La ciudad de Los Ángeles había sido devorada por el infierno. Varias horas habían pasado desde que la calamidad comenzó. En un almacén, Gunn, Angel y Kate esperaban a que la antigua pandilla de Gunn estuviera lista para partir. La atmósfera era tensa, aparentemente ninguno de los miembros de la pandilla queria que una expolicía les ayudará con lo que sea que tenian la intención de llevarse

Gunn, nervioso y ansioso, no podía dejar de mirar a Ángel, quien estaba sumido en sus pensamientos, claramente afectado por la magnitud del desastre que los rodeaba. "¿Has llamado a Gwen Raiden?", preguntó Gunn con voz firme, tratando de mantener la compostura en medio del caos.

Ángel, sacudido de sus pensamientos por la pregunta, miró a Gunn con una expresión vacía, sin saber qué responder. La realidad era que, en medio del horror, había olvidado hacer la llamada.

Angel, sumido en sus pensamientos, tardó en reaccionar. La culpa y la incertidumbre lo habían estado consumiendo desde que todo comenzó. "Lo siento, Gunn. Estaba... pensando en otra cosa," dijo finalmente.

Gunn frunció el ceño. "Tenemos que mantenernos concentrados, hombre. Esto no es el momento para distraerse. Necesitamos toda la ayuda que podamos conseguir."

Angel asintió, reconociendo su error. Sacó su teléfono y, sorprendentemente, encontró señal. Parecia un milagro, el teléfono funcionaba en medio del caos infernal. Angel estaba listo para llamar a Gwen Raiden, la electrocinética con habilidades formidables. Antes de que Angel pudiera marcar, el teléfono que aún sostenía comenzó a sonar. Era Gwen Raiden. Angel contestó rápidamente.

"¿Ángel? ¿Qué está pasando?" preguntó Gwen, su tono denotando una mezcla de preocupación y resolución.

Ángel rápidamente le explicó la situación, la magnitud del caos. Gwen, siempre directa, prometió encontrarse con ellos en el almacén lo antes posible.

"Bien," dijo Angel al colgar, "Gwen está en camino a la comisaría.

La tensión en el almacén crecía con cada minuto que pasaba. Ángel, con la mirada perdida y una determinación silenciosa, se dirigió hacia la salida. Kate y Gunn lo observaban con preocupación.

"¿Qué estás haciendo?" preguntó Kate, frunciendo el ceño. Sabía que Ángel era impulsivo, pero esto no tenía sentido. Abandonarlos en un momento tan crítico no parecía propio de él.

Ángel evitó mirarla a los ojos. "Voy a tratar de rescatar a todos los inocentes que pueda," respondió, su voz cargada de una urgencia que sonaba casi convincente. "No podemos quedarnos aquí esperando. Hay gente que necesita ayuda allá afuera."

Gunn, cruzando los brazos, lo miró con escepticismo. "¿Estás seguro de que es eso lo que quieres hacer?" preguntó, sus ojos buscando alguna señal en el rostro de Ángel. "No tiene sentido que te vayas solo. Podríamos hacer más si nos mantenemos unidos."

Ángel finalmente levantó la mirada, y por un momento, Gunn creyó ver un atisbo de la verdadera razón detrás de sus acciones. La preocupación en el rostro de Ángel era casi palpable "Confía en mí," dijo Ángel, intentando sonar firme. "Sé lo que hago. Volveré pronto."

Gunn aún tenía dudas. Conocía las habilidades de Ángel, pero también sabía que el vampiro con alma podía ser temerario cuando se trataba de sus seres queridos. "Si insistes en ir solo, al menos dime que tienes un plan. No quiero encontrarte hecho pedazos en algún callejón."

Ángel asintió, intentando calmar las preocupaciones de su amigo. "Sé cómo manejarme, Gunn. Solo necesito que mantengas la posición aquí y protejas a los demás hasta que vuelva."

Kate, aunque preocupada, decidió no intervenir más. Sabía que Ángel no cambiaría de opinión. "Cuídate, Ángel," dijo finalmente, su voz suave pero firme. "Nos vemos pronto."

Sin más palabras, Ángel se giró y salió del almacén, su silueta desapareciendo en la oscuridad de la ciudad devorada por el infierno. Gunn lo observó irse, aún sintiendo esa inquietante duda. Pero sabía que debía confiar en Ángel y concentrarse en la tarea que tenía delante.

