—Ese fue un golpe decente —comentó Sulfur bloqueando un puñetazo de Violet un día en que las cuatro chicas mágicas estaban de entrenamiento.

—G-gracias —Violet sonrió y al instante recibió un contragolpe, un rodillazo en el estómago.

—Te distraes muy fácilmente —dijo Sulfur mientras veía a la chica caer al suelo agarrándose el abdomen—, ten en cuenta que el enemigo intentará engañarte para hacer que bajes tu guardia.

Violet no respondió y seguía en el suelo, inmovil.

—¡¿Violet, estás bien!? —Magenta se acercó corriendo y Azul la siguió—¿¡Utena-chan!?

La transformación de Violet se deshizo.

—Utena-san —llamó Azul pero no obtuvo respuesta.

—¿Utena-chan? —preguntó Magenta visiblemente preocupada.

Azul acercó su oído al pecho de Utena y luego comprobó el pulso en su cuello.

—Sólo está inconsciente —concluyó.

Magenta suspiró aliviada y luego se vovió hacia Sulfur.

—Sulfur-chan... —dijo la pelirrosa intentando permanecer calmada—¿¡En qué estabas pensando!?

—No era mi intención, no pensé un rodillazo la noquearía —explicó Sulfur.

—Violet es una principiante, debes contener tus ataques —reprochó Magenta.

—Estoy de acuerdo con Magenta —dijo Azul mirando a Sulfur—, esta vez sólo la dejaste inconsciente pero podrías herirla de gravedad si continuas así.

—Claro que me contuve, usé una décima parte de mi poder —se defendió Sulfur cruzándose de brazos—. Pero no creo que nuestros enemigos se contengan al atacarla.

—Ya, esta bien. Sólo... Sulfur-chan, podrías... —Magenta miró a la rubia sin saber qué decir—Hagamos una pausa al entrenamiento hasta que Utena-chan despierte.

—Sí, sí, está bien. Entonces me voy a comprar algo para nuestro almuerzo —dijo Sulfur con un tono tranquilo y confiado en su voz.

—Okay, tómate tu tiempo —dijo Azul.

Sulfur emprendió vuelo y se alejó del lugar. A pesar de verse tranquila, ella podía sentir como su corazón latía violentamete contra su pecho y sus manos temblaban de forma descontrolada.

«No puede ser... ¿Por qué hice eso?» pensó sintiéndose culpable.

Nunca se perdonaría si lastimaba de verdad a Utena, no quería herirla y aun así se dejó llevar.

Sulfur descendió al suelo después de alejarse lo suficiente de las demás. Aún estaba en la montaña en la solían ir a entrenar, pero deshizo su transformación y se quedó de pie mientras pensaba en todo lo sucedido.

—Esta vez la regué... Utena-han... Lo siento...

—Hola, Sulfur-san —saludó Violet sentada en el césped como si nada.

Cuando la rubia regresó, se encontró con que Utena ya había despertado y el ambiente estaba mucho más relajado.

—¿Qué pasó? ¿Conseguiste algo para el almuerzo? —preguntó Azul.

—Um... Sí —contestó Sulfur enseñando una bolsa de compras.

—¿Por qué tardaste tanto? —preguntó Azul.

—No me decidía qué comprar y al final traje udon para todas —contestó Sulfur.

El sonido del estómago rugiendo de Magenta hizo que todas se voltearan hacia ella.

—Lo siento —dijo la pelirrosada avergonzada.

—Ya que insistes, Magenta. Vamos a comer —Sulfur sonrió.

...

—Suficiente por hoy, chicas. Mañana seguimos —anunció Magenta al atardecer.

—Empacaré las cosas que trajimos —dijo Azul.

—Te ayudaré —se ofreció la pelirrosa.

Ambas se alejaron, Sulfur y Violet estaban paradas, en un silencio incómodo mientras veían a sus compañeras marcharse.

El silencio se prolongó por varios segundos.

—Q-qué día, ¿no? El entrenamiento es más duro de lo que pensé —Utena intentó iniciar una plática para relajar la atmóstera.

—Sí.

Hubo un silencio de nuevo. Violet se apresuró a buscar otra cosa de lo que hablar.

