[Calles de Kuoh – Sábado, tarde]

Asia, tomada del brazo de Naruto, miró todo a su alrededor con leve asombro. El pelinegro la llevó tranquilamente, yendo hacía donde ella quería ver, para que se familiarice con la ciudad.

Afrodita le dio un regalo a la rubia, poniendo en su mente la capacidad de hablar, entender y escribir todos los lenguajes del mundo, quitando el problema que tuvo al llegar a Kuoh fácilmente.

Aunque aún tenía una leve tonada italiana al hablar.

"Oh, Naruto-san. ¿Dónde vamos ahora?"

El mencionado miró a la rubia, que tenía una suave sonrisa en su rostro, una casi inocente.

Nadie creería que existe alguien así, pero existe.

"Vamos a comer algo".

Asia sonrió felizmente y asintió, dejándose guiar por Naruto hacía un restaurant de comida rápida, ya que no quería solo hacer que conozca la ciudad.

Debía divertirse, aunque no de la forma en que el sabía.

Podía traumarla.

Unos minutos después, Asia miró atentamente a Naruto, que le explicaba serenamente y con una sonrisa como hacer para comer una hamburguesa.

"La sacas del envoltorio con cuidado, y puedes sacar uno de los panes para ponerle mayonesa o algún otro aderezo, y luego vuelves a poner el pan. Hay gente que le pone papas fritas encima, pero eso es cuando estás muy apurado".

Asia movió su cabeza en confirmación, repitiendo todo lo que Naruto hacía antes de darle el primer mordisco a la hamburguesa.

Los ojos verdes de la chica brillaron.

"¡Delicioso!"

Naruto sonrió levemente, dando un mordisco a su hamburguesa. La felicidad de Asia se sentía desde su lugar, más al verla disfrutar la comida.

Ayer habían hablado y se habían conocido más, y la verdad no podía sentir más que decepción por la gente de la iglesia.

Tanto dinero, tanto oro, tanta propaganda sobre Dios… Y alimentan a su gente con solo pan, sopa, vegetales y pasta.

¿Qué están haciendo los ángeles que no controlan nada de esto?

Naruto negó con la cabeza, quitando esos pensamientos de su cabeza. Miró a Asia, notando que aún le quedaba un poco de su hamburguesa y lo veía algo preocupada.

"¿Estás bien, Naruto-san? Parecías perdido".

El pelinegro asintió, dando una de sus típicas sonrisas, notando el pequeño sonrojo en el rostro de Asia.

"No te preocupes. Estaba admirando lo bella que eres".

La rubia abrió los ojos, sintiendo sus mejillas y su cara empezar a arder levemente.

Nunca la habían elogiado con sinceridad, tanto en la voz como la sonrisa, lo que le dejaba claro que no era mentira.

"Eh- Y-yo… Gracias…"

Una mesera que pasaba luego de dejar una orden, miró eso con una sonrisa traviesa. Se acercó y se apoyó contra la mesa levemente, llamando la atención de ambos.

"Hola, ¿Quieren ordenar algo más?"

Naruto miró a Asia, que negó con la cabeza. Ya terminó su hamburguesa, así que estaba llena.

El pelinegro miró a la mesera, que casi se pierde del mundo cuando sintió como era rodeada por rosas a su alrededor.

"No, gracias. Nos retiramos".

Naruto se levantó al igual que Asia, que volvió a tomar el brazo de Naruto para caminar con el, dejando a la mesera sonrojada y desorientada.

'Los ojos de cógeme no funcionan así. Gente inexperta'.

"Oh, ¿juegos?"

Naruto miró hacía donde veía su compañera, alzando una ceja al encontrar el centro de juegos.

La rubia miró a su compañero medio demonio, que le sonrió divertidamente.

"Vamos a jugar".

…...

Asia miró con un rostro totalmente lleno de felicidad a Naruto, que bufó ante lo sencillo que eran estos juegos.

"Gracias por esto, Naruto-san. En verdad me gusta Rache-chan".

"No te preocupes, Asia. Si te hace feliz, es suficiente".