Spike paseaba de un lado a otro, claramente impaciente y frustrado. Illyria, con su expresión inmutable, observaba a los humanos con una mezcla de desdén y curiosidad. La situación era tensa y, sin noticias de Ángel ni de los refuerzos, Spike estaba perdiendo la paciencia.

"Esto es ridículo," gruñó Spike, deteniéndose finalmente. "¿Dónde demonios está Ángel? Debería haber llegado con Nina y los demás hace horas."

Illyria levantó una ceja, hablando en su tono indiferente. "Ángel tiene sus prioridades. Tal vez haya encontrado una amenaza mayor."

Spike rodó los ojos. "Sí, claro. O tal vez está ocultando algo. No sería la primera vez que el gran y noble Ángel tiene un secreto a punto de morderle el trasero."

Illyria, observando la escena con sus ojos azules e inhumanos, ladeó la cabeza con curiosidad. "No comprendo" dijo, su voz carente de emoción. "¿Crees que Ángel está ocultando algo importante?"

Spike se cruzó de brazos, claramente disfrutando de la oportunidad de despotricar. "Ángel siempre ha sido un manojo de secretos. Tiene una novia, Nina, una mujer lobo, ¿verdad? Si le importara tanto, se habría asegurado de que estuviera a salvo cuánto antes, claro que si se tratara de mujeres alguna amante secreta es poco probable; el tipo es demasiado aburrido para eso. Pero seguro que hay algo que no nos está contando. Siempre lo hay."

Illyria lo miró con una expresión pensativa. "¿Qué clase de problema personal podría tener en medio de un apocalipsis demoníaco? Y aunque Ángel oculté algo debemos enfocarnos en los problemas inmediatos en lugar de especular"

Spike suspiró, frotándose la nuca. "Tienes razón. Siendo Ángel, probablemente es algo aburrido y melodramático. Supongo que lo único que podemos hacer es esperar y estar listos para cualquier cosa. Pero me irrita no saber qué está tramando."

Antes de que Illyria pudiera responder, uno de los policías se acercó apresuradamente. "Hay movimiento afuera," dijo, su voz temblando. "Algo grande se acerca."

Spike y Illyria intercambiaron una mirada. "Muy bien," dijo Spike, su voz adquiriendo un tono más serio. "Parece que la espera ha terminado. Illyria, prepárate para pelear. No sabemos qué viene, pero dudo que sea amigable."

Illyria asintió, sus ojos resplandeciendo con un brillo azul intenso. "Estoy siempre lista para la batalla."

Spike se giró hacia los policías y los supervivientes. "Escuchen todos. Manténganse juntos y no hagan nada estúpido. Dejennos a nosotros los demonios."

Mientras los ruidos afuera se intensificaban, Spike y Illyria se prepararon para lo que estaba por venir. Aunque Ángel aún no había llegado, sabían que no podían permitirse esperar más. La batalla por la supervivencia continuaba, y estaban listos para enfrentar cualquier amenaza que se les presentara.

Ángel recorría las calles de Los Ángeles, su mente completamente enfocada en encontrar a su hijo, Connor. Aunque sabía que nadie más recordaba a Connor debido al hechizo que había alterado la memoria de todos, Ángel no podía olvidar. La seguridad de su hijo era lo único que importaba en este momento de caos.

Con su espada en mano, Ángel se movía como una sombra entre las ruinas de la ciudad, acabando con los demonios que se interponían en su camino con una eficiencia letal. Sus sentidos vampíricos le permitían percibir el peligro antes de que llegara, y cada golpe de su espada estaba cargado de una furia contenida. abatiendo a los demonios que se cruzaban en su camino. Sus movimientos eran precisos y letales, reflejando su habilidad y experiencia en combate. El sonido del acero cortando el aire y los gruñidos de los demonios heridos llenaban la noche.

Sin más palabras, Ángel se giró y salió del almacén, su silueta desapareciendo en la oscuridad de la ciudad devorada por el infierno. Gunn lo observó irse, aún sintiendo esa inquietante duda. Pero sabía que debía confiar en Ángel y concentrarse en la tarea que tenía delante.

Spike paseaba de un lado a otro, claramente impaciente y frustrado. Illyria, con su expresión inmutable, observaba a los humanos con una mezcla de desdén y curiosidad. La situación era tensa y, sin noticias de Ángel ni de los refuerzos, Spike estaba perdiendo la paciencia.

