Capítulo 24

A pesar del frío que hacía en la ciudad esos días, Emily estaba llena de energía. Desde que salía con Derek, había empezado a hacer ejercicio de nuevo, algo totalmente impensable para ella, que se consideraba un poco vaga. Sin embargo, estando con él, había encontrado el placer del ejercicio de nuevo. Y eso, que a pesar de su profesión, el chico nunca le había dicho nada.

Ese Domingo había madrugado, había salido a correr y ahora estaba preparando el desayuno. Cantaba una canción y bailaba por toda la cocina con la espátula haciendo de micrófono, cuando Erin se levantó.

-¿Quién eres tú y qué has hecho con mi hermana? -dijo la rubia con incredulidad.

Emily se dio la vuelta sorprendida, pero una sonrisa iluminó su rostro al ver a su hermana.

-¡Erin! Llegas justo a tiempo, el desayuno está listo -cogió a su hermana del brazo y la acercó a la mesa, luego le sirvió el desayuno.

Había preparado huevos revueltos, beicon y tostadas. Y afortunadamente, sin quemar la cocina ni la comida. Erin rio para sí mientras comía.

-¿Qué vas a hacer hoy? -preguntó la morena mientras desayunaban.

-No lo sé. No mucho. Ceno con Aaron esta noche, pero no tengo nada más que hacer.

-¡Es verdad! Hoy es el gran día. ¿Estás nerviosa?

-Un poco…¿Y tú que vas a hacer?

-He quedado a comer con Spencer, me llamó ayer cuando salíamos de casa de JJ. Y ya que no estarás luego, e invitado a Derek a cenar -respondió recogiendo su plato y su vaso y llevándolos al fregadero.

-Déjalo. Ya que tú has preparado el desayuno, yo me ocupo de fregar los platos.

-Perfecto. Trabajo en equipo. Voy a darme una ducha -y antes de salir, besó en la coronilla a su hermana.

Erin vio como Emily desaparecía en su habitación, y sonrió. Su hermana era feliz, y eso era lo único que le importaba. Sólo esperaba que algún día, ella también pudiera serlo.


Spencer picoteaba un trozo de pan mientras esperaba a que llegara Emily. Hacía tiempo que no se veían, y necesitaba desahogarse con su amiga. Seguía sin ser capaz de perdonar a Luke por su infidelidad, aunque lo echaba muchísimo de menos.

Estaba tan concentrado en sus pensamientos que no vio ni escuchó a Emily hasta que se había sentado frente a él.

-Hace muchísimo frío. Dicen que va a volver a nevar -dijo la chica mientras se quitaba el gorro y la bufanda.

-Estamos en invierno Em, ¿cuándo debería hacer frío sino? -respondió él con cansancio.

-Ya lo sé, listillo. Pero será que de un invierno a otro se nos olvida el frío que hace -señaló divertida. Alzó la mano para que el camarero se acercara y pidió una botella de vino.

Miraron la carta en silencio, y unos minutos después, cuando les sirvieron el vino, hicieron su pedido. Luego, Emily cruzó las manos frente a ella y se puso seria.

-Bueno, ¿vas a contarme ahora lo que te preocupa?

-Nada, en realidad. Llevábamos tiempo sin vernos y me apetecía quedar contigo.

-¿Has vuelto a ver a Luke desde vuestro encuentro en el parque?

Aunque no se vieran a menudo, Emily y Spencer hablaban por mensaje casi todos los días. Así se mantenían al día de sus vidas.

-No. Quiero mantener las distancias. En aquella ocasión necesitaba saber la verdad, pero ahora quiero tiempo -respondió con seriedad.

Emily iba a decir algo pero les trajeron la comida. Esperó hasta que el camarero se hubo marchado para volver a hablar.

-Respóndeme con sinceridad Spence. ¿Cómo te sientes con toda esta situación?

-Enfadado, rabioso, engañado, traicionado. Pero también triste y abandonado -confesó jugando con la verdura de su plato.

-¿Y cuál es el sentimiento que prevalece entre todos?

-La traición. Y la tristeza -respondió levantando la cabeza hacia su amiga.

-Entiendo cómo te sientes, Spence, pero no puedes dejar que eso te domine. Piensa en Luke. ¿Cómo se sentirá él por toda esta situación?

-Traicionado no, desde luego -contestó con desdén.

-Bueno, no, pero estoy segura que se arrepiente de todo. Y que también lo está pasando mal.

-¿Has hablado con él?

-No, pero puedo imaginarme cómo se siente. Spencer, Luke te quiere mucho.

En ese momento, Emily cayó en la cuenta de que no había llamado a Luke para preguntarle cómo estaba. Los había conocido a los dos al mismo tiempo, y bien es cierto que sentía debilidad por Spencer, sin embargo, Luke también era un gran chico y le tenía un gran cariño.

Y ella no era nadie para juzgar lo que había hecho, por muy mal que le pareciera. Seguiría siendo amiga de los dos si no conseguían arreglarlo.

-No sé Emily, a veces pienso en perdonarlo y olvidarlo todo, pero otras veces me invade la rabia y lo mandaría a paseo, sin importarme si está sufriendo o no.

-Sólo piensa una cosa -cogió las dos manos del chico y lo miró a los ojos-. En cómo era tu vida antes de conocer a Luke, en cómo es ahora con él en ella, y en cómo te la imaginas sin su presencia. Olvídate por un momento en lo que hizo, piensa en los buenos momentos y en si merece la pena perdonarlo.