La rubia asintió, con las mejillas sonrojadas y una sonrisa en el rostro.

Naruto golpeó suavemente el vidrio de la grúa, viendo los peluches con detenimiento.

"Cuidaré este muñeco con mi vida".

El pelinegro se detuvo y miró a Asia con curiosidad, sintiendo por un segundo un déjà vu.

Una mujer se empezó a sobreponer sobre ella, antes que Naruto parpadee, volviendo a ver a Asia, que abrazaba el peluche con cariño.

'Malditos traumas… ¿Cómo es posible que una mujer me haya dejado así?'

Naruto puso otra moneda en la grúa, y agarró un peluche de Goku. Movió la máquina, sacando el peluche con una sonrisa.

'Cierto… El único cariño que conocía es el de mi madre'.

…….

[Hogar de Naruto – Noche]

Asía miró a Naruto amasar tranquilamente, ya que estaba haciendo pizza. El pelinegro ahora estaba usando una camiseta sin mangas, por lo que Asia podía ver los músculos de los hombros y brazos moverse y resaltar con cada movimiento.

"¿Cómo has hecho para tener tanto músculo?"

Naruto miró a Asía de reojo, antes de volver a ver la masa en sus manos, que estaba estirando en una bandeja redonda antes de enviarla al horno.

"Mi padre y otro hombre me hicieron mover cosas pesadas desde que tengo 6 años, y me enseñaron a pelear desde los 4. Incluso cuando me hice independiente, no dejé de entrenar. He enfrentado demonios, caídos y algunos ángeles, sumados a otros tontos".

El pelinegro abrió el horno y puso dos bandejas con la masa en forma redonda, ignorando totalmente el calor al poner la mano dentro del horno.

Asía miró con algo de curiosidad a Naruto, que empezó a estirar el último pedazo de masa que quedaba.

"He oído tu historia de ayer, mucho antes, Asia".

La rubia abrió los ojos con sorpresa.

"No es la primera vez en 17 años que escucho que una Santa Doncella es considerada Hereje, pero si la primera que escucho que es por curar un demonio…"

Asia sonrió con tristeza, bajando levemente su cabeza.

En cierta región de Europa, había una chica que fue abandonada por sus padres.

Ella fue criada en una Iglesia cercana por una monja junto con otros huérfanos. La chica, que era una fuerte seguidora de la Iglesia, recibió un poder especial a la edad de 8 años.

Ella curó a un cachorro herido, y una persona de la Iglesia Católica lo presenció por accidente.

Desde entonces, su vida cambio.

La chica fue llevada a Iglesia Católica principal y fue simbolizada por muchos como Santa Doncella debido a su poder de sanación. Ella usó su poder para curar a muchos creyentes y se les fue dicho que era el poder de la divina protección.

Los rumores atrajeron a más rumores y fue respetada como Santa Doncella. Incluso sin su aprobación.

A ella no le disgustaba como la trataban cómo era tratada. Personas de la Iglesia eran amables y ella no odiaba el curar a las personas. En su lugar, ella estaba feliz de que su poder fuera de útil.

La chica estaba agradecida por su poder que le fue otorgado por Dios.

Pero estaba un poco sola.

Ella no tenía ningún amigo con quien poder abrirse. Todo el mundo la trataba amablemente y era bueno parar ella. Pero no había nadie dispuesto a convertirse en su amigo.

Ella entendió el por qué.

Ella sabía que estaban mirando su poder como algo irregular.

Ellos no la miraban con una humana, sino como a una criatura que puede curar humanos.

Pero un día, eso cambió.

Por coincidencia, había aun Demonio cerca y ella lo curó. Un Demonio herido. La chica no pudo ignorarlo. Ella pensó que incluso si era un Demonio, ella tenía que curarlo si estaba herido.

Fue su bondad la que le hizo tomar esa acción. Pero eso cambió su vida para siempre.

Una de las personas de la Iglesia vio el incidente y notificó a otros de la Iglesia.

Los ministros de la Iglesia estaban sorprendidos por ello.

