la mesa para desviar el tema de conversación de manera abrupta.
-Señor Balec-, dijo hacia el hombre quién enseguida la miró expectante.
Todos hicieron un silencio para escucharla.
-Le quiero pedir disculpas por lo sucedido por la tarde-, dijo mientras se levantaba de su sitio y caminaba hacia él.
El hombre al verla acercarse, con nerviosismo se levanto de su sitio de igual manera para encararla.
-Me porté terriblemente con usted en su casa, después de que me dejara entrar a ella. ¿Podría disculparme?-.
El rostro de Balec, con marcas de la edad, la miraba atento. Ya no tenía su ceño fruncido como solía hacerlo, la examinaba del rostro como quién examina una preciosa obra de arte. Había algo en su mirada que ella no lograba descifrar. Y si no se estaba volviendo loca, creía que era una mirada que únicamente mostraba cuando la miraba a ella.
-No hay nada que deba disculparle, Ilian-, respondió con voz ronca.
-Dios, claro que si. Le he golpeado-, dijo ella.
-¿Qué hiciste qué?-, dijo Luca con asombro hacia Ilian.
-No fue nada grave-, se adelantó Heisenberg a explicarle a Luca -Solo un malentendido-.
-Discúlpeme-, insistió ella.
-No tengo nada que disculpar, pero si eso la mantiene mas tranquila...-, contestó Balec con sinceridad hacia ella.
Poco después, Velkan, Nicoleta y Balec se despidieron dispuestos a regresar a sus casas. Nicoleta aseguró que estaría por la mañana nuevamente en el sitio para ayudarles con el desayuno.
-Quiero agradecerle por su hospitalidad-, dijo Luca hacia Heisenberg quién ya se había quitado el sombrero y el saco que portaba antes.
-Nada de agradecimientos, por ahora lo mejor será que descansen. Yo...yo debo encargarme de cosas de la fabrica el día de mañana, pero no quiero dejar solos a mis invitados. Así que tendrán que disculparme por lo menos hasta medio día, cuando pueda salir de la fabrica-.
-Lo ultimo que queremos es molestar, y ya hemos incomodado mucho-, dijo Ilian.
-No, no. Hay que pasar batería de la camioneta de Luca al carro de Andrei, pero estoy seguro de que se quedarán por lo menos para las festividades. Son mis invitados, por favor-, contestó Heisenberg seguro de sus palabras.
Ilian no estaba tan entusiasmada como lo estaban Luca y Andrei, quienes después de escuchar por boca de Velkan y Heisenberg sobre el Dragobete, creyeron que sería una maravillosa idea alargar su estancia en el sitio para presenciar una de las festividades que se celebraban en Rumania.
Así que sin compartir la alegría que embargaba a los hermanos Fiore, ella decidió dirigirse a la habitación que habían destinado tanto para Andrei como para ella, mientras que Heisenberg y Luca entraban cada uno a sus propias habitaciones.
Solo esperaba poder convencerlos de ir por los carros y largarse pronto de ahí.
Cuanto extrañaba Italia.
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¡Hola!
Primer capítulo de esta historia que me tiene rondando la cabeza desde el 2021 cuando Resident Evil Village llegó a nuestras vidas.
He estado rumiando detalles de como quiero desarrollar esta historia y a estos personajes. Espero lograr plasmar en letras lo que mi mente loca ha tejido durante tanto tiempo.
Por fin me animo a escribir sobre Karl Heisenberg.
Se que es extraño meter tres O.C de primera instancia. Pero créanme, tiene sentido que sean ellos tres y que las cosas ocurran de esta manera. Y con el paso de los capítulos se irán encariñando de estos nuevos personajes. Confíen en mi.
Todo tiene un porque, y este primer capitulo, con estos personajes en especifico que han aparecido, son el efecto mariposa que será de vital importancia para el funcionamiento de la historia. Espero dar el ancho con este fanfic. Espero les guste.
¡Hasta la próxima!