"Esto es ridículo," gruñó Spike, deteniéndose finalmente. "¿Dónde demonios está Ángel? Debería haber llegado con Nina y los demás hace horas."

Illyria levantó una ceja, hablando en su tono indiferente. "Ángel tiene sus prioridades. Tal vez haya encontrado una amenaza mayor."

Spike rodó los ojos. "Sí, claro. O tal vez está ocultando a

Illyria, observando la escena con sus ojos azules e inhumanos, ladeó la cabeza con curiosidad. "No comprendo" dijo, su voz carente de emoción. "¿Por qué te preocupa tanto la demora de Ángel?¿Crees que Ángel está ocultando algo importante?"

Spike se cruzó de brazos, claramente disfrutando de la oportunidad de despotricar. "Ángel siempre ha sido un manojo de secretos. Tiene una novia, Nina, una mujer lobo, ¿verdad? Si le importara tanto, se habría asegurado de que estuviera a salvo cuánto antes, claro que si se tratara de mujeres alguna amante secreta es poco probable; el tipo es demasiado aburrido para eso. Pero seguro que hay algo que no nos está contando. Siempre lo hay."

Illyria lo miró con una expresión pensativa. "¿Qué clase de problema personal podría tener en medio de un apocalipsis demoníaco? Y si Ángel oculta algo, ¿no sería mejor enfocarnos en los problemas inmediatos en lugar de especular?"

Spike suspiró, frotándose la nuca. "Tienes razón. Siendo Ángel, probablemente es algo aburrido y melodramático. Pero sí algo está pasando. Es algo que está a punto de morderle el trasero, como siempre. Supongo que lo único que podemos hacer es esperar y estar listos para cualquier cosa. Pero me irrita no saber qué está tramando."

Antes de que Illyria pudiera responder, uno de los policías se acercó apresuradamente. "Hay movimiento afuera," dijo, su voz temblando. "Algo grande se acerca."

Spike y Illyria intercambiaron una mirada. "Muy bien," dijo Spike, su voz adquiriendo un tono más serio. "Parece que la espera ha terminado. Illyria, prepárate para pelear. No sabemos qué viene, pero dudo que sea amigable."

Illyria asintió, sus ojos resplandeciendo con un brillo azul intenso. "Estoy siempre lista para la batalla."

Spike se giró hacia los policías y los supervivientes. "Escuchen todos. Manténganse juntos y no hagan nada estúpido. Dejennos a nosotros los demonios."

Mientras los ruidos afuera se intensificaban, Spike y Illyria se prepararon para lo que estaba por venir. Aunque Ángel aún no había llegado, sabían que no podían permitirse esperar más. La batalla por la supervivencia continuaba, y estaban listos para enfrentar cualquier amenaza que se les presentara.

Ángel recorría las calles de Los Ángeles, su mente completamente enfocada en encontrar a su hijo, Connor. Aunque sabía que nadie más recordaba a Connor debido al hechizo que había alterado la memoria de todos, Ángel no podía olvidar. La seguridad de su hijo era lo único que importaba en este momento de caos.

Con su espada en mano, Ángel se movía como una sombra entre las ruinas de la ciudad, acabando con los demonios que se interponían en su camino con una eficiencia letal. Sus sentidos vampíricos le permitían percibir el peligro antes de que llegara, y cada golpe de su espada estaba cargado de una furia contenida. abatiendo a los demonios que se cruzaban en su camino. Sus movimientos eran precisos y letales, reflejando su habilidad y experiencia en combate. El sonido del acero cortando el aire y los gruñidos de los demonios heridos llenaban la noche.

Val Trepkos y Boone, viejos rivales con los que Ángel se había enfrentado en el pasado, estaban luchando ferozmente contra un grupo de demonios. Val con su fuerza bruta, habia arrancado una señal de alto que usaba como un garrote, mientras Boone peleaba a puño limpio con una agilidad y destreza que parecian impropias para alguien de su tamaño y complexión.

Ángel observó la batalla por un momento, evaluando la situación. Aunque no confiaba plenamente en Val, Sabia que Boone era un *hombre* de honor, en quien podria confiar siempre y cuando no estuviera buscando una pelea con el. Angel comprendía que en ese momento todos compartían un enemigo común. Con un movimiento rápido y decidido, Ángel se lanzó al combate, su espada cortando a través de los demonios que rodeaban a sus *amigos*.