—Y también-

—Utena-han —interrumpió Sulfur.

—¿Sí?

—Yo... Por lo de hoy... Discúlpame Utena-han... Fuí muy dura contigo —Sulfur parecía estar haciendo un esfuerzo enorme para dejar de lado su orgullo—Incluso desde el principio te presioné demasiado, aunque sabía que eras una principiante te exigí que fueras fuerte, que no tuvieras miedo y que no cometieras errores.

—Descuida, Sulfur-san, no me importa recibir uno que otro golpe que me noquée —comentó Violet sonriendo—, porque si para ser tan fuerte como tú tengo que resistir, entonces resistiré, incluso si tengo miedo... Me convertiré en alguien que sea digna de ser una chica mágica.

—Umm... Es normal tener miedo ¿Sabes?, a veces yo también tengo miedo —confesó Sulfur mirando a Violet a los ojos—, pero debes seguir adelante y hacer lo que crees correcto sin importar cuánto puedas sufrir. A veces yo también me siento insuficiente, pero tienes que dejar esas pensamientos de lado. Si dudas de ti misma, entonces demuéstrate lo que puedes hacer.

Violet estaba sorprendida, era la primera vez que veía a Sulfur hablar abiertamente sobre sus inseguridades.

«Sulfur-san, para ti esto es un deber, para mí es un juego» pensó Violet bajando la mirada sintiéndose culpable.

—Me puse sentimental, olvida todo eso —dijo Sulfur un tanto avergonzada.

—Um... Está bien...

—Ya ves, te dije que todo se arreglaría —comentó Azul a Magenta mientras miraban desde lejos.

—G-gracias, Sulfur-san. Tus palabras me dieron más ánimos —dijo Violet dedicándole una sonrisa tímida.

—Violet, yo creo que tú... Serás una buena chica mágica —Sulfur le devolvió la sonrisa.

Ese día al caer la noche, Venalita fue a casa de Utena para hablar con ella sobre sus planes.

—¿Eh? ¿Por qué quieres que hable con Michiko-san? —preguntó Utena.

—Tú misma lo dijiste, en la pelea anterior casi matan a Leoparde y casi capturan a Loco Música y Roboko —contestó Venalita—, sería bueno que tuviéramos a las Shio-chans de nuestro lado. Solo piénsalo, no arriesgarías las vidas de las demás.

—Suena bien, pero no puedo imaginar un motivo por el cual Imitatio acepte estar de nuestro lado —comentó Utena un tanto escéptica.

—Dile que necesitas su ayuda para arruinar mis planes, ella tiene un gran resentimiento hacia mí, dudo que rechace la idea de sabotearme —explicó Venalita.

—No creo que sea tan fácil. —Utena aún no estaba convencida.

—Solo ve e invítale un café, dile que eres Magia Violet y que quieres impedir que yo descubra las identidades de Tres Magia.

—Sinceramente no creo que funcione —dijo Utena.

—Al menos inténtalo —dijo la mascota.

—Está bien, voy a hacerlo... —contestó Utena—Aunque... ¿Qué sucedería si Imitatio descubriera que sólo queremos utilizarla?

.

.

.

—¡Violet nos ha traicionado y tengo pruebas! —exclamó Imitatio. Había irrumpido en el almacén abandonado en el que Tres Magia, su mascota y Magia Violet estaban reunidos.

—¿De qué hablas? —preguntó la heroína rubia.

Imitatio sacó un celular para enseñar un video. Tres Magia y Vatz se acercaron hasta ella para ver las pruebas de tan grave acusación.

—Esto no era parte del plan —dijo Venalita mientras observaba la escena desde la Base Natch.

«Ah, diablos... No quería llegar a esto» pensó Violet mientras retrocedía hasta la primera salida que veía, en este caso una ventana. Mientras los demás estaban distraidos empezó a escaparse.

—¡Ah, no! ¡No vas a huir! —gritó Sulfur.

Todos miraron a Violet. Utena no tenía mucho que alegar en su defensa, soltó una sonrisa nerviosa y se encogió de hombros.

En ese momento solo pensó que lo peor que le podía suceder era ser capturada e interrogada, o que encontraran el dispositivo de transformación en forma se estella que tenía el su bolsillo.

