Capítulo 34
JJ estaba nerviosa, porque faltaban apenas cuatro semanas para por fin, convertirse en madre.
Ashley les había dicho hacía unas semanas que sí, que quería mantener el contacto con ellos y con el bebé. Cualquier otra persona preferiría que la madre biológica desapareciera en cuanto diera a luz, por si se arrepentía o más adelante quisiera algo. Sin embargo, JJ sabía, (y sentía), que Ashley era diferente. Podía ver en la chica una dulzura y bondad que estaba segura, le impedían hacer daño o engañar a nadie.
La habitación del bebé ya la tenían preparada, y habían comprado el resto de cosas: el cochecito de paseo, la sillita para el coche, varios biberones y chupetes, algún que otro juguete y mucha, mucha ropa.
Había tenido que soportar las miradas de los dependientes, cuando compraba y decía que era para su bebé que estaba a punto de nacer. Inmediatamente, sus miradas se desviaban a su tripa lisa, y las caras reflejaban lástima. ¿Acaso una mujer no puede ser madre sin quedarse embarazada? ¿No es posible acaso tener, y querer un hijo propio sin haberlo parido? Quiso gritárselo a todos los que la miraban como si estuviera loca.
También Will y ella habían hecho una lista con varios nombres para el bebé. No llegaban a ponerse de acuerdo, así que habían decidido esperar a que el pequeño naciera y de esos seis nombres (tres de cada uno), escogerían el que mejor le quedara.
Esa tarde era la fiesta de aniversario de "Un dulce sueño" la pastelería de Erin, y JJ había invitado a Ashley a ir con ellos. Estaban en contacto, y sabía que la chica necesitaba desconectar. La situación en su casa era un poco tensa desde que les había contado a sus padres que se iría a estudiar fuera el próximo Septiembre.
Quería que las últimas semanas de embarazo, estuviera lo más relajada posible, al menos, haría lo que estuviera en su mano para que así fuera.
A Penélope le gustaba ayudar a sus amigos en todo lo que pudiera, en cualquier cosa, era feliz haciendo feliz a los demás. Por eso, esa tarde había salido antes del trabajo y había ido a ayudar a Erin y Emily con los preparativos de la fiesta.
La pastelería no había dejado de funcionar, pero Erin, Jordan y Tara la habían decorado antes de abrir. Penélope cogió un par de bandejas y las colocó en una mesa al fondo, para cogerlas más tarde y pasárselas a la gente.
Cuando oficialmente comenzó la fiesta y empezaron a llegar los amigos, Penélope puso su mejor sonrisa y cogió una bandeja de pasteles.
Vio a Luke, que seguía con una expresión triste en la cara y no dejaba de buscar a Spencer con la mirada. Se acercó y le tendió una pastel con una de sus mejores sonrisas.
-No ha llegado todavía, pero lo hará -le susurró antes de irse.
Al cabo de un rato, vio a David Rossi, que agarrado de la mano de una guapa morena le explicaba algo con cara de concentración. No pudo evitar sonreír. Lo conocía de poco tiempo, pero era todo un galán.
Cruzó una amplia sonrisa y le ofreció un cupcake cuando vio a Aaron, que fue directo hacia Erin. ¡Qué bonito es el amor!, pensó, algún día, esperaba que más pronto que tarde, le tocara a ella también.
Spencer saludó a Will, JJ y Ashley cuando entró, y pensó que iban a tener un bebé precioso. La chica llevaba el pelo recogido en una coleta, apenas llevaba maquillaje, pero los ojos azules resaltaban en su hermoso rostro. Sus amigos habían escogido bien a la madre de su futuro hijo.
Vio a lo lejos a Luke, charlando animadamente con Alex y James, y algo nervioso, decidió acercarse.
-¡Alex! Estás guapísima. El embarazo te sienta muy bien -la besó en la mejilla y estrechó la mano de James.
-Gracias Spencer. ¿Cómo estás?
-Bien. Muy bien -intercambiaron algunas palabras más de cortesía, luego carraspeó nervioso y se giró hacia su ex novio -. ¿Tienes un minuto, Luke?
Alex y James se fueron discretamente, dejándolos solos. Spencer cogió un par de copas de champán de una mesa cercana y le pasó una a él.
-Entonces, ¿todo bien? -preguntó Luke dándole un pequeño sorbo a la copa.
-Sí, sí, bien. ¿Tú? -Spencer no pudo evitar sentirse torpe, a pesar de tratarse de Luke.
-No puedo quejarme. ¿Cómo está Max?
-Está muy bien -en ese momento se sintió muy mal. Max adoraba a Luke, y no pensó siquiera en que tal vez, los dos serían felices si se veían-. Podemos quedar un día para que os veáis, porque de hecho, me gustaría hablar contigo.