La lucha fue intensa. Los demonios infernales eran formidables, pero la combinación de la fuerzas de Val, Boone y Ángel resultó imparable. Uno a uno, los demonios cayeron, hasta que finalmente el último de ellos fue derrotado.

Con la respiración entrecortada, Val y Boone se volvieron hacia Ángel. "¿Qué te trae aquí, vampiro?" preguntó Boone, limpiando la sangre demoníaca de sus Manos.

"Estoy buscando a alguien," respondió Ángel, su voz grave. No tenía intención de revelar la verdadera razón detrás de su búsqueda, pero sabía que necesitaba aliados. "La ciudad está sumida en el caos y necesitamos toda la ayuda posible para salvar a los inocentes y acabar con estas criaturas."

Val asintió, aceptando la explicación sin hacer más preguntas. "Mientras podamos matar a estas criaturas por mi esta bien."

Ángel miró a sus aliados y asintió. "De acuerdo. Vamos a buscar más sobrevivientes y acabar con estos demonios."

Ángel, Trepkos y Boone recorrían las calles con cautela, sus sentidos alertas para cualquier señal de vida o peligro. A lo lejos, el eco de disparos resonaba, alimentando la esperanza de encontrar sobrevivientes. Sin embargo, cada vez que llegaban al origen del ruido, solo encontraban los cuerpos inertes de ciudadanos, siendo devorados por demonios.

Ángel, cada vez más frustrado e impotente, sentía cómo la desesperación comenzaba a consumirlo. A pesar de sus esfuerzos, parecía incapaz de salvar a nadie en este caos infernal. Determinado a no rendirse, decidió dirigirse hacia el centro de la ciudad, cerca del lugar donde había visto a Connor por última vez. Su esperanza de encontrar a su hijo le daba fuerzas para seguir adelante.

El trío avanzaba con rapidez, pero se detuvieron en seco al llegar a una calle que ofrecía una visión aterradora: una carnicería horrible. Decenas de demonios yacían masacrados, sus cuerpos brutalmente destrozados. La escena era una mezcla de vísceras y sangre demoníaca, esparcidas por todas partes. Entre los cadáveres, un demonio amarillo, enorme y con alas, yacía muerto, su cuerpo inmovilizado por enormes manos hechas de asfalto que sobresalían del suelo, como si la misma ciudad lo hubiera atrapado.

Trepkos observó la escena con una mezcla de asombro y desconfianza. "¿Quién podría haber hecho esto?" preguntó, su voz grave resonando en el silencio inquietante.

Boone, examinando los cuerpos, añadió: "Esto no fue obra de un simple mortal. Alguien o algo con una fuerza descomunal ha pasado por aquí."

Ángel se agachó, estudiando las heridas y el patrón de destrucción. Su instinto de cazador le decía que esto no era obra de demonios peleando entre sí. Había algo más en juego aquí. "No estoy seguro," murmuró, levantando la mirada para escanear los alrededores. "Pero quien haya hecho esto, claramente no está del lado de los demonios."

De repente, escucharon pasos acercándose. Los tres se giraron, listos para enfrentar una nueva amenaza, pero se encontraron con una figura conocida para Angel.

Jhiera, una conocida de Ángel del pasado, apareció entre las sombras. Llevaba una expresión seria y sus ojos mostraban una mezcla de cansancio y determinación. "Ángel," dijo, su voz suave pero firme. "Te estaba buscando"

"Jhiera," respondió Ángel, bajando su espada ligeramente pero sin dejar de estar alerta. "¿Qué pasó aquí?"

Jhiera suspiró y miró la carnicería alrededor. "Fue una masacre. El demonio alado parece que era el líder, y esas manos de asfalto... bueno, es algo que nunca había visto antes. Fue una batalla rápida y brutal. Y no fui yo la que hizo esto."

Boone frunció el ceño. "Entonces, ¿quién lo hizo? ¿Hay otro jugador en esta locura?"

Jhiera asintió lentamente. "Seguramente si pero no se con certeza de quien se trate."

"Jhiera se que tienes tus propios problemas pero de verdad apreciaría que te nos unieras, la ciudad es un caos y juntos tenemos más oportunidades de sobrevivir"

Trepkos y Boone intercambiaron miradas, aún evaluando a su nueva aliada. Ángel, por su parte, sintió un rayo de esperanza. Con Jhiera a su lado, sus posibilidades de encontrar a Connor aumentaban significativamente..