Violet se lanzó a volar lo más rápido que pudo.

—¡Ven aquí! ¡Tienes mucho que explicar! —exigió Sulfur empezando a perseguirla.

«Esto será difícil» pensó Violet mirando hacia atrás. Sulfur se acercaba rápidamente.

—¡Explícame porqué! —exigió la rubia—¡Utena!

Violet desvió la mirada no queriendo ver ese rostro lleno de decepción y enojo.

—¡Mírame, Utena!

«Será difícil perderla en el cielo. Lo mejor será esconderme en la ciudad» pensó Violet ignorando los gritos y reclamos de Sulfur.

Violet empezó a descender a pocos metros del suelo y girando entre las calle intentado perderse de vista tras los edificios aunque eso no le serviría de mucho ya que Sulfur podía sentir su presencia y no tenía problemas para seguirla.

—No puedo creerlo... Todo este tiempo... Todo este tiempo —dijo Magenta sintiéndose tan decepcionada y traicionada.

Azul no sabía que decir para consolar a su amiga, y ella también se sentía dolida.

—Creo que deberíamos ir tras ellas —dijo Azul acercándose a Magenta—, no creo que nada bueno suceda si Sulfur alcanza a Utena.

Vatz solo observó a las dos en silencio.

«¡No sé qué más hacer!» pensó Violet, estaba yendo lo más rápido que podía pero Sulfur ya estaba por alcanzarla.

Como si no fuera poco, el dispositivo de transformación empezaba a agrietarse otra vez.

—Okay, Venalita, haz algo ya —pidió Violet por si la mascota estuviera siguiendo la persecución con uno de esos dichosos robots que tanto le estuvieron fastidiando.

—¡¿De verdad eres una maldita traidora?! —gritó Sulfur.

Utena miró atrás y ya tenía a la chica mágica pisándole los talones. Esto no pintaba nada bien.

Sulfur extendió el brazo y tomó del tobillo a Violet, estirándola hacia ella.

—Te dije que no escaparias —habló Sulfur totalmente seria, lo que hizo que Violet tragara saliva temerosa de lo que esa chica podría hacerle.

La chica mágica rubia empezó a frenar el vuelo arrastrando a Violet consigo, obligándola a detenerse.

La Veritá —Sulfur mostró su transformación más poderosa y eso redujo las posibilidades que tenía Violet de escapar o salir ilesa de esto.

«¡Oh, oh, mierda!» pensó Utena, era la primera vez que esta chica le parecía tan amenazante.

—¡Habla! —exigió Sulfur giró tomando impulso para lanzar a Violet hacia abajo.

Lo siguiente que supo Utena es que se estrelló de cara contra el suelo. Un terrible dolor la invadió en todo el cuerpo, y especialmente en el tobillo, donde Sulfur la había sujetado.

Crack.

Su dispositivo de transformación empezó a fragmentarse de nuevo.

«Ah... Esto va muy muy mal» pensó Violet intentando ponerse de pie cuando escuchó las pasos de Sulfur. La heroína había aterrizado y ahora se acercaba caminando.

—¿Ya no te disculpas más? —cuestionó Sulfur recordando la vez en el que Utena no dejaba de pedir perdón en la pelea de entrenamiento.

Algo enojaba más y más a Kaoruko, quizás era el hecho de que Violet se había mantenido relativamente calmada y no soltado ni una palabra en toda la persecusión, o tal vez era porque no podía sacarse de la mente esos momentos felices en que hablaron cono amigas y todo eso solo fue mentira.

Violet se puso de pie con dificultad y sin decir nada.

—¿¡Por qué no dices nada!? —preguntó Sulfur.

El silencio era lo único que respaldaría a Violet, no se defendería con palabras, no soltaría tan siquiera un respiro que pudiera mal interpretarse.

«Espero que alguien venga a ayudarme o no saldré de esta con los huesos intactos» pensó Violet.

En el peor de los casos Sulfur perdería la cabeza cegada por la ira y no quedaría de Utena nada más que un saco de carne chamuscada por la electricidad.

«Imaginar eso no me ayudará ahora» pensó Violet mientras se ponía en posición de combate.

