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Un par de ojos rosados llenos de diversión veían un par de ojos rojos abiertos en sorpresa, con un brillo parpadeante.
La sonrisa de Naruto mostró sus colmillos, apenas conteniendo la risa ante el rostro estúpido que tenía el dragón, que lentamente empezaba a sonreír casi como el.
"¡Hahahaha! ¡La encarnación de la lujuria y el poder que causó miedo en el propio Elohim! ¿¡Acaso me estoy volviendo loco!?"
Dicho dragón tiene la apariencia de un dragón occidental rojo, con cuello largo y ojos rojos, con púas rojas y doradas en todo el cuerpo.
Ddraig Goch, uno de los dos dragones celestiales, el Emperador Dragón Rojo.
"Al menos no estaré aburrido aquí".
"No lo creo, menos con todo el mundo lujurioso ahí fuera".
Naruto notó un leve brillo de miedo en los ojos de Ddraig, que lo miró fijamente, como esperando respuesta.
"No te voy a violar, ni voy a darte fama rara… Creo, al menos de la primera estoy seguro no va a pasar, hahaha".
La risa estruendosa de Naruto hizo que Ddraig lo miré con seriedad, aunque no afectó al mismo.
Una vez el Asmodeus dejó de reírse, miró a Ddraig con una sonrisa pequeña.
"Tu anterior portador no quería estar en el mundo sobrenatural, y pensé por un segundo en buscarte otro portador, porque conozco a quien será nuestro rival, pero me ganó la… ¿Codicia? ¿Lujuria? Algo así".
El dragón galés parpadeó un poco, viéndolo con algo de sorpresa y curiosidad.
"La verdad, no me molesta. No conocía a mi otro portador porque estaba dormido, así que analizaré tus recuerdos cuando despiertes".
"Ten cuidado con lo que encuentras".
Naruto empezó a desaparecer, sonriendo burlonamente hacía el dragón galés, que tuvo un muy mal presentimiento sobre eso último.
……
[Hogar de Naruto – Noche]
Rías, Kiba y Koneko vieron a Akeno bajar del segundo piso con su celular en mano. La pelinegra giró su cabeza hacía el parlante, y sonrió casi diabólicamente.
"No se ha despertado, pero conozco un método eficaz".
Una vez Akeno se conectó al parlante, empezó a buscar música en su celular, ante los ojos de los demás, que veían en silencio el actuar de la mitad caída.
"¿Ese método eficaz consta de…?"
Akeno miró a Rías, que se acercó a ella con curiosidad, viendo como su reina subía el volumen al máximo, tanto de su celular como del parlante.
"El único método que conozco para despertarlo".
Koneko sabiamente se tapó sus orejas, justo cuando Akeno tocó el botón para reproducir.
Toda la casa vibro cuando Rías se sintió levemente aturdida, oyendo un potente grito de felicidad venir desde arriba a los pocos segundos que empezó la canción.
A ella nadie le dice na', ella no tiene dueño, to' el mundo la quiere y nadie le gana, janguea to'a la semana…
"¡Súbele mujer!"
El claro grito de la voz de Naruto hizo saber al grupo Gremory que el mismo ya estaba despierto.
Esa gata va pa'l gym, pa' ese booty no existe sillín, por la disco camina y levanta el polvorín, y el combo le grita, sí…
Cuando llegó a la siguiente parte, la casa empezó a temblar, alertando levemente a todos.
Tumba la casa, mami…
Akeno pausó la música, y la casa dejó de temblar, pero escucharon pasos rápidos bajar por la escalera.
Naruto, usando solo unos bóxer blancos, bajó por la escalera, y se quedó viendo al grupo Gremory con una ceja alzada.
Rías intentó pero… No pudo. No pudo despegar los ojos del cuerpo del pelinegro, y su… su… Espera…
Kiba quiso tapar los ojos de Koneko, por el bien de la menor de todos en el grupo, pero la pequeña peliblanca bajó suavemente la mano de su compañero, que no se resistió.
Akeno se relamió los labios, sonriendo levemente a pesar del sonrojo en sus mejillas.