"¿Un poder que puede sanar Demonios?" "¡Algo tan absurdo como eso no puede pasar!" "¡El poder de sanar sólo puede curar a seguidores de Dios!" y cosas así.

Sí, muchas personas poseían el poder de sanar, pero el poder para sanar Demonios estaba fuera de discusión. Las personas de la Iglesia pensaron que era sentido común que el poder de sanar no funcionaría en Ángeles Caídos y Demonios.

Aparentemente, un incidente similar ocurrió en el pasado. El poder de sanar Ángeles Caídos y Demonios que no estaban protegidos por Dios. Pero eso era catalogado como el poder de una Bruja.

Así que las personas la vieron como una Hereje.

La chica que una vez fue respetada como ̏Doncella Santa" era temida como una Bruja y la Iglesia Católica la abandonó.

Ella no tenía a donde ir y la organización de Exorcistas Errantes la recogió. En otras palabras, ella tenía que obtener divina protección de los Ángeles Caídos.

Pero la chica nunca olvidó el rezar a Dios. Tampoco olvidó el agradecer a Dios.

Incluso así, la chica fue abandonada.

Dios no la salvó.

Lo que más la sorprendió fue que no había ni una persona en la Iglesia dispuesta a defenderla. No había nadie que se preocupara por ella.

"Creo que hiciste bien".

Asía levantó la cabeza, viendo como Naruto ya estaba por sacar la primer pizza ya lista. El pelinegro se giró y la miró a los ojos, y habló con total tranquilidad y sinceridad.

"He aprendido algo en mis viajes, de la gente que en verdad creía en Dios… Y es que la gente en las iglesias suele ser peor que muchos demonios".

Naruto abrió el horno, girando su cabeza ahora para ver como el queso de la pizza ya estaba derretido, así que la sacó sin problemas, ignorando totalmente el hecho de que la bandeja estaba caliente.

Agarró la última que quedaba debajo, y la sacó al ver el queso derretido de la misma.

"Muchos creen que por arrepentirse a último momento de sus… Pecados, van a ir al Cielo. Creen que antes de dar el último suspiro pueden empezar a sentir culpa de ser soberbios, odiosos, lujuriosos, avaros, envidiosos… No, lo único que van a tener es el limbo o el infierno, y en ambos van a sufrir".

Naruto sacó la pizza de la bandeja con cuidado, dejándola en una tabla algo larga de madera. Agarró un cuchillo algo grande y empezó a cortar la pizza, sin ver como Asia estaba llorando en silencio, dejando sus palabras grabándose poco a poco en su mente.

"La gente buena vive con decencia, sin esperar una recompensa o castigo cuando mueran. Tampoco debes esperar que la vida te trate bien porque eres bueno".

Una vez terminó de cortar la pizza, Naruto agarró la tabla con cuidado, y la llevó a la mesa, sentándose al lado de Asía, en la punta de la mesa.

La monja miró a Naruto, sin dejar de liberar pequeños sollozos y lágrimas. El pelinegro tomó suavemente la mano de la rubia, que estaba en la mesa.

Asía apretó el agarre, sintiendo el calor de la misma.

"Te va a doler por un tiempo, en verdad. Pero estaré aquí cuando necesites llorar, o necesites alguien para hablar. Soy tu amigo después de todo".

Asia miró a Naruto, dejando de respirar por unos segundos. Volvió a respirar, sin quitar su mirada de Naruto, esta vez no llorando de tristeza…

"¿Serías… Mi amigo?"

Naruto asintió con una sonrisa, viendo como Asía empezaba a llorar de felicidad, levantándose rápidamente de la silla para abrazarlo.

El pelinegro solamente la rodeó con un brazo, y usó la otra para acariciar el cabello de la misma. La verdad tenía rico olor… O solo era su pecado queriendo actuar lo que lo hacía pensar eso.

La monja agarró una silla y se sentó más cerca de Naruto, que fue el primero en agarrar una rebanada de pizza.

"Come, antes que se enfríe".

"¡Si!"