—¿Te atreves a desafiarme? —preguntó Sulfur—¿¡Te atreves a desafiarme!? ¿¡Eh!? ¡¡Traidora!!

Era imposible para Utena no tenerle miedo a esas expresiones de ira de Sulfur, la heroína rubia parecía cada vez más furiosa.

Violet miró fijamente a su oponente, lista para recibir cualquier ataque, pero Sulfur era mucho más veloz en esa forma y Hiiragi no tuvo mucha oportudad de defenderse de la lluvia de puñetazos que cayó sobre ella.

Ni siquiera sabía de dónde venían, pero recibió varios puñetazos en todo el cuerpo. Un golpe en el hígado fue particularmente doloroso para la chica, se le fue el aire y se sintió debilitada antes de caer al suelo escupiendo sangre.

—¿Qué pasa, novata? —preguntó Sulfur con un tono de voz lleno de ira—¿Ya te rindes tan pronto? Pero si a penas empezamos.

Una sutil luz parpadeó en el bolsillo de la falda de Violet. Su dispositivo de transformación en forma de estrella estaba a punto de activarse, para bien o para mal estaba diseñado para encenderse automáticamente cuando su dueño se sintiera en peligro.

Sulfur notó el brillo pero no le puso atención pensando que se trataba de un celular.

«Debo calmarme» pensó Utena mientras intentaba levantarse de nuevo «Todo está bien, todo está bien» se repitió suspirando, eso hizo que el objeto en su bolsillo dejara de brillar.

—¿Aún quieres luchar? —preguntó Sulfur—Por tu bien será mejor que empieces a hablar.

A pesar de las amenazas y todas las heridas, Violet se mantuvo impasible; eso encendió más la ira de Sulfur, quien se lanzó hacia la chica, Utena no tuvo tiempo de esquivarla, la rubia la tomó del cuello de la camisa y la alzó.

—¡¡Habla, madita sea!! —gritó con una mirada que solo reflejaba ira y decepción—Utena... Por favor...

Violet aprovechó un segundo de descuido de Sulfur para darle un puñetazo en la cara en un intento de crear una oportunidad de huir, pero la rubia ya vio venir el ataque, lo detuvo sin esfuerzo con una mano y luego lanzó a la chica al suelo.

—¡Maldita sea, voy a acabar contigo! —amenazó la rubia y Utena no dudó de su palabra ni un segundo.

Hiiragi cayó al suelo aterrizando sobre su espalda, estaba tan adolorida que apenas podía levantarse, los ataques de Sulfur ahora eran muy diferente a los del entrenamiento, esta vez habían intenciones reales de hacer daño.

Utena tragó saliva, sintiendo el sabor a cobre en su boca, frunció el ceño resistiendo todo el dolor para ponerse de pie otra vez sólo para que Sulfur la derribara con un puñetazo en la nariz que ni siquiera alcanzó ver.

—¡Ya basta, Sulfur, una chica mágica no debería comportarse así! —Imitatio aterrizó en el lugar y se interpuso entre ambas—¿Acaso no ves la escena que estás montando?

Una chica mágica estaba masacrando a otra en plena via pública, por supuesto que varios curiosos habían aparecido, listos para grabar la violenta escena desde una distancia prudente.

—¡No te metas! —dijo Sulfur.

—Esta no es la forma de hacer las cosas.

Mientras Imitatio distraía a Sulfur, Violet empezó a levantarse de forma lenta y dificultosa, a cada paso que avanzaba dejaba rastros de sangre.

—¡Hazte a un lado, la traidora se escapa! —dijo Sulfur.

—No, no vas a seguir con esto —contestó Imitatio con firmeza.

Violet se alejó caminando ante las miradas de los testigos, hasta que llegó a un callejón donde se dejó caer al suelo sin fuerzas y cerró los ojos.

—Utena, te llevaré a la base —escuchó la voz de Venalita.

También escuchó unos pasos que retumbaban el suelo, como si alguien que pesaba una tonelada estuviera caminando.

—Agarrála, vamos a llevarla —indicó Venalita a alguien.

—Pobre niña~ —comentó una voz femenina que Utena no pudo reconocer.

—Y eso que le salió barata esta vez —dijo Venalita.