Spencer la miró en silencio mientras ella retiraba poco a poco sus manos. Sabía que el mensaje había calado, y esperaba que con eso, tal vez, los ayudara a dar el paso definitivo hacia la reconciliación.


Intentaba aguantar la risa mientras veía a Erin ir de un lado a otro de su habitación, hablando en voz baja para sí misma. Estaba vestida, maquillada y calzada, pero Emily pudo decir que estaba muy nerviosa.

-¿Qué buscas con tanta desesperación, Er? -preguntó finalmente.

La rubia paró en seco y se la quedó mirando seriamente. Por su expresión, pudo decir que no se había dado cuenta de su presencia.

-Sinceramente, no lo sé -murmuró por fin.

-Veamos -Emily entró en la habitación y se colocó a su lado-. Estás perfecta, Er. El vestido es precioso, los zapatos a juego, he visto el bolso preparado, llevas tu perfume favorito…¡ya sé lo que te falta! Los complementos -sonrió satisfecha.

-Pero si yo no uso casi nada…-protestó.

De hecho, lo único que llevaba siempre eran unos pendientes que le había regalado su hermana y el anillo de casada, que de momento, se había visto incapaz de quitarse, a pesar de las circunstancias.

-Pero esta es una ocasión especial, y por eso vas a ponerte algo especial.

Abrió el joyero de Erin y sacó un conjunto de pendientes y colgante en forma de flor, que unos años antes le había regalado su madre y sólo se había puesto en un par de ocasiones.

-Esto es perfecto.

Le ayudó a colocarse el colgante y Erin se puso los pendientes a regañadientes, luego Emily la llevó hasta el tocador, y detrás de ella, apoyó su barbilla en su hombro.

-Ahora sí estás lista. Guapísima -sonrió a través del espejo, aunque notó la seriedad y el nerviosismo en la cara de la rubia. Le dio la vuelta para quedar cara a cara-. Erin, olvídate del último año y disfruta. ¡Qué digo! Olvídate de toda tu vida de adulta y comienza a vivir ahora. Mereces ser feliz.

-Lo sé. Es sólo…que tengo miedo -dijo en voz baja.

-Es totalmente normal. Sin embargo, mereces ser feliz Erin, ábrete a la felicidad ¿de acuerdo?

Ella asintió y esbozó una ligera sonrisa. Luego cogió el abrigo y el bolso, la bolsa con el paquete de rollitos de canela que había preparado para Aaron y la botella de vino y se despidió con un abrazo de Emily. En el portal, se encontró con Derek. Intercambiaron unas palabras y luego se fue.

Emily lo besó profundamente nada más abrir la puerta. Llevaban unos días sin verse, y eso era mucho para ella.

-Mmm, ¡qué bien huele! -dijo Derek cuando se separaron.

-Gracias. La comida estará en unos minutos. ¡Yo no he cocinado, por supuesto! -añadió rápidamente. Derek soltó una carcajada-. Sin embargo, de postre tenemos rollos de canela, que ha preparado Erin.

-Me la he encontrado en el portal.

-Iba a cenar con Aaron. Su primera cita oficial.

-Es genial. Espero que les vaya bien, entonces -respondió Derek con sinceridad.

Minutos después, estaban sentados a la mesa cenando. Hablaron, rieron y se besaron. Emily pudo sentir cómo entre ellos había una complicidad tan grande, que jamás había sentido ni tenido con nadie más.

El postre lo tomaron sentados en el sofá, y a pesar del buen ambiente, Emily notó que Derek estaba un poco tenso, como si quisiera contarle algo pero no se atreviera. Finalmente, y después de un rato, el moreno se atrevió a hablar.

-Emily, me gustaría pedirte algo.

-De acuerdo -dijo ella con cautela.

-Sé que nos conocemos desde hace apenas un par de meses, pero nunca me he sentido tan a gusto con nadie. Y a lo mejor todavía es un poco pronto para pedírtelo esto, y estás en todo tu derecho de decir que no, pero los dos sois las personas más importantes para mí ahora mismo y quisiera que os conocierais.

-¿Qué me estás pidiendo exactamente, Derek? -preguntó ella confusa.

-Quiero que conozcas a Hank -dijo soltando el aire.

Emily abrió la boca para decir algo, y luego volvió a cerrarla. Derek la miró con el ceño fruncido por su falta de palabras.

-No es necesario que sea mañana, ni siquiera en las próximas semanas, es sólo para que tengas en cuenta que me gustaría que os conocierais. Porque…tengo un hijo, Emily. Y forma parte de mí.

-Lo sé, Derek, perdona si ha parecido que…-sonrió para borrar su incomodidad-. Es sólo que me ha pillado de improviso tu propuesta. Pero por supuesto que quiero conocer a Hank.

-De acuerdo. Esperaremos unos días y luego quedamos un día en el parque o algo así. ¿Te parece? -dijo ya más relajado.

-Me parece perfecto.

Emily era consciente de la existencia de Hank, y en ocasiones pensaba en que ver a Derek con el niño sería adorable, pero no había pensado en que ella también iba a formar parte de la vida de ese niño. Y con la propuesta que le había hecho Derek hacía unos minutos, le entró el pánico.

Sin embargo, Derek le gustaba, se estaba enamorando rápidamente de él, y cómo él le había recordado, tenía un hijo. Así que superaría el miedo para intentar poco a poco formar su pequeño círculo de felicidad.

Continuará…