"Vuelve a poner la música, y espérenme a que termine de ducharme, por favor. Siéntanse como en casa".
Sin dar tiempo a alguna respuesta, Naruto volvió a subir, dejando a la Nobleza Gremory desorientada, confundida y extrañada.
…..
10 minutos después, Naruto bajó por la escalera, vestido con una camiseta negra de manga larga que le quedaba algo grande, un pantalón de jean celeste y zapatos negros.
Se sentó frente a todo el grupo Gremory sin problema alguno, viendo a todos con una sonrisa suave y casi coqueta.
"Así que, ¿A que debo el honor de su presencia en mi humilde morada?"
Rías tosió levemente en su mano, notando algo que al parecer los demás también pudieron ver.
El brillo rosado de sus ojos parecía más… Demoníaco. Y el aura que lo estaba rodeando había cambiado desde la última vez que lo vieron.
Era más peligrosa… Como una flor rosa, de la que estabas tan encantado por su belleza que no viste sus espinas.
"Lamentamos haber venido sin aviso. No contestabas los mensajes, y no has ido a la academia por dos días".
Naruto despidió eso con la mano, y haciendo contacto visual directo con la heredera Gremory, que desvió levemente la mirada antes de devolverla.
Sentía sus mejillas algo calientes al ver esa mirada penetrante, como si quisiese ver más allá de su cuerpo.
"Oh~, la verdad es que estuve ocupado, nada… Sobrenatural".
Rías, Akeno y Koneko pusieron una mirada en blanco… Bueno, Koneko ya la tenía. Kiba puso una sonrisa levemente nerviosa, que se tensó cuando Naruto lo miró a el por unos segundos, antes que pase a ver a Koneko.
La pequeña Nekomata, incluso con su mirada en blanco, quedó fija en esos ojos rosa, tan brillantes que podrían brillar en la más profunda de las oscuridades.
"Aunque me gustaría ir al grano, querida".
Naruto miró nuevamente a Rias, que asintió. Akeno miró a su mejor amiga, esperando que no diga las palabras equivocadas.
"Directo, bien… Quisiera que te unas a mi nobleza. Si me permites decirte los beneficios de unirte a mi…"
"No, gracias".
El silencio que se formó hizo parecer como si alguien hubiese muerto. Pero no, era solo Rías, que veía a Naruto con leve shock.
Yuuto guardó silencio, esperando internamente una respuesta como esta.
Akeno estaba en el mismo camino, siendo la que más conocía a Naruto.
Koneko agarró un tarro de dulces que Naruto estiró hacía ella, y agradeció en silencio. El pelinegro le guiñó un ojo, antes de devolver su mirada a Rías.
"¿Eh?"
Rías no estaba acostumbrada al rechazo, menos aún que le nieguen algo.
Naruto sabía perfectamente eso, podía leerlo a través de los ojos azules de la pelirroja.
Podía ver mucho en esos ojos, y le encantó.
"Lo que oíste, preciosa. En verdad no me gusta el rol de sumiso, y eso significa que no voy a volverme tu esclavo".
Akeno sonrió, tapando su boca con su mano mientras veía de manera coqueta a Naruto, que giró su cabeza hacía ella, sintiendo el leve cosquilleo lujurioso del aíre.
"Rias-buchou no sería capaz…"
"¡Akeno!"
Rías miró avergonzada a su reina, antes de girar su mirada hacía Naruto y poner una mirada sería.
Mirada que tuvo que forzar un poco cuando notó un pequeño brillo peligroso en sus ojos, que le hizo medir finamente sus palabras.
"Cuando bajaste hace poco… Vi el tatuaje en tu pecho, el símbolo de Asmodeus…"
Naruto perdió el brillo peligroso, y se relajó totalmente, abriendo sus piernas y abriendo uno de sus brazos a su lado, y apoyó la mano del otro en su pierna.
Había sentido al despertar la presencia del grupo, y sabía que revelar esto sería mejor.
No habría tanto problema de la pelirroja pidiendo ayuda al Maou Lucifer, que no dudaría en venir con solo 5 minutos de tiempo libre a hablar con el.
"Ya lo sabes, entonces. Soy Naruto Asmodeus, hijo de una humana y un demonio, más exactamente, Creuserey Asmodeus".