—Utena-cwaan~ No te mueras... ¡No te mueras!

Utena despertó escuchando sollozos y gritos.

—Tampoco exageres, sólo está inconsciente —dijo otra voz.

Hiiragi abrió los ojos encontrándose con un techo blanco, reconoció el lugar como el hospital de Alice, luego rodó los ojos para ver a Kiwi agachada a la altura de su camilla.

—Kiwi-chan —susurró Utena dirigiendo la mirada rostro preocupado y lleno de lágrimas de la rubia.

De pronto, la expresión de Kiwi se iluminó al escuchar la voz de su amada.

—Ah... Utena-chan... Pensé que nunca más despertarías.

Utena le sonrió débilmente.

—No te precupes, hierba mala nunca muere.

—Eso espero o estaré muy molesta contigo si me dejas viuda antes de casarnos —dijo Kiwi mientras se secaba las lágrimas con la mano.

Alice se acercó a Utena comprobando su estado de salud.

—Parece que tienes algunos daños internos, Alice-chan hizo todo lo posible por curarte pero su magia es muy limitada. Tendrás que quedarte en reposo al menos unos días aquí —explicó Venalita a Utena.

—No puedo hacer eso, tengo que-

—¡Cierra la boca, tonta! —dijo Matama—No sabes lo preocupada que ha estado Korisu-chan, y Kiwi ha estado horas llorando. Por una vez quédate quieta aquí y obedece.

—Todas ellas han estado horas en esta habitación esperando que despertaras. —dijo Venalita.

Utena miró a sus amigas, desde la primera que conoció, Kiwi hasta la que apenas acaba de unirse a ellas, Roboko; todas ellas se veían preocupadas, saber de su amable gesto solo conmovió a la lider.

«Amo a estas chicas» pensó con los ojos llorosos.

—¿Por qué lloras, Utena-chan?

—No, por nada...

—Cambiando de tema, ¿qué haremos ahora? —preguntó Nemo—Ya han descubierto que Violet estuvo todo el tiempo trabajando con Enormeeta, debo decir que tuvimos suerte de que Imitatio no revelara también que es Baiser pero aún así, esas chicas mágicas y su mascota deben saber algunas cosas de Utena como en dónde vive y en qué escuela va, no creo que la dejen en paz hasta conseguir respuestas.

—Esa Michiko... ¿Qué les parece si revelamos su más oscuro secreto? —sugirió Matama.

—¿Qué antes era Lord Enorme? —preguntó Utena.

—Que trabaja en 7-eleven —respondió Matama—Eso sería un golpe bajo para su orgullo.

De pronto Kiwi se puso de pie, se veía muy seria y enojada.

—¿A dónde vas? —preguntó Venalita.

—Voy a golpear a esa perra de Sulfur hasta que deje de moverse ¡¿Cómo se atreve a ponerle siquiera un dedo encima a mi Utena?!

—Esta bien, Kiwi-chan, por favor tranquilízate. No quiero que empieces una pelea por esto —dijo Utena—, y en cuanto a lo de Michiko-san, no creo que podamos culparla, lo más seguro es que haya descubierto que intentamos manipularla.

—¿Entonces dejaremos las cosas así como así? —preguntó Matama cruzándose de brazos, indignada.

—Como la comandante suprema de Enormeeta, les ordeno no tomar represalias contra Magia Sulfur, Imitatio o ninguna otra chica mágica —dijo Utena.

—¡Pero no puede ser que le den una paliza a la comandante suprema de Enormeeta y todos salgan impunes! —se quejó Nemo, luego miró a Kiwi—Tú también quieres vengarte de Sulfur, ¿no?Vayamos a darle una lección a esa desgraciada.

Kiwi suspiró, estaba tan furiosa pero contuvo su ira por el bien de Utena, no quería causarle más molestias de las que ya tenía.

—Si es lo que Utena-chan quiere, entonces nadie atacará a esas chicas mágicas —contestó Kiwi.

—No lo puedo creer... Utena es tan indulgente cuando se trata de chicas mágicas —comentó Matama.

—¿Estás bien, Haruka? —preguntó Sayo.

—Um... Sí —contestó la pelirrosa forzando una sonrisa.