Asía se limpió las lágrimas de su rostro y agarró una rebanada. Al primer bocado volvió a abrir los ojos, cuando las estrellas destellaron a su alrededor.

Naruto sonrió, volviendo a comer nuevamente.

……

Recostado en su cama, con las manos cruzadas en la nuca y solo vestido con un bóxer negro, Naruto miró hacía el techo con una mirada indescifrable.

"¿Me estoy ablandando?"

El sólo podía oír su murmullo.

Había estado tranquilo, relajado, hasta amistoso y empático estos últimos días, desde lo ocurrido con los caídos e Issei.

El día con Asia y la última charla le hicieron pensar eso.

¿Estaba perdiendo la lujuria?

"Idiota, ¿Cómo vas a perder la lujuria?"

Naruto sacó su mano derecha de su nuca, viendo como se materializaba un guantelete rojo con dos joyas verdes y varias púas doradas.

"Simplemente estás pensando más como una persona, y no como un ninfomano o como se diga".

El pelinegro bufó, viendo al guantelete con seriedad.

"Se siente raro. Simplemente… No estoy acostumbrado. Supongo que es normal cuando creciste rodeado de idiotas".

Ddraig dio un gruñido en afirmación.

"No eres el primer portador mío que crece así. Solo te digo que te acostumbrarás en algún momento".

Naruto hizo una pequeña mueca, pero asintió, viendo al guantelete desaparecer de su mano. Volvió a poner ambas manos en su cuello, y cerró sus ojos.

"¿Ya te vas a dormir?"

Naruto abrió un ojo, viendo lentamente a Afrodita de pie en la puerta, literalmente desnuda, y sonriendo sensualmente mientras lo veía.

Una sonrisa se empezó a formar en el rostro de Naruto, que golpeó levemente la pared con su mano, formando una barrera mágica en la habitación, que evitaba la salida del sonido.

Afrodita caminó hacía Naruto moviendo sus caderas y sus senos al mismo tiempo, atrayendo la atención del pelinegro, que se sentó en su cama cuando la diosa empezó a gatear hacía el.

Naruto tomó a la diosa de la cintura cuando ella posó ambas manos en su rostro, y fue el él primero en besarla, con Afrodita correspondiendo al instante.

La diosa se sentó en el regazo del pelinegro, que empezó a acariciar su espalda de arriba hacía abajo, metiendo a la vez su lengua en la boca de Afrodita que gimió profundamente cuando su cuerpo se relajó por completo.

Las lenguas bailaron casi al compás en un beso lujurioso y apasionado, cuando las manos de Afrodita agarraron suavemente el cabello y la mejilla de Naruto, a la vez que el mismo empezaba a acariciar los senos de la diosa, destacables en tamaño y firmeza.

Las caderas de Afrodita se movieron poco a poco sobre el pene cubierto por el bóxer, sintiendo lo duro que estaba. Sus gemidos siguieron siendo cubiertos por el beso francés, sintiendo su cuerpo estremecerse poco a poco, segundo a segundo.

Después de un minuto, rompieron el beso, con sus lenguas unidas por la saliva, que no tardaron en unirse nuevamente una vez ambos tomaron algo de aíre.

Naruto empezó a recostar a Afrodita en la cama, que se dejó guiar por su novio real, el único que había aceptado como pareja oficial más allá del sexo.

La boca de Naruto se separó de la boca de Afrodita, que comenzó a besar sus mejillas, su boca, su cuello… Y luego cambió a una mezcla constante de besos, lamidas y chupetones, tanto en boca como mejillas, cuello, barbilla, hombros…

Naruto la tomó de las manos y las levantó sobre su cabeza, y Afrodita gimió cuando su… Axila fue lamida por la lengua del pelinegro.

Cuando menos se dio cuenta, sus senos estaban siendo apretados, mordisqueados y lamidos, y ella lo tomó del cabello, apegándolo más a esos montículos de carne, mientras dejaba escapar profundos gemidos y suspiros llenos de vapor.

Afrodita ya podía sentir su intimidad palpitar y desear ser tocada.