Naruto levantó su mano, haciendo que pequeños fuegos artificiales estallaran a su alrededor mientras sonreía, siendo visto por todos con distintas emociones.
Akeno algo divertida, Koneko mantuvo su rostro en blanco, Yuuto se puso algo serio, y Rías estaba entre sería y sorprendida.
"Entonces, ¿Eres miembro de la Facción del Viejo Maou?"
Naruto negó con la cabeza, poniendo un rostro más serio.
"Llevo más de 5 años sin estar cerca de ese grupo de idiotas. Fui criado ahí por ciertas razones, pero los abandoné cuando tuve la oportunidad".
Naruto se puso de pie, caminando hacía la cocina, viendo que no había comida hecha, así que suspiró, viendo al Grupo Gremory con tranquilidad.
Rías guardó silencio unos segundos, antes de ponerse de pie, con el resto del equipo siguiéndolos.
"¿Alguno de ustedes tiene comida en su casa?"
Toda la nobleza Gremory miró a Naruto con escepticismo.
…….
[Hogar de Rías]
La pelirroja miró a Naruto cocinar a altas horas de la noche, siendo ya la una de la madrugada.
No se había ido a dormir, puesto que fue la única con algo para hacer de comer, ya que Naruto no hizo las compras.
No lo trajo solo para eso, no… Ella tenía otros planes.
"Sabes, he visto que eras mercenario".
Naruto asintió con un gruñido, quitando el aceite a las papas fritas con el colador de acero sobre la sartén donde las estaba fritando, antes de dejarlas en la pequeña bandeja cubierta de papel donde se terminaban de escurrir.
"Sí, he cometido terrorismo, asesinatos, robo de información clasificada de países de todo el mundo, entre otras cosas".
Rías miró a Naruto probar una papa frita y asentir satisfecho.
"¿Y en el mundo Sobrenatural?"
Sin que la pelirroja lo viera, Naruto sonrió. Puso las últimas papas fritas que quedaban, escuchando el sonido que hacían al empezar a freír.
Destapó la plancha detrás de la sartén, y empezó a voltear las hamburguesas, viendo de reojo el queso para ponerles encima.
"Algunos trabajos pequeños, ya sabes. Seducción, asesinato, información… Oh, también he sido stripper en despedidas de solteras".
Rías suspiró ante lo último, sin dejar de ver a Naruto cocinar, algo que ella amaba hacer, pero que Naruto no le dejó, incluso en su propia casa.
No iba a negar algo, y es que ver cocinar a un hombre, incluso algo tan normal como unas papas fritas y hamburguesas, era bastante atractivo.
"Si quieres mis servicios, tendrás que pagarme".
Naruto se rió levemente, viendo sobre su hombro a la pelirroja, que sintió su columna vibrar y sus piernas temblar levemente.
Una sensación tan repentina…
Afirmó su postura, viendo como Naruto quitaba las últimas papas fritas, y apagaba el gas. Ya había terminado todo, así que lo miró en silencio.
"Necesito ayuda para vencer a alguien".
Naruto asintió, cortando un pedazo de pan al medio, y agarró una hamburguesa de la plancha, poniendo la misma en el pan. Agarró unas papas y las puso sobre la misma, antes de tapar todo con el último pan.
Rías en verdad pensó en preguntarle si iba a comer eso, pero cuando lo vió comer con tanta tranquilidad y casi gozo, incluso cerró los ojos, así que lo dejó de lado.
Ella ya había comido, y no tenía hambre.
Una vez el pelinegro tragó lo que tenía en la boca, habló.
"¿Qué ofreces?"
"¿Qué quieres?"
Naruto negó con la cabeza, abriendo los ojos para ver a Rías con una sonrisa divertida.
"Eso no funciona conmigo querida. Te diré algo, que seguro te hará entender algunas cosas".
Naruto le dio otro mordisco a la hamburguesa, masticando lentamente, disfrutando del sabor de la comida en su boca mientras dejaba el resto en la mesada.
Tragó y miró nuevamente a Rías, que lo miraba atento.