Ambas estaban en la residencia Minakami, habían quedado para hablar con Kaoruko y Vatz pero ninguno de ellos había venido todavía.

—No tienes que mentir —dijo Sayo.

—Es que... No sé, todo esto tan confuso, debí saberlo desde antes, me siento tan estúpida —contestó Haruka—, quizás hay algo que estamos pasando por alto incluso ahora.

—Sé como te sientes, tampoco quiero pensar que Utena se haya estado burlando de nosotras todo este tiempo, pero salir corriendo para no dar explicaciones no grita precisamente inocencia. Y por lo que Imitatio nos contó, Kaoruko no logró hacer que Utena hablara. Aún no sabemos qué es lo que Violet buscaba.

—Tal vez haya una buena razón —dijo Haruka—, como la vez que Sulfur fingió traicionarnos.

—Dudo que la situación de Sulfur y Violet sean comparables.

Kaoruko estaba recostada en barandilla de la terraza de un edifico en algún lugar de la ciudad. Vatz estaba a su lado.

—Kaoruko-san ¿No deberíamos ir a casa de Sayo-san?

La chica ignoró la pregunta, había algo que tampoco le cuadraba con Vatz.

—Vatz... ¿Por qué elegiste a Utena? ¿Por qué insististe en que no le reveláramos nuestras identidades?

—¿De qué hablas, Kaoruko-san? —Vatz se hizo el desentendido.

—No mientas, ya estoy harta de que nos vean la cara de estúpida —dijo Kaoruko con una expresión seria.

—A decir verdad... Nunca ví a Hiiragi Utena como una chica mágica —confesó Vatz—, antes de elegir a una chica mágica, usualmente la mascota investiga un poco sobre su vida. Estuve una semana siguiendo a Utena y concluí que no tenía cualidades heroícas, pero si había algo raro en ella.

—¿A qué te refieres?

—La cantidad de maná que desprendía en la vida cotidiana era asombrosa, algo así es muy raro para una persona normal, así que en ese momento solo pensé una cosa —dijo Vatz.

—¿Qué cosa? —Kaoruko escuchaba atentamente cada palabra.

—Era imposible que Venalita no hubiera notado el potencial en esa chica, así que bien podrían suceder dos escenarios; uno: Utena sería pronto contactada por Enormeeta, o dos: ella ya era miembro de esa organización —explicó Vatz—. Así que se me ocurrió una idea: reclutarla. Si reclutaba a Utena como chica mágica, y ella aún no había tenido contacto con Venalita, entonces probablemente ella rechazaría las propuestas de los villanos, pero si ella ya formaba parte de ellos, no sería muy difícil descubrirlo ya que sería obvio si algún miembro de Enormeeta nunca se encuentra en el mismo lugar que Violet.

—Alguien que nunca se encuentra en el mismo lugar que Violet —repitió Sulfur pensativa.

—También lo pensé —dijo Vatz—, pero ustedes me contaron que Baiser secuestró a Violet, así que descarté la idea. Por ahora aún no sabemos la verdadera relación de Hiiragi Utena con Enormeeta.

—Supongo que tienes razón. Utena podrá ser una traidora pero dudo que sea Magia Baiser, ellas no se parecen en nada. —Kaoruko bajó la mirada al suelo por un segundo—Por cierto, ¿pusiste en el equipo a una potencial enemiga y ni siquiera se te ocurrió advertinos antes?

—Al principio no pensé que ella de verdad fuera miembro de Enormeeta, pero a medida que pasaba el tiempo y empezaban a suceder cosas extrañas, mis sospechas incrementaron, pero no podía acusarla sin ninguna evidencia; tuvimos suerte de que Imitatio la haya descubierto antes que sea demasiado tarde.

—¿¡Si Shion no llegaba con ese video hubieras dejado servida nuestras identidades en bandeja de plata a Enormeeta!?

Vatz desvió la mirada.

—Pensé que Utena se tomaría el tiempo antes de decidir ser una chica mágica, contaba con que su dispositivo de transformación no dudaría más que unos pocos días —dijo—. Es la razón por la que no arreglé ese dispositivo a pesar de que se estaba cayendo a pedazos.