Vio la cara de asombro del chico.
-Oh, por supuesto, cuando quieras -esbozó una ligera sonrisa.
-¿El Domingo en mi casa? ¿Para almorzar?
-Sí, perfecto.
Emily se acercó a ellos y no pudieron seguir hablando. Lo dejarían para el Domingo.
Desde que se había levantado esa mañana, Erin estaba estresada. Era un día importante para ella, puesto que celebrar el segundo aniversario de su negocio era toda una proeza. Sólo Emily había confiado en ella, sabiendo que sería capaz de salir adelante en lo que se propusiera, y le estaría eternamente agradecida.
Antes de abrir, Tara, Jordan y ella habían decorado con globos el local. Habían regalado un cupcake o muffin con cada café o té a lo largo del día, y ella se había pasado el día preparando el doble de dulces para la fiesta.
Una hora antes de la hora normal del cierre, comenzaron a llegar los amigos. Penélope fue la primera, dispuesta como siempre a ayudar; Emily también se ofreció a pasar alguna bandeja por el local, aunque pronto se aburrió.
La pastelería estaba a rebosar, de amigos que querían apoyarla y de gente habitual a los que les encantaba pasar un rato en "Un dulce sueño".
Estaba pasando cerca de la puerta, abriéndose paso entre la gente, cuando escuchó que alguien la llamaba.
-¡Oye! Esto está muy lleno. ¡Qué bien! -la sonrisa de Amber llenó su cara.
-Sí, no puedo quejarme. Gracias por venir.
-En realidad, he conseguido arrastrar hasta aquí a mi prometido. Está terminando una llamada. ¡Oh, mira, ahí está!
Amber estiró el brazo para hacerse ver entre la gente. Cuando Erin cruzó la mirada con el hombre, palideció.
-Erin…-murmuró él sorprendido.
-¿Os conocéis? -preguntó Amber desconcertada.
-Es…-fue incapaz de hablar, pero ella lo entendió.
-Oh -dijo la chica cayendo en la cuenta.
Erin se dio la vuelta rápidamente, queriendo desaparecer en ese momento. Chocó con alguien, pero no le salió la voz para disculparse. Corrió a la trastienda, y llegó justo a tiempo de vomitar en el fregadero. Unos minutos después, sintió una mano cálida en su espalda.
-Erin, he visto a Mark aquí. ¿Qué ha pasado? -su hermana habló con voz suave, pasando la mano arriba y abajo por la espalda.
Ella intentó hablar, pero el nudo que tenía en la garganta, le impedía hablar. Inspiró hondo varias veces, mientras las lágrimas le resbalaran por la cara.
-Está prometido, y va a tener un hijo. Su novia ha venido varias veces aquí y estaba encantada, y resulta que es… -al final se atragantó de nuevo con las lágrimas.
-Oh, Er -Emily la abrazó y dejó que llorara en su hombro-. ¿Quieres que salga y le parta la cara? ¡Porque tengo muchas ganas de hacerlo!
-No, espero que se haya ido ya. Y no quiero que te metas en un lío…
-Por ti me metería en un montón de líos, hermana.
Erin sonrió mientras se limpiaba las lágrimas, y Emily la besó en la mejilla. Un suave carraspeo les indicó que no estaban solas.
-Will me ha contado lo que ha pasado. Vio salir a Mark y a una mujer después discutir, al parecer después de hablar contigo -Aaron se acercó a ellas, quedándose a tan solo unos pocos pasos.
-Os dejo solos.
Emily abrazó brevemente de nuevo a su hermana y se fue. Aaron ocupó el lugar que dejó junto a Erin.
-¿Cómo estás? -le pasó un mechón detrás de la oreja y acarició la mejilla.
-Fue un shock volver a verlo, y saber que ha rehecho su vida como si nada. Ya no estoy enamorada de él, Aaron, pero…
-Te entiendo. Fueron muchos años y mucho el daño que te hizo.
-Sí…¿Sabes que nunca ha estado aquí? Cuando le conté que pensaba abrir una pastelería, que era mi sueño, se burló de mí. Me dijo que no llegaría a nada. Estuve a punto de abandonar el proyecto. No lo hice porque Emily me convenció. Ni siquiera vino a apoyarme el día de la inauguración.
Aaron vio todo el dolor que tenían los ojos de Erin, y quiso partirle la cara al hombre por todo lo que le había hecho. En su lugar, la abrazó fuerte entre sus brazos. Notó cómo ella se relajaba al instante. Le susurró al oído que él la apoyaría en todo, y se sorprendió parpadeando rápidamente para alejar sus propias lágrimas.
Continuará…