"¿Quieres saber porque hui de la Facción del Viejo Maou?"
Rías asintió. Naruto sonrió levemente, cerrando los ojos unos segundos.
Cuando los abrió, una estrella de seis puntas se manifestó con un brillo hipnótico, que dejó a Rías con los ojos abiertos.
De repente, un gemido profundo salió de su boca, al igual que un suspiro caliente. Cruzó sus piernas, sintiendo todo su cuerpo arder como si estuviese en llamas, más aún su entrepierna…
El placer recorrió su cuerpo, y su mente en menos de un segundo recordó cada pequeña situación lujuriosa que pensó en toda su vida, y lo reflejó en sus ojos nublados y llenos de lujuria.
Al próximo segundo, esa sensación desapareció, al igual que el hexagrama en los ojos de Naruto, que se relamió los labios viendo a la pelirroja sudar de placer.
"En resumidas cuentas, heredé el poder del Pecado de la Lujuria. A eso suma que soy medio humano".
Rías necesitó casi un minuto entero para recuperarse, sintiendo su cuerpo aún vibrar de lujuria. Miró a Naruto, entre sorprendida y molesta.
"Lo debes haber pasado mal…"
Naruto se encogió de hombros.
"Supongo que si… La verdad tuve suerte, y este poder me salvó de muchas situaciones".
Rías asintió, sintiendo que el calor aún no abandonaba su cuerpo. Cada parte de ella arde aún suavemente en lujuria.
Sus mejillas estaban rojas, y su respiración aún estaba agitada.
Naruto alzó una ceja, sonriendo burlonamente a la Gremory.
"Vaya, para que sigas así, en verdad debes ser una pervertida de closet".
Rias gruñó levemente, poniéndose de pie con un pequeño temblor en sus piernas.
"¿Qué quieres para ayudarme con mi problema?"
Naruto puso su dedo en su barbilla y miró hacía la nada, un gesto que a Rías le recordó mucho a Akeno.
"¿Qué tal un beso?"
La sonrisa de Naruto y su pregunta hicieron que Rías lo miré entre sorprendida y confundida. Sin poder evitarlo, miró los labios del pelinegro, sin perder el sonrojo en sus mejillas, antes de volver a verlo a los ojos.
"¿Solo eso?"
Naruto puso una sonrisa casi arrogante y una mirada peligrosa, y Rías sintió que no debió decir eso.
"Si te pidiese más, seguro te negarías… O no, pero no es el punto".
Rías se iba a acercar, pero Naruto miró su reloj, abriendo los ojos con sorpresa.
Agarró la hamburguesa y giró al lado de Rias, viéndola con algo de burla.
La pelirroja miró a Naruto con sorpresa, notando que un círculo mágico se empezó a formar debajo de este, que sonrió algo divertido.
"Mañana hablaremos sobre esto, preciosa".
Rías no pudo decir palabra alguna cuando Naruto desapareció repentinamente, en un círculo mágico con el símbolo de Asmodeus.
Sintió una picazón en su entrepierna, y gruñó.
"Lo odio…"
……
[Calles de Kuoh – Viernes, mediodía]
Una chica rubia de ojos verdes, con vestimenta de monja, miró un mapa en una mano, luciendo totalmente confundida mientras lo veía. En la otra mano lleva una malet.
"¡Hawaau!"
De repente, tropezó y cayó, con ambos brazos abiertos de par en par, y la cara en el suelo. Una manera bastante torpe de caerse.
Se sentó en el suelo, girándose al sentir el sonido de una ¿cabra?
Miró como se acercaba a ella una cabra, que parecía ya haber crecido todo lo que pudo. También tiene… Lentes.
Una cabra con lentes.
La pequeña monja se puso de pie, viendo como la cabra empezaba a caminar. La siguió en silencio, tomando su maleta, viendo como la misma cabra había tomado su mapa con su boca.
Llegando a un parque, escuchó el llanto de un niño. Miró hacía donde lo había oído, encontrando a un niño llorando porque se cayó, junto a su madre.
La cabra se detuvo, viendo a la monja acercarse al chico y, tras unas palabras gentiles… Una luz verde salió de su mano, y poco a poco empezó a curar la herida del niño.