El rastro de saliva y besos estaba casi completo. Senos, cuello, axila, hombro, barbilla y vientre…

"¡Oh~! ¡Hn~! Naruto~…"

La diosa rubia gimió, sintiendo la lengua bajar por su zona intima, antes de regresar y chupar su clítoris con un sabor una vez... Dos... Tres veces... Antes de bajar de nuevo y, abriendo su coño con sus dedos, la penetró lentamente con su lengua.

Sus manos apretaron con fuerza el cabello del pelinegro, contra su vagina, cuando cruzó ambas piernas alrededor de su cabeza, manteniéndolo allí.

Y así, por pocos minutos, alternando entre lamer, besar y chupar desde su clítoris hasta la entrada de su vagina, Naruto sonrió satisfecho cuando el jugo de la diosa entró a su boca, y sus oídos gozaron del profundo y agudo gemido de Afrodita, que se encorvó levemente.

Aún así, no la dejó recuperarse.

Sí el primer orgasmo llegó rápidamente, el segundo y el tercero fueron la mayor sorpresa para Afrodita, que no se negó a gemir cada vez más mientras su coño sensible, entumecido e hinchado del placer, era atacado por la boca y los dedos de Naruto.

Cuando su respiración se estaba agitando más y más aún, Naruto levantó la mitad de su cuerpo levemente, poniendo sus piernas en sus hombros mientras bajaba hasta su…

"¡Si~! ¡Por Caos~!"

Afrodita se sacudió cuando otro orgasmo la golpeó, haciendo que sus jugos caigan tanto por el rostro de Naruto como por todo su abdomen, sus senos y su cuello.

Naruto no dejó de chupar y lamer el culo de Afrodita, usando una mano alrededor de la cintura de la misma para estimular su clítoris y el resto de su vagina con sus dedos.

Ambos se vieron a los ojos, y Afrodita por más que sintió su rostro empezar a deformarse del placer, con su lengua empezando a negarse a entrar en su boca y sus ojos anhelantes de sueño, más el sonrojo dorado de sus mejillas…

No dejó de verlo. Es más, ella quería que lo viera.

En ese punto, ella se corrió. El potente chorro que salió de su coño se roció hacía arriba. Su cara, vientre, pechos y la cama estaban totalmente húmedos, al igual que la mitad del rostro de Naruto, que sonreía casi victoriosamente.

"Llevaba rato sin hacer eso. En verdad me encanta~".

Afrodita se movió rápidamente cuando fue besada por Naruto, quedando ella encima de él en el mismo momento que empezó a simplemente rompió los bóxer del pelinegro, que se rió al momento que ella empezó a bajar por su pecho, pasando rápidamente de su abdomen definido a su pene.

"Realmente me encanta~… Es muy~ grande, no importa donde lo miré…"

Naruto sonrió, viendo a la diosa poner su rostro al lado de su pene, sonriendo lujuriosamente cuando notó como el mismo era cada vez más grande.

La lengua de Afrodita salió de su boca, lamiendo suavemente desde la base hasta bajo del glande del pene frente a ella, tan duro y grueso que podría desmayar a alguien si le golpeaba repentinamente en el rostro.

Su boca se posó en el glande, besando y lamiendo con pasión y ganas pero sin prisa alrededor, más aún oyendo los gemidos y suspiros roncos de Naruto llegar a sus oídos.

Como le encantaba eso.

Finalmente, Afrodita metió la mitad del pene en su boca, y empezó un vaivén de su cabeza, usando su mano para masturbar la parte que quedaba libre.

Las manos de Naruto tomaron el cabello de Afrodita, sin dejar de gemir desde el fondo de su garganta, pero no la forzó a tomar más.

"Me vas a dejar seco, Afrodita".

La diosa se rió, enviando vibraciones a lo largo del trozo de carne en su boca y parte de su garganta, ya que dejó de masturbarlo con su mano, y engulló todo el pene dentro, sin ningún reflejo nauseoso molesto en medio.

Naruto gruñó roncamente, sonriendo levemente cuando empezó a respirar profundamente, viendo las mejillas ahuecadas de Afrodita, que no perdió nunca el ritmo.