Bonne un tanto incrédulo por lo que ocurría se acercó a la chica. "Señorita lo que mi estimado colega no le esta diciendo es que es una misión peligrosa y yo no me sentiría bien si una dama como usted arriesga su vida en semejante tarea. Lo mejor es que se ponga a salvó". Ante las palabras de Boone Jhiera levantó una mano mientras cerraba el puño, al mismo tiempo un contenedor de basura se levantaba en aire y comenzaba a aplastarse. al soltar la mano el contenedor de basura callo en fuerte estruendo

"Entiendo..." Dijo Boone.

Antes de que el grupo pudiera reanudar su marcha, Jhiera se acercó a Ángel y le hizo una seña para que se apartara un momento del resto. Ángel asintió y se dirigieron a un rincón relativamente tranquilo, lejos de los oídos de Trepkos y Boone.

"Ángel, necesito hablar contigo en privado," dijo Jhiera en un tono serio, mirando a su alrededor para asegurarse de que no los escuchaban. "Me enteré de que estás al frente de Wolfram y Hart ahora." Jhiera lo miró con intensidad. "Necesito tu ayuda, Ángel. En mi dimensión, las mujeres siguen siendo oprimidas y controladas por mi padre y su consejo. Quiero cambiar eso, pero necesito recursos y apoyo que no puedo conseguir sola. Wolfram y Hart tiene el poder y las conexiones para ayudarme a hablar con mi padre y negociar un cambio real."

Ángel se quedó en silencio por un momento, procesando la petición. Sabía que Jhiera hablaba en serio y comprendía la gravedad de la situación. Sin embargo, su relación con Wolfram y Hart siempre había sido complicada, llena de peligros y compromisos difíciles.

Ángel dejó escapar un suspiro profundo, sus ojos mostrando un atisbo de la carga que había llevado. "Jhiera, sé que esto es importante para ti y para las mujeres de tu dimensión," comenzó Ángel, su voz calmada pero firme. "Pero también sabes que Wolfram Hart no es una organización de confianza. Aunque esté al frente, no siempre pude controlar sus acciones.

Jhiera, mi relación con Wolfram Hart terminó de forma catastrófica," reveló con tristeza. "El bufete fue destruido y ya no tengo acceso a sus recursos ni influencia."

Jhiera parpadeó, sorprendida por la revelación. "¿Qué pasó?"

Ángel miró al suelo por un momento antes de volver a levantar la mirada. "Hubo una serie de eventos que llevaron a la caída de Wolfram y Hart. Intentamos usar su poder para el bien, pero al final, sus oscuras raíces y la corrupción que impregnaba todo fueron demasiado. Perdimos el control y todo se derrumbó."

La desesperación en el rostro de Jhiera se hizo más evidente. "Entonces, ¿qué podemos hacer? Mi gente sigue sufriendo. eras nuestra esperanza. No puedo quedarme de brazos cruzados mientras mi gente sufre."

Ángel puso una mano en el hombro de Jhiera, una muestra de apoyo. Ángel pensó por un momento antes de hablar. "Aunque ya no tenga los recursos de Wolfram Hart, sigo teniendo contactos y aliados. Puedo ayudarte a encontrar una manera de comunicarte con tu padre y quizás incluso influenciar el cambio que necesitas. Pero primero, debemos sobrevivir a esta situación aquí y ahora."

Jhiera sonrió ligeramente, agradecida por la promesa. "Gracias, Ángel. Sé que harás lo correcto."

Regresaron al grupo, donde Trepkos y Boone los esperaban con impaciencia. "¿Todo bien?" preguntó Boone, mirando de reojo a Jhiera.

"Sí, todo bien," respondió Ángel, tomando de nuevo su espada. "Deberiamos ir al centró, es una zona muy poblada y debe quedar alguien ahi."

Con renovada determinación, el grupo se dirigió hacia el centro, sus mentes concentradas en la próxima etapa de su misión. La alianza entre ellos, aunque frágil, estaba cimentada en la necesidad de sobrevivir y vencer a los demonios que asolaban la ciudad. Y en medio de esta lucha, Ángel no podía dejar de pensar en las múltiples responsabilidades y promesas que ahora llevaba consigo, tanto en esta dimensión como en otras.