Esa misma lesión desapareció sin dejar rastro, dejando a la madre en shock, y al niño sorprendido.
"¡Gracias, Onee-chan!"
La cabra pudo oír claramente el grito del niño, una vez la madre se lo empezó a llevar.
Notó la sonrisa algo triste de la monja mientras se acercaba. Empezó a caminar nuevamente, siendo seguido por la rubia que no perdió el ritmo, viendo unos anillos en su mano.
Finalmente, llegaron a una vieja iglesia. La monja rubia sonrió y miró hacía la cabra, pero…
Desapareció repentinamente.
Abrió sus ojos con sorpresa y leve tristeza, empezando a caminar hacía la iglesia, notando que parecía algo… Muerta.
Ya estando frente a la puerta, iba a tocar, pero se detuvo cuando su cuerpo dejó de moverse por si solo.
"Así que tu eres la pequeña monja que Raynare mencionó…"
Esa voz… La heló.
Había oído casi todos los días en la iglesia que Lucifer y los demonios en general tenían una voz "malévola", pero que los atraía a cometer pecado, a dejar de seguir a Dios.
Pero… Esa voz era distinta. Estaba cargada totalmente de pecado, con un tono ronco, profundo y a la vez suave y envolvente, con un matiz de misterio… Tan seductor… Tan…
La pequeña monja se giró lentamente a su izquierda, viendo a un chico recostado contra la pared, con su brazo izquierdo haciendo de apoyo para que no se caiga, y el derecho acomodándose suavemente su cabello.
Su rostro es tan... La pequeña monja no supo como describirlo.
Su boca cayó levemente, viendo el aura rosa intenso alrededor del mismo.
"He-Uh… Un… Demonio…"
Dio un pequeño paso atrás, y Naruto, vestido con el uniforme de la academia con el uso que le da siempre, sonrió ampliamente, oyendo el acento italiano de su voz.
Agradecía saber hablar todos los idiomas gracias a su sangre demoníaca.
"No temas. Eso es lo que dicen los ángeles en la biblia, ¿No?"
Los ojos verdes de la monja se clavaron en los faroles rosados… Y quedó hipnotizada.
Le tomó unos segundos recapacitar, antes de poder finalmente hablar.
"¿No te vas a llevar… Mi alma?"
Naruto bufó, viéndola con diversión.
Ahora entendía lo que buscaba Raynare. En verdad la monja era bastante inocente, casi ignorante diría.
No la culpaba, más sabiendo lo idiotas que eran al criar gente en las iglesias.
"Lo mío es tomar otras cosas, preciosa. Vine a buscarte, porque no vas a encontrar a nadie aquí".
Naruto golpeó suavemente con sus nudillos la puerta, viendo la expresión entre sorprendida y confusa de la rubia.
"P-pero…"
"Está por ser castigada por su líder, aunque creo ya esta cumpliendo su castigo, kukuku~".
La pequeña monja abrió sus ojos con miedo al oír la sonrisa casi malvada de Naruto, que miró la maleta en la mano de la monja.
"¿Necesitas un lugar donde quedarte?"
La rubia asintió, viendo como Naruto apuntaba con su mano a un auto negro. Exactamente, el Mustang del mismo pelinegro.
"Te daré lugar hasta que te sientas cómoda o lista para irte, a tu decisión. ¿Estás de acuerdo?"
Viendo que no tenía otra opción, sabiendo que no tenía dinero, por lo que pasaría hambre en la iglesia, asintió.
Además, podría hacer un nuevo amigo.
"Oh, no me he presentado. Soy Naruto… Asmodeus".
La rubia parpadeó un poco, recordando claramente el nombre de uno de los 7 Hijos del Infierno, los 7 Pecados Capitales, de donde también surgieron los 4 Maou.
Ella inclinó su cabeza hacía abajo, antes de levantarla y sonreír.
"¡Yo soy Asía Argento! ¡Llámame Asía!"
La monja no lo sabía, pero estaba tratando con la Encarnación de la Lujuria.
¿Y que puede salir mal cuando mezclas ambas cosas?
…….
¿Dudas?