Sintiendo el ya familiar palpitar en su garganta, Afrodita retiró su boca hasta que solo quedó con el glande dentro de la misma, y a una velocidad que probablemente habría prendido en llamas a cualquier otro, volvió a chupar y succionar con fuerza.

"¡Joder!"

Solo un minuto después, Naruto gimió y gruñó profundamente, casi como un animal salvaje, cuando Afrodita sintió como algo se vertía con fuerza en su garganta.

'Tanto~…'

Tan cerca del éxtasis como estaba, Afrodita dejó que Naruto se corriera en su garganta, y ella tragó todo, sin dejar escapar la más mínima gota.

Cerca de un minuto después, Afrodita empezó a retirarse, aún succionando con fuerza el miembro carnoso y venoso en su boca, antes que se retire con un * pop* húmedo y algo de saliva cayendo de su boca.

Naruto sonrió de forma divertida, con una mirada peligrosa cruzando su rostro. Afrodita puso un rostro similar, sabiendo que ahora venía lo mejor.

……

Asia salió del baño, aún algo dormida. Eran las 4 de la mañana, y en verdad había estado durmiendo bien, sin preocupaciones.

Escuchó un golpe en la pared, y miró la puerta que cruzaba desde su habitación al final del pasillo.

La habitación de Naruto.

Otro golpe empezó a sonar, y otro… y otro…

Golpes a la pared realmente escalofriantes.

Asia se acercó a la puerta y tocó suavemente.

"¿Naruto-san?"

No obtuvo respuesta, más allá de más golpes en la pared, que cada vez iban más y más rápido.

Asía puso una mirada preocupada, y aunque volvió a tocar, por segunda vez se quedó sin respuesta.

"Le preguntaré mañana".

Asía volvió a su habitación, dada por Naruto ya equipada. Una cama, armarios, televisión, todo para su comodidad.

Una vez cerró la puerta y se subió a su cama, no pudo evitar sentir algo de preocupación.

"¿Qué le estará pasando a Naruto-san para que se escuché eso?"

……..

"¡Sí! ¡Si! ¡Más duro! ¡Joder~!"

Naruto gimió profundamente cuando la vagina de Afrodita apretó su pene con mucha presión, como si quisiera arrancarlo y a la vez exprimirlo. El cuerpo de la diosa tembló con espasmos constantes, producto de los tantos orgasmos que su cuerpo tenia cada poco tiempo.

El rostro de Afrodita estaba casi distorsionado del placer, con la lengua colgando de su boca, negándose a volver, los ojos desorbitados, nublados de lujuria, y el cabello desordenado.

El pelinegro nunca dejó sus movimientos de cadera constantes, incluso cuando la rubia, puesta contra la pared con una pierna haciendo de apoyo en el suelo y la otra en el hombro de Naruto, hacía lo posible para que el se corra.

No, por el propio Asmodeus.

Le encantaba el sonido de la piel chocando con la piel, y la mezcla de gemidos y palabras sucias de ambos.

Su lujuria interior compactaba totalmente con la lujuria de la diosa, y la lujuria de Afrodita conectaba con la de Naruto.

¿Qué conlleva la lujuria?

Una entrega extrema de emociones.

Deseo. Excitación. Atracción. Ansiedad. Impaciencia. Frustración. Placer. Obsesión. Fantasía. Enamoramiento. Tentación. Curiosidad. Envidia. Codicia. Vergüenza. Euforia. Celos.

Confusión. Exaltación. Satisfacción. Admiración. Autoestima.

Más y más emociones faltaban aún, que pasaban no solo por la lujuria… No, llegaba más allá.

Afrodita fue la primer mujer con la que su lado diabólico conectó profundamente, y la primer mujer en hacerlo sentir humano fuera de la habitación.

Y a medida que pasaba el tiempo, lo estaba sintiendo.

Su lado humano estaba saliendo a la luz poco a poco, y su lado demoníaco buscaba constantemente el mismo brillo.

...

¿Dudas?