—Espera, ¿no dijiste antes que esa cosa se estaba convirtiendo eso en un dispositivo como los de Enormeeta? —cuestionó Sulfur.

—En realidad mentí sobre eso, sabía que si Violet sabía que le quedaba poco tiempo se apresuraría a hacer su jugada, pero supongo que ella ya estaba al tanto de todo.

Kaoruko suspiró pesadamente.

¿Qué era esto? Todo el mundo resultó tener intenciones ocultas, ¿cómo confiar en los demás ahora? La chica estaba conflictuada hasta consigo misma, aún no asimilaba todo lo que sucedió en el día y aún se preguntaba:

«¿Qué hubiera pasado si Imitatio no me hubiera detenido? Qué pasó con Utena? ¿No le hice mucho daño o sí?».

Aunque Kaoruko no quisiera admitirlo, todavía se preocupaba un poco por Utena aunque eso no le impedía tener ganas de darle una paliza por traicionarlas.

Kiwi había logrado engañar a la señora Hiiragi para que le diera permiso a Utena de pasar la noche en la residencia Araga, aunque en realidad la chica se quedaría a dormir en la Base Natch. Ella estaba llena de vendas, moretones, y tenía el ojo morado y el labio partido, si su madre la viera ahora, seguramente se desmayaría de la impresión.

—Utena-san, ¿necesitas algo? —preguntó Roboko antes de irse a dormir.

La robot se había quedado a vivir en la base, por lo que se ofreció a cuidar de la chica herida esa noche.

—Apenas puedo moverme, Roboko-san, ¿podrías ayudarme a llegar al baño?

—No —contestó Roboko.

Utena se sorprendió por su respuesta, pareció confundida pero no se lo tomó a mal.

—Ah, está bien. Puedo hacerlo yo misma —dijo intentando levantarse de la camilla.

—No, no te muevas, Utena-san. Korisu-chan me dio órdenes claras de no permitir que te levantaras de esa camilla.

—Pero necesito orinar —respondió Utena—¿al menos me dejarías ir un momento al baño?

—Nada de eso, no necesitas moverte de ahí.

—¿Entonces cómo lo voy a hacer?

—Con esto —contestó Roboko mostrando un tubo muy fino, flexible y trasparente, era un catéter que estaba conectado a una bolsa de drenaje—No te preocupes, solo tengo que meter esto.

—¿M-meter dónde? —preguntó Utena palideciendo.

—¿Por qué nuestra lider se ve tan mal? —preguntó Nemo.

Utena se veía medio muerta echada en su camilla bocabajo, pálida y sin fuerzas para moverse.

—Sólo está un poco cansada, ayer se resistió mucho a permanecer en su cama, corrió por toda la base, se atrincheró el baño pero logré convencerla de que volviera —respondió Roboko en un tono casual—, quizás sus heridas se agravaron en el proceso.

—¿¡Por qué estabas corriendo por la base!? Rayos, Utena, ¿a qué estabas jugando? Así nunca te recuperarás —reprendió Matama a su moribunda lider.

—Te trajimos manzanas y muchas revistas para que puedas distraerte mientras estás aquí —dijo Nemo.

Utena subió el rostro con una expresión tonta y babeando.

—¿Son eróticas? —preguntó.

—Son de moda —contestó Matama—, no les venden a los menores de edad el tipo de revistas que lees.

Utena dejó caer su cara contra la almohada para seguir agonizando.

—Como sea, ¿ya pensaste qué vamos a hacer? —preguntó Nemo.

—Se los diré cuando me levante de aquí —dijo Utena.

—Más vale que te recuperes hoy, dudo que a tu mamá le guste la idea de que hoy tampoco vayas a tu casa a dormir —dijo Nemo.

—Um... Tienes razón.

—Utena-chan~

En ese momento Kiwi llegó con Korisu y Venalita.

—¿Qué tal amaneciste? —preguntó la rubia.

—Hola chicas, justo a tiempo —dijo Utena levantándose de la camilla.

—Utena, no te esfuerces mucho —advirtió Matama.

—Está bien, ya estoy mejor. Es hora de nuestro siguiente movimiento. —Utena se puso completamente de pie—Prepárense porque iremos a darle una pequeña visita a Imitatio.